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#ValleSalvaje #capítulo300Una #palabra
“Una palabra mía y lo perderás todo” – Avance ‘Valle Salvaje’, capítulo 300 (20 de noviembre)
Avance del capítulo 300 de ‘Valle Salvaje’, que se emite el jueves 20 de noviembre. Dámaso deja entrever el alcance de su poder ante los duques. Con avance en vídeo incluido.

La noche se había echado encima de Valle Salvaje como una manta demasiado pesada. No era la oscuridad de siempre: había algo más denso en el aire, una sensación de que el propio valle contenía la respiración, esperando el siguient ...
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#ValleSalvaje, #capítulo300Una, #palabra, #perderás, #todo
Transcripción
00:00Una palabra mía y lo perderás todo, Avance Valle Salvaje, capítulo 300, 20 de noviembre.
00:18Avance del capítulo 300 de Valle Salvaje, que se emite el jueves 20 de noviembre.
00:24Damaso deja entrever el alcance de su poder ante los duques, con avance en vídeo incluido.
00:32La noche se había echado encima de Valle Salvaje como una manta demasiado pesada. No era la oscuridad
00:38de siempre. Había algo más denso en el aire, una sensación de que el propio Valle contenía la
00:44respiración, esperando el siguiente movimiento de alguien que acababa de resucitar de entre los
00:49muertos. Ese, alguien, tenía nombre y apellido. Damaso. Desde que el hombre que todos daban por
00:58enterrado cruzó de nuevo los límites de la hacienda, nada volvió a ser igual.
01:05Primero fueron los rumores, luego las miradas, después, la alianza sellada en secreto con Mercedes.
01:11Y ahora, por fin, la guerra declarada abiertamente a Victoria. No como un arrebato, no como una
01:20amenaza vacía, sino como una promesa cuidadosamente articulada. Te lo quitaré todo, le había dicho
01:27horas antes, con voz baja, casi amable, y lo peor era que, por primera vez en mucho tiempo,
01:34Victoria no supo si tenía con qué defenderse.
01:36En el salón principal de la casa grande, las lámparas estaban encendidas a media luz.
01:45Los retratos de los antepasados parecían observar, con ceños fruncidos, a los nuevos
01:51jugadores de aquella partida peligrosa. Sobre la chimenea, el fuego ardía sin lograr ahuyentar
01:59el frío que se había instalado en los corazones de los presentes. Leonardo e Irene permanecían de pie,
02:06frente al gran ventanal, todavía con los abrigos del viaje a Burgos colgando de sus
02:11hombros. Bárbara, en cambio, estaba sentada en el borde de un sillón, rígida, las manos
02:20entrelazadas con tanta fuerza que los nudillos se le habían puesto blancos. Entonces, su voz se quebró,
02:28aunque intentó sostenerla. ¿Todo este tiempo me habéis mirado a la cara sabiendo lo que sentíais
02:33el uno por el otro? Leonardo bajó la mirada. Irene tragó saliva. Bárbara, no. Empezó él. No me digas
02:43que no. Lo cortó ella, con una risa amarga. He escuchado la historia entera. Burgos, el viaje,
02:53solo de negocios, las noches de confesiones. Sus ojos brillaron, pero no por ternura.
02:59Cuando pensabais contármelo, cuando ya no quedara nada de mí, Irene dio un paso hacia ella, con las
03:07manos extendidas, como si pudiera abrazar una herida. Te juro que nunca fue nuestra intención
03:13herirte así. Susurró. Yo, yo intenté alejarme. Intenté cortar esto desde que me di cuenta.
03:22Pero tú y yo, siempre hemos sido amigas. Y Leonardo, miró al hombre que amaba con una
03:28mezcla de culpa y necesidad. Nada de esto fue planeado. Claro, replicó Bárbara. El amor nunca
03:37se planea, ¿verdad? Simplemente, pasa. Como si no hubiera responsabilidad, como si el dolor
03:45que causáis fuera un efecto colateral inevitable. Hubo un silencio pesado. El fuego crepitó,
03:53ajeno a la tragedia. Bárbara, escúchame, insistió Leonardo, acercándose. Antes de ir a Burgos ya
04:02estaba confundido. Contigo, con nosotros, no es que no te quisiera, es que... Es que nunca fue suficiente.
04:11Terminó ella por él. Para ti, para Irene, para nadie. Se levantó de golpe, obligando a ambos a
04:18retroceder. ¿Sabes qué es lo peor? Preguntó, mirándolos alternativamente. Que si me hubieras
04:27dicho la verdad desde el principio, Leonardo, habría sufrido. Pero al menos habría podido
04:32respetarte. Y tú, Irene... Su voz se quebró definitivamente. Tú eras mi refugio, mi hermana
04:40elegida. Ahora sois los dos la prueba viviente de que no se puede confiar en nadie. Irene dio un
04:48paso más, desesperada. Bárbara, por favor, no me apartes de tu vida. Podemos encontrar
04:56una manera. Una manera de que... Sus ojos se llenaron de lágrimas que ahora ya no podía
05:01contener. ¿De que os bendiga y os desee suerte? De veros pasear por esta casa, cogidos de la
05:08mano, como si no hubiera pasado nada. No. Eso no va a ocurrir. Se giró hacia la puerta. A
05:16partir de hoy, considerad que habéis perdido algo más que mi amor y mi amistad. Sus palabras
05:22sonaron como un veredicto. Habéis perdido la parte de mí que aún creía que la lealtad
05:28significaba algo. Y se fue, dejando detrás un silencio tan profundo que ni siquiera las
05:33disculpas encontraron espacio para nacer. En la casa pequeña, el ambiente era distinto,
05:40pero igual de cargado. El olor a tierra húmeda entraba por la ventana del despacho, donde Eduardo
05:46revisaba unos papeles con gesto tranquilo.
05:50Demasiado tranquilo, pensó Rafael, que lo observaba desde el marco de la puerta. No
05:56sabía que él, amigo de Bernardo, tuviera tanta mano con las cuentas, comentó el joven,
06:02apoyándose en la madera.
06:06Eduardo levantó la vista y sonrió. Rafael, adelante. Las cifras son menos peligrosas de
06:12lo que parecen, te lo aseguro. Rafael avanzó despacio, clavándole la mirada.
06:19Eso depende. Respondió. Depende de quién las use, y para qué.
06:26Eduardo soltó una pequeña carcajada. Te pareces a tu tío, dijo. Siempre viendo conspiraciones donde
06:33solo hay negocios.
06:34Mi tío no necesita que nadie lo defienda, replicó Rafael. Pero sí necesita que la casa
06:41pequeña siga siendo suya cuando vuelva.
06:46Y últimamente, miró los planos y documentos extendidos sobre la mesa. Parece más tuya
06:51que suya.
06:54Eduardo se encogió de hombros, sin perder la sonrisa. Bernardo me dejó al cargo. Solo estoy
07:00intentando que esto prospere. Señaló un croquis. Con esta ampliación de tierras, podríamos
07:06duplicar las cosechas en menos de un año. Rafael se inclinó sobre los papeles. Podríamos.
07:14Frunció el ceño. Veo muchos. Podrías, tú. La mayoría de los contratos están a tu nombre,
07:22no al de mi tío. Detalles legales, replicó el hombre, quitándoles importancia.
07:28El día que Bernardo regrese, bastará confirmar las transferencias correspondientes.
07:36Confía en mí. Rafael apretó la mandíbula. Ese es el problema, Eduardo, dijo en voz baja.
07:45No confío. Cuando salió del despacho, el aire exterior le pareció menos respirable.
07:51Algo no encajaba. Demasiado poder acumulado en manos de un hombre que, en teoría, solo estaba
07:59ayudando. Y, para colmo, Mercedes lo defendía con un entusiasmo que, unido a su reciente alianza
08:08con Damaso, encendía todas sus alarmas. Si mi tío supiera lo que está pasando aquí,
08:15pensó, mientras el valle se extendía ante él, silencioso y cómplice. En la cocina de la casa
08:23grande, el calor era otro. El de los fogones, el de las teteras, el de las confidencias.
08:32Eva secaba unos platos cuando se detuvo de pronto, mirando a Pepa con una mezcla de vergüenza y
08:37determinación. Doña Pepa, se corrigió rápidamente. Perdón, Pepa, ¿puedo decirte algo sin que te
08:46enfades? Pepa, que estaba amasando pan, levantó una ceja. Eso depende de lo que sea, hija. Respondió,
08:55aunque sus ojos tenían un brillo curioso. Pero puedes intentarlo. Eva dejó el plato a un lado,
09:03respiró hondo y se cruzó de brazos, como si así se protegiera. Es sobre Amadeo. El nombre bastó
09:12para captar la atención completa de Pepa. Se secó las manos en el delantal y se giró hacia ella.
09:19Ya me suponía yo, murmuró, ese hombre te tiene más revuelta por dentro que un guiso mal removido.
09:26¿Qué ha hecho? Eva negó despacio. No es lo que ha hecho. Es lo que no quiere hacer.
09:35Pepa frunció el ceño. Aclárate, ayer, tragó saliva. Ayer me dijo que si fuera por él,
09:42dejaría la taberna y el trabajo, que se iría conmigo a cualquier parte.
09:45Que me quiere, que no quiere perderme. Pero... Sus ojos se llenaron de una tristeza serena. También
09:54dijo que no puede. Que hay cosas de su pasado que no puede abandonar. Deudas, compromisos, personas.
10:05Pepa la observó unos segundos en silencio. ¿Y tú qué sentiste al oír eso? Preguntó por fin.
10:10Sentí que soy. Mitad elección y mitad cadena. Confesó Eva. Que soy la que él quiere,
10:18pero no la que puede tener sin pagar un precio que no está dispuesto a asumir.
10:23Y me pregunto si no estoy construyendo un futuro sobre una promesa que nunca se cumplirá.
10:30Pepa suspiró y se acercó a ella, apoyando una mano en su hombro. Escucha, muchacha.
10:35Hay hombres que aman con todo el corazón, pero no saben soltar los lastres que los hunden.
10:45No se trata de que no sea suficiente, sino de que él aún no ha decidido dejar de pertenecerle a sus fantasmas.
10:52¿Y qué hago yo con eso? Preguntó Eva, con un hilo de voz.
10:56Decidir si quieres ser su ancla o su salvavidas, respondió Pepa.
11:02El ancla se hunde con él. El salvavidas flota, pero solo si el otro también se agarra.
11:10Eva la miró, sorprendida por la claridad de sus palabras. Quizás, pensó, Amadeo no era el único que tenía que tomar decisiones.
11:17Ella también. A la mañana siguiente, las ruedas de un carruaje rompieron el silencio del patio principal de la casa grande.
11:29Francisco, nervioso en su nuevo papel de mayordomo, intentaba coordinar a los criados, pero cada orden que daba parecía tropezar con la anterior.
11:37La puerta, A, B, R. No, primero los baúles. No, esperen, el señorito Alejo tiene que bajar sin.
11:47Su voz se atropellaba con sus propios pensamientos.
11:52Cuando Alejo descendió del carruaje, su mirada se alzó instintivamente hacia la fachada.
11:58No vio a Luisa, pero la vio a ella en todos los rincones. En la barandilla, en las ventanas, en la escalinata donde habían discutido por un hombre.
12:07La última vez.
12:10Bienvenido de nuevo, señorito Alejo. Logró decir Francisco, haciendo una reverencia torpe.
12:19Gracias, Francisco. Alejo sonrió con cansancio. No hacía falta tanto alboroto.
12:25Soy el mayordomo ahora, explicó el hombre, como si eso justificara su torpeza.
12:29O al menos eso intento. Alejo le dio una palmada en el hombro. Lo haces mejor de lo que crees.
12:40Mientras entraba en la casa, sintió la mirada de Mercedes clavada en él desde el descanso de la escalera.
12:45Bajó unos peldaños, con una sonrisa que no llegaba a los ojos. Sabía que volverías. Dijo.
12:54Y sospecho que sé quién te ha traído de vuelta. Alejo la miró fijamente. Si se refiere a José Luis, él solo me hizo ver que aquí todavía tengo responsabilidades.
13:07Responsabilidades, o cadenas, replicó Mercedes, bajando el resto de los escalones.
13:16No te engañes, hijo. José Luis quiere verte lejos de Luisa. Cuanto más tiempo pases en esta casa, más se enfriará esa historia.
13:27Alejo apretó los labios. Mi historia con Luisa no es un capricho que se enfría con el tiempo.
13:32No lo dudo. Dijo Mercedes. Pero también sé que el poder nunca descansa. Y José Luis no es hombre de perder una partida sin mover todas sus piezas.
13:44Tú eres una de ellas. Alejo sintió un escalofrío. Si Mercedes lo decía así, con esa mezcla de cinismo y lucidez, era porque ya estaba jugando su propia partida.
13:56Quizás al lado de alguien aún más peligroso, Damaso.
13:58En el despacho, Atanasio dejaba caer unos documentos sobre la mesa. Adriana los miró, sin atreverse a tocarlos.
14:09No son buenas noticias, ¿verdad? Preguntó, aunque ya conocía la respuesta. Él negó despacio.
14:17He revisado el caso de Luisa una y otra vez, Adriana. La acusación es sólida, las pruebas, o lo que han presentado como pruebas, demoledoras.
14:28Tomás ha movido hilos que ni siquiera yo imaginaba. Pero tú dijiste que había resquicios, opciones, que podía declararse víctima.
14:38Insistió ella, aferrándose a esa esperanza.
14:41Lo dije, admitió Atanasio, pero la justicia, cuando se mezcla con el poder, deja de ser justicia.
14:50Si Luisa no señala a Tomás, si no lo acusa directamente, será muy difícil, por no decir imposible, evitar una condena severa.
15:02Adriana se levantó de golpe. Entonces iremos a verla, decidió. Le explicaremos todo.
15:08Le diremos que no se trata sólo de ella, sino de todas las mujeres que vendrán después, de todas las víctimas que nunca se atreven a decir un nombre.
15:20Los ojos de Atanasio se suavizaron al verla tan decidida.
15:23Ya lo he intentado, dijo en voz baja.
15:26Pero quizás contigo, escuche de otra manera. El día en la prisión era más gris que el cielo.
15:36Adriana sintió que el corazón le latía en la garganta cuando vio a Luisa aparecer al otro lado de los barrotes, con el rostro cansado pero la mirada extrañamente serena.
15:47Adriana, sus labios dibujaron una sonrisa tenue.
15:50No deberías estar aquí.
15:52Claro que debería, respondió ella, acercándose cuanto le permitían.
15:58Eres mi amiga, no voy a dejarte sola.
16:02Atanasio se mantuvo unos pasos atrás, respetando ese primer encuentro.
16:08Traemos noticias, continuó Adriana.
16:11No son buenas, pero aún hay una salida.
16:14Luisa la miró con curiosidad.
16:15¿Qué salida? Decir la verdad, respondió Adriana sin rodeos.
16:23Señalar a Tomás, declarar que te forzó, que te utilizó, que se aprovechó de tu posición.
16:30Si lo haces, las cosas cambiarán.
16:34Luisa guardó silencio unos segundos que se hicieron eternos.
16:37Luego, negó con la cabeza.
16:41No.
16:42Adriana parpadeó, sin comprender.
16:45¿Cómo que no?
16:46Luisa, no se trata solo de ti.
16:50Se trata de...
16:51Se trata de que ya he decidido.
16:53La interrumpió ella, con una calma que dolía.
16:56He cometido errores, he mentido, he callado, he participado en cosas que no debí.
17:04Incluso si lo hice por miedo, por necesidad o por obediencia.
17:09Y este, miró a su alrededor.
17:11Este es el precio.
17:13¿El precio de qué?
17:14La voz de Adriana temblaba.
17:16¿De la dignidad de Tomás?
17:19Él no ha pagado nada.
17:21Tú vas a cargar con todo mientras él sigue caminando libre por el valle, convencido de
17:26que puede destruir vidas sin consecuencias.
17:30Luisa apretó los barrotes.
17:32Adriana, si digo su nombre, no solo me destrozaré a mí misma.
17:38Arrastraré a otros.
17:39Habrá represalias, más sufrimiento.
17:41Y quizás, quizás todo empeore.
17:46No quiero más sangre.
17:48Atanasio intervino entonces.
17:50Luisa, comprendo tus temores.
17:52Pero callar también es una forma de condenar a otros.
17:57Ella lo miró con una ternura triste.
17:59Doctor, llevo toda la vida siendo la que recibe órdenes.
18:04La que acata decisiones tomadas por otros.
18:07Por primera vez, esta decisión.
18:10Es solo mía.
18:11Y he elegido asumir la condena.
18:13Adriana sintió que las lágrimas le nublaban la vista.
18:18No puedo aceptar eso.
18:21Susurró.
18:21No voy a rendirme.
18:23Entonces lucha desde fuera.
18:25Respondió Luisa.
18:28Por ti, por los tuyos, por quienes aún pueden salvarse.
18:32Yo, ya estoy donde me corresponde.
18:34Cuando la visita terminó, Adriana salió con el alma desgarrada.
18:40Atanasio la acompañó en silencio hasta el exterior.
18:44Allí, el cielo comenzaba a encapotarse.
18:46¿La vas a dejar así?
18:48Le preguntó ella, con un hilo de rabia.
18:53¿Vas a aceptar su sacrificio?
18:55Atanasio la miró, con algo oscuro en los ojos.
18:58No te equivoques, Adriana.
19:00Aceptar no es lo mismo que rendirse.
19:05Simplemente, aún no sé qué pieza tengo que mover sin hundir a todos.
19:11Mientras tanto, en la casa grande, Victoria caminaba por el pasillo con paso decidido.
19:18Había algo que se le escapaba, y no estaba dispuesta a permitirlo.
19:21Desde hacía unos días, notaba una frialdad extraña en Atanasio, una distancia milimétrica, calculada.
19:30Y no sólo con ella, también con Matilde.
19:34Los encontró hablando en la galería, sus voces bajas, tensas.
19:39No es el momento de dudar.
19:42Decía Matilde, cruzando los brazos.
19:45Llevamos demasiado recorrido como para que ahora te pongas escrupuloso.
19:48Hay líneas que no deberían cruzarse nunca, respondió Atanasio.
19:54Y temo que ya estamos pisando el borde de una de ellas.
19:59Victoria se aclaró la garganta, haciéndole saber que estaba allí.
20:03¡Qué interesante conversación!
20:05Comentó, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
20:10¿De qué líneas estamos hablando?
20:13Matilde se giró, sorprendida, pero reaccionó rápido.
20:18Asuntos legales, Victoria, nada que deba preocuparte.
20:23Todo lo legal me preocupa, replicó la duquesa.
20:28Sobre todo cuando afecta a mis tierras, a mi casa, y a mi nombre.
20:33Últimamente siento que todos hablan en susurros cuando entro en una habitación.
20:36Me pregunto por qué.
20:41Atanasio se ajustó las gafas.
20:43Incómodo.
20:44No hay nada que ocultar.
20:46Dijo.
20:48Solo, prudencia.
20:50La prudencia.
20:51Sonrió Victoria, cortante.
20:54Se ha convertido en la excusa favorita de quienes no quieren decir la verdad.
20:57Pero no te preocupes, doctor.
21:01La verdad siempre acaba saliendo.
21:03Y cuando salga, sus ojos pasaron de él a Matilde.
21:06Ya veremos de qué lado estaban las líneas.
21:10Se alejó sin esperar respuesta.
21:13Matilde la siguió con la mirada, sintiendo un nudo en el estómago que no supo si era culpa o temor.
21:18Atanasio, por su parte, se preguntó hasta dónde llegaría la investigación de Victoria.
21:27Y sí, llegado el momento, estaría preparado para lo que eso significaría.
21:33En el despacho de José Luis, el ambiente era distinto.
21:37Más oscuro, más masculino, más peligroso.
21:42El duque estaba de pie junto a la ventana, las manos a la espalda, cuando la puerta se abrió y entró Damaso,
21:48sin esperar invitación.
21:52Me dicen que querías verme.
21:54Comentó este, con una sonrisa aladeada.
21:57José Luis se giró, con la mandíbula tensa.
22:02Quería dejar algo claro.
22:04Dijo, en esta casa, aunque a veces lo olviden, aún hay límites que no se cruzan.
22:11Depende de quién los traéis.
22:13Replicó Damaso, acercándose a una botella de licor y sirviéndose sin permiso.
22:18Hablo de Victoria, espetó José Luis, del supuesto intento de besarla.
22:25Ella no es una criada, no es una cualquiera.
22:30Es mi esposa.
22:31Damaso bebió un trago lento, saboreando la provocación.
22:35Es tu esposa ante la ley, respondió.
22:38Pero ante los ojos de Dios, sigue siendo mi mujer.
22:43José Luis apretó los puños.
22:46No vuelvas a decir eso.
22:49¿Por qué no?
22:50Damaso se encogió de hombros.
22:52El altar no se borra porque tú firmarás unos papeles nuevos.
22:57Lo quieras o no, Victoria y yo tenemos una historia que tú jamás podrás deshacer.
23:01Y si la besé, o no, solo Dios y ella lo saben.
23:08El duque dio un paso hacia él, con la furia contenida a duras penas.
23:12Si vuelves a acercarte a ella de esa forma, te juro que, ¿qué?
23:19Lo interrumpió Damaso, mirándolo con un brillo peligroso.
23:25¿Vas a llamar a tus contactos en palacio?
23:27¿A tus amigos ministros?
23:29Hazlo.
23:29Será interesante ver quién responde primero a tus llamadas ahora que algunos de ellos han descubierto que...
23:34No eres el único con información delicada.
23:39José Luis se detuvo, confundido.
23:41¿Qué insinúas?
23:43Nada.
23:44Sonrió Damaso.
23:46Solo digo que los tiempos cambian.
23:48Que hay secretos que ya no están encerrados en un solo cajón.
23:52Y que, a veces, basta con una palabra, en el oído adecuado,
23:57para que las carreras políticas se derrumben como castillos de naipes.
24:01El corazón de José Luis dio un vuelco.
24:05Por primera vez, tuvo la sensación de que no era él quien controlaba la partida.
24:11Que alguien más, ese hombre al que habían dado por muerto,
24:16manejaba cartas que él ni siquiera sabía que existían.
24:21Mientras tanto, en las dependencias del servicio,
24:24Francisco caminaba con una bandeja en las manos,
24:27recitando mentalmente cada paso de su nueva función.
24:31Presentar el té a la señora.
24:34Inclinación leve.
24:35No derramar nada.
24:36No tartamudear.
24:37No.
24:39La puerta se abrió antes de que terminara el mantra,
24:42y casi chocó de frente con Pepa.
24:43Por todos los santos, Francisco, exclamó ella,
24:50evitando por centímetros que la bandeja volara por los aires.
24:55Intentas matar de susto a alguien.
24:57O solo a ti mismo.
24:59Él dejó escapar una risa nerviosa.
25:00Lo siento, Pepa, no termino de encontrar mi sitio.
25:07Ser mayordomo no es como pensaba.
25:10¿Qué pensabas?
25:12Preguntó ella, cruzándose de brazos.
25:15¿Qué era ponerse un traje, dar dos órdenes y ya está?
25:20Pensaba que bastaba con conocer la casa, a los dueños, sus hábitos.
25:26Bajó la voz.
25:28Pero ahora siento que todo lo que hago está mal.
25:30Que cada mirada que me lanzan dice,
25:32tú no eres el verdadero mayordomo,
25:35solo un reemplazo barato.
25:38Pepa lo observó, con un gesto que mezclaba cariño y severidad.
25:42¿Y desde cuándo te importa tanto lo que piensen los de arriba?
25:46Inquirió.
25:48Toda la vida has sacado adelante esta casa desde abajo, Francisco.
25:52Si alguien conoce sus tripas, eres tú.
25:55Lo único que ha cambiado es el lugar desde el que das las órdenes.
26:01Quizás ese es el problema, dijo él, abatido.
26:06Que nunca me vi a mí mismo arriba.
26:08Y ahora, cada vez que entro al comedor,
26:10siento que me he colado en un papel que no me corresponde.
26:15Pepa se acercó y le arregló el cuello de la chaqueta,
26:18como hacía una madre con un hijo.
26:19Escúchame bien, susurró.
26:24Los verdaderos impostores son aquellos que se creen dueños de todo sin haberlo trabajado.
26:30Tú te has ganado cada centímetro de esta casa.
26:33Si hay alguien que merece estar ahí delante, sirviendo y mandando, eres tú.
26:38Lo demás son voces en tu cabeza, o de algunos señoritos que no saben ver más allá de sus apellidos.
26:48Francisco respiró hondo, dejando que esas palabras se le acomodaran en el pecho.
26:53Y si me equivoco durante el servicio, preguntó todavía inseguro.
26:57Entonces lo corriges, sonrió Pepa, como hemos hecho toda la vida.
27:04Nadie nace sabiendo ser mayordomo.
27:07Pero tú naciste sabiendo ser leal.
27:09Y eso, Francisco, no se aprende.
27:12La tarde avanzó hacia una noche extraña.
27:16En el salón principal, se habían reunido varios de los grandes nombres de Valle Salvaje.
27:22Los duques, algunos terratenientes, figuras influyentes del pueblo.
27:27Todos habían acudido convocados por José Luis, que pretendía mostrar fortaleza en tiempos turbulentos.
27:37Pero fue otro quien se adueñó de la escena.
27:40Damaso entró con paso tranquilo, como si la casa aún fuera suya.
27:46Llevaba un traje impecable, un pañuelo oscuro en el bolsillo,
27:50y esa media sonrisa que no dejaba claro si estaba feliz o a punto de morder.
27:54Victoria, situada junto a José Luis, sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
28:02Mercedes, apoyada discretamente en una columna,
28:05observaba a ambos bandos con una mezcla de satisfacción y temor.
28:11Rafael, en un rincón, no perdía detalle.
28:14Adriana, de pie cerca de la ventana,
28:17aún traía el dolor de la visita a la prisión reflejado en los ojos.
28:20Damaso, lo saludó José Luis, forzando la cordialidad.
28:27No esperaba que te unieras a nosotros.
28:31Y, sin embargo, aquí estoy, respondió él.
28:35Parece que el valle aún no ha terminado conmigo, ni yo con él.
28:40Las conversaciones se fueron apagando poco a poco,
28:43hasta que una especie de círculo invisible se formó en torno a ellos.
28:46Algunos de los presentes sabían parte de la historia.
28:52Otros solo intuían que, en ese salón,
28:55se estaba jugando algo más grande que un simple enfrentamiento personal.
29:01Se rumorea, continuó Damaso, paseando la mirada por los invitados,
29:06que pronto tendremos en este valle a un nuevo consejero real.
29:09Sus ojos se posaron en José Luis, un hombre de confianza del palacio,
29:15de esos que creen que el poder solo mira hacia arriba.
29:19Un murmullo recorrió la sala.
29:22José Luis intentó mantener la postura.
29:25Los rumores vuelan demasiado deprisa, respondió.
29:28Aún no hay nada confirmado.
29:32Oh, pero algunos hemos oído cosas muy concretas, insistió Damaso.
29:38Nombres, cargos, promesas, incluso ciertas cartas que han viajado más lejos de lo que deberían.
29:46Victoria frunció el ceño.
29:48¿Qué pretendes insinuar?
29:49Preguntó, con voz firme.
29:52Damaso se giró hacia ella, dedicándole una leve reverencia.
29:55Nada que no sepa ya, duquesa.
30:00Solo que el poder que algunos creen tener no siempre es tan sólido como parece.
30:06Las mismas manos que hoy sostienen tu nombre, podrían soltarlo mañana, si escuchan la palabra adecuada.
30:14Rafael notó como a José Luis se le tensaba la mandíbula.
30:17Mercedes, en cambio, bajó la mirada, preguntándose si había creado un monstruo con el que ya no podría negociar.
30:25¿Hablas como si fueras tú quien tuviera ese poder?
30:29Respondió Victoria, con un tono cargado de desafío.
30:34Pero no olvides dónde estás.
30:36Esta es mi casa.
30:37Estas tierras llevan el sello de mi familia.
30:40Y mi marido, miró a José Luis.
30:43Es un hombre respetado en los círculos que cuentan.
30:48Pronto será consejero real.
30:50No tienes nada con lo que intimidarnos.
30:52Damaso sonrió despacio.
30:53Había llegado el momento.
30:58¡Ah, Victoria!
31:00Murmuró, acercándose un paso más, hasta quedar a pocos metros de ella.
31:06Siempre tan valiente, siempre tan convencida de que el mundo se rige por títulos y apellidos.
31:11Se detuvo.
31:15El salón entero contenía el aliento.
31:17¿De verdad crees que tus tierras, tu nombre, tu matrimonio, dependen sólo de lo que José Luis pueda conseguir en palacio?
31:25La deó la cabeza.
31:26¿Qué error tan, entrañable?
31:30Los ojos de Victoria chispearon de orgullo.
31:33Lo que tengo lo he defendido siempre.
31:35Réplico.
31:38Contra hombres como tú, que creen que pueden resucitar del pasado para desestabilizarlo todo.
31:43No te tengo miedo, Damaso.
31:47Ni a tus amenazas, ni a tus historias.
31:50Él la miró con una intensidad tan fría que el fuego de la chimenea pareció apagarse por un segundo.
31:57¿Te equivocas?
31:58Dijo al fin.
31:59No te he traído amenazas.
32:01Te he traído, opciones.
32:03Se inclinó apenas hacia adelante.
32:05Como quien comparte una confidencia, pero su voz fue lo bastante alta para que todos la escucharan.
32:10Una palabra mía, y lo perderás todo.
32:16El silencio cayó como un golpe.
32:18Nadie se atrevió a moverse.
32:21Ni siquiera los criados que observaban desde las puertas entreabiertas.
32:26José Luis dio un paso al frente.
32:29¿Qué se supone que significa eso?
32:32Espetó.
32:33¿Qué palabra?
32:33¿Qué es lo que dices tener?
32:36Damaso se enderezó, volviendo a esa postura de hombre que controla el tiempo y el tiempo.
32:40El espacio.
32:43Digamos, contestó, que en estos años de ausencia, he aprendido a escuchar, a leer, a guardar copias de ciertos documentos que algunos creían haber destruido.
32:56Correspondencias, confesiones, acuerdos.
33:00Nada espectacular por sí solo, pero hizo un gesto con la mano.
33:04Colocado en el sitio preciso, en el momento adecuado, ante la persona adecuada.
33:12Sonrió.
33:13Un consejero real.
33:14Por ejemplo, no puede permitirse ciertas amistades.
33:18Ni ciertos negocios.
33:19Ni ciertas, omisiones.
33:23Y una duquesa, menos aún.
33:25Victoria sintió que la sangre se le helaba en las venas, pero no bajó la cabeza.
33:29No tienes nada, dijo, con determinación.
33:35Solo hablas.
33:37De momento, sí, admitió él.
33:39Porque, pese a lo que crees, no he venido a destruirte.
33:45Todavía, sus ojos se suavizaron por un instante, como si una sombra del pasado se paseara por ellos.
33:53Solo he venido a recordarte que ya no eres la única que puede decidir quién cae y quién se mantiene en pie en este valle.
33:58Se giró entonces hacia el resto de los presentes.
34:04A todos ustedes.
34:05Anunció.
34:07Les conviene pensar a quién le deben su lealtad.
34:11Al título que decora las cartas.
34:13O a quien de verdad sabe lo que hay debajo de la mesa.
34:18Sin esperar respuesta, se dio la vuelta y salió del salón, dejando tras de sí un rastro de interrogantes.
34:23Cuando la puerta se cerró, las conversaciones estallaron en susurros.
34:30José Luis apretó los dientes, consciente de que, con esa escena,
34:35Damason no solo había puesto en duda su poder.
34:38Sino que había echado una sombra sobre su futuro político.
34:42Victoria, inmóvil, miraba fijamente el punto donde él había estado.
34:47No dejaré que lo haga.
34:49Murmuró, más para sí misma que para los demás.
34:53No dejaré que un hombre que regresó de la nada se crea capaz de arrebatarme todo.
35:00Adriana, desde la ventana, pensó en Luisa, en el silencio elegido como condena.
35:06Rafael, en cambio, pensó en Eduardo y en los documentos de la casa pequeña.
35:13Mercedes sintió, por primera vez, un miedo real.
35:17El miedo de quien ha puesto su apuesta en el jugador equivocado.
35:19Y en algún lugar del valle, mientras el viento se levantaba por fin, como si por fin se atreviera a moverse,
35:28una sola pregunta parecía flotar sobre las tierras, las casas y las almas de todos.
35:35¿Hasta dónde estaba dispuesto a llegar Damaso?
35:37¿Y quién se escondía realmente detrás de ese poder que él manejaba con tanta seguridad?
35:42El juego acababa de empezar.
35:46Y bastaba, como él mismo había dicho, con una sola palabra, para que todo se viniera abajo.
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