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💔 Valle Salvaje Capítulos 287 – 291 – En el silencio frío de la prisión, Adriana visita a Luisa, su antigua amiga y confidente.
Entre lágrimas, ambas enfrentan el peso del pasado: la traición, el dolor y una verdad que todavía las separa.
🕯️ En este avance exclusivo, veremos a dos mujeres marcadas por el destino, intentando perdonarse en un lugar donde ya no hay esperanza.

👑 Personajes principales: Adriana, Luisa, José Luis, Victoria, Mercedes, Úrsula, Rafael y Julio.
😢 Una secuencia llena de emociones, confesiones y heridas que todavía sangran.

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Transcripción
00:00El mediodía cubrió el valle con una claridad implacable. Nada podía ocultarse ya. La carta
00:08de Isabel circuló entre los habitantes como un rayo, desmoronando en pocas horas lo que décadas
00:15de miedo habían construido. La casa Casillas perdió su corona invisible y por primera vez
00:21el pueblo se atrevió a pronunciar el nombre de José Luis no con reverencia, sino con compasión.
00:28Mercedes, con el corazón dividido entre el deber y el amor fraternal, guardó la carta en el altar de
00:35su casa, sabiendo que la historia debía preservarse, aunque doliera. Adriana lloró por Luisa, que seguía
00:43presa, víctima de los pecados ajenos, mientras Pepa rezaba por Atanasio, aún desaparecido, en el
00:51palacio. Victoria vagaba como un fantasma entre las ruinas de su propio orgullo. Cada espejo reflejaba
00:59una mujer que ya no reconocía. El poder se le escapaba de las manos y su último aliado, el silencio, había
01:07muerto con Isabel. José Luis, en cambio, sintió por fin una paz que no conocía. Había perdido todo,
01:16su nombre, su fortuna, su respeto, pero por primera vez en años se sintió libre de la mentira. Al caer
01:25la tarde, las campanas sonaron una vez más, pero esta vez no anunciaban condena, sino redención. En el
01:33valle, donde los secretos habían germinado como malas hierbas, comenzaba a florecer una verdad nueva,
01:40nacida del dolor y la fe. El perdón no había llegado aún, pero al menos, por fin, alguien se había atrevido
01:49a pedirlo. Las campanas del convento repicaban suavemente cuando Adriana descendió del carruaje,
01:56cubierta con una capa oscura. Rafaela esperaba junto a la puerta lateral del claustro, donde una
02:02monja anciana la observaba con recelo. Está prohibido recibir visitas, dijo la religiosa con tono
02:10severo. Esta joven está bajo penitencia. Adriana bajó la cabeza con humildad. Solo necesito verla
02:19unos minutos. Es mi amiga y su alma se apaga en silencio. Rafael se adelantó, mostrando un sello.
02:28Vengo en nombre de la familia Casillas. El duque ha dado su consentimiento. La monja dodó,
02:38pero finalmente asintió. Cinco minutos. No dommage. El sonido de las llaves resonó en el pasillo húmedo
02:48del convento. Adriana avanzó entre las sombras, mientras las velas proyectaban figuras inquietantes
02:55sobre los muros de piedra. Cuando llegó a la celda de Luisa, su corazón se encogió. La muchacha
03:02estaba arrodillada frente al crucifijo, pálida, con los ojos hundidos por el cansancio. Luisa susurró a
03:10Adriana, arrodillándose junto a ella. Soy yo. La joven levantó lentamente la mirada. Por un instante,
03:20no pareció reconocerla. Luego una débil sonrisa cruzó su rostro. Pensé que no volvería a ver un
03:28rostro, amigo murmuró. ¿Por qué has venido? Porque no puedo permitir que mueras aquí, respondió Adriana,
03:37conteniendo las lágrimas. Sabemos que no robaste nada. Vamos a sacarte de este lugar. Luisa negó con
03:46la cabeza. No, Adriana. No deben hacerlo. Si me liberan, alguien más sufrirá. ¿Quién? Preguntó
03:56Adriana con urgencia. Luisa respiró hondo, mirando hacia la cruz. Tomás. Él lo hizo todo, pero yo lo
04:06ayudé. Adriana la tomó por los hombros. Eso no es cierto. Fuiste manipulada. Sí, pero eso no me
04:15absuelve, dijo Luisa, temblando. Sabía que mentía. Lo presentí y aún así callé. Cuando colocó la talla
04:25en mi baúl, no lo detuve. Me juró que era parte de un plan para protegernos. Y yo le creí. Adriana
04:33bajó la mirada. Entonces cargas con una culpa que no te pertenece. No importa, susurró Luisa. Tal vez
04:44Dios me perdone por haber amado a quien no debía. El silencio llenó la celda. Afuera, el sonido del
04:52viento parecía un lamento. Adriana apretó las manos de su amiga. No te dejaré aquí. Mercedes, Alejo y yo
05:02encontraremos pruebas. Ya nadie cree en las mentiras de Victoria. Luisa sonrió de diamante. Tú siempre
05:12fuiste más valiente que yo. No respondió Adriana. Solo aprendí que, cuando el mal se disfraza de poder,
05:20el silencio se vuelve un pecado. La puerta se abrió bruscamente. La monja anciana asomó la cabeza.
05:29El tiempo ha terminado. Adriana se levantó. Solo un minuto más. La mujer la ignoró. Debe irse ahora.
05:41Adriana abrazó a Luisa con fuerza. Resiste. Lo juro. Saldrás de aquí. Cuando la puerta se cerró,
05:49Luisa volvió a arrodillarse. Su mirada se alzó hacia el Cristo del muro. Y sus labios repitieron
05:57una oración apenas audible. Si mi dolor sirve para limpiar los pecados del valle, acéptalo,
06:05Señor. Pero no dejes que los inocentes paguen por mí. Mientras tanto, Rafael esperaba en el carruaje,
06:13observando la entrada del convento. Cuando Adriana subió, su rostro estaba cubierto de lágrimas.
06:20¿Qué dijo? Preguntó él. Preocupado. ¿Qué lo hizo por amor? Respondió ella con voz rota. Pero no entiende
06:30que el amor maldito no redime. ¿Destruye? Rafael asintió. Sombrío. Entonces el duque debe saberlo.
06:40Si Tomás fue el responsable, todo cambiará. Adriana miró por la ventana, mientras el valle
06:48se deslizaba en la distancia. El duque ya lo sabe, murmuró. Solo que no tiene el valor de confesarlo.
06:57Rafael la observó, sorprendido. ¿Qué quieres decir? Ella lo miró directamente,
07:04con una determinación gélida. José Luis estaba detrás del robo. ¿No lo hizo por dinero, sino por
07:12orgullo? Rafael no pudo responder. El carruaje avanzó bajo la lluvia, alejándose del convento,
07:21mientras la culpa del duque comenzaba a tomar forma en la mente de Adriana como una verdad
07:26imposible de ocultar. En la celda, Luisa seguía rezando. Y entre sus lágrimas, una frase se escapó
07:34en un susurro. Perdónalo, señor, porque él también fue engañado. El viento del amanecer soplaba entre
07:43los árboles cuando Atanasio cruzó el portón trasero del palacio. Sus botas estaban cubiertas
07:50de barro y su rostro mostraba un cansancio profundo. Había pasado la noche entera siguiendo
07:56una pista que no debía existir. El vínculo secreto entre Tomás y el propio duque José Luis,
08:03lo que descubrió le había helado la sangre, se detuvo frente a la puerta del establo,
08:10donde Pepa lo esperaba con una lámpara en la mano. Por el amor de Dios, Atanasio susurró ella,
08:17¿dónde has estado? Pensamos que te había pasado algo. Él se limpió el sudor del rostro. He estado
08:27buscando la verdad y ojalá no la hubiera encontrado. Pepa lo miró con preocupación. ¿Qué descubriste?
08:36Atanasio tragó saliva. José Luis, el duque, fue quien planeó el robo de la talla.
08:43Pepa dio un paso atrás, horrorizada. Eso no puede ser. Él mismo ordenó la investigación.
08:52Por eso nadie sospechó, respondió él, con amargura. ¿Lo hizo para cubrir una deuda de honor?
09:01Tomás fue su intermediario, el que ejecutó el plan. Pepa se persignó, temblando.
09:09Dios mío, ¿y ahora qué harás? Debo decírselo a Mercedes. Ella es la única que puede enfrentarlo,
09:18dijo Atanasio, decidido. Pero antes de que pudieran moverse, un ruido metálico los interrumpió.
09:27Desde la sombra del granero, una voz grave y conocida resonó con frialdad.
09:32No irás a ninguna parte, Atanasio. Los dos se volvieron. Era Hernando, acompañado de dos guardias
09:41armados. Su expresión era una mezcla de desprecio y triunfo. Así que husmeabas donde no debías,
09:50dijo el marqués. Ya me lo imaginaba. Atanasio lo enfrentó, con la mirada firme.
09:56No tienes autoridad para detenerme. Yo no replicó Hernando con una sonrisa torcida,
10:04pero la duquesa, sí. Y por desgracia para ti, ¿sigues siendo la dueña de esta tierra?
10:10Pepa se interpuso, extendiendo los brazos. No pueden llevárselo. No ha hecho nada malo.
10:18Hernando levantó una ceja. ¿Nada malo? ¿Está conspirando contra el duque y la duquesa?
10:24Eso, en mi libro, se llama traición. Atanasio avanzó un paso, sin miedo. La traición fue
10:34esconder la verdad. Y cuando todo esto salga a la luz, ni tú ni Victoria podrán seguir manipulando
10:42al valle. Los guardias lo sujetaron con fuerza, pero él no dejó de hablar. Dile a Mercedes que el
10:50secreto del duque está en las cartas de Tomás, en la taberna del camino viejo. Hernando se acercó y le
10:58dio una bofetada que resonó en el establo. ¿Nadie oirá tus mentiras, viejo? No son mentiras,
11:07respondió Atanasio, escupiendo sangre. ¿Son la justicia que tú nunca conociste? Hernando lo observó un
11:16momento. Luego hizo un gesto a los guardias. Llévenselo al calabozo del molino. Nadie debe
11:24saber que está aquí. Pepa intentó correr tras ellos, pero uno de los hombres la empujó al suelo.
11:31El marqués se inclinó sobre ella. Y tú, mujer, si abres la boca, terminarás como él. Cuando se marcharon,
11:40Pepa se quedó llorando, con la lámpara tirada junto a ella. El viento soplaba fuerte y las hojas
11:48secas parecían susurrar los nombres de los que aún podían salvar al valle. Horas después, en la casa
11:54pequeña, Mercedes caminaba de un lado a otro, inquieta. ¿Algo dentro de ella le decía que algo
12:02andaba mal? Francisco entró de golpe, empapado. Doña Mercedes, Pepa vino a buscarla. Dice que
12:11Atanasio fue arrestado. Mercedes se quedó helada. ¿Arrestado? ¿Por quién? Por orden del marqués.
12:20Maldito Hernando, exclamó ella, furiosa. ¿Sabía que tramaba algo? Francisco intentó detenerla.
12:31Espere, no vaya sola. Pero Mercedes ya había tomado su capa. No me quedaré de brazos cruzados
12:39mientras los inocentes pagan por las culpas de los poderosos. Esa misma noche, en su despacho,
12:46José Luis leía una carta bajo la luz tenue de una lámpara. Era de Tomás. No se preocupe,
12:55duque. Cumplí y me parté. Pero si algo me pasa, he dejado pruebas de todo. El duque se dejó caer en
13:04la silla, pálido. ¿Sabía que el cerco se cerraba? Su secreto ya no estaba a salvo. En el silencio del
13:14palacio, su voz apenas fue un susurro. Dios mío, perdóname. Todo lo que hice fue por mi nombre.
13:24Pero en el fondo, sabía que el nombre Casillas ya estaba manchado para siempre. El amanecer llegó
13:31teñido de rojo sobre las montañas. En el corazón del valle, el rumor de un nuevo escándalo corría
13:38como fuego. Nadie sabía de dónde había salido la noticia, pero todos hablaban de lo mismo. Una
13:45carta, una confesión, un pecado oculto que alcanzaba incluso al duque José Luis. En la
13:52casa pequeña, Adriana y Mercedes se encontraban junto a Pepa, que aún temblaba tras la detención
13:58de Atanasio. Sobre la mesa reposaba una carta sellada con cera roja, traída por un mensajero
14:06anónimo al amanecer. Dijo que venía de parte de Isabel, explicó Pepa con la voz entrecortada.
14:14Y que si no la abríamos antes del mediodía, el valle sabría la verdad por su cuenta. Mercedes
14:20respiró hondo. Entonces la leeremos ahora. Rompió el sello con manos temblorosas y desplegó
14:29el papel. Su rostro se fue transformando a medida que avanzaba en la lectura. Primero
14:35sorpresa, luego horror y finalmente una calma fría. ¿Qué dice? Preguntó Adriana, desesperada.
14:43Mercedes levantó la vista. Isabel lo sabía todo. El robo, las mentiras, los tratos con
14:53Tomás, incluso menciona el nombre del duque. Pepa se tapó la boca. Dios nos ampare.
15:01Mercedes continuó. Con voz grave. José Luis fue quien ordenó el robo de la talla, no para
15:09enriquecerse, sino para pagar una deuda con la iglesia. Victoria lo encubrió y yo ayudé a ocultar
15:17las pruebas. Si alguien debe pagar por todo, que sea yo. El silencio fue absoluto. Adriana se dejó caer
15:27en una silla, sin poder creerlo. Entonces, Luisa fue encarcelada por un pecado que nació en la propia
15:34Casa Grande. Mercedes asintió, con los ojos nublados, y ahora el valle lo sabrá.
15:42¿Qué haremos? Preguntó Pepa. Si esto sale a la luz, no solo caerá el duque, caeremos todos.
15:52Mercedes dobló la carta y la guardó contra el pecho. La verdad no se elige, Pepa. Solo se enfrenta.
16:01En ese momento, Francisco entró corriendo, jadeando. Doña Mercedes, traigo noticias.
16:10Atanasio logró enviar un mensaje antes de que lo encerraran. ¿Qué mensaje? Preguntó ella con
16:17urgencia. Que las pruebas del robo están en la taberna del Camino Viejo, en manos de Tomás.
16:23Mercedes apretó los dientes. Entonces, iremos por ellas. Es peligroso, advirtió Francisco.
16:33Los hombres de Hernando patrullan el camino. He enfrentado peligros mayores, respondió ella
16:39con determinación. No dejaré que la historia se repita con otra inocente sacrificada por los
16:45pecados de los poderosos. Mientras tanto, en el palacio, José Luis caminaba por el pasillo principal.
16:54Su rostro estaba pálido, sus pasos vacilantes. Llevaba consigo la carta que había recibido de
17:01Isabel unas horas antes, la misma que ahora ardía en sus manos como una sentencia. Entró en la capilla
17:09privada. Se arrodilló y dejó caer la carta a los pies del crucifijo. He pecado, Señor murmuró. No por
17:19robar, sino por callar. Por pensar que podía comprar el perdón con oro y silencio. Sus lágrimas cayeron
17:26sobre el suelo. Por primera vez, el hombre que había sostenido el peso del valle se veía derrotado,
17:33no por un enemigo, sino por su propia conciencia. Detrás de él, Victoria apareció, silenciosa.
17:42Lo observó con una mezcla de desprecio y tristeza. Así que al fin decidiste confesarte, dijo ella con
17:50voz baja. Él no se volvió. No contigo, Victoria. Con Dios. Dios no escucha a los cobardes, replicó ella.
18:00Y tú lo fuiste, desde el primer día. José Luis se incorporó, mirándola con serenidad. Puede ser,
18:10pero al menos ya no miento. Ella lo miró, desafiante. ¿Y qué harás ahora? ¿Irás al pueblo a decir que eres
18:19un ladrón? Él sonrió con amargura. No necesito hacerlo. El valle ya lo sabe. Victoria retrocedió un paso.
18:29¿Qué? El duque la observó con una paz extraña. Y Chabelle Hublou. Su carta llegó a Mercedes al
18:39amanecer. Y cuando las campanas suenen al mediodía, el nombre Casillas dejará de significar poder.
18:46Victoria sintió que el suelo se abría bajo sus pies. No, no puedes permitirlo. José Luis bajó la
18:55mirada. No puedo impedirlo. Ella intentó acercarse, pero él la detuvo con la mirada.
19:03Tu reino terminó hoy. Victoria. Que Dios tenga piedad de nosotros. Salió lentamente, dejando a la
19:12duquesa sola en la capilla. Ella se desplomó ante el altar, con la respiración entrecortada.
19:17Perdóneme, padre. Susurró. Pero no sé rezar sin mentir. Afuera, el sol del mediodía comenzó a
19:28elevarse. En el campanario, el sonido de las campanas retumbó por todo el valle, anunciando
19:35que la verdad había sido revelada. Y mientras el eco se extendía por los campos, José Luis, de pie
19:42frente al balcón, observaba en silencio el final de su mundo. La lluvia caía con fuerza sobre el valle
19:49cuando Alejo cruzó las puertas del palacio. Su rostro, cubierto de barro y cansancio, revelaba
19:57noche sin dormir. Cada paso que daba por el corredor resonaba como un eco de desesperación. Los sirvientes
20:05se apartaban en silencio. Sabían que no debía estar allí, pero ninguno se atrevía a detenerlo.
20:14José Luis lo esperaba en el despacho, de pie, frente al fuego, con el semblante endurecido por
20:20la culpa. Llevaba el mismo rosario antiguo entre los dedos, como si buscara respuestas en sus cuentas
20:27gastadas. Cuando escuchó la puerta abrirse, levantó la mirada y habló sin girarse. Sabía que vendrías.
20:37Alejo se detuvo en el umbral, empapado hasta los huesos. No vengo a desafiarlo, señor. Vengo a
20:45suplicarle. El duque giró lentamente, su voz grave y medida. ¿Por qué sigues defendiendo a esa muchacha?
20:52¿No puede salvarla? No es culpable, exclamó Alejo, acercándose con un impulso de rabia y fe. Lo juro
21:01por mi vida. Luisa no robó nada. Fue usada, manipulada por otros, por gente que solo piensa en
21:09mantener su poder. José Luis apretó el rosario con fuerza. El valle la condenó. No hay marcha atrás.
21:18Alejo cayó de rodillas frente a él. Entonces shagoló usted. Use su palabra. Su voz aún pesa más que
21:29cualquier sentencia. Si no lo hace, ella morirá en ese convento, acusada de un crimen que usted mismo
21:36sabe que no cometió. El duque sintió que esas palabras lo atravesaban. Lo miró con incredulidad.
21:44¿Qué estás diciendo? Que usted también tiene culpa, dijo Alejo con valentía. No de robo, sino de silencio.
21:55Porque si hubiera hablado a tiempo, el valle habría sabido quién movió los hilos de todo esto. José Luis
22:02dio un paso atrás, turbado. No sabes lo que dices, muchacho. Sé más de lo que cree, respondió Alejo. Sé que el dinero
22:12de la casa grande no desapareció por casualidad. Que hubo tratos con Tomás y que ese hombre aún está
22:19libre porque alguien lo protege. El silencio se volvió insoportable. José Luis, por un instante,
22:27se vio a sí mismo años atrás, cuando aún tenía el coraje de mirar la verdad sin miedo. Luego,
22:34su voz se quebró. ¿Quién te habló de eso? Nadie dijo Alejo. Lo entendí. Solo un hombre con poder
22:44podía hacer desaparecer los registros del robo. Y solo un hombre desesperado por salvar su honor
22:51sería capaz de algo así. El duque cerró los ojos. No entiendes, hijo. Yo lo hice por esta casa.
23:00Por mantener la fe del valle en un hombre que ya estaba podrido desde dentro, Alejo se incorporó
23:08despacio. ¿Y cuánta gente más tendrá que sufrir por su silencio? Luisa, Mercedes, usted mismo. José
23:18Luis lo miró con un cansancio infinito. Ya no soy el hombre que creí ser. El joven respiró hondo,
23:25con lágrimas contenidas. Entonces hágalo por ella. Por una vez, hágalo correcto. El duque lo observó y
23:36algo dentro de él se dio. Caminó hacia Alejo, apoyó una mano sobre su hombro y habló con voz quebrada.
23:44Tienes el valor que yo perdí hace años. Alejo, confundido, lo miró. He cargado con demasiados
23:53pecados, continuó el duque. Pero si puedo redimirme ayudándote a salvar a esa muchacha. Lo haré. El
24:01joven cayó nuevamente de rodillas, abrumado. José Luis lo sostuvo por los brazos, impidiéndole
24:08inclinarse más. No te arrodilles. Ante mí, dijo con una mezcla de orgullo y tristeza. Si alguien debe
24:18pedir perdón aquí, soy yo. Por primera vez, el duque lo miró a los ojos sin distancia.
24:26Levántate, yo. Alejo alzó la vista, sorprendido. El título resonó en su corazón con una mezcla de
24:35dolor y esperanza. José Luis se giró hacia la chimenea y murmuró. ¿Iré a buscarla? No por justicia,
24:44sino por misericordia. El fuego crepitó, como si confirmaran la decisión. Afuera, la tormenta
24:53comenzaba a amainar, pero el valle aún dormía bajo un cielo cargado de culpas. El cielo amaneció
25:00despejado, pero el aire aún cargaba el peso de la tormenta de la noche anterior. En la casa Guzmán,
25:07Hernando caminaba por el corredor central con paso calculado, su bastón golpeando el mármol en un
25:13ritmo que anunciaba intriga. Frente a la ventana, Irene lo esperaba, vestida con un elegante traje
25:20celeste que no lograba ocultar su incomodidad. ¿Por qué me citaste tan temprano? Preguntó ella,
25:28sin disimular su impaciencia. Hernando sonrió con esa calma envenenada que lo caracterizaba.
25:34Porque el tiempo apremia, querida. Hay una oportunidad que no podemos desperdiciar.
25:42¿Otra de tus alianzas políticas? replicó Irene, con ironía. Ya me usaste bastante en ese juego de
25:50poder. El marqués se acercó, bajando la voz. ¿No es un juego? ¿Es una estrategia? La familia
26:00casilla se tambalea. Victoria está sola. El duque está debilitado. ¿Y el valle se prepara para elegir
26:08nuevos aliados? Irene lo miró con escepticismo. ¿Y qué tiene eso que ver conmigo? Todo respondió
26:17él. ¿Serás la invitada de honor en la recepción de esta noche? Debes estar a su lado, sonreír,
26:25mostrarse unida a ellos. Así el valle creerá que los Guzmán seguimos controlando el destino de esta
26:32tierra. Ella frunció el ceño. ¿No pienso fingir algo que no siento? Hernando sonrió con fingida
26:41ternura. Claro que lo harás. No por mí, sino por tu madre. ¿Quieres que pierda su casa? ¿Que
26:49vuelva la miseria? El golpe fue certero. Irene bajó la mirada, vencida por la culpa.
26:57Eres un monstruo, murmuró. No, hija mía. Soy un estratega. Los monstruos son los que no saben
27:07cuándo mentir. Antes de que pudiera responder, Leonardo apareció en la puerta. Su semblante
27:13serio y la determinación en su voz hicieron que el aire del salón se volviera tenso. No lo obligarás
27:21a nada, padre. Hernando giró lentamente, fingiendo sorpresa. Ah, el hijo rebelde. Pensé que ya habías
27:31abandonado el valle. No respondió Leonardo. Todavía no he terminado aquí. El marqués lo observó con
27:39desprecio. ¿Y qué piensas hacer? ¿Enseñarme moral? ¿Defender a esa familia de hipócritas que te
27:46corrompió? Leonardo se acercó hasta quedar frente a él. No. Solo quiero que dejes de usar a Irene como
27:54moneda de cambio. Irene se interpuso con voz temblorosa. Leonardo, por favor. Pero el joven no
28:04se detuvo. Ella no irá a esa fiesta. No servirá de títer en tus tratos con los casillas. El rostro
28:12del marqués se endureció. ¿Y tú qué harás para impedirlo? Lo que haga falta, replicó Leonardo.
28:21Durante unos segundos, ambos se enfrentaron en silencio. Dos generaciones de un mismo linaje
28:28mirándose con odio. Finalmente, Hernando soltó una risa seca. Eres igual de patechco que tu madre.
28:38Idealista, débil y sin sentido de poder. Leonardo apretó los puños, pero se contuvo.
28:46¿Prefiero ser débil antes que vivir con tu vergüenza? Hernando lo observó un momento más.
28:52Luego se giró hacia Irene. Ve a prepararte. No quiero volver a discutir este asunto.
29:00Irene lo miró con ojos llorosos. No me obliques. El marqués no respondió. Se marchó dejando tras
29:10de sí el eco de su bastón y una amenaza muda. Leonardo se volvió hacia Irene y la tomó de las
29:17manos. No vayas. No permitas que te usen. Ella respiró hondo, intentando mantener la calma.
29:27Si no voy, lo perderemos todo, Leonardo. Él tiene razón.
29:34¿Mi Mela? Tu madre te querría libre, no humillada, dijo él con suavidad.
29:40No cometas el error de seguir el camino de los casillas. Irene lo miró con dolor.
29:47Tú también fuiste uno de ellos. Leonardo bajó la cabeza.
29:54Y por eso hablo con conocimiento de causa. Ella se apartó lentamente.
30:00Esta noche iré. No por él, sino para ver con mis propios ojos lo que están tramando.
30:06Leonardo quiso detenerla, pero comprendió que ya no podía protegerla.
30:13Entonces, prométeme una cosa, dijo finalmente. Si algo pasa, si ves que el peligro se acerca,
30:21no dudes en buscarme. Irene asintió, aunque en sus ojos brillaba la incertidumbre. Cuando él salió,
30:30Hernando, desde el pasillo, lo observó marcharse con una sonrisa sombría. Perfecto murmuró para
30:36que el hijo de un Guzmán defienda a una casillas. Así el valle acabará de devorarse a sí mismo.
30:45El sol comenzaba a ocultarse cuando José Luis abandonó la casa grande. Llevaba un abrigo oscuro
30:52y el rostro cubierto por un sombrero que le daba un aire sombrío, casi espectral.
30:58Nadie lo vio partir, salvo un mozo de cuadra que observó, curioso,
31:03como el carruaje se alejaba hacia los límites del valle, en dirección al camino viejo de las minas.
31:10Durante horas, el duque viajó en silencio, solo con el rumor del viento y el sonido de los cascos
31:16contra el barro. En su mente se repetía la misma frase, si no lo detengo, todo se derrumbará.
31:25Al caer la noche, llegó a una taberna perdida en el camino, un lugar donde los forasteros evitaban
31:31hacer preguntas. Bajó del carruaje, pidió una jarra de vino y esperó en una mesa apartada.
31:38Poco después, una figura se acercó desde las sombras.
31:42Era Tomás. Llevaba la barba crecida, la ropa sucia y los ojos llenos de codicia.
31:50«Pensé que no tendrías el valor de venir», dijo Tomás, dejando caer una bolsa sobre la mesa.
31:56José Luis lo miró sin mover un músculo. «¿No tengo elección?» El hombre sonrió con malicia.
32:05«¡Nagilatien Duc!» Y menos, cuando los secretos pesan más que el oro.
32:12José Luis bebió un sorbo de vino y bajó la voz. «¿Tienes el dinero que pediste?
32:18Pero esto termina hoy. Te irás del valle y nunca volverás». Tomás soltó una carcajada.
32:28«¿Y qué me impediría regresar? ¿Tu palabra? Ya no eres el hombre poderoso que todos temían.
32:35Tu nombre está podrido. José Luis». El duque apretó el puño, conteniendo la ira.
32:42«Te lo advierto, Tomás. Si hablas, arrastrarás a todos contigo». Tomás se inclinó sobre la mesa.
32:51«Ya lo sé. Pero quizás eso sea justo. Tú robaste la talla, ¿no? Yo solo hice el trabajo sucio».
33:01José Luis levantó la mirada. El hada. «No te atrevas a repetirlo».
33:06«¿Por qué no?» Dijo Tomás, burlón. «Todos creen que fue Victoria quien ideó el robo,
33:14pero fuiste tú quien lo ordenó. ¿Tú necesitabas dinero para pagar tus deudas con el arzobispo?»
33:21José Luis se puso de pie, pero Tomás lo detuvo con una sonrisa venenosa.
33:28«Tranquilo, no diré nada, siempre y cuando el precio siga subiendo».
33:33El duque lo miró con asco. «Eres un gusano». «¿Y tú, un santo caído?» respondió Tomás.
33:41«Ambos sabemos que el valle está construido sobre mentiras. Yo solo cobro por mantenerlas en pie».
33:49José Luis se volvió hacia la puerta, pero antes de irse, dejó una última advertencia.
33:55«Si te atreves a pronunciar mi nombre otra vez, no habrá lugar donde puedas esconderte».
34:03Cuando el duque salió, Tomás tomó la bolsa, la abrió y contó las monedas una a una. Luego sonrió.
34:11«¿Esto es solo el comienzo?» Horas después, José Luis regresó al carruaje.
34:17«¿La lluvia había comenzado de nuevo?» Se quitó los guantes y miró sus manos temblorosas.
34:25«Soy el ladrón de mi propia casa», pensó.
34:28«¿El duque que robó para salvar su honor?»
34:32En el trayecto de vuelta, el conductor lo observó por el espejo y notó algo extraño en sus ojos.
34:39«No eran los de un hombre poderoso, sino los de un penitente».
34:43Al llegar al palacio, Mercedes lo esperaba en el vestíbulo.
34:49«¿Dónde has estado?» preguntó, preocupada.
34:53José Luis la esquivó en un lugar donde no hay redención.
34:59Ella lo tomó del brazo.
35:01«Hermano, dime la verdad. ¿Qué estás ocultando?»
35:05Él la miró, cansado.
35:07«No me pidas de eso, Mercedes. Hay verdades que no deben salir a la luz.
35:14Entonces será el valle quien las descubra», dijo ella con tristeza.
35:19El duque apartó la mirada y subió las escaleras sin responder.
35:25En su escritorio lo esperaba una carta sellada con cera roja, el símbolo de la Santa Hermandad.
35:31La abrió con manos temblorosas.
35:35El tribunal solicita su presencia.
35:38Nuevas pruebas han surgido sobre el robo de la talla.
35:42José Luis dejó caer la carta y se apoyó contra la mesa.
35:47Con el rostro pálido, la tormenta afuera rugía como un presagio.
35:52Sabía que ya no podía detener lo que venía.
35:55Victoria aguardaba sola en su habitación, mirando por la ventana el amanecer gris.
36:03Había pasado toda la noche sin dormir, dando vueltas entre pensamientos que la devoraban.
36:09En su tocador, una copa de vino intacta yacía junto a un retrato antiguo de José Luis.
36:16Lo tomó entre las manos, lo observó con tristeza y rencor.
36:20«Te di mi nombre, mi cuerpo y mi silencio», susurró.
36:26«¿Y tú me pagas con desprecio?»
36:29El sonido de la puerta interrumpió su desahogo.
36:33José Luis entró, sin llamar, con el rostro endurecido.
36:39Ella lo miró con una sonrisa amarga.
36:41«¿Qué milagro verte aquí?»
36:44Pensé que preferías pasar las noches en tu capilla, confesando los pecados que tú mismo cometiste.
36:51El duque la ignoró.
36:53«Damaso ha vuelto a rondar el valle».
36:57Lo vi en el camino viejo.
36:59«Si realmente temes por tu seguridad, abandona la casa».
37:03Victoria se rió con sarcasmo.
37:06«¿Y cederte mi lugar?»
37:08«No, José Luis. ¿Antes muerta?»
37:12«Ya lo estás», respondió él con frialdad.
37:16«Sólo que aún no te has dado cuenta».
37:19Ella dio un paso hacia él, con los ojos encendidos.
37:23«No me hables así.
37:25Todo lo que soy, lo que tengo, lo construí para ti.
37:30Te protegí de los escándalos, de tus deudas, de tus enemigos.
37:34Me protegiste para esclavizarme», replicó él, alzando la voz.
37:40«Me mentiste durante años, Victoria.
37:44Hiciste de nuestra casa un teatro de sombras.
37:47Y tú no hiciste nada para impedirlo», gritó ella.
37:52«Siempre supiste quién era yo, pero te convenía mantenerme a tu lado».
37:57El silencio cayó entre ellos, solo roto por el tic.
38:02«Tac del reloje».
38:03Finalmente, José Luis habló con vos conchados.
38:08«No vine a discutir.
38:11Vine a advertirte.
38:13Damaso no se detendrá.
38:16¿Quieres destruir tu tendré parte en esa guerra?»
38:20Victoria entrecerró los ojos.
38:22«¿Así que me dejas sola frente a él?»
38:25«Te dejaste sola», respondió él.
38:27«No confundas mi indiferencia con traición».
38:30Victoria lo miró, con lágrimas de rabia.
38:35«¿Y qué hay del hijo que juraste proteger?
38:38¿De Gaspar también lo abandonarás?»
38:42José Luis se volvió bruscamente.
38:44«No uses a mi hijo para manipularme».
38:46Ella lo desafió.
38:48«¿Tu hijo, estás tan seguro de eso?»
38:52El duque se detuvo, pálido.
38:55«¿Qué estás diciendo?»
38:57Victoria sonrió con crueldad.
39:01«Sólo que en esta casa hay más bastardos de los que imaginas?»
39:05José Luis la observó en silencio, comprendiendo que no obtendría más respuestas.
39:11«Dios te juzgará», Victoria dijo con voz grave.
39:16«Pero ya no lo haré yo».
39:18Salió de la habitación sin mirar atrás.
39:22Ella permaneció quieta, respirando con dificultad.
39:26Su reflejo en el espejo mostraba a una mujer derrotada, pero aún peligrosa.
39:33Golpearon la puerta nuevamente.
39:35«Era Hernando, que entró sin esperar permiso.
39:40Te ves peor que de costumbre», comentó con ironía.
39:43«¿Todo bien con tu marido?
39:45¿Desde cuándo te interesa mi vida doméstica?»
39:49replicó ella, seca.
39:51Él se acercó con una sonrisa.
39:54«Desde que supe que tu matrimonio está muerto
39:57y que tus enemigos te rodean,
40:00Victoria lo miró con desdén.
40:03¿Vienes a ofrecerme tu ayuda o a disfrutar de mi desgracia?»
40:08Ambas cosas, respondió el marqués.
40:11«Si el duque cae, el valle necesitará una figura fuerte
40:15y tú podrías ser esa figura con mi respaldo».
40:20Ella arqueó una ceja.
40:22«¿Y qué quieres a cambio?»
40:25Hernando la miró con descaro.
40:28«Lealtad».
40:29«¿Y un lugar en tu cama?»
40:31Victoria le dio una bofetada tan fuerte
40:34que el sonido resonó en la habitación.
40:37«Nunza seretuea, Hernando,
40:40ni comaliada ni comamanche».
40:43El marqués se tocó la mejilla,
40:45sonriendo con cinismo.
40:47«Veremos».
40:49«El poder y el deseo terminan uniéndose siempre».
40:52Cuando se fue, Victoria cerró la puerta
40:56y se dejó caer en una silla.
40:58El retrato de José Luis aún estaba sobre la mesa.
41:03Lo observó unos segundos y lo arrojó al suelo,
41:06donde se rompió en mil pedazos.
41:09«Si todos van a condenarme»,
41:11murmuró con una mezcla de furia y resignación.
41:13«Al menos que lo hagan por lo que realmente soy».
41:18Afuera, el sonido de los truenos regresaba.
41:21Era como si el valle entero
41:23anunciara el inicio de una nueva tempestad.
41:26La noche cubría el valle con un silencio espeso.
41:30Solo las campanas lejanas del convento
41:32rompían la calma.
41:35En la casa grande,
41:36Isabel se encontraba en su habitación,
41:39sentada junto a una vela que parpadeaba débilmente.
41:41Sus manos temblaban mientras escribía,
41:45una y otra vez,
41:47la misma frase.
41:49«He pecado contra todos,
41:51pero no quiero morir sin decir la verdad».
41:54¿Las lágrimas le corrían por las mejillas?
41:57Desde hacía días,
41:59el remordimiento la consumía.
42:01Había sido cómplice de demasiadas cosas.
42:04El robo de la talla,
42:06la desaparición de Baristo,
42:08las mentiras que Victoria sembró en el valle.
42:10Ya no podía más.
42:13Se levantó y miró su reflejo en el espejo.
42:16«Ya es hora», murmuró.
42:18«Que la verdad me acompañe,
42:21aunque me condene».
42:23Empacó la carta en un sobre
42:24y lo selló con un pedazo de cera.
42:28En la portada escribió el nombre de Mercedes.
42:32Luego se cubrió con un chalo oscuro,
42:34apagó la vela y salió por la puerta trasera,
42:37decidida a huir antes del amanecer.
42:40En el pasillo,
42:42Pepa, que se dirigía al patio,
42:44la vio de reojo.
42:46«¿A dónde vas tan tarde, Isabel?»,
42:49preguntó, intrigada.
42:52Isabel se sobresaltó.
42:54«No puedo explicarlo.
42:55Solo prométeme que, si algo me pasa,
42:59le entregarás esto a doña Mercedes».
43:02Le tendió el sobre.
43:05Pepa la miró, alarmada.
43:07«¿Qué estás diciendo?
43:08¿Qué has hecho?».
43:09«Lo que debía hacer hace mucho»,
43:13respondió Isabel, conteniendo el llanto.
43:16«¿Y ahora debo irme antes de que la duquesa despierte?».
43:21Pepa intentó detenerla,
43:23pero Isabel se alejó a paso firme,
43:26desapareciendo entre las sombras del jardín.
43:30Esa misma noche,
43:31Atanasio regresaba del establo
43:33cuando vio una figura cruzar el portón
43:35hacia el camino de la montaña.
43:37Reconoció su silueta de inmediato.
43:40Isabel susurró.
43:42«¿A dónde demonios vas?».
43:45La siguió a distancia,
43:47hasta que la perdió de vista en el bosque.
43:50Cuando regresó al palacio,
43:52fue directo a la cocina,
43:53donde encontró a Pepa pálida,
43:56aún con el sobre en la mano.
43:58«¿Qué pasó?», preguntó él.
44:01«Se fue».
44:02Dijo que debía confesar algo a Mercedes.
44:05Atanasio la miró con preocupación.
44:09«Si esa mujer habla,
44:11el valle arderá».
44:13Mientras tanto,
44:14en el despacho de Victoria,
44:16la duquesa revisaba documentos
44:18con gesto nervioso.
44:20Cada tanto,
44:21se levantaba,
44:22caminaba de un lado a otro
44:24y bebía un sorbo de vino.
44:27Algo la inquietaba.
44:29Isabel debería haber traído los informes.
44:33Hace una hora murmuró,
44:35De pronto,
44:36la puerta se abrió sin previo aviso.
44:39Era Hernando.
44:41«¿Qué sucede, Victoria?
44:43¿Tienes el rostro
44:44de quien teme perderlo todo?
44:47Ella lo observó con irritación.
44:50No es de tu incumbencia».
44:52Él sonrió.
44:54«Claro que lo es.
44:56Somos aliados.
44:58¿Recuerdas?
44:58Si algo amenaza tu posición,
45:01también amenaza la mía».
45:04Victoria guardó silencio,
45:06intentando ocultar su inquietud.
45:09Isabel desapareció.
45:10«¿Y eso te preocupa?»
45:12Preguntó Hernando con una carcajada.
45:14Era solo una sirvienta.
45:18Victoria lo miró con dureza.
45:21«No, era algo más».
45:23«¿Sabía demasiado?»
45:26El marqués dejó de reír.
45:28«¿Qué sabía?»
45:30Ella dudó.
45:31Participó en el robo de la talla,
45:33pero también conocía mis acuerdos con Tomás
45:36y otras cosas.
45:38«Si habla,
45:39el valle entero me linchará».
45:41Hernando la miró con una mezcla de burla y alarma.
45:46«Entonces,
45:47asegúrate de que no hable».
45:49Victoria apretó los labios.
45:52«¿Ya es tarde?»
45:53«Si se marchó,
45:55es porque alguien la convenció de confesar
45:57Mientras tanto,
45:59Pepa y Atanasio se dirigían a la casa pequeña.
46:03Llamaron a la puerta con urgencia.
46:06Mercedes,
46:07aún vestida con su bata de dormir,
46:09los recibió sobresaltada.
46:11¿Qué ocurre?»
46:13Pepa le entregó el sobre.
46:16«Isabel,
46:17lo dejó para usted».
46:19«¿Dijo que era importante?»
46:22Mercedes lo abrió con manos temblorosas
46:24y comenzó a leer.
46:26Su rostro cambió de color
46:28a medida que las palabras salían a la luz.
46:31La talla no fue robada por Luisa.
46:34Yo la coloqué en su baúl
46:36por orden de la duquesa Victoria.
46:39También oculté la verdad
46:41sobre la muerte de Evaristo
46:42que fue mandado a desaparecer.
46:45Mercedes dejó caer el papel,
46:48horrorizada.
46:49«¡Dios mío!
46:51Esta carta lo cambia todo!»
46:53Atanasio la miró con seriedad.
46:56«Entonces el valle conocerá la verdad.
46:59Pero si Victoria lo descubre antes,
47:02¿nos matará a todos?»
47:04A lo lejos,
47:04el reloj del campanario
47:06marcó la medianoche,
47:08la tormenta empezaba a rugir otra vez
47:11y en el bosque,
47:13muy lejos que Adel Palacio,
47:15Isabel caminaba sin mirar atrás,
47:17sin saber que,
47:18con cada paso,
47:19sellaba su destino.
47:20«¡Dios mío!
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