Saltar al reproductorSaltar al contenido principal
#capítulo267 #sentencia #Ana
Avance ‘Valle Salvaje’: Úrsula sentencia a Ana mientras la verdad sale a la luz (capítulo 267, miércoles 1 de octubre)
Avance en video del capítulo 267 de ‘Valle Salvaje’, que se emite el miércoles 1 de octubre: Úrsula planea la muerte de Ana sin saber que la doncella ya ha revelado toda la verdad.
El aire en Valle Salvaje, en la tarde del martes 30 de septiembre, se había vuelto denso, casi irrespirable. Se adhería a la piel como un sudario húmedo, cargado con el peso de las palabras no dichas ...
-------------------------------------------------------------------------

#‘ValleSalvaje’, #capítulo267’Úrsula, #sentencia, #Ana, #mientras, #verdad, #sale
Transcripción
00:00Avance Valle Salvaje. Úrsula sentencia a Ana mientras la verdad sale a la luz. Capítulo 266,
00:17miércoles 1 de octubre. Avance en vídeo del capítulo 266 de Valle Salvaje, que se emite
00:26el miércoles 1 de octubre. Úrsula planea la muerte de Ana sin saber que la doncella haya
00:31revelado toda la verdad. El aire en Valle Salvaje, en la tarde del martes 30 de septiembre, se había
00:38vuelto denso, casi irrespirable. Se adhería a la piel como un sudario húmedo, cargado con el peso
00:46de las palabras no dichas y los odios que fermentaban en la penumbra de los grandes salones y las cocinas
00:52humildes. El sol, al iniciar su lento descenso tras las crestas de los montes, teñía el cielo de un
01:00naranja sanguinolento, un presagio cromático de los acontecimientos que estaban a punto de desgarrar
01:06el precario equilibrio de la comarca. En la casa grande, el dominio imponente de los Galvez de
01:13Aguirre, cada crujido de la madera, cada eco de pasos en los pasillos de piedra, parecía amplificar
01:19la tensión que se había instalado como un huésped indeseado. Era una tensión que emanaba de la figura
01:27de Úrsula, cuya belleza felina y sonrisa de hielo ocultaban un abismo de ambición y crueldad.
01:34Y era una tensión que se arremolinaba en torno a Rafael, el hijo menor, un hombre cuya alma era un
01:41campo de batalla entre la lealtad a su sangre y un amor que lo consumía, un amor por Adriana,
01:46la prometida de su difunto hermano. La muerte de Julio, el heredero, no había traído paz,
01:54sino una plaga de sospechas que envenenaban el aire con más eficacia que cualquier ponzoña.
02:01Rafael, atormentado por la imagen de su hermano y por la convicción visceral de que su muerte no
02:06había sido un capricho del destino, había pasado semanas persiguiendo sombras, interrogando miradas,
02:12buscando una verdad que se le escapaba como arena entre los dedos. Y en el centro de ese laberinto
02:20de dudas, siempre, la figura esquiva de Ana, la joven doncella. Ana, su nombre era un susurro en la
02:29casa, una presencia casi etérea que se deslizaba por los corredores con la mirada baja y las manos
02:34temblorosas. Llevaba el luto por su señor, don Julio, pero su pena era de una naturaleza distinta,
02:43más oscura y pesada. No era el dolor limpio de la pérdida, sino la carga corrosiva de la culpa.
02:51Un secreto monstruoso anidaba en su pecho, un parásito que le devoraba la paz y le robaba el
02:57aliento. Había sido testigo y, peor aún, partícipe involuntaria de un crimen que clamaba justicia.
03:06El veneno que había detenido el corazón de Julio había pasado, en cierto modo, por sus manos, y ahora
03:13recorría sus propias venas, gelándole el alma. Esa tarde, el parásito había comenzado a moverse con
03:21una virulencia insoportable. Cada encuentro con Úrsula, cada una de sus sonrisas afiladas y sus
03:27palabras falsamente amables, era una tortura. Úrsula la vigilaba, la acercaba, recordándole con cada
03:37gesto el pacto de silencio que las unía en la infamia. Pero el miedo Úrsula, un terror paralizante
03:44que la había mantenido callada durante semanas, empezaba a ser eclipsado por un horror aún mayor,
03:50el de su propia conciencia. El fantasma de don Julio no la visitaba en sueños, vivía con ella,
03:59en el reflejo de sus ojos, en el sabor amargo de cada bocado de pan. Mientras el sol moría,
04:06la determinación de Ana, frágil como el cristal, encontró una fisura por la que colarse. Vio a Rafael
04:15en los jardines, su silueta recortada contra el cielo encendido, la viva imagen de la desolación.
04:23Y supo que no podía más. El peso del secreto la estaba aplastando, convirtiéndola en un espectro.
04:31Necesitaba liberarse, aunque esa liberación significara su propia perdición. Con el corazón
04:37martilleándole en el pecho con la fuerza de un tambor de guerra, Ana se acercó. Cada paso sobre la grava
04:44del sendero resonaba en sus oídos como una sentencia. Señorito Rafael, su voz fue un hilo,
04:51apenas audible, que el viento de la tarde amenazó con llevarse. Rafael se giró, sus ojos, profundos y
04:59ensombrecidos por el dolor, se posaron en ella. Vio el tormento en el rostro de la doncella,
05:07la palidez mortal, el temblor incontrolable de sus labios. Había visto esa mirada antes,
05:15en los ojos de los soldados que sabían que no verían un nuevo amanecer. Ana, ¿qué ocurre?
05:21Pareces, enferma. Ella negó con la cabeza, las lágrimas brotando sin control, trazando surcos
05:28limpios en el polvo de sus mejillas. Peor que enferma, señorito, estoy condenada. Rafael
05:36frunció el ceño, dando un paso hacia ella. ¿Condenada? ¿De qué hablas? ¿Alguien te ha
05:43amenazado? ¿Es Úrsula? Su instinto, afilado por semanas de sospechas, apuntó directamente al corazón
05:50de la oscuridad. El nombre de Úrsula fue la llave que abrió las compuertas. El torrente de palabras,
05:58atropelladas, ahogadas en sollozos, brotó de los labios de Ana. No puedo más, señorito. No puedo
06:06seguir viviendo con esto. Me va a matar. El recuerdo me va a matar. Se agarró a la manga de la chaqueta de
06:14Rafael, sus dedos aferrándose a él como si fuera el único punto de anclaje en un mundo que se disolvía.
06:20Fue ella, señorito. Fue la señorita Úrsula. Rafael la sujetó por los hombros,
06:28su confusión tornándose en una terrible premonición.
06:33¿Ella qué, Ana? Habla claro, por el amor de Dios. El veneno, susurró Ana, y la palabra pareció quemarle
06:40la lengua. La bebida de Don Julio, la merienda, yo la serví, pero fue ella quien la preparó.
06:50Yo la vi, me obligó a callar, me amenazó, dijo que si hablaba, mi familia pagaría las consecuencias.
06:58Dijo que nadie me creería, que yo sería la única culpable. Y yo le creí, fui una cobarde.
07:04El mundo de Rafael se detuvo. El zumbido de los insectos en el jardín, el lejano murmullo de las
07:12voces de la casa, todo se desvaneció en un silencio atronador. Las palabras de Ana, aunque esperadas en
07:19lo más profundo de su ser, cayeron sobre él con la fuerza de un rayo, demoliendo la última barrera de
07:25incertidumbre y dejando al descubierto una verdad tan monstruosa que le costaba respirar.
07:32Úrsula, su prima, la mujer que había sonreído en el funeral de Julio, que había ofrecido consuelo
07:38con manos manchadas de sangre. La rabia, una oleada de fuego líquido, ascendió por su pecho,
07:45cegadora, absoluta. Pero al mirar el rostro descompuesto de Ana, una criatura rota por el
07:51miedo y el remordimiento, la ira dio paso a una fría y cortante lucidez. La doncella era la clave,
08:00pero también era la víctima más vulnerable. Tranquila, Ana, dijo, su voz sorprendentemente firme.
08:09Mírame, has hecho lo correcto, has sido valiente, tomó el rostro de la joven entre sus manos.
08:16Ahora escúchame con atención, nadie debe saber de esta conversación. Nadie, ¿entendido?
08:21Debes actuar como si nada hubiera pasado. Sigue sirviendo, sigue obedeciendo. Tu vida
08:28depende de ello. Yo te protegeré, te lo juro por la memoria de mi hermano.
08:35La confesión había sido pronunciada. La verdad, como una bestia largo tiempo encadenada,
08:41había sido liberada. Y mientras Ana, temblando pero con una extraña sensación de ligereza en el alma,
08:48se retiraba hacia la servidumbre. Rafael permanecía en el jardín, inmóvil, mientras la oscuridad de la
08:55noche se cernía sobre Valle Salvaje, una oscuridad que ahora tenía un nombre y un rostro.
09:02La caza había comenzado. Mientras tanto, en otro rincón del valle, la humillación era el veneno que
09:08se servía en copas de cristal tallado. La fiesta por el anuncio del compromiso entre Leonardo, hijo de los
09:16marqueses de Guzmán, e Irene, la hija del duque José Luis, era un espectáculo de sonrisas falsas y
09:22ambiciones apenas veladas. Pero para Bárbara, la hermana de Adriana, cada nota de la música, cada brindis,
09:31era una cuchillada en el corazón. Amaba a Leonardo, o creía amarlo, y verle encadenado a Irene por un
09:40pacto que apestaba a tierras y a títulos la desgarraba. Se sintió como un objeto decorativo,
09:47una simple costurera cuya presencia se toleraba por su vínculo con Adriana. Los marqueses, padres de
09:54Leonardo, apenas le habían dirigido la mirada, una mirada fría y despectiva que la había desnudado de
10:00toda dignidad. Leonardo, atrapado en una jaula de oro, intentaba comunicarse con ella con la mirada,
10:09una mirada desesperada que prometía rebelión, pero Bárbara sólo veía la cruda realidad de su impotencia.
10:17La distancia social entre ellos era un abismo que ninguna pasión parecía capaz de salvar.
10:24Humillada, con el sabor de las lágrimas mezclándose con el del vino caro, se escabulló de la celebración,
10:30buscando el refugio de la noche para lamer sus heridas. Y en la casa pequeña, el hogar de los
10:37Salcedo de la Cruz, otro tipo de guerras se libraba, una más silenciosa pero no menos cruel.
10:45Luisa, la cocinera, una mujer de carácter forjado en la adversidad, volvía a enfrentarse a los fantasmas
10:52de su pasado en la figura de Tomás. Él había regresado al valle, trayendo consigo recuerdos
10:59que Luisa se había esforzado por enterrar. Tomás era un maestro de la manipulación,
11:07un encantador de serpientes que usaba su historia compartida como un arma, torciendo los recuerdos,
11:13presentándose como una víctima y sembrando la duda en quienes la rodeaban.
11:17Luisa intentaba advertir a los demás, especialmente a Mercedes, la nueva señora de la casa, sobre la
11:25verdadera naturaleza de Tomás. Pero él era hábil, con cada palabra, con cada gesto de falsa humildad,
11:34lograba darle la vuelta a la situación, pintando a Luisa como una mujer rencorosa y despechada,
11:39incapaz de superar un antiguo desamor. Se estaba ganando la confianza de los habitantes de la casa
11:47pequeña, consolidando su posición, y Luisa sentía como el suelo se abría bajo sus pies, aislándola,
11:54dejándola sola en una batalla que parecía perdida de antemano. El aire en su propia cocina se había
12:02vuelto irrespirable, y el regreso de Tomás amenazaba con destruir la frágil paz que tanto
12:07le había costado construir. Así terminaba el martes, con una verdad liberada que prometía un
12:14cataclismo, con un corazón roto por la humillación y con una lucha de poder envenenada por el pasado.
12:21El miércoles 1 de octubre amanecería sobre Valle Salvaje, sin saber que estaba destinado a ser un día
12:27en el que la muerte volvería a planear su sombra sobre los tejados y los destinos de todos penderían
12:32de un hilo. El alba de la verdad, el ocaso de la inocencia, el sol del miércoles se alzó sobre el
12:39valle con una indiferencia cruel, dorando los campos y los bosques que pronto serían escenario de intrigas
12:45mortales. La luz, pura y limpia, se derramaba por las ventanas de la casa grande, pero no podía disipar
12:54las sombras que se habían anidado en los corazones de sus habitantes. Rafael no había dormido. La
13:01confesión de Ana había resonado en su mente durante toda la noche, cada palabra un eco que
13:06avivaba el fuego de su odio hacia Úrsula. La imagen de su hermano, Julio, en sus últimos momentos,
13:14se superponía con la visión de la sonrisa calculadora de su prima. Era una juxtaposición
13:21grotesca que le revolvía las entrañas. La verdad era un arma, pero un arma de doble filo.
13:29Si actuaba de forma impulsiva, Úrsula podría negarlo todo, destruir a Ana y escapar de la justicia.
13:38Necesitaba un aliado, alguien que compartiera no solo su sangre, sino también el amor por Julio y el
13:44anhelo de verdad. Necesitaba a Adriana. La encontró en la biblioteca, un refugio de silencio que ambos
13:52solían compartir. Adriana estaba sentada junto a un ventanal, un libro abierto sobre su regazo,
14:00pero su mirada estaba perdida en la distancia. La tensión de los últimos días había dejado una
14:06marca en su semblante, una sombra de preocupación que empañaba su belleza.
14:13Adriana, dijo Rafael, su voz grave resonando en la quietud de la sala. Ella levantó la vista,
14:20y al ver la expresión en el rostro de Rafael, supo que algo había cambiado de forma irrevocable.
14:27El tormento en sus ojos era ahora una determinación gélida. ¿Qué sucede, Rafael? Tu mirada.
14:33Me asusta. Él cerró la pesada puerta de roble, el sonido sordo sellando el espacio,
14:41creando una burbuja de confidencialidad en medio de una casa de paredes que oían.
14:48Se acercó a ella, su movimiento era lento, deliberado, como el de un hombre que carga con
14:54un peso inmenso. Tenía razón, comenzó, su voz apenas un susurro. Desde el principio,
15:02tu instinto te lo advirtió. Y yo, ciego por el dolor y la confusión, no quise ver. Adriana
15:11se puso de pie, su corazón latiendo con una mezcla de temor y vindicación. ¿Ver el qué? La muerte de
15:19Julio. No fue el destino. No fue una enfermedad repentina. Rafael hizo una pausa, buscando las
15:26palabras, sabiendo que una vez pronunciadas, no habría vuelta atrás. Fue un asesinato. La palabra
15:35quedó suspendida en el aire, vibrando con una energía maligna. Adriana se llevó una mano a la boca,
15:43aunque en el fondo de su alma, era una confirmación de sus peores pesados. ¿Quién? Preguntó, su voz
15:51temblorosa. ¿Cómo lo sabes? Ana me lo ha confesado todo, replicó Rafael, y procedió a relatarle la
15:58conversación de la tarde anterior en el jardín. Cada detalle de la confesión de la doncella, el
16:05veneno, la coerción, la amenaza. Mientras hablaba, el rostro de Adriana pasaba de la conmoción a la
16:12ira, y finalmente, a una profunda y abrumadora culpa. Dios mío, exhaló, sentándose de nuevo,
16:22como si las piernas no pudieran sostenerla. Ana, pobre criatura, y yo, yo no hice nada. Las lágrimas
16:30comenzaron a rodar por sus mejillas. Sentía que algo no estaba bien, Rafael, veía a Úrsula, su forma de
16:39moverse, de sonreír. Había algo depredador en ella, y vi el miedo en los ojos de Ana, pero no la presioné
16:47con acento agudo, no la protegí. Pensé que eran imaginaciones mías, que el dolor me hacía ver
16:54fantasmas. No te culpes, Adriana, dijo Rafael, arrodillándose frente a ella, tomando sus manos
17:02frías. Ninguno de nosotros podía imaginar tal grado de maldad. Úrsula nos ha engañado a todos.
17:11Ha jugado con nuestro dolor. Ha llorado falsas lágrimas sobre la tumba de su víctima.
17:18¿Qué vamos a hacer? Preguntó ella, su voz quebrada por la angustia. No podemos ir simplemente
17:24al duque y acusarla. Lo negará, dirá que es el delirio de una doncella asustada. Necesitamos
17:31pruebas. Lo sé, y por eso he venido a ti. Debemos ser más astutos que ella. Debemos proteger a Ana a
17:38toda costa. Ella es la única que puede desenmascararla. La conversación, cargada de dolor
17:46y de una incipiente sed de justicia, los unió en un propósito común. El amor que sentían el uno por
17:53el otro, un amor que había nacido en la adversidad y que había sobrevivido a la muerte de Julio, se
17:59transformó en ese momento en una alianza inquebrantable. Eran dos soldados preparándose
18:06para una guerra que se libraría no en el campo de batalla, sino en los pasillos susurrantes de su
18:11propio hogar. Pero el alivio de compartir la carga, la catarsis de ponerle nombre a la verdad, duró un
18:19suspiro. Mientras planeaban su siguiente movimiento, la puerta de la biblioteca se abrió de golpe.
18:29Úrsula apareció en el umbral. La sangre se geló en las venas de Rafael y Adriana. La conversación
18:35se cortó en seco, dejando un silencio denso y culpable. Úrsula, ajena a la tormenta que acababa
18:43de desatarse, les dedicó una de sus sonrisas perfectas, una obra de arte de la falsedad.
18:51Sus ojos, sin embargo, dos esquirlas de hielo, se movieron de uno a otro, notando la tensión,
18:58las manos entrelazadas, las lágrimas recientes en el rostro de Adriana.
19:02Vaya, interrumpo algo. Dijo con un tono cantarín que contrastaba macabramente con la situación.
19:12Perdonadme, buscaba a mi tía Victoria. ¿La habéis visto? No, respondió Rafael,
19:18poniéndose de pie, interponiéndose instintivamente entre Úrsula y Adriana.
19:25Su voz era un témpano. Úrsula arqueó una ceja, disfrutando del efecto que su presencia causaba.
19:33¿Qué serios estáis? Cualquiera diría que habéis visto un fantasma. Hizo una pausa dramática.
19:40Quizás el del pobre Julio, la mención del nombre de su víctima, dicha con tal desparpajo,
19:46fue una provocación tan brutal que Rafael tuvo que apretar los puños hasta que los nudillos se
19:51le pusieron blancos para no abalanzarse sobre ella. Adriana, recuperando la compostura,
19:58se secó las lágrimas y se levantó. Estábamos recordando, Úrsula.
20:05El dolor aún está muy presente. Por supuesto, querida, ronroneó Úrsula, aunque su mirada decía
20:12que no se creía ni una palabra. Bueno, si veis a mi tía, decidle que la busco. Tenemos asuntos que
20:20atender. Se giró, pero se detuvo en la puerta y miró por encima del hombro.
20:27¡Ah, Victoria! Justo a tiempo. Victoria, la duquesa, apareció detrás de ella,
20:33su rostro una máscara de severidad aristocrática. Miró a su sobrina y luego a Rafael y Adriana,
20:40su olfato para las intrigas tan agudo como el de un sabueso.
20:46¿Qué ocurre aquí? Preguntó, su voz cortante. Nada, tía. Ya me iba, dijo Úrsula.
20:54Y entonces, con una crueldad calculada, se dirigió a Victoria, pero asegurándose de que
21:01Rafael y Adriana la oyeran perfectamente. Por cierto, tía, todo está listo. No tienes
21:08que preocuparte por nada más. Victoria sintió, una mínima inclinación de cabeza.
21:16Bien, procede como planeamos. La conversación era críptica, pero para Rafael y Adriana,
21:22que ahora poseían la clave de la maldad de Úrsula, cada palabra sonó como una sentencia de muerte.
21:30¿Todo está listo? ¿Qué plan era ese? Sin saber que habían sido descubiertas,
21:35sin imaginar que la verdad ya había salido a la luz, tía y sobrina compartieron una mirada de
21:40complicidad. Y en esa mirada se selló el destino de Ana. El plan era de una simplicidad brutal.
21:50Úrsula, bajo el pretexto de una urgencia, enviaría a Ana al pueblo a por unas hierbas
21:55medicinales. Era un encargo inusual, diseñado para alejarla de la protección de la casa grande.
22:05En el camino del bosque, un sendero solitario flanqueado por árboles centenarios que apenas
22:10dejaban pasar la luz del sol, dos bandidos a sueldo la estarían esperando.
22:16La instrucción era clara. Parecería un asalto que había salido mal. Nadie sospecharía.
22:25El cuerpo sería encontrado horas después, o quizás días. Una doncella muerta en un camino peligroso.
22:31Una tragedia, sí, pero una de tantas. Y con la muerte de Ana, el único testigo de su crimen,
22:40el último cabo suelto, desaparecería para siempre.
22:45Úrsula se aseguraría la impunidad. Mientras Úrsula y Victoria se alejaban por el pasillo,
22:51susurrando los últimos detalles de su conspiración, Rafael y Adriana se quedaron en la biblioteca,
22:57paralizados por el horror. La frase todo está listo resonaba en sus mentes, adquiriendo un
23:04significado siniestro y urgente. No sabían cuál era el plan, pero el instinto les gritaba que estaba
23:12dirigido contra Ana. Debemos encontrarla, dijo Rafael, saliendo de su estupor. Debemos
23:20sacarla de esta casa ahora mismo. Corrieron por los pasillos, el corazón desbocado, buscando a la
23:27doncella. Pero Ana no estaba en la cocina, ni en los lavaderos, ni en las habitaciones que limpiaba.
23:35El pánico comenzó a apoderarse de ellos. Finalmente, encontraron a otra sirvienta,
23:40una joven asustadiza llamada Inés. ¿Has visto a Ana? Preguntó Adriana, tratando de mantener la calma.
23:50Inés asintió. Sí, señorita, acaba de salir. La señorita Úrsula la ha enviado al pueblo. Parecía
23:59tener mucha prisa. Dijo que era por unas hierbas para la duquesa, que se sentía indispuesta. La sangre
24:06abandonó el rostro de Rafael. El camino del bosque, dijo, mirando a Adriana. Sus ojos reflejaban el mismo
24:15terror. No había tiempo que perder. Sin decir una palabra más, Rafael salió corriendo de la casa,
24:23dirigiéndose a las caballerizas. Cada segundo era vital. La vida de Ana, la única prueba contra la
24:30asesina de su hermano, pendía de un hilo, y él había jurado protegerla. Mientras ensillaba su caballo
24:38con manos febriles, el sol del mediodía proyectaba largas y ominosas sombras a través del patio,
24:45sombras que parecían garras extendidas, ansiosas por reclamar una nueva víctima. La carrera contra la
24:52muerte había comenzado. El teatro de la manipulación y el brindis de la ambición. Lejos del peligro
25:00inminente que acechaba a Ana, en la casa pequeña, Luisa libraba su propia batalla. La presencia de
25:08Tomás se había convertido en una espina clavada en la cotidianidad de la casa, una fuente constante
25:13de irritación y desconfianza que sólo ella parecía percibir en toda su magnitud. Aquella mañana,
25:21decidida a no dejarse avasallar, a no permitir que el manipulador reescribiera su historia y
25:26envenenara su presente, decidió enfrentarlo a la vista de todos. El momento llegó durante el
25:33almuerzo de la servidumbre. El ambiente era tenso. Tomás, con su estudiada pose de hombre arrepentido
25:39y trabajador, se había ganado la simpatía de algunos, que veían en la hostilidad de Luisa
25:45una simple rencilla personal. Tomás, dijo Luisa, su voz clara y firme, cortando el murmullo de las
25:54conversaciones. Creo que es hora de que todos sepan la verdad sobre tu pasado. Sobre por qué te fuiste
26:02del pueblo la última vez. Tomás levantó la vista de su plato, una expresión de dolorosa sorpresa
26:09perfectamente ensayada en su rostro. Luisa, no sé a qué te refieres. Oh, lo sabes perfectamente,
26:18insistió ella, sintiendo las miradas de los demás clavadas en ella.
26:24Hablo de los robos en el almacén del señor Perea. Hablo de cómo desapareciste justo cuando
26:29las sospechas empezaron a apuntar hacia ti. El silencio se apoderó de la mesa. Tomás bajó la
26:36cabeza como un hombre aplastado por el peso de una falsa acusación. No puedo creer que saques eso
26:44ahora, Luisa, dijo con la voz quebrada. Después de tantos años. Sabes que fui inocente. Sabes que
26:52me fui porque no podía soportar que la gente, que tú, dudarais de mí. Me rompiste el corazón y me
27:00marchaste de mi hogar. Se levantó, su actuación alcanzando su clímax. Miró a los demás con ojos
27:07llorosos. Es cierto, hubo robos. Y yo, por mi mala cabeza de entonces, por las compañías que
27:14frecuentaba, me convertí en el sospechoso ideal. Pero yo no robé nada. Luisa lo sabe, o debería
27:22saberlo. Pero parece que prefiere creer lo peor de mí. Su discurso fue magistral. Convirtió la
27:29acusación de Luisa en el ataque de una mujer despechada. Se pintó a sí mismo como una víctima,
27:37no sólo de la injusticia, sino del desamor. Algunos de los presentes asintieron, compadecidos.
27:45Miraron a Luisa con reproche, como si hubiera cruzado una línea, como si estuviera usando un viejo
27:50rumor para atacar a un hombre que sólo intentaba rehacer su vida. Luisa se quedó sin palabras,
27:57frustrada, furiosa. Había intentado exponerlo, y él, con su retórica venenosa, había logrado no
28:04sólo defenderse, sino dejarla a ella en entredicho, como una persona cruel y vengativa.
28:12Vio la sonrisa fugaz, casi imperceptible, de triunfo en los labios de Tomás antes de que
28:18éste se diera la vuelta y saliera de la cocina, dejando tras de sí una estela de compasión por
28:23él y de animosidad hacia ella. Había perdido esa batalla, y lo que era peor, Tomás había ganado
28:31terreno, consolidando su imagen de hombre honorable y fortaleciendo su posición en la casa pequeña.
28:39Luisa se sintió más sola que nunca, atrapada en una red de mentiras que su enemigo tejía con una
28:44habilidad diabólica. Mientras tanto, en la casa grande, la ambición se celebraba con champán. El
28:53duque José Luis, eufórico por la alianza con los marqueses de Guzmán, no cabía en sí de gozo.
29:01El compromiso de su hija Irene con Leonardo era, para él, la culminación de años de planificación,
29:08un movimiento maestro en el gran tablero de ajedrez de la política y el poder.
29:12«Preparen todo para la boda», ordenó a sus sirvientes, su voz resonando en el gran salón.
29:21«Quiero una celebración que se recuerde durante un siglo. Esta unión traerá prosperidad y gloria
29:26a nuestro nombre». José Luis veía la boda como un negocio, una fusión de casas nobles que aseguraría
29:34su legado. El amor, la felicidad de su hija, eran consideraciones secundarias, detalles triviales
29:42frente a la magnitud del beneficio que obtendrían. Irene, que había sido convocada a presencia de su
29:50padre, lo escuchaba con una creciente sensación de pánico. El anuncio de la noche anterior la había
29:57dejado en estado de shock, pero ahora, al ver la determinación férrea de su padre, el miedo se
30:03transformaba en desesperación. «Padre, por favor», suplicó, su voz un hilo de angustia. «No puedo
30:11casarme con Leonardo». «No lo amo, y él, él no me ama a mí». José Luis se giró hacia ella, su sonrisa
30:20de triunfo desvaneciéndose para dar paso a una expresión de fría autoridad. «¿Amor? ¿Qué tontería
30:27es esa? El amor es para los poetas y los campesinos. Nosotros hacemos alianzas». «Leonardo es el esposo
30:35perfecto para ti. Es de buena familia, tiene un título, y esta unión nos fortalecerá a ambos». «No hay
30:43nada más que discutir. Pero, padre, he dicho que no hay nada más que discutir». Tronó el duque, golpeando
30:51la mesa con el puño. «Cumplirás con tu deber, Irene, como una galvez de aguirre. No me desobedecerás
30:59en esto». La mirada de su padre era de acero, inquebrantable. Irene comprendió con una claridad
31:06desoladora que sus sentimientos no importaban. Era un peón en el juego de su padre, una mercancía que
31:13iba a ser intercambiada por poder y prestigio. Con el corazón hecho pedazos, se retiró,
31:21las palabras de su padre resonando en sus oídos como el cierre de la puerta de una prisión.
31:28Incapaz de soportar la asfixiante atmósfera de su propia casa, Irene buscó un respiro en los
31:33jardines, y fue allí donde se encontró con el origen de su desdicha, Leonardo. Él también había
31:41escapado de la fiesta de la ambición, su rostro una máscara de furia y frustración.
31:48Pero al ver a Irene, su ira se transformó en una extraña forma de compasión. «Lo siento»,
31:54dijo él, su voz ronca. «Siento que te hayan arrastrado a esto». Irene lo miró,
32:01las lágrimas brillando en sus ojos. «Mi padre no me escucha. Está decidido. Dice
32:09que es mi deber. Pues yo no pienso cumplir con el mío», replicó Leonardo con una ferocidad
32:15que sorprendió a Irene. Se acercó a ella, su mirada intensa. «Escúchame, Irene, no voy a casarme
32:23contigo. No de esta manera. Amo a otra persona, y no voy a permitir que nuestros padres destruyan
32:30tres vidas por sus estúpidos acuerdos». La determinación en su voz era un pequeño faro
32:36de esperanza en la oscuridad de Irene. «¿Pero cómo? ¿Qué podemos hacer? Son demasiado poderosos.
32:45Encontraré la manera», aseguró Leonardo. «Les haremos creer que aceptamos, ganaremos tiempo. Pero
32:53te juro que impediré esta boda. No te convertirás en mi esposa». Esta promesa, aunque nacida del amor
33:00por otra mujer, fue un bálsamo para el alma herida de Irene. No estaban solos, eran dos prisioneros en
33:08la misma celda, y quizás, solo quizás, juntos podrían encontrar una forma de escapar. Pero esta
33:17revelación fue interrumpida por la llegada de Bárbara. Había visto a Leonardo e Irene juntos desde la
33:22distancia, y su corazón, ya maltratado, se contrajo con una punzada de celos y desesperación.
33:30Se acercó a ellos, sus ojos fijos en Leonardo, ignorando a Irene. «Así que esto es todo»,
33:37dijo, su voz temblando de dolor y rabia. «Te comprometen con ella y corres a sus brazos
33:43a consolarla». «¿Y yo qué, Leonardo? ¿Qué hay de mí?» «Bárbara, no es lo que parece»,
33:50comenzó Leonardo, dando un paso hacia ella. Justo le estaba diciendo a Irene que…» «No quiero
33:57escuchar tus excusas», lo interrumpió ella, retrocediendo. «Vi cómo te miraban sus padres
34:03esa noche». «Ví cómo me miraban a mí. Soy una simple costurera para ellos. Una aventura pasajera».
34:10«¿Y tú?» «Tú no hiciste nada. Dejaste que tu padre anunciara esa farsa. No tuve elección». «Bárbara,
34:19fue una sorpresa para mí también», se defendió él, su frustración creciendo. «Siempre hay una elección,
34:27Leonardo. Y tú elegiste el título, la fortuna. Elegiste obedecer». El dolor en el rostro de
34:35Bárbara era inmenso. Se sentía traicionada, humillada, reducida a nada. «Temo que los
34:43marqueses se salgan con la suya. Temo que te pierda para siempre». Rota por el dolor, Bárbara se dio la
34:50vuelta y huyó, dejando a Leonardo plantado, atrapado entre la mujer que amaba y la mujer con la que le
34:57obligaban a casarse. La alianza que el duque celebraba con tanto entusiasmo ya había comenzado
35:04a cobrarse sus primeras víctimas, sembrando la discordia y el sufrimiento. Y mientras estos
35:11dramas del corazón se desarrollaban bajo el sol, en el oscuro y silencioso bosque,
35:16un drama mucho más sangriento estaba a punto de alcanzar su punto culminante.
35:27¡Gracias!
Sé la primera persona en añadir un comentario
Añade tu comentario

Recomendada

52:28
Good Show
hace 3 días
43:35