El cambio de modelo energético sigue adelante en Alemania. Una cuarta parte de su electricidad procede del sol, el viento o el agua. Lo que a unos alegra, constituye una pesadilla para algunas empresas energéticas convencionales. Gigantes como RWE o Eon dicen ganar cada vez menos dinero con sus centrales y amenazan con desconectarlas de la red.
