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Avance ‘Valle Salvaje’: El plan de José Luis para deshacerse de Luisa (capítulo 288, martes 4 de noviembre)
Avance del capítulo 288 de ‘Valle Salvaje’, que se emite el martes 4 de noviembre. La investigación contra Luisa avanza, José Luis mueve ficha y Matilde desafía a Victoria. Con vídeo incluido.
El martes amaneció sobre Valle Salvaje no como un alivio, sino como una continuación. La niebla del lunes, espesa y cargada con los secretos de la víspera, no se había disipado; simplemente se había ...
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Avance ‘Valle Salvaje’: El plan de José Luis para deshacerse de Luisa (capítulo 288, martes 4 de noviembre)
Avance del capítulo 288 de ‘Valle Salvaje’, que se emite el martes 4 de noviembre. La investigación contra Luisa avanza, José Luis mueve ficha y Matilde desafía a Victoria. Con vídeo incluido.
El martes amaneció sobre Valle Salvaje no como un alivio, sino como una continuación. La niebla del lunes, espesa y cargada con los secretos de la víspera, no se había disipado; simplemente se había ...
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#ValleSalvaje, #capítulo288El, #plan, #JoséLuis, #para, #deshacerse, #Luisa
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CortometrajesTranscripción
00:00Avance Valle Salvaje, el plan de José Luis para deshacerse de Luisa, capítulo 288, martes 4 de
00:18noviembre. Avance del capítulo 288 de Valle Salvaje, que se emite el martes 4 de noviembre.
00:30La investigación contra Luisa avanza, José Luis mueve ficha y Matilde desafía a Victoria.
00:40Con vídeo incluido, el martes amaneció sobre Valle Salvaje no como un alivio, sino como
00:45una continuación. La niebla del lunes, espesa y cargada con los secretos de la víspera,
00:54no se había disipado, simplemente se había asentado, más baja y gris, aferrándose a los
01:00tejados de pizarra y ahogando los primeros y tímidos cantos de los pájaros.
01:07Era un día para confesiones susurradas y planes urdidos en la penumbra. En la celda del cuartel
01:12de la Santa Hermandad, el frío era una criatura viva. Luisa se frotaba los brazos, no tanto
01:21por la temperatura, sino por el terror helado que se había instalado en su médula.
01:25La investigación avanzaba, le habían dicho, pero avanzar se sentía como el inexorable cierre de
01:34una trampa. Cada crujido en el pasillo, cada cambio de guardia, era un martillo que golpeaba
01:43su entereza. Rezaba, pero sus oraciones se sentían huecas, rebotando en la piedra húmeda. La incertidumbre
01:53de Luisa era el motor de Adriana. Desesperada, con los ojos enrojecidos por el llanto y la
02:01falta de sueño, corrió hacia la única persona que creía capaz de imponer la razón sobre
02:06la histeria, el duque, don José Luis de Vallesca. La encontró en el gran salón de la mansión
02:15ducal. El fuego crepitaba en la enorme chimenea de piedra, arrojando reflejos ambarinos sobre
02:20los tomos encuadernados en cuero y el brandy que el duque sostenía en una copa de cristal
02:25tallado.
02:29Él la recibió con una calma que contrastaba brutalmente con la tormenta que Adriana llevaba
02:33dentro.
02:37Señor duque. Casi gritó, deteniéndose a una distancia respetuosa, temblando.
02:42Tienen a Luisa. La Santa Hermandad la acusa de
02:46de cosas terribles, brujería, dicen algunos. Es una locura, una mentira. José Luis alzó
02:56una ceja, su rostro una máscara de serena preocupación.
03:02Se levantó lentamente, cada movimiento medido y lleno de autoridad. Mi querida Adriana, qué
03:09espantosa noticia.
03:13Acérquese al fuego, está usted helada. No quiero calor, duque, quiero justicia. Soy
03:20ozo ella.
03:23Luisa es la mujer más buena que he conocido. Esto, esto es por alejo. Es porque lo ama.
03:28Alguien quiere quitársela de en medio.
03:33Él asintió, gravemente, la maledicencia en este valle. Por desgracia, crece tan rápido,
03:39como la mala hierba.
03:42Usted tiene poder, suplicó Adriana, aferrándose a esa idea como a un salvavidas.
03:51Una palabra suya, una sola palabra suya bastaría para que investigaran en la dirección correcta.
03:57Ellos lo respetan, lo temen. Por favor, José Luis, ayúdela, le juro que es inocente.
04:08El duque la miró fijamente durante un largo minuto. El silencio solo era roto por el crepitar
04:14de la leña.
04:17Finalmente, posó su copa y tomó suavemente las manos de Adriana entre las suyas. Sus manos eran cálidas y firmes.
04:24Por supuesto que la ayudaré. Dijo, su voz profunda y tranquilizadora. Considero a Luisa una joven.
04:34Valiente, y Alejo, mi hijo. Bueno, él ha tomado sus propias decisiones, pero no permitiré que una injusticia
04:44manche el nombre de nadie asociado a mi familia.
04:46Adriana sintió que el mundo dejaba de girar. La gratitud la inundó, tan potente que casi la hizo caer de rodillas.
04:59Lo, ¿lo hará? Haré más que eso. Prometió José Luis, con una media sonrisa que pretendía ser paternal.
05:10Iré personalmente a hablar con el capitán de la Santa Hermandad. Moveré los hilos necesarios.
05:16Confía en mí, Adriana. Esta misma tarde, la situación de Luisa comenzará a aclararse.
05:26Ahora, vaya a casa y descanse. Deje esto en mis manos. La despidió con un gesto cortés.
05:35Adriana salió de la mansión sintiendo, por primera vez en días, un brote de esperanza.
05:40No vio la mirada de su salvador. José Luis regresó a la chimenea. Recogió su copa y observó las llamas
05:49dancharinas.
05:50Moveré los hilos, repitió en su mente. Oh, sí, moveré cada uno de ellos. La promesa hecha a Adriana era una obra maestra de duplicidad.
06:05Su plan no era liberar a Luisa. Su plan era asegurarse de que la soga que rodeaba el cuello de la joven se apretara con la fuerza de su propia influencia.
06:12Alejo, su hijo pródigo, había regresado a él, roto y arrepentido tras su emotivo encuentro del día anterior.
06:26Había pedido perdón. José Luis lo había perdonado, pero el perdón de un duque tenía condiciones.
06:31Y la primera condición era eliminar la distracción, la raíz del problema. Luisa. El duque bebericó su brandy.
06:44El plan era sencillo. No apagar el fuego, sino avivarlo. Usaría el testimonio de Victoria, lo amplificaría con su propia autoridad y añadiría un toque de pragmatismo.
06:56La brujería era un cargo vulgar, pero, ¿y el robo? ¿La malversación? Él encontraría la manera.
07:08Luisa no solo era una mala influencia, era un peligro para la estabilidad de su linaje.
07:15Y él, José Luis, era el garante de ese linaje. Mientras el duque saboreaba su estrategia, en otra parte del pueblo, el pasado se removía con violencia.
07:26Damaso, desde su regreso, había sido un alma en pena. Un hombre enfrentado a un espejo roto donde la imagen de su mejor amigo, Gaspar, se descomponía.
07:42Encontró a Matilde en la pequeña trascienda de su local, ordenando hierbas secas. El aire olía a lavanda y a tensión.
07:49Matilde, tenemos que hablar. Dijo él, su voz ronca. No era una petición. Matilde se giró lentamente, sus manos temblando.
08:01Había pasado la noche en vela. Damaso. Ya te dije. Me dijiste fragmentos. Sombras.
08:13Me hablaste de un Gaspar que no reconozco. La interrumpió, acercándose. Su corpulencia llenaba el pequeño espacio.
08:21Me dijiste que le temías. Que todos le temían. Matilde, Gaspar era mi hermano. Compartimos pan y vino, sueños y miedos.
08:32¿Y ahora me dices qué era? ¿Un monstruo? No, no un monstruo. Tartamudeó ella, incapaz de sostener su mirada.
08:45Dímelo. Exigió él. ¿Qué te hizo? ¿Qué os hizo a todas? ¿Qué le hizo a Victoria?
08:53Victoria. El nombre de Victoria fue como una llave que abrió una puerta oscura en Matilde.
08:57Victoria te dirá que era un santo. Te dirá que era un mártir. Te dirá que era perfecto.
09:08Me está diciendo exactamente eso. Exclamó Damaso, golpeando un fardo de hierbas.
09:17Habla de él como si fuera un dios caído. Y luego te oigo a ti. Y todo se vuelve, falso.
09:22No puedo respirar, Matilde. Siento que me ahogo en vuestras mentiras. Matilde lo miró, y vio el dolor genuino en sus ojos.
09:35El dolor de un hombre bueno atrapado en una red tejida mucho antes de su regreso.
09:40Y sintió una oleada de rabia. No contra Damaso, sino contra sí misma. Contra Victoria.
09:51Contra los años de silencio cobarde. La versión que te di. Comenzó Matilde, su voz ganando una fuerza temblorosa.
09:58La versión que te di no es nada. Es la punta del iceberg, Damaso. La verdad es, mucho más sucia.
10:09¿Qué verdad? Antes de que pudiera responder, la campanilla de la puerta principal tintine o con acento agudo.
10:16La voz de Victoria, meliflua y afilada, llenó la tienda. Matilde.
10:25Cariño, ¿estás ahí? Traje esos pasteles que tanto te.
10:31Victoria entró en la trastienda y se detuvo en seco. Su sonrisa se congeló al ver a Damaso.
10:38Sus ojos pasaron de él a Matilde, evaluando la escena. La tensión era tan densa que se podía cortar con un cuchillo.
10:46Damaso, ¿qué sorpresa? Dijo, recuperando la compostura al instante. No sabía que estabas aquí.
10:58Matilde, querida, pareces pálida. Estábamos hablando. Victoria. Dijo Damaso, su voz un gruñido.
11:08De Gaspar. La máscara de Victoria se ajustó. Se convirtió en la viuda doliente, una obra de arte de la tragedia.
11:16Oh, Damaso, ¿sigues torturándote con eso? Se acercó y le puso una mano en el brazo.
11:26Él no se apartó, pero se tensó. Tienes que dejarlo ir, recordar lo bueno, el hombre maravilloso que fue.
11:36Matilde no dice eso. La cortó él. Victoria lanzó una mirada fugaz y venenosa a Matilde antes de volverse hacia Damaso con ojos llorosos.
11:45Matilde, ella está confundida. El dolor nos afecta a cada una de formas distintas.
11:56Ella, ella siempre tuvo una relación complicada con Gaspar. Celos, quizás. Él te adoraba. Damaso.
12:03Vivía por ti, por nosotros. Éramos su mundo. ¿No puedes simplemente aceptar eso? ¿Aceptar el pasado como fue?
12:12¿Cómo fue? ¿O cómo tú quieres recordarlo? Preguntó Damaso, y por primera vez, su voz tenía un filo de sospecha dirigido hacia ella.
12:24Victoria pareció genuinamente herida. Retiró la mano. No entiendo qué intentas decir.
12:32Intento decir que ya no sé qué creer. Damaso, incapaz de soportar la presión de esas dos miradas, la de la mentira y la de la verdad a medias, se dio la vuelta y salió de la tienda, casi arrancando la puerta de sus goznes.
12:48El silencio que quedó fue peor que los gritos. ¿Qué le has dicho? Siseó Victoria, su fachada de viuda rota desapareciendo como la niebla bajo el sol.
13:03Le he dicho, menos de lo que se merece. Respondió Matilde, sintiendo que algo dentro de ella, un viejo yugo, se rompía.
13:12Te lo advertí, Matilde. Victoria se abalanzó sobre ella, agarrándola por los hombros.
13:23Estás jugando con fuego. Damaso no está preparado para saber nada. Vas a destrozar su recuerdo de Gaspar.
13:31¿Su recuerdo? ¿O tu santuario? Matilde se zafó con una fuerza que sorprendió a ambas.
13:37Estoy harta, Victoria. Harta de protegerte. Harta de idealizar a un hombre que fue cruel y manipulador.
13:46¿Un hombre qué?
13:49Que nos hizo la vida imposible. Cállate. Chilló Victoria, abofeteándola. El sonido resonó en la pequeña habitación.
14:01Matilde se llevó la mano a la mejilla, pero sus ojos no derramaron ni una lágrima.
14:07Solo ardían. No. Dijo con una calma aterradora. No me voy a callar. Ya no. Se acabó el idealizar a Gaspar.
14:20Se acabó el mentir. Damaso ha vuelto, y merece saber por qué se fue realmente. Merece saber la clase de hombre que era su hermano.
14:28Y si tú no se lo dices. Lo haré yo. Victoria retrocedió, su rostro pálido de furia y, por primera vez, de miedo real.
14:40Temía que Matilde le diera la espalda, que su alianza de silencio se rompiera. Y si eso ocurría, el conflicto con Damaso no sería una simple disputa.
14:52Sería una guerra, y ella ya no estaba segura de poder ganarla. No te atreverías, susurró Victoria.
15:05Ponme a prueba, replicó Matilde. En la casa grande, la atmósfera era igualmente irrespirable.
15:12La confesión de Amadeo, forzada por las circunstancias, había caído como una bomba.
15:23Isabel, la matriarca, había descubierto que Eva, la joven y dulce doncella, no era una huérfana recogida por caridad.
15:31Era la hija bastarda de Amadeo. Su propia sangre, manchada. Amadeo y Eva estaban en sus pequeños cuartos en el ala de servicio.
15:45Habían recogido sus escasas pertenencias en dos jatillos. No habían sido despedidos formalmente, pero la sentencia flotaba en el aire.
15:53Padre, ¿qué haremos? Susurró Eva, sentada en el borde de su catre. Sus ojos, normalmente brillantes, estaban apagados por el miedo.
16:08La señora Isabel no nos perdonará. Nos echará a los caminos. Amadeo, un hombre que había dedicado 40 años de su vida a esa casa, miraba por la pequeña ventana el patio de servicio.
16:19¿Se sentía viejo? No lo sé, hija. No lo sé. Se pasó la mano por el cabello cano.
16:30Pensé que, pensé que si servía con lealtad, si trabajaba duro. Pensaste que te perdonarían por quererme. Terminó Eva, con una tristeza infinita.
16:39Nunca me arrepentiré de quererte, Eva. Eres lo único bueno que he hecho. Dijo él, su voz quebrándose.
16:53Se sentó a su lado y la abrazó. Pero tu presencia aquí, ahora que ella lo sabe, es un insulto diario para ella.
16:59Una afrenta a su orgullo. ¿Por qué nos odia tanto? No nos odia a nosotros, hija.
17:11Odia el recordatorio. Odia que su mundo perfecto tenga grietas. Y nosotros, nosotros somos la grieta más grande.
17:18La puerta se abrió de golpe. Isabel estaba allí, no con la furia roja que esperaban, sino con una frialdad blanca que era mucho peor.
17:29Recojan sus cosas. Dijo, su voz sin inflexión. Señora, por favor. Comenzó Amadeo, poniéndose en pie.
17:43No he terminado. Lo silenció ella. Recojan sus cosas, y llévenlas al viejo cobertizo del jardín.
17:50Vivirán allí. Amadeo y Eva la miraron, atónitos. Se. Señora, no puedo tener una bastarda sirviendo en mi mesa.
18:04Ni a su padre recordándome su pecado cada vez que me sirve el té. Explicó Isabel, como si hablara del tiempo.
18:14Pero tampoco puedo echarlos. La gente hablaría. Dirían que no soy caritativa. Así que se quedarán.
18:20Fuera de mi vista. Trabajarán en los jardines, en las cuadras. Lejos de la casa. Ahora, salgan.
18:32Su presencia ensucia mis pasillos. Cerró la puerta. No era un perdón. Era un destierro interno.
18:41Amadeo miró a Eva. Estaban a salvo, pero también estaban en una prisión.
18:45Su permanencia en la casa grande, el único hogar que habían conocido, se había convertido en una verdadera condena.
18:55La fragilidad era un tema recurrente ese día. En la mansión de Don Hernando, Bárbara se miraba en el espejo.
19:04Estaba pálida, con ojeras oscuras bajo los ojos.
19:07El recuerdo de su intento de suicidio del día anterior era una neblina de desesperación y agua fría.
19:16Había reconocido su acto, sí, pero eso no significaba que lo hubiera superado.
19:21La puerta de su habitación se abrió y entró Leonardo.
19:24Su presencia era un bálsamo y un veneno. Ella se giró, anhelante. Él, como siempre, parecía distante, atrapado en sus propios tormentos.
19:37—¿Cómo te encuentras? —preguntó él, por cumplir.
19:43—¡Viva! —susurró Bárbara. —Y no estoy segura de cómo sentirme al respecto.
19:51Leonardo suspiró, impaciente.
19:53—Bárbara, no empieces. No tengo fuerzas para... para mí —dijo ella, con un destello de dolor.
19:59—¿Alguna vez la has tenido, Leonardo? —intenté, intenté matarme por ti, porque no puedo vivir viéndote casado con otra.
20:12—¿Y tú ni siquiera puedes mirarme? No lo hice por gusto.
20:16—estalló él, esa fiesta que organiza mi padre. Esa mujer, Irene. Todo es una farsa. Me niego a participar.
20:23—¿Y yo? ¿Yo qué soy en esta farsa, Leonardo? —preguntó Bárbara, acercándose a él, buscando una conexión que ya no existía.
20:37—¿Soy el interludio trágico? —él no respondió. La miró, y en sus ojos solo había culpa y agobio.
20:43—No había amor. Y esa constatación fue, para Bárbara, casi tan dolorosa como el agua helada llenando sus pulmones.
20:57—Su recuperación, se dio cuenta, no podría comenzar mientras él siguiera siendo el centro de su universo.
21:06—Y ella no tenía la fuerza para alejarlo. Estaba atrapada en su órbita emocional, consumiéndose lentamente.
21:13—Mientras tanto, en la biblioteca, don Hernando hablaba con Irene. La joven parecía ceder ante la idea de la fiesta, más por agotamiento que por convicción.
21:28—Leonardo se niega a asistir, don Hernando. Dijo ella, con cansancio. Leonardo es un potro sin domar, dijo el viejo.
21:37—Necesita mano firme. No soy su domadora. Soy su esposa. Don Hernando la observó. Vio su inteligencia, su resistencia.
21:49—Y decidió jugar una carta que había guardado durante mucho tiempo. Siéntate, Irene.
21:59—Hay algo que debo contarte sobre mi difunta esposa, Amanda, la madre de Leonardo.
22:04—Irene, extrañada por el cambio de tema, obedeció. Amanda. Era una mujer notable, fuerte.
22:17—Pragmática, hermosa, a su manera. Pero no me casé con ella por amor. Hernando sonrió con amargura.
22:23—El amor es un lujo que los hombres como yo rara vez nos permitimos. Me casé con ella porque era la
22:31única mujer que vi capaz de manejar a Leonardo. —¿Manejarlo? Mi hijo. Dijo Hernando, bajando la
22:41voz. Es brillante. Pero es frágil. Como un cristal fino, se rompe con facilidad. Es temperamental,
22:51melancólico, débil de carácter. Amanda lo sabía. Ella era su ancla. Ella lo mantenía cuerdo. Lo
23:00mantenía, funcional. Por eso la elegí. Irene lo miraba, horrorizada y fascinada. ¿Y por qué me
23:09cuenta esto a mí? —Porque te elegí a ti por la misma razón, Irene, confesó Hernando. Vi en ti la
23:19misma fuerza. La misma inteligencia. No te traje aquí para que fueras la esposa trofeo de Leonardo.
23:26Te traje para que fueras su ancla. Para que lo salvaras de sí mismo. Tu destino no es ser amada
23:35por él. Tu destino es asegurarte de que él sobreviva. La revelación golpeó a Irene. Su
23:43matrimonio no era una unión. Era un deber. No era un romance. Era una curatela.
23:48Y por primera vez, vio su situación no como una jaula romántica, sino como una posición de poder.
24:00Un poder terrible y solitario. El destino del que Hernando hablaba cambió por completo su perspectiva.
24:08Quizás, quizás Leonardo no era el único con un papel que jugar. La tarde se estaba volviendo gris
24:14cuando el duque José Luis llegó al cuartel de la Santa Hermandad. El capitán lo recibió con una
24:22reverencia, sorprendido por la visita. Duque. Es un honor inesperado. Desearía que fuera en mejores
24:30circunstancias, capitán. Dijo José Luis, su rostro la viva imagen de la preocupación cívica.
24:37Vengo por la joven, Luisa. El capitán asintió. Un asunto turbio, señor. Las acusaciones son
24:47graves. Lo sé, y es por eso que estoy aquí. José Luis suspiró, como si le pesara el alma.
24:59Sabe que no me gusta entrometerme. Pero, han llegado a mis oídos cosas. En ese momento,
25:04como si hubiera sido perfectamente coreografiado, Victoria irrumpió en el despacho.
25:13Parecía descompuesta. Los ojos hinchados de llorar. El cabello ligeramente fuera de lugar.
25:22Capitán. Gritó. No puede. No puede dudar. Se detuvo al ver a José Luis. Oh, duque. Gracias a
25:29Dios que está aquí. Usted me creerá. Victoria, cálmese. Dijo José Luis, poniendo una mano en su
25:38hombro. No puedo calmarme. Sollozó ella, jugando su papel a la perfección.
25:44Esa mujer, Luisa, es culpable. Insisto, la vi. La vi cerca de la tumba de mi Gaspar,
25:53susurrando cosas impías. Quería. Quería robar su alma. Y ahora quiere hacerle lo mismo a Alejo.
26:04Quiere destruir su familia, duque. Como destruyó la mía.
26:07El capitán miraba. Incómodo. Las acusaciones de brujería eran difíciles de probar.
26:18José Luis dejó que Victoria llorara durante un minuto. Luego habló con voz grave. Capitán.
26:27Como sabe, Victoria está. Afectada. El dolor la consume. Hizo una pausa,
26:32permitiendo que la duda se instalara. Sin embargo, temo que, en su delirio,
26:40ha tropezado con una verdad. Duque, no puedo hablar de almas ni de brujería.
26:48Eso se lo dejo a la iglesia. Dijo José Luis, desestimando el cargo más débil. Pero puedo
26:54hablar de cosas terrenales.
26:56Mi hijo, Alejo, desde que conoció a esta joven, su comportamiento ha sido errático.
27:07Se ha vuelto contra mí, contra su herencia. Una mala influencia, sin duda, pero, y algo más,
27:14lo cortó el duque.
27:15He estado revisando las cuentas de mi administración. Hay, irregularidades, sumas de dinero que faltan.
27:28Pequeñas al principio, pero crecientes. ¿Dinero? ¿Qué tiene que ver ella? Luisa. Dijo José Luis,
27:36soltando la mentira como si fuera un hecho irrefutable. Tenía acceso a esos libros.
27:41Alejo, en su, en su, encaprichamiento, le dio acceso. Confiaba en ella. Y ahora, el dinero falta.
27:54Y ella está aquí. El capitán lo entendió al instante. La brujería era niebla. El robo era piedra.
28:03Duque, ¿está usted, acusándola formalmente de robo? Estoy, señalando una terrible coincidencia. Capitán,
28:11dijo José Luis, su voz cargada de pesar.
28:17Temo que Victoria tenga razón en el fondo, aunque no en la forma. La muchacha no es una bruja.
28:25Es una vulgar ladrona. Una arribista que sedujo a mi hijo para saquear mi patrimonio.
28:29Victoria, captando la estrategia al vuelo, asintió frenéticamente. Sí, sí, eso es, una ladrona, una arpía.
28:40Esto, esto lo cambia todo, murmuró el capitán, viendo el caso solidificarse. La palabra del duque era ley.
28:51Haga lo que deba hacer, capitán, dijo José Luis, poniéndose el sombrero. Es un día triste para mi casa.
29:00Pero la justicia debe prevalecer. Salió del cuartel, dejando a Victoria para que añadiera los detalles más escabrosos y llorosos.
29:11El plan estaba en marcha. Los hilos se habían movido. Y mientras la soga se apretaba, en la otra punta del valle, dos hombres se encontraban cara a cara.
29:23Damaso, aún furioso por su encuentro con Matilde y Victoria, había ido a la fuente de todo poder en Valle Salvaje, el duque.
29:37José Luis lo recibió en su estudio. Esta vez, no había sonrisas paternales. Damaso.
29:43Dos visitas en un día. ¿Me halagas? Dijo José Luis, sentado tras su escritorio. Déjate de juegos, duque.
29:57O debería llamarte José Luis, como antes de que compraras tu título. José Luis se entornó los ojos.
30:03El título es legítimo, y te exijo respeto. Y yo exijo la verdad. Replicó Damaso, apoyando las manos en el escritorio.
30:17He vuelto, y he vuelto para quedarme. Valle Salvaje es libre. Quédate cuanto quieras.
30:25He vuelto por Victoria. El silencio en el estudio se volvió pesado. El fuego de la chimenea pareció callarse.
30:33Victoria, dijo José Luis, saboreando el nombre. Es libre de tomar sus decisiones.
30:44Es la viuda de Gaspar. Es mi prometida. Lo fue antes de que yo me fuera. Antes de que tú y Gaspar.
30:53Antes de todo, el pasado es pasado, Damaso. Han ocurrido muchas cosas. Victoria ha encontrado.
30:59Consuelo, bajo mi protección. ¿Tu protección? ¿O tu control? Escupió Damaso. No me iré sin ella.
31:11Y he venido a decírtelo a la cara. Sé que hay mentiras aquí. Lo vuelo, y voy a desenterrarlas todas, una por una, aunque tenga que derribar tu palacio para hacerlo.
31:20José Luis se levantó lentamente. Los dos hombres eran de una estatura similar, dos fuerzas de la naturaleza.
31:30Te lo advertiré una sola vez, viejo amigo, dijo el duque, su voz un susurro helado.
31:39Hay cosas enterradas en este valle que es mejor no remover. Por el bien de todos.
31:49Incluido el tuyo, Victoria está conmigo ahora. Acéptalo, o te arrepentirás de haber vuelto.
31:54¿Es una amenaza? Es un consejo. De duque a plebeyo. Damaso lo miró con odio puro.
32:06Sabía que el hombre frente a él no era solo su rival por una mujer. Era su rival por la verdad, por el pasado, y por el futuro.
32:13La guerra había sido declarada. El sol comenzaba a ocultarse, tiñendo la niebla de un color púrpura enfermizo.
32:27En los jardines de la mansión ducal, Alejo respiraba el aire frío. El emotivo reencuentro con su padre la noche anterior, su confesión, su arrepentimiento, lo habían vaciado.
32:38Pero también lo habían llenado de una nueva y frágil esperanza. Su padre lo había perdonado.
32:50Le había dicho que entendía. O que intentaría entender. Rafael, su amigo leal, lo encontró junto a la fuente seca.
33:01Alejo, Alejo, buenas noticias. Alejo se giró, el corazón dándole un vuelco.
33:07¿Luisa, la han soltado?
33:12No, aún no, pero... he estado en el pueblo. He hablado con Adriana.
33:18Tu padre, Alejo, el duque, ha cumplido su palabra.
33:23¿Qué, qué ha hecho? Preguntó Alejo, aferrándose a las palabras de su amigo. Ha ido a la Santa Hermandad.
33:30Él mismo, Adriana lo vio.
33:32Fue a hablar con el capitán. Está intercediendo por Luisa. Está usando todo su poder para ayudarla.
33:42Una sonrisa, la primera sonrisa verdadera en días, iluminó el rostro de Alejo. La tensión abandonó sus hombros.
33:49Miró hacia la imponente mansión, la casa de su padre. Lo sabía. Susurró, las lágrimas de alivio picando en sus ojos.
34:00Sabía que en el fondo, él entendería. Sabía que me había perdonado de verdad. Claro que sí. Dijo Rafael, dándole una palmada en la espalda.
34:13Con el duque de tu lado, Luisa estará libre antes del anochecer. Tu padre está haciendo todo lo posible para ayudarla.
34:25Alejo asintió, la fe restaurada. Va a salvarla. Mi padre va a salvarla.
34:31Y mientras Alejo se aferraba a la luz de esa promesa vacía, en el cuartel de la Santa Hermandad, el capitán firmaba una nueva orden.
34:38Las acusaciones de brujería se habían dejado de lado, reemplazadas por el frío y tangible crimen de robo y malversación contra la casa ducal.
34:52La palabra del duque era el sello final. José Luis, desde la ventana de su estudio, observaba a su hijo en el jardín.
34:59Observaba su alivio, su alegría infantil. Sí, hijo mío, pensó el duque, mientras daba un último sorbo a su brandy.
35:14La estoy ayudando, la estoy ayudando a encontrar su camino. Lejos, muy lejos de ti.
35:19Definitivamente, los hilos de la marioneta se habían tensado. Y en Valle Salvaje, la noche apenas comenzaba a caer.
35:29¡Gracias!
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