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Manuel y Alonso se enfrentan por Leocadia en ‘La Promesa’, avance del capítulo 652 (11 de agosto)
Alonso exige a Manuel que se comporte con Leocadia pero él sigue desconfiando de ella... el lunes en 'La Promesa'.
El lunes 11 de agosto amaneció sobre La Promesa como un presagio silencioso. El sol, aún bajo en el horizonte, teñía de un anaranjado melancólico las vastas extensiones de campo que rodeaban el palacio. El aire, ya denso y preñado de la canícula de pleno verano, parecía vibrar con una t ...
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Transcripción
00:00Manuel y Alonso se enfrentan por Leocadia en Hal Promes, avance del capítulo 652, 11 de agosto.
00:20Alonso exige a Manuel que se comporte con Leocadia pero él sigue desconfiando de ella.
00:24El lunes en la promesa, el lunes 11 de agosto amaneció sobre la promesa como un presagio
00:32silencioso. El sol, aún bajo en el horizonte, teñía de un anaranjado melancólico las vastas
00:40extensiones de campo que rodeaban el palacio. El aire, ya denso y preñado de la canícula
00:47de pleno verano, parecía vibrar con una tensión latente, una corriente subterránea de conflictos
00:53y secretos que amenazaba con resquebrajar la frágil fachada de normalidad que los Luján
00:58se esforzaban por mantener. Aquel no era un día cualquiera, era el día en que las piezas,
01:05cuidadosamente dispuestas en el tablero de ajedrez de las relaciones humanas, comenzarían
01:10un movimiento violento y, para algunos, definitivo. Dentro de los muros de piedra, la vida comenzaba
01:19su rutina pautada, pero el corazón del palacio latía con un ritmo febril y discordante.
01:26Arriba, en los salones nobles, y abajo, en el bullicioso mundo del servicio, las almas
01:32se preparaban para una jornada que dejaría cicatrices imborrables.
01:37La sombra de la dama. Un padre y un hijo enfrentados. La primera fisura del día se abrió
01:44en el despacho del marqués. El sol matutino entraba a raudales por los altos ventanales,
01:50iluminando las partículas de polvo que danzaban en el aire y bañando la estancia en una luz
01:55dorada que contrastaba violentamente con la oscuridad que se estaba gestando entre Alonso
02:00y Manuel. Alonso, de pie junto a su escritorio de caoba, había mandado llamar a su hijo. Su
02:08postura era rígida, la espalda recta, las manos entrelazadas a la espalda.
02:16No era la pose relajada de un padre que desea una charla matutina, sino la de un comandante
02:21a punto de amonestar a un subordinado. Manuel entró con una deferencia forzada, cerrando
02:28la puerta con suavidad. Intuía el motivo de la convocatoria y su mandíbula ya estaba tensa.
02:33Manuel, siéntate, ordenó Alonso, su voz un murmullo grave que no admitía réplica.
02:44Señaló una de las butacas de cuero frente al escritorio. Manuel obedeció en silencio,
02:49sus ojos azules fijos en el rostro de su padre. Vio en él una determinación que le geló la sangre,
02:57una vehemencia que no había visto en mucho tiempo, y supo que el tema era, como sospechaba,
03:02Leocadia. Alonso rodeó el escritorio lentamente, como un felino midiendo a su presa, antes de
03:10apoyarse en el borde. El silencio se prolongó durante casi un minuto, un tiempo cargado de
03:17reproches no verbalizados.
03:20No sé qué pretendes, Manuel, de verdad que no lo sé. Comenzó Alonso, finalmente, con un tono de
03:28profunda decepción. Pero tu comportamiento está empezando a ser no sólo una falta de educación,
03:35sino una ofensa directa hacia mí.
03:39Hacia tu padre y hacia el marqués de Luján, Manuel arqueó una ceja.
03:43¿Mi comportamiento, padre? ¿A qué se refiere exactamente? Preguntó, aunque sabía la respuesta
03:49perfectamente. Quería obligarlo a decirlo, a ponerle nombre a la absurda defensa que estaba montando.
03:58Oh, por favor, no te hagas el ingenuo, replicó Alonso, elevando la voz por primera vez.
04:06Me refiero a tu actitud hacia Leocadia, la forma en que la miras, el desdén en tu voz cada vez que
04:12te diriges a ella, si es que te dignas a hacerlo. La ignoras, la tratas como si fuera una apestada,
04:20como si su presencia aquí fuera una afrenta.
04:24¿O me lo vas a negar? No, no lo niego, contestó Manuel, con una calma gélida que enfureció aún más
04:32a su padre. No lo niego porque es exactamente lo que siento. Esa mujer es una amenaza. Su presencia
04:40en esta casa es un error, un grave error que usted, por alguna razón que se me escapa, se niega a ver.
04:49Alonso soltó una risa amarga, incrédula. Se apartó del escritorio y comenzó a pasear por la
04:54habitación, sus pasos resonando sobre la alfombra persa. ¿Una amenaza? ¿Un error? Por el amor de Dios,
05:03Manuel. ¿Hemos perdido el juicio por completo? Esa mujer, como tú la llamas despectivamente, nos salvó.
05:10¿O es que ya has olvidado que estábamos al borde de la ruina más absoluta? ¿Has olvidado las deudas,
05:17la desesperación, la sombra del embargo cerniéndose sobre la promesa? Fue ella,
05:23Leocadia, quien nos tendió la mano. Fue su intervención la que nos permitió salir de ese
05:29pozo. ¿Y a qué precio, padre? ¿A qué precio? Explotó Manuel, poniéndose en pie de un salto.
05:37La contención se había hecho añicos. ¿De verdad cree que lo hizo por pura bondad? Leocadia,
05:44la enemiga acérrima de mi madre, la mujer que ha conspirado contra esta familia durante años. ¿Ahora
05:50es nuestra salvadora desinteresada? Es absurdo. Lo que es absurdo es tu paranoia. Una paranoia que,
05:58lamento decirlo, me recuerda demasiado a la de tu madre. Espetó Alonso,
06:03y las palabras cayeron en la habitación como piedras. Fue un golpe bajo, y ambos lo sabían.
06:11Compararlo con Cruz en sus peores momentos era la ofensa definitiva. Manuel retrocedió como si
06:17le hubieran abofeteado. El dolor dio paso a una ira fría y afilada. No se atreva,
06:23si seo. No se atreva a usar a mi madre en esto. Mi desconfianza no es paranoia, es instinto.
06:31Es ver lo que tengo delante de mis ojos. Leocadia no nos ayudó, invirtió. Hizo una
06:37apuesta calculada, sabiendo que al salvarnos se ganaría una posición de poder dentro de esta
06:42casa que nunca habría conseguido de otra forma. Nos tiene exactamente donde quiere. Agradecidos,
06:50en deuda y con la guardia baja. Son suposiciones. Fantasías de tu mente, rugió Alonso, golpeando
06:58la superficie del escritorio con la palma de la mano. Los objetos sobre él vibraron. Yo he hablado
07:04con ella. He visto en sus ojos un arrepentimiento sincero por las rencillas del pasado. He visto
07:11una voluntad genuina de enmendar errores y de ayudar. Me ha hablado de ti, de su preocupación
07:16por tu bienestar, por el futuro de la promesa bajo tu liderazgo.
07:21Y tú le pagas con este desprecio infantil. Manuel soltó una carcajada, pero no había
07:27alegría en ella. Era un sonido hueco, lleno de incredulidad. ¿Qué le ha hablado de mí?
07:35Claro que lo ha hecho. Es parte de su juego.
07:39Le dice a usted exactamente lo que quiere oír para ganarse su confianza ciega. ¿No lo ve,
07:44padre? Lo está manipulando. A usted, al marqués de Luján. Le susurra al oído palabras dulces
07:52mientras, por la espalda, afila el cuchillo que usará cuando menos lo esperemos.
07:59Basta. La voz de Alonso fue un trueno que hizo temblar los cristales de la vitrina.
08:06No voy a tolerar ni una palabra más. Ni una. Leocadia es mi invitada. Más que eso,
08:11es una benefactora de esta familia. Y mientras yo sea el cabeza de esta casa,
08:17se la tratará con el máximo respeto. ¿Te queda claro?
08:21Lo que me queda claro es que está usted ciego. Replicó Manuel, su voz ahora un susurro cargado
08:28de amargura y una extraña pena por su padre. Y me temo que cuando por fin abra los ojos,
08:34será demasiado tarde para todos nosotros. No estoy ciego, Manuel. Quizás el que necesita abrir los ojos
08:42eres tú. Ver más allá de tus prejuicios y rencores. Aprender a ver el cambio en las personas,
08:50a aceptar un gesto de paz. Hay gestos de paz y hay caballos de Troya, padre.
08:55Y yo sé distinguir uno de otro. Ella no busca la paz, busca la rendición. La nuestra.
09:05El enfrentamiento había llegado a un punto muerto. Dos visiones del mundo, dos percepciones de la misma
09:11persona, tan diametralmente opuestas que la reconciliación era imposible. Alonso miró a su
09:19hijo, y por un instante, la furia en sus ojos fue reemplazada por una profunda tristeza.
09:27Vio la terquedad de la juventud, pero también la sombra de cruz, y eso le aterraba.
09:34Manuel, por su parte, miró a su padre y vio a un hombre honorable y bueno siendo engañado por
09:39una maestra de la manipulación, y sintió una impotencia que le carcomía por dentro.
09:44No te lo voy a pedir de nuevo, Manuel, dijo Alonso, su voz ahora agotada pero firme como el acero.
09:54Te lo exijo, te exijo que te comportes, que trates a Leocadia con la cortesía y el respeto
10:00que su posición en esta casa merece. No tienes que ser su amigo, no tienes que confiar en ella
10:07si no quieres, pero no toleraré más desplantes, ni miradas de odio, ni portazos.
10:14Actuarás como el heredero del marquesado de Luján, con la dignidad y la educación que se te presuponen.
10:22He sido lo suficientemente claro. Manuel apretó los puños a sus costados hasta que los nudillos
10:28se le pusieron blancos. Una docena de réplicas ardientes murieron en sus labios. Sabía que
10:36seguir discutiendo era inútil. Su padre había tomado una decisión, había elegido un bando,
10:42y ese bando no era el suyo. Asintió una vez, un movimiento corto y brusco.
10:51Cristalinamente, padre, dijo, con un matiz de sarcasmo que no pasó desapercibido para Alonso.
10:59Sin esperar a ser despedido, Manuel se dio la vuelta y abandonó el despacho, cerrando la puerta
11:04tras de sí con un golpe seco y definitivo que resonó en el pasillo como el primer disparo de una guerra declarada.
11:13Alonso se quedó solo, el eco de la confrontación flotando en el aire. Se dejó caer pesadamente en su sillón,
11:20sintiendo de pronto el peso de sus años.
11:22Y si Manuel tuviera razón, la duda, como una serpiente, se deslizó en su mente por un instante fugaz.
11:33Recordó la mirada de Leocadia, sus palabras mesuradas, su aparente vulnerabilidad.
11:41Sacudió la cabeza, desterrando el pensamiento. No, Manuel estaba equivocado. Estaba consumido por el odio heredado de su madre.
11:48Él, Alonso, debía mantenerse firme. Por el bien de la promesa. Por el bien de todos.
11:57Pero mientras intentaba convencerse, una incómoda sensación de inquietud se instaló en su pecho.
12:03Una premonición de que la vehemencia de su defensa quizás solo había servido para echar más leña a un fuego que amenazaba con devorarlos a todos.
12:13Manuel, mientras tanto, caminaba por los pasillos con paso rápido y furioso.
12:18La injusticia de la situación le quemaba.
12:23Su padre, el hombre que más admiraba, le había dado la espalda por una advenediza, por una víbora vestida de dama.
12:29La confianza ciega del marqués no haría más que envalentonar a Leocadia. Pero si su padre no iba a hacer nada, él sí lo haría.
12:42No se quedaría de brazos cruzados. Tiraría del hilo.
12:45Buscaría en el pasado, en el presente, en cada gesto y cada palabra de esa mujer hasta encontrar la prueba irrefutable de su engaño.
12:55Iba a desenmascarar a la gran enemiga de Cruz, aunque le costara el afecto de su propio padre.
13:00La batalla por el alma de la promesa no había hecho más que empezar. La sombra de la autoridad, el coronel y sus incomodidades.
13:09Si en los despachos la tensión era un duelo de voluntades, en los salones y jardines adoptaba una forma más sutil pero igualmente opresiva, la presencia del coronel Fuentes.
13:22Alfonso Mendiguchía se movía por la promesa con la arrogancia de un conquistador en territorio ocupado.
13:31Su uniforme, impecable y almidonado, parecía una afrenta a la atmósfera más relajada de la vida en el campo.
13:40Cada palabra que pronunciaba era una orden velada, cada mirada un juicio. Catalina fue la primera en experimentar su intrusión de la forma más directa.
13:52Lo encontró en el jardín, cerca de la rosaleda, mientras paseaba con su pequeño en brazos.
13:59El coronel se detuvo, observando al niño con una mirada que Catalina encontró extrañamente calculadora.
14:07Un muchacho sano, marquesa, dijo, su voz rasposa como la lija. Fuerte, se le ve con buenos huesos.
14:16Catalina forzó una sonrisa. Gracias, coronel. Es la alegría de la casa, sin duda.
14:26Debería ir pensando en forjarle un carácter para el ejército. Continuó Fuentes, con una naturalidad que a Catalina le revolvió el estómago.
14:34La disciplina militar es la mejor escuela para un hombre. Le enseña el valor del honor, del sacrificio.
14:43La patria necesita hombres fuertes, no señoritos de salón. El comentario cayó como una bomba.
14:50La sonrisa de Catalina se desvaneció, reemplazada por una máscara de fría incredulidad.
14:58¿Cómo se atrevía, insinuar siquiera el futuro de su hijo, un bebé que apenas sabía balbucear?
15:04Disculpe, coronel. Replicó, su voz afilada como el cristal roto. Pero el futuro de mi hijo lo decidirá él cuando llegue el momento.
15:16Y le aseguro que mi principal objetivo como madre es educarlo para que sea un hombre bueno y feliz, no para que sirva de peón en las guerras de nadie.
15:26La sorpresa se dibujó en el rostro del coronel, no acostumbrado a ser desafiado, y menos por una mujer.
15:34Un brillo de desdén apareció en sus ojos. La sensibilidad femenina, por supuesto, murmuró, casi para sí mismo, pero lo suficientemente alto para que ella lo oyera.
15:47A veces nubla el juicio sobre lo que es verdaderamente importante para el engrandecimiento de España.
15:54Un linaje como el suyo tiene deberes para con la nación, marquesa. No lo olvide.
16:00El primer deber de mi linaje es para con mi familia y mi conciencia.
16:04Coronel. Zanjó Catalina, girándose para poner fin a la conversación.
16:10Y ahora, si me disculpa, el sol empieza a ser demasiado fuerte para el niño.
16:16Que tenga un buen día.
16:17Se alejó con la cabeza alta, pero por dentro temblaba de rabia.
16:23La insolencia de aquel hombre era monumental.
16:27Su presencia en la promesa era como una nube tóxica que emponzoñaba el aire,
16:32un recordatorio constante de un mundo exterior autoritario y machista del que ella siempre había intentado escapar.
16:37Lorenzo, el capitán de la mata, tampoco encontraba consuelo en la presencia de su superior.
16:47Para él, la incomodidad era de una naturaleza diferente, más personal y peligrosa.
16:53La tensión entre ellos era un campo de minas.
16:57Compartían espacio en el salón de fumadores, pero el humo de los cigarros no podía disimular la hostilidad latente.
17:03Veo que se ha aclimatado bien a la vida del campo, capitán.
17:09Comentó Fuentes, dejando caer la ceniza de su puro con un movimiento preciso.
17:15Demasiado bien, quizás, la vida ociosa puede ablandar el espíritu.
17:20Lorenzo forzó una sonrisa que no le llegó a los ojos.
17:24El campo tiene sus propios desafíos, coronel.
17:28Requiere una gestión constante.
17:30No todo es ocio.
17:33Gestión, sí, he oído que es usted un hombre con iniciativa para los negocios, dijo Fuentes, y la pausa antes de iniciativa estuvo cargada de significado.
17:44El corazón de Lorenzo dio un vuelco, pero mantuvo la compostura.
17:49¿A qué se refiere, mi coronel?
17:51O, a nada en particular.
17:55Simples rumores que llegan a mis oídos.
17:57Ya sabe cómo es la gente.
18:00Pero siempre es bueno recordar que un oficial del rey debe mantener una conducta intachable, tanto en su vida pública como en la privada.
18:07La reputación lo es todo, era una advertencia, clara y directa.
18:13Lorenzo sintió un sudor frío recorrerle la espalda.
18:18Fuentes no estaba allí de visita social.
18:20Estaba allí por él.
18:21Lo estaba observando, esperando un movimiento en falso.
18:25La comodidad de su rentable vida en la promesa, construida sobre negocios turbios y secretos, de repente parecía increíblemente frágil.
18:36Y observándolo todo desde un rincón discreto del salón, con un libro abierto sobre su regazo que no estaba leyendo, se encontraba Leocadia.
18:46Sus ojos, afilados y astutos, captaban cada matiz de la interacción.
18:51Veía la falsa camaradería, la tensión en los hombros de Lorenzo, la mirada depredadora del coronel.
18:59Ella, mejor que nadie, sabía lo que significaba tener a un superior como fuentes cerca.
19:07Significaba obediencia obligada.
19:09Significaba que el poder de Lorenzo en aquella casa estaba, por primera vez, seriamente amenazado.
19:16Y en la amenaza al poder de Lorenzo, ella vio una oportunidad.
19:20Una sonrisa casi imperceptible se dibujó en sus labios antes de volver a bajar la vista a su libro, la perfecta imagen de una dama ajena a las intrigas que la rodeaban.
19:31La sombra del secreto.
19:34Una conspiración al descubierto.
19:36Mientras los señores lidiaban con sus propias batallas, en los pasillos del servicio, una conversación clandestina estaba a punto de cambiar las reglas del juego.
19:45Pía, la gobernanta, con su perpetua expresión de preocupación acentuada, buscó a Curro.
19:54Lo encontró revisando unos libros de cuentas en la pequeña oficina contigua a la cocina.
19:59Curro, ¿puedo hablar contigo un momento?
20:04¿A solas? Dijo en un susurro, mirando nerviosamente por encima del hombro.
20:12Curro captó la urgencia en su tono de inmediato.
20:15Dejó la pluma y asintió, siguiéndola hasta el cuarto de la ropa blanca, un lugar tranquilo y raramente transitado a esa hora.
20:22¿Qué ocurre, Pía? Pareces haber visto un fantasma. Dijo Curro, cerrando la puerta con cuidado.
20:32Peor que un fantasma, Curro.
20:34Al coronel Fuentes, respondió Pía, retorciéndose las manos.
20:39No me fío de ese hombre. La forma en que mira, la forma en que habla a todo el mundo.
20:44Hay algo que no encaja. ¿Por qué está aquí realmente? No puede ser una simple visita de cortesía a Lorenzo.
20:55Curro suspiró, su joven rostro adoptando una seriedad impropia de su edad.
21:00Había llegado el momento de compartir la carga.
21:04Sabía que Pía era una aliada indispensable y que su preocupación por Ángela,
21:08la doncella que ahora trabajaba directamente para Lorenzo, era genuina.
21:14Tienes razón, Pía, no es una visita de cortesía. Confesó, bajando la voz hasta convertirla en un murmullo apenas audible.
21:26Tuve una conversación, con alguien de confianza. El coronel Fuentes no ha venido a socializar.
21:33Ha venido a investigar a Lorenzo. Los ojos de Pía se abrieron como platos.
21:38¿Investigar? ¿Investigar qué?
21:39Sus negocios. Sus. Actividades extraoficiales.
21:45Parece que Lorenzo ha sido demasiado ambicioso y ha llamado la atención de gente poderosa en Madrid.
21:52Fuentes está aquí para reunir pruebas, para exponer sus negocios ocultos y, probablemente, para acabar con su carrera.
21:59El impacto de la revelación dejó a Pía sin aliento.
22:05Por un momento, sintió una punzada de satisfacción al pensar que el despreciable capitán podría recibir su merecido.
22:11Pero esa sensación fue inmediatamente aniquilada por un terror mucho mayor.
22:18Dios mío, curro.
22:20Ángela, exclamó, llevándose una mano a la boca.
22:26Ella es la que tiene acceso a todo.
22:28Lorenzo la hace llevar sus libros de cuentas, archivar su correspondencia, manejar sus papeles.
22:34Si Fuentes encuentra algo, si registra en el despacho de Lorenzo.
22:38Ángela será la primera en caer.
22:42La acusarán de cómplice.
22:43Puede acabar en la cárcel.
22:46El pánico en la voz de Pía era palpable.
22:49Su lealtad hacia su personal, su instinto protector, se había disparado.
22:56Imaginó a la inocente Ángela, atrapada en una red de intrigas que ni siquiera comprendía.
23:03Curro le puso una mano en el brazo,
23:04intentando transmitirle una calma que él mismo apenas sentía.
23:10Pía, escúchame, tranquila, lo tengo todo calculado.
23:15Dijo con una seguridad que sorprendió a la gobernanta.
23:20Sabía que esto podría pasar.
23:22Llevo semanas preparándome.
23:24¿Preparándote?
23:25¿Cómo?
23:25Preguntó ella, escéptica.
23:27He estado, tomando precauciones.
23:31He tenido acceso al despacho de Lorenzo en varias ocasiones.
23:35He hecho copias de ciertos documentos comprometedores y los he puesto a buen recaudo, lejos de aquí.
23:41Y lo más importante, he sustituido algunos de los libros de cuentas que maneja Ángela por otros que he preparado yo mismo.
23:53Libros limpios, que no muestran nada ilegal.
23:56Si Fuentes registra algo, solo encontrará las cuentas de un terrateniente normal y corriente.
24:01Pía lo miró, asombrada por su audacia y su previsión.
24:06El joven que tenía delante ya no era el muchacho impulsivo que había llegado a la promesa.
24:12Se había convertido en un estratega, un jugador capaz de moverse en las sombras, pero...
24:20¿Y si se dan cuenta?
24:22¿Y si Lorenzo descubre que sus libros han sido manipulados?
24:26Insistió, aún temerosa.
24:27No lo hará, he sido extremadamente cuidadoso.
24:31Y Lorenzo está demasiado ocupado tratando de mantener las apariencias con el coronel como para revisar sus propias cuentas con detalle ahora mismo.
24:41Confía en mí, Pía.
24:43He creado una red de seguridad para Ángela.
24:45Cuando Fuentes actúe, ella estará protegida.
24:49No correrá ningún riesgo, te lo prometo.
24:52Las palabras de Curro, pronunciadas con tanta convicción, lograron mitigar el pánico de Pía, aunque no lo eliminaron por completo.
25:02La apuesta era increíblemente alta.
25:05Un solo error, un solo desliz, y las consecuencias serían catastróficas.
25:12Miró a Curro, viendo en él una nueva faceta, la de un hombre dispuesto a arriesgarlo todo por proteger a los suyos.
25:19Asintió lentamente, una alianza silenciosa forjada en el secreto y el miedo compartido.
25:28Está bien, Curro, confío en ti, dijo finalmente.
25:32Pero, por el amor de Dios, ten cuidado.
25:35Estamos jugando con fuego.
25:39Lo sé, Pía.
25:41Respondió él, su mirada sombría.
25:43Pero a veces, para evitar que toda la casa arda, no queda más remedio que quemarse un poco los dedos.
25:50La sombra de la fe y el recelo.
25:53Un sacerdote sin sitio.
25:55Mientras las intrigas de alto nivel se cocinaban a fuego lento,
25:58un nuevo elemento perturbador se introducía en la dinámica, esta vez en el territorio del servicio.
26:07Samuel, el joven sacerdote, regresaba a la promesa.
26:11Las obras en la casa parroquial, excusa para su estancia anterior, se habían vuelto a complicar,
26:17y Petra, con una solicitud casi maternal, le insistió en que volviera al palacio.
26:22Padre Samuel, es un placer tenerlo de vuelta.
26:27Le dijo Petra, con una sonrisa radiante al encontrarlo en la entrada de servicio.
26:33No puede quedarse en la fonda del pueblo.
26:36Además, tiene una invitación abierta de los marqueses.
26:41Su sitio está aquí, hasta que su casa esté en condiciones.
26:45Samuel, con su sempiterna expresión amable y algo perdida, aceptó agradecido.
26:52Es usted muy amable, Petra, no quisiera ser una molestia.
26:56Ninguna molestia, por Dios, exclamó ella.
27:02Curro estará encantado de volver a compartir habitación con usted.
27:06Y de hecho, Curro, al verlo, lo saludó con el afecto de un viejo amigo.
27:12La presencia tranquila y sensata de Samuel había sido un bálsamo para él en el pasado.
27:17Pero no todos compartían ese entusiasmo.
27:23La noticia de la reinstalación del sacerdote llegó a oídos de Cristóbal, el nuevo mayordomo,
27:28y su reacción fue de un rechazo visceral e inmediato.
27:33Encontró a Petra, Curro y Samuel en el pasillo principal de la zona de servicio,
27:38organizando el humilde equipaje del cura.
27:40La cara de Cristóbal era una máscara de desaprobación.
27:45Su postura, siempre erguida y marcial, pareció volverse aún más rígida.
27:51¿Se puede saber qué significa esto?
27:54Preguntó, su voz cortante como un cuchillo.
27:57Petra, sorprendida por su tono, respondió,
28:01El padre Samuel se quedará con nosotros unos días, señor Cristóbal.
28:07Las obras de su casa se han retrasado.
28:10Cristóbal dirigió una mirada gélida a Samuel, que lo observaba con calma.
28:16Un sacerdote no tiene lugar aquí, viviendo entre el servicio.
28:21Es impropio.
28:22El silencio que siguió a sus palabras fue pesado.
28:25La ofensa era flagrante, no sólo para Samuel, sino para todos los presentes.
28:32Curro dio un paso al frente, interponiéndose simbólicamente entre el mayordomo y el sacerdote.
28:39Con todo el respeto, señor Cristóbal, el padre Samuel es nuestro amigo y ya se ha alojado aquí antes.
28:47No veo cuál es el problema.
28:49Es una solución práctica y temporal.
28:52Compartirá mi habitación, no molestará a nadie.
28:55El problema, replicó Cristóbal, enfatizando cada sílaba.
29:02Es una cuestión de orden y de coro.
29:05Un hombre de Dios no debería mezclarse de esta manera con nosotros.
29:10Su lugar está con los señores, o en su defecto, en la iglesia.
29:16Esto es una anomalía que no pienso tolerar.
29:19La hostilidad era tan palpable que se podía cortar con un cuchillo.
29:22El desprecio de Cristóbal no parecía ser sólo por el desorden jerárquico.
29:28Había algo más profundo, una aversión personal, casi un prejuicio ideológico.
29:36Veía en Samuel no a un hombre de fe, sino a un elemento disruptivo, un símbolo de algo que él detestaba.
29:42No se preocupe por mí, señor Cristóbal, intervino Samuel con su voz suave y apaciguadora.
29:51Mi vocación es estar con la gente, servir donde sea necesario.
29:56No encuentro ninguna falta de decoro en compartir el techo con gente honesta y trabajadora.
30:00De hecho, me siento más cómodo aquí que en muchos salones.
30:07Pero las palabras amables de Samuel no hicieron mella en la armadura de hostilidad de Cristóbal.
30:14Su opinión sobre la comodidad es irrelevante, sentenció el mayordomo.
30:18Yo soy el responsable del orden en esta zona del palacio, y esta situación me parece inaceptable.
30:24Hablaré con los marqueses.
30:27Dicho esto, se dio media vuelta y se marchó, dejando tras de sí un rastro de tensión y malestar.
30:36Samuel suspiró, una sombra de tristeza en sus ojos.
30:39Curro le puso una mano en el hombro.
30:43No le haga caso, padre.
30:45Es un hombre amargado.
30:46Usted es bienvenido aquí.
30:48Pero las palabras de Cristóbal habían enrarecido el ambiente.
30:51El regreso de Samuel, que debería haber sido un motivo de discreta alegría, se había convertido en el primer acto de un nuevo conflicto.
31:02El sacerdote, un hombre de paz, se encontraba ahora en el centro de una disputa de poder y prejuicios, su presencia una espina clavada en el costado del nuevo y autoritario régimen del mayordomo.
31:14Las sombras del corazón, penas y desencuentros, y mientras las grandes tormentas se gestaban en los niveles superiores de la jerarquía, en el corazón del servicio, en la cocina, se libraban batallas más silenciosas pero no menos dolorosas.
31:31Las del corazón.
31:34Vera no era la misma.
31:35La joven doncella, normalmente alegre y vivaz, se movía como un autómata.
31:40Sus ojos, antes chispeantes, estaban apagados, perdidos en una distancia que nadie podía alcanzar.
31:52Fregaba los platos con una lentitud inusual, su mirada fija en el agua jabonosa, pero su mente estaba a kilómetros de distancia, en un lugar de pena y nostalgia.
32:01Teresa y Lope, sus amigos más cercanos, lo notaron de inmediato.
32:09Se miraron el uno al otro por encima de la mesa donde Lope estaba amasando pan, una mirada de preocupación compartida.
32:15Hay que hacer algo, susurró Teresa, me parte el alma verla así.
32:21Lope asintió, dejó la masa a un lado y se acercó a Vera, adoptando su tono más jovial.
32:29Vera, muchacha, tienes una cara que parece que se te ha muerto el canario.
32:33¿Qué te ocurre? ¿Te ha regañado Pía? ¿Te ha mirado mal el nuevo mayordomo?
32:38Si es así, dímelo, que le echo un poco de picante en el café y se le quitan las tonterías.
32:43Vera intentó sonreír, pero el gesto fue una mueca frágil que se rompió casi al instante.
32:51Una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla y cayó en el agua del fregadero.
32:57No es nada, Lope.
33:01Solo, un mal día, murmuró.
33:04Teresa se acercó por el otro lado y le pasó un brazo por los hombros.
33:07Un mal día lo tiene cualquiera, Vera, pero a ti te duran ya una semana.
33:14Somos tus amigos.
33:17Puedes contarnos lo que sea.
33:19El gesto de afecto terminó de derribar sus defensas.
33:22Vera se apoyó en Teresa y las lágrimas comenzaron a brotar sin control.
33:26Lope, sin saber muy bien qué hacer, le ofreció torpemente un paño limpio.
33:33Es que...
33:35Os echo tanto de menos.
33:38Sollozó, su voz ahogada por la pena.
33:41A mi familia, a mi casa.
33:44Pienso en ellos, en lo que estarán haciendo.
33:46Y sobre todo, sobre todo pienso en mi hermano.
33:49El plan de animarla había fracasado estrepitosamente.
33:54En lugar de distraerla, solo habían abierto la compuerta de su dolor.
34:00Teresa y Lope la escucharon en silencio, impotentes,
34:03mientras Vera desahogaba una tristeza que llevaba demasiado tiempo enquistada.
34:10Hablaba de juegos infantiles, de secretos compartidos,
34:14de la sensación de seguridad que solo le daba la presencia de su hermano.
34:17Cada recuerdo era una puñalada de nostalgia.
34:22En la promesa había encontrado un refugio, incluso una nueva familia,
34:27pero nada podía sustituir los lazos de sangre,
34:30las raíces que había sido forzada a cortar.
34:33Su pena era un recordatorio sombrío de que cada habitante de aquella casa,
34:38desde el marqués hasta la última doncella,
34:41arrastraba consigo un pasado,
34:43una carga de ausencias y anhelos que la rutina diaria apenas lograba enmascarar.
34:48No muy lejos de allí, en el patio,
34:51otro corazón joven lidiaba con sus propias inseguridades.
34:56Toño, el lacayo, vivía en una nube de felicidad.
35:01Su incipiente romance con Enora, una de las doncellas más risueñas,
35:05lo tenía pletórico.
35:06Cada mirada furtiva, cada roce de manos al cruzarse en un pasillo,
35:12era para él un tesoro.
35:16Aquella mañana, vio a Manuel cruzando el patio,
35:19dirigiéndose a los establos, con el rostro sombrío y la mirada perdida.
35:23Era la secuela de su enfrentamiento con Alonso.
35:29Impulsado por su propia alegría,
35:31Toño decidió compartirla,
35:33quizás con la ingenua esperanza de que su felicidad fuera contagiosa.
35:37Señorito Manuel, lo llamó con una sonrisa de oreja a oreja.
35:43Manuel se detuvo, sacado a la fuerza de sus cavilaciones sobre Leocadia.
35:47Miró a Toño sin verlo realmente.
35:52¿Qué quieres, Toño?
35:54Nada, señorito.
35:56Solo, solo quería decirle que.
35:59Bueno, que estoy muy contento.
36:02Con Enora, estamos, nos estamos conociendo, y es maravilloso.
36:08Manuel procesó la información con lentitud.
36:10En otro momento, le habría devuelto la sonrisa,
36:14habría bromeado con el joven lacayo.
36:17Pero en ese instante, su mente era un torbellino de ira, frustración y sospecha.
36:23Forzó una respuesta que pretendía ser amable.
36:27Ah, sí, enhorabuena, Toño.
36:30Me alegro por vosotros.
36:32Las palabras fueron correctas, pero el tono fue gélido.
36:37Fue una felicitación vacía,
36:40pronunciada con una frialdad y una distancia
36:42que golpearon a Toño como un jarro de agua fría.
36:45La sonrisa del lacayo vaciló y luego se extinguió.
36:50Manuel, sin percatarse del efecto de sus palabras,
36:54asintió brevemente y continuó su camino hacia los establos,
36:58volviendo a sumergirse en sus oscuros pensamientos.
37:02Toño se quedó paralizado en mitad del patio,
37:04sintiendo una punzada de humillación y dolor.
37:07Su cerebro, hipersensible por la inseguridad propia de un primer amor
37:13y por la barrera insalvable de la clase social,
37:16interpretó la frialdad de Manuel de la peor manera posible.
37:21No pensó que el señorito pudiera tener sus propios problemas.
37:24Pensó que lo estaba juzgando.
37:26Creyó ver en esa frialdad un desdén, una desaprobación.
37:31No me considera a la altura, pensó,
37:34y la idea fue como veneno.
37:38Cree que no soy suficiente para Enora.
37:40O peor, cree que mi felicidad es tan insignificante
37:43que no merece ni un segundo de su atención.
37:45El dolor que sintió fue sorprendentemente agudo,
37:50más profundo de lo que habría admitido jamás.
37:54Ansiaba la aprobación, el reconocimiento,
37:57aunque fuera mínimo, del heredero de la casa.
38:01Y en su lugar, había recibido una indiferencia
38:05que le gritaba su insignificancia.
38:08Su romance, que momentos antes le parecía
38:11el acontecimiento más importante del mundo,
38:13de repente se sintió pequeño y ridículo
38:16bajo la fría mirada de la jerarquía.
38:20La alegría que lo había impulsado
38:22se transformó en una amarga inseguridad,
38:25otra pequeña tragedia personal
38:27en el gran teatro de la promesa.
38:31Epílogo de un día de sombras.
38:33Y así, cuando el sol de aquel lunes 11 de agosto
38:35comenzó a descender,
38:37proyectando largas sombras
38:38que se arrastraban como dedos sobre los campos,
38:41las distintas tensiones del día
38:43no se disiparon.
38:45Al contrario, se enquistaron,
38:48se hicieron más profundas,
38:50esperando la noche para crecer en la oscuridad
38:52de los pensamientos de cada uno.
38:55En su habitación,
38:57Manuel observaba el crepúsculo por la ventana,
38:59pero no veía los colores del cielo.
39:04Veía el rostro sonriente y calculador de Leocadia.
39:06La confrontación con su padre no lo había amedrentado,
39:10lo había radicalizado.
39:13Ahora era una cruzada personal.
39:16En su despacho,
39:18Alonso servía una copa de brandy,
39:20el líquido ambarino temblando en su mano.
39:22El rostro furioso de su hijo se superponía al rostro sereno de Leocadia.
39:28Bebió de un trago,
39:30intentando acallar la insidiosa voz de la duda que le susurraba que,
39:34quizás,
39:34había apostado por el caballo equivocado.
39:36En el salón,
39:40Leocadia cerraba su libro.
39:42Había ganado una batalla importante.
39:44El marqués era su escudo.
39:46Manuel,
39:48su único obstáculo real,
39:49estaba aislado.
39:51Su plan,
39:52fuera cual fuese,
39:53avanzaba sin contratiempos.
39:56Una calma peligrosa la envolvía.
39:59En su pequeño cuarto,
40:01Pía fingía dormir,
40:02pero sus oídos estaban atentos a cada crujido del palacio.
40:06Rezaba para que el plan de Curro funcionara,
40:10para que Ángela estuviera a salvo.
40:13El destino de la doncella estaba ahora íntimamente ligado a la audacia de un muchacho
40:17que jugaba una partida de ajedrez contra hombres muy peligrosos.
40:21En algún lugar de la casa,
40:23el coronel Fuentes afilaba sus armas,
40:26metafórica y quizás literalmente.
40:29La presa,
40:31Lorenzo,
40:32estaba nerviosa.
40:33Lo sentía.
40:34Pronto llegaría el momento de atacar.
40:37En su nueva y disputada habitación,
40:40Samuel deshacía su humilde maleta bajo la mirada hostil e invisible de Cristóbal.
40:46Había venido buscando refugio y había encontrado un nuevo frente de batalla,
40:51una prueba de fe que no esperaba.
40:53En el dormitorio de las doncellas,
40:57Vera lloraba en silencio sobre su almohada,
41:00su corazón roto por una nostalgia que la consumía,
41:03mientras Teresa la velaba, impotente.
41:06Y en el patio,
41:08ahora oscuro y vacío,
41:09el eco de la fría felicitación de Manuel todavía resonaba en los oídos de Toño,
41:14ahogando la dulce melodía de su amor naciente con la amarga nota de la duda y la inseguridad.
41:19El día siguiente ya no sería igual.
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