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#ValleSalvajeLuisa #Victoria #ejecución
Luisa y Victoria: la ejecución detenida y la caída de Dámaso
Mientras Luisa se apaga en una celda helada, dispuesta casi a dejarse morir, en Valle Salvaje comienza una partida silenciosa que lo cambiará todo: Adriana lucha por mantenerla con vida, Victoria prepara una trampa milimétrica para derribar a Dámaso en el momento de su “gran victoria”, Gaspar habla desde la tumba con un testamento oculto, y un solo documento puede suspender una ejecución, volar por los aires una carrera política y deci ...
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#ValleSalvajeLuisa, #Victoria, #ejecución, #detenida, #caída, #Dámaso
Transcripción
00:00Luisa y Victoria. La ejecución detenida y la caída de Damaso. Mientras Luisa se apaga en una celda
00:16helada, dispuesta casi a dejarse morir, en Valle Salvaje comienza una partida silenciosa que lo
00:22cambiará todo. Adriana lucha por mantenerla con vida, Victoria prepara una trampa milimétrica
00:28para derribar a Damaso en el momento de su gran victoria. Gaspar habla desde la tumba con un
00:34testamento oculto, y un solo documento puede suspender una ejecución, volar por los aires
00:40una carrera política y decidir quién manda realmente en el valle. Entre telegramas falsos,
00:47traiciones descubiertas, una boda rota antes de tiempo y un reencuentro al borde de las lágrimas
00:52entre Luisa y Alejo, este capítulo responde a una pregunta clave. ¿Puede un plan perfecto abrirle
00:59la puerta a la libertad, al amor y a un nuevo orden, o solo cambiar el rostro de quienes siguen
01:05moviendo los hilos? La noche cayó sobre el valle como una manta pesada, cargada de presagios. En
01:13la cárcel, el silencio solo se rompía por el goteo intermitente de una tubería vieja y el lejano
01:19arrastre de unas botas sobre el pasillo. Adriana caminaba deprisa, con los dedos crispados alrededor
01:26del pequeño paquete de comida que había llevado para Luisa, aunque ya sabía que su amiga no quería
01:31comer. Aún así, insistía, porque rendirse no era una opción. Cuando el guardia abrió la puerta de la
01:40celda, un escalofrío le recorrió la espalda antes incluso de ver el interior. Algo estaba mal,
01:47lo sintió en el aire, en el olor a humedad, en la quietud extraña que flotaba sobre aquel rincón
01:52de piedra. Luisa susurró, entrando. La bandeja de comida que había dejado el día anterior seguía
02:01intacta, con el pan endurecido y el caldo convertido en una capa grasienta y fría. Pero no fue eso lo que
02:09le geló la sangre. Fue la figura encogida sobre el catre, inmóvil, pálida, con los labios resecos y los
02:16ojos cerrados. Luisa, Adriana dejó caer el paquete y corrió hacia ella. Luisa, por favor, mírame. La
02:26tomó por los hombros y la sacudió con desesperación. El cuerpo de la joven estaba ligero, demasiado
02:32ligero, como si se hubiera vaciado por dentro. Guardia, traiga un médico. Graznó Adriana, con la
02:41voz quebrada. Ahora mismo, se muere. El hombre dudó un instante, acostumbrado a los dramas de la cárcel,
02:50pero la mirada de Adriana no admitía réplica. Salió corriendo, dejando la puerta abierta. Adriana
02:58sujetó el rostro de Luisa entre sus manos. No te atrevas a dejarme sola, ¿me oyes? murmuró,
03:05pegando la frente a la de ella. No después de todo lo que has soportado. No después de todo lo que Alejo
03:12ha hecho por ti sin que tú lo sepas. No después de que Rafaela ha arriesgado el pellejo por sacarte
03:19de aquí. No después de tu hijo, Luisa. No después de él. Cuando dijo, tu hijo, algo pareció temblar bajo
03:28los párpados cerrados de la muchacha. Un espasmo casi imperceptible, como si aquella palabra le
03:35hubiera buscado un rincón escondido en el alma y lo hubiera encontrado. Adriana contuvo el aliento.
03:42Eso es. Susurró. Escúchame, Luisa. Él te necesita viva. Nosotros te necesitamos viva. No dejes que ganen
03:51ellos. Mientras tanto, en la casona de Casa Grande, la noche era todo menos silenciosa.
03:58Victoria caminaba de un lado a otro de su habitación, con los brazos cruzados y la mente
04:04trabajando más rápido que sus pasos. La lámpara sobre la mesita proyectaba sombras alargadas
04:11que parecían observarla desde las paredes, como testigos mudos de todo lo que estaba a punto de
04:16desencadenar. Sobre la cama, había extendido varios papeles, copias de contratos, notas con la letra
04:24de Mercedes, un par de telegramas arrugados y, en medio de todo, una fotografía vieja de Bernardo
04:31junto a Gaspar, tomada en los tiempos en que Valle Salvaje todavía creía que la palabra,
04:36honor, significaba algo.
04:40¿Crees que me tiene rodeada, Damaso? Murmuró para sí, rozando con la yema de los dedos el rostro
04:46severo del político en su imaginación. ¿Crees que puedes comprar este valle, estas tierras,
04:54estas vidas? Pero subestimar a una mujer que ha crecido viendo a los hombres decidirlo todo es
05:00tu error. Y será el último. Un golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos. Adelante. Dijo, sin desviar
05:09la mirada de los papeles. Era José Luis. Entró sin la altivez de otros tiempos, con el rostro
05:17cansado, pero los ojos, por primera vez en mucho tiempo, parecían alineados con algo más grande
05:23que su propio orgullo. ¿Está todo listo? Preguntó, cerrando la puerta tras de sí. Victoria respiró hondo.
05:31Depende de cómo definas, listo. Alzó uno de los telegramas. Según esta copia, Bernardo envió un
05:41mensaje a Mercedes hace dos semanas. Desde una ciudad en la que nunca ha puesto un pie.
05:48O al menos eso dicen las cuentas del banco. ¿Crees que no fue él? José Luis frunció el ceño.
05:56Creo que alguien está utilizando su nombre para tranquilizar a Damaso. Respondió ella.
06:01Y ese alguien no es Mercedes. Ella también está siendo engañada. José Luis se hundió en la butaca
06:09junto a la ventana, apretándose el puente de la nariz. Damaso intentó hoy recordarme mi lugar. Dijo,
06:17con amargura. Me dejó claro que mi carrera política está en sus manos. Una sola palabra suya, y todo se
06:25acaba. Y, sin embargo, estás aquí. Replicó Victoria, clavando en él una mirada afilada.
06:35Así que deja de fingir que todavía le debes algo. A él le debemos las lágrimas de Luisa,
06:40el encarcelamiento injusto, los chantajes, la amenaza de ejecutar a una inocente para hacer un
06:46ejemplo. ¿De verdad quieres seguir siendo el hombre que cerró los ojos mientras eso pasaba?
06:52José Luis la observó en silencio. Hubo un tiempo en que habría mandado callar a cualquier mujer que
07:00le hablara así. Pero ese tiempo había pasado. O, mejor dicho, lo había destruido la culpa. ¿Cuál
07:09es exactamente tu plan, Victoria? Preguntó al final. Ella esbozó una sonrisa apenas perceptible. Que
07:17Damaso acepte la oferta por las tierras y crea que se va como vencedor. Y que, justo en el momento en
07:25que firme, la verdad le estalle en la cara y no le quede más opción que elegir. O retira los cargos
07:31contra Luisa, o se hunde con todo su imperio. ¿Y qué te hace pensar que cederá? José Luis apoyó los
07:39codos en las rodillas, inclinándose hacia delante. ¿Que no soporta la idea de perder? Contestó ella. Y
07:47que los hombres como él, cuando se ven acorralados, siempre creen que pueden comprar su salida.
07:55Lo he visto demasiadas veces. José Luis la miró un largo rato. En la astucia fría de Victoria había
08:01algo peligrosamente familiar. El reflejo distorsionado de todo lo que él mismo había sido durante años.
08:09Pero allí también estaba la diferencia. Ella no luchaba por sí misma, sino por el valle,
08:15por Luisa, por las vidas que Damaso había convertido en peones.
08:20Bien, dijo al fin, haré lo que tenga que hacer. Pero necesito que me prometas una cosa. Cuando
08:26esto acabe, no te conviertas en lo que ahora estás destruyendo.
08:32Victoria sostuvo su mirada, seria. No lo haré, respondió. No quiero el trono de nadie.
08:40Solo quiero que dejen de usarnos como moneda de cambio. En otra parte de la casa, Matilde se
08:46dejaba caer en una silla de la cocina, con las manos aún temblorosas.
08:52Atanasio la observaba desde el otro lado de la mesa, con la copa de vino a medio camino hacia los
08:57labios. Así que quiere que la acompañe a la tumba de Gaspar. Repitió, como si necesitara oírlo de
09:05nuevo para creerlo. No, quiere, rectificó Matilde. Lo exige con una sonrisa, como si fuera un homenaje.
09:16Pero yo la he visto. Sé cómo mira el cementerio de Gaspar. No es dolor lo que hay en sus ojos,
09:21Atanasio. Es cálculo. Él apoyó la copa, sin probarla. Victoria siempre tiene un plan. Admitió.
09:30Pero tú también, Matilde. Y nunca está de más recordar que no todos los planes son malvados.
09:40Ella se encogió de hombros. No lo sé. Quizá, quizá lo que quiere es que tú mismo veas con tus
09:46propios ojos lo que Gaspar dejó escrito. O lo que alguien dejó allí por él. Un mensaje. Preguntó
09:53a Atanasio, inclinándose sobre la mesa. Matilde bajó la voz. No me gusta hablar de ello. Pero
10:01Mercedes me contó una vez que Gaspar, antes de morir, habló de un secreto enterrado con su nombre.
10:10Y ahora, cuando Victoria dice que ir al cementerio es esencial para el futuro del valle, no parece
10:16casualidad, ¿verdad? Atanasio apretó la mandíbula. Esas palabras, secreto enterrado,
10:24resonaron en su memoria como un eco que llevaba años intentando ignorar.
10:30Si hay algo allí, lo encontraremos, dijo. Y si ese algo puede salvar a Luisa,
10:35no dudaré en seguir a Victoria hasta el fin del mundo. Matilde lo miró con una mezcla de
10:42admiración y miedo. Siempre has sido un hombre leal, susurró. Solo rezo para que esta vez hayas
10:50elegido al bando correcto. Esa misma noche, en un despacho de madera oscura, Damaso servía whisky en
10:57dos vasos pesados. El hielo tintineaba, chocando contra los bordes como un pequeño concierto de
11:04cristal. Mercedes estaba frente a él, con las manos unidas sobre el regazo, esforzándose por no
11:12mostrar la inquietud que se acumulaba en su pecho.
11:14Te he dicho que confío en ti, dijo él, tendiéndole uno de los vasos. Siempre he confiado.
11:25Lo sé, respondió ella, sin mover las manos para tomar la bebida. Pero algo te perturba.
11:31Lo noto desde hace días. Damaso la observó en silencio. Victoria había plantado la semilla de
11:39la duda. Y ahora, cada gesto de Mercedes, cada silencio, cada mirada, le parecía una posible
11:47prueba en su contra. Victoria dice que no has tenido noticias de Bernardo desde que se marchó.
11:54Soltó de golpe. Sin embargo, yo he recibido telegramas firmados por él. ¿Cómo explicas
12:01eso? La sangre abandonó el rostro de Mercedes. Parpadeó, descolocada. Yo, no he visto ningún
12:10telegrama. Balbuceo, si Bernardo los hubiera enviado, habría hablado conmigo. Siempre lo hace.
12:18¿Así que me estás diciendo que alguien está utilizando su nombre? Los ojos de Damaso se
12:23entrecerraron. ¿Quién, Mercedes? ¿Quién tendría acceso a mis comunicaciones, a mis negocios? ¿Quién
12:31podría querer que yo me sienta seguro mientras me entierran por la espalda?
12:37Ella respiró hondo. No soy yo. Dijo, con una firmeza que no esperaba encontrar en sí misma.
12:46No he mentido sobre Bernardo. No sé dónde está, y eso me atormenta más de lo que imaginas.
12:53Pero si alguien te miente, no soy yo. Damaso caminó hasta la ventana, mirando hacia el valle,
13:00oscuro y silencioso. A veces, la traición viene de donde menos la esperamos, murmuró. Y otras
13:09veces, las mujeres a las que creemos leales guardan secretos que pueden destruirlo todo.
13:14Mercedes apretó los puños, conteniendo las lágrimas. ¿Y qué hay de tus secretos, Damaso?
13:22Se atrevió a preguntar. ¿De las órdenes que diste en la sombra? ¿De la prisa por ejecutar a Luisa
13:29para dar una lección? ¿De los documentos falsificados, de los testigos comprados? ¿Eso
13:34también lo vas a adjudicar a alguien que no sea tú? Él se giró, furioso. Ten cuidado, Mercedes. No,
13:43ten cuidado tú, replicó ella, alzando la voz. Porque las mujeres a las que subestimas siempre
13:50acaban viendo más de lo que quisieras. Hubo un largo silencio. Luego, inesperadamente,
13:57Damaso sonrió, una sonrisa fría, sin rastro de humor.
14:04Sea como sea, dijo, volviendo a su escritorio, mañana todo habrá terminado. La oferta por las
14:11tierras se firmará, Luisa será una página negra en la historia del valle, y yo me marcharé para no
14:17volver. Lo que ahora te parece insoportable no será más que un recuerdo. Mercedes se levantó.
14:24Sus ojos ya no estaban nublados por el miedo, sino por una determinación nueva. Te equivocas,
14:32murmuró. Lo que mañana se escriba no será tu historia, será la nuestra, y no pienso permitir
14:40que tu nombre sea la última palabra. En otro rincón de la casa, en una habitación más pequeña pero no
14:47menos cargada de tensión, Leonardo golpeaba suavemente la puerta cerrada.
14:51Bárbara, déjame entrar, por favor. Al otro lado, el sonido ahogado de un sollozo le rasgó el pecho.
15:02Irene estaba en el salón, haciendo listas para la boda con una alegría casi infantil,
15:07mientras él sentía que cada paso que daba hacia esa ceremonia era una traición doble,
15:12contra sí mismo, y contra la mujer que amaba en silencio, oculta tras esa puerta.
15:17No tiene sentido que sigas evitándome, insistió. No he dejado de pensar en, en lo que hablamos.
15:27La puerta se abrió apenas unos centímetros. Unos ojos enrojecidos lo miraron con una mezcla
15:32de rabia y ternura. Lo que hablamos fue un error. Dijo Bárbara, con la voz ronca. Y tú mismo lo
15:40dijiste. Hay una boda en marcha. Una boda que hará feliz a Irene. ¿O es que ahora también quiere
15:47romperle el corazón para calmar tu conciencia?
15:52Leonardo clavó las manos en el marco de la puerta, desesperado.
15:56No quiero hacer daño a nadie, susurró.
16:01Pero tampoco quiero seguir viviendo como si no supiera lo que siento por ti. Llegas tarde,
16:06replicó ella.
16:09Siempre llegas tarde, Leonardo. Conmigo, con tu propia vida, con todo. Él iba a responder,
16:16pero un ruido en el pasillo lo hizo apartarse de golpe.
16:18Irene aparecía con un cuaderno en las manos, sonriendo, ajena a la escena que casi presenciaba.
16:29Ah, aquí estás, dijo. Estaba pensando que podríamos elegir juntos las flores de la iglesia.
16:37Quiero que todo sea perfecto, Leonardo. Bárbara dio un paso atrás, escondiéndose tras la puerta.
16:43Claro. Atinó a decir él, forzando una sonrisa. Ahora voy. Cuando Irene se alejó,
16:52Leonardo volvió la vista hacia la rendija de la puerta.
16:57No he terminado. Murmuró. No voy a rendirme, Bárbara. Encontraré la forma de hacer lo correcto.
17:05Aunque me cueste todo, la puerta se cerró con suavidad, pero esta vez sin el estrépito de antes.
17:11Era un cierre lleno de miedo y de esperanza contenida. El amanecer siguiente encontró a
17:19Valle salvaje sin paz. En la cárcel, un médico examinaba a Luisa bajo la mirada ansiosa de
17:26Adriana. Está extremadamente debilitada. Dictaminó. Si sigue rechazando la comida,
17:33no llegará al final de la semana. Su cuerpo ha empezado a apagarse.
17:40¿No hay nada que se pueda hacer? Preguntó Adriana, agarrándose a cualquier hilo de esperanza.
17:47Podemos darle suero, forzar algo de alimentación. Respondió el médico. Pero, señorita, a veces el
17:55cuerpo se aferra a la vida solo si el alma quiere seguir. Y ahora mismo, miró a Luisa con lástima.
18:01Parece que ha dejado de luchar. Adriana apretó los dientes.
18:07Ha dejado de luchar. No, no lo aceptaba. Permítame un momento a solas con ella. Pidió.
18:16El médico asintió y se retiró. Adriana se inclinó sobre la cama y susurró. Sé lo que estás pensando.
18:24Que es más fácil rendirse. Que nadie va a creer en tu inocencia. Que Alejo está mejor sin ti.
18:29Pero déjame decirte una cosa, Luisa. Te equivocas en todo. Sacó de su bolso un pañuelo doblado con
18:38cuidado. Lo desplegó y mostró, pegada en el centro, una pequeña flor seca. ¿Te acuerdas?
18:46Sonrió entre lágrimas. La flor que te dio tu hijo antes de que se lo llevaran. Dijiste que la
18:53guardarías hasta que pudieras devolvérsela tú misma. Si mueres aquí, ¿quién se la va a devolver?
19:00La mano de Luisa, hasta entonces inerte, se movió apenas un milímetro.
19:07Un suspiro casi imperceptible escapó de su pecho. Eso es. Susurró Adriana. Te están esperando, Luisa.
19:15Alejo, Rafael, tu hijo, todos nosotros. Y Victoria está moviendo cielo y tierra para
19:23salvarte. No te imaginas lo que está a punto de pasar. No te imaginas cuánta gente estaría
19:30dispuesta a arder para que tú salgas viva de aquí. Pareció que una lágrima se formaba en
19:36la comisura del ojo de Luisa, resbalando lentamente por su sien. Voy a volver, prometió Adriana. Y
19:45cuando lo haga, será con la noticia que tanto mereces, que eres libre. En la oficina principal
19:52del ayuntamiento, la pluma de Damaso se preparaba para firmar lo que él creía ser su gran victoria.
20:00Sobre la mesa, desplegado, estaba el contrato de venta de las tierras. La mayoría de los
20:06terrenos de valle salvaje pasarían a manos de una sociedad, independiente, en realidad una pantalla
20:12que él controlaba desde la sombra. Frente a él, José Luis fingía serenidad, aunque el sudor frío
20:20le corría por la espalda. A su lado, Victoria observaba cada gesto con la precisión de un halcón.
20:28Mercedes, en un rincón, apretaba un rosario entre los dedos, consciente de que cada palabra que se
20:34pronunciara allí podía cambiar el destino de todos. Bien, dijo Damaso, con una sonrisa
20:42autosuficiente. Brindo por el futuro de este valle. Bajo mi visión, por supuesto. No te adelantes,
20:51replicó Victoria suavemente. Brinda mejor por tu firma. Sin ella, tus visiones no son más que humo.
21:00Él le lanzó una mirada helada, pero tomó la pluma. Justo cuando iba a dejar la primera rúbrica sobre el
21:08papel, la puerta se abrió de golpe. Un momento, la voz de Atanasio resonó en la sala, grave y cargada
21:16de algo que nadie le había oído nunca, desafío. Todos se volvieron hacia él. A su lado, Matilde
21:24sostenía un sobre ya abierto y arrugado de tanto apretarlo. ¿Qué es esto? Gruñó Damaso. Ordené que
21:32no hubiera interrupciones. Y yo ordeno que escuches. Dijo Atanasio, avanzando. Porque no firmarás ni una
21:40sola hoja hasta que expliques esto. Lanzó sobre la mesa un documento amarillento. Victoria lo reconoció
21:48al instante. Era el papel que habían encontrado aquella madrugada en la tumba de Gaspar. Habían
21:55ido al cementerio temprano, antes de que nadie pudiera verlos. Bajo la lápida, escondida en un
22:01compartimento cuidadosamente sellado, se hallaba esa carta, con la letra inconfundible de Gaspar y el
22:08sello antiguo de la familia. En ella, el difunto dejaba constancia de algo que cambiaba por completo
22:15el tablero de juego. ¿Qué es? Preguntó Mercedes, acercándose, temblorosa. José Luis tomó el papel,
22:25lo leyó en silencio y sintió que el mundo se le movía bajo los pies.
22:30Es un testamento, murmuró, un testamento que nunca se hizo público. Gaspar no solo menciona
22:37la propiedad de las tierras, añadió Atanasio. También habla de las presiones políticas que recibió
22:45para cambiar el destino de este valle. Presiones firmadas por ti, Damaso. El político palideció.
22:54Eso es absurdo. Protestó.
22:58Cualquiera puede falsificar una firma. Cualquiera, menos Gaspar. Replicó Matilde.
23:06Reconozco cada trazo. Además, incluye detalles que solo él y tú conocíais. Tus visitas nocturnas,
23:12tus amenazas, tu propuesta para convertir valle salvaje en un experimento político.
23:20¿Quieres que lo lea en voz alta? Victoria dio un paso adelante, con una serenidad aterradora.
23:26Lo mejor es que lo hagas. Dijo, no solo por nosotros, por el juez, por la prensa.
23:35Por todos los que, en cuanto salga la noticia, sabrán cómo se ha condenado a una mujer inocente
23:41para cubrir tus tratos sucios. Los ojos de Damaso se abrieron como platos. El juez,
23:47repitió, la prensa. ¿Qué creías, que esto se iba a quedar entre estas cuatro paredes? Preguntó Victoria.
23:56Hemos enviado copias de la carta a quien corresponde. Y a alguien más. Se hizo un silencio cargado.
24:04Entonces, como si la escena hubiera sido cuidadosamente coreografiada, la puerta volvió a abrirse.
24:10Esta vez, quien entró fue un hombre de traje oscuro, acompañado por dos guardias.
24:19Damaso Herrera, anunció, está usted bajo investigación por coacción, manipulación de pruebas y conspiración
24:26para alterar el orden judicial en el caso de Luisa Ortega. Le recomiendo que mida sus palabras.
24:33El político se quedó sin voz. Miró a su alrededor, buscando una salida, alguna mirada compasiva.
24:42No la encontró. José Luis lo miraba con desprecio. Mercedes, con una mezcla de horror y alivio.
24:49Victoria, con la calma de quien ve caer. Por fin, la máscara del enemigo.
24:53Esto es una farsa. Balbuceo. Yo soy el hombre que mantiene este valle en pie. Sin mí, todos ustedes estarían mendigando.
25:05Sin ti, intervino Victoria. Tal vez tendríamos menos miedo. Y eso ya vale más que cualquier fortuna.
25:13El hombre del traje hizo un gesto a los guardias. Lléveselo. Y asegúrense de que el juez reciba este documento.
25:20Añadió, tomando el testamento de manos de José Luis.
25:26Mientras se llevaban a Damaso, éste lanzó una última mirada a Mercedes.
25:31Tú. Murmuró.
25:34Tú también caerás. Pero ella, por primera vez, no bajó la vista. No. Esta vez no. Dijo.
25:43He sido cómplice por silencio. Y eso se acabó. Si tengo que pagar, pagaré diciendo la verdad.
25:50La puerta se cerró tras el político, y un silencio espeso se extendió por la sala.
25:58El valle, sin saberlo aún, acababa de cambiar de dueño.
26:02Horas más tarde, en la cárcel, el eco de unos pasos apresurados recorrió el pasillo de piedra.
26:08Adriana, que seguía junto a la cama de Luisa, alzó la mirada cuando vio aparecer al director con expresión desconcertada.
26:17Señorita, dijo él, hay, novedades en el caso, novedades, repitió ella, incorporándose.
26:28¿Qué tipo de novedades? El hombre tragó saliva. El juez ha ordenado la suspensión inmediata de la ejecución, explicó.
26:36Y la revisión completa del proceso. Parece ser que han aparecido pruebas nuevas. Pruebas que apuntan a, presiones indebidas.
26:47A Adriana le temblaron las piernas. Está diciendo que, que su amiga ya no será ejecutada. Confirmó él.
26:54Y que, si todo se confirma, podría ser puesta en libertad en cuestión de días. O incluso horas.
27:04Luisa, todavía débil, pareció reaccionar a esas palabras. Sus párpados se movieron.
27:11Un suspiro más profundo salió de su pecho, como el primer aliento de alguien que ha estado mucho tiempo bajo el agua.
27:19Luisa, susurró a Adriana, con lágrimas corriendo por sus mejillas.
27:24Lo hemos conseguido.
27:27Aguantaste, ¿lo ves? Los ojos de la joven se abrieron despacio.
27:32Tardó un momento en enfocar el rostro de su amiga, pero cuando lo logró, una chispa de vida se encendió en su mirada.
27:41¿De verdad? Murmuró, apenas audible.
27:44¿De verdad? Asintió Adriana. No vas a morir aquí.
27:48No hoy, no así. Por primera vez en días, la sombra que pesaba sobre aquella celda pareció disiparse un poco.
27:59En casa pequeña, Alejo recibía la noticia al mismo tiempo, de labios de Rafael.
28:04El joven se levantó de golpe, derribando la silla.
28:10¿Suspendida? Exclamó.
28:12¿La ejecución está suspendida?
28:14Sí. Confirmó Rafael, con una sonrisa cansada, pero llena de orgullo.
28:19Victoria, José Luis, Matilde, Mercedes, todos se han movido.
28:27Y Gaspar, desde la tumba, ha hecho su última jugada.
28:32Por fin, alguien ha logrado poner a Damaso contra las cuerdas.
28:36Alejo se llevó las manos a la cabeza, como si todavía no pudiera creerlo.
28:40Tengo que verla, dijo, aunque sea al otro lado de unos barrotes.
28:48Tengo que decirle que no la abandone.
28:51Que nunca la abandonaré.
28:53Rafael lo sujetó por el hombro.
28:55Y lo harás, aseguró.
28:58Pero escucha una cosa antes, Alejo.
29:02Cuando la veas, no te acerques como un hombre vencido.
29:06Acércate como alguien que ha luchado por ella.
29:08No le lleves culpa, llévale esperanza.
29:12El joven asintió, con los ojos brillantes.
29:15Lo haré.
29:18Rafael lo observó un segundo más, y luego dirigió la vista hacia la ventana,
29:23donde el sol comenzaba a asomar entre las montañas del valle.
29:28Pensó en todas las veces que había visto el paisaje de Valle Salvaje
29:31y se había preguntado si alguna vez dejaría de estar manchado por la sangre de los inocentes.
29:38Por primera vez, sintió que la respuesta podía ser, sí, en casa grande.
29:43La calma que siguió a la caída de Damason no fue exactamente paz, pero se le parecía.
29:50Mercedes estaba en el salón, sentada con las manos sobre las rodillas, cuando Victoria entró.
29:56Debería darte las gracias, dijo la mujer mayor, sin rodeos.
30:03Pero también debería reprocharte que no me hayas contado antes lo del testamento.
30:09Victoria se sentó frente a ella.
30:12No estaba segura de que fuera real.
30:14Admitió.
30:15Y, si resultaba ser falso, habría puesto en peligro todo el plan.
30:19Fría cuando hace falta, implacable con la injusticia.
30:35Él también habría arrastrado a cualquier político corrupto por el barro si hubiera tenido pruebas suficientes.
30:39Victoria bajó la mirada.
30:44No quiero parecerme a él en todo, susurro.
30:47También sé lo que es crecer a la sombra de sus decisiones.
30:52Mercedes asintió.
30:54Y aún así, gracias a él, hoy existes un valle dispuesto a luchar.
30:58Y gracias a ti, ese valle tiene una oportunidad de empezar de nuevo.
31:05No lo desperdicies.
31:07No lo haré.
31:08Prometió Victoria.
31:10Pero tengo una condición.
31:12Mercedes arqueó una ceja.
31:15Otra.
31:16Luisa.
31:17Dijo Victoria.
31:18Cuando salga de esa cárcel, no quiero que vuelva a ser la muchacha a la que todos pueden empujar.
31:23Quiero que tenga un lugar aquí.
31:27Un trabajo, un techo, protección.
31:30Si todo esto ha servido de algo, es para que ninguna mujer de valle salvaje vuelva a ser sacrificada por los cálculos de un hombre.
31:39Mercedes respiró hondo.
31:41Gaspar habría dicho que eres demasiado idealista.
31:44Comentó.
31:47Yo, en cambio, creo que es exactamente lo que necesitamos.
31:51Está bien, tendrá un lugar aquí.
31:55Y si alguien se atreve a levantarle la voz, tendrá que responder ante mí.
32:00Victoria sonrió, y por un instante, entre las dos mujeres, no hubo jerarquías, ni títulos, ni fantasmas del pasado.
32:10Solo un acuerdo sellado por algo más fuerte que el miedo.
32:14La decisión de no repetir la historia.
32:15En otro punto de la hacienda, Irene caminaba sola por el jardín, con el cuaderno de la boda apretado contra el pecho.
32:27Había escuchado, a través de una puerta entreabierta, parte de la conversación entre Leonardo y Bárbara.
32:33No toda, solo lo suficiente.
32:38Encontraré la forma de hacer lo correcto.
32:40Aunque me cueste todo.
32:43Esas palabras se repetían en su cabeza como un estribillo cruel.
32:47Lo, correcto, ¿para quién?
32:49¿Para ella?
32:50¿Para Bárbara?
32:51¿Para él mismo?
32:53Cuando oyó pasos a su espalda, pensó que sería Leonardo.
32:56Pero fue Bárbara.
32:58¿Puedo hablar contigo?
33:00Preguntó la joven, con cautela.
33:03Irene se volvió.
33:04Sus ojos estaban brillantes.
33:06Pero no de felicidad.
33:08Si has venido a decirme que no amas a Leonardo.
33:11Dijo, sin rodeos.
33:13No hace falta.
33:16Ya lo sé.
33:17Bárbara se quedó helada.
33:19Yo, Irene, yo jamás quise.
33:22No, no lo hiciste.
33:24La interrumpió.
33:25Y precisamente por eso duele menos.
33:30Si fueras una intrigante, podría odiarte.
33:32Pero no lo eres.
33:35Eres mi amiga.
33:36Y él te mira como nunca me ha mirado a mí.
33:39Bárbara sintió que el corazón se le encogía.
33:43Irene, si cancelas la boda, todos se reirán de ti.
33:47Advirtió.
33:48Dirán que te rechazaron.
33:51¿Qué?
33:52La otra alzó una mano.
33:53Que prefiero que me rechacen a vivir con un hombre que piensa en otra cuando se acuesta
33:58conmigo.
33:59Dijo.
34:01No soy tan frágil como todos creen.
34:04Sabes que es lo que más me duele.
34:05No que él no me ame.
34:08Lo que más me duele es que yo tampoco lo amo de verdad.
34:11Solo amo la idea de no estar sola.
34:13El viento movió suavemente las hojas de los árboles.
34:18Bárbara tragó saliva.
34:20¿Y qué vas a hacer?
34:21Se atrevió a preguntar.
34:24Irene miró el cuaderno.
34:26Luego, lentamente, lo abrió por la mitad y arrancó las páginas que contenían los planes
34:31de la boda.
34:31Las hizo una bola temblorosa entre sus manos.
34:36Voy a hacer algo que nadie espera de mí.
34:38Respondió.
34:41Voy a elegir mi libertad.
34:43Y, sin más, dejó que las hojas cayeran al estanque cercano, donde el agua empezó a deshacer
34:49la tinta.
34:49La boda, al menos en papel, dejaba de existir.
34:55Dile a Leonardo que no lo odio.
34:57Añadió.
34:59Dile que, por una vez, tiene la oportunidad de ser valiente.
35:03Y dile que, si hiere tu corazón, esta vez sí tendrá que vérselas conmigo.
35:10Bárbara la miró con lágrimas en los ojos.
35:13Gracias.
35:14Susurró.
35:15No me dé las gracias.
35:17Replicó Irene, esbozando una sonrisa triste.
35:22Dame tiempo.
35:23Algún día, cuando Valle Salvaje deje de medir el valor de una mujer por el nombre del hombre
35:28que la acompaña, quizá podamos ser amigas de verdad.
35:33Esa tarde, cuando el sol se inclinaba allá hacia el horizonte, las puertas de la cárcel
35:38se abrieron con un chirrido distinto.
35:42Habitualmente, ese sonido significaba condena, traslado,
35:46más barrotes.
35:48Esta vez, significó algo que casi nadie allí recordaba, un nuevo comienzo.
35:54Luisa, todavía débil pero en pie, cruzó el umbral apoyada en el brazo de Adriana.
36:00Llevaba la misma ropa con la que había entrado, pero parecía otra.
36:03Había algo en su mirada, una mezcla de incredulidad y coraje renovado, que no tenía antes.
36:13Del otro lado de la reja exterior, Alejo esperaba, no como el joven impulsivo y arrogante
36:19que había cruzado esos patios para exigir explicaciones, sino como un hombre que acababa
36:23de aprender lo que realmente significa esperar por alguien.
36:26Cuando la vio, el aire se le atascó en la garganta.
36:31Luisa, murmuró, dando un paso adelante.
36:36Ella se detuvo unos segundos, como si necesitara comprobar que no era un espejismo.
36:41Luego, muy despacio, avanzó hacia él.
36:46Nadie habló, hasta el director, los guardias y el médico parecían haber desaparecido del mundo.
36:54Pensé que no vendrías, dijo ella, con una voz que todavía llevaba el eco de las noches de silencio.
37:00Y yo pensé que te perdería para siempre, replicó él.
37:06Los dos nos equivocamos.
37:08Quiso abrazarla de inmediato, pero se contuvo.
37:12En lugar de eso, levantó una mano y la posó sobre su mejilla.
37:17No vengo a prometerte que puedo arreglarlo todo, dijo.
37:21No soy ese tipo de hombre, pero voy a pasar el resto de mi vida intentando compensar cada
37:26minuto que pasaste aquí por mi culpa.
37:30Si me dejas, los ojos de Luisa se llenaron de lágrimas.
37:34No de miedo, de alivio.
37:36No has sido tú quien me trajo aquí, negó.
37:41Fueron ellos, sus mentiras, sus juegos de poder.
37:45Si quieres estar conmigo, alejo, que sea para construir algo nuevo, no para cargar con
37:50culpas viejas.
37:53Él la sintió, con una sonrisa quebrada.
37:56Entonces empecemos por lo más sencillo, dijo.
38:00Llevándote a casa, ¿casa?
38:03Repitió ella, confundida.
38:06Adriana intervino, sonriendo.
38:09Mercedes y Victoria han hablado.
38:12Explicó, tendrás un lugar en casa grande.
38:14Un trabajo.
38:17Tu hijo volverá a verte sin rejas de por medio.
38:20Este valle te debe demasiado como para dejarte sin techo.
38:23Luisa miró a Alejo, luego a Adriana, y, por primera vez en mucho tiempo, levantó la cabeza
38:30sin temor.
38:33Entonces sí, dijo, llévame a casa.
38:37Alejo la rodeó con un brazo, con cuidado.
38:40Mientras se alejaban, el director se giró hacia Adriana.
38:43Hace años que no veía algo así aquí, comentó.
38:48Una persona salir por esa puerta, viva y absuelta.
38:54Acostúmbrese, respondió ella.
38:56Valle salvaje está cambiando, y esta vez, para bien.
38:59Esa noche, el valle respiró de otra manera.
39:04En casa grande, se reunió más gente en el salón de la que en mucho tiempo había compartido
39:09un mismo objetivo.
39:12Rafael, apoyado junto a la chimenea, contaba en voz baja a Atanasio los detalles de la detención
39:18de Damaso.
39:21Mercedes conversaba con Luisa sobre las tareas que tendría a partir de ahora, insistiendo
39:26en que nadie la trataría como a una sirvienta cualquiera.
39:29Sería una empleada, sí, pero también una mujer respetada.
39:36En un rincón, Irene bebía vino despacio, observando a todos con una serenidad nueva.
39:43De tanto en tanto, su mirada se cruzaba con la de Bárbara, y en esa breve conexión no
39:49había rencor.
39:51Leonardo, por su parte, se acercó por fin a Bárbara.
39:55No había cuadernos de boda entre ellos.
39:59Solo la posibilidad, frágil pero real, de construir algo honesto.
40:05Hoy ha caído un hombre que parecía intocable.
40:07Dijo él.
40:09Si este valle ha podido lograr eso, quizá yo pueda aprender a no esconderme más.
40:15Bárbara lo miró, con una sonrisa que mezclaba prudencia y esperanza.
40:18Entonces empecemos con una verdad, propuso, solo una, pequeña.
40:25Leonardo respiró hondo.
40:28Te amo, dijo, no sé qué saldrá de esto, no sé si merezco que me creas, pero te amo.
40:35Ella sintió que todo el dolor acumulado empezaba, por fin, a transformarse en otra cosa.
40:41No en olvido, pero sí en una forma de perdón.
40:47Con eso basta por hoy, respondió.
40:50Mañana veremos qué hacemos con esa verdad.
40:53Al otro lado del salón, Victoria observaba la escena.
40:57Cuando José Luis se le acercó, ella no apartó la vista de la gente reunida.
41:01Lo has conseguido, dijo él.
41:06Todo este movimiento, esta nueva energía, es obra tuya.
41:11No solo mía, corrigió ella.
41:14Gaspar, desde su tumba.
41:16Mercedes y su valentía tardía.
41:19Atanasio, que se atrevió a enfrentarse al hombre que podría hundirlo.
41:24Rafael, Adriana, Alejo.
41:27Luisa, que no se rompió del todo.
41:29Hasta tú, José Luis.
41:32Todos hemos movido una pieza.
41:35Él la sintió, pensativo.
41:38¿Y ahora qué?
41:39Preguntó, ¿cuál es el siguiente plan perfecto de Victoria?
41:43Ella se permitió una sonrisa cansada.
41:46Ahora, dijo, ningún plan.
41:49Al menos por un tiempo.
41:52Valle Salvaje necesita aprender a vivir sin que cada decisión se tome entre sombras.
41:59A veces, la jugada más inteligente es apartarse del tablero y dejar que el resto descubra que también sabe jugar.
42:07José Luis la miró con respeto sincero.
42:10Tu madre estaría orgullosa.
42:12Murmuró.
42:12Y Gaspar, aunque le dolería admitirlo, también.
42:18Victoria alzó su copa.
42:20No brindemos por ellos.
42:22Propuso.
42:23Brindemos por los que están aquí.
42:26Por los que casi perdemos por culpa de su ambición.
42:29Por Luisa, por su hijo, por las mujeres de este valle.
42:32Que este sea el último día en que una firma en un despacho decide quién vive y quién muere.
42:41Los presentes levantaron sus copas.
42:44El cristal tintineó, suave, como una promesa compartida.
42:49Esa misma noche, cuando el bullicio en la casa se fue apagando, Luisa salió un momento al balcón.
42:55El aire fresco le llenó los pulmones, y el cielo, salpicado de estrellas, se desplegó ante ella como un lienzo inmenso.
43:06Alguien se acercó por detrás.
43:08Era Alejo.
43:09Estás temblando.
43:11Dijo.
43:12Hace mucho que no siento el aire sin imaginar una pared detrás.
43:16Respondió ella, medio en broma, medio en serio.
43:21Pero no es frío.
43:22Es...
43:23Otra cosa.
43:24Libertad.
43:25Supongo.
43:27Alejo se colocó a su lado, apoyando los codos en la baranda.
43:32Prometí traerte a casa.
43:34Dijo.
43:35Pero esta casa también tiene que ganarse el derecho a tenerte.
43:39Yo también.
43:41Luisa lo miró de reojo.
43:42No me prometas el cielo.
43:44Advirtió.
43:45Solo prométeme que, cuando las cosas se pongan feas, no saldrás corriendo.
43:52Él sonrió, con una ternura que no necesitaba.
43:55Necesitaba palabras grandilocuentes.
43:57Eso sí puedo prometértelo.
43:59Respondió.
44:01He visto lo que es perderte.
44:03No pienso repetirlo.
44:04Se hizo un silencio cómodo.
44:06Abajo, el valle se extendía, oscuro pero vivo.
44:11Por primera vez en mucho tiempo, Luisa no lo veía como un enemigo, sino como un lugar donde, quizá, podía echar raíces de nuevo.
44:19¿Sabes qué es lo más extraño?
44:23Preguntó ella, tras un rato.
44:25Que todo esto empezó con un plan perfecto de alguien más.
44:28Y aquí estamos, vivos, a pesar de todos los planes.
44:34Alejo inclinó la cabeza.
44:36Tal vez el único plan perfecto.
44:38Dijo.
44:39Es el que no se puede controlar del todo.
44:41El que deja espacio para que la gente cambie.
44:46Ella asintió.
44:48Luego, sin decir nada más, apoyó la cabeza sobre su hombro.
44:53No era un final de cuento de hadas.
44:55El pasado seguía allí, con sus heridas abiertas.
44:58Pero el futuro, por primera vez, no parecía una sentencia.
45:05Parecía una oportunidad.
45:07Y mientras el viento recorría Valle Salvaje, llevando consigo los últimos ecos de la voz de Damaso desde el calabozo donde ahora esperaba su juicio,
45:16las luces de casa grande brillaban como pequeñas estrellas terrenales.
45:21No era la paz absoluta.
45:23Pero era el inicio de algo mejor.
45:24En un lugar donde, hasta entonces, los poderosos decidían quién debía caer,
45:30una muchacha que había estado a punto de ser ejecutada se apoyaba en el hombre que la había decepcionado y,
45:36aún así, le daba otra oportunidad.
45:40Una política de despacho había sido destronado por el testamento de un muerto y el valor de los vivos.
45:47Una boda sin amor se había deshecho antes de convertirse en condena.
45:51Y las mujeres del Valle, por una vez, no eran peones, sino jugadoras.
45:58Un plan perfecto había sido la chispa.
46:01Lo que vendría después dependería de todos ellos.
46:03Pero esa noche, al menos, Valle Salvaje durmió con la certeza de que, esta vez, la justicia había elegido el lado correcto.
46:15Y, contra todo pronóstico, el final de aquel capítulo no fue una tragedia más, sino la promesa silenciosa de un mañana distinto.
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