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Avance ‘Valle Salvaje’: «¿Gaspar era mi hijo?» (capítulo 292, lunes 10 de noviembre)
Avance del capítulo 292 de ‘Valle Salvaje’, que se emite el lunes 10 de noviembre. Dámaso empieza a encajar las piezas del pasado y lanza una pregunta que sacude a Victoria. Con vídeo incluido.
El aire en el locutorio de la prisión era tan denso y frío que parecía adherirse a la piel. Adriana apretaba el auricular contra su oído, sus nudillos blancos por la tensión, mientras miraba a su cuñada a través del grues ...
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#ValleSalvaje, #capítulo292«¿Gaspar, #hijo, #»
Avance ‘Valle Salvaje’: «¿Gaspar era mi hijo?» (capítulo 292, lunes 10 de noviembre)
Avance del capítulo 292 de ‘Valle Salvaje’, que se emite el lunes 10 de noviembre. Dámaso empieza a encajar las piezas del pasado y lanza una pregunta que sacude a Victoria. Con vídeo incluido.
El aire en el locutorio de la prisión era tan denso y frío que parecía adherirse a la piel. Adriana apretaba el auricular contra su oído, sus nudillos blancos por la tensión, mientras miraba a su cuñada a través del grues ...
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CortometrajesTranscripción
00:00Avance Valle Salvaje, Gaspar era mi hijo, capítulo 292, lunes 10 de noviembre.
00:19Avance del capítulo 292 de Valle Salvaje, que se emite el lunes 10 de noviembre.
00:24Damaso empieza a encajar las piezas del pasado y lanza una pregunta que sacude a Victoria.
00:35Con vídeo incluido, el aire en el locutorio de la prisión era tan denso y frío que parecía adherirse a la piel.
00:45Adriana apretaba el auricular contra su oído, sus nudillos blancos por la tensión, mientras miraba a su cuñada a través del grueso cristal manchado.
00:54Luisa, envuelta en el uniforme grisáceo de la prisión, mostraba una calma que resultaba aterradora.
01:06Había una dignidad rota en su postura, una aceptación del destino que Adriana se negaba a comprender.
01:11Luisa, por el amor de Dios, tienes que decir la verdad. Suplicó Adriana, su voz quebrada por la angustia.
01:22Las lágrimas que había estado conteniendo pugnaban por salir. No puedes hacer esto.
01:31No puedes culparte de algo que no hiciste. Mercedes te tendió una trampa. José Luis lo permitió.
01:40Luisa esbozó una media sonrisa, triste y carente de toda alegría.
01:44Ya es tarde para eso, Adriana.
01:48He firmado la confesión. Puedes retractarte. Insistió Adriana, golpeando suavemente el cristal con la frente.
01:59Alejo moverá cielo y tierra.
02:01Yo. ¿Y qué diremos?
02:03La interrumpió Luisa, su voz firme, aunque sus ojos delataban el pánico que sentía.
02:08¿Qué fue Mercedes, la mano derecha de la duquesa? ¿Qué José Luis, el administrador, estaba al tanto?
02:17¿Quién nos va a creer, Adriana? Somos sirvientas.
02:23Ellos son. Ellos. Solo conseguiríamos que se ensañaran contigo, con Alejo, con mi hermana Pepa.
02:29No, es mejor así. No es mejor así. Exclamó Adriana. Sintiendo cómo la impotencia se convertía en rabia.
02:42¿Y Alejo? ¿Has pensado en él? Está destrozado. No entiende nada.
02:47Al mencionar a Alejo, la coraza de Luisa pareció agrietarse.
02:51Una lágrima solitaria rodó por su mejilla. Alejo, susurró. Dile a Alejo que lo hice por él.
03:03Dile que, que no merezco su apellido. Que busque a alguien que esté a su altura. No voy a decirle eso.
03:09Él te ama, Luisa. Te ama precisamente por quién eres.
03:12¿Y por quién soy? Debo protegerlo. Sentenció Luisa. Si me enfrento a la duquesa, si la acuso.
03:25Ella destruirá a Alejo. Le quitará todo. Prefiero estar aquí dentro, sabiendo que él está a salvo, que libre y viéndolo hundirse por mi culpa.
03:33Luisa. Se acabó el tiempo, Adriana. Dijo ella, mientras un guardia se acercaba por detrás.
03:46Vete a casa. Cuida de Alejo. Y cuídate tú. No confíes en nadie del palacio. En nadie.
03:53El auricular quedó mudo. Adriana vio cómo se llevaban a Luisa, cómo su figura desaparecía por un corredor oscuro.
04:03Se quedó allí, con la mano aún en el cristal, sintiendo un frío que no provenía del invierno, sino de la injusticia más absoluta.
04:14La encontró Alejo en la salida. Su rostro estaba pálido, sus ojos inyectados en sangre por la falta de sueño y la preocupación.
04:22No necesitaba preguntar, la derrota en el rostro de Adriana lo decía todo. Sigue insistiendo en que es culpable, ¿verdad? Dijo él, su voz ronca.
04:36Adriana asintió, incapaz de hablar. Caminaron en silencio hacia el carruaje, el sonido de sus pasos resonando en la calle empedrada.
04:50Solo cuando estuvieron dentro, lejos de miradas indiscretas, Alejo golpeó el asiento con el puño.
04:56Maldita sea, no lo entiendo. ¿Por qué? ¿Por qué se está inmolando de esta manera? No tiene sentido.
05:07Adriana lo miró, vio al hombre que amaba, un hombre bueno, atrapado en una red de mentiras tejida por su propia familia.
05:14Y supo, en ese instante, que no podía seguir sosteniendo la mentira de Luisa. El silencio la estaba ahogando.
05:27Alejo, comenzó, su voz temblando. Luisa me ha pedido que te mienta. Me ha pedido que te diga que la olvides.
05:33Jamás, rugió él. Pero no puedo hacerlo. Continuó Adriana, tomando sus manos. No puedo seguir con esta farsa.
05:47Tienes que saber la verdad. Toda la verdad. Alejo la miró, su furia dando paso a una tensión expectante.
05:57Luisa no robó la talla, Alejo. Fue Mercedes. Alejo parpadeó, procesando la información.
06:03¿Mercedes? ¿La doncella de mi madre? ¿Por qué? Para cubrir sus propios desfalcos.
06:13Ha estado robando a tu madre durante años. José Luis lo descubrió. Y en lugar de denunciarla, la usó.
06:22El color desapareció del rostro de Alejo. ¿Qué estás diciendo? José Luis y Mercedes están aliados.
06:29Cuando lo del robo de la talla se hizo evidente, necesitaban un cabeza de turco. Y Luisa era perfecta.
06:41Ocupaba el lugar de Mercedes, era la prometida del hijo pródigo. La odian, Alejo.
06:47La odian por tener tu amor. Alejo se quedó inmóvil. El mundo que conocía, la estructura de su familia, acababa de desmoronarse.
06:58No era solo un robo. Era una conspiración. Una conspiración en la que estaban implicados el hombre de confianza de su madre y su doncella más leal.
07:12José Luis. Él sabía que era inocente. Y la dejó caer. Murmuró Alejo. Pero su voz ya no era de dolor, sino de una furia helada, profunda y peligrosa.
07:22Vio a Luisa ser arrestada, sabiendo que era una farsa. La están usando, Alejo. Confirmó Adriana, llorando abiertamente.
07:37Y Luisa se está sacrificando porque cree que si habla, si acusa a Mercedes, tu madre.
07:43Victoria. Te destruirá a ti para protegerse. Alejo no dijo nada. Miró por la ventanilla del carruaje, pero no veía el paisaje del valle.
07:59Veía el rostro de José Luis, sonriéndole con cinismo. Veía la arrogancia de Mercedes.
08:04Y veía a Luisa, sola en una celda. No la van a destruir. Dijo finalmente, su voz tan afilada como el acero.
08:17Voy a sacarla de allí. Y ellos, ellos van a pagar. Te juro, Adriana, que van a pagar por cada lágrima que ha derramado.
08:24La magnitud del engaño lo golpeó con la fuerza de un tren. Su propia familia, su sangre, era un nido de víboras.
08:39Y él acababa de despertar en medio de ellas. Mientras tanto, en el palacio de los Salcedo de la Cruz, la duquesa Victoria se servía un brandy con mano temblorosa.
08:48La visita de Mercedes esa mañana la había dejado al borde de un ataque de nervios.
08:58No había sido una conversación. Había sido una amenaza velada. Un recordatorio de todos los secretos que compartían. Un chantaje sutil.
09:10Mercedes sabía demasiado. Sabía de los desfalcos. Sí, pero sabía cosas peores. Sabía del pasado.
09:18Sabía de Pilar. La puerta de su estudio se abrió y entró José Luis, pulcro e imperturbable como siempre.
09:28Su calma contrastaba violentamente con el caos interno de Victoria.
09:33Victoria, querida, pareces alterada. Dijo él, acercándose.
09:38Esa mujerzuela, espetó Victoria, apurando el brandy de un trago. El líquido ambarino le quemó la garganta, pero no calmó el temblor.
09:50Mercedes ha estado aquí. Se ha atrevido a insinuar. Me ha amenazado, José Luis.
10:01José Luis arqueó una ceja. ¿Amenazado? ¿Con qué? ¿Con el asunto de Luisa? Eso está controlado.
10:07La muchacha ha confesado. Es un caso cerrado. No seas imbécil. Gritó Victoria.
10:18No hablaba de Luisa. Hablaba de... de cosas antiguas. Me recordó que ella siempre ha sido leal, que sabe dónde están enterrados todos los cadáveres.
10:27Esa rata asustada está creciendo en confianza. Cree que tiene poder sobre mí.
10:31José Luis se sentó frente a ella, adoptando un tono paternalista que la enfurecía y, a la vez, la calmaba.
10:44Victoria, escúchame. Mercedes es un perro que ladra. Está asustada. Luisa era su seguro, y ahora que Luisa está en la cárcel, Mercedes teme ser la siguiente.
10:54Por supuesto que intentará sacar provecho. Pero no tiene nada. Sus insinuaciones sobre el pasado.
11:05Son solo eso, polvo. Nadie la escucharía. Pero me pone nerviosa. Su mirada insolente.
11:14Entonces, nos ocuparemos de ella. Dijo José Luis, con una frialdad que helaba la sangre.
11:20Pero no ahora. Ahora mismo, Mercedes no es el problema. Es un síntoma. El verdadero peligro. Victoria.
11:32El peligro real, el que camina libremente por el valle y hace preguntas. Es Damaso.
11:41Victoria levantó la vista bruscamente. El miedo a Mercedes fue reemplazado instantáneamente por un pavor mucho más profundo y antiguo.
11:50Damaso. Repitió. Sí, no ha dejado de indagar desde que llegó. Ha estado en la taberna. Hablando con los viejos.
12:02Ha estado preguntando por el duque. Ha estado preguntando por Pilar. Un escalofrío recorrió la espalda de Victoria.
12:08José Luis había logrado su objetivo. Redirigir su pánico. Mercedes es una simple criada. Victoria.
12:22Podemos aplastarla cuando queramos. Pero Damaso. Damaso es un fantasma. Un fantasma con memoria.
12:28Él es tu prioridad. Él es el verdadero peligro. Ocúpate de Damaso. Averigua qué quiere, qué sabe.
12:40Y neutralízalo. Del resto, de las ratas como Mercedes. Ya me encargo yo.
12:46Victoria asintió. Su mente febril aferrándose a esa nueva directriz.
12:50Sí, José Luis tenía razón. Mercedes era una molestia. Damaso era la amenaza existencial.
13:02En la habitación de Adriana, el caos emocional de la visita a la prisión la había dejado agotada.
13:07Se sentó en su cama, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros. Alejo se había ido, consumido por una furia fría, a trazar un plan.
13:22Ella se sentía sola. Su mirada vagó por la habitación y se posó en la cómoda.
13:27El libro de poemas que Isabel le había regalado seguía allí.
13:30Isabel, otra herida abierta, se había marchado sin despedirse. Movida por un impulso, Adriana cogió el libro.
13:42Al abrirlo, un sobredoblado cayó sobre su regazo. Tenía su nombre escrito con la caligrafía elegante y firme de Isabel.
13:53Con manos temblorosas, rompió el sello. La carta era larga, varias páginas de confesión.
14:00Mi querida Adriana, comenzaba. Cuando leas esto, yo ya estaré muy lejos del valle.
14:11No puedo pedirte perdón, porque no lo merezco. Y no puedo explicarte mis razones cara a cara, porque me falta el valor.
14:21Durante años, he sido el haya de esta casa. He cuidado de Pedrito, te he visto crecer.
14:26Y he sido cómplice de la oscuridad que la habita. He servido a Victoria Salcedo de la Cruz.
14:37Y servirla significa renunciar a la propia alma. Callé cuando debí hablar. Miré hacia otro lado cuando debí intervenir.
14:43No puedo seguir viviendo con el peso de mis acciones, con el daño irreparable que he causado, consciente o inconscientemente, a la familia Salcedo de la Cruz.
14:55Y a todos los que la rodean. Mi silencio ha envenenado este valle tanto como las acciones de Victoria.
15:03Lo que le han hecho a Luisa ha sido la gota que ha colmado mi cobardía. No puedo seguir aquí.
15:14No puedo seguir viéndolo. Hice un daño irreparable. Y ahora solo me queda el exilio.
15:19Me despido definitivamente del valle. No intentes buscarme. No volveré. Cuídate, Adriana.
15:31Cuídate mucho. Y cuida de Pedrito. No dejes que Victoria lo corrompa. No dejes que la oscuridad de esta casa lo devore, como me devoró a mí.
15:39Con todo el afecto que me queda, Isabel. Adriana terminó de leer la carta con lágrimas rodando por sus mejillas.
15:52No era solo la tristeza de la despedida. Era la confirmación de sus peores miedos.
16:00Isabel, la mujer que parecía un pilar de rectitud, también estaba rota por dentro.
16:05Había huido. Incapaz de enfrentarse a los demonios que ella misma había ayudado a alimentar.
16:16Mientras Adriana lloraba sobre la carta, en el despacho del duque, Atanasio, el secretario, resoplaba con frustración.
16:27Incompetentes. Murmuraba, revisando una pila de papeles.
16:31La duquesa necesita una nueva haya para el joven Pedrito.
16:37Isabel se ha esfumado. Desaparecida, como si se la hubiera tragado la tierra. Levantó el teléfono.
16:46Consígame candidatas. De inmediato. Y esta vez, asegúrese de que tengan referencias intachables, eficiencia.
16:53Y, sobre todo, menos conciencia que la última. No podemos permitirnos otra fuga sentimental.
17:05La revelación de Adriana había cambiado las reglas del juego para Alejo.
17:09Ya no se trataba de liberar a Luisa, se trataba de desenmascarar a Mercedes y a José Luis.
17:14Él y Adriana se reunieron en secreto en las caballerías, el único lugar donde sentían que las paredes no tenían oídos.
17:25Necesitamos pruebas, Alejo. Dijo Adriana, su mente trabajando a toda prisa.
17:34La palabra de Luisa contra la de Mercedes no vale nada.
17:40Y José Luis negará todo, lo sé. He estado pensando.
17:44Si Mercedes ha estado desfalcando durante años, debe haber un rastro.
17:48Dijo Alejo, paseando por el heno.
17:50Libros de cuentas, facturas falsas, movimientos de dinero.
17:58Pero José Luis controla todos los libros. Objetó Adriana.
18:05Los habrá limpiado. Quizás.
18:07Pero hay alguien que trabajó en esos libros antes de que José Luis lo despidiera.
18:14Alguien que Mercedes siempre detestó. Adriana lo miró.
18:18¿Quién? Tomás, el antiguo contable.
18:20Salió del valle hace meses. José Luis dijo que era un incompetente.
18:27Pero yo recuerdo que Tomás se quejaba.
18:32Decía que las cuentas no cuadraban, que había gastos inexplicables por parte de la duquesa.
18:40Una chispa de esperanza se encendió en Adriana.
18:42Claro, Tomás. Si alguien sabe dónde Mercedes escondía el dinero, o cómo falsificaba las facturas, es él.
18:49Exacto. Dijo Alejo, su expresión endureciéndose. Debemos encontrarlo. Y debemos hacerlo antes de que José Luis sepa que lo estamos buscando.
19:02¿Dónde está? Se fue a la capital. Tengo una dirección. Saldré esta misma noche. Iré contigo, declaró Adriana.
19:13No, tú eres mis ojos y mis oídos aquí. Necesito que vigiles a mi madre, a José Luis.
19:21Y a Damaso. Ese hombre. No sé qué papel juega en todo esto, pero me inquieta. La urgencia era palpable.
19:34Era una carrera contrarreloj. Si José Luis llegaba a Tomás primero, el contable desaparecería, o callaría para siempre.
19:41La vida de Luisa dependía de que encontraran a ese hombre. La tensión en el palacio era casi física.
19:54Victoria, ahora centrada en la amenaza de Damaso, descargaba su veneno sobre la persona más vulnerable, Matilde.
20:01La encontró en el salón principal, supervisando la limpieza de la plata. Matilde, querida, comenzó Victoria, su voz destilando un falso dulzor.
20:14¿Qué pálida estás? ¿Y qué sola te veo últimamente? Matilde se hirvió, sintiendo el frío de la amenaza.
20:26Duquesa, debe ser duro. Sin Martín, Victoria fingió un suspiro. Él era tu gran apoyo, ¿no? Tu propósito.
20:37Me pregunto qué harás ahora que se ha ido. Ahora que, francamente, tu utilidad en esta casa es.
20:44Cuestionable. La crueldad del comentario golpeó a Matilde como un latigazo. Se quedó sin aire, humillada, mientras Victoria se alejaba con una sonrisa satisfecha.
21:00Matilde huyó al jardín, incapaz de contener las lágrimas de rabia y dolor. Se sentía exactamente como Victoria quería que se sintiera. Sola, inútil, invisible.
21:14Fue allí donde la encontró Bárbara. ¿Vas a dejar que te hable así? Preguntó Bárbara, su voz firme.
21:23Matilde se secó las lágrimas. Tiene razón. Martín se ha ido. Ya no, ya no sirvo para nada.
21:29Basta. Dijo Bárbara, sujetándola por los hombros. ¿Quién eres tú? ¿Eres la sombra de Martín? ¿O eres Matilde?
21:40Vas a permitir que esa víbora te defina y te destruya solo porque el hombre que quería se ha marchado.
21:44¿Qué puedo hacer? ¿Es la duquesa? Puedes plantarle cara. Insistió Bárbara, no con gritos, ni con insultos.
21:55Con dignidad, demuéstrale que no te ha roto. Demuéstrale que tu valor no depende de un hombre, ni mucho menos de su aprobación.
22:08La única forma de vencer a Victoria es no tenerle miedo. Levanta esa cabeza, Matilde.
22:13No le dé el gusto de verte derrotada. Las palabras de Bárbara, duras pero necesarias, encendieron una pequeña llama en el interior de Matilde.
22:28Tenía razón. El dolor por Martín era suyo, pero la humillación de Victoria era una elección.
22:37Y ella elegía no aceptarla más. La noticia de la detención de Luisa, aunque silenciada en el palacio,
22:43había llegado como un rumor a los oídos de Pepa, que trabajaba en la cocina.
22:51La ausencia de su hermana, combinada con la huida de Martín, la estaba consumiendo.
22:59Encontró a Adriana en el pasillo y la acorraló contra la pared.
23:03No me mientas más, Adriana. Exigió Pepa, sus ojos brillantes de desesperación.
23:09¿Dónde está mi hermana? He ido a vuestra casa y no está. En el pueblo nadie la ha visto. Siento que me ahogo. Dime la verdad.
23:21Adriana no pudo soportar más el peso del secreto. La angustia de Pepa era demasiado.
23:26Se derrumbó. Está en la cárcel, Pepa. Sollozo. La han, la han acusado de robar la talla de la iglesia.
23:39Pepa retrocedió como si la hubieran golpeado. ¿Qué? No, mi Luisa no es una ladrona.
23:44No lo es. Se apresuró a decir a Adriana, sujetándola. Es inocente. Es una trampa. Fue en Mercedes.
23:56Y José Luis lo sabe todo. La están usando. Pepa cayó de rodillas en el pasillo.
24:02Un gemido desgarrador escapando de su garganta.
24:04Primero Martín, su amor, desaparecido. Y ahora Luisa, su hermana, su sangre, en una celda, acusada injustamente.
24:19El mundo se había vuelto un lugar oscuro y cruel. Más tarde, Matilde, aún fortalecida por las palabras de Bárbara pero necesitada de un aliado, buscó a Atanasio.
24:29Lo encontró en el archivo. Señora Atanasio. Dijo ella, con una calma recién descubierta.
24:41Él levantó la vista, sorprendido. Señora Matilde. Quería informarle. Dijo ella, eligiendo sus palabras con cuidado. Que la duquesa está.
24:50Indispuesta. Está intentando aislarme del resto del servicio. Desde que Martín se fue, me menosprecia abiertamente.
25:04Me hace sentir prescindible. Atanasio la observó en silencio. Él, que servía al duque y ahora a Victoria, conocía perfectamente esas tácticas.
25:13Vio en Matilde no a una mujer rota, sino a una pieza útil en el tablero. La duquesa necesita que todos a su alrededor sean débiles. Matilde. Dijo él, con una extraña e inesperada muestra de complicidad.
25:29No lo sea usted, siga haciendo su trabajo. Y mantenga los ojos abiertos. Era una alianza extraña, nacida de la necesidad mutua de sobrevivir al régimen de Victoria.
25:42Esa noche, Pepa, con el corazón roto en mil pedazos, vagó sin rumbo hasta que sus pies la llevaron al río.
25:55Allí estaba Francisco, terminando su jornada. Al verla, supo que algo terrible había sucedido.
26:04Pepa se derrumbó en sus brazos, su cuerpo sacudido por sollozos que ya no podía reprimir.
26:12No puedo más, Francisco. No puedo, gritaba contra su pecho. Martín se ha ido, me ha abandonado. Y ahora Luisa.
26:23Mi hermana, está en la cárcel, inocente, sola, me la han quitado. Francisco la sostuvo con fuerza.
26:30Su rostro endurecido por la rabia ante tanta injusticia, pero su abrazo era puro consuelo.
26:35Llora, Pepa, llora todo lo que necesites. Le susurró, meciéndola suavemente. No estás sola.
26:46Te lo juro, yo estoy aquí. Y encontraremos la forma de sacar a Luisa. Encontraremos la forma.
26:57Bajo la luna del valle, dos almas rotas encontraban un precario refugio la una en la otra.
27:02La carta de Isabel seguía atormentando a Adriana. Al día siguiente, vio a Pedrito jugando solo en el jardín.
27:14Se acercó a él, sintiendo la responsabilidad que Isabel le había legado. Pedrito.
27:20Dijo suavemente. El niño la miró. ¿Dónde está Isabel? La duquesa dice que no volverá.
27:31Adriana se arrodilló frente a él. Isabel se ha ido, sí, ha tenido que marcharse. ¿Por qué? ¿Estaba enfadada?
27:41No, Adriana buscó las palabras. A veces, Pedrito, los adultos cometemos errores.
27:50Errores muy grandes. Isabel, cometió errores. Hizo daño a gente, aunque no quisiera.
27:59Y se ha ido porque no sabía cómo arreglarlo. Oh, pero ella te quería mucho, Pedrito.
28:08Muchísimo. Y el legado que nos deja, lo que ella querría que aprendiéramos. Es a no cometer esos mismos errores.
28:15A no callar cuando vemos una injusticia. A ser valientes. ¿Entiendes? Pedrito asintió, aunque no comprendía del todo la profundidad de la tragedia.
28:30Adriana lo abrazó, sintiendo el peso de la inocencia que estaba obligada a proteger.
28:35Al mismo tiempo, en el pueblo, Damaso continuaba su investigación personal.
28:43Sus recuerdos del pasado, avivados por su conversación con Rafael la noche anterior, lo habían llevado a una conclusión aterradora.
28:51Había hablado con Rafael de José Luis, de las intrigas que lo forzaron a marcharse del valle hacía tantos años.
29:03Le había contado como José Luis, siendo solo un administrador ambicioso, lo había amenazado tras descubrirlo en una situación comprometida con Pilar, la difunta esposa del duque.
29:13O te marchas del valle y olvidas lo que has visto, o te juro que acabarás en el fondo del río, le había dicho José Luis.
29:27Damaso, joven y asustado, había huido, pero ahora había vuelto. Y su objetivo no era el dinero.
29:34Era la verdad. Buscó a Mercedes. La encontró saliendo del colmado, nerviosa, mirando por encima del hombro.
29:47La presencia de Damaso la hizo saltar. Mercedes, dijo él, su voz grave y tranquila.
29:56Señor, no sé quién es usted. Mi nombre es Damaso. Estuve en el valle hace muchos años.
30:04Cuando la señora Pilar, murió. Mercedes se puso pálida como la cera. Eso, eso fue un accidente.
30:13Una caída terrible. Eso dice la versión oficial. Replicó Damaso, sin apartar sus ojos penetrantes de ella.
30:24Una caída por las escaleras. Pero yo nunca lo creí. Usted estaba cerca de ella. Usted era la doncella de Victoria.
30:34Usted lo vio todo. No sé de qué me habla. Tengo prisa. Damaso bloqueó su camino.
30:42No era agresivo, pero su presencia era una muralla. Victoria está nerviosa. Y usted también.
30:48He oído que ha caído una sirvienta por un robo. Una trampa. Dicen. Ustedes son expertas en hacer caer a la gente. ¿No es así?
31:02Suelt me. Solo quiero la verdad sobre Pilar. ¿La empujaron? ¿Fue Victoria? ¿Fue José Luis?
31:08Mercedes, atrapada entre el miedo a Victoria y el terror que le inspiraba este hombre, vio una posible salida.
31:17O quizás, una nueva fuente de ingresos. La verdad. Sí, seo. La verdad tiene un precio muy alto en este valle, señor.
31:32Y la duquesa paga muy bien por el silencio. Puede ser. Contestó Damaso, acercándose un paso más.
31:38Pero le aseguro una cosa. El silencio la mantendrá a salvo de Victoria. La verdad.
31:49Es lo único que la mantendrá a salvo de mí. Piénselo. Dejó que se marchara.
31:54Mercedes corrió, tropezando, mirando hacia atrás, convencida de que el diablo en persona había llegado a Valle Salvaje.
32:01José Luis, mientras tanto, ejecutaba su propia estrategia. Sabía que Alejo estaría furioso.
32:13Decidió interceptarlo antes de que su furia se convirtiera en un plan. Lo encontró cerca de las cuadras, fingiendo una casualidad.
32:23Alejo, muchacho, qué terrible desgracia lo de Luisa. Comenzó, su tono cargado de falsa compasión.
32:31Siempre supe que esa chica solo traería problemas. Alejo se tensó, pero mantuvo la compostura.
32:42Recordó las palabras de Adriana. Jugó su papel. Problemas. ¿A qué te refieres, José Luis?
32:51Vamos, Alejo, no seas ingenuo. Dijo José Luis, dándole una palmada en el hombro.
32:57Eres un salcedo de la cruz, el heredero del valle. Y Luisa es, bueno, con todos mis respetos, es una sirvienta.
33:10¿No te parece demasiada casualidad que se viera envuelta en un robo de tal magnitud?
33:14¿Qué estás insinuando? Preguntó Alejo, su voz peligrosamente baja. Que esa gente es ambiciosa.
33:27No tienen escrúpulos. No habrás pensado. ¿Que quizás buscaba un atajo? Un atajo hacia tu fortuna.
33:33Hacia tu apellido. Quizás necesitaba dinero rápido. O quizás, quizás quería que la atraparan.
33:44Para forzarte a defenderla, a casarte con ella para salvar su honor. Alejo sintió una oleada de rabia tan intensa que temió perder el control.
33:52Veía la manipulación con una claridad cristalina. José Luis no solo había incriminado a Luisa. Ahora intentaba envenenar su amor por ella.
34:07Alejo forzó una expresión de duda. No. No lo había pensado de esa manera.
34:12Piénsalo. Alejo. Dijo José Luis, satisfecho, creyendo que su veneno había surtido efecto.
34:22El amor te ciega. Esa chica solo estaba interesada en los beneficios que conlleva tu apellido.
34:30Alégrate de haberte librado de ella. Se dio la vuelta y se marchó, silbando una melodía.
34:35Alejo se quedó quieto, sus manos hechas puños.
34:42¿Pagarás por esto, desgraciado? Pensó.
34:48Te juro por mi vida que pagarás. La tensión en el palacio había llegado a un punto de ruptura.
34:57Victoria, siguiendo el consejo de José Luis, había decidido que la mejor forma de controlar a Damaso era tenerlo cerca.
35:05Mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos, había dicho José Luis.
35:16Lo invitó esa noche al palacio. Una cena privada. Damaso llegó.
35:21No vestía como un señor, pero había una dignidad en él que eclipsaba la opulencia del salón principal.
35:26Victoria lo recibió con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Damaso. Bienvenido de nuevo al palacio.
35:38Después de tantos años, duquesa saludó él, inclinando la cabeza. He pensado que...
35:44Dado su renovado interés por el valle. Dijo ella, sirviéndoles vino. Debería hospedarse aquí.
35:57Como mi invitado. Donde pueda. Protegerlo. Asegurarme de que tenga todo lo que necesita.
36:02La oferta era una jaula de oro. Ambos lo sabían. Es usted muy... generosa, duquesa. Aceptó él, tomando la copa.
36:17Aceptó su hospitalidad. La cena fue un duelo de voluntades. Hablaron de banalidades, del tiempo, de la cosecha.
36:25Pero bajo la superficie, las palabras no dichas gritaban. Damaso la observaba, imperturbable.
36:36Victoria sentía que su fachada de control se agrietaba con cada segundo que pasaba bajo esa mirada.
36:44Él la estaba estudiando. Estaba buscando algo. Recuerdo este salón. Dijo Damaso de pronto, mirando un retrato del difunto duque.
36:55Ha cambiado poco. Recuerdo al duque. Un hombre. Complicado. Mi marido está muerto.
37:04Descanse en paz. Cortó Victoria. Por supuesto. Y recuerdo a su primera esposa. Pilar.
37:13Victoria apretó la copa con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos. El aire se volvió eléctrico.
37:19Pilar murió hace mucho tiempo. Replicó, su voz un siseo. Sí. Murió. Confirmó Damaso, y su voz bajó de volumen, volviéndose íntima y peligrosa.
37:34Y poco después de su muerte, nació su hijo, Gaspar. El corazón de Victoria dio un vuelco.
37:46Se le secó la boca. Gaspar era hijo del duque. Dijo ella, con una voz que no reconoció como suya.
37:53Es el heredero del valle. Damaso dejó su copa en la mesa. Se levantó lentamente y caminó hacia la chimenea.
38:03Le dio la espalda, mirando las llamas. Yo estuve aquí, Victoria. En este valle, José Luis me echó.
38:16Me amenazó. Me obligó a irme. No sé de qué me hablas. Me obligó a irme. Continuó él, como si no la hubiera oído. Porque temía lo que yo sabía.
38:26O lo que creía que yo sabía. Pero lo que José Luis no sabía. Era todo. No sabía que Pilar y yo.
38:38Victoria se puso de pie de un salto. Mentira, te atreves a insinuar. En mi casa, es una calumnia.
38:47Damaso se volvió. Su rostro no mostraba ira. Solo una profunda e infinita tristeza.
38:52Había pasado las últimas semanas conectando las piezas. El miedo de Mercedes. La amenaza de José Luis.
39:05La fecha exacta de su exilio forzado. Y la fecha del nacimiento de Gaspar. Todo encajaba.
39:13Se acercó a ella, invadiendo su espacio personal. Victoria retrocedió, pero chocó contra la mesa.
39:19Estaba atrapada. Victoria. Dijo él. Su voz apenas un susurro en la habitación silenciosa y opresiva.
39:32He vivido más de 20 años con esta duda. Con esta herida. He vuelto para saber la verdad.
39:40Ella lo miraba. Sus ojos desorbitados por el pánico.
39:43La duquesa de Valle Salvaje. La mujer de hierro. Estaba completamente desequilibrada. Descolocada.
39:53Míreme a los ojos. Victoria. Míreme y jurem que miento.
39:58Ella abrió la boca. Pero no salió ningún sonido.
40:03Damaso lanzó la pregunta. La pregunta que lo había consumido.
40:07La pregunta que lo había traído de vuelta desde el infierno.
40:09La pregunta que podía destruir el valle para siempre.
40:15Gaspar era mi hijo. El silencio que cayó sobre el salón fue absoluto.
40:23Victoria se quedó paralizada. Su rostro una máscara de puro terror.
40:27Incapaz de confirmar la verdad o articular la mentira que había sostenido durante toda una vida.
40:33La bomba acababa de estallar.
40:37La bomba acababa de estallar.
40:37La bomba acababa de estallar.
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