#Valle #salvajeDámaso #retorno
Dámaso y el retorno del fuego: “He venido a vengarme
El amanecer tiñe el Valle de un tono metálico: algo más que una tormenta se avecina. Dámaso, tras años de silencio y humillación, regresa decidido a ajustar cuentas con el duque José Luis y con Victoria, la mujer que marcó su destino. En la Casa Grande, cada retrato parece escuchar lo que está por estallar: confesiones de adulterio, registros alterados, un hijo marcado por el engaño y una venganza que empieza a volverse redención.
Mientras los ...
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Dámaso y el retorno del fuego: “He venido a vengarme
El amanecer tiñe el Valle de un tono metálico: algo más que una tormenta se avecina. Dámaso, tras años de silencio y humillación, regresa decidido a ajustar cuentas con el duque José Luis y con Victoria, la mujer que marcó su destino. En la Casa Grande, cada retrato parece escuchar lo que está por estallar: confesiones de adulterio, registros alterados, un hijo marcado por el engaño y una venganza que empieza a volverse redención.
Mientras los ...
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CortometrajesTranscripción
00:00Damasó y el retorno del fuego. He venido a vengarme. El amanecer tiñe el valle de un
00:16tono metálico. Algo más que una tormenta se avecina. Damasó, tras años de silencio y
00:24humillación, regresa decidido a ajustar cuentas con el duque José Luis y con Victoria,
00:30la mujer que marcó su destino. En la casa grande, cada retrato parece escuchar lo que
00:37está por estallar. Confesiones de adulterio, registros alterados, un hijo marcado por el
00:43engaño y una venganza que empieza a volverse redención. Mientras los secretos se descorren,
00:51Luisa recupera su libertad, Matilde y Atanasio pagan sus pecados, Mercedes convoca al pueblo
00:57para limpiar la historia. El valle asiste a su juicio más humano, el del perdón.
01:05Y cuando la luna se alza, Gaspar regresa, con la marca que prueba su sangre y una frase que
01:11cambia el sentido de todo.
01:12No vengo como hijo ni como juez. Vengo como hambre, en valle salvaje, la venganza se convierte en raíz,
01:23y quedarse, al fin, es la forma más pura de vencer.
01:29El valle amaneció con un cielo de metal bruñido, como si las nubes hubieran decidido convertir el
01:35horizonte en una hoja lista para el duelo. La brisa traía un olor a tierra húmeda y a uva
01:43machacada. Los vendimiadores, más abajo, hablaban en voz baja, conscientes de que aquella jornada no
01:50sería de trabajo sino de revelaciones. En la casa grande, los pasillos parecían estrecharse,
01:59las molduras de las puertas guardaban conversación, los retratos se inclinaban lo justo para escuchar
02:05mejor. A las once, cuando el sol se abrió paso, el rumor ya lo sabía todo el mundo. Damas o había
02:15vuelto, para ajustar cuentas. En el despacho del duque, el reloj de bronce marcó un minuto que
02:23pareció durar un año. José Luis sostuvo el compás con los dedos, como si pudiera medir el
02:32tiempo que lo separaba de su propia versión de la verdad. No estaba nervioso. O eso le decía a su
02:41reflejo en el cristal. Estaba preparado. El golpe seco de la aldaba no admitió postergaciones. Entró un
02:50hombre alto, con la mirada quieta de quien ha aprendido a no temblar ni cuando la memoria le
02:55ladra detrás.
02:59¿Sabes a qué he venido? Dijo Damas o, cerrando despacio. No voy a rodeos. He venido a vengarme.
03:07En la palabra, vengarme, no había grito, había filo. José Luis no se movió, pero el aire a su
03:15alrededor cambió de densidad, como si todo lo respirable hubiera decidido hacerse costoso.
03:20Los hombres que respetan su nombre, respondió el duque. No pronuncian la venganza como un brindis.
03:32Si quieres mi verdad, toma asiento. Si has venido con otra, no te molestes. Ya la he oído en todos
03:38los tonos. Damas o se plantó de pie, y cuando habló, no fue para discutir el presente sino para
03:47recuperar el pasado de donde había sido escondido. No me iré de esta habitación sin que tu boca
03:55pronuncie lo que robaste, mi lugar en la vida de Gaspar. Y tampoco me iré sin tu confesión de la
04:03infidelidad que incendió mi casa. José Luis dejó el compás, se sirvió un poco de vino, gesto de
04:09campesino antiguo enfundado en traje de señor, y alzó la copa sin ofrecerla.
04:14La infidelidad que reclamas, dijo, es una palabra con la que uno se desculpa de su propia cobardía.
04:27No toqué a Victoria mientras fuera su esposo. La desee, sí. La miré demasiado tiempo, sí.
04:33La imaginé mía antes de tiempo, también. Pero el pecado que me atribuyes no es el que crees.
04:43El mío fue otro. Tener poder, tener miedo, y usar lo primero para tapar lo segundo.
04:53Eso tradúcelo. Replicó Damas o, clavando los ojos. En mi idioma, ¿cómo se llama?
04:59José Luis apoyó la copa. El cristal hizo un sonido sordo, definitivo. Se llama maniobra.
05:10Y la maniobra fue contra ti y contra Gaspar. Alteré papeles, cambié fechas, compré silencios.
05:20Quería que el valle te expulsara como a un ladrón. Y quería, sobre todo, que Gaspar me mirara a mí.
05:29El silencio posterior fue atravesado por el mismo sonido que hacen los cuchillos cuando dan con una piedra.
05:39Damas o no parpadeó. Lo había sospechado. Necesitaba oírlo. Necesitaba oír, claro como una campana,
05:46que su mundo no se había roto por una cama sino por una pluma.
05:49Vas a repetirlo. Pidió, casi sin voz. Alteré el registro parroquial, dijo el duque.
06:03Hablé con el sacristán y con la partera. Conseguí que la cartilla del médico señalara a otra hora, otro día.
06:09La duda era el vestido más caro que podía regalarte. El rostro de Damas o se endureció, pero no se quebró.
06:22Aprendió en ese mismo instante algo que le cambió el plan. La venganza que había traído en la maleta empezaba a parecerle una ropa que ya no le quedaba.
06:30Podía usarla, sí, pero no lo abrigaría del frío verdadero. No pronunciaste la palabra, perdón, dijo, seco.
06:43No suelo pronunciarla, contestó el duque, pero hoy te la debo. No hubo más. Si era una batalla, el primer asalto no tuvo vencidos, tuvo reencuadres.
06:54Al salir del despacho, Damas o no entró en el pasillo de la familia. Cruzó directamente al jardín de los Magnolios, donde lo esperaba, no por cita sino por instinto, Rafael.
07:11¿Es verdad? Preguntó el muchacho con ese temblor de hijo que descubre que la historia de su casa estaba escrita con tinta que se corre.
07:18¿Es verdad lo que escuchamos? Damas solo miró como se mira a alguien que no fue etiquetado por el pecado ajeno.
07:31Hay verdades que no se escuchan, Rafael. Se sostienen. Tu padre empezó a decir la suya.
07:39Ahora te toca a ti decidir qué haces con ella. El joven apretó los dientes, no contra la rabia sino contra el llanto.
07:48Alejo apareció un segundo después, con las manos en los bolsillos y la expresión de quien está aprendiendo a caminar otro apellido.
07:58Si Gaspar es tu hijo, dijo Alejo. ¿Quiénes somos nosotros en esta guerra?
08:04Sois lo que siempre fuisteis, respondió Damas o mis muchachos del valle, aunque el mundo haya intentado convertirnos en bandos.
08:12No me he acercado a vosotros para arrebataros un padre. Me he acercado para que el valle deje de estar hecho de medias sombras.
08:23Un ruido de faldas cortó la escena. Victoria descendía por la escalera del jardín con la elegancia intacta y el color de rostro de quien ha estado sujetando un edificio con las manos.
08:33Cuando llegó al último escalón, Mercedes ya estaba a su lado. Nadie supo cuándo entró, Mercedes tiene el don de aparecer cuando la dignidad ajena está a punto de despeñarse.
08:47No lo hagas, le dijo a su hermana en voz baja. No amenaces, no insultes, no digas el primer reproche que tengas en la lengua.
09:01Haz, por una vez, algo que no te enseñaron en los salones. Calla y escucha, Victoria se tensó como una cuerda.
09:08Miró a Damaso, al que no había mirado desde que él volvió. Dime lo que has venido a decirme, pronunció.
09:22Los ojos brillaban con esa humedad contenida que solo asoma cuando el orgullo ya ha perdido más batallas que las que reconoce.
09:32Damaso no se movió. A diferencia de con el duque, con Victoria su voz no buscó filo sino tempo.
09:38Quiero que me digas. Pidió. Si el miedo que te tuve que ver en los días en que Gaspar lloraba por las noches fue miedo a que yo preguntara, o a que tú supieras la respuesta.
09:54Victoria arqueó los hombros, como si la espalda cargara un secreto visible. Temía. Dijo. Que fueras incapaz de soportar algo que yo misma no supe nombrar.
10:04Gaspar, aclaró la garganta. Gaspar fue nuestro hijo, Damaso. Y fue mi vergüenza no haberlo defendido con el valor que merecía cuando otros intentaron robarte el nombre.
10:17No te fui infiel, pero te fui débil. Y eso, te lo juro, me ha pesado más que cualquier pecado.
10:30Lo dijo sin dramatismo. Lo dijo como se dicen las cosas que ya no se pueden embellecer.
10:34Mercedes la miró, y en ese mirar había juicio y piedad, como las dos manos con las que se endereza un cuadro torcido.
10:44Rafael y Alejo se apartaron. Esa conversación pertenecía a quienes habían fundado un hogar y permitido que otros lo incendiaran con papeles.
10:59Quiero pruebas. Se oyó la voz de Alejo, desde la distancia pero aún dentro. Quiero que el valle las vea.
11:05Las tendrás, respondió Mercedes, como si esa fuera su línea en el teatro de las decisiones.
11:17Las llevas esperando demasiados años. En el ala norte, Pepa empujó la puerta de la salita donde Adriana esperaba de pie.
11:24El aire olía a flores secas y a preocupación. Pepa no trajo rodeos. Trajo preguntas como quien trae un cubo de agua cuando la casa ya echa humo.
11:38No me hables de intenciones. Le advirtió. Luisa está entre barrotes y hoy pronunciaré su nombre como quien pronuncia un juramento.
11:46Quiero la verdad entera, aunque me queme la lengua. Adriana tragó despacio. Tenía el cansancio de quienes han peleado toda la noche con puertas que no abren.
12:01Luisa confesó por otra persona. Dijo, no por Victoria ni por el duque. Lo hizo por Atanasio.
12:07El nombre atravesó la sala como una flecha que encuentra, por fin, su blanco. Pepa apretó los párpados, como si la imagen de la verdad viniera con demasiada luz.
12:23Explícame, pidió, pero explícamelo como si yo pudiera decidir algo cuando me termines.
12:28Adriana le dio el pergamino más antiguo que tenía todavía tinta legible. Un recibo, una carta, una cifra, la prueba de que alguien había manipulado las cuentas de los establos y había firmado un pago imposible a nombre de Luisa.
12:48Era una trampa limpia, de esas que parecen verosímiles hasta para el que no quiere creerlas.
12:53Atanasio falsificó el pago para proteger a Matilde. Continuó, había un chantaje contra ella, un asunto que preferirás oír de su boca.
13:07Luisa lo descubrió y asumió el golpe. Creyó que yo podría sacarla antes, he fallado en eso.
13:12No pienso volver a fallar. Pepa dejó el papel sobre la mesa y se sentó, de pronto, con la dignidad que toma asiento antes de que el cuerpo se lo pida.
13:26La nobleza en este valle, dijo, la están sosteniendo los que lavan suelos y aceptan culpas.
13:33Vete con el juez, llévale esto y llévate también mi nombre. Pepa de la casa grande pide revisar el caso.
13:45Hazlo hoy. Adriana la miró con un agradecimiento sin adornos. Iba a añadir algo cuando la puerta se abrió, y Bárbara asomó con unos ojos agrandados por la sospecha.
13:55Perdón, dijo, necesito a Matilde. Temo que Leonardo e Irene ya se hayan casado.
14:04Pepa se puso de pie, con ese gesto antiguo de matriarca que detiene mil urgencias con una sola palmada.
14:13Matilde te escuchará. Garantizó. Y si Irene ha cruzado una puerta, que sepa que también la podemos deshacer.
14:20A veces, el coraje consiste en no sellar errores, no en tolerarlos. A media tarde, el valle entero supo que habría reunión en la capilla.
14:34La decisión fue de Mercedes, que conservaba la antigua lealtad de los que sabían dónde estaba guardado el primer candado de la historia.
14:44Los bancos se llenaron con peones, capataces, señoras y curiosos.
14:50El párroco bajó del altar sin sotana, como un hombre más, y colocó sobre la mesa un legajo con tres documentos,
14:58el registro parroquial original, el que había visto la luz tras los ajustes, y una carta del médico de aquellos años que nadie había querido leer.
15:10Mercedes habló la primera, no como hermana de Victoria ni como amiga de nadie, sino como testigo.
15:16Estos papeles, dijo, tocándolos como quien toca una llaga, no son burocracia, son nombres.
15:26Rafael, con la camisa remangada, contenía un pulso que no era contra nadie, era contra la costumbre de agachar la cabeza.
15:45Alejo sostenía, con las dos manos, el banco de delante. La madera lo anclaba. Mercedes leyó el primero.
15:57Gaspar, hijo de Damaso y Victoria, nacido a tal hora, con tal madrina.
16:02El segundo, Gaspar, hijo de José Luis y Victoria, con una hora modificada y una firma que el párroco de entonces no recordaba haber estampado.
16:14El tercero no hablaba de filiaciones, hablaba de un rasgo. El médico dejó constancia del lunar en forma de grano de café que nacía bajo la clavícula del niño, igual, anotó, al del padre, hombre de labranza, Damaso.
16:31El duque alteró registros. Dijo Mercedes, yo sostuve la frente de mi hermana mientras firmaba silencios.
16:43Y hoy pido perdón por ambas. Victoria, a dos bancos de distancia, no lloraba. Tampoco sonreía.
16:53El rictus que llevaba en la cara era el de una mujer que ha decidido pagar de pie.
16:58Gaspar no está aquí. Habló, por fin. Pero si estuviera, le diría que debe llevar el nombre de su padre y el respeto del otro.
17:12El duque no tocará esos papeles nunca más. José Luis dio un paso al frente. Tenía la palidez digna de los que saben que ya no queda maquillaje.
17:20He pecado, anunció, de envidia vieja. Si piden mi destitución como patrón, no la discutiré.
17:33Si piden mi perdón, no lo exigiré. Si piden, miró a Rafael y a Alejo. Que me quede para arreglar con las manos lo que estropee con la pluma, lo haré.
17:42Pero no por indulgencia, sino por trabajo. Alejo levantó la vista. En sus ojos había un inventario nuevo. El de las veces que se necesita al padre para reparar y no para mandar.
17:57No te vas, dijo, te quedas, pero yo llevo las cuentas y Rafael maneja la bodega.
18:07Lo que destruiste con tinta, se arregla con sol. Hubo un murmullo de aprobación, de esos que hacen los pueblos cuando designan oficios.
18:16Mercedes miró a Damaso. El hombre tenía la mandíbula tensa y las manos abiertas, gesto raro para él.
18:28¿Y tú? Preguntó Mercedes. ¿Qué haces con tu venganza? Damaso inspiró hondo, como si se fuera a sumergir en el agua más fría del invierno.
18:37Mi venganza era ver arder esta casa, confesó. Luego entendí que solo iba a calentar un minuto, y yo vengo de trabajos largos.
18:52Hoy prefiero otra cosa. Quiero una silla en esta mesa. No como dueño, no como sombra.
19:00Como padre cuando Gaspar vuelva a mirarme. Y como hombre que sabe arreglar cercas.
19:04El párroco, que había permanecido en silencio, dijo una última frase, no como absolución sino como régimen de cuidados.
19:16Que el que firmó el engaño repare, que la que cayó, hable, que el que fue expulsado, regrese.
19:25Y que el valle entienda que no hay cosechas sin heridas en las manos. Nadie aplaudió.
19:30No se aplauden las resoluciones que todavía tienen que trabajarse con la pala. Esa noche, la luna salió más baja que de costumbre, enorme como una moneda que alguien quisiera deslizar por una ranura.
19:45En la prisión, el tiempo parecía no pasar. Luisa estaba sentada en la cama de hierro, mirando el suelo como quien busca en la humedad la forma de un destino.
19:58La reja chirrió. Entró Adriana con la respiración acelerada y los ojos vivos de quien trae una cuerda para el que se ahoga.
20:07Traigo nueva revisión del caso, anunció, con un papel que centeleaba. Y traigo, además, la firma de Pepa.
20:19El juez no tardará en recibirlo. Pero antes, se acercó. Antes vengo a decirte algo que pesa más que este documento. No te dejo sola.
20:30Si no nos creen hoy, iremos mañana. Si no nos creen mañana, iremos con más pruebas.
20:42Si se burlan, insistiremos. Prefiero que me cierren las puertas mil veces a que me encuentres una sola vez rendida.
20:51Luisa apretó los labios. Había decidido pelearse con Adriana porque resultaba más fácil que pelearse con la pesadilla.
20:57Pero la voz de su amiga era una lima fina que le deshacía los barrotes interiores.
21:07No me mires como santo. Dijo, con el humor agrio que le quedaba. He tenido pensamientos malos aquí dentro.
21:17He querido odiar a Matilde por lo que ocultó y a Atanasio por lo que hizo. Y he querido odiarte a ti por el simple motivo de que me quieres.
21:24Odia lo que te haga falta. Respondió Adriana, con un calor que no era dulzura sino una fuerza útil.
21:36Yo me sentaré a tu lado igualmente. He descubierto por qué hiciste lo que hiciste.
21:40Atanasio falsificó para proteger a Matilde de una trampa de papeles, sí. Pero ahora ellos van a hablar.
21:52Como si el destino disfrutara de la coreografía, Matilde apareció tras la reja con los ojos hechos un campo mojado.
21:58Detrás de ella, Atanasio cargaba su propia vergüenza como un saco que no quería que cargara a nadie más.
22:09Yo empiezo. Dijo Matilde, a quemarropa. Perdóname por no gritarlo bastante pronto.
22:18Me creí pequeña. Y cuando una se cree pequeña, comete pecados grandes, como el silencio.
22:24Atanasio tragó y empujó hacia adentro una confesión escrita, firmada, con nombres, con fechas, con el dinero y el lugar donde había salido, con el nombre del intermediario que ahora estaba dispuesto a declarar.
22:40Lo había preparado todo Adriana, pero la firma le correspondía a él. La culpa, dijo Atanasio, no da pan.
22:50Te promete dignidad en plazos y te la quita al contado. Hoy vengo a romper ese trato.
23:01Luisa miró los papeles con la mezcla rara de asombro y miedo. El miedo de la gente que, aun cuando se le abre la puerta, tarda en creer que eso es la salida.
23:10Cuando me saque de aquí, advirtió, no me devuelvan a la casa como si nada. Necesito trabajar mi sitio.
23:22Y necesito tiempo para perdonarte, Matilde. Te lo daré, dijo Matilde. Y me quedaré cerca.
23:30En otra parte de la casa, Bárbara y Matilde, ya salida de la cárcel de su silencio, compartieron una vela y un abecedario de confidencias.
23:45Bárbara tenía una angustia de campana, de esas que resuenan aunque nadie las toque.
23:49Matilde sonrió con ese tipo de ternura que no juega a consolar pronto. El amor se merece preguntas, no solo finales, respondió.
24:12Yo voy a buscar a Irene. Y si no se han casado, que sepan que los finales que se toman a prisa son prisioneros.
24:25Los que se toman con verdad, a veces llegan tarde, pero llegan enteros. La mañana siguiente trajo el anuncio. Irene no había sellado nada.
24:37Había frenado en la sacristía, con un nudo en el estómago que no se lo hacía un cura sino un recuerdo.
24:42Leonardo, honesto por primera vez en mucho tiempo, había admitido que su prisa era miedo.
24:54No hubo boda. Lo que hubo fue una conversación larga, con puertas abiertas y promesas escasas.
25:02Bárbara lo supo por la propia Irene, que subió a la casa grande con el paso cansado y una decisión limpia.
25:08Irse a otra ciudad un tiempo, a estudiar, a dejar a los hombres fuera de su pizarra mientras aprendía a escribirse el nombre sin muletas.
25:16Dejo a Leonardo libre, dijo, y me dejo libre a mí. Bárbara no celebró como celebra la gente que gana.
25:28Agradeció como agradece quien recupera un territorio que no sabía si le pertenecía.
25:32Si vuelves, le dijo a Leonardo esa tarde, cuando el hombre entró con la culpa desnuda, vuelve sin explicaciones.
25:45Vuelve con hechos. Leonardo bajó la vista. No prometió nada de lo que un hombre enamorado promete a la ligera.
25:51Dijo, volveré cuando me creas sin necesitar jurarte. A veces, el romanticismo más adulto no necesita flor en el ojal.
26:05Necesita tiempo. El juez revisó el dosier de Luisa con los ojos duros de los que están acostumbrados a que los arrepentidos lleguen tarde.
26:12Pero esa vez la firma de Atanasio y el respaldo de Pepa corrieron como aceite en bisagra vieja. La cosa se abrió.
26:26La liberación llegó al caer la tarde, con una luz dorada que parecía haber sido reservada para ese rostro.
26:35Luisa salió sin prisa, como si quisiera memorizar cada ladrillo del corredor que la vio doblarse sin romperse.
26:42La esperaban Adriana, Pepa, Matilde y, a unos pasos, Damaso con los brazos cruzados, como guardián de una puerta que no era suya pero que consideraba sagrada.
26:58El valle guarda y el valle entrega, pero lo hace con testigos. No me abracen todavía, dijo Luisa, con una media risa que le rescató de sí misma.
27:06Primero déjenme respirar. Respiró. Y luego dejó que se le arrimaran las pieles amigas.
27:18Pepa le tocó el pelo como si lo estuviera peinando para una misa. Adriana le susurró algo que nadie oyó.
27:24Lo justo para que los ojos de ambas hicieran lo que los ojos saben hacer cuando la verdad por fin llega a tiempo.
27:30La fiesta no se planeó, se organizó sola. Bastó que alguien colgara dos faroles en el patio para que aparecieran panes, aceitunas, queso, una tinaja de vino, una guitarra.
27:47No había motivo oficial, pero el valle no necesita decretos para saber cuándo un día es importante.
27:52José Luis llegó tarde, con la cara de quien ha trabajado diez horas intentando coser agujeros viejos.
28:05Saludó con la cabeza, no pidió aplausos. Rafael le alcanzó una copa. Alejo le señaló, sin palabras, la mesa de cuentas que habían puesto en una esquina.
28:15Ahí, bajo los faroles, empezarían la reforma. Victoria se acercó a Damasó con la contención de quien no pretende arreglar treinta años con tres frases.
28:27No te daré excusas, dijo, solo hechos. Gaspar recibirá lo que es suyo, y quien intente pasar un dedo por esos papeles, se encontrará con mis uñas.
28:39No vine a verte arder, replicó él. Vine a verme yo frente a ti sin las sombras del tercio.
28:52Haz lo que dices, yo haré lo mío. Mercedes pasó junto a ellos y, sin detenerse, les dejó una frase que les sirvió de señal.
29:00Hoy no cierren ninguna puerta. Mañana ya veremos cuáles merecen cerradura. Hubo baile, hubo risas aturdidas, esas que salen cuando el cuerpo todavía no se ha enterado de los pactos nuevos.
29:18Bárbara y Leonardo bailaron una pieza corta, sin promesas pero con una mirada que pospuso la guerra.
29:23Matilde y Atanasio no bailaron. Prefirieron sentarse y mirar, con una honestidad nerviosa que hacía de su banco una especie de banco de escuela.
29:39Pepa habló con el juez, que también vino, como vecino, no como autoridad, y le arrimó una bandeja de rosquillas como quien arrima un pacto sin notar, el de vigilar para que la justicia no volviera a dormirse.
29:53Adriana buscó con la vista a Luisa y la encontró cerca de la pared, con un vaso de agua.
30:03Se acercó con cuidado, como se acerca uno a un ciervo que ha aprendido a desconfiar.
30:08¿Qué necesitas? Preguntó. Necesito. Dijo Luisa. Aprender a no vivir con el puño cerrado.
30:18Y una oportunidad de trabajo que no sea una limosna. ¿La tienes? Respondió Pepa, apareciendo con el exacto sentido de oportunidad.
30:29La cocina es tuya si la quieres. Pero no como antes. Te pido tus recetas, tus tiempos, tu forma.
30:41Quiero que la casa sepa lo que es recuperar una mujer libre. Luisa sintió. Sus ojos se humedecieron sin ruido.
30:48La libertad, a veces, huele a aceite caliente y pan crujiente. En la esquina, Damaso alzó la vista hacia el camino.
30:59Nadie más lo vio, pero su corazón sí. Una figura se recortaba contra la luna. Gaspar.
31:11No venía con prisa, venía con el paso ese que mezcla orgullo y reparo. Traía, al descubierto, la clavícula con la marca en forma de grano de café.
31:21Se detuvo a tres pasos del hombre que lo había soñado mil noches. No sé si vengo como hijo o como pregunta, dijo Gaspar, sin máscara.
31:35Damaso apretó la mandíbula para no llorar de golpe. Dio un paso, solo uno. Ven como hambre, le dijo.
31:42Lo demás lo cocinamos juntos. A nadie le hizo falta una fanfarria. Hubo un murmullo que parecía bendición.
31:55José Luis, desde la mesa de cuentas, no apartó la vista, no por celos, por responsabilidad.
32:05Apretó el lápiz. A su lado, Rafael le apoyó la mano en el hombro. No existía mejor reconciliación que esa.
32:12El padre anotando de nuevo. El hijo de pie. El otro hijo mirando al horizonte. El valle armando una figura nueva.
32:23La guitarra encontró un acorde menor que se resolvió en mayor.
32:26Como se resuelven algunas historias cuando, por fin, se habla.
32:34Victoria, en un gesto que sorprendió a todos, abrió la sala de retratos y mandó bajar dos que jamás se habían movido.
32:42En su lugar, colgó un lienzo pequeño. El dibujo de una parra donde los sarmientos se enredaban sin ahogarse.
32:50Un símbolo humilde para una casa que había amado demasiado los escudos. Dejemos el escándalo para los perezosos, dijo Mercedes, alzando su copa.
33:03Que el trabajo haga el ruido. Hubo vasos que chocaron, hubo niños que se durmieron en brazos, hubo mujeres que rieron sin pedir permiso, hubo hombres que bailaron como si no les pesara el apellido.
33:17El valle, por primera vez en años, olió a madrugada que no teme a la luz. La última escena no fue un beso ni una sentencia.
33:27Fue una mesa. Pan, uvas, una botella que pasa de mano en mano, una libreta de cuentas con números claros, la promesa rogándole al tiempo que no se distraiga.
33:41Habían empezado la jornada con una frase que parecía condena. He venido a vengarme. Y la habían terminado con otra que suena menos heroica y más verdadera.
33:54He venido a quedarme. Y eso, en Valle Salvaje, vale más que cualquier título. Quedarse con las manos en la tierra, con el nombre limpio en los papeles, con la boca capaz de decir lo que importaba y con la certeza de que las heridas, si se curan juntos, dejan cicatrices que no avergüenzan, cuentan.
34:24Gracias por ver el video.
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