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Avance ‘La Promesa’: ¿Casarse con Ángela? Las condiciones de Lorenzo para liberarla en el capítulo 667 (2 de septiembre)
Lorenzo se descubre ante Leocadia... y estas son sus condiciones para liberar a Ángela, mañana martes 2 de septiembre en 'La Promesa'.
El sol del dos de septiembre se alzaba sobre La Promesa con una indiferencia cruel, tiñendo de oro los campos andaluces que se extendían, imperturbables, más allá de los muros del palacio. Pero dentro de esas paredes de piedra y lujo, el aire e ...
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#‘LaPromesa’, #avance, #capítulo, #667¿Casarse, #ÁngelaLas, #condiciones, #Lorenzo, #para, #liberarla
Avance ‘La Promesa’: ¿Casarse con Ángela? Las condiciones de Lorenzo para liberarla en el capítulo 667 (2 de septiembre)
Lorenzo se descubre ante Leocadia... y estas son sus condiciones para liberar a Ángela, mañana martes 2 de septiembre en 'La Promesa'.
El sol del dos de septiembre se alzaba sobre La Promesa con una indiferencia cruel, tiñendo de oro los campos andaluces que se extendían, imperturbables, más allá de los muros del palacio. Pero dentro de esas paredes de piedra y lujo, el aire e ...
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00:00Avance Hal Promes, casarse con Angela, las condiciones de Lorenzo para liberarla en el
00:15capítulo 667, 2 de septiembre. Lorenzo se descubre ante Leocadia, y estas son sus condiciones para
00:25liberar a Angela, mañana martes 2 de septiembre en La Promesa. El sol del 2 de septiembre se alzaba
00:33sobre La Promesa con una indiferencia cruel, tiñendo de oro los campos andaluces que se
00:38extendían, imperturbables, más allá de los muros del palacio. Pero dentro de esas paredes de piedra
00:46y lujo, el aire era denso, casi irrespirable, cargado con el peso de una ausencia que lo envenenaba todo.
00:52Angela no estaba, cada hora que pasaba era un martillazo en el corazón de quienes la querían,
01:00un eco vacío en los pasillos que antes resonaban con su risa discreta.
01:06La nueva temporada televisiva, el nuevo mes, la nueva semana, todo había comenzado con una
01:12herida abierta, una que supuraba miedo y desesperación. Y en el centro de esa herida,
01:18como un cirujano con un bisturí envenenado, se encontraba el capitán Lorenzo de la Mata.
01:26Había regresado, su presencia era como una nube de tormenta en el horizonte, una promesa de devastación.
01:34Y Leocadia, la madre rota y desesperada, sentía esa tormenta a punto de estallar sobre su cabeza.
01:40Sabía, con la certeza visceral que solo una madre puede tener, que él era la respuesta a todas las
01:48preguntas que la consumían. ¿Dónde está Ángela? Lorenzo lo sabía. ¿Está bien? Lorenzo lo sabía.
01:55¿Volveré a verla? Lorenzo, y solo Lorenzo, tenía el poder de decidirlo.
02:00El encuentro no fue una sorpresa. Fue una cita con el destino, una que Leocadia había estado
02:07temiendo desde que el rostro de su hija se desvaneció de su vida. Lorenzo la había convocado
02:14a la biblioteca, ese santuario de conocimiento y silencio que ahora se convertiría en una cámara
02:20de tortura. El olor a cuero viejo y papel le revolvió el estómago. Cada libro en las estanterías
02:27parecía un testigo mudo de la crueldad que estaba a punto de desatarse. Lorenzo estaba
02:34de espaldas a la puerta, sirviéndose una copa de coñac. El líquido ambarino se arremolinaba
02:40en el cristal, un pequeño lujo en medio del caos que él mismo había orquestado. No se
02:46giró cuando ella entró. El chasquido suave de la puerta al cerrarse fue la única señal
02:51de que su víctima había llegado. Leocadia, dijo, su voz era suave, casi sedosa, pero con
03:00un filo de acero por debajo. Sabía que vendrías, la puntualidad siempre ha sido una de tus virtudes
03:07menos apreciadas. Ella no respondió, se quedó de pie, a unos metros de él, con las manos
03:14apretadas en dos puños tan fuertes que las uñas se le clavaban en las palmas. Quería
03:21gritar, abalanzarse sobre él, arañarle los ojos. Pero el miedo por Ángela era una mordaza,
03:28una cadena invisible que la mantenía anclada en su sitio.
03:33Lorenzo se giró lentamente, paladeando el momento. Una sonrisa torcida jugaba en sus labios.
03:38Sus ojos, oscuros y penetrantes, la recorrieron de arriba a abajo, disfrutando de su angustia,
03:47de las ojeras que marcaban su rostro pálido, del temblor apenas perceptible de sus labios.
03:54¿Dónde está?, logró decir Leocadia, su voz un graznido ronco, directa al grano.
04:00Eso también me gusta de ti. Dio un sorbo al coñac.
04:03Pero las cosas importantes en la vida requieren un poco más de preámbulo, ¿no crees?, un poco de
04:12contexto. Caminó hacia uno de los sillones de cuero y se sentó, cruzando las piernas con una
04:20elegancia deliberada. Le hizo un gesto con la cabeza hacia el sillón de enfrente. Siéntate,
04:27por favor. No hay necesidad de ser incivilizados. A fin de cuentas, somos casi familia. O podríamos
04:35serlo. La palabra familia fue como una bocetada. Leocadia sintió una oleada de náuseas. Se obligó
04:43a caminar, a sentarse en el borde del sillón, con la espalda rígida como una tabla. No podía
04:50permitirse mostrar debilidad. No del todo. Deja tus juegos, Lorenzo. Te lo suplico.
04:58Dime dónde está mi hija. Tu hija. Nuestra hija, en cierto modo, si consideramos el afecto
05:04que le tengo. Dijo. Y la perversidad de sus palabras hizo que a Leocadia se le helara la
05:10sangre. Está a salvo. De momento, está en un lugar, tranquilo, un lugar donde puede reflexionar
05:17sobre sus decisiones. Sobre sus afectos, sobre ese amor tan inconveniente que profesa por
05:24mi sobrino. El corazón de Leocadia latía con una violencia descontrolada contra sus
05:29costillas. A salvo, la palabra era un bálsamo y un veneno al mismo tiempo. Estaba viva, pero
05:37estaba en su poder.
05:38¿Qué quieres? Preguntó. La voz temblorosa de ira y miedo. ¿Dinero? Te daré todo lo que
05:46tengo.
05:48Venderé lo que sea necesario. Lorenzo soltó una carcajada. No era una risa alegre, sino
05:54un sonido seco, hueco, lleno de desprecio.
05:59¿Dinero? Por favor, Leocadia, me ofendes. ¿Crees que esto es un vulgar secuestro por rescate?
06:05Esto es mucho más personal. Es una lección, una lección para todos, para ti, para Ángela.
06:15Y, sobre todo, para ese mocoso insolente de curro. Se inclinó hacia adelante, dejando
06:21la copa en la mesita.
06:25Su rostro se ensombreció, la falsa amabilidad se desvaneció para dar paso a la pura y dura
06:30maldad. Verás, he observado. He visto cómo ese muchacho te mira, cómo te ha suplantado
06:38en el afecto de mi hermana. He visto cómo mira Ángela, con esa devoción estúpida y
06:44juvenil. Y he visto cómo tú, Leocadia, has permitido que todo esto suceda.
06:52Has permitido que tu hija se enrede con la familia que debería odiar, que se enamore del
06:56sobrino del hombre que es mi rival. Ha sido débil, y la debilidad tiene un precio. Ella
07:03no tiene la culpa de nada. Susurró Leocadia, las lágrimas picándole en los ojos.
07:11Es solo una niña, es una mujer, y debe aprender cómo funciona el mundo. Replicó Lorenzo con frialdad.
07:18Y tú vas a ser quien le enseñe la lección. O, más bien, vas a ser el instrumento de esa lección.
07:28El silencio se apoderó de la habitación. Leocadia apenas podía respirar. El momento había llegado.
07:35La confesión estaba implícita en cada una de sus palabras. Él la tenía. Él era el monstruo.
07:40¿Cuáles son tus condiciones? Preguntó, la voz rota. Lorenzo volvió a sonreír, una sonrisa de triunfo
07:49absoluto. Se recostó en el sillón, saboreando su poder. Me alegra que preguntes. Mis condiciones
07:58son, sencillas, en su concepción. Pero exigirán un gran sacrificio por tu parte. Lo cual, por supuesto,
08:07es el objetivo. Hizo una pausa dramática, observándola, asegurándose de tener toda su
08:15atención. Quiero que Ángela vuelva a la promesa. Sana y salva, pero no volverá como antes. Volverá
08:23como mi prometida. El mundo de Leocadia se detuvo. El aire abandonó sus pulmones en un silbido. Por un
08:31momento, pensó que había oído mal. Las palabras eran tan monstruosas, tan inconcebibles, que su mente
08:39se negaba a procesarlas. ¿Qué? Fue lo único que pudo articular. Has oído bien, dijo Lorenzo, su voz
08:49ahora un susurro venenoso. Ángela se casará conmigo. No, gimió Leocadia. No, nunca, antes muerta. La
08:59elección no es tuya, me temo. Ni siquiera es suya. Continuó Lorenzo, impasible. Es mía. Piensa en la
09:08belleza de la jugada, Leocadia. Es una obra maestra de la venganza. Una venganza por partida triple. Se
09:17levantó y comenzó a caminar por la habitación, como un actor en un escenario, declamando su plan
09:22con un deleite sádico. Primero, Ángela, tu preciosa y dulce Ángela, quedará atrapada en un matrimonio sin
09:31amor, conmigo. Un recordatorio diario de su error. Un recordatorio diario de que el amor juvenil no
09:40conquista nada. La vida real, la vida que yo gobierno, la aplastará. Le quitaré esa luz de los ojos,
09:48esa inocencia. La convertiré en mi esposa, en la capitana de la mata. Y cada día de su vida será
09:56un infierno silencioso. Se detuvo frente a la ventana, mirando los jardines dorados por el sol.
10:03Segundo, Curro. El niño bonito, el heredero de todo lo que debería haber sido mío. Verá al amor de su
10:12vida casada con su tío. Tendrá que verme tocarla, hablarle, poseerla. Tendrá que llamarla tía. Cada
10:20comida familiar, cada evento social, será una tortura para él. Sufrirá una humillación constante,
10:28pública y privada. Su amor destrozado será mi trofeo. Y yo lo puliré cada día. Luego, se giró para
10:36enfrentarla de nuevo, y en sus ojos había un brillo de locura, de una crueldad tan profunda que era casi
10:42inhumana. Y tercero, tú, Leocadia, el golpe de gracia, tú, su madre, no solo sufrirás por verla
10:52atrapada, por ver a Curro destrozado. No, tu sufrimiento será mucho más exquisito, porque serás
11:00tú quien la convenza. Serás tú quien le diga que debe aceptar. Le dirás que es por su bien, que es la
11:07única salida. Romperás el corazón de tu propia hija con tus propias manos. Y cada vez que ella te
11:14mire, con esos ojos llenos de resentimiento y dolor, recordarás este día. Recordarás que tú la
11:22condenaste para salvarla. Hay algo más cruel, más poético, que obligar a una madre a destruir la
11:28felicidad de su propia hija. Leocadia lo miraba, paralizada por el horror. La magnitud de su plan
11:36era diabólica. No era solo un castigo, era una aniquilación emocional, diseñada para infligir
11:44el máximo dolor posible a todos los implicados. Eres un monstruo, susurró ella, las lágrimas corriendo
11:53libremente por sus mejillas. Soy un hombre que ha sido agraviado. Corrigió él, acercándose a ella.
12:02Y que simplemente está reclamando lo que se le debe. Respeto, poder, y un poco de diversión por el
12:09camino. Se agachó frente a ella, su rostro a centímetros del suyo. El olor a coñac y a maldad
12:16la envolvía. Así que estas son mis condiciones. No hay negociación. No hay alternativas. O Ángela se
12:25casa conmigo, con tu bendición y tu persuasión, o... Dejó la amenaza flotando en el aire, más aterradora
12:32que cualquier palabra explícita. Digamos que ese lugar tranquilo donde se encuentra puede volverse
12:39permanente. Y muy, muy solitario. Leocadia cerró los ojos, un sollozo ahogado escapó de su garganta.
12:49La imagen de Ángela, sola, asustada, o peor, muerta, la atravesó como una espada de hielo.
12:57Lorenzo lo había calculado todo a la perfección. La había puesto entre la espada y la pared,
13:02sin escapatoria posible. La vida de su hija a cambio de su alma, de su felicidad, de su futuro.
13:11Era un precio imposible, una elección que ninguna madre debería tener que hacer.
13:18Tienes hasta mañana por la noche para darle la respuesta a tu hija. Dijo Lorenzo, poniéndose
13:23de pie y alisando su chaqueta. Yo me encargaré de que podáis comunicaros. Pero elige bien tus
13:31palabras, Leocadia. El futuro de Ángela, literalmente, depende de ellas. Salió de la biblioteca, dejando
13:40a Leocadia sola, rota en mil pedazos en el sillón de cuero. El silencio que quedó era más ruidoso que
13:48cualquier grito. Era el silencio del horror, de la desesperación y de una decisión imposible que
13:53ya, en el fondo de su destrozado corazón, sabía que tendría que tomar. Mientras Leocadia se ahogaba
14:02en el veneno de Lorenzo, en otro palacio no muy lejano, Alonso de Luján libraba su propia batalla,
14:08una de diplomacia y orgullo herido. La misión de convencer al varón de Valladares se estaba
14:15revelando no sólo difícil, sino una auténtica misión imposible. Era como intentar derribar un muro
14:23de granito con las manos desnudas. El palacio del varón era un monumento a la opulencia y al poder de
14:29la vieja nobleza. Mármol frío bajo los pies, tapices que contaban historias de batallas olvidadas,
14:37y un silencio denso que hablaba de una autoridad incuestionable.
14:40Alonso se sentía pequeño allí, no por falta de linaje, sino por la desesperación que lo había
14:48llevado a esa puerta por segunda vez. El varón lo recibió en su despacho, una estancia oscura
14:55dominada por un escritorio macizo y retratos de ancestros con miradas severas. Valladares era un
15:03hombre mayor, pero su postura era erguida y su mirada, a través de unos pequeños quevedos,
15:08era tan afilada como el cristal roto.
15:13—De nuevo por aquí, Luján —dijo el varón, sin molestarse en levantarse. Su voz era un murmullo
15:20grave, como el de la grava removida.
15:24—Asumo que no has venido a tomar el té. Varón, le ruego que me escuche. Comenzó Alonso,
15:30manteniendo la compostura a duras penas.
15:32—Lo que mi hija Catalina ha hecho. Sé que ha sido un error de juicio, una imprudencia. Pero es
15:40joven, idealista. Es una Luján. Le interrumpió el varón con frialdad. Y ha roto un pacto no escrito
15:47que ha mantenido el orden en estas tierras durante generaciones. Se ha puesto del lado de los
15:54trabajadores. Les ha dado poder. ¿Entiendes lo que eso significa? Es la primera grieta en el dique.
16:00—Y si no la sellamos, la inundación nos arrastrará a todos. Catalina revertirá su
16:07decisión. —Estoy trabajando en ello, pero necesito tiempo. Necesito que usted hable con
16:14los otros nobles. Calme los ánimos. La hostilidad que están mostrando hacia mi familia, hacia la
16:21promesa, es desproporcionada. El varón se quitó los quevedos y los limpió con un pañuelo de seda,
16:29un gesto lento y deliberado que estiró los nervios de Alonso hasta el límite.
16:36—¿Desproporcionada? Repitió, con una incredulidad helada. Tu hija ha encendido
16:41una mecha y tú me pides que admire los fuegos artificiales.
16:46—No, Alonso, no funciona así. El ejemplo debe ser contundente. La promesa debe sentir el
16:52peso de su traición. Si no lo hacemos, mañana serán nuestros propios trabajadores los que se
16:59levanten, inspirados por la pequeña revolucionaria de tu hija.
17:05—Esto no es una revolución, es un malentendido. Catalina solo quería. No me importa lo que quería.
17:11—Exclamó el varón, golpeando la mesa con la palma de la mano. El sonido resonó en la habitación
17:19silenciosa. —Me importan las consecuencias, y las consecuencias son que el equilibrio se ha roto.
17:26Y no se restaurará con palabras bonitas ni con promesas de un padre desesperado. Alonso se quedó
17:32sin argumentos. —Veía en los ojos del varón no solo enfado, sino un miedo profundo. El miedo de un
17:40mundo que se desmorona, de un orden que se ve amenazado. —Y ese miedo lo hacía inflexible, cruel.
17:47—Entonces, ¿qué proponen? —preguntó Alonso, la derrota tiñendo su voz.
17:55—¿El ostracismo, la ruina de mi familia? —Proponemos que soluciones tu problema. —Dijo el varón,
18:01volviendo a su tono gélido. —Y que lo hagas rápido. Hasta que Catalina no se retracte
18:08públicamente y deshaga ese pacto absurdo con esa gente, la hostilidad no solo no cesará, sino que
18:14crecerá. —El conflicto permanecerá abierto. Y créeme, Luján, en un conflicto entre nosotros y tú,
18:23no querrás saber quién tiene más que perder. —La amenaza era clara, inequívoca. Alonso se levantó,
18:30sintiendo el peso de la humillación y el fracaso sobre sus hombros.
18:34—Había ido a buscar una tregua y había encontrado un ultimátum. Salió del palacio
18:41del varón de Valladares con el sabor amargo de la impotencia en la boca, consciente de que la
18:46tormenta que se cernía sobre la promesa tenía muchos más frentes de los que podía manejar.
18:51—Lejos de las intrigas de los nobles y los secuestros, en las cocinas y los pasillos del
18:58servicio, los dramas eran más pequeños, pero no menos intensos. La relación entre Toño y Enora
19:06había llegado a un punto de tensión. El aire entre ellos crepitaba con palabras no dichas y
19:11sentimientos confusos. Enora lo observaba desde el otro lado de la mesa de la cocina,
19:18mientras él pelaba patatas con una concentración casi febril.
19:24Su reciente reconciliación con Simona, un evento que debería haber traído paz,
19:28se había convertido en una nueva fuente de conflicto entre ellos.
19:32—No me gusta —dijo ella de repente, rompiendo el silencio. Toño levantó la vista, el cuchillo se
19:41detuvo a mitad de camino en una patata. —¿El que no te gusta? Esto. Tú y Simona. La forma en que lo
19:49has hecho. Enora se cruzó de brazos. —Lo hiciste por mí, ¿verdad? Bueno, sí, en parte. Quería que las
19:59cosas estuvieran bien, por ti, para que no estuvieras en medio.
20:03—No, Toño —le cortó ella, su voz firme—. No lo hiciste en parte. Lo hiciste solo por mí.
20:11—Y eso no está bien. No es sincero. Toño dejó el cuchillo y la patata sobre la mesa con un suspiro de
20:19frustración. —¿Pero qué más quieres, Enora? Hago las paces, y está mal. No las hago, y está mal.
20:28—No hay quien te entienda. Quiero que seas sincero —exclamó ella, bajando la voz al ver que Candela
20:36pasaba cerca. —Quiero que si haces las paces con Simona sea porque de verdad lo sientes. Porque
20:43has perdonado lo que sea que tuvieras que perdonar. No como un regalo para mí, no como una estrategia para
20:50que yo esté contenta. Nuestro vínculo, lo que sea que tengamos tú y yo, no puede construirse sobre gestos
20:57vacíos. Las palabras de Enora lo golpearon con fuerza. Tenía razón, y eso era lo que más le
21:05molestaba. Había buscado el camino fácil, la solución rápida para apaciguarla, sin enfrentarse
21:12realmente a sus propios sentimientos hacia Simona. —Yo —comenzó él, sin saber qué decir—. Exijo más de ti,
21:22Toño. Continuó ella, sus ojos fijos en los suyos, llenos de una mezcla de decepción y cariño.
21:29—Exijo más de nosotros. Si vamos a estar juntos, si vamos a construir algo, tiene que ser sobre la
21:37verdad. Aunque la verdad sea complicada o dolorosa, no quiero un amor de conveniencia. Quiero uno de
21:44verdad. Se levantó y salió de la cocina, dejándolo solo con las patatas a medio pelar y el peso de una
21:51sinceridad que no sabía si estaba preparado para afrontar. La exigencia de Enora era clara, la verdad
22:00por encima de todo. Y Toño se dio cuenta de que, a veces, la batalla más difícil no es contra los
22:06demás, sino contra las propias mentiras que uno se cuenta a sí mismo. La desesperación tenía un
22:13nombre y un rostro, Curro de la Luján. Desde la desaparición de Ángela, se había convertido en
22:20una sombra de sí mismo, un torbellino de ansiedad y furia impotente que recorría los pasillos de la
22:25promesa como un animal enjaulado. No comía, apenas dormía. Su única obsesión era encontrarla. Y en su
22:34camino, como un muro de granito, se interponía a Cristóbal, el mayordomo. La rigidez de Cristóbal,
22:43su insistencia en el protocolo y el orden, era una tortura para el alma frenética de Curro.
22:50Lo encontró en el vestíbulo principal, supervisando la limpieza de la plata con una
22:55atención al detalle que a Curro le pareció obscena en medio de la crisis.
22:58Cristóbal, tenemos que hablar. Dijo Curro, su voz tensa. El mayordomo ni siquiera levantó la vista.
23:09Ahora estoy ocupado, señorito Curro. Si es tan amable de esperar. No voy a esperar.
23:15Estalló Curro, su control se hizo añicos. Ángela lleva desaparecida días y usted se
23:21dedica a pulir la plata como si nada ocurriera. Cristóbal dejó lentamente el candelabro que
23:28estaba inspeccionando y se giró hacia él. Su rostro era una máscara de desaprobación. Lo que yo
23:36haga o deje de hacer, señorito, es asunto mío. El funcionamiento de esta casa no puede detenerse.
23:45En cuanto a la señorita Ángela, los marqueses y la guardia civil están al cargo.
23:52No es asunto nuestro, y mucho menos suyo. La condescendencia en su voz fue como echar gasolina
23:58al fuego. ¿Que no es asunto mío? Estoy enamorado de ella, por si no se ha dado cuenta. Gritó Curro,
24:06sin importarle que un par de doncellas que pasaban por allí lo oyeran.
24:09No voy a quedarme aquí de brazos cruzados. Quiero organizar una partida de búsqueda.
24:18Con los mozos, los jornaleros, quien sea, rastrearemos cada palmo de estas tierras.
24:26Absolutamente no. La negativa de Cristóbal fue tajante, fría como el hielo. No voy a permitir
24:33que el personal abandone sus obligaciones para participar en una expedición improvisada y sin
24:37sentido dirigida por un joven impulsivo. Sería un caos. Generaría más pánico del que ya hay.
24:45¿Pánico? El único que parece no sentir nada es usted. Replicó Curro, acercándose a él,
24:51el rostro encendido por la rabia. Es una de las suyas, uno de los miembros del servicio que usted
24:58dirige. ¿No siente ninguna responsabilidad? El choque entre ambos era total. La pasión desesperada
25:06de Curro contra la lógica inquebrantable de Cristóbal. Era la juventud contra la autoridad,
25:13el corazón contra las reglas. Yana y Manuel, que habían oído los gritos, se acercaron para
25:19intentar mediar. Curro, por favor, calmate. Dijo Yana suavemente, poniendo una mano en su brazo.
25:28Cristóbal, quizás el muchacho tenga razón. No podemos quedarnos parados. Añadió Manuel,
25:36siempre más conciliador. Pero el mayordomo era inflexible. Su mirada se posó en Curro con una
25:44dureza inusual. Mi decisión es final. El personal de la promesa seguirá con sus tareas. La búsqueda es
25:52competencia de las autoridades. Y usted, señorito Curro, haría bien en no interferir y en no alterar
25:58el orden de esta casa. Dicho esto, Cristóbal se dio media vuelta y retomó su inspección de la plata,
26:06dando por zanjada la conversación. Curro se quedó allí, temblando de rabia y frustración. La negativa
26:14del mayordomo no era solo un obstáculo, era un insulto. Una invalidación de su amor, de su dolor.
26:23Miró a Yana y a Manuel, sus ojos brillaban con una determinación febril.
26:29No me importa, dijo en voz baja, pero con una intensidad que los asustó. No me importa lo que
26:35él diga. Si nadie va a buscarla, lo haré yo solo. No voy a quedarme de brazos cruzados mientras ella
26:42está ahí fuera, sola y asustada. No lo haré. Se alejó a grandes zancadas, dejando tras de sí una
26:50estela de preocupación. Su amenaza no era vacía. Todos sabían que Curro, impulsado por el amor y
26:59la desesperación, era capaz de cualquier cosa. Y actuar por su cuenta, en esas circunstancias,
27:07solo podía significar una cosa, más peligro. En el corazón del servicio, la angustia por Ángela era
27:15un sentimiento compartido, una nube oscura que se cernía sobre sus cabezas. Pero para María Fernández,
27:24era algo más. Era un eco, un recuerdo aterrador de su propio cautiverio. Sabía lo que era estar
27:31desaparecida, sola, en la oscuridad, sin saber si volverías a ver la luz del día. Ese conocimiento,
27:41esa herida que aún no había cicatrizado del todo, le dio una idea. Una idea atrevida, quizás
27:48descabellada, pero nacida de la empatía más profunda. Reunió a Lope y a Salvador en un rincón
27:54apartado del patio de servicio, lejos de oídos indiscretos. Tengo que deciros algo. Comenzó,
28:03su voz un susurro urgente. He estado pensando, ¿y si Ángela no está lejos? ¿Y si quien se la ha
28:09llevado la ha escondido en un lugar cercano, un lugar que nadie pensaría en registrar? ¿A qué te
28:15refieres, María? Preguntó Salvador, frunciendo el ceño. María respiró hondo. Revivirlo era doloroso,
28:25pero necesario. Pienso en la cueva, la misma cueva donde Valentín me tuvo secuestrada.
28:32Lope y Salvador intercambiaron una mirada de sorpresa y horror. La cueva era un lugar maldito,
28:37un recuerdo que todos habían intentado enterrar. Es una locura, María. Dijo Lope. ¿Por qué iba nadie
28:46a usar el mismo sitio? Es demasiado arriesgado. Exactamente, insistió María. Es tan obvio que
28:53nadie lo consideraría. Es el escondite perfecto. Quien quiera que sea, sabe que la Guardia Civil ya
29:01registró ese lugar en su día. Pensarán que nadie volvería a utilizarlo. Es un escondite a plena vista.
29:09Además, su voz se quebró un poco. Conozco esa sensación. El frío, la humedad, la desesperación.
29:18Si ella está allí, tenemos que sacarla. No puedo soportar la idea de que esté pasando por lo mismo
29:23que yo. Su convicción era tan fuerte, su angustia tan palpable, que disipó cualquier
29:31duda. Salvador asintió con determinación. Tiene razón. Es un riesgo, pero no podemos descartarlo.
29:41Iremos, esta misma tarde, cuando haya menos movimiento. Iremos los tres, afirmó Lope.
29:49El plan estaba trazado. Con el corazón en un puño, esperaron a que el sol comenzara a descender,
29:55proporcionando la cobertura de las sombras. Se escabulleron del palacio por
30:01separado, encontrándose en el linde del bosque. El camino hacia la cueva era un viaje a través de
30:07los fantasmas del pasado para María. Cada árbol, cada piedra, parecía susurrarle recuerdos de su
30:14cautiverio. La entrada de la cueva estaba oculta tras una cortina de hiedra, tan discreta como la
30:20recordaba. El aire que salía de ella era frío y húmedo, y olía a tierra y a miedo. Mientras se
30:28preparaban para entrar, el crujido de una rama seca a sus espaldas los hizo sobresaltarse.
30:35Se giraron, el pánico reflejado en sus rostros, y se encontraron con Samuel,
30:40el ayuda de cámara de los marqueses.
30:44¿Qué estáis haciendo aquí? Preguntó Samuel, su tono no era acusatorio, sino genuinamente curioso y
30:50preocupado. Por un momento, dudaron. Pero la expresión de sincera inquietud en el rostro de
30:58Samuel los convenció. María le explicó rápidamente su teoría. Para su sorpresa,
31:05él no los tachó de locos. Es una posibilidad, dijo, asintiendo lentamente. La mente de un criminal
31:13a veces es retorcida. Y tenéis razón, es el último lugar donde buscarían. Voy con vosotros. Cuatro pares
31:21de ojos son mejor que tres. La incorporación de Samuel fue un alivio inesperado. Su calma y su
31:29sensatez eran un contrapunto a la ansiedad del resto del grupo. Juntos, se adentraron en la oscuridad de
31:37la cueva, con sólo un par de faroles que arrojaban sombras danzantes sobre las paredes húmedas.
31:42El silencio dentro era total, roto sólo por el goteo del agua y el sonido de sus propias
31:49respiraciones contenidas. Avanzaron con cautela, sus corazones latiendo al unísono con una mezcla
31:57de esperanza y terror. Y si estaba allí, y si no lo estaba, ¿qué era peor? Llegaron a la cámara
32:06principal, el lugar donde María había estado prisionera. Estaba vacía, un sentimiento de
32:13profunda decepción y, a la vez, de extraño alivio los invadió. No hay nadie, susurró Lope. Pero justo
32:22cuando se disponían a dar media vuelta, un ruido los detuvo en seco. Provenía de la entrada de la
32:29cueva. No era el viento, era el sonido inconfundible de alguien observándolos. Se quedaron petrificados,
32:38apagando los faroles instintivamente. En la penumbra, vieron una silueta recortada contra la luz moribunda
32:44del exterior. La silueta dio un paso hacia la cueva, y la poca luz que entraba iluminó un rostro que todos
32:52conocían y temían. Santos. El lacayo los miraba con una sonrisa ladina, una expresión de malicia y
33:01triunfo. Los había pillado, los había seguido. Vaya, vaya, dijo Santos, su voz resonando en la
33:10cueva con un eco burlón. ¿Una pequeña reunión secreta, buscando tesoros, o quizás, a la doncella
33:18desaparecida? El pilar de sus estómagos se desplomó. Su misión secreta había sido descubierta por la peor
33:25persona posible. Santos no era de fiar. Era un chismoso, un alborotador, y alguien que disfrutaría
33:34enormemente teniendo poder sobre ellos. No es lo que parece, Santos. Intentó decir Salvador, dando un
33:43paso al frente. Oh, yo creo que es exactamente lo que parece. Replicó Santos, saboreando el momento.
33:52Unos criados jugando a ser detectives a espaldas de los señores y del mayordomo. A Cristóbal le
33:58encantará oír esto. Y a los marqueses, bueno, no creo que les haga ninguna gracia que su servicio se
34:05dedique a estas excursiones. El miedo se apoderó del grupo. La amenaza era clara. Santos no tenía
34:12ninguna intención de guardar silencio. Iba a delatarlos. Su plan, nacido de la desesperación
34:20y la empatía, se había complicado de la peor manera posible, dejándolos a merced de un hombre
34:25que solo buscaba su propio beneficio. La búsqueda de Ángela acababa de adquirir un nuevo y peligroso
34:32nivel de riesgo. Mientras unos buscaban, otros se escondían, no en cuevas, sino detrás de máscaras
34:39de compostura, aterrorizados por traiciones inminentes. Vera vivía en un estado de pánico
34:46constante. El regreso de su hermano Federico al palacio no había sido un alivio, sino el
34:51comienzo de una cuenta atrás hacia su propia destrucción. Cada vez que veía a Federico
34:58hablando con su padre, el marqués, un sudor frío le recorría la espalda. Veía la traición en cada
35:05gesto, en cada palabra susurrada. Federico era débil, influenciable. Y su padre era un hombre
35:13cruel y despiadado. Vera sabía que era solo cuestión de tiempo que su hermano cediera a la
35:18presión y contara la verdad sobre ella. Su secreto, esa verdad que la había llevado a buscar refugio en
35:26la promesa bajo un nombre falso, era una bomba de relojería. Esa tarde, los vio juntos en el jardín,
35:35paseando. Su padre hablaba con gestos enérgicos, y Federico escuchaba con la cabeza gacha. Vera los
35:43observaba desde una ventana del piso de arriba, el corazón martilleándole en el pecho. No podía oír lo
35:51que decían, pero no lo necesitaba. Su imaginación, alimentada por el miedo, llenaba los huecos con
35:57los peores escenarios posibles. Le está preguntando por mí, pensó, retorciéndose las manos. Federico
36:06le está diciendo que no soy quien digo ser. Le está contando todo. Y mi padre, mi padre me
36:12encontrará. Y cuando lo haga, no se atrevía a terminar la frase, ni siquiera en su mente.
36:18La idea de lo que su padre le haría si la encontraba era un abismo de terror tan profundo
36:24que no se atrevía a asomarse. Para ella, ser descubierta no significaba simplemente ser
36:32despedida de la promesa. Significaba, literalmente, su sentencia de muerte. La conversación en el jardín
36:41terminó. Su padre le dio una palmada en el hombro a Federico, un gesto que parecía más una advertencia
36:48que un gesto de afecto, y se marchó. Federico se quedó allí un momento, solo, antes de levantar la
36:56vista y, para horror de Vera, mirar directamente hacia su ventana. Sus miradas se cruzaron por un
37:04instante. En los ojos de su hermano, Vera no vio amor ni protección. Vio miedo, el mismo miedo que
37:12sentía ella. Y eso fue lo que más la aterró. Porque el miedo convertía a los hombres buenos en
37:17cobardes, y a los cobardes en traidores. Cerró las cortinas de golpe, su cuerpo temblaba sin control.
37:26Estaba atrapada. La promesa, que había sido su refugio, se estaba convirtiendo en su prisión.
37:34Y el carcelero que sostenía la llave era su propio hermano, un hermano que temía que,
37:39para salvarse a sí mismo, no dudaría en sacrificarla. En otra parte del palacio,
37:46la desconfianza también echaba raíces profundas. Pía Adarre, el ama de llaves,
37:52seguía observando a Cristóbal con una aprensión que no la abandonaba.
37:57La intervención de Manuel había sido providencial. Gracias al joven heredero,
38:01ni ella ni Ricardo tendrían que abandonar la promesa.
38:07Habían ganado una batalla, pero Pía sabía, con la sabiduría que dan los años y las cicatrices,
38:13que la guerra con el mayordomo estaba lejos de terminar.
38:18Cristóbal había aceptado la decisión de Manuel con una sumisión superficial,
38:23una inclinación de cabeza y un como ordene el señorito.
38:26Pero Pía había visto el destello fugaz en sus ojos. No era aceptación, era resentimiento.
38:35Un resentimiento frío y calculador que se estaba guardando para más tarde. Encontró a Ricardo en
38:41el economato, revisando el inventario. El ambiente entre ellos era de una cautela compartida. No me
38:49confío de él, Ricardo, dijo Pía en voz baja, asegurándose de que nadie más pudiera oírlos.
38:57¿De Cristóbal? Ricardo ni siquiera tuvo que preguntar. Yo tampoco.
39:01Ha retrocedido por ahora, porque no tenía más remedio que obedecer a don Manuel.
39:06Pero no es un hombre que olvide una afrenta. Exacto. Confirmó Pía, su rostro serio.
39:16Nos ha puesto en su punto de mira. Intentó echarnos una vez y fracasó. No cometerá el
39:21mismo error dos veces. La próxima vez será más sutil, más astuto. Buscará la forma de
39:28desacreditarnos, de hacernos cometer un error que le sirva de excusa perfecta para deshacerse de
39:34nosotros. Tenemos que ser impecables. Dijo Ricardo, su voz grave. No darle ni el más mínimo motivo.
39:44Cada orden, cada tarea, cada detalle de nuestro trabajo tiene que ser perfecto. Tenemos que
39:50vigilar nuestras espaldas y las de los demás. Pero es agotador vivir así. Suspiró Pía,
39:57pasándose una mano por la frente. Vivir esperando la siguiente represalia, buscando dobles
40:03intenciones en cada palabra, en cada mirada. Este palacio debería ser un lugar de trabajo,
40:11no un campo de batalla. La amenaza de Cristóbal era una sombra que se alargaba sobre ellos,
40:17envenenando la pequeña victoria que habían conseguido. Pía temía por ella, pero sobre todo
40:23por Ricardo, y por el frágil equilibrio del servicio. Sabía que el mayordomo no descansaría
40:30hasta que se hubiera cobrado su venganza. Y Pía se prometió a sí misma que estaría preparada cuando
40:36ese momento llegara. No volvería a dejarse sorprender. La calma actual era solo el ojo
40:43del huracán, y ella podía oír el viento de la tormenta que se avecinaba. Y mientras las emociones
40:50se desbordaban en cada rincón de la promesa, las maquinaciones del mundo exterior seguían su curso,
40:56ajenas al drama humano que se desarrollaba en su interior. En el hangar, Toño buscó a Manuel.
41:04Su conversación no era sobre amores complicados ni sobre la búsqueda de Ángela, sino sobre algo
41:09mucho más terrenal y, a su manera, igual de peligroso. Los negocios. Toño había estado
41:17observando a Leocadia durante días. Había algo en ella, una desesperación, una intensidad,
41:23que no le gustaba. Y la decisión de Manuel de venderle la empresa familiar de mermeladas le parecía,
41:31como poco, precipitada. Manuel, con todo el respeto. Comenzó Toño, mientras limpiaba una de
41:39las herramientas del avión. Tengo que preguntarte algo. ¿Estás seguro de lo que has hecho? Manuel,
41:47que estaba revisando unos planos, levantó la vista, sorprendido. ¿A qué te refieres? A Leocadia. A
41:56venderle la empresa. No me da buena espina esa mujer, Manuel. ¿Leocadia? ¿Por qué? Es una mujer de
42:03negocios astuta, quizás un poco dura, pero... ¿qué problema hay? Nos hizo una buena oferta.
42:10No es la oferta. ¿Es ella? Insistió Toño. No es de fiar. Hay algo en su mirada. No sé cómo explicarlo.
42:21Es como si estuviera siempre al borde de algo. Además, ¿no te parece extraño que haya aparecido
42:26de la nada? Justo cuando más necesitabais el dinero, con una oferta tan generosa.
42:33Manuel dejó los planos y se cruzó de brazos, una expresión de ligera irritación en su rostro.
42:40Toño, aprecio tu preocupación, de verdad, pero estás viendo fantasmas donde no los hay.
42:49Leocadia es la madre de Ángela. Es una mujer que ha sufrido. Y vio una oportunidad de negocio.
42:56Eso es todo. La investigación que hicimos sobre ella fue superficial, lo admito, pero no reveló nada
43:02alarmante. A veces, un buen negocio es solo eso, un buen negocio. Y si no lo es. Presionó Toño.
43:13Y si tiene otros motivos. No entiendo cómo has podido tomar una decisión tan importante,
43:18vender el legado de tu madre, a una persona que apenas conoces.
43:22Catalina estaba totalmente en contra. La mención de Catalina tensó el ambiente.
43:30Catalina se opone a todo últimamente, dijo Manuel a la defensiva.
43:33Si hubiera sido por ella, aún estaríamos ahogados en deudas. Tenía que tomar una decisión, y la tomé.
43:43Leocadia nos ha salvado, nos guste o no. Y necesito que confíes en mi criterio.
43:49Toño suspiró, viendo que no iba a convencerlo.
43:52Dejó la herramienta y miró a su amigo. Confío en ti, Manuel. Siempre, pero no confío en ella.
44:03Y tengo el presentimiento de que esta venta nos va a traer más problemas que soluciones.
44:09Solo te pido que tengas cuidado. La conversación quedó ahí, pero la semilla de la duda había sido plantada.
44:15Toño se alejó, convencido de que Manuel, en su afán por salvar a la familia, había cometido un error garrafal.
44:26La ironía era cruel y profunda. Mientras Toño advertía a Manuel sobre la supuesta amenaza de Leocadia,
44:33esa misma mujer estaba siendo torturada psicológicamente, chantajeada por el hombre más vil que conocía.
44:38Mientras él la veía como una depredadora, ella era la presa, atrapada en una trampa mortal donde el cebo era su propia hija.
44:49Nadie en la promesa, salvo dos almas desgraciadas, conocía la terrible verdad que se escondía detrás de las apariencias.
44:58Y así, el día 2 de septiembre llegaba a su fin en la promesa.
45:02Un día de confesiones brutales, de búsquedas desesperadas, de amenazas veladas y de decisiones imposibles.
45:11La noche cayó sobre el palacio como un sudario, cubriendo los secretos y las mentiras,
45:17pero sin poder apagar el fuego del miedo, la ira y un amor que se negaba a rendirse.
45:21El telón había caído sobre el capítulo 667, pero el drama, más intenso y desgarrador que nunca, no había hecho más que empezar.
45:34Las condiciones de Lorenzo estaban sobre la mesa, y el alma de Ángela era la moneda de cambio.
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