Saltar al reproductorSaltar al contenido principal
#ValleSalvaje #capítulo291Una #carta
Avance ‘Valle Salvaje’: Una carta muy peligrosa (capítulo 291, viernes 7 de noviembre)
Adriana recibe una carta de despedida de Isabel... ¿Le revelará los crímenes de su tía Victoria?. En el próximo capítulo de 'Valle Salvaje'. Incluye avance en video.
El sol del viernes 7 de noviembre se alzaba sobre Valle Salvaje con una palidez enfermiza, como si el astro rey supiera que la luz de la verdad que estaba a punto de emerger proyectaría las sombras más oscuras que el valle jamás hubiera conocido. ...
-------------------------------------------------------------------------

#ValleSalvaje, #capítulo291Una, #carta, #peligrosa
Transcripción
00:00Avance Valle Salvaje. Una carta muy peligrosa. Capítulo 291. Viernes 7 de noviembre.
00:19Adriana recibe una carta de despedida de Isabel. ¿Le revelará los crímenes de su tía Victoria?
00:25En el próximo capítulo de Valle Salvaje, incluye avance en vídeo. El sol del viernes 7 de noviembre
00:33se alzaba sobre Valle Salvaje con una palidez enfermiza, como si el astro rey supiera que la
00:39luz de la verdad que estaba a punto de emerger proyectaría las sombras más oscuras que el
00:43valle jamás hubiera conocido. El aire era frío, cortante, y se colaba por las rendijas de las
00:51ventanas de la mansión, llevando consigo el murmullo de los secretos y el hedor de la
00:55desesperación que emanaba de la prisión del pueblo. Para Adriana, el mundo se había detenido. Había
01:03regresado de la cárcel de mujeres en un estado de trance. El carruaje la había depositado en la
01:10puerta de la mansión como un fardo inerte. No había llorado. Aún no, el horror era un nudo
01:16demasiado grande y seco en su garganta, ahogando cualquier sonido, cualquier lágrima. La imagen
01:24de Luisa. Eso era todo lo que su mente podía procesar. No era la Luisa que recordaba. La joven
01:32vibrante, aunque asustada, que había conocido, había sido reemplazada por un espectro. La suciedad
01:40era lo de menos, era el olor. Un olor a humedad, a miedo rancio, a enfermedad. El uniforme de la
01:49prisión colgaba de su cuerpo como un sudario. Pero fueron sus ojos. Sus ojos, antes brillantes,
01:57ahora estaban vacíos, opacos, como dos pozos sin fondo donde se había ahogado toda esperanza.
02:03Cuando Adriana la vio, apenas pudo mantenerse en pie. Rafael, que la había acompañado, tuvo que
02:11sostenerla. Luisa. Había susurrado Adriana, extendiendo una mano temblorosa hacia los barrotes.
02:22Luisa levantó la vista. No hubo reconocimiento al principio. Solo una mirada vacía. Luego,
02:29un destello. Era dolor. Señorita Adriana. Su voz era un graznido, rota por la sed y el llanto.
02:37¿Qué hace usted aquí? Váyase. Este no es lugar para usted. He venido a... a verte.
02:45A ayudarte. Rafael está conmigo. Estamos. Nadie puede ayudarme. La cortó Luisa,
02:52y una tos seca sacudió su frágil cuerpo. Estoy condenada. Todos lo saben. No digas eso.
03:00Lucharemos. Luchar. Una risa amarga, que sonó más a un quejido, escapó de sus labios agrietados.
03:10Mire a su alrededor, señorita. Mire dónde estoy. ¿Cree que la justicia existe aquí? Aquí solo hay.
03:16¿Oscuridad? Adriana se había quedado sin palabras. Había visto la celda compartida,
03:23el catre miserable, la falta de luz. Había sentido la opresión de esas paredes. Había visto a las
03:31otras reclusas, mujeres endurecidas por la desgracia, que miraban a Luisa con una mezcla
03:36de lástima y desprecio. Ahora, de vuelta en la seguridad de su alcoba en la mansión,
03:43Adriana seguía temblando. Se abrazaba a sí misma, sentada al borde de la cama, incapaz de quitarse
03:51el abrigo. El frío que sentía no era el del invierno, era el frío de la tumba que había visitado.
04:01Alejo la encontró allí. Había estado esperándola, consumido por la ansiedad. Al verla,
04:06su corazón dio un vuelco. Corrió hacia ella, arrodillándose a sus pies. Adriana,
04:14mi amor. ¿Dónde estabas? Te he buscado por todas partes. ¿Qué te ocurre? ¿Estás pálida como un
04:22fantasma? Adriana levantó la vista. Sus ojos secos y febriles se encontraron con los de él.
04:28Eh, he visto a Luisa. Alejo se tensó. ¿En la prisión? ¿Ha sido allí? ¿Sola? Rafael me ha llevado.
04:39Alejo. Su voz se quebró por primera vez. Alejo, es. Es inhumano, lo que le están haciendo.
04:45Es una tortura. Ella, ella no va a sobrevivir allí. La están matando. Las lágrimas finalmente brotaron.
04:55Eran lágrimas de rabia, de impotencia, de un terror profundo. Alejo la estrechó contra su pecho,
05:03sintiendo los espasmos que sacudían su cuerpo. Tranquila, vida mía, tranquila. Haremos algo.
05:10Hablaré con quien sea necesario. Sacaré dinero. No entiendes. Sollozó ella contra su chaqueta. No es
05:18el dinero. Es. Es la crueldad. Alejo, está destrozada. Su alma está rota. Y yo, yo no he
05:27podido hacer nada. Solo mirarla. Alejo apretó la mandíbula. El rostro pálido de su prometida,
05:34la descripción del estado de Luisa. Una sospecha terrible, una que había estado apartando de su
05:42mente, comenzó a tomar forma. Esto no era un simple error judicial. Era una venganza. Y en
05:50Valle Salvaje, la venganza tenía un nombre. Adriana, dijo con voz queda, pero firme. Escúchame,
05:59voy a ir yo mismo. Tengo que verla. Tengo que saber qué ha pasado exactamente. No, no vayas. Es
06:07horrible. Debo ir. Por ti. Y por ella, dijo, besando su frente. Y te juro, Adriana, que si descubro
06:16quién está detrás de esta crueldad. Lo pagará, sea quien sea. Adriana se aferró a él, pero sus
06:24palabras, en lugar de consolarla, le provocaron un nuevo escalofrío. Porque en el fondo de su corazón,
06:33una voz le decía que el responsable estaba mucho más cerca de lo que Alejo podía soportar.
06:40Mientras el drama de Adriana comenzaba, en el salón principal, Victoria, duquesa de Valle
06:45Salvaje, sostenía una copa de Brandy. Sus nudillos estaban blancos por la fuerza con que la agarraba.
06:54Acababa de relatarle a José Luis, con una furia contenida, la audaz amenaza de Mercedes.
07:02Esa advenediza. Esa rata de alcantarilla. Siseo Victoria. Amenazarme a mí, con damaso.
07:08Cree que puede tenerme cogida por el cuello, José Luis. Cree que puede dictar las reglas en mi propia
07:15casa, en mi propio valle. José Luis la observaba desde el otro lado de la chimenea. Su rostro era
07:23una máscara de calma imperturbable. Tomó un sorbo de su propio Brandy, saboreándolo,
07:30como si estuvieran discutiendo el clima. Y le preocupa, duquesa. Afirmó, más que preguntar.
07:40Claro que me preocupa. Estalló Victoria, dando un golpe en la mesita.
07:47Damaso es un borracho, un imbécil, pero es mi marido legal. Si Mercedes decide soltarlo.
07:53Si empieza a hablar. Mi ascenso, nuestro ascenso, José Luis, se irá al traste. Toda mi vida.
08:03José Luis sonrió. Era una sonrisa leve, apenas una contracción de los labios,
08:08pero geló la sangre de Victoria más que la amenaza de Mercedes.
08:14Victoria, Victoria. Dijo con condescendencia. A veces olvida con quién está tratando.
08:20¿De verdad pensaba que no tenía contemplada la existencia de sabandijas como Mercedes?
08:29Victoria lo miró, su furia dando paso a una cautelosa curiosidad. ¿Qué quieres decir?
08:36Quiero decir, dijo él, levantándose y acercándose a ella, su presencia imponente,
08:42que Mercedes ha cometido un error fatal.
08:44Ha confundido su pequeña parcela de poder con el poder real. El poder que movemos nosotros.
08:53Habla claro, José Luis. No estoy para acertijos. Mercedes le ha amenazado con Damaso.
09:00Bien, pero, ¿qué tiene Mercedes que perder? Preguntó él, retóricamente. Resulta que nuestra querida amiga tiene
09:10debilidades, pasiones, concretamente, una pasión desmedida por las cartas, el juego.
09:18Y una deuda aún más desmedida en timbas ilegales de la capital, los ojos de Victoria se abrieron de par en par.
09:28¿Cómo? Tengo contactos, duquesa. Contactos que usted ni siquiera imagina. Resulta que yo poseo esos pagares.
09:35Mercedes me debe, literalmente, hasta la última peineta que lleva puesta. Con un solo gesto mío, no solo la arruinaría, sino que la enviaría a la misma prisión donde se pudre la amiga de su sobrina.
09:51Victoria sintió una oleada de alivio tan intensa que casi se tambalea. La admiración que sentía por la crueldad eficiente de José Luis era casi tan grande como su propia ambición.
10:01Entonces, ¿está neutralizada? Susurró ella. Casi, matizó él. Aún queda el perro rabioso.
10:12Damaso, ¿qué hacemos con él? Mercedes sigue teniéndolo escondido. Oh, no por mucho tiempo. Dijo José Luis, volviendo a su asiento.
10:22He puesto a mis hombres a seguirla. Encontrarán a Damaso antes de que termine el día.
10:27Y una vez que lo tengamos. Bueno, un hombre con sus apetitos, es fácil de manejar.
10:36O de silenciar, permanentemente, la palabra permanentemente quedó flotando en el aire entre ellos, cargada de un significado inequívoco.
10:46Victoria asintió lentamente. Bien, bien, pero quiero encargarme de Mercedes yo misma.
10:51Quiero ver su rostro cuando se dé cuenta de que ha perdido. José Luis levantó su copa.
11:00Sea mi invitada, duquesa. Destruirla es suyo. La logística, es mía. Ahora, si me disculpa, tengo que asegurarme de que nuestro plan de ascenso siga su curso.
11:10El ministerio no espera. Victoria lo vio marcharse. La tensión había abandonado su cuerpo, reemplazada por una fría y vigorizante sensación de poder.
11:22Mercedes había intentado jugar en su liga, y ahora iba a pagar el precio. Lejos de allí, en la casa que ahora sentía vacía, Bárbara estaba de pie en el umbral de la habitación de Leonardo.
11:35El silencio era ensordecedor. El olor de Irene, una mezcla de talco y leche, aún flotaba débilmente en el aire.
11:43Sobre la pequeña cuna, un sonajero de madera yacía inmóvil. Bárbara lo cogió. Sus dedos rozaron la madera pulida.
11:55Y entonces, el dique que había estado conteniendo su dolor se rompió. Se deslizó por el marco de la puerta hasta el suelo, ahogando un sollozo que le rasgó el alma.
12:05Se habían ido, realmente se habían ido, la imagen del carruaje alejándose, de don Hernando mirándola con fría satisfacción, de Leonardo.
12:18Su rostro una máscara de resignación y dolor, se repetía en su mente sin cesar, había fingido.
12:27Había fingido aceptación, por él, para no hacerle más difícil la despedida. Pero por dentro, se estaba desmoronando.
12:35Señora Bárbara, levantó la vista. Matilde y el pequeño Pedrito la miraban desde el pasillo, con los ojos llenos de preocupación.
12:46Déjenme, por favor, déjenme sola, murmuró Bárbara, escondiendo el rostro entre las rodillas.
12:54Pero Matilde, siempre práctica, siempre fuerte, no se movió. Entró en la habitación, seguida por el niño.
13:02No la vamos a dejar sola, no ahora, dijo Matilde con firmeza. ¿Qué más da? Respondió Bárbara con amargura.
13:14Ya no está, me lo han quitado, lo he perdido todo, Matilde. Todo, no lo ha perdido todo.
13:20Intervino Pedrito, con la sorprendente sabiduría de los niños.
13:24Se acercó y tocó torpemente el hombro de Bárbara. Leonardo se fue, pero no la olvidó.
13:33Estaba triste, yo lo vi. Bárbara levantó la cabeza, sus ojos anegados en lágrimas.
13:39¿Triste? Muy triste, asintió el niño. Pero también la miraba. La miraba como mi papá mira a mi mamá cuando cree que no lo ve.
13:51Una nueva oleada de dolor y amor la golpeó. Matilde se agachó junto a ella, tomando su mano.
13:56Pedrito tiene razón, señora. Y el señorito Leonardo no querría verla así. Se fue porque lo obligaron, porque quería proteger a su hija.
14:08Pero él no se ha rendido. ¿Cómo lo sabes? Susurró Bárbara. Porque la conozco a usted.
14:15Y sé que él la ama. Y el amor no se rinde, Bárbara. El amor lucha, dijo Matilde con una intensidad feroz.
14:23Llorar no los traerá de vuelta. Sufrir no cambiará lo que ese viejo malvado de don Hernando ha hecho.
14:31Pero luchar, luchar sí, usted todavía puede luchar. Bárbara la miró, el llanto comenzando a disminuir, reemplazado por una confusión incipiente.
14:44¿Luchar? ¿Cómo? Se han ido a Burgos. ¿Está a cientos de kilómetros? El mundo es grande, pero no infinito. Replicó Matilde.
14:53Usted es fuerte. Usted es inteligente. Leonardo querría que luchara por él, por Irene.
15:01Por la familia que querían ser. No deje que esa, esa duquesa y ese viejo ganen. No les dé esa satisfacción.
15:10Las palabras de Matilde fueron como un bálsamo y un látigo al mismo tiempo.
15:15Bárbara se secó las lágrimas con rabia.
15:19Tenían razón. ¿Qué estaba haciendo? ¿Rindiéndose?
15:22Ella, Bárbara, que había luchado contra todo y contra todos.
15:26Se puso en pie, sus piernas aún temblando, pero su mirada ya no era de derrota. Era de furia.
15:36Tienes razón, Matilde, tienes toda la razón. Dijo con voz ronca. No sé cómo, no sé cuándo.
15:44Pero juro por Dios que recuperaré a Leonardo y a su hija. Juro que don Hernando y Victoria pagarán por cada lágrima que he derramado hoy.
15:51Matilde y Pedrito sonrieron. La bárbara que conocían estaba de vuelta. Y esta vez, estaba lista para la guerra.
16:03La confrontación que Victoria ansiaba no tardó en llegar. Sabiendo, gracias a José Luis, la hora exacta en que Mercedes regresaría a su casa después de sus recados matutinos, Victoria la esperó.
16:14No en la calle, no en un lugar público. Se adentró en la casa de Mercedes como si fuera la suya propia, para sorpresa del servicio, y se sentó en el salón, con la espalda recta y una sonrisa gélida.
16:31Mercedes entró, tarareando, quitándose los guantes. Cuando vio a Victoria, el color desapareció de su rostro.
16:38Victoria, ¿qué, qué haces aquí? ¿Cómo has entrado? Tengo mis métodos. Respondió Victoria, disfrutando del pánico incipiente en los ojos de su rival.
16:51Por favor, Mercedes, siéntate. Tenemos que hablar. ¿De negocios? No tengo nada que hablar contigo, duquesa. Dijo Mercedes, intentando recuperar la compostura.
17:03Creo que dejé mi posición muy clara ayer. O haces lo que te pido, o Valle Salvaje se enterará de quién es realmente Damaso.
17:14¿Y de lo que tú eres? Victoria soltó una carcajada. Una risa clara y sonora que resonó en la sala y puso los pelos de punta a Mercedes.
17:25¡Ay, Mercedes! ¡Qué valiente eres! ¡Qué audaz! ¿Realmente pensaste que tenías la sartén por el mango?
17:31¡Es adorable! Victoria se levantó, su elegancia contrastando con la creciente vulgaridad del miedo de Mercedes.
17:42Verás, hay un problema con tu plan. ¿Un pequeño detalle? Continuó Victoria, caminando alrededor del sofá donde Mercedes se había dejado caer.
17:51Para que una amenaza funcione, la persona que amenaza no debe tener. Digamos, tejado de cristal.
18:00No. No sé de qué hablas. Oh, creo que sí.
18:05Hablemos de tus viajes a la capital. De tus noches en el círculo de la amistad.
18:09Noches muy caras, según tengo entendido. Timba tras timba, pérdida tras pérdida.
18:18Mercedes se quedó sin aliento. Era imposible. Nadie sabía de eso.
18:23Pagarés, Mercedes. Siseó Victoria, inclinándose hacia ella.
18:27Muchos pagarés, firmados con tu nombre. Pequeños trozos de papel que suman una fortuna.
18:36Una fortuna que no tienes. Y que, casualmente, ahora están en manos. Mías. O, mejor dicho, de mis socios.
18:46Miente. Mientes. Gritó Mercedes. Pero su voz temblaba. Miento. Victoria sacó un documento de su bolso.
18:57Lo desplegó lentamente. Era uno de los pagarés. La firma de Mercedes era inconfundible.
19:04Esto es solo una muestra. Tengo el resto. Con una sola palabra, no solo serás la comidilla de
19:10Valle Salvaje por Morosa. Sino que te enviaré a la cárcel por deudas. Y créeme, la prisión de
19:18deudores es mucho peor que la de mujeres. Te lo aseguro. Mercedes la miraba, su mundo derrumbándose.
19:26Había perdido. Había perdido de la forma más humillante posible.
19:31Tú, tú no te atreverías. Que no me atrevería. La sonrisa de Victoria se ensanchó, volviéndose cruel.
19:40Me has amenazado. Has intentado doblegarme. Has subestimado quién soy. Y ese, querida Mercedes,
19:47ha sido tu último error. Victoria se dirigió a la puerta. Quiero a Damaso. Me lo entregarás hoy mismo,
19:54antes de que caiga la noche. Lo enviarás a la dirección que te haré llegar. Y luego,
20:01desaparecerás de Valle Salvaje. Cogerás tus cosas y te irás. Y si alguna vez vuelvo a oír tu nombre,
20:09o si Damaso decide. Recordar algo inconveniente. Haré que esos pagarés se ejecuten. ¿Entendido?
20:17Mercedes solo pudo asentir las lágrimas de rabia e impotencia corriendo por su maquillaje.
20:25Bien, dijo Victoria. Se detuvo en la puerta y la miró por última vez. Nunca vuelvas a jugar una
20:31partida si no puedes permitirte perder, Mercedes. Y nunca, nunca, te sientes en una mesa conmigo.
20:39Salió de la casa, respirando el aire frío del viernes. Había ganado. Una vez más,
20:47había ganado. Alejo llegó a la prisión con el corazón en un puño. Usando su nombre y una generosa
20:55cantidad de dinero, consiguió lo que Adriana no había podido. Una visita privada en una sala
21:00de interrogatorios, lejos de las otras reclusas. Cuando abrieron la puerta y la escoltaron dentro,
21:08Alejo sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies. Era la misma devastación que Adriana había
21:15descrito, pero peor. Los moratones en sus brazos eran visibles bajo la tela raída. Su rostro estaba
21:23pálido, sus labios casi azules. Caminaba arrastrando los pies, como si cada paso fuera una agonía.
21:30Luisa, exclamó él, corriendo hacia ella, pero el guardia lo detuvo, sin tocarla, señorito.
21:41Luisa, por el amor de Dios, ¿qué te han hecho? Dijo Alejo, su voz rota por la angustia.
21:49Luisa levantó la vista. Al verlo, su hermoso rostro se contrajo en una mueca de dolor.
21:54Se apartó, intentando esconderse en las sombras de la habitación. Alejo. No, vete.
22:04Vete de aquí. Suplicó, su voz apenas un susurro. No me iré. No hasta que me digas la verdad.
22:11¿Quién te ha hecho esto? Luisa, mírame. Él se acercó, ignorando al guardia. Tomó su rostro
22:19entre sus manos. Estaba helada. Mi amor, te sacaré de aquí. Te lo juro, pero tienes que decirme.
22:29No puedes, lloró ella. Esta vez con lágrimas silenciosas que trazaban surcos en la suciedad de
22:35sus mejillas. Nadie puede. Estoy perdida, Alejo. ¿Perdida? No digas eso. La sacudió él suavemente.
22:46No mientras yo viva. ¿Es por el juicio? ¿Te han amenazado? ¿Te han... te han pegado?
22:52Es peor que eso. Murmuró ella, evitando su mirada. Es que... soy culpable, Alejo.
22:59Soy culpable de todo. Mentira. Gritó él. Sé que mientes. Conozco tu corazón.
23:09Nunca harías daño a nadie. Te están obligando a decir eso. No sabes nada. Dijo ella, intentando
23:16zafarse. Vete. Olvídate de mí. Cásate con la señorita Adriana. Sé feliz. No eres. No soy digna
23:25de ti. Estoy. Manchada. Rota. Digna. Manchada. ¿De qué estás hablando? La desesperación se apoderaba
23:34de Alejo. Vete. Gritó ella, con una fuerza repentina. No quiero volver a verte. Déjame en paz. Te odio.
23:45El golpe fue tan brutal como si le hubiera abofeteado. Alejo retrocedió, aturdido.
23:50Vio el terror en sus ojos. No era odio. Era miedo. Un miedo tan profundo que prefería alejarlo para
23:58protegerlo. No te creo. Dijo él, su voz temblando de rabia. No te creo, Luisa. Comenzó a conectar las
24:07piezas. La rapidez del arresto. El estado de Luisa. La negativa a defenderse. Y la conversación que
24:15había tenido con Adriana. Es. Es mi padre. Soltó. Aunque no estaba seguro de a quién se refería.
24:23Si a su padre biológico. José Luis. O al hombre que lo había criado.
24:30Pero la reacción de Luisa fue instantánea. Abrió los ojos como platos. Un terror mudo la paralizó.
24:38Sacudió la cabeza con violencia. Pero sus ojos lo decían todo. Es él. Presionó Alejo.
24:44¿O es? ¿O es la duquesa? ¿Es Victoria? ¿Están ellos detrás de esto? Guarda. Gritó Luisa,
24:53tapándose los oídos.
24:56Ella lléveme a mi celda. No quiero más visitas. Lléveme. Luisa, no. Dime la verdad. Gritaba Alejo
25:05mientras el guardia la arrastraba fuera de la sala.
25:07Aléjate, Alejo. Fue lo último que él oyó. Te matarán a ti también. Aléjate.
25:18La puerta se cerró. Alejo se quedó solo en la sala gris, su respiración agitada. Te matarán a ti
25:24también. La sangre se le geló en las venas. Ya no era una sospecha. Era una certeza. Su familia,
25:31la mujer que consideraba su tía, Victoria, y el hombre que era su padre, José Luis. Ellos habían
25:39hecho esto. Habían destruido a una mujer inocente para proteger sus secretos. Una furia fría y
25:47calculadora se apoderó de él. Ya no era el joven noble y despreocupado. Era un hombre con una misión.
25:54Pagarán. Juro en la habitación vacía. Juro por Dios que pagarán. La tarde caía sobre valle salvaje.
26:04En la mansión, reinaba una calma tensa. Victoria, tras su victoria sobre Mercedes,
26:10revisaba las cuentas de la finca con una satisfacción renovada. Todo volvía a estar
26:17bajo su control. Fue entonces cuando una de las doncellas entró en el despacho, visiblemente nerviosa.
26:24Disculpe, señora duquesa. ¿Qué ocurre, Casilda? Estoy ocupada. Dijo Victoria sin levantar la vista.
26:33Es. Es sobre la señorita Isabel, señora. La. La institutriz. Victoria levantó la vista,
26:41una leve molestia en su expresión. ¿Qué pasa con ella? ¿Ha vuelto a quejarse de la comida? No,
26:48señora. Es que. No está. Su habitación. Está vacía. Se ha ido. El libro de cuentas se cerró de golpe.
26:57¿Qué quieres decir con que se ha ido? Sus armarios están vacíos. Sus baúles no están. Se ha marchado,
27:05duquesa. Sin despedirse de nadie. Bueno, casi nadie. ¿Qué significa casi nadie?
27:12Preguntó Victoria, su voz bajando a un tono peligrosamente bajo. Ah, ha dejado una carta,
27:21señora. En la mesa de la entrada. Para la señorita Adriana. El mundo de Victoria se tambaleó. Isabel,
27:29la mosquita muerta. La mujer silenciosa que lo veía todo. Isabel, que había estado allí la noche del
27:36asesinato. Isabel, que la había visto consolar a Adriana con mentiras. Isabel, que conocía sus
27:44secretos. Se ha ido. Y ha dejado una carta. Para Adriana. ¿Dónde está esa carta? Preguntó. Su voz
27:52un susurro mortal. La, la señorita Adriana la recogió hace un rato, señora. Subió con ella a su
28:01cuarto. Parecía, muy alterada por lo de la prisión. Sal. Fuera de aquí. Gritó Victoria.
28:10La doncella huyó. Victoria se quedó inmóvil. Pánico. Un pánico frío y paralizante que no había
28:17sentido en años. Subestimó a Mercedes, y ganó. Pero se había olvidado por completo de Isabel.
28:24¿Qué sabe? ¿Qué ha escrito? Su impulso fue correr al cuarto de Adriana, derribar la puerta,
28:32arrebatarle la carta. Pero no, no podía. Eso sería una confesión. Tenía que mantener la calma. Pero la
28:40calma era imposible. Si Isabel había contado la verdad. Si Adriana, en su estado de vulnerabilidad,
28:47leía esos secretos. Todo por lo que había luchado, matado y mentido, se derrumbaría. Y en la habitación
28:56del piso de arriba, ajena al pánico de su tía, Adriana sostenía el sobre en sus manos. Lo había
29:04encontrado al volver de su enfrentamiento con Alejo, quien había salido de la casa como una
29:09tormenta tras su visita a la prisión. Su nombre estaba escrito en la caligrafía pulcra y tímida de
29:16Isabel. Su primer pensamiento fue de extrañeza. ¿Por qué Isabel le escribiría? Apenas hablaban,
29:25pero el sobre era grueso, pesado. Con los dedos aún entumecidos por el frío de la mañana,
29:32rompió el sello de lacre. Dentro, había varias hojas de papel, dobladas meticulosamente.
29:40Se sentó en su cama, la misma donde horas antes había llorado en brazos de Alejo. Y comenzó a leer.
29:46Querida Adriana, cuando leas esto, yo ya estaré muy lejos de valle salvaje. No puedo seguir viviendo
29:54bajo este techo, no después de lo que sé. Te escribo a ti porque eres la única persona en
30:01esta casa que aún conserva un alma pura, y mereces saber la verdad. Aunque la verdad sea un monstruo,
30:08Adriana frunció el ceño. ¿Qué verdad? Siguió leyendo. Y el aire abandonó sus pulmones. Hoja tras
30:17hoja, Isabel desgranaba el horror. No eran suposiciones. Eran hechos, nombres, fechas,
30:26conversaciones escuchadas a través de puertas entornadas. No fue un robo. El padre de Luisa,
30:32Don Manuel, fue asesinado por orden de tu tía, Victoria. Adriana ahogó un grito. Sus manos
30:40comenzaron a temblar tan violentamente que apenas podía sostener el papel. Don Manuel había descubierto
30:47las estafas de la duquesa. Iba a denunciarla. Victoria no podía permitirlo. Usó a un hombre,
30:55un tal damaso. Para que pareciera un accidente, pero falló. Así que ella misma. La carta describía,
31:03con un detalle escalofriante, cómo Victoria había preparado un veneno.
31:10Cómo se había asegurado de que Don Manuel lo bebiera. Vi su rostro esa noche. Regresó a la casa.
31:18No había culpa en él. Había, alivio, el mismo alivio que vi cuando arrestaron a Luisa.
31:25No, no, no puede ser. Susurraba Adriana, meciendo la cabeza. Pero la carta no había terminado.
31:34Tu tía no actúa sola. El hombre que la visita, José Luis, es su cómplice. Son ellos quienes
31:40controlan al comisario. Son ellos quienes han falsificado las pruebas contra Luisa. La quieren
31:48en la cárcel, o muerta, para que la verdad de sus padres nunca salga a la luz.
31:55Adriana dejó caer la carta. El mundo se había vuelto borroso. Su respiración era un jadeo doloroso.
32:03Tía Victoria, la mujer que la había acogido. La mujer que le había dado un hogar. La mujer
32:08que había llorado con ella a la muerte de sus padres. Era un monstruo. La devastación que había
32:16sentido por Luisa se transformó en un horror cósmico. Alejo, Alejo sospechaba de ellos. Y ahora ella
32:24tenía la prueba. No sé qué harás con esta información. Adriana, concluía la carta.
32:32Solo sé que no estás a salvo. Si ella supiera que te he escrito esto, me mataría sin dudarlo.
32:37Y a ti también. Tu tía es la responsable de todo. Huye, Adriana. Huye de Valle Salvaje antes
32:45de que sea demasiado tarde. La carta cayó al suelo. Adriana se quedó mirando la pared. La
32:52imagen de Luisa en la celda se superpuso con la sonrisa elegante de Victoria. El veneno, el arresto,
32:59la crueldad. Todo encajaba. La puerta de su habitación se abrió de golpe. Adriana levantó
33:08la vista, esperando ver a Alejo. Pero era Victoria. Estaba de pie en el umbral, su rostro pálido,
33:15sus ojos fijos, no en Adriana, sino en las hojas de papel esparcidas por el suelo.
33:22Adriana, querida, dijo Victoria, su voz un hilo de seda mortal. Pareces alterada.
33:28¿Qué? ¿Qué estabas leyendo? Adriana no respondió. Se puso lentamente en pie. El miedo
33:36había desaparecido, reemplazado por algo nuevo. Algo frío. Sostuvo la mirada de su tía. Por
33:43primera vez en su vida, la vio como realmente era. No como una protectora, sino como una
33:49asesina.
33:52El capítulo terminaba. La carta más peligrosa de Valle Salvaje acababa de explotar, y la
33:57onda expansiva estaba a punto de destruirlos a todos.
Sé la primera persona en añadir un comentario
Añade tu comentario

Recomendada

47:34