Skip to playerSkip to main content
  • 18 hours ago
Valle Salvaje capítulo 279 Irene acepta casarse con Leonardo bajo amenaza EnglishMovie cdrama drama engsub chinesedramaengsub movieshortfull
Transcript
00:00Avance Valle Salvaje. Irene acepta casarse con Leonardo, bajo amenaza, capítulo 279,
00:18lunes 20 de octubre. Avance del capítulo 279 de Valle Salvaje, que se emite el lunes 20 de octubre,
00:27con vídeo incluido. Irene cede a la presión y acepta un compromiso con Leonardo que marcará su destino.
00:39El aire en la alcoba de Adriana estaba viciado, denso con el aroma dulzón de las sales que habían
00:45usado para reanimarla y el peso no dicho de la acusación. El silencio era una criatura viva,
00:54que se enroscaba en los muebles de caoba oscura y se deslizaba por las sábanas de lino fino.
01:02Adriana, pálida como un pétalo de magnolia arrancado, yacía con los ojos cerrados, pero su respiración,
01:09aunque superficial, era el único ancla que mantenía la calma en la habitación.
01:16A su lado, José Luis era una estatua de furia contenida. Su mandíbula estaba tan apretada que
01:22los músculos se marcaban como cuerdas bajo la piel, y sus ojos, dos ascuas de un fuego helado,
01:28no se apartaban de Victoria, quien permanecía de pie junto a la ventana, dándoles la espalda.
01:35Has sido tú, la voz de José Luis no fue un grito, sino algo peor. Un susurro cortante,
01:42una cuchilla de hielo que pretendía desollar la arrogancia de Victoria.
01:46Tus palabras, tu veneno, la has empujado hasta el límite. Victoria no se movió. Observaba el jardín,
01:56donde el sol de la tarde empezaba a teñir de oro las hojas de los robles.
02:02Para cualquier observador casual, parecería una mujer contemplando la belleza de sus dominios,
02:09pero José Luis sabía que estaba construyendo un muro, ladrillo a ladrillo, con cada segundo de silencio.
02:15No vas a decir nada, insistió él, dando un paso hacia ella. Ni siquiera ahora,
02:24viéndola así, ¿eres capaz de sentir una pizca de remordimiento?
02:30Lentamente, como una reina evaluando a un súbdito impertinente, Victoria se giró. Su rostro era una
02:37máscara de impasibilidad, pero en el fondo de sus ojos oscuros danzaba a una llama desafiante.
02:45No había culpa en su mirada, sino un desprecio tan profundo que era casi una forma de arte.
02:53¿Remordimiento, por decir la verdad? Su voz era seda y acero. Esa muchacha es débil, José Luis.
02:59Si mis palabras la han hecho desfallecer, el problema reside en su espíritu, no en mi lengua.
03:08El valle no es lugar para criaturas frágiles. No es debilidad, Victoria. Es humanidad.
03:18Algo que tú perdiste hace mucho tiempo, si es que alguna vez lo tuviste. Replicó él,
03:26su voz cargada de un cansancio antiguo.
03:32Sabía que discutir con ella era como intentar ahogar una piedra en el océano. Siempre se
03:37hundiría hasta el fondo, intacta y pesada.
03:39Adriana emitió un leve quejido, y la atención de José Luis volvió a ella al instante.
03:49Se arrodilló junto a la cama, tomando su mano fría entre las suyas.
03:54Estoy aquí, Adriana.
03:56Tranquila. Victoria observó la escena con una mueca casi imperceptible. La ternura de
04:04José Luis hacia la joven le provocaba una extraña mezcla de irritación y un vacío helado en el pecho.
04:13Era una debilidad que él se permitía y que ella no podía tolerar. Sin decir una palabra más,
04:19salió de la habitación, cerrando la puerta con una suavidad que era más violenta que un portazo.
04:26Su rabia, sin embargo, necesitaba un cauce. Al bajar la gran escalinata de mármol,
04:33escuchó las voces de dos doncellas que cuchicheaban en un recodo.
04:39No pudo oír las palabras exactas, pero captó un nombre, Isabel. Y luego, Martín.
04:49Marcharse, fue suficiente. El veneno que no había podido descargar sobre José Luis encontró un nuevo
04:54destino. ¿Se puede saber qué hacéis ahí paradas como dos hurracas? Su voz resonó en el vestíbulo,
05:03haciendo que las dos jóvenes se sobresaltaran y palidecieran.
05:06No, señora, perdone usted. Balbuceó una de ellas, la más joven, con los ojos llenos de pánico.
05:25La señora Isabel solo le daba un consejo al joven Martín. Eso es todo, se atrevió a decir la otra,
05:36en un torpe intento de defenderse.
05:41Victoria se acercó a ellas, sus pasos silenciosos sobre la alfombra persa. Se detuvo a escasos
05:47centímetros de la que había hablado, su perfume caro y su aura de poder envolviéndola.
05:55¿Un consejo? Isabel, aconsejando. Qué interesante. Aconsejar a un criado que abandone su puesto,
06:01que falte a su lealtad.
06:06Eso no es un consejo, querida. Eso es una insurrección. Y en mi casa, la insurrección
06:12se paga cara. Su mirada se endureció. Ahora, fuera de mi vista. Y si vuelvo a oíros susurrar
06:20sobre asuntos que no os conciernen, os aseguro que desearéis no haber nacido.
06:27¿Entendido? Las doncellas asintieron frenéticamente y se escabulleron como ratones,
06:33dejando a Victoria sola en la inmensidad del vestíbulo.
06:35Se sentía dueña y señora, sí, pero también terriblemente sola en su fortaleza de orgullo.
06:48Cada persona a su alrededor era un enemigo potencial o un peón en un juego que sentía
06:52que se le escapaba de las manos.
06:57La mención de Isabel y Martín había tocado una fibra sensible. La idea de que alguien,
07:01especialmente una mujer a la que consideraba insignificante, pudiera influir en sus criados,
07:07en su territorio, era una afrenta intolerable.
07:13La casa entera parecía conspirar en su contra, susurrando en las esquinas, tejiendo alianzas
07:20a sus espaldas.
07:24Mientras tanto, en un rincón más discreto y sombrío del valle, lejos de la opulencia
07:29de la casa grande, Leonardo de Guzmán buscaba a Bárbara con la urgencia de un hombre que
07:34siente cómo las paredes se cierran a su alrededor.
07:39La encontró en el viejo pabellón de caza, un lugar que rara vez visitaban y que olía
07:43a madera húmeda y a secretos.
07:45Tenemos que irnos, dijo él en cuanto entró, sin preámbulos. Su cabello estaba desordenado,
07:54y una fina capa de sudor perlaba su frente, a pesar del fresco de la tarde.
08:02Esta misma noche, ahora, Bárbara, que estaba limpiando el cañón de una vieja escopeta de
08:07su padre, levantó la vista con una calma que contrastaba violentamente con la agitación
08:12de Leonardo.
08:16¿Huir? ¿Otra vez con eso, Leonardo? ¿A dónde se supone que iremos?
08:20Lejos. Donde el nombre de los de Guzmán no signifique nada.
08:27Donde mi familia no pueda encontrarnos. Donde no tengamos que vivir con este miedo constante,
08:32suplicó él, acercándose y tomando sus manos. Las de ella estaban frías y firmes, las de él
08:42temblaban ligeramente. Bárbara, escúchame. Algo va a pasar, lo presiento, mi padre no perdonará,
08:51y don Hernando. Don Hernando utilizará a Irene, te utilizará a ti, a todos, para salvar su propio
08:58pellejo. Si nos vamos esta noche, para cuando se den cuenta, estaremos a leguas de aquí. Nadie
09:07podrá detenernos. Bárbara se soltó suavemente de su agarre y volvió a su tarea con la escopeta,
09:15el paño engrasado moviéndose con una eficiencia metódica.
09:18Leonardo, eres un soñador. ¿Crees que es tan sencillo? ¿Desaparecer sin más? ¿De qué
09:27viviríamos? ¿Cómo nos esconderíamos? Tu familia tiene ojos y oídos en todas partes.
09:34Y la mía, suspiró, dejando la escopeta a un lado. Mi familia está al borde del precipicio.
09:41No puedo simplemente darles la espalda y huir contigo a una fantasía. No es una fantasía. Es
09:50nuestra única oportunidad de ser felices, de ser libres. Exclamó él, la desesperación tiñendo su
09:56voz. ¿Libres? Ella río, pero fue un sonido sin alegría. La libertad no se encuentra huyendo,
10:05Leonardo. Se construye. Y ahora mismo, mi lugar está aquí. Tratando de evitar que todo se derrumbe.
10:17Su mirada se suavizó al ver la angustia en el rostro de él. No es que no quiera, créeme.
10:25Sueño con un lugar donde solo seamos tú y yo. Pero no es el momento. Huir ahora sería una
10:30cobardía y solo empeoraría las cosas para todos. Leonardo se pasó las manos por el pelo,
10:38frustrado. No lo entiendes, Bárbara. No entiendes el peligro. No sabes de lo que es capaz mi gente
10:46cuando se sienten traicionados. Quizás tú subestimas de lo que soy capaz yo cuando se trata
10:52de proteger a los míos, replicó ella, su voz firme como una roca. Una vez más, la idea de la fuga
11:02quedaba aplazada, suspendida en el aire como una promesa rota. Leonardo se quedó en silencio,
11:11derrotado, viendo cómo la única salida que concebía se convertía, de nuevo, en un muro infranqueable.
11:18La llegada de un carruaje a la Casa Grande anunció una nueva ofensiva en el tablero de ajedrez del
11:26valle. Era Mercedes, la matriarca de la casa pequeña, quien descendía con la dignidad y la
11:34resolución de una generala que acude a firmar un armisticio en territorio enemigo. José Luis la
11:43recibió en la entrada, su rostro sombrío suavizándose ligeramente al verla.
11:50Mercedes, gracias por venir, dijo él en voz baja. No hay nada que agradecer. Esto debe terminar, José Luis.
12:01Por el bien de todos, respondió ella, su mirada fija en la imponente puerta de la mansión.
12:06Adriana, ¿cómo se encuentra? Descansando. El médico ha dicho que solo ha sido un vaído.
12:15Pero sabemos la causa, respondió él con amargura.
12:21Juntos, entraron en el gran salón donde Victoria los esperaba. Estaba sentada en un sofá de terciopelo
12:27carmesí, una copa de jerez en la mano, fingiendo una calma que no sentía. La presencia de Mercedes en
12:36su casa era una intrusión, un ataque directo a su soberanía. Mercedes no perdió el tiempo en
12:45formalidades vacías. Se detuvo en el centro de la sala, su figura menuda pero erguida,
12:50irradiando una autoridad que no provenía del dinero ni de los títulos, sino de la convicción.
12:57Victoria, he venido a ofrecerte la paz. Victoria enarcó una ceja, tomando un sorbo de jerez.
13:07¿La paz? ¿Qué palabra tan grandilocuente? ¿Y en qué consistiría esa? ¿Paz? En un cese de las
13:13hostilidades, intervino José Luis, situándose al lado de Mercedes, formando un frente unido.
13:19En dejar de usar a las personas como armas. En pensar en el futuro del valle en lugar de en
13:27nuestras rencillas personales.
13:28La propuesta de sellar la paz entre las dos casas está sobre la mesa, continuó Mercedes,
13:37su voz serena pero firme.
13:42Podemos seguir destruyéndonos mutuamente, arrastrando a todos con nosotros en esta espiral
13:47de odio, o podemos actuar con la inteligencia y la responsabilidad que se espera de nosotros.
13:52Ambas sabemos que la situación con el duque es insostenible. Una guerra abierta entre nosotros
14:01solo le dará más poder para aplastarnos a ambos.
14:07El silencio que siguió fue tenso, vibrante. Mercedes y José Luis esperaban, conteniendo
14:13la respiración, la reacción de Victoria.
14:15Ella los miró, a uno y a otro, sus ojos deteniéndose en José Luis con una mezcla de resentimiento
14:24y una extraña, dolorosa conexión que se negaba a morir.
14:31Sabía que tenían razón. Odiaba admitirlo, odiaba la sensación de ser acorralada, pero
14:36la mención del duque había sido un golpe certero.
14:39Su poder, su influencia en la corte, su capacidad para arruinarlos a todos era una amenaza muy
14:47real.
14:51Negarse a este pacto sería una imprudencia, un suicidio social y económico. Finalmente,
14:57con un suspiro que sonó más a una rendición militar que a un acuerdo, dejó la copa sobre
15:02la mesa con un chasquido.
15:03Está bien, dijo, la palabra saliendo de sus labios como si fuera veneno. Acepto.
15:16Pero que quede claro que esto no es un acto de amistad. Es una estrategia, y a la primera
15:21señal de traición por vuestra parte, este pacto se convertirá en cenizas.
15:25Mercedes asintió, un mínimo alivio reflejado en su rostro. No habrá traición por nuestra
15:33parte.
15:36Solo buscamos la estabilidad. Victoria no respondió. Se levantó y se dirigió a la ventana, la
15:42misma desde la que había desafiado a José Luis horas antes.
15:48La paz había sido firmada, pero en su corazón, la guerra seguía rugiendo con más fuerza
15:53que nunca. Se sentía humillada, forzada a ceder terreno, y Victoria Salcedo nunca olvidaba
16:02una humillación. Mientras esta frágil tregua se forjaba, en la modesta casa de los Galvez
16:10de Aguirre, la atmósfera era de una opresión insoportable.
16:14Don Hernando, un hombre cuya dignidad era tan rígida como su espalda, había convocado
16:22a su hija Irene a su despacho.
16:27La habitación olía a cuero viejo, a tabaco y a miedo. Bárbara sigue viéndose con ese.
16:32De Guzmán, comenzó Don Hernando, su voz un trueno contenido. No miraba a Irene, sino
16:42a unos papeles sobre su escritorio, como si el asunto fuera una mera transacción comercial.
16:50Es inaceptable, es un peligro para todos nosotros. Irene permanecía de pie frente a él, sus manos
16:56entrelazadas con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos.
17:03Padre, Bárbara es una mujer adulta. No puedo obligarla. Puedes y debes. La interrumpió él,
17:10levantando la vista por primera vez. Sus ojos, hundidos y severos, la taladraron. Tienes
17:18que intervenir. Tienes que convencerla de que se aleje de ese muchacho. ¿No entiendes lo
17:25que está en juego? Los de Guzmán no perdonan. Una ofensa a su honor, por pequeña que sea,
17:31y desatarán el infierno sobre nosotros. Sobre toda nuestra familia. Leonardo la ama,
17:39padre. Y ella a él, susurró Irene, aunque sabía que hablar de amor en esa habitación
17:44era como hablar de colores a un ciego. Don Hernando soltó una risa seca y amarga. Amor,
17:53el amor no paga deudas. El amor no restaura un apellido manchado por el escándalo.
18:01El amor no nos protegerá cuando los de Guzmán decidan destruirnos. Se levantó y caminó alrededor
18:06del escritorio hasta quedar frente a ella. Era más bajo que ella, pero su presencia la
18:14empequeñecía. Tu hermana es una insensata. Pero tú, tú eres mi única esperanza, Irene. Eres la única
18:24que puede salvarnos. La presión aumentó a lo largo del día, como una marea implacable.
18:29Don Hernando no la dejaba en paz. La abordaba en los pasillos, en el comedor, sus advertencias cada
18:39vez más directas, más desesperadas. La humillación pública que habían sufrido tiempo atrás era una
18:48herida que nunca había cicatrizado en él, y el miedo a que se repitiera lo consumía.
18:53Finalmente, por la noche, la arrinconó en el salón. La cena familiar estaba a punto de servirse.
19:05El ambiente debía ser de calma, pero era el preludio de una tormenta.
19:09He tomado una decisión, dijo él, su voz extrañamente calmada, lo que la asustó más que sus gritos.
19:16Leonardo de Guzmán ha pedido tu mano en matrimonio. Irene sintió que el suelo se abría bajo sus pies.
19:28¿Qué, padre? No, no puedes hablar en serio. Yo no lo amo, apenas lo conozco. El amor es un
19:34lujo que no podemos permitirnos, replicó él con frialdad.
19:38Este matrimonio no es una cuestión de afecto. Es una alianza. Unirá a nuestras familias.
19:49Nos protegerá. Silenciará los rumores sobre Bárbara. Es la única solución. Es una monstruosidad.
19:55Exclamó ella, las lágrimas de rabia y desesperación asomando a sus ojos.
20:03¿Quieres sacrificarme para salvar tu orgullo? Quiero salvar a esta familia.
20:08Gritó él, su máscara de calma rota en mil pedazos.
20:14Tu familia, tu hermana, si te niegas, si los Galvez de Aguirre sufrimos una nueva humillación
20:20pública, estaremos acabados. Nos destruirán, Irene. ¿Es eso lo que quieres? ¿Ver a tu
20:26familia en la miseria, señalada por todos, por culpa de tu egoísmo?
20:30La miró con una intensidad febril, sus palabras eran golpes de martillo contra su voluntad.
20:41La arrinconó contra la pared, su rostro a centímetros del de ella. Piensa en tu madre.
20:46Piensa en el futuro de Bárbara. Piensa en el apellido que llevas. Si no te casas con
20:54Leonardo, toda la familia pagará las consecuencias. Y la culpa será tuya. Solo tuya. Irene lo miró,
21:04y en los ojos de su padre no vio amor, ni preocupación.
21:07Vio pánico, un pánico tan abyecto que estaba dispuesto a devorar a su propia hija para calmarlo.
21:18Y en ese momento, algo dentro de ella se rompió. La lucha, la resistencia, la esperanza.
21:27Todo se desvaneció, dejando solo un vacío gélido. Se sintió como un animal atrapado en
21:32un cepo, sabiendo que cualquier movimiento solo apretaría más las fauces de acero.
21:37Bajó la mirada, derrotada. Las lágrimas rodaron por sus mejillas, silenciosas y amargas.
21:49Acepto, susurró, la palabra casi inaudible, un sonido frágil que,
21:54sin embargo, sellaba su destino como la losa de una tumba.
22:01Acepto casarme con Leonardo. Don Hernando exhaló, un largo y tembloroso suspiro de alivio.
22:07El depredador se había saciado. Le dio una torpe palmada en el hombro. Haces lo correcto, hija.
22:19Verás cómo es lo mejor para todos. Pero Irene ya no lo escuchaba. Se sentía hueca, una cáscara vacía.
22:26Su futuro se extendía ante ella como un páramo gris y sin fin, una vida que no era la suya, al lado de un hombre al que no amaba.
22:37Todo para apuntalar los muros de un orgullo familiar que le parecía, en ese instante, la más cruel de las prisiones.
22:44En la casa pequeña, la tensión era de otra índole, más primaria y acuciante.
22:52La escasez de víveres se había convertido en una preocupación constante,
22:57un rumor sordo en los estómagos de la servidumbre y una arruga permanente en la frente de Mercedes.
23:02Alejo, el capataz, analizaba con ella los libros de cuentas en la pequeña oficina.
23:13Los números eran desoladores. No llegamos a fin de mes, señora Mercedes, dijo Alejo, su voz grave y preocupada.
23:21Las cosechas han sido malas, y con los precios del mercado. La gente está pasando hambre.
23:32Lo sé, Alejo, respondió Mercedes, su rostro cansado pero resuelto. Pero esta vez, las cosas serán diferentes.
23:43Acabo de firmar un pacto con la casa grande. José Luis me ha dado su palabra de que nos ayudará.
23:51Abrirá sus graneros para nosotros. Alejo la miró con un escepticismo que no intentó ocultar.
24:00Con todo el respeto, señora, ¿vamos a fiarnos de la palabra de esa gente?
24:05De Victoria Salcedo, nos dará pan hoy para quitarnos la tierra mañana.
24:12No confío en Victoria, pero confío en José Luis. Él sabe que el bienestar del valle depende de que todos estemos bien.
24:19No solo los de la casa grande, argumentó ella.
24:25Además, no tenemos otra opción, Alejo. Tenemos que aceptar esta ayuda.
24:30El capataz suspiró, pasando una mano por su cabello oscuro.
24:37Su desconfianza no era solo hacia los Salcedo, sino hacia todo lo que rompía el orden natural de las cosas.
24:43Y en su vida personal, ese orden estaba hecho añicos. Más tarde, se encontró con Luisa cerca del pozo.
24:55El aire entre ellos, antes lleno de risas y secretos compartidos, ahora estaba cargado de una tensión incómoda.
25:01Luisa, dijo él, su tono más frío de lo que pretendía. Ella se sobresaltó. Alejo, no te había oído llegar.
25:13Has estado muy distraída últimamente, comentó él, sus ojos fijos en ella, buscando una verdad que se le escapaba.
25:26Ocupada, quizás, con Tomás. El nombre de Tomás cayó entre ellos como una piedra.
25:35Luisa palideció y apartó la vista. Alejo, por favor, no empieces. Ya te expliqué que él solo es.
25:43¿Un amigo? La interrumpió él con una risa sin humor. ¿Un amigo que te hace guardar secretos? ¿Un amigo que te aparta de la gente que te quiere? No soy ciego, Luisa.
25:58Ni soy estúpido. Veo cómo te mira, y veo cómo lo miras tú cuando crees que nadie se da cuenta.
26:03No es lo que piensas, intentó justificarse ella, su voz temblorosa. Tomás, tiene problemas.
26:14Solo intento ayudarlo. Ayudarlo a hacer que, a merodear por la casa grande, a llenarte la cabeza de ideas extrañas, la herida en el corazón de Alejo sangraba en cada palabra.
26:28La confianza que había depositado en ella se había agrietado, y ahora se desmoronaba.
26:39Ya no sé qué creer de lo que me dices, Luisa. Y eso, eso es lo que más me duele.
26:44Se dio la vuelta y se marchó, dejándola sola junto al pozo, con las palabras de él resonando en sus oídos.
26:57Se sentía atrapada en una red de mentiras que ella misma había ayudado a tejer.
27:01Por un lado, el amor genuino y honesto de Alejo, por el otro, la peligrosa y magnética influencia de Tomás,
27:09quien le había presentado un plan que era a la vez aterrador y extrañamente tentador.
27:14Mientras Alejo se alejaba, Matilde, la madre de Martín, buscaba a Mercedes con la desesperación de una loba cuya cría está en peligro.
27:28La encontró en el jardín, cuidando de sus rosas.
27:31Señora Mercedes, tiene que ayudarme, le imploró, sus manos retorciéndose en el delantal.
27:37Es por mi hijo, por Martín. La señora Victoria no deja de atormentarlo.
27:45Y ahora, he oído que la señora Isabel le ha aconsejado que se marche del valle.
27:49Pero no puede, no tenemos a dónde ir. Si Victoria lo despide, nos quedaremos en la calle.
28:00Mercedes dejó sus herramientas de jardinería y miró a Matilde con compasión.
28:05Su primer instinto fue marchar a la casa grande y enfrentarse a Victoria.
28:09Pero el recuerdo del pacto recién firmado la detuvo. Era un acuerdo frágil, un hilo de araña sobre un abismo.
28:22Una intervención directa, un desafío abierto a la autoridad de Victoria sobre su propia servidumbre,
28:28sería visto como una provocación, una ruptura del tratado de paz.
28:32Matilde, escúchame, dijo con suavidad, pero con una nota de impotencia en su voz.
28:43Acabo de hacer un pacto con los duques. Mi capacidad para intervenir directamente contra Victoria ahora mismo es...
28:52Complicada. Si actuó de forma impulsiva, podría poner en peligro a mucha más gente.
28:57El rostro de Matilde se descompuso.
29:02Entonces, ¿no hará nada? ¿Dejará que esa mujer destruya a mi hijo?
29:09No he dicho eso, la tranquilizó Mercedes, aunque no estaba segura de cómo cumpliría su promesa.
29:18Dije que la intervención directa es complicada, pero buscaré la manera. Hablaré con José Luis.
29:23Encontraremos una solución para Martín, te lo prometo. Pero tienes que darme tiempo y ser discreta.
29:35La promesa apaciguó a Matilde, pero no la tranquilizó del todo.
29:40Sabía que en el juego de los poderosos, las promesas a los humildes eran a menudo las primeras en olvidarse.
29:45La noche cayó sobre el valle, trayendo consigo las sombras y los secretos. En la mansión de los Gálvez de Aguirre, se preparaba la cena familiar.
30:00Sería la cena donde se anunciaría el compromiso de Irene. Un sacrificio celebrado con manteles de hilo y copas de cristal.
30:07Para Tomás, era la oportunidad perfecta. Se reunió con Luisa en un lugar apartado, cerca de las cocinas, donde el bullicio de los preparativos ocultaba su conversación.
30:20¿Está todo listo? Preguntó él en un susurro, sus ojos brillando con una excitación febril.
30:32Luisa asintió, aunque su corazón latía con fuerza contra sus costillas.
30:37Sí, durante la cena, todos estarán en el comedor, acompañando a don Hernando.
30:42Es el momento perfecto. Bien, dijo Tomás, dándole un suave apretón en el brazo.
30:54Su tacto era a la vez reconfortante y peligroso.
30:57Tu papel es clave, Luisa. Tienes que asegurarte de que nadie salga del comedor.
31:04Crea una distracción si es necesario. Habla, ríe, cuenta una historia, lo que sea.
31:12Necesito tiempo. El despacho de don Hernando es mi objetivo. Sus joyas, el dinero de la caja fuerte.
31:22Con eso, podremos empezar una nueva vida, lejos de aquí. Lejos de toda esta miseria.
31:31La promesa de una nueva vida era el cebo que él usaba, y Luisa, a pesar de sus miedos y su conciencia culpable, picaba una y otra vez.
31:42La idea de escapar, de dejar atrás el dolor de su ruptura con Alejo y la opresión de su vida, era demasiado poderosa.
31:50Lo haré, dijo ella, su voz apenas un hilo. Pero ten cuidado, Tomás, por favor.
32:02Siempre lo tengo, sonrió él, y en su sonrisa había algo de depredador.
32:07Le dio un rápido beso en la mejilla y desapareció en la oscuridad, dejando a Luisa con el corazón en un puño y el alma dividida en dos.
32:15La cena comenzó. El ambiente en el gran comedor era sofocante. Don Hernando presidía la mesa con una satisfacción mal disimulada.
32:28Irene, a su lado, era un fantasma. Miraba su plato sin ver la comida, moviendo los cubiertos de plata sin emitir sonido.
32:36Cada risa forzada, cada comentario trivial de los comensales, era como una palada de tierra sobre su tumba.
32:49Luisa, sentada entre los sirvientes que atendían la cena, sentía la mirada de todos sobre ella, aunque nadie la estuviera mirando realmente.
32:57Su nerviosismo era un animal salvaje en su pecho. Esperaba la señal, el momento adecuado.
33:08Pero había algo que nadie, ni siquiera el astuto Tomás, había previsto. Una pieza del tablero que no estaba en su lugar.
33:18Victoria Salcedo, a pesar del pacto, se sentía inquieta. La paz forzada la ahogaba.
33:24La imagen de José Luis defendiendo a Adriana, la insolencia de sus doncellas, la sonrisa de suficiencia de Mercedes.
33:37Todo se arremolinaba en su mente. No tenía apetito. Necesitaba aire, necesitaba moverse, necesitaba reafirmar su control.
33:45Con una excusa vaga, se levantó de su propia mesa de la casa grande y, en un impulso, decidió caminar.
33:58La noche la llamó, y sus pasos, sin que ella misma supiera muy bien por qué, la llevaron por el sendero que conectaba su propiedad con la de los Galvez de Aguirre.
34:07Quizás buscaba un enfrentamiento, quizás solo un respiro. Mientras tanto, en el comedor de los Galvez, Luisa vio su oportunidad.
34:21Con la excusa de ir a la cocina a por más vino, se deslizó fuera del comedor. Su corazón martilleaba contra sus costillas.
34:28Cruzó el vestíbulo silencioso y se dirigió hacia el ala del despacho. La casa estaba en calma, solo rota por el eco lejano de las voces del comedor.
34:43Con manos temblorosas, sacó la pequeña llave que Tomás le había dado. La introdujo en la cerradura del pesado escritorio de don Hernando.
34:51Era el primer paso del plan. Tenía que abrir el cajón donde, según Tomás, se guardaba el libro de cuentas y una pequeña bolsa de monedas de oro, un objetivo fácil antes del asalto principal a la caja fuerte.
35:09El mecanismo de la cerradura hizo un leve clic. El sonido le pareció atronador en el silencio de la habitación.
35:15Respiró hondo y tiró del cajón. Justo en ese instante, la puerta del despacho se abrió.
35:27Luisa se quedó helada, con la mano aún en el tirador del cajón abierto. Esperaba ver a Tomás, o a un criado despistado.
35:35Pero la figura que se recortaba en el umbral, iluminada por la luz del pasillo, era la última persona en el mundo que habría imaginado ver allí.
35:48Era Victoria Salcedo. Sus ojos se encontraron en la penumbra. La sorpresa en el rostro de Luisa fue reemplazada por un terror puro y paralizante.
35:57Victoria, por su parte, procesó la escena en una fracción de segundo. La joven sirvienta, lejos de su puesto, en una habitación prohibida, con la mano en el escritorio de su anfitrión.
36:15Su expresión pasó de la sorpresa a una comprensión fría y afilada como el cristal.
36:20El mundo pareció detenerse. El único sonido era el latido frenético del corazón de Luisa, un tambor que anunciaba el desastre.
36:33Se había topado cara a cara, no sólo con la dueña de la casa grande, sino con la mujer más implacable y peligrosa de todo el valle.
36:43El robo había sido descubierto antes siquiera de empezar, y la persona que la había descubierto no tendría piedad alguna.
36:50El pacto de paz, la tregua, todo se había hecho añicos en ese instante.
36:58Para Luisa, y quizás para todos, la verdadera noche acababa de comenzar.
Be the first to comment
Add your comment

Recommended

47:41