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Valle Salvaje Adriana sobrevive Victoria cae desterrada al amanecer EnglishMovie cdrama drama engsub chinesedramaengsub movieshortfull
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00:00Adriana sobrevive, Victoria cae desterrada al amanecer. Tras el desplome de Adriana,
00:16el médico confirma un envenenamiento con adormidera de lobo.
00:23Martín irrumpe con pruebas irrefutables que señalan a Victoria, precipitando su destierro
00:28al amanecer por orden de José Luis. Mientras Leonardo y Bárbara frenan su huida al saber
00:36la verdad, Pedrito demuestra un coraje inesperado y la casa pequeña se reconcilia con la casa grande.
00:45Alejo quema su carta de traición y Martín es reconocido. ¿Será este el renacer del valle?
00:50¿O apenas la calma antes de otro vendaval?
00:52El silencio que siguió al desplome de Adriana fue un abismo. Un vacío denso y pesado que absorbió el
01:01aire, los colores y el sonido del salón principal. Por un instante eterno, nadie se movió. Solo el
01:11eco del golpe seco del cuerpo de Adriana contra la alfombra persa resonaba en sus mentes.
01:16José Luis fue el primero en reaccionar. El duque, cuyo rostro solía ser una máscara de control
01:24impasible, se resquebrajo. Un rugido gutural, animal, brotó de su pecho mientras se arrojaba
01:34al suelo junto a su hija. Adriana, Adriana, por el amor de Dios, la tomó en sus brazos,
01:43su rostro pálido y sus labios con un tinte azulado le robaron el aliento.
01:50Le temblaban las manos al buscarle el pulso, un hilo de vida casi imperceptible, un médico.
01:57Llamen al doctor de la comarca, ahora, gritó, su voz rasgando la quietud opresiva.
02:05Rafael, que había quedado paralizado por el shock, corrió hacia ella, apartando suavemente
02:10a su suegro. Con cuidado, José Luis, no la muevan. Sus conocimientos, aunque básicos,
02:20le decían que cualquier movimiento brusco podría ser fatal.
02:25Le levantó con delicadeza las piernas, buscando que la sangre fluyera de nuevo hacia su cabeza.
02:31Mercedes, de la casa pequeña, se llevó las manos a la boca, ahogando un sollozo. El terror puro se
02:41reflejaba en sus ojos, no solo por la joven duquesa, sino por lo que aquel desmayo significaba.
02:50La paz, esa frágil rama de olivo que José Luis intentaba forzar, acababa de ser incendiada.
02:56Y entonces, en medio del caos naciente, todas las miradas, como cuchillos afilados,
03:05se clavaron en una sola persona.
03:10Victoria. Ella permanecía de pie, a unos pasos de la escena, con una rigidez antinatural.
03:16Su rostro era un lienzo de mármol, pero sus ojos, dos pozos oscuros, delataban una tormenta.
03:28No había sorpresa en ellos, ni pánico. Había algo más, algo frío y calculador que geló la sangre de
03:34quienes la observaban. Tú, si se ojo José Luis, levantándose lentamente. Su voz era un susurro
03:43letal, más aterrador que cualquier grito. Ha sido tú, tu veneno, tus discusiones,
03:52tu maldad la han llevado a esto. No seas ridículo, José Luis, replicó Victoria,
03:58su voz con un temblor casi imperceptible que intentó disfrazar de desdén.
04:02La muchacha es débil, siempre lo ha sido, un simple mareo. Un simple mareo no deja a una
04:11persona sin aliento y con los labios azules. Estalló Rafael, sin apartar la vista del rostro
04:17inconsciente de su esposa. La advertencia de José Luis, pronunciada apenas unas horas antes,
04:26regresó con la fuerza de una profecía. Si mi nieto sufre por tu culpa, no dudaré en expulsarte
04:35del valle de inmediato. La frase flotaba en el aire, cargada de una nueva y terrible gravedad.
04:44Victoria la sintió como una soga apretándose alrededor de su cuello. El miedo, un animal que
04:49rara vez la visitaba, comenzó a roerle las entrañas. Sabía que había cruzado una línea. No,
04:59la había dinamitado. Mientras un criado salía a galope tendido en busca del doctor,
05:04la tensión en el salón se podía cortar con un cuchillo. Victoria, sintiéndose acorralada,
05:13hizo lo que mejor sabía hacer, atacar. Desvió la atención hacia su víctima propiciatoria,
05:18el eslabón más débil a sus ojos. Esto no habría pasado si ese delincuente no siguiera en mis tierras,
05:28espetó, su dedo acusador señalando hacia la puerta, como si Martín estuviera allí presente.
05:36Su presencia la perturba, la envenena. Él es el culpable de todo. Pero esta vez,
05:42su táctica no funcionó. Nadie la escuchó. El único foco de atención era la figura frágil de Adriana,
05:51cuyo pecho apenas se movía. José Luis la ignoró por completo, arrodillándose de nuevo y susurrando
06:00el nombre de su hija una y otra vez, como un mantra desesperado. La indiferencia de su esposo fue para
06:09Victoria un golpe más duro que cualquier insulto. Por primera vez en mucho tiempo, era invisible,
06:18y eso la aterrorizaba más que cualquier amenaza. Lejos de allí, en la penumbra de las caballerizas,
06:26Leonardo sentía que el corazón le latía desbocado en el pecho, no por miedo, sino por una febril
06:32de expectación. Había ensillado dos caballos, los más fuertes y resistentes, y los había cargado
06:41con unas alforjas discretas que contenían algo de comida, agua y los pocos ahorros que había logrado
06:47reunir. Cada sonido de la noche, el ulular de una lechuza, el crujido de una rama, le hacía ponerse en
06:56alerta. Esperaba a Bárbara. La propuesta había salido de sus labios como un torrente, una decisión
07:06desesperada nacida de la asfixia. Huir, lejos de las presiones, de los apellidos, de las miradas de
07:15juicio. Lejos de un valle que, aunque hermoso, se había convertido en una jaula de oro para él y en
07:22una de espinas para ella. Bárbara apareció como una aparición en el umbral, envuelta en un chal
07:30oscuro. Su rostro estaba pálido a la luz de la luna, y sus ojos brillaban con una mezcla de pánico y
07:36determinación. ¿Estás segura? Susurró Leonardo, tomando sus manos frías entre las suyas. Nunca he
07:46estado más segura de nada en mi vida, respondió ella, su voz firme a pesar del temblor de su cuerpo.
07:55No soy digna de ti, Leonardo, pero no puedo soportar un día más viendo cómo te humillan por mi culpa.
08:04Y no puedo soportar las miradas de don Hernando, su desprecio. Lo que me exige, su voz se quebró al
08:10final. Leonardo la abrazó con fuerza. No digas eso, eres más digna que cualquiera de ellos.
08:21Huimos para ser libres, Bárbara. Para ser nosotros mismos, sin que nadie nos diga a quién podemos amar.
08:30El plan era simple y arriesgado. Cabalgarían hacia el este, siguiendo el curso del río hasta salir de
08:36los límites del valle. Luego, tomarían el camino real hacia la costa, donde se perderían en el
08:44anonimato de una ciudad portuaria. Era un sueño frágil, tejido con los hilos de la desesperación,
08:53pero era el único que tenían. Mientras tanto, en la casa de los guardeses,
09:00la noticia del desmayo de Adriana había llegado como una onda expansiva.
09:08Pepa y Francisco miraron a Martín, que estaba sentado a la mesa, con el rostro sombrío.
09:16Acababa de regresar de una de las tareas extenuantes que Victoria le había impuesto.
09:21Limpiar los establos más alejados, un trabajo que normalmente hacían tres hombres.
09:25Si te obliga a marcharte, nos vamos contigo, dijo Pepa con una resolución inquebrantable,
09:35poniendo una mano sobre el hombro de su hijo.
09:40No, madre, no voy a arrastrarlos conmigo, replicó Martín, su voz ronca por el agotamiento.
09:46Este es su hogar. Nuestro hogar está donde estés tú, sentenció Francisco,
09:55su rostro curtido reflejando la misma terquedad que su esposa.
10:02La conversación fue interrumpida por la llegada de Isabel, Eva y Amadeo,
10:06cuyos rostros reflejaban la gravedad de la situación en la casa grande.
10:10No pueden irse, dijo Isabel con urgencia, huir ahora sería como admitir una culpa que no tienen.
10:22Tienen que quedarse y luchar, demostrar que Victoria se equivoca. Martín negó con la cabeza,
10:28una sonrisa amarga curvando sus labios.
10:30Luchar contra ella es como luchar contra el viento. Siempre encuentra la manera de ganar.
10:41Se sentía atrapado, una pieza en el tablero de Victoria, movida a su antojo hacia el borde del abismo.
10:50La noche se cernía sobre el valle salvaje, densa y premonitoria.
10:55Para algunos, era una noche de vigilia y angustia.
10:57Para otros, el comienzo de una huida desesperada.
11:03Y para Victoria, era el principio del fin, aunque ella, en su arrogancia, aún no pudiera verlo.
11:13Sintió un escalofrío. No era por la brisa nocturna, sino por la certeza de que el suelo bajo sus pies,
11:19ese terreno que había dominado durante tanto tiempo, comenzaba a temblar.
11:23Para calmar su creciente pánico, se aferró de nuevo a su odio.
11:30Martín, debía expulsarlo.
11:35Debía hacerlo esa misma noche.
11:37Sería su forma de reafirmar un poder que sentía escapársele entre los dedos.
11:41La llegada del doctor, un hombre mayor de rostro amable y manos expertas, sumió a la casa en un silencio aún más profundo.
11:51Se encerró en la habitación de Adriana con Rafael y una criada, mientras el resto de la familia esperaba en el salón, un grupo de estatuas nerviosas.
12:06José Luis caminaba de un lado a otro como un león enjaulado.
12:10Cada crujido del piso de madera sobre sus cabezas era una tortura.
12:13Victoria, por su parte, había salido al jardín.
12:21Necesitaba aire, necesitaba pensar.
12:26El frío de la noche le pellizcaba la piel, pero no lograba apagar el fuego de su ansiedad.
12:31Su plan había sido simple.
12:36Un poco de presión, una discusión bien orquestada para que Adriana se sintiera mal y el médico le recomendara alejarse de las fuentes de estrés.
12:47La principal fuente de estrés, según su narrativa, era la presencia de Martín.
12:52Pero se le había ido de las manos.
12:57El desmayo había sido demasiado real, demasiado violento.
13:01Ahora, la amenaza de José Luis era una espada suspendida sobre su cabeza.
13:08Fue entonces cuando, a través de la penumbra, vio una figura acercándose.
13:13Era Atanasio, el capataz.
13:18Su rostro, normalmente severo, mostraba una genuina preocupación.
13:23Señora duquesa, dijo con voz queda.
13:25¿Hay noticias?
13:30Todavía no, respondió Victoria, con brusquedad.
13:34No estaba de humor para charlas.
13:38Pero Atanasio no se movió.
13:40Había algo más en su mente.
13:41Señora, es sobre Tomás.
13:44Victoria alzó una ceja.
13:45¿Qué pasa con ese inútil?
13:50Lleva días actuando de forma extraña.
13:53Nervioso, y la señorita Luisa también.
13:58Los he visto cuchichear en los establos.
14:00Y esta noche, los vi salir juntos hacia el viejo almacén de herramientas.
14:04No me gusta, señora.
14:09Hay algo que no está bien.
14:10La mente de Victoria, siempre alerta a cualquier intriga, se activó.
14:18El robo de la talla religiosa de la capilla del pueblo, un suceso que había conmocionado a la comarca, le vino a la mente.
14:25Siempre había pensado que había sido obra de alguien de fuera, pero, ¿y si no?
14:33¿Y si el ladrón estaba bajo su propio techo?
14:35La idea era a la vez irritante y útil.
14:40Una distracción perfecta, un chivo expiatorio si las cosas con Adriana empeoraban.
14:47Vigílalos, Atanasio, ordenó, su voz recuperando parte de su autoridad.
14:53Quiero saber cada movimiento que hacen.
14:55No intervengas, solo observa y ven a informarme.
15:02Atanasio asintió y se perdió en la oscuridad.
15:07Victoria se sintió un poco mejor.
15:09Tener un nuevo secreto que manejar, un nuevo títere que controlar, le devolvía una sensación de poder.
15:18Mientras tanto, en el despacho de la finca, Alejo desdoblaba una hoja de papel de carta de la mejor calidad.
15:25La pluma, mojada en el tintero de plata de su padre, parecía pesar una tonelada en su mano.
15:32La propuesta de Adriana, y la sorprendente aprobación de José Luis, de que la casa pequeña trabajara las tierras cedidas, había sido la última humillación.
15:45Era una afrenta directa a su posición, a su sangre.
15:51Su padre prefería a los parientes de su difunta esposa, a esa gente del pueblo, antes que a su propio hijo.
15:58Con caligrafía elegante y furiosa, comenzó a escribir, a la atención de su excelencia, Bernardo, duque de Miramar.
16:09Se presentaba, recordándole su linaje por parte de madre, y le hablaba de su situación en el valle.
16:21No se quejaba abiertamente, sino que dejaba entrever su ambición, su deseo de un puesto más acorde con su estatus,
16:28lejos de la sombra de un padre que, según sus palabras, se deleitaba en la compañía de campesinos y olvidaba las obligaciones de su rango.
16:39Era una carta peligrosa, una traición en toda regla, pero Alejo, cegado por el resentimiento, sentía que era su única salida.
16:50El valle se le había quedado pequeño, y el afecto de su padre, inalcanzable.
16:55La noche avanzaba, y con ella, la huida de Leonardo y Bárbara.
17:02Habían dejado atrás las luces de la finca y se adentraban en el corazón del bosque.
17:09La luna llena se filtraba a través de las copas de los árboles, creando un paisaje de platas y sombras que era a la vez hermoso y amenazador.
17:20Cabalgaban en silencio, atentos al menor ruido.
17:24De repente, Leonardo detuvo su montura, levantando una mano.
17:28Bárbara se paró a su lado, el corazón en un puño.
17:34¿Qué ocurre? Susurró.
17:37Escucha.
17:37A lo lejos, el sonido inconfundible de cascos de caballos.
17:45Y no eran dos, parecían más.
17:49Alguien los seguía, o peor, alguien patrullaba el bosque.
17:53Rápido, por aquí.
17:55Dijo Leonardo, tirando de las riendas de su caballo y saliéndose del sendero, adentrándose en la espesura.
18:01Las ramas arañaban sus rostros y ropas mientras avanzaban a trompicones en la oscuridad.
18:12Encontraron un pequeño claro oculto tras unas rocas y desmontaron, intentando calmar a los nerviosos animales.
18:21El sonido de los cascos se hizo más fuerte. Vieron pasar a tres jinetes por el sendero que acababan de abandonar.
18:27Eran los hombres de Don Hernando, el marqués. Bárbara ahogó un grito y se apretó contra Leonardo.
18:38No los buscaban a ellos, probablemente. Sería una patrulla rutinaria, pero el miedo era irracional y paralizante.
18:48Permanecieron inmóviles, conteniendo la respiración, hasta que el sonido se desvaneció en la distancia.
18:57El peligro había pasado, pero la tensión permanecía. Fue entonces cuando la valentía de Pedrito cobró un nuevo significado para Bárbara.
19:08Su pequeño hermano, enfrentándose al marqués por ella. Esa imagen le dio fuerzas.
19:13No huía por cobardía, se dijo a sí misma. Huía para proteger a los que amaba. A Leonardo de un futuro sin honor, y a su familia de la ira de Don Hernando.
19:25De vuelta en la casa grande, la puerta de la habitación de Adriana se abrió por fin.
19:37El doctor salió, su rostro serio y cansado. Todos se pusieron en pie al unísono.
19:43¿Cómo está? Preguntó José Luis, su voz un hilo.
19:46El médico se quitó las gafas y se frotó los ojos. La duquesa está estable, por ahora.
19:57Ha recuperado la conciencia, pero está extremadamente débil. El desmayo ha sido severo.
20:05He tenido que administrarle un sedante suave para que descanse. Un suspiro colectivo de alivio recorrió el salón.
20:12¿Pero qué lo ha causado? Inquirió Rafael. No puede ser solo el estrés. El doctor dudó un instante.
20:25Miró a José Luis, luego a Victoria, y su expresión se endureció. He encontrado algo.
20:34Preocupante. En el análisis preliminar de su sangre, hay indicios de una sustancia.
20:42Una hierba, conocida en el campo como adormidera de lobo, en pequeñas dosis, provoca mareos, debilidad, malestar.
20:51En una dosis mayor, o administrada de forma continuada a una persona en su estado.
21:00Puede provocar un colapso como el que ha sufrido. E incluso algo peor. El silencio que siguió a sus palabras fue sepulcral.
21:07Cada persona en la sala procesaba la información. No había sido un accidente. No había sido el estrés.
21:16Había sido un envenenamiento. José Luis se giró lentamente hacia su esposa. Su rostro era una máscara de furia contenida, sus ojos dos ascuas incandescentes.
21:29A dormidera de lobo, repitió, su voz peligrosamente baja. Curiosamente, Victoria, es la misma hierba que cultivas en tu jardín privado de plantas medicinales.
21:42La misma que te jactas de conocer también. Victoria retrocedió un paso, su rostro perdiendo todo color.
21:54Eso es absurdo. Una acusación monstruosa. ¿Cómo te atreves? Me atrevo porque se trata de mi hija y de mi nieto, rugió José Luis, perdiendo por fin el control.
22:04La vida de mi heredero. Y tú has intentado arrebatármela. No tienes pruebas. Chilló ella, su voz aguda por el pánico.
22:18Quizás no, intervino el doctor, pero he tomado muestras de la comida y el té que la duquesa consumió hoy.
22:27Las enviaré a la ciudad para un análisis completo. La verdad saldrá a la luz, duquesa.
22:35Siempre lo hace. Victoria se vio atrapada. Su mente corría a mil por hora, buscando una salida, una coartada.
22:46Y como siempre, su instinto de supervivencia la llevó a culpar a otro. Ha sido él.
22:52Exclamó, con una convicción tan fingida que resultaba casi perfecta.
22:56Martín, él ha tenido acceso a la cocina. Pepa trabaja allí. Es su venganza. Ha intentado matar a Adriana para herirme a mí y a ti, José Luis.
23:07Era una acusación desesperada, una locura. Pero en el estado de shock en que se encontraban, una semilla de duda podría ser suficiente.
23:19Sin embargo, en ese preciso instante, la puerta del salón se abrió de nuevo. Y quien entró no fue un sirviente, sino el propio Martín.
23:31Estaba cubierto de barro y sudor. En su mano, sostenía un pequeño frasco de cristal oscuro.
23:39Su rostro mostraba una mezcla de agotamiento y sombría determinación. Detrás de él, entraron Pepa y Francisco, con la misma resolución en sus ojos.
23:54«Perdonen que me presente así, duque», dijo Martín, su voz resonando en el silencio.
24:03«Pero creo que esto le pertenece a la duquesa Victoria». Avanzó y colocó el frasco sobre la mesa de caoba.
24:09Era idéntico a los que Victoria guardaba en su gabinete de hierbas. Dentro, se podía ver un polvo verdoso.
24:21«¿Qué es esto? ¿Cómo te atreves a entrar aquí?», siseó Victoria, intentando arrebatar el frasco.
24:30José Luis la detuvo con un gesto. «¿De dónde has sacado esto, muchacho?», preguntó a Martín, su mirada fija e intensa.
24:39«La duquesa me ordenó una tarea esta noche», comenzó a explicar Martín, con calma.
24:49Dijo que una de las viejas canalizaciones de riego del jardín trasero estaba atascada y que, si no la limpiaba antes del amanecer, habría una inundación.
24:58Me pareció extraño, porque esa canalización lleva años en desuso, pero obedecí. Hizo una pausa, mirando directamente a Victoria, que ahora temblaba visiblemente.
25:11La canalización pasa justo por debajo de la ventana del pequeño invernadero donde la duquesa guarda sus plantas.
25:21Mientras trabajaba, con el agua y el barro hasta las rodillas, encontré esto. Levantó el frasco.
25:33Se le debió de caer por la rejilla del desagüe. Y no es lo único que encontré. También encontré esto.
25:38Metió la otra mano en el bolsillo y sacó un pequeño trozo de tela. Un retal de encaje blanco, idéntico al del puño del vestido que Victoria llevaba puesto en ese momento.
25:51Estaba manchado de barro y del mismo polvo verdoso del frasco. El castillo de Neipes de Victoria se derrumbó.
26:03Y en cuanto a mi supuesta venganza, continuó Martín, su voz cobrando fuerza, mientras limpiaba esa canalización, descubrí la causa real del atasco.
26:12Un viejo reloj de bolsillo de plata. Un reloj que perteneció a mi abuelo y que me fue robado la misma noche en que me acusaron de atacar a la duquesa.
26:26Alguien lo plantó allí para incriminarme, y al hacerlo, bloqueó el drenaje. Sacó el reloj, abollado y embarrado, pero inconfundible.
26:35La prueba de su inocencia en el pasado y la prueba de la culpabilidad de Victoria en el presente estaban ahora sobre la mesa, a la vista de todos.
26:49Victoria emitió un sonido ahogado, a medio camino entre un sollozo y un gruñido. Miró a su alrededor, buscando un aliado, un resquicio de duda en los ojos de los presentes.
27:00No encontró nada, solo vio desprecio, asco y, en el rostro de su esposo, una ira fría y definitiva.
27:13Guardias, dijo José Luis, su voz desprovista de toda emoción. Acompañen a, esta mujer a sus aposentos.
27:21Cierren la puerta con llave. Mañana, al amanecer, un carruaje la llevará lejos de este valle.
27:33Para siempre, no se llevará nada más que la ropa que lleva puesta. Victoria intentó protestar, gritar, pero las palabras no le salían.
27:42Dos guardias la tomaron con suavidad pero con firmeza por los brazos. Mientras la sacaban del salón, su mirada se cruzó con la de Mercedes.
27:56En los ojos de su antigua rival no había triunfo, solo una profunda y amarga tristeza por todo el dolor causado.
28:02La expulsión de Victoria fue el primer rayo de luz tras una noche muy oscura. En el bosque, Leonardo y Bárbara habían reanudado su camino, pero con el corazón encogido.
28:19La cercanía de los hombres del marqués les había recordado la fragilidad de su libertad.
28:24Al llegar a un pequeño refugio de cazadores abandonado, decidieron descansar hasta el alba.
28:35Quizás esto es una locura, Leonardo, dijo Bárbara, mientras compartían un trozo de pan.
28:44Estamos huyendo como ladrones. Estamos buscando la felicidad, que es algo que ellos nunca entenderán, respondió él, acariciándole el rostro.
28:54Pero la duda había sido sembrada. Justo en ese momento, oyeron un ruido fuera. Alguien se acercaba.
29:05Leonardo se puso en pie de un salto, cogiendo una rama gruesa como arma improvisada.
29:13La puerta se abrió lentamente, y en el umbral apareció una pequeña figura. Era Pedrito.
29:18Estaba sin aliento, y su rostro estaba arañado por las ramas. Os he estado siguiendo, jade o con acento agudo.
29:29Vi cómo os marchabais. Pedrito, ¿qué haces aquí? Es peligroso, exclamó Bárbara, abrazando a su hermano.
29:42Tenía que daros esto. El niño sacó una pequeña bolsa de cuero. Es de madre. Dice que es para vuestro viaje.
29:48Y y yo quería deciros que no os vayáis. No por mí, pero, las cosas están cambiando.
29:59Y entonces, les contó lo que había oído en el pueblo antes de salir tras ellos.
30:03La noticia del desmayo de Adriana y de la terrible acusación que pesaba sobre la duquesa Victoria se había extendido como la pólvora.
30:14Leonardo y Bárbara se miraron, atónitos. La mujer que era la principal causa de su huida, la arquitecta de su miseria, estaba a punto de caer.
30:23Si ella se va, comenzó a decir Bárbara, sin atreverse a terminar la frase. Entonces, quizás, ya no tengamos que huir, completó Leonardo.
30:39La esperanza, una emoción que casi habían olvidado, comenzó a florecer de nuevo en sus pechos.
30:48El amanecer llegó al valle salvaje tiñendo el cielo de tonos rosados y dorados.
30:53Parecía un día nuevo en más de un sentido.
30:58Un carruaje sin escudo de armas esperaba en la entrada principal.
31:02Victoria salió escoltada, con el rostro hinchado y los ojos enrojecidos.
31:09No miró a nadie, subió al carruaje y desapareció por el camino, convirtiéndose en un mal recuerdo.
31:15En la habitación de Adriana, la joven duquesa había despertado. Estaba débil, pero lúcida.
31:27Rafael no se había separado de su lado en toda la noche.
31:31José Luis entró y le tomó la mano, sus ojos llenos de lágrimas de arrepentimiento y alivio.
31:36Perdóname, hija mía, susurró, por no haberte protegido, por haber sido ciego.
31:45Adriana le apretó la mano con la poca fuerza que tenía.
31:48Lo importante es que ahora estamos juntos, padre, y que mi hijo, nuestro hijo, está bien.
31:59La paz que José Luis había intentado forzar con un documento se forjó de una manera mucho más poderosa, a través de la verdad y el perdón.
32:07Invitó a Mercedes y a toda la casa pequeña a la casa grande. No para firmar un tratado, sino para compartir un desayuno.
32:20Frente a la chimenea, José Luis le ofreció a Mercedes no solo las tierras, sino su más sincera disculpa y su amistad.
32:27Mercedes, con la nobleza que siempre la había caracterizado, la aceptó.
32:35La herida entre las dos familias, abierta durante décadas, comenzaba a cicatrizar.
32:43Martín fue llamado ante el duque. Lejos de ser un acusado, fue recibido como un salvador.
32:49José Luis le devolvió el reloj de su abuelo, ya limpio, y le ofreció el puesto de segundo capataz de la finca, bajo la supervisión de un atanasio que lo miraba con un nuevo respeto.
33:04Por primera vez, Martín sintió que el valle era su hogar, un lugar donde podía construir un futuro.
33:13Alejo, en su despacho, sostenía la carta dirigida al duque de Miramar.
33:18Estaba a punto de sellarla cuando un criado le informó de la expulsión de su madre.
33:25La noticia lo golpeó con la fuerza de un mazazo. Su madre, la intocable duquesa, desterrada.
33:34Y todo por una ambición desmedida que él, se dio cuenta con horror, compartía.
33:40Vio su propio futuro reflejado en el destino de ella. Un camino de soledad y amargura.
33:48Con mano temblorosa, rompió la carta en mil pedazos y los arrojó al fuego.
33:53Salió del despacho y, por primera vez, buscó a su padre no para exigirle, sino para estar a su lado.
33:59El camino hacia la reconciliación sería largo, pero había comenzado.
34:07Cuando el sol ya estaba alto, dos jinetes aparecieron en el horizonte, regresando por el mismo camino por el que habían huido.
34:14Eran Leonardo y Bárbara. Desmontaron en la entrada, esperando el juicio, la condena.
34:25En su lugar, encontraron a José Luis esperándolos en el porche.
34:30Su expresión ya no era la de un duque severo, sino la de un hombre que había vuelto a aprender a ser padre.
34:35Creí que te había perdido, le dijo a Leonardo, su voz quebrada por la emoción. Estaba perdido, padre.
34:48Pero creo que he encontrado mi camino de vuelta, respondió Leonardo, mirando a Bárbara.
34:56José Luis asintió una leve sonrisa dibujándose en sus labios. El amor no entiende de normas ni de apellidos, hijo.
35:05Solo entiende de valentía, y ustedes dos han demostrado tenerla. Bienvenidos a casa.
35:14Fue un final feliz, pero no uno fácil. Fue un final ganado a pulso, nacido de la noche más larga del Valle Salvaje.
35:24Una noche que lo había destrozado todo para poder reconstruir los sobrecimientos más fuertes.
35:29La verdad, el amor y la esperanza de un futuro donde la bondad, por fin, había encontrado su lugar bajo el sol.
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