Cada 1 y 2 de noviembre, mientras las familias nicaragüenses visitan los cementerios para recordar a sus seres queridos, reviven una tradición gastronómica que se transmite de generación en generación. Recetas ancestrales acompañan estas jornadas de memoria, donde los sabores de platillos típicos se convierten en un puente sensorial que conecta a los vivos con sus difuntos, manteniendo viva la identidad cultural a través de la cocina . teleSUR
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