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00:00Pia e Ricardo, abandonar Hal Promes, avance do capítulo 660, 25 de agosto,
00:12a relação entre a doncella e o ex-mayordomo é descobrita por Cristóbal,
00:17que tomará duras medidas contra eles, o lunes em La Promesa,
00:22o sol do lunes 25 de agosto se alzava sobre os campos de Luján,
00:26tiñendo o céu de aquarelas anaranjadas e púrpuras.
00:31Era un amanecer como cualquier outro, indiferente a las tormentas que se gestaban en el interior de los muros de La Promesa.
00:39El aire de la mañana era fresco, cargado con el aroma de la tierra húmeda y las flores del jardín,
00:45una paz bucólica que contrastaba violentamente con la tensión que se respiraba en cada pasillo,
00:50en cada cocina y en cada salón del palacio.
00:54Los secretos, como enredaderas venenosas, habían echado raíces profundas en la casa,
00:59y sus espinas estaban a punto de desgarrar la piel de más de un alma desprevenida.
01:03La noche anterior había dejado una herida abierta, un susurro escandaloso que aún flotaba en el ambiente.
01:12Leocadia y Cristóbal.
01:13Amantes, la revelación, presenciada por el espectador pero aún oculta para la mayoría de los habitantes,
01:21redefinía cada gesto del nuevo mayordomo, cada una de sus miradas severas y cada una de sus decisiones implacables.
01:28No era sólo un hombre buscando imponer orden, era un hombre con una agenda, un peón y un rey en su propio tablero de ajedrez,
01:37y su reina, Leocadia, movía los hilos desde una sombra de aparente respetabilidad.
01:44En su habitación, mientras el primer rayo de luz se filtraba por la ventana,
01:48Cristóbal se abrochaba la impoluta chaqueta de su uniforme.
01:51No había rastro en su rostro del hombre que, horas antes, se había entregado a una pasión prohibida.
02:01Su expresión era de granito, sus ojos dos esquirlas de hielo.
02:05A su lado, Leocadia, ya vestida con la sobriedad que la caracterizaba, terminaba de ajustar un alfiler en su moño.
02:14«Debes ser cuidadoso hoy, Cristóbal», murmuró ella, su voz un siseo bajo y controlado.
02:22Petra está inquieta, y Santos, ese muchacho tiene los ojos demasiado abiertos y la boca demasiado dispuesta a abrirse.
02:31Cristóbal se giró para mirarla, su mano se posó en la cintura de ella, un gesto posesivo, casi predatorio.
02:40Que se inquieten, el miedo mantiene al rebaño a raya.
02:43Petra ya no es la dueña y señora de este lugar, y es hora de que lo entienda.
02:47Y en cuanto a Santos, le daremos algo más interesante en lo que pensar.
02:53Hoy, Leocadia, es un día para reafirmar la autoridad.
02:58Para cortar de raíz cualquier mala hierba que amenace con crecer en mi jardín.
03:02Su mirada se perdió por un instante, pensando no en las malas hierbas del jardín exterior,
03:07sino en las que sospechaba que crecían entre el servicio.
03:10Una en particular le preocupaba.
03:14La relación entre esa doncella, Pía Adarre, y su padre, el ex mayordomo Ricardo.
03:21Había algo en ellos, una familiaridad, una corriente subterránea que no le gustaba.
03:25Era un cabo suelto, y a Cristóbal no le gustaban los cabos sueltos.
03:32Haz lo que debas, respondió Leocadia, apartándose con una suavidad calculada.
03:39Pero recuerda que un jardinero demasiado celoso puede terminar arrancando también las flores.
03:46Él sonrió, una mueca gélida que no llegó a sus ojos.
03:49No te preocupes, querida.
03:52Sé distinguir perfectamente las flores de las malas hierbas.
03:55Y con esa sentencia, salió de la habitación, dejando atrás el calor de su secreto
04:02y adentrándose en el frío campo de batalla que era la promesa.
04:07El día, para muchos, estaba a punto de convertirse en una pesadilla.
04:11Una prima a la deriva.
04:15En el taller de Catalina, el aire olía a aceite de motor y a metal.
04:19Era su santuario, el único lugar donde el mundo exterior,
04:22con sus intrigas y sus corsés sociales, parecía disolverse.
04:29Estaba inclinada sobre el motor de un automóvil,
04:32con las manos manchadas de grasa y el ceño fruncido en una concentración absoluta.
04:36Últimamente, este refugio se había convertido también en una trinchera.
04:42Se sentía sola, incomprendida.
04:46La marcha de Pelayo, la tensión con su padre,
04:49la sensación de que todos a su alrededor caminaban sobre cáscaras de huevo cuando estaban con ella.
04:54Todo la había endurecido, creando una coraza que ella misma no sabía cómo quitarse.
05:03La puerta chirrió, y Curro entró con una expresión de cautela en el rostro.
05:08Se detuvo un momento, observándola.
05:12Vio la rigidez en sus hombros, la forma en que apretaba la mandíbula.
05:15Había una furia contenida en sus movimientos, una frustración que lo impregnaba todo.
05:23Catalina, ¿puedo hablar contigo un momento?
05:26Preguntó, su voz suave, intentando no romper la frágil atmósfera.
05:32Ella ni siquiera levantó la vista, apretó una tuerca con más fuerza de la necesaria,
05:37y la llave inglesa resbaló, golpeando el metal con un chasquido seco.
05:41Maldita sea, masculló, más para sí misma que para él.
05:47Luego, exhaló y se limpió las manos en un trapo.
05:52¿Qué quieres, Curro? Estoy ocupada.
05:55Curro se acercó un paso más, la preocupación genuina en sus ojos.
06:00Es sobre Martina. Eso sí captó su atención.
06:03Catalina dejó la llave sobre la mesa de trabajo y se giró lentamente para mirarlo, cruzándose de brazos.
06:11La grasa en su mejilla no restaba un ápice de intensidad a su mirada.
06:15¿Qué pasa con Martina? ¿Otro de sus dramas con Ayala?
06:18Porque si es así, te juro que...
06:22No, no es eso. La interrumpió Curro, su tono grave.
06:26Es peor, Martina, quiere marcharse de la promesa.
06:31Las palabras cayeron en el silencio del taller como piedras en un estanque.
06:35La sorpresa en el rostro de Catalina fue total.
06:38Una grieta en su máscara de indiferencia.
06:42Luego, esa sorpresa se transformó en una herida visible.
06:46Una punzada de dolor y traición.
06:50¿Qué? Su voz fue un susurro incrédulo.
06:53¿Marcharse? ¿A dónde? ¿Por qué?
06:55¿Quiere irse a Madrid?
06:56O a cualquier sitio, lejos de aquí, explicó Curro, eligiendo sus palabras con cuidado.
07:05Dice que ya no soporta la situación, los continuos enfrentamientos, la tensión, siente que aquí no tiene un lugar.
07:13Catalina lo miraba fijamente, procesando la información.
07:17Se sentía como si le hubieran dado una bofetada.
07:19Martina, su prima, su aliada en tantas batallas, ¿quería abandonarla?
07:26¿Abandonar su hogar?
07:29¿Sus continuos enfrentamientos? ¿Con quién? ¿Con Ayala?
07:32Pero si yo la he defendido. He dado la cara por ella mil veces.
07:38No solo con Ayala, Catalina.
07:40Dijo Curro, y ahora su voz contenía una nota de reproche suave.
07:44También contigo.
07:47La acusación la golpeó con más fuerza que la noticia inicial.
07:51Parpadeó, confundida y dolida.
07:55¿Conmigo? ¿De qué estás hablando? Yo no me he enfrentado a ella.
07:59Ah, no. Curro levantó una ceja.
08:03¿Y la semana pasada, cuando te habló de organizar una pequeña fiesta para animar a la familia y le dijiste que eran estupideces y que no tenías tiempo para tonterías?
08:11¿O hace tres días, cuando intentó enseñarte un bordado que había hecho y ni siquiera la miraste?
08:17¿O ayer, cuando te preguntó tu opinión sobre un libro y le contestaste que se dejara de novelas y se preocupara por cosas más importantes?
08:27Cada ejemplo era un pequeño dardo que se clavaba en el corazón de Catalina.
08:31Recordaba cada uno de esos momentos, pero desde su perspectiva, eran solo el reflejo de su propio estrés, de su agobio.
08:38Nunca pensó en cómo lo recibía Martina.
08:42Yo, yo estaba ocupada, Curro. Tengo mil problemas en la cabeza.
08:49La finca, la empresa, las deudas, lo sé, Catalina.
08:54Todos lo sabemos, la voz de Curro se elevó un poco, cargada de frustración.
08:58Pero, no eres la única que sufre aquí. Martina también lo pasa mal. Se siente sola.
09:07Y cuando busca un apoyo en ti, su prima, la persona en la que más confía, se encuentra con un muro.
09:15Le contestas con monosílabos, con desprecio. La tratas como si fuera una molestia.
09:20Catalina desvió la mirada, incapaz de sostenerla de su hermano.
09:26La verdad de sus palabras era innegable, y le quemaba por dentro.
09:32Se sentía avergonzada, culpable.
09:34Pero, ¿por qué no me lo ha dicho a mí? ¿Por qué te lo cuenta a ti y no a mí?
09:39¿Por qué nadie me ha dicho nada? ¡Nadie!
09:41Se pasó las manos por el pelo, dejando un rastro de grasa en sus mechones rubios.
09:48La sensación de aislamiento se intensificó.
09:52No solo estaba sola, sino que la gente la evitaba.
09:55¿Y por qué crees que es, Catalina?
09:58La pregunta de Curro fue directa, sin rodeos, pero no cruel.
10:04Era la constatación de un hecho doloroso.
10:06¿Por qué estás intratable últimamente?
10:08Estás a la defensiva, amargada.
10:12Nadie se atreve a decirte nada por miedo a tu reacción.
10:15Caminamos de puntillas a tu alrededor.
10:19¿Crees que es agradable?
10:20¿Crees que Martina iba a venir a decirte, oye, prima, me quiero ir porque me tratas fatal.
10:26Solo para que tú le gritaras que tiene cosas más importantes en las que pensar.
10:32El silencio que siguió fue denso, pesado.
10:35Catalina se apoyó en la mesa de trabajo, sintiendo que las piernas le fallaban.
10:41Las lágrimas picaban en sus ojos, mezclándose con la suciedad de su rostro.
10:46No eran lágrimas de autocompasión, sino de una dolorosa toma de conciencia.
10:50Se había convertido en la persona que siempre odió.
10:55Una lujana amargada, encerrada en su propia torre de marfil, aunque la suya estuviera hecha de hierros y motores.
11:01No, no me había dado cuenta, murmuró, su voz rota.
11:07Te juro que no era mi intención.
11:11Curro se acercó y, por primera vez en mucho tiempo, le puso una mano en el hombro.
11:18Su gesto fue de un afecto profundo, lo sé.
11:21Pero las intenciones no siempre importan, Catalina.
11:24Importan los hechos, y el hecho es que estás alejando a la gente que te quiere.
11:31Estás a tiempo de arreglarlo.
11:34Habla con ella, no la dejes marchar.
11:37Catalina asintió, incapaz de hablar.
11:39Las lágrimas finalmente rodaron por sus mejillas, trazando surcos limpios en la piel manchada de grasa.
11:45Se sentía desnuda, expuesta.
11:49La armadura se había roto, y el dolor de su soledad, ahora reconocida, era casi insoportable.
11:57Tenía que encontrar a Martina.
11:59Tenía que arreglarlo.
12:00Pero, sabría cómo hacerlo.
12:02Sabría cómo derribar el muro que ella misma, ladrillo a ladrillo, había construido a su alrededor.
12:10La deuda de un hombre culpable.
12:11En la zona de servicio, el ritmo era frenético, pero Toño se movía como un autómata.
12:19Sus manos realizaban las tareas asignadas por pura memoria muscular, pero su mente estaba en un lugar oscuro y lejano.
12:26Una timba clandestina, el olor a tabaco rancio y alcohol barato, el sonido de los dados rodando sobre el fieltro gastado.
12:35Y la imagen, una y otra vez, del rostro de Manuel cuando le entregó aquel dinero.
12:41La confianza en sus ojos.
12:44Una confianza que él había traicionado de la peor manera posible.
12:49Pulía una bandeja de plata, pero su reflejo le devolvía la mirada de un culpable.
12:54Cada brillo del metal era como un foco que iluminaba su fracaso.
12:57El capital de Leocadia había salvado la empresa de mermeladas, sí, pero a un coste que sólo él conocía en su totalidad.
13:07Había sido la solución a un problema que él, y sólo él, había creado.
13:14Si no hubiera perdido el dinero destinado a la nueva maquinaria, Manuel nunca habría estado tan desesperado.
13:19Nunca habría tenido que aceptar la ayuda de esa mujer, una ayuda que Toño intuía, con una certeza que le helaba la sangre, que venía con condiciones ocultas y peligrosas.
13:31Simona, que lo observaba desde el otro lado de la cocina mientras removía un guiso, notó su tormento.
13:41Lo veía en la tensión de sus hombros, en la forma en que sus nudillos estaban blancos al apretar el paño.
13:46Muchacho, vas a sacarle un agujero a esa bandeja, dijo ella, su voz con ese tono de sabiduría maternal que la caracterizaba.
13:59¿Qué mosca te ha picado? Llevas toda la mañana con cara de Viernes Santo.
14:03Toño se sobresaltó, saliendo de su trance.
14:08Forzó una sonrisa que no llegó a sus ojos.
14:11Nada, Simona.
14:12Solo, cosas mías, preocupaciones.
14:17Preocupaciones tenemos todos, replicó ella, sin dejar de remover.
14:21Pero las tuyas parece que pesan una tonelada.
14:26¿Es por lo de Don Manuel y la empresa?
14:28Anda, suéltalo.
14:30A veces, una pena compartida es media pena.
14:34Toño suspiró, dejando la bandeja a un lado.
14:37Se apoyó en la mesa, sintiendo el peso del mundo sobre él.
14:40Es que, me siento tan culpable, Simona, ver a Don Manuel tan agobiado, teniendo que depender de esa.
14:50De esa señora Leocadia, todo es por mi culpa.
14:53Simona frunció el ceño, dejando la cuchara.
14:56¿Por tu culpa?
14:59¿Por qué dices eso, hijo?
15:01Tú no tienes nada que ver con los negocios de los señores.
15:06Sí que tengo que ver.
15:07La voz de Toño era un murmullo ahogado por la vergüenza.
15:11Él.
15:13Él me confió un dinero.
15:15Un dinero importante.
15:16Para comprar unas máquinas.
15:17Y yo, tragó saliva.
15:19El sabor amargo de la confesión llenándole la boca.
15:22Yo lo perdí, Simona.
15:26Lo aposté.
15:27Lo perdí todo.
15:28El silencio en la cocina fue absoluto.
15:30Solo roto por el borboteo del guiso.
15:34Simona lo miró.
15:35Y en sus ojos no había juicio.
15:37Sino una profunda y honda tristeza.
15:41Vio al muchacho asustado detrás del hombre.
15:44Al niño que había cometido un error terrible y no sabía cómo vivir con él.
15:47Ay, criatura, susurró, secándose las manos en el delantal y acercándose a él.
15:55Pero, ¿qué has hecho?
15:56¿Qué has hecho?
15:58Lo peor, Simona.
16:00Hice lo peor.
16:01Traicioné su confianza.
16:02Y ahora él está atado a esa mujer por mi culpa.
16:06Cada vez que la veo pasearse por esta casa con su aire de suficiencia, siento que me ahogo.
16:13Ella sabe que tiene a don Manuel en sus manos.
16:15Y todo porque yo fui un necio, un irresponsable.
16:20Las lágrimas asomaron a los ojos de Toño.
16:23Unas lágrimas de rabia y autodesprecio.
16:25Él no se merecía esto.
16:29Es un buen hombre.
16:30Demasiado bueno.
16:31Y yo le he fallado.
16:33Simona le puso una mano en el brazo.
16:35Un gesto firme y reconfortante.
16:39Escúchame bien, Toño.
16:41Lo que hiciste estuvo mal.
16:42Muy mal.
16:43No voy a dorarte la píldora.
16:46Pero lamentarte no va a cambiar nada.
16:48La culpa es una carga muy pesada.
16:50Y si dejas que te aplaste, no servirás ni para ti ni para nadie.
16:56¿Y qué hago, Simona?
16:58¿Qué puedo hacer?
16:59Preguntó él, desesperado.
17:01Lo primero, perdonarte a ti mismo.
17:03Que no es lo mismo que olvidar.
17:07Lo segundo, enmendarlo.
17:08No puedes devolver el dinero de la noche a la mañana.
17:11Pero puedes demostrarle a Don Manuel, con cada día de trabajo, con tu lealtad, que has aprendido la lección.
17:17Sé el mejor lacayo, el más trabajador, el más fiel.
17:23Que vea que el hombre en el que confió no ha desaparecido del todo.
17:28Que solo se tropezó, y que se ha vuelto a levantar.
17:30Las palabras de Simona eran un bálsamo.
17:34Una pequeña luz en la inmensa oscuridad de su culpa.
17:38No borraban el error, pero le ofrecían un camino a seguir.
17:42Un camino de redención a través del trabajo y la lealtad.
17:44Asintió, secándose los ojos con el dorso de la mano.
17:49Gracias, Simona.
17:51Gracias.
17:52De gracias nada.
17:54Dijo ella, volviendo a su guiso.
17:58Ahora, deja de darle pena a esa bandeja y ponte a pelar patatas.
18:02Y que sea la última vez que te veo tentar a la suerte en nada que no sea echarle sal a la comida.
18:09¿Entendido?
18:10Toño esbozó la primera sonrisa sincera del día.
18:13Entendido, Simona.
18:15El peso no había desaparecido, pero por primera vez, sentía que quizás, algún día, podría volver a caminar erguido.
18:24La deuda con Manuel seguiría ahí, pero ahora sabía cómo empezar a pagarla.
18:29No con dinero, sino con la moneda de la devoción y el servicio incondicional.
18:35La sombra del capitán ausente.
18:37El poder, incluso el delegado y temporal, era un néctar embriagador para Petra.
18:42Con el capitán Lorenzo de la mata ausente y sin noticias de su regreso, se sentía la ama y señora no sólo del servicio, sino de los dominios del capitán.
18:53Y su primer acto de reafirmación de esa autoridad fue simbólico y cruel.
19:00Borrar el rastro del hombre ausente.
19:01Encontró a Curro en el pasillo del ala de servicio.
19:06Curro lo llamó, su voz afilada como un estilete.
19:09Tengo una tarea para ti.
19:13Sube a la habitación del capitán.
19:15Quiero que recojas todas sus cosas personales, las empaquetes y despejes el cuarto.
19:21Vamos a hacer una limpieza a fondo.
19:23Curro la miró, sorprendido.
19:25La orden le pareció no sólo prematura, sino peligrosa.
19:30Conocía al capitán Lorenzo.
19:32Era un hombre vengativo, de orgullo inflamado, y cualquier alteración de su espacio personal sin su consentimiento sería tomada como una ofensa capital.
19:42Señora Petra, con todo el respeto, ¿cree que es prudente?
19:46El capitán no ha dicho que no vaya a volver.
19:50Simplemente se ha marchado.
19:52Si regresa y encuentra su habitación desmantelada.
19:55Petra arqueó una ceja, disfrutando del desafío.
19:58¿Y quién eres tú para cuestionar mis órdenes, la callo?
20:03Yo soy la ama de llaves.
20:05Y mientras el capitán no esté, yo decido qué se hace y qué no se hace en esta casa.
20:11La habitación necesita una limpieza y no se puede hacer con todos sus cachivaches por medio.
20:18Así que obedece.
20:20Pero Curro no era el mismo muchacho pusilánime que llegó a la promesa.
20:23Había aprendido a navegar las peligrosas aguas de las intrigas palaciegas.
20:29Sabía que obedecer ciegamente esa orden podría ponerlo en el punto de mira directo de la ira de Lorenzo a su regreso.
20:37Y entre la ira de Petra y la del capitán, elegía sin dudar enfrentarse a la primera.
20:41No es una cuestión de cuestionar, señora Petra, sino de sentido común, replicó, su tono firme pero respetuoso.
20:53Hacer algo así a sus espaldas podría interpretarse como una falta de respeto.
20:58Una provocación.
20:59Y si el capitán volviera mañana mismo, el conflicto sería mayúsculo.
21:05Para todos, para usted también.
21:08Petra sintió una oleada de furia.
21:10La osadía de aquel muchacho, ¿me estás amenazando?
21:15En absoluto, le estoy advirtiendo de una consecuencia más que probable.
21:19Aclaró Curro, manteniendo la calma.
21:23Soy un simple lacayo.
21:25Si el capitán se enfada, yo seré el primero en pagar los platos rotos.
21:30Por eso le pido, por favor, que me asigne otra tarea.
21:34Cualquiera, limpiaré las letrinas, puliré la plata de toda la casa.
21:39Lo que usted mande, pero no me pida que entre en la boca del lobo por un capricho.
21:45El uso de la palabra capricho fue como echar sal en la herida de Petra.
21:49Su rostro se contrajo en una máscara de desprecio.
21:54Eres un insolente, y un cobarde, quizás.
21:57Pero prefiero ser un cobarde vivo que un valiente despedido.
22:02O algo peor, respondió Curro, su mirada fija en la de ella.
22:06Por favor, señora Petra.
22:10No me obligue a desobedecerla directamente.
22:13Asigneme otra tarea.
22:14Hubo un tenso silencio.
22:17Petra lo fulminaba con la mirada, sopesando sus opciones.
22:21Podía insistir, forzar la situación y castigarlo por su insubordinación.
22:25Pero en el fondo, sabía que el muchacho tenía razón.
22:30La reacción de Lorenzo sería impredecible y volcánica.
22:35Y aunque disfrutaba del poder, también le temía.
22:38Curro le estaba ofreciendo una salida.
22:40Una obediencia en todo lo demás a cambio de no ejecutar esa orden concreta.
22:44Era una negociación, y eso la enfurecía aún más, que un simple lacayo se atreviera a negociar con ella.
22:54Finalmente, resopló, derrotada en esa pequeña batalla pero sin admitirlo verbalmente.
22:59Está bien, espetó, con la voz cargada de veneno.
23:05Ya que te da tanto miedo un poco de polvo, ve a limpiar los establos.
23:11A ver si el olor a estiércol te quita esas ínfulas de señorito.
23:15Largo de mi vista.
23:18Curro hizo una leve inclinación de cabeza,
23:21un gesto de respeto formal que contrastaba con la victoria que sentía por dentro.
23:24Como ordene, señora Petra, se dio la vuelta y se marchó,
23:31dejando a Petra sola en el pasillo, rumiando su rabia.
23:36Había subestimado a Curro, y lo que era peor, él lo sabía.
23:40La sombra del capitán, incluso en su ausencia,
23:43seguía proyectándose larga y amenazante sobre los pasillos de la promesa,
23:47y Petra acababa de descubrir que esa sombra, a veces, también podía proteger a sus enemigos.
23:55Libertad a un alto precio.
23:57En el lavadero, el vapor de agua caliente empañaba el aire,
24:01creando un ambiente íntimo y aislado del resto de la casa.
24:06Vera frotaba una sábana con energía, sus movimientos mecánicos,
24:10pero su mente vagaba lejos,
24:12hacia un rostro que añoraba con una intensidad que le partía el alma,
24:16el de su hermano.
24:16Desde que huyó de su casa,
24:21desde que tuvo el valor de denunciar la tiranía de su padre,
24:24no había vuelto a verlo.
24:27La libertad que tanto anhelaba tenía el sabor amargo de la soledad y la pérdida.
24:32Teresa, a su lado, notó la mirada perdida de su amiga,
24:35las lágrimas silenciosas que amenazaban con brotar de sus ojos.
24:38Dejó su trabajo y se acercó a ella,
24:43poniendo una mano sobre la de Vera para detener sus frenéticos movimientos.
24:49Vera, para un poco.
24:51Le dijo con suavidad.
24:52Te vas a dejar la piel en esa sábana.
24:54¿Estás bien?
24:57Vera parpadeó,
24:58volviendo a la realidad del lavadero.
25:00Se secó una lágrima furtiva con el dorso de la muñeca.
25:03Sí, estoy bien, solo, pensaba.
25:08¿Pensabas en él, verdad?
25:10En tu hermano, adivinó Teresa.
25:14Vera asintió, incapaz de hablar.
25:16El nudo en su garganta era demasiado grande.
25:19¿Te arrepientes, Vera?
25:20La pregunta de Teresa fue directa,
25:23pero llena de compasión.
25:26¿Te arrepientes de haberte ido?
25:28Vera levantó la vista.
25:29Sus ojos, aunque empañados por la tristeza,
25:32brillaban con una determinación inquebrantable.
25:37Negó con la cabeza con una firmeza sorprendente.
25:40No, nunca, ni por un segundo.
25:43Su voz era un susurro fiero.
25:46Lo volvería a hacer mil veces.
25:48Cada día que pasaba en esa casa era como morir un poco.
25:53Cada mirada de mi padre, cada palabra,
25:55era una cadena más.
25:57No podía respirar, Teresa.
25:59No podía ser yo.
26:03Hizo una pausa, su mirada perdiéndose de nuevo en la distancia,
26:06como si pudiera ver a través de los muros y el tiempo.
26:11Pero, continuó, su voz quebrándose ligeramente.
26:15No sabía que el precio sería tan alto.
26:16Creía que la libertad sería, no sé, volar, sentirme ligera,
26:23y a veces me siento así.
26:26Pero otras veces, otras veces el precio me ahoga.
26:29Y el precio más alto es él, mi hermano.
26:33No saber si está bien,
26:35si mi padre la ha emprendido con él por mi culpa.
26:37No poder hablar con él,
26:39ni reírnos, ni contarnos nuestros secretos.
26:41Esa ausencia, Teresa, es un hueco aquí.
26:46Se llevó una mano al pecho.
26:48Que duele más que cualquier golpe que mi padre me haya dado jamás.
26:53Teresa la abrazó,
26:54rodeándola con sus brazos en un gesto de puro consuelo.
26:58Vera se aferró a ella,
26:59y el dique de contención se rompió.
27:03Sollozó, dejando salir todo el dolor,
27:06toda la añoranza,
27:07toda la culpa de la superviviente.
27:09Hiciste lo que tenías que hacer, Vera.
27:13Fuiste valiente.
27:15Le susurró Teresa al oído.
27:18Y tu hermano,
27:19donde quiera que esté,
27:20seguro que está orgulloso de ti.
27:22Seguro que entiende por qué lo hiciste.
27:26¿Y si me odia?
27:27¿Y si piensa que lo abandoné?
27:29No lo piensa.
27:30El amor de un hermano no se rompe tan fácilmente.
27:34Eres libre, Vera.
27:36Pagaste un precio.
27:36Sí, un precio terrible.
27:39Pero eres libre,
27:40y eso es algo que tu padre nunca podrá quitarte.
27:44Aférrate a eso en los días malos.
27:46Y para todo lo demás,
27:47me tienes a mí.
27:48No estás sola.
27:51Se quedaron así un largo rato,
27:53dos amigas unidas en un abrazo en medio del vapor del lavadero,
27:57un pequeño refugio de calor y humanidad
27:58en la fría inmensidad de la promesa.
28:03Vera sabía que Teresa tenía razón.
28:05No se arrepentía.
28:06La libertad era su bien más preciado.
28:10Pero en ese momento,
28:11mientras las lágrimas empapaban el hombro de su amiga,
28:14comprendió que la libertad no era un destino,
28:17sino un camino.
28:17Un camino que, a veces, tendría que recorrer con el corazón roto,
28:24susurros peligrosos y verdades incómodas.
28:29La tensión en el servicio era un ente con vida propia.
28:32Se movía por los pasillos,
28:34se colaba en las conversaciones y envenenaba el ambiente.
28:36Santos, el nuevo lacayo,
28:41había demostrado ser un observador agudo y un oportunista nato.
28:47No tenía lealtades fijas,
28:49solo un instinto de supervivencia muy desarrollado.
28:52Y ese instinto le decía que el mayordomo Cristóbal
28:54era un hombre al que no convenía tener como enemigo.
28:59Por eso, cuando vio a Petra supervisando el orden en la despensa,
29:03decidió que era el momento de compartir una información valiosa.
29:06Oh, mejor dicho, de lanzar una advertencia.
29:12Señora Petra, dijo,
29:14acercándose con un aire de falsa confidencialidad.
29:18Ella se giró, mirándolo con su habitual altivez.
29:21¿Qué quieres, Santos?
29:23Solo un aviso, por si le sirve de algo.
29:27El señorito Cristóbal, el mayordomo,
29:30anda haciendo preguntas.
29:31Petra frunció el ceño.
29:34¿Qué clase de preguntas?
29:35Preguntas sobre su padre,
29:37sobre don Ricardo,
29:39y sobre la señora Pía.
29:40Soltó Santos,
29:42observando atentamente la reacción de ella.
29:46Una sombra de inquietud cruzó el rostro de Petra.
29:49La relación entre Pía y su padre era algo que intuía,
29:52pero prefería ignorar.
29:53Era una complicación,
29:56una mancha en la reputación de un hombre que,
29:59a pesar de todo,
30:00era su padre.
30:03¿Y qué le has dicho tú?
30:04Preguntó,
30:05su voz un siseo bajo y peligroso.
30:08Santos se encogió de hombros,
30:10adoptando una expresión de inocencia.
30:11Yo no he dicho nada,
30:15porque poco sé,
30:16pero le he visto observarlos,
30:18y me ha preguntado si he notado algo.
30:22Extraño entre ellos,
30:23una cercanía inusual.
30:25Hizo una pausa,
30:26dejando que la implicación calara hondo.
30:28Y quiero que lo sepa por mí,
30:32señora Petra.
30:33Yo soy un hombre sencillo.
30:34A mí si me preguntan,
30:36yo digo la verdad.
30:38No pienso ocultarle nada al mayordomo.
30:40No quiero meterme en líos que no son míos.
30:44Si hay algo que ocultar entre ellos,
30:46se acabará sabiendo.
30:47Y yo no voy a ser el que cargue con la culpa de haber mentido.
30:52El mensaje era claro como el agua.
30:54Santos no iba a ser su cómplice.
30:56Se estaba posicionando del lado del nuevo poder,
30:59del lado de Cristóbal.
31:02Estaba advirtiendo a Petra
31:03de que el secreto de su padre estaba en peligro,
31:06y que él no movería un dedo para protegerlo.
31:10De hecho,
31:11sería el primero en contarlo
31:12si con ello se ganaba el favor del mayordomo.
31:17Petra sintió un escalofrío.
31:19Estaba perdiendo el control.
31:20Cristóbal la estaba acercando,
31:22cuestionando su autoridad,
31:24investigando a su familia.
31:27Y sus propios subordinados,
31:29como esta víbora de Santos,
31:31estaban listos para traicionarla a la primera oportunidad.
31:33«Haz lo que consideres oportuno,
31:38Santos», dijo,
31:40intentando que su voz sonara indiferente,
31:42pero el temblor en ella la traicionó.
31:46«A mí los asuntos de mi padre y de esa mujer me traen sin cuidado».
31:50Se dio la vuelta y se marchó de la despensa con la cabeza bien alta.
31:53Pero por dentro,
31:55el miedo comenzaba a roerla.
31:56El castillo de Naipes,
31:59que era su autoridad en la promesa,
32:01se tambaleaba,
32:02y el soplo de Cristóbal amenazaba con derribarlo por completo.
32:07Mientras tanto,
32:08en la cocina,
32:09otra tormenta,
32:10aunque de menor calibre,
32:12se estaba gestando.
32:12En hora,
32:16la nueva doncella,
32:17cuya relación con Toño
32:18era objeto de todo tipo de rumores y cotilleos,
32:21decidió que ya había tenido suficiente.
32:25Abordó a Simona y a Teresa
32:26con una expresión de determinación herida.
32:29«Quiero que me digáis la verdad»,
32:31dijo,
32:32plantándose delante de ellas.
32:35«¿Qué se dice por ahí de Toño y de mí?»
32:37Simona y Teresa intercambiaron una mirada incómoda.
32:42«Mujer,
32:43no se dice nada»,
32:44empezó Simona,
32:45evasiva.
32:46«No me mientas»,
32:47la cortó en hora.
32:50«Os he oído cuchichear,
32:51he visto las miradas,
32:53hay gente que duda de lo nuestro,
32:54¿verdad?
32:55Quiero saber quién».
32:58«¿Quién se atreve a poner en duda lo que hay entre nosotros?»
33:01Las dos cocineras se vieron atrapadas.
33:05No querían herir a la muchacha,
33:06cuya inseguridad era palpable,
33:09pero tampoco podían negar lo evidente.
33:13La relación entre ella y Toño parecía forzada,
33:16extraña.
33:17Toño siempre parecía distante,
33:19atormentado por sus propios demonios,
33:21y su afecto por Enora carecía de la chispa de la autenticidad.
33:26«Mira,
33:27hija»,
33:27intervino Teresa con su habitual dulzura.
33:30«No es que la gente dude por maldad.
33:33Es solo que,
33:34a veces,
33:35las cosas que se ven desde fuera,
33:36pues no parecen lo que son.
33:40Toño ha pasado por mucho.
33:42Es un hombre complicado.
33:43¿Y qué queréis decir con eso?
33:45¿Que no me quiere de verdad?
33:46¿Que solo me utiliza?»
33:48La voz de Enora temblaba.
33:51«No,
33:51no hemos dicho eso».
33:53Se apresuró a corregir Simona.
33:55«Solo decimos que no te fíes de los rumores».
33:56Lo que importa es lo que tú sientas y lo que él te demuestre a ti.
34:03El resto es ruido.
34:06Y en esta casa,
34:07chiquilla,
34:08hay más ruido que en una jaula de grillos.
34:10Enora las miró,
34:11no del todo convencida,
34:13pero sin fuerzas para seguir presionando.
34:17La respuesta,
34:18aunque evasiva,
34:19confirmaba sus peores temores.
34:21La gente hablaba.
34:22La gente dudaba.
34:25Y en el fondo de su corazón,
34:27quizás,
34:27ella también.
34:29Se dio la vuelta y se fue,
34:30dejando a las dos cocineras suspirando.
34:35«Pobre muchacha»,
34:36dijo Teresa,
34:37«se va a llevar un desengaño de los que hacen época».
34:41Simona asintió,
34:43removiendo su guiso con un gesto cansado.
34:46«En las cosas del querer,
34:47Teresa,
34:48no hay peor ciego que el que no quiere ver».
34:50Y me parece a mí que esa niña
34:53lleva una venda en los ojos
34:55del tamaño de una mantelería.
34:58En la promesa,
34:59ni siquiera el amor,
35:00o lo que se le parecía,
35:02estaba a salvo de las miradas,
35:04los juicios y las verdades incómodas
35:05que amenazaban con salir a la luz.
35:09El beso prohibido
35:10y los ojos del halcón.
35:12Lejos del ruido,
35:13lejos de las intrigas
35:14y las miradas indiscretas,
35:16había un pequeño rincón
35:17en los jardines traseros,
35:18un recodo oculto
35:19por un viejo rosal
35:20y un muro de piedra
35:21cubierto de hiedra.
35:24Era el refugio secreto
35:25de Pía Adarre y Ricardo,
35:27el ex mayordomo.
35:29Allí,
35:29por breves y robados instantes,
35:31no eran la gobernanta
35:32y su subordinado,
35:34ni la doncella
35:34y el padre de su rival.
35:37Eran sólo Pía y Ricardo,
35:39dos almas que se habían encontrado tarde,
35:41quizás demasiado tarde,
35:43pero cuyo amor florecía
35:44con la fuerza desesperada
35:45de lo prohibido.
35:46Se encontraron allí
35:49en un momento de calma
35:50a media mañana.
35:51El sol se filtraba
35:52a través de las hojas,
35:54creando un juego
35:54de luces y sombras
35:55sobre sus rostros.
35:58No deberíamos estar aquí,
36:00susurró Pía,
36:01aunque sus ojos
36:02decían lo contrario.
36:03Se aferraba
36:04a la mano de Ricardo
36:05como si fuera un ancla
36:06en medio de una tempestad.
36:07Sólo un momento,
36:11Pía.
36:12Necesitaba verte,
36:13necesitaba respirar
36:14lejos de esos muros.
36:16Respondió él,
36:17su voz grave
36:17y tranquilizadora.
36:21Acarició su mejilla
36:22con el dorso
36:23de sus dedos.
36:24¿Cómo estás?
36:25Te he notado
36:25preocupada.
36:28Pía suspiró,
36:29un sonido cargado
36:30de agotamiento,
36:31es Cristóbal.
36:32No me fío de él,
36:33Ricardo.
36:34Sus ojos están
36:37en todas partes,
36:38me observa,
36:39te observa a ti,
36:40hace preguntas,
36:41Santos me ha dicho
36:42que le ha preguntado
36:43directamente por nosotros.
36:46Tengo miedo,
36:47miedo de perder mi trabajo,
36:49miedo de perder a mi hijo,
36:50he luchado tanto
36:51por tener esta estabilidad.
36:54El miedo era real,
36:55tangible.
36:56Para Pía,
36:57la promesa
36:58no era sólo un empleo,
36:59era el único hogar
37:00seguro que había conocido,
37:02el lugar donde había criado
37:03a su hijo Dieguito
37:04lejos de las garras
37:05de su pasado.
37:08Perderlo sería
37:09perderlo todo,
37:10Ricardo la tomó
37:11suavemente por los hombros,
37:13obligándola a mirarlo
37:13a los ojos.
37:16Su mirada era
37:17de una devoción
37:18y una seriedad absolutas.
37:20Escúchame,
37:20Pía Adarre.
37:22Mírame.
37:24Esperó a que los ojos
37:25de ella se fijaran
37:26en los suyos.
37:27Si ese hombre
37:28te despide,
37:29si te echan
37:30de esta casa,
37:31yo me voy contigo.
37:33¿Me oyes?
37:35No me quedaré aquí
37:36ni un segundo más.
37:37Iremos juntos
37:38a donde sea,
37:39al fin del mundo
37:39si hace falta.
37:42Encontraremos un trabajo,
37:44un lugar,
37:44empezaremos de nuevo,
37:46tú,
37:46yo y el pequeño Dieguito.
37:49Ya no estás sola,
37:50nunca más.
37:51Las palabras de Ricardo
37:52eran más que una promesa,
37:54eran un juramento.
37:57Para Pía,
37:58que había pasado
37:59toda su vida
37:59luchando sola,
38:00dependiendo sólo
38:01de su propia fuerza,
38:03oír aquello fue
38:03como si el suelo
38:04bajo sus pies,
38:06siempre inestable
38:06y quebradizo,
38:08se solidificara
38:08de repente.
38:11Las lágrimas
38:12llenaron sus ojos,
38:13pero esta vez
38:14eran lágrimas
38:14de gratitud,
38:15de un alivio
38:16tan profundo
38:17que era casi doloroso.
38:20Ricardo
38:21no pudo decir más,
38:22no había palabras
38:23para expresar
38:24la inmensidad
38:25de lo que sentía.
38:27En lugar de eso,
38:28se inclinó
38:29hacia él
38:29y lo besó.
38:30Fue un beso
38:31que contenía
38:31todas las palabras
38:32no dichas.
38:35Un beso
38:35lleno de miedo
38:36y de valentía,
38:37de gratitud
38:38y de una pasión
38:39abrumadora.
38:40Fue un beso
38:41de entrega total,
38:42un sello
38:42a su promesa.
38:45En ese instante,
38:46en su pequeño
38:47refugio de hiedra
38:48y rosas,
38:49el mundo exterior
38:49dejó de existir.
38:53No había
38:53la promesa,
38:54ni mayordomos
38:55tiranos,
38:56ni pasados oscuros.
38:58Sólo estaban
38:58ellos dos,
38:59un hombre
38:59y una mujer
39:00que se amaban
39:01contra toda lógica
39:02y toda esperanza.
39:05Sus brazos
39:06se rodearon,
39:07aferrándose
39:07el uno al otro,
39:08intentando fundirse
39:09en uno solo,
39:10como si así pudieran
39:11protegerse de la tormenta
39:13que sabían
39:13que se avecinaba.
39:16Pero el mundo exterior
39:17no había desaparecido,
39:19simplemente,
39:20observaba,
39:21a unos 30 metros
39:22de distancia,
39:23oculto tras la esquina
39:24de un seto
39:24perfectamente recortado,
39:26estaba Cristóbal.
39:28No los había
39:30encontrado por casualidad,
39:31llevaba toda la mañana
39:32vigilándolos,
39:34siguiendo sus movimientos
39:35con la paciencia
39:35de un depredador.
39:38Había visto a Ricardo
39:39escabullirse
39:40hacia el jardín,
39:41había visto a Pía
39:42seguirlo unos minutos
39:43más tarde.
39:45Y había esperado,
39:46su intuición le decía
39:47que allí había algo más
39:48que una simple conversación
39:50entre compañeros.
39:51Y ahora,
39:54tenía la prueba.
39:55Observó el beso
39:56no con sorpresa,
39:57ni con indignación moral.
40:00Lo observó
40:01con una fría
40:01y calculadora satisfacción.
40:03La ira estaba allí,
40:04sí,
40:05una furia gélida
40:06por la flagrante
40:07ruptura de las normas,
40:08por la descarada
40:09insubordinación
40:10que ocurría
40:10bajo su propio techo.
40:14Pero por encima
40:15de la ira,
40:16había un sentimiento
40:16de triunfo,
40:18eran débiles,
40:19eran imprudentes.
40:20y acababan
40:23de entregarle
40:23el arma que necesitaba.
40:25No era sólo
40:25una relación
40:26inapropiada
40:27entre el servicio.
40:30Era la gobernanta,
40:31la máxima autoridad
40:32femenina
40:33entre los criados,
40:34liada con el padre
40:35de la ama de llaves.
40:38Era un escándalo,
40:39era una falta
40:40de disciplina intolerable,
40:42era la excusa perfecta.
40:45Una sonrisa
40:46casi imperceptible,
40:47fina como el filo
40:48de una navaja,
40:49se dibujó
40:50en sus labios.
40:53No se movió,
40:54no hizo ningún ruido,
40:55simplemente observó
40:56hasta que el beso
40:57terminó,
40:58grabó en su memoria
40:59la imagen
40:59de sus rostros culpables
41:00y enamorados.
41:03Luego,
41:04con la misma
41:04sigilosa eficiencia
41:05con la que había llegado,
41:07se retiró,
41:08el sol seguía brillando
41:09en el jardín.
41:12Los pájaros
41:13seguían cantando,
41:14para Pía y Ricardo,
41:15el beso había sido
41:16un momento de esperanza,
41:18una promesa de futuro.
41:19No sabían que,
41:22en realidad,
41:23había sido su sentencia.
41:25Mientras se separaban,
41:26con las respiraciones agitadas
41:28y una sonrisa temblorosa
41:29en los labios,
41:30una repentina ráfaga
41:31de viento frío
41:32recorrió el jardín,
41:34haciendo susurrar
41:35las hojas
41:35de los rosales.
41:38Pía se estremeció,
41:39abrazándose a sí misma.
41:41De repente,
41:42ha entrado frío,
41:43murmuró,
41:44Ricardo la miró,
41:45su rostro lleno de ternura.
41:47No te preocupes,
41:50dijo,
41:51volviendo a tomar su mano.
41:53Mientras estemos juntos,
41:54yo te daré calor.
41:57Pero ninguno de los dos
41:58podía imaginar
41:59el invierno
41:59que estaba a punto
42:00de caer sobre ellos.
42:03El halcón
42:03los había visto,
42:05y ya volaba en círculos,
42:06listo para atacar.
42:07El mayordomo
42:08no tardaría
42:09en tomar medidas.
42:11Y serían drásticas,
42:12implacables,
42:13el precio
42:14de aquel beso
42:15prohibido
42:15iba a ser más alto
42:16de lo que jamás
42:17hubieran podido imaginar.
42:20La promesa
42:21estaba a punto
42:21de cobrarse
42:22dos nuevas víctimas.
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