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Avance ‘Valle Salvaje’: Un asesinato y un pacto por amor (capítulo 268, jueves 2 de octubre)
Avance del capítulo 268 de ‘Valle Salvaje’, que se emite el jueves 2 de octubre. Rafael recibe la peor noticia: Ana ha desaparecido tras caer en la trampa de Úrsula. Mientras tanto, Adriana toma una decisión crucial sobre el futuro de su hijo y de su amor con Rafael. Incluye avance en vídeo.
El sol de octubre se derramaba sobre Valle Salvaje como miel derretida, tiñendo de oro viejo los tejados de pizarr ...
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Avance ‘Valle Salvaje’: Un asesinato y un pacto por amor (capítulo 268, jueves 2 de octubre)
Avance del capítulo 268 de ‘Valle Salvaje’, que se emite el jueves 2 de octubre. Rafael recibe la peor noticia: Ana ha desaparecido tras caer en la trampa de Úrsula. Mientras tanto, Adriana toma una decisión crucial sobre el futuro de su hijo y de su amor con Rafael. Incluye avance en vídeo.
El sol de octubre se derramaba sobre Valle Salvaje como miel derretida, tiñendo de oro viejo los tejados de pizarr ...
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CortometrajesTranscripción
00:00Avance Valle Salvaje. Un asesinato y un pacto por amor. Capítulo 267. Jueves 2 de octubre.
00:21Avance del capítulo 267 de Valle Salvaje, que se emite el jueves 2 de octubre. Rafael recibe
00:28la peor noticia. Ana ha desaparecido tras caer en la trampa de Úrsula. Mientras tanto, Adriana
00:36toma una decisión crucial sobre el futuro de su hijo y de su amor con Rafael. Incluye
00:44avance en vídeo. El sol de octubre se derramaba sobre Valle Salvaje como miel derretida, tiñendo
00:51de oro viejo los tejados de pizarra de la casa grande y las humildes tejas de la casa pequeña.
00:58Era una tarde engañosamente plácida, una de esas tardes en las que el aire transporta
01:04el aroma de la tierra húmeda y las últimas rosas del otoño, y el mundo parece girar
01:08a un ritmo más lento, más amable.
01:14Pero tras los muros de piedra y entre los corazones que latían en aquel valle, una tormenta de
01:19secretos y mentiras se arremolinaba con la furia de un huracán contenido, a punto de
01:24desatarse. Rafael caminaba por el sendero que bordeaba los jardines, con el paso inquieto
01:32de un animal enjaulado. Sus botas de cuero aplastaban las hojas secas, y el sonido crujiente
01:41era un eco molesto de la zozobra que se instalaba en su pecho. El sol ya comenzaba su descenso,
01:49pintando el cielo de naranjas y púrpuras violentos, y Ana todavía no había regresado.
01:57Había salido al pueblo hacía horas, casi al mediodía. Un encargo de Úrsula le había
02:02dicho.
02:02Algo sobre unas hierbas especiales que solo se encontraban en la botica del viejo Eladio,
02:11al otro lado de la plaza.
02:14A Rafael le había sonado extraño desde el principio. Úrsula jamás enviaba a Ana a por
02:20recados tan triviales, y mucho menos a una distancia tan considerable.
02:23Era una tarea para un mozo de cuadras, no para la doncella personal de la señora.
02:35Ten cuidado, Ana. Le había suplicado él en un susurro, arrinconándola en el recodo
02:41de la escalera de servicio.
02:45No confío en ella, después de lo que me contaste. Úrsula es un nido de víboras. Ana le había
02:51sonreído, una sonrisa valiente que no lograba ocultar el temblor en sus ojos.
02:58Llevaba el peso del mundo sobre sus delicados hombros desde que le había confesado la verdad
03:02más atroz. Que Úrsula, la matriarca aparentemente piadosa, había envenenado a don Julio, su propio
03:09esposo, para allanar el camino de su poder.
03:12Estaré bien, Rafael. Volveré antes de que te dé cuenta. Le aseguró, apretando su mano
03:20con fuerza.
03:24Me has prometido que me protegerás. Confío en ti. Esa confianza era ahora un asco a
03:30candente en el estómago de Rafael.
03:32¿Protegerla? ¿Cómo podía protegerla si la había dejado marchar, si había permitido
03:41que cayera en lo que ahora, con una certeza helada, sabía que era una trampa? Cada minuto
03:46que pasaba era una vuelta de tuerca en su angustia.
03:51El sol se hundía tras las montañas, y las sombras se alargaban como dedos acusadores sobre
03:57el valle. En la casa grande, ajena a la tormenta que se gestaba en el corazón de Rafael, la
04:06vida seguía su curso de apariencias y tensiones veladas. En el salón principal, José Luis
04:14de Aguirre paseaba frente a la chimenea, con las manos entrelazadas a la espalda y el ceño
04:19fruncido en una expresión de perpetua contrariedad. Su mirada se posaba en el retrato de su
04:27difunta esposa, pero su mente estaba a leguas de allí, enredada en las complejidades de
04:32la política y las alianzas matrimoniales.
04:37Su hija, Irene, estaba sentada en un diván de terciopelo, con un libro abierto sobre el
04:43regazo que no había pasado de página en la última media hora.
04:46Su rostro era una máscara de serenidad forzada. Irene, debemos hablar, dijo José Luis, deteniéndose
04:57frente a ella.
05:01Su voz, siempre grave y autoritaria, resonó en el silencio del salón. El compromiso con
05:08Leonardo no puede seguir en el aire. Don Hernando de Villalonga es un hombre de palabra, y espera
05:16que nosotros seamos iguales. Mi entrada en el consejo real depende de ello. Irene levantó
05:25la vista, sus ojos azules, normalmente llenos de vida, ahora estaban sombríos.
05:30Padre, ya hemos hablado de esto. No amo a Leonardo. Y él, él ama a otra. José Luis
05:40resopló, un sonido de pura impaciencia.
05:46¿Amor? ¿Qué tiene que ver el amor con un acuerdo que beneficiará a esta familia por
05:50generaciones? El amor es un capricho de poetas y doncellas.
05:53El deber, Irene, el deber es lo que forja los grandes destinos. Bárbara no es más que
06:02un obstáculo, una distracción que Leonardo, en su insensatez, no sabe apartar.
06:11Ella no es un obstáculo, padre. Es una mujer, una mujer a la que él quiere. Replicó Irene,
06:17su voz ganando una firmeza que sorprendió a su padre.
06:20Y yo no seré el instrumento de tu ambición. No permitiré que me utilices para comprar tu
06:27asiento en el consejo.
06:31La mandíbula de José Luis se tensó. Avanzó un paso, su sombra cubriendo a su hija.
06:40No estás en posición de permitir o de negar nada, jovencita. Eres mi hija, y harás lo
06:45que yo te ordene. Esta boda se celebrará. Es por tu bien, por nuestro bien. Leonardo es
06:53un buen partido, un hombre de posición.
06:59O es que prefieres acabar tus días como una solterona, cuidando de mis achaques.
07:03Prefiero eso a vivir una mentira. Susurró Irene, bajando la vista de nuevo al libro,
07:13dando por zanjada una conversación que sabía que no tenía fin.
07:19José Luis la miró con una mezcla de furia y frustración. La terquedad de su hija era un
07:24reflejo de la suya propia, un rasgo que admiraría en un hijo varón pero que en ella le resultaba
07:29exasperante. Temía que esta resistencia, sumada al escándalo de Bárbara, hiciera peligrar no solo
07:38su futuro político, sino también la frágil paz que mantenía con Adriana, la dueña y señora de
07:44Valle Salvaje, y la mujer cuyo favor necesitaba más que el aire que respiraba. Mientras padre e hija
07:52libraban su silenciosa batalla, en otra ala de la mansión, Bárbara se deshacía en lágrimas en los
07:58brazos de Adriana. Se habían refugiado en el despacho de Adriana, un santuario de libros y
08:06luz, el único lugar donde los susurros y las miradas acusadoras del resto de la casa no parecían
08:11llegar. Lo he perdido, Adriana. Lo he perdido para siempre. Sollozaba Bárbara, con el rostro oculto
08:21en el hombro de su amiga. Su cuerpo se sacudía con cada espasmo de dolor. El recuerdo de la fiesta
08:29de compromiso, de la humillación pública, era una herida abierta y sangrante. Adriana acariciaba su
08:38cabello con suavidad, dejando que el torrente de pena fluyera. No ofrecía palabras vacías de consuelo,
08:47sino la solidez de su presencia, un ancla en medio de la tempestad. No digas eso, Bárbara. El amor de
08:56Leonardo por ti no es algo que se pueda borrar de un plumazo. ¿Y de qué sirve? Bárbara se separó,
09:05sus ojos enrojecidos e hinchados fijos en los de Adriana.
09:08Su padre, José Luis, Irene, todo el mundo está en nuestra contra. ¿Viste cómo me miraban en la fiesta?
09:22Como si fuera una aventurera, una, una cualquiera que intenta atrapar a un hombre rico.
09:29Me sentí tan pequeña, tan sucia, y Leonardo, él no hizo nada. Se quedó allí, paralizado entre su deber y su
09:37corazón. Estaba presionado, Bárbara. Dale tiempo, ¿tiempo? Río ella con amargura. El tiempo es lo único
09:47que no tenemos. José Luis acelerará la boda con Irene. Me apartarán de su vida como se aparta
09:55una mota de polvo de un traje de gala. Se acabó, Adriana. Mi sueño de ser feliz junto a él. Se ha hecho
10:04añicos. Adriana la tomó de las manos, su mirada intensa y decidida. En sus ojos brillaba una chispa
10:14de ingenio, la misma que le había permitido gobernar valle salvaje con una inteligencia y
10:19una fortaleza que pocos hombres poseían. No se ha acabado. Dijo en voz baja pero firme. Aún no.
10:28Escúchame bien, Bárbara. La desesperación es el peor de los consejeros.
10:34Si nos rendimos ahora, les estaremos dando exactamente lo que quieren. Pero si jugamos
10:40nuestras cartas con astucia. Bárbara la miró, una débil llama de esperanza parpadeando en sus
10:49pupilas. ¿Qué quieres decir? ¿Qué podemos hacer? José Luis tiene un punto débil. Continuó Adriana,
10:57su mente trabajando a toda velocidad. Su ambición, su obsesión por ese puesto en el consejo real.
11:06Utiliza a Leonardo y a Irene como peones en su partida. Pues bien, nosotras también podemos
11:15mover nuestras piezas. Tengo una idea, un plan arriesgado, sí, pero que podría cambiar el curso
11:21de todo esto. Adriana se inclinó hacia adelante, y su voz se convirtió en un susurro conspirador,
11:30detallando una estrategia audaz que hizo que los ojos de Bárbara se abrieran de par en par,
11:35pasando del asombro a la duda y, finalmente, a una determinación renovada.
11:43Quizás, solo quizás, la partida aún no estaba perdida. La noche había caído por completo sobre
11:49el valle. Un manto de oscuridad salpicado de estrellas indiferentes. Rafael ya no caminaba,
11:58corría. Su corazón martilleaba contra sus costillas, un tambor de pánico que ahogaba
12:06cualquier otro sonido. Había preguntado a todos los sirvientes, a los guardias de la finca. Nadie
12:15había visto a Ana. Su habitación estaba tal y como la había dejado, la cama pulcramente hecha,
12:23un pequeño libro de oraciones sobre la mesilla. Era como si se la hubiera tragado la tierra.
12:32Encilló a su caballo, ignorando las preguntas del mozo de cuadras, y galopó hacia el pueblo como un
12:38alma en pena. Las luces de las casas eran pequeños puntos de calor en la negrura, pero para Rafael,
12:47todo era frío y hostil. Recorrió la calle principal, el sonido de los cascos de su caballo
12:56resonando en el silencio. La botica de Eladio estaba cerrada, con la reja echada. Se bajó de
13:04un salto y aporreó la puerta con el puño. Señor Eladio, abra, por el amor de Dios. Una ventana se
13:14abrió en el piso de arriba y una cabeza canosa se asomó.
13:21¿Quién arma tanto alboroto a estas horas? Soy Rafael, de la Casa Grande. Busco a Ana, la doncella.
13:31¿Vino hoy a por unas hierbas para la señora Úrsula? Eladio se frotó los ojos. Ah, sí.
13:37La muchacha, estuvo aquí al mediodía, una joven muy educada, le di el encargo y se marchó.
13:48Dijo que tenía prisa por volver. El corazón de Rafael se hundió un poco más. Así que había
13:54estado allí. Había cumplido el recado. ¿Qué había pasado después? El camino de vuelta a la finca era
14:02largo y, en algunos tramos, solitario. La imagen de Ana, sola, caminando por ese sendero mientras el
14:12sol se ponía. El miedo se convirtió en un nudo de hielo en su garganta. Recorrió el camino de vuelta
14:20a caballo, esta vez al paso, escudriñando cada sombra, cada matorral, gritando su nombre hasta
14:27quedarse ronco. Ana, Ana, soy yo, Rafael. ¿Dónde estás? Solo el viento le respondía,
14:37susurrando entre las hojas de los árboles como un lamento.
14:44Un escalofrío recorrió su espalda, un presentimiento terrible, la certeza visceral de que Úrsula había
14:51cumplido su amenaza. Me desharé de ella, le había siseado a Victoria en el jardín, creyendo que nadie
14:59la oía. Pero Rafael la había oído, y como un estúpido, había subestimado la profundidad de su
15:08maldad. Regresó a la finca derrotado, con el alma en vilo. Fue entonces cuando uno de los guardias
15:17nocturnos se acercó a él, con el rostro pálido y los ojos llenos de una mezcla de lástima y temor.
15:26Señorito Rafael, han encontrado esto en la linde del bosque, cerca del viejo roble.
15:34El guardia le tendió un objeto. Era un pequeño pañuelo de lino blanco, con las iniciales A.
15:39G. Bordadas con hilo azul en una esquina. El pañuelo que Rafael le había regalado a Ana por su santo.
15:51Estaba manchado de tierra y, de algo más. Una mancha oscura, casi negra a la luz del farol.
16:00Sangre. El mundo de Rafael se detuvo. El aire abandonó sus pulmones. El farol en la mano del
16:06guardia pareció oscilar y desvanecerse. La peor noticia no fue una palabra, ni una frase. Fue el
16:15silencio ensordecedor que siguió al ver aquel pañuelo. Ana había desaparecido, y la promesa de
16:22protegerla se había roto en mil pedazos. Lejos del drama principal que consumía a Rafael, otras
16:28intrigas, más útiles pero no menos peligrosas, se tejían en los rincones de Valle Salvaje.
16:37Victoria de Aguirre, hermana de José Luis, observaba el mundo con la precisión de un halcón.
16:45Nada escapaba a su escrutinio, y últimamente, sus ojos se habían posado en la extraña complicidad
16:52que notaba entre Matilde, su doncella, y Martín, el capataz.
16:56Los había visto cuchichear en el patio, intercambiar miradas cargadas de un significado que no lograba
17:06descifrar, pero que olía a secreto. Esa misma noche, interceptó a su otra doncella,
17:14Isabel, una joven asustadiza y leal, en el pasillo.
17:18Isabel, ven a mis aposentos. Ahora mismo, una vez dentro, con la puerta cerrada,
17:27Victoria se sentó en su tocador y miró a la joven a través del espejo.
17:31Su voz era suave, casi melosa, pero con un filo de acero. He notado que Matilde y el capataz
17:40Martín andan muy unidos últimamente.
17:42Demasiado unidos, diría yo. Como sabes, la moral y el buen nombre de esta casa son mi principal
17:52preocupación. Así que vas a contarme, ahora mismo y con todo detalle, qué es lo que se traen entre
18:01manos. No me mientas, Isabel. Sabes que detesto las mentiras. Isabel tragó saliva, sus manos retorciendo
18:11el delantal. El miedo la paralizaba. Sabía perfectamente lo que ocurría. Matilde y Martín
18:20estaban enamorados. Un amor prohibido entre una doncella y un capataz que, de saberse,
18:26podría costarles el puesto a ambos. Pero había más. Martín era un hombre íntegro y no veía con buenos
18:35ojos muchos de los manejos de la finca. Le había confiado a Matilde sus sospechas sobre ciertos
18:43negocios turbios de Atanasio, el mayordomo. Y ese era un secreto mucho más peligroso. Bajo la presión
18:53implacable de la mirada de Victoria, Isabel se derrumbó. Con voz temblorosa, le contó la verdad a
19:02medias, la del amor secreto. Omitió, por pura supervivencia, cualquier mención a las sospechas
19:08de Martín sobre Atanasio. Victoria escuchó con una sonrisita de satisfacción. El amorío le parecía
19:17patético, pero útil. El conocimiento era poder, y ahora tenía una nueva herramienta para controlar
19:26Matilde, para asegurarse de su lealtad absoluta. Bien, Isabel, has hecho lo correcto. Dijo,
19:36despidiéndola con un gesto. Puedes retirarte. Y ni una palabra de esto a nadie. Aterrada por lo
19:45que acababa de hacer, Isabel huyó. Mientras tanto, Matilde, sintiendo la soga apretarse alrededor de su
19:54cuello, buscó refugio en la cocina, donde Pepa, la cocinera, reinaba entre ollas y sartenes.
20:04Pepa, no sé qué hacer. Gimió Matilde, desplomándose en una silla. La señora Victoria sospecha algo.
20:14Me mira de una forma, como si pudiera ver dentro de mi alma. Tengo tanto miedo, por mí, y por Martín.
20:20Pepa, una mujer robusta de corazón grande y sentido como una prueba de balas, dejó de remover el guiso y
20:29se sentó a su lado. El miedo es veneno, hija. Te nubla el juicio. ¿Qué es lo que temes exactamente?
20:39Todo. Que nos despidan.
20:41Que nos separen. Y, hay más. Cosas que Martín sabe. Cosas que me ha contado sobre Atanasio. Cosas que
20:51podrían ponerle en un grave peligro si salen a la luz.
20:57Entonces no hay más que hablar. Sentenció Pepa. Tienes que contárselo a tu hermano.
21:02Matilde levantó la cabeza, horrorizada. ¿A Rafael? No, tiene ya demasiados problemas, con lo de la
21:11señorita Ana.
21:15Precisamente por eso, insistió Pepa, su voz firme y convincente. Rafael es el único aquí, aparte de la
21:23señora Adriana, que tiene el coraje de enfrentarse a lo que está mal.
21:26Es tu hermano. Confía en él. La verdad, aunque duela, siempre es mejor que una mentira que te
21:34carcome por dentro. Matilde se quedó pensativa, las palabras de Pepa resonando en su interior.
21:44Quizás tenía razón. Quizás era hora de sincerarse, de compartir la carga antes de que ésta la aplastara
21:52por completo. En la casa pequeña, la tensión era de una naturaleza diferente, más cruda y
22:01desesperada. La llegada de Tomás, un antiguo conocido de Luisa, había traído consigo un aire de falsedad
22:11que sólo Alejo parecía percibir. Alejo, el mozo de cuadras, amaba a Luisa con una devoción silenciosa
22:20y honesta, y veía en Tomás a un depredador disfrazado de cordero. Esa tarde, los había
22:29visto hablar cerca del pozo. La risa de Luisa, el brazo de Tomás rodeando sus hombros con una
22:35familiaridad que Alejo le revolvió las entrañas. Se acercó a ella más tarde, cuando estaba sola
22:43tendiendo la ropa. Luisa, ten cuidado con ese hombre. Le dijo, su voz ronca por la preocupación.
22:54Luisa se giró, con una expresión de fastidio. Tomás, ¿por qué dices eso? Es un viejo amigo.
23:03No me fío de él. La forma en que te mira, la forma en que mira todo a su alrededor. Como si
23:09estuviera calculando su valor. No es de fiar. Ella se rió, una risa que no sonó del todo
23:17sincera. O es que simplemente estás celoso, Alejo. Tomás es encantador y sabe cómo tratar a una mujer.
23:26No como otros, que sólo saben hablar de caballos y estiércol. Las palabras fueron como un puñetazo
23:32en el estómago para Alejo. Se retiró en silencio, con el corazón dolido, sin saber que su instinto no
23:40le fallaba. Tomás no era un amigo, era una serpiente. Y esa serpiente ya estaba desplegando
23:49su veneno. Con una habilidad consumada para la adulación, se había ganado la confianza de
23:57Atanasio, el pomposo y corrupto mayordomo de la casa grande. Le había invitado a unos chatos de
24:06vino en la taberna del pueblo, elogiando su inteligencia, su importancia en la finca, su impecable
24:12gestión. Atanasio, hambriento de reconocimiento, se había tragado cada palabra. Es usted un hombre
24:22de mundo, don Atanasio. Se nota que sabe manejar a la gente y los negocios, le decía Tomás,
24:31rellenando su copa. Bueno, uno hace lo que puede. Respondía el mayordomo, inflándose de orgullo.
24:42Mantener en orden una propiedad como valle salvaje no es tarea fácil, requiere mano de hierro y mente
24:47clara. Precisamente, por eso me preguntaba si un hombre de su confianza, como yo, podría serle de
24:57utilidad. Un par de manos extra para algún recado, alguna tarea que requiera discreción. Insinuó Tomás,
25:06con una sonrisa cómplice. Atanasio, viendo la oportunidad de tener un secuaz leal, o eso creía
25:15a él, le dio acceso a ciertas zonas de la casa grande. Un error fatal. Tomás no buscaba trabajo,
25:25buscaba una oportunidad. Y ya la había encontrado. Sus ojos se habían posado en una vitrina del salón
25:33de música. Una daga ceremonial con empuñadura de plata y rubíes incrustados, una reliquia de la
25:40familia que valía una fortuna. Más tarde, esa misma noche, acorraló a Luisa en el callejón
25:49trasero de la casa pequeña. Su encanto había desaparecido, reemplazado por una mirada fría
25:57y calculadora. Necesito que me hagas un favor, Luisita. ¿Qué quieres, Tomás? Ya te he dicho
26:06que no tengo dinero. No quiero tu dinero. Quiero tu ayuda. Dijo, acercándose a ella hasta que Luisa
26:13pudo oler el vino en su aliento. Conozco tu secreto, ¿recuerdas? Sé lo que pasó en la ciudad,
26:21el pequeño error que cometiste y que te obligó a huir y a esconderte en este agujero. Una sola
26:29palabra mía al alguacil y el rostro de Luisa se quedó blanco como el papel. El pánico se apoderó
26:38de ella. No, no te atreverías. Oh, claro que me atrevería. Si se o él, su voz un veneno.
26:45A menos que me ayudes. Mañana por la noche, cuando todos duerman, dejarás abierta la puerta
26:54de servicio de la cocina de la casa grande. Solo eso, un pequeño favor para un viejo
27:01amigo. ¿Para qué? ¿Qué vas a hacer? Tartamudeo ella. Tú no necesitas saber los detalles. Solo
27:10haz lo que te digo, y tu secreto seguirá a salvo conmigo. Si no lo haces, bueno, ya
27:19sabes las consecuencias. Tomás se alejó, dejándola temblando en la oscuridad. Estaba
27:27atrapada. La había chantajeado, convirtiéndola en cómplice de un robo que podría destruir
27:33su nueva vida y la confianza que la gente de Valle Salvaje había depositado en ella.
27:40El rostro honesto y preocupado de Alejo acudió a su mente, y una oleada de vergüenza y desesperación
27:46la inundó. Mientras el terror y la coacción se apoderaban de la casa pequeña, en la casa
27:54grande, José Luis celebraba una victoria que creía inminente. Acababa de recibir una misiva
28:04de don Hernando, confirmando una reunión en la corte la próxima semana para finalizar los
28:08detalles de su nombramiento en el Consejo Real, dando por hecho el compromiso matrimonial.
28:16Eufórico, buscó a Atanasio en la despensa, donde el mayordomo revisaba las cuentas con una
28:22expresión de fingida diligencia. Atanasio, amigo mío, brinda conmigo, exclamó José Luis,
28:32agitando la carta en el aire. Es oficial, el Consejo Real me espera. Mi nombre será recordado en los
28:40anales de la historia. Atanasio forzó una sonrisa, aunque sus ojos no sonreían. La noticia le
28:49incomodaba profundamente. El ascenso de José Luis significaba más poder, más escrutinio. Sus propios
28:58chanchullos y pequeños robos, que hasta ahora habían pasado desapercibidos, podrían salir a la luz si su
29:04patrón se convertía en una figura tan importante. Enhorabuena, mi señor. Una noticia magnífica. No
29:13esperaba menos de un hombre de su talla. Dijo, con una reverencia que ocultaba su desazón.
29:22Prepara el mejor brandy. Esta noche, la Casa Grande celebra el futuro de los Aguirre. Ordenó José Luis,
29:29ya de camino a buscar a su hermana Victoria para compartir la gloriosa noticia.
29:33Victoria, por su parte, estaba absorta en sus propios planes. Presionaba a Irene sin descanso,
29:43hablando de telas para el vestido de novia, de listas de invitados, de la fecha de la ceremonia.
29:51Intentaba crear una realidad a base de insistencia, una vorágine de preparativos
29:56que arrastrara a su sobrina y la dejara sin escapatoria. He pensado en encaje de Bruselas
30:04para el velo, querida, y una cola de al menos cuatro metros. Será la boda de la temporada. Toda
30:12la corte hablará de ello. Decía, mientras Irene la escuchaba con una paciencia que se agotaba por
30:18momentos. Tía, por favor, ya le he dicho a mi padre que no habrá boda. Tonterías de niña. Se te
30:28pasará en cuanto veas el anillo en tu dedo. Leonardo es un hombre apuesto y de buena familia.
30:35Aprenderás a quererle. El amor conyugal se construye día a día. No es esa fiebre pasajera
30:40que tú y tus novelas románticas pregonáis. Pero José Luis y Victoria empezaban a notar algo que
30:49les inquietaba. La resistencia de Irene no era un capricho pasajero. Su calma era la calma de la
30:57roca contra la que las olas se estrellan en vano. Había una firmeza inquebrantable en su negativa,
31:03una resolución silenciosa que era mucho más formidable que cualquier arrebato de histeria.
31:10La noche era un pozo de angustia para Rafael. Había vuelto a su habitación, pero no podía
31:16quedarse quieto. El pañuelo manchado de sangre estaba sobre su cómoda. Un testigo mudo de la
31:24tragedia. Daba vueltas y vueltas, la mente atrapada en un bucle de culpa y miedo. ¿Dónde
31:33estaba Ana? ¿Estaba herida? Estaba. No se atrevía a completar el pensamiento.
31:37La imagen de Úrsula se le aparecía una y otra vez, con su sonrisa helada y sus ojos
31:45de depredador. Ella era la culpable. Él lo sabía, pero no tenía pruebas. Solo la confesión
31:54de Ana, una confesión que ahora parecía una sentencia de muerte. De repente, llamaron
32:01suavemente a su puerta. Rafael, soy yo, Adriana. ¿Puedo pasar?
32:09La voz de Adriana fue como un bálsamo en medio de su infierno personal. Abrió la puerta.
32:17Adriana entró y, al ver el estado en el que se encontraba, su rostro se llenó de compasión.
32:22Vio el pañuelo sobre la cómoda y no necesitó preguntar. La he buscado por todas partes,
32:32Adriana. Dijo él, con la voz rota.
32:38Ha desaparecido, Úrsula. Ella la ha hecho desaparecer. Me lo confesó todo,
32:43que Úrsula mató a don Julio. Se lo conté y le prometí que la protegería, y he fallado. He
32:52fallado miserablemente. Adriana lo abrazó, un gesto maternal y firme que le impidió derrumbarse
33:00por completo. No es tu culpa, Rafael. Es culpa de la maldad de quien le haya hecho daño. La
33:09encontraremos. Te lo juro, removeremos cielo y tierra, si es preciso. Permanecieron así un
33:17momento. Él aferrándose a ella como un náufrago a una tabla de salvación.
33:25Cuando se separaron, Adriana lo miró a los ojos, su expresión seria y cargada de significado.
33:31Había venido a hablar con él por otro motivo, un motivo que, ante la tragedia de Ana, parecía ahora
33:40casi secundario, pero que no podía esperar más. Rafael, hay algo que debo decirte. Comenzó,
33:50su voz cobrando un matiz diferente, más personal.
33:53He estado pensando mucho en nosotros, en el bebé que espero. En nuestro futuro,
34:02Rafael la miró, confundido. Su mente apenas podía procesar otra cosa que no fuera la
34:09desaparición de Ana. Recibí una carta del duque de Astorga, continuó Adriana, eligiendo sus palabras
34:16con cuidado. Ha renovado su propuesta. Me pide que vaya a la corte, que me case con él. Me ofrece
34:25su nombre, su protección. Para mí, y para mi hijo. El corazón de Rafael, ya maltrecho, recibió otra
34:36sacudida. El duque, el pretendiente rico y poderoso que podía darle a Adriana y a su hijo una vida que
34:45él jamás podría ofrecerle. He tomado una decisión, Rafael. Dijo ella, su mirada fija en la suya,
34:56profunda e inescrutable. La tensión en la pequeña habitación se hizo casi insoportable. Fuera,
35:04en la noche, el destino de Ana pendía de un hilo. Dentro, el futuro de Adriana, de Rafael y del hijo
35:13que ambos compartían estaba a punto de decidirse. La determinación en los ojos de Adriana era absoluta,
35:22una calma en el ojo del huracán que lo envolvía todo. La decisión que había tomado no sólo cambiaría
35:30su vida para siempre, sino que también alteraría el delicado equilibrio de poder, amor y odio que
35:36gobernaba el valle salvaje. El capítulo se cerraba en esa encrucijada de desesperación y destino. La
35:45noche apenas comenzaba y las sombras que se cernían sobre el valle eran más largas y oscuras que nunca.
35:54La desaparición de una doncella había encendido la mecha y la explosión que se
35:58avecinaba amenazaba con consumirlos a todos.
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