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Avance semanal de ‘La Promesa’: Grandes revelaciones, rupturas, traicioines y otra fuerte crisis en la familia del 8 al 12 de septiembre
'La Promesa' revela sus grandes secretos en los capítulos que emitirá entre el 8 y el 12 de septiembre. No te pierdas nuestro avance semanal de la serie.
El aire de septiembre en el valle de Los Pedroches comenzaba a perder el aliento agostado del verano, trayendo consigo un frescor matutino que prometía otoño y, con él, cambios inevitables. En La Promesa, sin ...
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Transcripción
00:00Avance semanal de Hal Promes, grandes revelaciones, rupturas, traiciones y otra fuerte crisis en la
00:17familia del 8 al 12 de septiembre. La promesa revela sus grandes secretos en los capítulos
00:24que emitirá entre el 8 y el 12 de septiembre. No te pierdas nuestro avance semanal de la serie.
00:32El aire de septiembre en el Valle de los Pedroches comenzaba a perder el aliento agostado del verano,
00:37trayendo consigo un frescor matutino que prometía otoño y, con él, cambios inevitables.
00:44En la promesa, sin embargo, el cambio no era una promesa susurrada por el viento,
00:50sino un vendaval que amenazaba con arrancar de raíz los cimientos mismos del palacio.
00:56La semana que se extendía del lunes 8 al viernes 12 de septiembre no sería una más en el calendario
01:02de la familia Luján y su servicio, sería un cataclismo, una sucesión de terremotos emocionales
01:08que dejarían grietas imborrables en el alma de cada uno de sus habitantes. Secretos enterrados
01:15durante años pugnaban por salir a la luz, lealtades se quebraban como cristal fino y el amor, en sus
01:21formas más puras y más tóxicas, se convertía en el motor de decisiones que alterarían el curso de sus
01:27vidas para siempre. Lunes, 8 de septiembre. El eco de una noche trágica. La mañana del lunes amaneció
01:36con una luz pálida y engañosa, una calma que precedía a la más violenta de las tempestades.
01:43En el despacho principal, el olor a cuero y acera de abeja se mezclaba con una tensión casi palpable.
01:52Manuel de Luján, de pie frente a Leocadia de Figueroa, mantenía una compostura de acero que
01:57apenas lograba contener el torbellino de su interior. Leocadia, por su parte, lo observaba
02:04con una sonrisa expectante, una confianza ciega en el poder que creía ejercer sobre él, sobre su futuro
02:11y, por ende, sobre la fortuna de los Luján. Y bien, Manuel, dijo ella, su voz melosa como la
02:20miel envenenada. Supongo que me has hecho llamar para darme la buena nueva. Has hablado ya con tu padre
02:27sobre la expansión de la empresa hacia el norte? Te aseguro que los contactos de mi familia en
02:32Bilbao nos abrirán todas las puertas. Manuel aspiró profundamente, el aire pareció pesarle
02:39en los pulmones. No la miró a los ojos. Su vista estaba fija en un punto indefinido más allá de la
02:46ventana, en el horizonte donde soñaba construir su propio cielo. Leocadia, te he hecho venir por algo
02:54muy distinto. La sonrisa de ella vaciló por un instante.
02:59Ah, ¿sí? ¿Algo mejor aún? No me tengas en ascuas, querido. He tomado una decisión. Comenzó
03:07Manuel, y esta vez sus ojos, oscuros y firmes, se clavaron en los de ella.
03:13Una decisión irrevocable. Renuncio a mi cargo en la empresa familiar. El silencio que siguió fue tan
03:19profundo que se pudo oír el tic-tac del reloj de péndulo en el pasillo, cada segundo un martillazo
03:25contra el mundo de Leocadia. Ella parpadeó. Primero incrédula. Luego una sombra de pánico
03:33cruzó su rostro. ¿Qué? ¿Qué disparate estás diciendo? Manuel, no es momento para bromas.
03:39No es ninguna broma. Replicó él. Su voz era un témpano. Abandono la dirección. Voy a fundar mi
03:48propia compañía. Una empresa aeronáutica. Lejos de aquí, lejos de todo esto. ¿Aeronáutica? Repitió
03:56ella. La palabra sonaba absurda, ridícula. Vas a cambiar el imperio que tu familia ha construido
04:04durante generaciones por. ¿Por tus juguetes voladores? Has perdido el juicio. Esto es por
04:10culpa de esa. No menciones a nadie. La cortó él, con una dureza que la hizo retroceder. Esta decisión
04:19es mía. Solo mía. Y es definitiva. Nuestra asociación, Leocadia, y cualquier otro compromiso
04:27que creyeras tener conmigo, quedan disueltos en este mismo instante. El golpe fue brutal.
04:34Leocadia sintió como si el suelo se abriera bajo sus pies. No era solo el compromiso matrimonial
04:39roto, era el castillo de naipes de su ambición, construido con paciencia y veneno, derrumbándose
04:46sin remedio. Sin Manuel al frente de la empresa, sus planes de desviar fondos, de enriquecerse
04:54a costa de los Luján, se hacían humo. Vio su futuro desvanecerse y en su interior nació
05:01un odio frío y afilado. Mientras tanto, en otra parte de la finca, la desesperación
05:06tenía un rostro distinto, el de curro. El joven regresaba de otra infructuosa jornada
05:13de búsqueda, con el barro pegado a las botas y el alma en carne viva. Cada pista falsa, cada
05:21no la hemos visto de los aldeanos, era una nueva puñalada. Entró en la biblioteca y
05:28se encontró cara a cara con el capitán Lorenzo, que leía el periódico con una calma insultante.
05:36¿Dónde está? Espetó curro, sin preámbulos, su voz rota por la impotencia. Lorenzo levantó
05:42la vista, una ceja arqueada en fingida sorpresa.
05:47¿Te refieres a la joven Ángela? No tengo la menor idea, muchacho. Quizás se ha fugado
05:53con algún mozo de buen ver. A su edad, las muchachas son volubles. No me tomé por idiota,
06:01gruñó curro, acercándose amenazadoramente. Sé que usted está detrás de esto. Sé que
06:08le ha hecho algo. Si le ha tocado un solo pelo, juro que. ¿Juras que, curro? Le interrumpió
06:15Lorenzo, dejando el periódico a un lado con una lentitud exasperante. Mide tus palabras.
06:22Estás acusando a un capitán de la Guardia Civil sin una sola prueba. Es una calumnia
06:29muy grave. Ten cuidado. No vaya a ser que el que termine en un calabozo seas tú.
06:33La sangre hervía en las venas de curro, pero la fría lógica de las palabras de Lorenzo
06:40lo detuvo. Tenía razón, no tenía nada, solo una certeza visceral, una convicción
06:48que le quemaba por dentro, pero que de nada servía frente a la ley. Se marchó de allí
06:54con el corazón encogido, la desconfianza convertida en un monstruo que devoraba su esperanza.
06:59En el mundo del servicio, los dramas eran más silenciosos, pero no menos profundos.
07:07En el patio, bajo la sombra de un limonero, Vera y Lope habían encontrado un frágil momento
07:13de paz. Las tensiones de los últimos días parecían haberse disipado tras una larga
07:20conversación nocturna.
07:21Te juro que no volveré a dudar de ti, Vera. Decía Lope, sosteniendo sus manos con ternura.
07:31Me pudo el miedo, la incertidumbre. Lo entiendo, Lope. Pero tienes que confiar en mí. Respondió
07:38ella, aunque una sombra de tristeza persistía en su mirada.
07:41Mi vida antes de llegar aquí fue... complicada. Hay cosas que no puedo contarte, no todavía.
07:50Lo respetaré, pero... ¿y tu familia? ¿No los echas de menos? Federico me contó que tu
07:56hermana estaba encantada con la vida que lleva tu padre.
08:01Vera retiró las manos bruscamente, como si la hubieran quemado. La mención de la versión
08:06edulcorada que su hermano le había contado a su hermana pequeña era un recordatorio de la
08:10red de mentiras que la aprisionaba. Sabía que Federico estaba manipulando a la niña,
08:17pintando un cuadro idílico de una realidad monstruosa para convencerla de que volviera.
08:23Mi familia es un tema del que no quiero hablar. Dijo, su tono repentinamente frío y distante.
08:31Por favor, Lope, no insistas. Lope sintió como el muro volvía a levantarse entre ellos.
08:38La reconciliación era solo un espejismo. Sus mundos, sus anhelos familiares, eran tan distintos
08:46como el día y la noche, y un temor helado se apoderó de él. ¿Podrían sus caminos seguir
08:51juntos mucho tiempo? La injusticia también se abría paso en los pasillos de servicio.
08:58Pía y Ricardo acababan de recibir la noticia de boca del propio Cristóbal.
09:02Cristóbal. El mayordomo, con una sonrisa de suficiencia, les había comunicado la reorganización
09:10de sus tareas. Pía mantendría su puesto, pero bajo una supervisión férrea. Ricardo,
09:18sin embargo, era degradado. De ser un señor, de haber aspirado a un puesto de confianza,
09:25pasaba a ser un simple mozo. Un lacayo. La humillación no tardó en materializarse. Santos,
09:34el esbirro de Cristóbal, disfrutaba con un sadismo evidente de la nueva situación.
09:42Encontró a Ricardo en el cuarto de las botas, con un delantal tosco atado a la cintura.
09:47Vaya, vaya, don Ricardo. Se mozó Santos, apoyándose en el marco de la puerta. ¿Quién
09:56te ha visto y quién te ve? ¿Necesitas ayuda con el betún? Dicen que el secreto está en
10:02escupir primero. Anda, que no se diga que no soy generoso. Te enseño. Ricardo apretó la
10:10mandíbula hasta que le dolió. Sus manos, acostumbradas a sostener las riendas de un
10:15caballo o la pluma de un contable. Ahora estaban manchadas de grasa.
10:21Sé perfectamente cómo limpiar unas botas, Santos. Déjame en paz. Uy, qué carácter. Rió el otro.
10:30El señorito se ha enfadado. Acostúmbrate, Ricardo. A partir de ahora, tus manos van a
10:35oler a trabajo de verdad, no a colonia barata. Y el señor Cristóbal quiere que estas botas
10:43brillen tanto que pueda verse reflejado. Así que, menos humos y más frotar. Cada palabra
10:50era un latigazo. Ricardo agachó la cabeza, no por sumisión, sino para ocultar la furia
10:56asesina en sus ojos. Juró para sus adentros que aquello no quedaría así. En las cocinas,
11:04el ambiente era de confesión. Candela, con los ojos enrojecidos, le contaba a Toño,
11:12el hijo de Simona, una historia que llevaba años envenenándola.
11:17Tu madre y yo éramos como hermanas. Susurraba, su voz temblorosa. Pero yo estaba ciega.
11:24Ciega de envidia, de dolor por lo que mi marido me hacía. Y la traicioné. Lo que pasó con tu padre,
11:32con el negocio que teníais. Yo tuve la culpa. Le di a mi marido la información que necesitaba
11:39para arruinaros. Creí que así él me dejaría en paz, que se conformaría con eso. Pero solo lo
11:45empeoró todo. Y a Simona, a ella la destrocé. Toño la escuchaba, atónito. La imagen que tenía
11:54de su madre, de su pasado, de su enemistad con Candela, se desmoronaba y reconstruía con cada
12:01palabra. La confesión era dolorosa, pero también era una llave. La llave que podría, quizás, cerrar
12:09viejas heridas. Mientras tanto, María Fernández, incapaz de soportar la opresión de sus sentimientos
12:17por Samuel, había buscado una vía de escape en la verbena del pueblo. Bailó, bebió y rió con una
12:25desesperación febril, intentando ahogar en vino y música el amor que la consumía. Pero el regreso
12:33fue un golpe de cruda realidad. Entró en la promesa tropezando, con el vestido arrugado y el corazón
12:38hecho trizas. Se derrumbó en un rincón del jardín, sollozando sin consuelo, hasta que una mano suave
12:46se posó en su hombro. María, ¿estás bien? Era Samuel. Su presencia, en lugar de ser el recordatorio del
12:55dolor que intentaba evitar, fue un bálsamo inesperado. Ella se aferró a él, llorando en su pecho, y él la
13:03sostuvo, sin hacer preguntas, simplemente ofreciéndole el refugio de su abrazo en mitad
13:08de la noche. Pero la noche aún guardaba su acto más audaz para Catalina. Harta de las injusticias y los
13:16abusos del varón de Valladares, había decidido pasar a la acción. Con la ayuda de los jornaleros leales a su
13:24causa, organizó una revuelta singular. Llenaron un carro con el estiércol más fetido de los establos y, al amparo de la
13:34oscuridad, lo condujeron hasta la misma puerta del palacio del varón. Esto es para que abone su decencia,
13:42si es que alguna vez tuvo. Gritó Catalina, mientras los hombres volcaban el contenido del carro, creando
13:48una montaña apestosa y humillante en el umbral del noble. La afrenta fue mayúscula. El varón, despertado
13:57por el escándalo, salió a su balcón y contempló la escena con una ira que helaba la sangre. La humillación
14:05fue total, un episodio que su orgullo jamás podría olvidar ni perdonar. Y así, el día llegaba a su fin, pero el
14:14clímax estaba reservado para Leocadia. Acorralada por la renuncia de Manuel, con sus planes en ruinas, recibió la visita
14:21de Lorenzo. No hubo cortesías. Has perdido a tu peón, Leocadia, dijo él, con una sonrisa cruel.
14:32Tu plan para controlar a los Luján se ha ido al traste. Pero yo puedo ofrecerte una salida.
14:39Una alianza. ¿Qué quieres, Lorenzo? Replicó ella, exhausta. Quiero a tu hija, a Ángela.
14:47Cásala conmigo, unirá nuestras familias, consolidará nuestro poder en la región. Y yo
14:54me aseguraré de que no te falte de nada. Leocadia lo miró horrorizada. ¿Entregar a mi
15:00propia hija a un monstruo como tú? Jamás. Piénsalo bien, siseó Lorenzo, su voz bajando
15:08a un susurro amenazador. Porque si te niegas, me aseguraré de que todo el mundo sepa ciertas cosas.
15:17Cosas del pasado. Por ejemplo, lo que realmente ocurrió la noche en que murió esa pobre muchacha.
15:23Yana.
15:25Tú estabas allí. ¿No es así, Leocadia? Algo me dice que tu memoria esconde más de lo que aparenta.
15:33La mención de Yana fue como una descarga eléctrica. Leocadia palideció. La acusación,
15:38directa y envenenada, rompió un dique en su mente.
15:41De repente, un recuerdo fragmentado, borroso y terrorífico, la asaltó. Una noche oscura,
15:51gritos ahogados, el olor a tierra mojada y miedo, y el rostro de Yana, desfigurado por el pánico.
15:59La verdad, la terrible verdad que había enterrado en lo más profundo de su conciencia, comenzaba a
16:05emerger, arañando su camino hacia la superficie. Cediendo al chantaje, con el alma rota, asintió.
16:15Entregaría a su hija. Y con esa rendición, la puerta a un infierno olvidado se abrió de par en par.
16:23Martes, 9 de septiembre. Las semillas de la venganza. El sol del martes no trajo alivio,
16:29sino la cruda luz de las consecuencias. En la promesa, la hazaña de Catalina era el tema
16:37de conversación en cada rincón, susurrada con una mezcla de admiración y pavor.
16:44Adriano, el conde de Ayerbe, no compartía el entusiasmo. Encontró a Catalina en la terraza,
16:50contemplando sus tierras con una satisfacción desafiante.
16:53¿Te das cuenta de lo que has hecho? Le dijo, su voz cargada de angustia. Has humillado públicamente
17:01a uno de los hombres más poderosos y vengativos de la provincia. Llevar estiércol a su puerta.
17:06Catalina, por Dios, esto es una declaración de guerra.
17:12¿Era necesario, Adriano? Replicó ella, sin inmutarse. Alguien tenía que plantarle cara a ese
17:18tirano. Demostrarle que no somos sus siervos, que el pueblo tiene dignidad. La dignidad no nos
17:26protegerá de su ira. Exclamó él, pasándose las manos por el pelo. No se quedará de brazos cruzados.
17:35Nos aplastará. A ti, a mí, a toda tu familia. Has sido una imprudente. Y la represalia, como Adriano
17:44temía, no tardó en llegar. Pero no fue como esperaban. No hubo matones ni amenazas directas.
17:51El golpe fue más sutil, más elegante y mucho más devastador.
17:56A mediodía, un mensajero entregó un documento oficial. El varón de Valladares, utilizando sus
18:03influencias en Madrid, había bloqueado la principal línea de crédito de los Luján y había iniciado
18:08una auditoría fiscal sobre todas sus explotaciones, alegando irregularidades en los títulos de propiedad
18:14de hacía dos generaciones. Era un ataque legal, un estrangulamiento económico que los dejaba al
18:22borde de la ruina. El giro de los acontecimientos dejó a todos sin aliento. El varón no buscaba una
18:29venganza de sangre, sino una de números, una que los despojaría de todo lentamente, con el frío acero
18:35de la ley. Mientras, la inquietud de Leocadia por su hija Ángela se había transformado en una
18:42angustia febril. Sin noticias de ella desde que Lorenzo se la llevó bajo la promesa de protegerla,
18:50irrumpió en el pabellón de caza donde solía encontrarse el capitán.
18:56Se acabó el juego, Lorenzo. Le espetó, con los ojos inyectados en sangre. He cumplido mi parte del
19:03trato. Acepté tu infame proposición. ¿Dónde está mi hija? Quiero verla ahora mismo. Lorenzo,
19:10que limpiaba un rifle con parsimonia, ni siquiera se molestó en mirarla. Paciencia, Leocadia, paciencia.
19:20Todo a su debido tiempo. Ángela está bien. Está en un lugar seguro, meditando sobre su futuro.
19:25Entenderás que no puedo traerla de vuelta así como así. La gente haría preguntas.
19:34Hay que preparar el terreno para nuestro feliz anuncio. No me fío de ti. Gritó ella.
19:41Si no me traes a Ángela antes de que acabe el día, nuestro acuerdo se anula y te juro que...
19:46¿Qué harás que...? La cortó él, ahora sí, clavando en ella una mirada gélida. ¿Ir a la guardia civil a
19:54contarles que has prometido a tu hija en matrimonio a cambio de mi silencio sobre un viejo asesinato?
19:59Ten cuidado, Leocadia. Estás en una posición muy delicada. Desesperado, Curro había llegado a su
20:08límite. Las evasivas de Lorenzo y la pasividad de los demás lo empujaron a tomar una decisión drástica.
20:14Se dirigió al cuartel de la Guardia Civil del Pueblo, decidido a hablar con el sargento Burdina.
20:24Sargento, necesito presentar una denuncia formal. Dijo, su voz firme a pesar del temblor de sus manos.
20:32Es contra el capitán Lorenzo de la Mata. Tengo motivos fundados para creer que es responsable
20:38de la desaparición de la señorita Ángela de Figueroa y de otros crímenes.
20:42El sargento Burdina, un hombre veterano y cauto, lo miró por encima de sus gafas. Esas son acusaciones
20:51muy serias, muchacho. Acusar a un superior. Necesitarás más que motivos fundados. Necesitarás
20:59pruebas irrefutables. ¿Las tienes? Curro vaciló. No, no las tenía. Solo su instinto. Pero la maquinaria
21:08se había puesto en marcha. El sargento prometió hacer indagaciones discretas. Era un movimiento
21:15arriesgado, una partida de ajedrez en la que un solo error podría costarle la libertad, o algo peor.
21:23En el corazón de la casa, en las cocinas, una herida comenzaba a sanar. Simona, animada por la
21:29confesión de Candela, le había contado a su hijo Toño toda la verdad sobre su padre y el marido de
21:35Candela. Fue un relato duro, lleno de dolor y traiciones, pero también de una profunda humanidad.
21:45Al final, Toño abrazó a su madre con una fuerza que hablaba de años de malentendidos y reproches.
21:50Perdóname, mamá. Sollozó, perdóname por haberte juzgado sin saber. No hay nada que perdonar,
22:00hijo mío. Respondió Simona, llorando también, pero de felicidad.
22:06Lo importante es que estamos juntos. En hora, la prometida de Toño, observaba la escena con
22:13lágrimas en los ojos, su corazón lleno de orgullo y emoción al ver a la familia que amaba finalmente
22:18unida. Pero la tiranía de Santos no conocía tregua. Con el beneplácito de Cristóbal,
22:26seguía haciendo de la vida de Ricardo un infierno. Lo obligaba a realizar las tareas
22:32más ingratas, siempre con un comentario mordaz a punto. Más rápido, Ricardo, que el suelo del
22:40recibidor no se va a fregar solo, le ordenaba. Y luego quiero que le saques brillo a toda la
22:48plata. A ver si el esfuerzo te quita esa cara de marqués venido a menos. La mañana de María
22:55Fernández fue un suplicio. Despertó con una resaca monumental y la mente en blanco.
23:02Fue Teresa quien, con una mezcla de preocupación y reproche, le relató los detalles de su regreso.
23:08Llegaste hecha una lástima, María, cantando a voz en grito, tropezando con las macetas. Si no llega
23:16a ser por Samuel, que te encontró y te ayudó a llegar a tu cuarto sin que nadie te viera, ahora
23:22mismo estarías de patitas en la calle. María se cubrió el rostro con las manos, muerta de
23:29vergüenza. La imagen de sí misma, patética y descontrolada, era una tortura. Y el hecho de
23:37que Samuel la hubiera visto en ese estado, y encima la hubiera ayudado, solo añadía una
23:42capa más de complejidad a sus ya confusos sentimientos. El día se cerró con otro estallido
23:50de tensión. Petra, que caminaba por los jardines supervisando el trabajo de un mozo, tropezó con un
23:56rastrillo dejado negligentemente en mitad del sendero. La caída fue aparatosa y, aunque solo
24:03se lastimó el orgullo y se hizo un feo rasguño en el brazo, su furia fue desproporcionada.
24:11Culpó directamente a Cristóbal de la falta de disciplina del servicio a su cargo.
24:17Esto es intolerable, le gritó en el vestíbulo, para que todos la oyeran. Tu incompetencia ha
24:22provocado que sufra un accidente. Exijo una reparación. Exijo que el responsable sea despedido
24:28inmediatamente. Cristóbal la miró con un desdén apenas disimulado. Cálmese, Petra. Ha sido un simple
24:37descuido. Tomaré las medidas oportunas. Respondió, su tono dejando claro que no pensaba hacer absolutamente
24:45nada. La tensión entre ambos, ya palpable desde hacía tiempo, se disparó. Sus diferencias, sus luchas
24:55de poder en el pequeño universo del servicio, estaban lejos de resolverse. Eran dos escorpiones en una
25:02botella, y el veneno comenzaba a desbordarse. Miércoles, 10 de septiembre. Un regreso y una rebelión.
25:10El miércoles llegó envuelto en la polvareda levantada por las batallas del día anterior.
25:18La guerra contra el marqués de Aguinaga, instigada por Catalina, era ahora una realidad
25:24que sacudía los cimientos de la promesa. Adriano no dejaba de advertir del peligro. Esto solo es el
25:31principio, Catalina. La auditoría es solo su primer movimiento. Nos arruinará, y lo hará con una sonrisa,
25:40en los labios. Pues lucharemos, replicó ella, su espíritu indomable.
25:47No nos van a amedrentar. Si nos quitan el crédito, buscaremos otros medios. Si cuestionan nuestras
25:54tierras, demostraremos que son nuestras. No me arrepiento de nada. La discusión fue
26:01interrumpida por la llegada de un carruaje. El varón de Valladares en persona, con el rostro
26:08como una máscara de furia contenida, irrumpió en el salón principal sin ser anunciado.
26:15Luján, bramó, dirigiéndose a Alonso, que acudió alertado por el ruido. Tu hija ha cruzado
26:22una línea que no debía. La afrenta del estiércol no quedará impune. Y esta auditoría es solo un
26:27aperitivo.
26:28Voy a despojaros de todo lo que tenéis. Os veré mendigando en las calles. A ti y a
26:34toda tu estirpe. La amenaza, lanzada a voz en grito en el corazón de su hogar, hizo temblar
26:41a todos los presentes. La lucha de clases, la guerra entre nobles, había estallado con
26:49una violencia inusitada. Y entonces, en medio de la tormenta, se produjo el milagro. O lo
26:57que parecía serlo. Un coche de caballos se detuvo en la entrada de servicio y de él
27:03descendió Ángela. Estaba pálida, delgada y con la mirada perdida, pero estaba viva.
27:11Curro fue el primero en verla y corrió a abrazarla, un sollozo de alivio escapando de
27:15su garganta. Sin embargo, el regreso no trajo la paz esperada. Ángela estaba desorientada.
27:23Apenas hablaba y parecía sumida en un estado de debilidad extrema.
27:29Cuando Leocadia la vio, su alivio inicial se transformó en una furia ciega contra Lorenzo.
27:36Mira lo que le has hecho. Le gritó, cuando lo encontró más tarde. Esto no ha sido una
27:41protección, ha sido un secuestro en toda regla. La has aterrorizado.
27:45Me has mentido. Te dije que volvería, y ha vuelto, respondió Lorenzo, impasible. Está
27:53un poco alterada, es normal. Necesita descansar, y necesita prepararse para nuestra boda. No
28:01querrás que tu futuro yerno se enfade, ¿verdad, Leocadia?
28:05En las cocinas, la alegría por la reconciliación de Simona y Toño era el contrapunto a la tensión
28:12del palacio. Celebraban con un bizcocho y vino dulce. Todas reían y felicitaban a Simona,
28:20pero Vera no podía compartir su felicidad. Ver a su amiga resolver un conflicto familiar
28:26tan antiguo solo agudizaba el dolor de su propia situación, de ese nudo imposible que
28:31la ataba a un pasado del que no podía escapar.
28:33Se sentía profundamente sola en medio de la alegría ajena. La rebelión también prendía
28:41en las filas del servicio.
28:45Ricardo, harto de las humillaciones constantes, decidió enfrentarse a Cristóbal. Lo esperó
28:51en su despacho.
28:52Señor Cristóbal, no estoy dispuesto a seguir soportando el trato vejatorio de santos.
29:01Me degrada como persona y como trabajador. El mayordomo lo miró con una sonrisa cínica.
29:08¿De verdad? ¿Y qué piensas hacer al respecto, don Ricardo? Las puertas de la promesa son muy
29:13anchas.
29:14Si no estás a gusto con las condiciones, siempre puedes marcharte. Aunque, con tus
29:21referencias, dudo que encuentres trabajo ni siquiera limpiando letrinas.
29:27Ahora, si me disculpas, tengo asuntos más importantes que atender. La respuesta fue un
29:33portazo en la cara, un recordatorio brutal de su impotencia.
29:36Mientras tanto, Petra, no contenta con la respuesta de Cristóbal, exigía una y otra
29:43vez una reparación por su accidente.
29:47Su insistencia se estaba volviendo una obsesión, una forma de canalizar su frustración y su
29:53odio hacia el mayordomo.
29:57Ajeno a estas intrigas, Manuel, junto a sus nuevos socios, Enora y Toño, daba los primeros
30:04pasos de su gran proyecto. Habían alquilado un pequeño hangar en un aeródromo cercano
30:10y estudiaban los planos de su primer prototipo.
30:14La ilusión era palpable, un soplo de aire fresco y de futuro. Pero la alegría duró
30:20poco.
30:23Esa noche, su padre, Alonso, lo citó en su despacho. Su rostro era severo, el de un marqués,
30:30no el de un padre. Manuel, esta locura ha ido demasiado lejos. Dijo, su voz grave como
30:38una sentencia.
30:41Tu compromiso con Leocadia es un pilar para la estabilidad de esta familia, y tu puesto
30:47en la empresa es una obligación, no un capricho.
30:52Te exijo que te retractes, que pidas perdón a la señora de Figueroa y que mañana mismo
30:57vuelvas a ocupar tu puesto. Es una orden. Padre, no puedo hacerlo, suplicó Manuel. Mi
31:05vida no está aquí. Mi sueño.
31:09Tus sueños no pagarán las deudas que nos ahogan, tronó Alonso. Tus sueños no mantendrán
31:14el nombre de los Luján. O cumples con tu deber, o te olvidas de que eres mi hijo.
31:18El ultimátum lo dejó sin aliento. Una vez más, se encontraba en la encrucijada, atrapado
31:26entre sus sueños y las cadenas de su apellido.
31:31Jueves, 11 de septiembre, los puentes rotos. Alonso, a pesar de la dureza de su ultimátum,
31:38era un hombre que creía en la negociación hasta el final.
31:41La mañana del jueves, con el corazón apesadumbrado, seguía buscando una rendija de esperanza para
31:49reconducir la situación entre su hijo y Leocadia.
31:54Para él, esa ruptura no era solo un asunto sentimental, era una catástrofe económica
31:59y social. Manuel, por favor, recapacita. Le insistió durante el desayuno, en una conversación
32:08tensa y en voz baja. Leocadia es una mujer poderosa. Su familia lo es. No podemos permitirnos
32:15tenerlos como enemigos. Habla con ella. No te pido que te cases si no la amas, pero no
32:23rompas todos los puentes. Busca una solución diplomática. No hay solución diplomática,
32:30padre, respondió Manuel, con una firmeza que desesperaba a Alonso.
32:34Ella no quiere un socio, quiere un títere. Y yo no voy a serlo. Mi decisión está tomada.
32:43La obstinación de su hijo era una muralla contra la que sus argumentos se estrellaban
32:48una y otra vez.
32:51Mientras tanto, el escándalo de Catalina había saltado a la prensa. Un periódico local,
32:57probablemente financiado por El Varón, publicaba en primera plana un artículo incendiario titulado
33:02La Marquesita Anarquista, donde se señalaba a Catalina como la instigadora de las revueltas
33:08campesinas y se la acusaba de poner en peligro la paz social.
33:12La foto de un carro de estiércol ilustraba la noticia. Catalina empezó a comprender que
33:17su acto de rebeldía tenía consecuencias que iban mucho más allá de una simple humillación
33:22personal.
33:22Estaba siendo convertida en un símbolo, y eso la ponía en un peligroso punto de mira.
33:31En la zona de servicio, el veneno de santos seguía extendiéndose. Su nuevo objetivo era
33:37María Fernández. La encontró barriendo el patio y se acercó a ella con su habitual
33:43sonrisa maliciosa.
33:46Oye, María, me han contado que fuiste la reina de la verbena la otra noche. Dijo, con un tono
33:52burlón.
33:55Dicen que bailabas encima de las mesas y que le declaraste tu amor al pregonero. ¿Es verdad?
34:00Cuéntamelo todo, no seas tímida. A lo mejor hasta me das alguna idea para divertirme. María
34:07apretó el palo de la escoba, sintiendo la sangre subirle a las mejillas. Mis asuntos
34:15no te incumben, santos. ¿Por qué no te vas a molestar a otra parte? Tranquila, fiera.
34:23Solo es curiosidad. Aunque, si yo fuera tú, tendría más cuidado. Las paredes de la promesa
34:29tienen oídos, y al señor mayordomo no le gustan las doncellas escandalosas. La doncella
34:35intentó mantener la compostura, pero la puya había dado en el blanco, reabriendo la herida
34:41de su vergüenza.
34:44Lope, por su parte, no se daba por vencido con Vera. La abordó mientras ella tendía
34:50la ropa, con un ramo de flores silvestres en la mano.
34:55Vera, sé que he sido un torpe, insistente, pero es porque me importas más que nada en
35:00el mundo. Solo quiero entenderte, ayudarte. No necesito que me ayudes, Lope. Necesito
35:08que confíes en mí. Respondió ella, sin aceptar las flores.
35:13Y no lo haces. Siempre estás vigilando, preguntando, intentando desentrañar mi pasado como si fuera
35:20un acertijo. Me agobias, me asfixias, no es eso. Es solo que, es exactamente eso. Lo interrumpió,
35:30su voz cargada de una frustración acumulada. Estoy cansada de que cada uno de mis movimientos
35:36sea analizado. Cansada de sentirme interrogada. Quizás, quizás esto no funciona. El revés
35:44fue brutal. Lope se quedó allí, con las flores en la mano, viendo cómo ella se alejaba, sintiendo
35:51que cada intento por acercarse a ella solo conseguía alejarla más. La dejó completamente
35:57abatido, con el corazón hecho pedazos. La tensión también escaló en otro frente.
36:04Pía, preocupada por el bienestar de su pequeño Dieguito en la casa de los marqueses, donde lo
36:09cuidaba una pariente lejana, decidió que lo mejor para el niño era estar cerca de su madre.
36:14Sin pedir permiso a nadie, aprovechando un viaje de un proveedor, hizo que trajeran al
36:22niño de vuelta a la promesa. Pensó que podría mantenerlo oculto en su habitación, al menos por
36:30un tiempo. Pero el llanto de un bebé es difícil de esconder. Cristóbal no tardó en descubrirlo.
36:37Su reacción fue furibunda. Se puede saber qué significa esto, Pía. Le espetó, entrando en su
36:44cuarto sin llamar. Esto es una casa de trabajo, no una guardería. Te prohíbo que tengas a este
36:51niño aquí. Es mi hijo, señor. Respondió Pía, tratando de mantenerse firme. Y su lugar está con
37:00su madre. Tu lugar está sirviendo en esta casa, y tus problemas personales no son asunto mío. Gritó él.
37:09O ese niño desaparece de aquí antes de mañana, o la que desaparecerá serás tú. Y te aseguro que no
37:17volverás a verlo jamás. La crueldad de la amenaza dejó a Pía sin palabras, temblando de rabia y de
37:24miedo. El mayordomo estaba dispuesto a marcar su autoridad a cualquier precio, incluso utilizando
37:30a un niño inocente como arma. Viernes, 12 de septiembre. La decisión de romper. El viernes
37:39amaneció con el cielo encapotado, un reflejo perfecto del ánimo que reinaba en la promesa.
37:46La confesión de Catalina sobre los detalles de su venganza contra el varón, admitiendo la
37:51premeditación y la organización, provocó un auténtico terremoto familiar.
37:55Has perdido el norte, le espetó Leocadia durante una tensa reunión en el salón, a la que había sido
38:02invitada. Has puesto el nombre de esta familia por los suelos, nos has convertido en el hazmerreír
38:09y en el objetivo de un hombre muy peligroso. Alonso, por su parte, miraba a su hija con una
38:17profunda preocupación. Hija, temo que esta vez hayas cruzado una línea de la que no hay retorno.
38:25Esto ya no es una rabieta de niña rebelde. Has iniciado una guerra que podría destruirnos
38:30a todos. Hice lo que creía justo. Se defendió Catalina, aunque su voz ya no sonaba tan segura.
38:40El peso de las consecuencias empezaba a aplastarla. Para intentar mitigar el daño a la imagen del
38:46marquesado, y como un gesto de buena voluntad hacia las élites conservadoras de la región,
38:50se tomó una decisión. Martina, a pesar de su nulo entusiasmo, se vio obligada a aceptar
38:58un puesto en el patronato de La Milagrosa, una organización benéfica dirigida por las
39:03damas más influyentes. Era un sacrificio, una forma de lavar la cara de la familia y
39:10demostrar que los Luján seguían siendo gente de orden.
39:12En un rincón más feliz del palacio, Curro y Ángela disfrutaban de un momento de intimidad.
39:22Sentados en un banco del jardín, él le leía un libro de poemas. Ella, aunque todavía débil,
39:28sonreía por primera vez en días.
39:30Sospechamos que fue Lorenzo quien te hizo esto, Ángela, dijo Curro en voz baja. Pero no tenemos
39:38pruebas. No podemos demostrarlo. Tengo miedo, Curro, confesó ella, su mano buscándola de él.
39:50Miedo de él, de lo que es capaz de hacer. Mientras yo esté aquí, no te pasará nada.
39:55Te lo juro, prometió él, abrazándola. Pero la sombra del capitán se cernía sobre ellos,
40:03una amenaza invisible que envenenaba su reencuentro. En medio de tanto conflicto,
40:10una pequeña tregua surgió donde menos se esperaba. Manuel y Alonso, tras la dura discusión de la noche
40:16anterior, volvieron a hablar. Esta vez, no hubo gritos ni ultimátums. Hablaron de padre a hijo.
40:24No puedo obligarte a vivir una vida que no es la tuya, Manuel, admitió Alonso, con un suspiro de
40:31resignación. Pero tú debes entender mi posición, la responsabilidad que pesa sobre mis hombros.
40:40Lo entiendo, padre, y lo siento, no quiero ser una carga para ti. Llegaron a un entendimiento.
40:48Manuel seguiría adelante con su proyecto, pero prometió no dar la espalda a la familia y
40:53ayudar en lo que pudiera sin comprometer su futuro. Alonso aceptó, a regañadientes,
41:01la independencia de su hijo. Establecieron límites, un pacto de no agresión que, por el momento,
41:07devolvía a una frágil armonía a su relación. Pía y Ricardo, por su parte, se aferraban a su amor
41:15como a un salvavidas en mitad de la tormenta. Soñaban con un futuro juntos, lejos de la promesa,
41:23lejos de la tiranía de Cristóbal. Pero el acoso constante del mayordomo y la relación cada vez
41:30más deteriorada entre él y Petra, que no cesaba en sus quejas, convertían cada día en un campo de
41:36minas. En el servicio, María Fernández buscó a Samuel para agradecerle su ayuda. No sé qué habría sido
41:44de mí la otra noche si no fuera por ti, Samuel. Gracias, de verdad. No tienes que agradecerme
41:52nada, María, respondió él con su habitual calidez. Los amigos están para eso. El gesto,
42:01la sinceridad en sus ojos, fortaleció el vínculo entre ellos. María sintió que algo nuevo,
42:08algo más allá de la simple gratitud, nacía en su corazón. Una emoción que, por primera vez,
42:17no le causaba angustia, sino una serena esperanza. Toño, completamente enamorado y feliz por su
42:26reconciliación familiar, sentía que su vida era perfecta. Solo le faltaba una cosa. Llevó a Enora
42:33un paseo por el campo y, con un ramo de amapolas en la mano, se arrodilló. Enora, me has hecho el
42:41hombre más feliz del mundo. Cásate conmigo. Enora lo miró, conmovida y sorprendida. Toño, te quiero
42:50con toda mi alma. Pero, todo ha ido tan deprisa. La reconciliación con tu madre, nuestro noviazgo.
42:57Dame un poco de tiempo. Tiempo para asimilar toda esta felicidad. Por favor. Él, aunque un poco
43:05decepcionado, comprendió. Su amor era fuerte y podía esperar. Y entonces, llegó la ruptura final. Vera,
43:14tras la conversación con Lope del día anterior, había pasado la noche en vela. Había llegado a una
43:22dolorosa conclusión. Lo buscó en la cocina, cuando no había nadie más. Lope, tenemos que hablar. Dijo,
43:31su voz era queda pero firme. Vera, lo de ayer. Lo siento, de verdad. No volverá a pasar. Sí que
43:41volverá a pasar, Lope. Respondió ella, y en sus ojos había una tristeza infinita. Porque tú eres como
43:49eres y yo soy como soy. Tú necesitas saberlo todo, controlarlo todo, porque me quieres y tienes miedo.
43:57Y yo necesito mi espacio, mis secretos, porque son lo único que me queda de la persona que era.
44:04Y no puedo dártelos. Me siento constantemente juzgada, acorralada. Y no quiero vivir así.
44:09¿Qué estás diciendo? Preguntó él, aunque ya sabía la respuesta. Estoy diciendo que te quiero, Lope.
44:20Te quiero tanto que me duele. Pero no podemos seguir juntos. Antes de que nos hagamos más daño,
44:25antes de que este amor se convierta en resentimiento. Es mejor terminarlo.
44:31Lo nuestro se acaba aquí. La decisión, tan dolorosa como irrevocable,
44:36cayó como una losa sobre el corazón de Lope.
44:38Vera, con lágrimas silenciosas surcando su rostro, se dio la vuelta y se marchó,
44:46dejando tras de sí un silencio roto y la pregunta flotando en el aire. ¿Significaba esto que,
44:52libre de su amor, volvería a la casa de la que había huido?
44:58La semana terminaba así, con el eco de las rupturas, las traiciones y las revelaciones.
45:03Los hilos del destino en la promesa se habían tensado hasta el límite, y muchos de ellos se
45:10habían roto para siempre, dejando a sus habitantes a la deriva en un mar de incertidumbre, con la única
45:16certeza de que la tormenta, lejos de amainar, no había hecho más que empezar.
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