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#LaPromesa #avance #capítulo
"El cuadro maldito desaparece… y alguien lo ha destruido"
La tensión en La Promesa alcanza un nuevo punto de quiebre. La inquietante presencia del retrato de Cruz, lejos de apaciguarse, comienza a devorar el alma de quienes habitan el palacio. Tras el desmayo de Martina, el miedo se instala como huésped silencioso: ¿qué oculta esa pintura? ¿Por qué parece observarlos incluso en la oscuridad?

Mientras Petra revive en silencio los secretos compartidos con la marquesa, Alonso se quiebra ante la mi ...

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Transcripción
00:00El cuadro maldito desaparece. Y alguien lo ha destruido. La tensión en la promesa alcanza
00:10un nuevo punto de quiebre. La inquietante presencia del retrato de Cruz, lejos de apaciguarse,
00:19comienza a devorar el alma de quienes habitan el palacio.
00:22Tras el desmayo de Martina, el miedo se instala como huésped silencioso,
00:29que oculta esa pintura. ¿Por qué parece observarlos incluso en la oscuridad?
00:37Mientras Petra revive en silencio los secretos compartidos con la marquesa,
00:41Alonso se quiebra ante la mirada inmóvil de la mujer que amó.
00:47Martina intenta recomponer su relación con Catalina, pero la herida aún sangra.
00:52Catalina, por su parte, arrastra las tensiones con Adriano, sin lograr encontrar un punto de
00:57reconciliación. Un error de Pía. Una carta no entregada a tiempo. Desata la furia inesperada
01:06de Cristóbal. ¿Qué contenía ese mensaje para provocar tal reacción? La respuesta podría cambiarlo
01:15todo. Toño vive su propio despertar junto a Enora, sin imaginar que Manuel, pese al dolor
01:23que lo consume, es quien más lo impulsa a vivir ese amor.
01:29Pero Manuel no está bien. Confiesa a Curro que ha hablado con el retrato,
01:33como si Cruz pudiera escucharle desde el lienzo.
01:35El delirio se mezcla con la culpa, y las voces del pasado no lo dejan en paz. Y cuando parece
01:43que nada puede ir a peor, el cuadro desaparece.
01:50Alguien lo ha destruido, en secreto, sin dejar rastro. ¿Fue un acto de liberación o de desesperación?
01:56¿Quién se atrevió a desafiar a los fantasmas del pasado justo cuando la verdad empezaba a emerger?
02:08El misterio se intensifica. La promesa jamás volverá a ser la misma. La mañana del martes,
02:145 de agosto, se desperezó sobre la promesa con una lentitud perezosa, casi enfermiza.
02:19El sol, habitualmente un heraldo de vida y actividad en la finca, parecía hoy un ojo pálido
02:27y acuoso, incapaz de disipar la niebla que se aferraba a los campos ni la bruma, mucho más
02:33densa y helada, que se había instalado en los corazones de quienes habitaban el palacio.
02:40No era una humedad física, sino una escarcha del alma, un frío que emanaba de un punto concreto
02:45del salón principal y se extendía como una mancha de aceite sobre el agua, contaminándolo
02:50todo.
02:54El epicentro de aquella glaciación anímica era, por supuesto, el retrato de la marquesa.
03:02Desde el desmayo de Martina el día anterior, la pintura había dejado de ser un objeto inerte,
03:08una mera representación artística de cruz izquierdo.
03:10Se había transformado, ahora era un ídolo oscuro, un tótem cargado de una energía maligna
03:18que pulsaba silenciosamente desde la pared.
03:24Su presencia era casi una agresión.
03:26Los criados pasaban por delante de él apresurando el paso, con la cabeza gacha, como si temieran
03:32que una simple mirada pudiera robarles el aliento.
03:34Murmuraban en los rincones de la cocina y en el office, sus voces convertidas en siseos
03:42temerosos.
03:45Hablaban de mal de ojo, de brujería, de un alma atrapada en los pigmentos.
03:50No es normal, pía.
03:52Le había susurrado Teresa a la ama de llaves mientras pulían la plata, sus nudillos blancos
03:56por la fuerza con que apretaba el paño.
03:58La señorita Martina es fuerte como un roble.
04:04Yo la vi caer, sus ojos estaban fijos en el cuadro, como si la estuviera llamando.
04:12Se quedó sin aire, como un pez fuera del agua.
04:15Pía, aunque intentaba mantener una fachada de pragmatismo y calma, sentía el mismo escalofrío
04:21recorrerle la espina dorsal.
04:22Cada vez que entraba en el salón para supervisar la limpieza, notaba una opresión en el pecho.
04:33Los ojos de la marquesa pintada parecían seguirla con una inteligencia gélida, su sonrisa
04:38de Mona Lisa torcida en un rictus de triunfo y desdén.
04:44Era una presencia que juzgaba, que conocía los secretos más profundos y se regodeaba en
04:49ellos.
04:52La duda, como una mala hierba, había echado raíces profundas en cada rincón de la promesa.
05:00Las preguntas florecían en el aire, venenosas y sin respuesta.
05:04¿Quién había encargado semejante obra?
05:06La lógica dictaba que había sido la propia cruz, en un acto de narcisismo supremo.
05:11Pero, ¿cuándo, antes de su ingreso en la casa de reposo, en aquella espiral de locura
05:19y conspiraciones?
05:21Si era así, ¿con qué fin?
05:23No era un retrato para la posteridad.
05:25Era un arma.
05:26Un manifiesto de poder que seguía ejerciendo su tiranía incluso desde la ausencia.
05:30Y luego estaba el artista.
05:34Un misterio absoluto.
05:36No había firma visible.
05:38Ninguna pista sobre el autor de aquella pieza tan inquietante como magistral.
05:41¿Quién podría haber capturado no sólo los rasgos de la marquesa, sino la esencia
05:49misma de su espíritu manipulador?
05:51¿Y por qué no se había presentado aún en el palacio para reclamar su pago o su reconocimiento?
05:57Aquella anonimidad sólo añadía una capa más de oscuridad al enigma.
06:03Parecía como si el pintor, tras dar la última pincelada, hubiera huido despavorido, consciente
06:09de haber creado no una obra de arte, sino un portal a algo innombrable.
06:16Petra, la doncella personal de la marquesa, era quizás la única que no sentía miedo frente
06:21al lienzo.
06:25Sentía una melancolía afilada, un dolor antiguo que se reavivaba con cada mirada.
06:33Para ella, el cuadro era un relicario de tiempos pasados, un eco de la mujer a la que
06:38había servido con una lealtad que rozaba la devoción.
06:44Se detenía frente a él cuando nadie la veía, en la quietud del amanecer o en la penumbra
06:49del atardecer.
06:53No veía a un demonio, sino a su señora.
06:56Recordaba las tardes en las que Cruz, sentada en su tocador, le confiaba sus planes, sus
07:01ambiciones, sus desprecios.
07:06El poder, Petra, le oía susurrar en el silencio de su memoria, la voz de la marquesa tan clara
07:12como si estuviera a su lado.
07:16No se tiene, se ejerce, constantemente, hay que recordar a todos, a cada instante, cuál
07:22es su lugar.
07:26Y el nuestro, Petra, está por encima de todos los demás.
07:30El retrato era eso, un recordatorio perpetuo.
07:36Petra entendía su propósito, y en la soledad de su duelo silencioso, lo aprobaba.
07:41Sentía una punzada de orgullo al ver cómo la imagen de su señora seguía doblegando
07:48la voluntad de los habitantes de la promesa.
07:54Era la prueba de que la verdadera nobleza, el verdadero poder, trascendía los muros de
07:59una prisión o la opinión de los necios.
08:04Pero incluso ella, en su fiel reverencia, no podía evitar sentir una extraña desazón.
08:12Había algo en la fijeza de esa mirada pintada, en la tensión de la mandíbula apenas sugerida,
08:17que hablaba de un tormento que ni la propia Petra había llegado a conocer.
08:24Era la cruz que existía en la más absoluta soledad, la que se enfrentaba a sus propios
08:28demonios en la oscuridad de la noche.
08:33Y esa visión, por un instante, la hacía sentir una compasión que la avergonzaba.
08:38Para don Alonso, el marqués de Luján, el cuadro era una tortura diaria, una afrenta
08:43a su dolor.
08:47Había intentado evitar el salón, buscar excusas para despachar en la biblioteca o pasear
08:52por los jardines.
08:56Pero el palacio parecía conspirar para llevarlo siempre de vuelta frente a ella.
09:00Frente a la efigie de la mujer que amó, que odió, que lo destruyó y que, a pesar
09:05de todo, seguía siendo su esposa.
09:10Aquella mañana, buscando a Curro para hablar sobre unos asuntos de la finca, entró en
09:15el salón sin darse cuenta.
09:19Y allí estaba ella, inmóvil, eterna, con esa sonrisa que en otros tiempos le había
09:24parecido encantadora y que ahora se le antojaba la mueca de un depredador.
09:28Se quedó paralizado, el mundo a su alrededor se desvaneció, sólo existía en él y los
09:36ojos pintados de cruz.
09:40Se derrumbó, no físicamente, sino por dentro.
09:44Fue un colapso silencioso y devastador.
09:48Un dique que se rompía y liberaba una riada de recuerdos.
09:51Vio a la cruz joven y vibrante que llegó a la promesa, llena de sueños y ambiciones.
09:56Vio a la madre de sus hijos, a la compañera de noches en vela, a la conspiradora que susurraba
10:04veneno en su oído.
10:08Vio sus mentiras, sus traiciones, la red de engaños que casi le cuesta la vida a su propio
10:13hermano.
10:17Y lo vio todo en esos ojos pintados.
10:19El artista, fuera quien fuese, era un genio del tormento.
10:26Había logrado condensar una vida entera de complejidades en dos puntos de óleo y barniz.
10:31—¿Por qué, cruz? —murmuró Alonso, su voz un hilo de sonido que apenas logró salir de su garganta.
10:43—¿Por qué tanto daño? ¿Qué te hice yo para que me destrozaras de esta manera?
10:47Se acercó un paso, luego otro.
10:49Su mano temblaba, queriendo tocar el lienzo, quizás para sentir si estaba frío como el mármol
10:58de una tumba, o para rasgarlo y acabar con aquella tortura.
11:05Pero no pudo, era como si un campo de fuerza invisible, el mismo que había derribado a Martina,
11:11lo mantuviera a raya.
11:12Se sentía débil, expuesto, desnudo ante el juicio implacable de su mujer ausente.
11:23Las lágrimas pugnaban por salir, calientes y amargas, pero un marqués de Luján no llora.
11:31Se tragó el sollozo, que se convirtió en una bola de fuego en su pecho.
11:35Se dio la vuelta bruscamente y salió del salón, su respiración agitada, dejando atrás la mirada
11:41inmóvil que parecía seguirlo con una compasión burlona.
11:47El abismo entre primas, lejos del influjo directo del cuadro, en los pasillos superiores, otro
11:53tipo de fractura, más íntima pero igual de dolorosa, se negaba a sanar.
11:57Martina, ya recuperada físicamente de su desvanecimiento pero con el alma todavía
12:05amagullada, buscaba desesperadamente a Catalina.
12:11El incidente en el salón le había servido como una epifanía terrible.
12:15La vida era demasiado frágil, las relaciones demasiado preciosas, como para dejarlas morir
12:20por orgullo.
12:21La encontró en la zona de servicio, revisando unos libros de cuentas con una concentración
12:29feroz, como si los números pudieran construir una muralla a su alrededor.
12:36Catalina había adoptado una dureza que no era natural en ella, era una armadura forjada
12:41en la decepción, y cada día que pasaba, parecía añadirle una nueva capa de acero.
12:46Catalina, empezó Martina, su voz temblorosa.
12:53Catalina levantó la vista del libro.
12:58Sus ojos, normalmente cálidos y expresivos, eran dos esquirlas de hielo.
13:03No dijo nada.
13:07Simplemente esperó, dejando que el silencio se estirara, convirtiéndose en un arma.
13:12Martina, quería saber cómo estabas, continuó Martina, sintiéndose torpe e inútil.
13:21Y... y quería hablar de lo que pasó.
13:26De nosotras.
13:27No hay nada de qué hablar, respondió Catalina, su tono tan cortante como el borde de una hoja
13:32de papel.
13:33Volvió la vista al libro de cuentas, estoy ocupada, por favor, suplicó Martina, dando
13:42un paso adelante.
13:46El corazón le latía con fuerza.
13:48Catalina, sé que te he hecho daño, fui una cobarde.
13:54Me dejé llevar por el miedo, por lo que dirían, por... por todo, pero te juro que lo lamento
14:00más de lo que puedo expresar con palabras.
14:05Eres mi prima, mi amiga, eres como una hermana, no soporto esto.
14:10En su voz había una sinceridad desnuda, un arrepentimiento tan palpable que habría conmovido
14:15a una estatua.
14:19Pero no a Catalina.
14:20La traición que sentía era demasiado profunda.
14:23No se trataba solo de la ruptura de su compromiso con don Antonio de Carvajal y Cifuentes, orquestada
14:28en parte por las dudas y la falta de apoyo de Martina.
14:34Era algo más visceral.
14:36Era la sensación de haber sido abandonada en su momento de mayor vulnerabilidad por una
14:40de las pocas personas en el mundo en las que creía confiar ciegamente.
14:46¿Ahora lo lamentas?
14:47Dijo Catalina, sin levantar la vista.
14:50Su voz era un susurro peligroso.
14:52Ahora que has visto lo que te conviene, ahora que tu jueguecito con curro también pende
14:58de un hilo, tu arrepentimiento llega tarde, Martina.
15:04Y, si me permites ser sincera, me parece tan falso como un billete de tres pesetas.
15:12Cada palabra fue un golpe.
15:14Martina retrocedió como si la hubieran abofeteado.
15:16No es así, susurró, con los ojos llenos de lágrimas.
15:23Lo que pasó ayer, el cuadro, me hizo darme cuenta de que, de que la vida es corta.
15:28Interrumpió Catalina, cerrando el libro de golpe.
15:34El sonido resonó en el pasillo silencioso.
15:37Finalmente, la miró directamente a los ojos, y Martina vio un abismo de dolor y rabia.
15:42Pues esa lección deberías haberla aprendido cuando permitiste que me humillaran.
15:49Que jugaran con mis sentimientos y con mi futuro.
15:55Lo que se ha roto entre nosotras, Martina, no lo arregla un desmayo oportuno ni unas cuantas
16:00palabras bonitas.
16:04No se ha roto, lo has pulverizado tú.
16:06Ahora, si me disculpas, tengo trabajo de verdad que hacer.
16:10Cosas que sí importan.
16:15Se levantó y pasó por su lado sin dedicarle una segunda mirada, dejando a Martina sola
16:20en medio del pasillo, ahogada en un sollozo que no se atrevía a liberar.
16:26El rechazo de Catalina era más doloroso que cualquier malestar físico que el cuadro pudiera
16:30haberle provocado.
16:31Era una herida limpia, profunda y, por lo que parecía, incurable.
16:39Y como si el universo se deleitara en el sufrimiento de los Luján, la propia vida sentimental de
16:44Catalina era otro campo de batalla.
16:46Su relación con Adriano, el joven y apuesto empresario que había llegado para gestionar
16:54las tierras, había empezado como un soplo de aire fresco, una promesa de algo real y
16:59honesto.
17:02Pero las tensiones que rodeaban la promesa, la amargura que anidaba en el corazón de
17:06Catalina y, sobre todo, la sombra omnipresente del estatus y las expectativas, estaban envenenando
17:13también ese vínculo.
17:17Discutían por nimiedades que ocultaban problemas mayores.
17:20Adriano, un hombre práctico y directo, no entendía la complejidad de las lealtades familiares
17:26y las heridas del pasado que atenazaban a Catalina.
17:31La veía encerrada en sí misma, osca, y lo interpretaba como una falta de interés.
17:36No te entiendo, Catalina.
17:41Le había dicho la noche anterior, tras una cena tensa en la que apenas habían cruzado
17:45palabra.
17:49A veces siento que estás aquí conmigo, y otras, otras es como si estuvieras a mil leguas
17:54de distancia, en un lugar al que no me permites acceder.
17:57Quizás es que no hay nada que entender, Adriano.
18:03Había respondido ella, a la defensiva.
18:08Somos distintos, venimos de mundos diferentes.
18:11¿Y eso es un impedimento?
18:13Pensé que era lo que nos hacía interesantes.
18:16Replicó él, frustrado.
18:20Pero es imposible construir nada si levantas un muro cada vez que intento acercarme.
18:25La conversación había terminado en un silencio agrio.
18:31Ambos sabían que estaban llegando a un punto de no retorno.
18:37La atracción seguía ahí, innegable, pero la paciencia y la comprensión se estaban agotando
18:42a un ritmo alarmante.
18:46Catalina, herida por Martina, desconfiaba de todos, y Adriano, un hombre acostumbrado
18:52a soluciones claras y resultados tangibles, se sentía impotente ante aquella maraña
18:57de emociones no expresadas.
19:01La relación, como tantas otras cosas en la promesa, pendía de un hilo muy fino, la
19:06carta y la furia.
19:10Mientras las damas de la familia Luján lidiaban con sus tormentas emocionales, en las entrañas
19:15del palacio, en el territorio del servicio, un descuido aparentemente menor estaba a punto
19:20de desatar un huracán.
19:24Pía, la eficiente y habitualmente infalible ama de llaves, estaba abrumada.
19:29La atmósfera opresiva del palacio, la preocupación por la salud de su hijo, las constantes demandas
19:35de los señores y, ahora, la siniestra presencia del cuadro, habían mermado su capacidad de concentración.
19:41El día anterior, había recibido una carta para el mayordomo, don Cristóbal.
19:49Un sobre grueso, de papel de calidad, con un sello de lacre que no reconoció.
19:57Lo había guardado en el bolsillo de su delantal con la intención de entregárselo de inmediato.
20:02Pero una urgencia con la colada, seguida de la preparación de la cena, y finalmente el
20:07caos provocado por el desmayo de Martina, habían desterrado por completo el sobre de su mente.
20:15Fue a media mañana del martes cuando, al meter la mano en el bolsillo para sacar su
20:20pañuelo, sus dedos rozaron el papel olvidado.
20:25Un escalofrío de pavor la recorrió.
20:27La carta, sabía lo estricto que era Cristóbal con la correspondencia.
20:31Era un hombre de rutinas y exactitud, y un fallo así era considerado una grave falta
20:39de profesionalidad.
20:43Con el corazón en un puño, se dirigió a la biblioteca, donde sabía que el mayordomo
20:48estaría repasando el inventario de vinos.
20:53Llamó a la puerta con suavidad.
20:55Adelante.
20:56Cristóbal estaba de espaldas a la puerta, concentrado en una lista.
21:01Su figura, siempre erguida y formal, parecía hoy tener una rigidez especial.
21:08Don Cristóbal.
21:09Empezó Pía, su voz apenas un susurro.
21:15Le pido mil disculpas, con todo el ajetreo de ayer.
21:18Yo, he olvidado entregarle esto.
21:23Le tendió el sobre.
21:24Cristóbal se giró lentamente.
21:26Su mirada se posó primero en el rostro angustiado de Pía y luego en la carta que sostenía
21:31en su mano temblorosa.
21:35Al verla, su expresión cambió.
21:37La máscara de impasibilidad profesional se resquebrajó, revelando por un instante una
21:42emoción extraña, una mezcla de ansiedad y furia.
21:45Se la arrebató de la mano con un gesto brusco.
21:51¿Ayer?
21:52Preguntó, su voz baja y cargada de una tensión que Pía no le conocía.
21:59Dice usted que recibió esto ayer y se le olvidó entregármelo.
22:03Sí, señor.
22:04Lo lamento profundamente.
22:06Fue antes de.
22:09Silencio.
22:10La interrumpió, su voz subiendo de volumen hasta convertirse en un gruñido.
22:18¿Es usted consciente de la gravedad de su negligencia?
22:21¿Tiene la más remota idea de lo que significa un retraso de casi 24 horas?
22:28Pía retrocedió, atónita.
22:30Nunca había visto a Cristóbal así.
22:32Su reacción era completamente desproporcionada.
22:37Era la de un hombre que no había recibido una simple carta con retraso, sino que había
22:41visto sus planes más cruciales desmoronarse por un error ajeno.
22:48Yo, no, señor, no sabía que fuera tan urgente.
22:52Urgente no es la palabra.
22:54Exclamó él, paseándose por la biblioteca como una fiera enjaulada.
22:58Miraba el sobre como si contuviera una serpiente.
23:04Es vital, podría cambiarlo todo.
23:08Rompió el sello de lacre con dedos temblorosos y extrajo las hojas que contenía.
23:13Sus ojos recorrieron las líneas a una velocidad febril.
23:18Pía vio como el color desaparecía de su rostro, siendo reemplazado por una palidez cerúlea.
23:23Apretó la mandíbula con tanta fuerza que un músculo tembló en su mejilla.
23:31Por un momento, Pía temió que fuera a sufrir un ataque.
23:37¿Qué? ¿Qué ocurre, don Cristóbal?
23:40Se atrevió a preguntar.
23:41El miedo por su reacción mezclado con una genuina preocupación.
23:44¿Son malas noticias?
23:50Él levantó la vista del papel.
23:52Sus ojos eran los de un extraño.
23:56Fríos, calculadores y llenos de una ira helada que ahora se dirigía por completo hacia ella.
24:01Lo que ocurre, señora Adarre, es que su incompetencia puede haberme costado muy caro.
24:12Muy, muy caro.
24:13No se imagina cuánto.
24:15Dobló la carta con una precisión metódica y se la guardó en el bolsillo interior de su chaqueta.
24:23Luego se acercó a ella, invadiendo su espacio personal.
24:27Pía tuvo que hacer un esfuerzo para no retroceder.
24:31Rece para que pueda solucionar el desastre que ha provocado, Pía.
24:36Rece con todas sus fuerzas.
24:40Porque si no lo consigo, le juro por lo más sagrado que se arrepentirá de su olvido cada uno de los días que le queden por trabajar en esta casa.
24:50¿Me ha entendido?
24:51Pía, paralizada por el shock y el miedo, solo pudo asentir con la cabeza, incapaz de articular palabra.
25:01Ahora, lárguese de mi vista.
25:03Y no quiero volver a ver un solo error de su parte.
25:06Ni uno.
25:09Salió de la biblioteca casi corriendo, con el corazón martilleándole en las sienes.
25:14La reacción del mayordomo no tenía ningún sentido.
25:20¿Qué podía contener esa misiva para provocar semejante terremoto emocional?
25:24¿Qué secreto guardaba don Cristóbal, tan celosamente, que un simple retraso en el correo podía llevarlo al borde del abismo?
25:31La promesa, se dio cuenta Pía con una certeza aterradora.
25:36No solo estaba encantada por un cuadro.
25:38Estaba podrida de secretos, y el de Cristóbal parecía ser uno de los más peligrosos.
25:45Luz en el hangar, sombras en el despacho.
25:48A unos cientos de metros del palacio, en el hangar, el aire era completamente diferente.
25:53Olía a aceite de motor, a cuero y a la hierba fresca que se colaba por la puerta abierta.
26:04Y olía a esperanza.
26:06Toño, el mecánico amigo de Manuel, vivía en una burbuja de felicidad.
26:13Desde la llegada de Enora, la fotógrafa francesa, sus días se habían llenado de una luz nueva.
26:19Estaban trabajando juntos en la reparación de una avioneta, pero en realidad, estaban construyendo algo mucho más delicado y emocionante.
26:33Toño disfrutaba cada momento a su lado con la ilusión desbordante de quien se asoma por primera vez al amor.
26:38Le explicaba el funcionamiento del motor con una paciencia infinita, y Enora lo escuchaba con una fascinación que iba más allá del interés técnico.
26:52Sus manos se rozaban al pasarse una herramienta.
26:55Sus miradas se encontraban por encima del fuselaje y se sostenían un segundo más de lo necesario.
27:00—¡Eres un poeta de la mecánica, Toño! —le dijo Enora con su encantador acento francés, limpiándose una mancha de grasa de la nariz y dejando un nuevo borrón.
27:15Toño se rió, una risa sincera y sonora que retumbó en el hangar.
27:19—¡Y tú eres una hechicera de la luz!
27:21—Nunca he visto a nadie mirar el mundo como lo haces tú a través de esa cámara.
27:28Manuel, sentado en un rincón del hangar, los observaba.
27:34Una parte de él, la más grande y dolorida, sentía una punzada de envidia.
27:39Su propio corazón estaba hecho añicos, un motor gripado por el dolor de haber perdido a Yana,
27:45por la responsabilidad aplastante de la herencia y por el peso insoportable de un matrimonio vacío con Jimena.
27:51Ver la felicidad floreciente de su amigo era un recordatorio constante de todo lo que él no podía tener.
28:02Pero otra parte de él, una parte más noble y madura que había crecido a la fuerza en los últimos meses,
28:08se sentía genuinamente feliz por ellos.
28:13Veía en Toño a un hombre bueno que merecía ser feliz, y en Enora a una mujer inteligente y vibrante que le hacía bien.
28:21Y a pesar de su propio naufragio, encontraba consuelo en ser el capitán que animaba a otros barcos a navegar hacia Aguas Felices.
28:29¡Hacéis buena pareja! Dijo Manuel, acercándose a ellos con una sonrisa melancólica.
28:40Toño se sonrojó como un adolescente. Enora, más directa, le sostuvo la mirada a Manuel.
28:46Tu amigo es un hombre excepcional. Tiene pasión por lo que hace. Eso es algo muy raro de encontrar.
28:56Lo sé. Confirmó Manuel. Cuídalo bien, Enora.
29:00Y tú, Toño, no la dejes escapar. Las oportunidades así no se presentan dos veces.
29:05Hablaba por experiencia. La amarga experiencia de haber dejado escapar a Yana.
29:13Sus palabras, aunque dirigidas a sus amigos, eran un eco de su propio arrepentimiento.
29:20Se despidió con un gesto y salió del hangar, dejando a la pareja en su paraíso de bujías y promesas,
29:26para volver a su infierno personal de obligaciones y mentiras.
29:29Su siguiente cita era en su despacho, con Leocadia, la empresaria que estaba interesada en comprar el negocio de mermeladas.
29:42La mujer era todo lo contrario a Enora. Era dura, pragmática y sus ojos no veían poesía en el mundo,
29:49sino balances y oportunidades de negocio.
29:51Manuel, querido. Lo saludó Leocadia con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
30:00Espero que hayas tenido tiempo de considerar mi oferta.
30:05La he considerado, Leocadia. Y sigo pensando que tu oferta por una parte de la empresa es justa.
30:14Podemos empezar a redactar los contratos.
30:16Leocadia se reclinó en la silla, juntando las yemas de los dedos.
30:23Su calma era la de un jugador de póker que sabe que tiene la mejor mano.
30:27De hecho, Manuel, ha habido un cambio.
30:33Ya no quiero comprar una parte. Quiero comprarlo todo.
30:37Manuel se quedó de piedra. ¿Todo? ¿La empresa entera?
30:40Pero, ¿por qué el cambio de opinión?
30:42Digamos que he reevaluado el potencial del mercado.
30:48Y he llegado a la conclusión de que una inversión parcial sería...
30:52ineficiente.
30:55Quiero el control total para poder implementar mi visión sin cortapisas.
30:59La propuesta era tentadora.
31:04Vender la empresa entera significaría una inyección masiva de capital para la promesa.
31:09Mucho más de lo que había soñado.
31:11Solucionaría de un plumazo todas sus deudas.
31:17Pero también significaría renunciar al legado de su madre,
31:20al proyecto que Catalina había luchado por mantener a flote.
31:26Es una decisión muy importante, Leocadia.
31:29Necesito tiempo para pensarlo.
31:31Y, sobre todo, necesito hablarlo con mi hermana.
31:34Por supuesto, dijo ella, con una condescendencia apenas disimulada.
31:42Pero no tardes mucho, Manuel.
31:46El mundo de los negocios se mueve deprisa.
31:49Y las oportunidades, como bien sabes, son fugaces.
31:52Lo que Leocadia no compartió con Manuel era la verdadera razón de su cambio de estrategia.
31:59Hacía dos días había mantenido una reunión secreta con Pedro Farré.
32:06Un competidor sin escrúpulos del sector conservero.
32:09Farré le había revelado que estaba a punto de lanzar una campaña agresivísima para hundir a las pequeñas empresas como la de los Luján.
32:19Pero le había ofrecido a Leocadia un trato.
32:22Si ella compraba la empresa de los Luján y se la vendía a bajo coste,
32:26él le daría una participación mayoritaria en su nuevo conglomerado.
32:29Leocadia no estaba invirtiendo en el futuro de las mermeladas de la promesa.
32:37Estaba ejecutando una adquisición hostil por encargo.
32:42Y Manuel, consumido por sus propios problemas, estaba a punto de caer en la trampa.
32:50La confesión en la penumbra.
32:52La tarde caía sobre la promesa, tiñendo las paredes de piedra de tonos anaranjados y melancólicos.
33:00La tensión, lejos de disiparse, se había solidificado.
33:04Se podía cortar con un cuchillo.
33:08Y en ningún lugar era tan densa como en el alma de Manuel.
33:12Después de su reunión con Leocadia, se sentía aún más perdido.
33:18La decisión sobre la empresa lo abrumaba.
33:21El recuerdo de Yana lo atormentaba.
33:22Y sobre todo ello, como una nube de tormenta, estaba la presencia del cuadro.
33:30Lo sentía pulsar desde el piso de abajo, una llamada silenciosa y macabra que le ponía los pelos de punta.
33:39Buscó a Curro.
33:41Necesitaba hablar con alguien que pudiera entender, aunque fuera una mínima parte, del torbellino que lo consumía.
33:49Lo encontró en la armería, limpiando una de las escopetas de caza con un movimiento metódico y ausente.
33:55Curro, ¿tienes un minuto?
34:00Curro levantó la vista, vio la angustia en el rostro de su primo y hermano, y dejó el arma a un lado.
34:09Para ti, siempre, ¿qué ocurre, Manuel?
34:12Pareces haber visto un fantasma.
34:14Manuel soltó una risa hueca, sin alegría.
34:17Peor, he visto a mi madre, o, al menos, a esa cosa que cuelga en el salón.
34:26Se sentó en un baúl de madera, pasando las manos por su cabello con un gesto de desesperación.
34:30Curro se sentó a su lado, manteniendo una distancia respetuosa pero solidaria, el cuadro.
34:39Dijo Curro en voz baja.
34:43A todos nos tiene trastornados.
34:45Lo de Martín ayer fue.
34:47No es solo eso, Curro.
34:49No es solo que sea inquietante o de mal gusto.
34:51Es, es algo más.
34:56Siento que me está volviendo loco.
34:58De verdad.
34:59Curro frunció el ceño, preocupado.
35:03¿A qué te refieres?
35:05Manuel tragó saliva, la confesión atascada en su garganta como una espina.
35:12Se sentía increíblemente avergonzado, pero la necesidad de desahogarse era más fuerte.
35:17Te parecerá una estupidez, una locura, pero a veces, cuando paso por delante, le hablo.
35:28Curro no se río, no muestro sorpresa, solo una profunda empatía.
35:33¿Le hablas?
35:33¿Qué le dices?
35:38Tonterías.
35:38Le pregunto por qué nos hizo todo esto.
35:41Le recrimino el daño que te hizo a ti, a Yana, a padre.
35:44A mí.
35:47A veces, cuando estoy muy confundido, le pido consejo, como si fuera ella de verdad, como
35:53si pudiera oírme y responderme.
35:57Su voz se quebró al final.
35:59La vergüenza y el dolor lo desbordaron.
36:01Apoyó los codos en las rodillas y escondió el rostro entre las manos.
36:08Estoy perdiendo el juicio, curro.
36:11Esa pintura me está sorbiendo el seso.
36:13Hay momentos en los que sus ojos.
36:15Juraría que me siguen.
36:17Que parpadean.
36:19Que su sonrisa se ensancha un poco más cuando sufro.
36:22Es como si se alimentara de nuestra desgracia.
36:27Curro puso una mano en el hombro de Manuel.
36:30Un gesto firme.
36:31De anclaje a la realidad.
36:32No estás perdiendo el juicio, Manuel.
36:38Estás agotado, estás roto, y esa cosa en la pared es un catalizador de todo tu dolor.
36:45Es un espejo que refleja todos nuestros miedos y nuestro sufrimiento.
36:49No eres el único que se siente así.
36:51Padre apenas puede mirarlo.
36:55Yo mismo siento un escalofrío cada vez que paso por delante.
37:01Es una abominación, y no debería estar aquí.
37:04Pero está.
37:05Replicó Manuel, su voz ahogada por las manos.
37:08Y mientras siga ahí, siento que ninguno de nosotros podrá encontrar la paz.
37:16Es un ancla que nos mantiene atados al pasado, a todo el dolor que ella causó.
37:20Y nos está hundiendo, a todos.
37:26Se quedaron en silencio un largo rato, dos hermanos unidos en una angustia compartida,
37:31mientras la última luz del día se extinguía por la ventana de la armería.
37:37La confesión de Manuel flotaba entre ellos, una verdad terrible y vulnerable.
37:42El retrato no era solo un objeto.
37:44Era un veneno activo, un agente de descomposición psicológica que amenazaba con destruir los cimientos
37:50ya frágiles de la familia Luján.
37:54El sonido del lienzo rasgado.
37:56La noche cayó sobre la promesa como un sudario.
37:59El silencio que se instaló en el palacio no era pacífico, sino tenso, expectante.
38:07Un silencio que parecía contener la respiración.
38:10La mayoría de los habitantes, tanto señores como criados, se retiraron a sus habitaciones temprano,
38:16buscando en el sueño un refugio que la vigilia les negaba.
38:20El salón principal quedó a oscuras, solo iluminado por el tímido resplandor de la luna
38:27que se filtraba por los altos ventanales.
38:32La luz plateada incidía directamente sobre el cuadro, dándole un aspecto aún más fantasmal.
38:38Los óleos brillaban con una luminosidad propia, y la figura de la marquesa parecía a punto
38:45de desprenderse del lienzo y caminar por la estancia.
38:51Sus ojos, dos pozos de oscuridad en la penumbra, vigilaban.
38:56Poco después de la medianoche, cuando el silencio era absoluto, una sombra se deslizó
39:00por el pasillo.
39:04Se movía con una agilidad sigilosa, sin hacer el más mínimo ruido.
39:09No era el paso de un ladrón, sino el de alguien que conocía cada crujido de las tablas del
39:13suelo, cada eco del gran vestíbulo.
39:16Alguien que pertenecía a ese lugar.
39:21La figura entró en el salón.
39:23Se detuvo a varios metros del cuadro, observándolo durante un largo minuto, como un duelista que
39:28estudia a su adversario antes del primer movimiento.
39:33La luna iluminó parcialmente un objeto que la sombra sostenía en su mano.
39:38Algo metálico, con un filo largo y fino.
39:40Podría haber sido un abrecartas de plata de la biblioteca, o quizás un cuchillo de
39:48la cocina.
39:51La sombra se acercó al retrato.
39:53No había duda ni vacilación en sus movimientos.
39:56Solo una determinación fría y absoluta.
40:01Se colocó directamente frente a él, tan cerca que su aliento podría haber empañado
40:06el barniz.
40:06Levantó la mano armada.
40:11Y entonces, el silencio se rompió.
40:14El primer sonido fue un desgarro.
40:18Un ruido violento, obsceno en la quietud de la noche.
40:21El sonido de un tejido grueso y tenso que cede ante una fuerza superior.
40:28La cuchilla se hundió en el lienzo, justo en el centro del rostro sonriente de la marquesa,
40:33y lo rasgó de arriba a abajo en un gesto brutal y decidido.
40:39¡Zas!
40:40El sonido pareció resonar en cada rincón del palacio, como si el propio edificio se
40:45hubiera quejado de dolor.
40:46Pero la figura no se detuvo.
40:51Volvió a atacar el lienzo, una y otra vez.
40:54Los desgarros se sucedían.
40:56Rápidos, furiosos.
41:00Horizontales, verticales, diagonales.
41:02Un frenesí de destrucción silenciosa y metódica.
41:05El rostro de la marquesa quedó dividido en tiras inertes.
41:12Sus ojos juzgadores fueron obliterados.
41:16Su sonrisa burlona, destrozada en una mueca grotesca de tela colgante.
41:21Una vez que el lienzo estuvo reducido a jirones irreconocibles,
41:25la sombra dirigió su furia contra el bastidor de madera.
41:27Lo golpeó con una fuerza sorprendente, usando el pomo del cuchillo o quizás sus propios puños.
41:39La madera crujió, se astilló y finalmente se partió con un chasquido seco.
41:44El cuadro, o lo que quedaba de él, se desplomó de la pared.
41:50Cayó al suelo con un ruido sordo, una mezcla de madera rota y tela flácida.
41:55Murió.
41:58La presencia que había tiranizado la promesa fue extinguida en un arrebato de violencia anónima.
42:06La sombra se quedó de pie durante un instante sobre los restos de su obra,
42:10su pecho subiendo y bajando con la respiración agitada.
42:16No había triunfo en su postura, solo el vacío que sigue a la liberación de una gran tensión.
42:24Miró por última vez el desastre que había creado en el suelo.
42:28Un amasijo informe de astillas y harapos a la luz de la luna.
42:33Luego, con la misma cautela silenciosa con la que había llegado, se dio la vuelta y desapareció en la oscuridad del palacio,
42:41dejando tras de sí solo un crimen y un misterio aún mayor.
42:44¿Quién había sido, quién había tenido el coraje o la desesperación para cometer semejante acto?
42:53¿Alonso, en un arrebato de dolor?
42:55¿Manuel, llevado al límite por su tormento psicológico?
42:58¿Catalina, en una rebelión contra el símbolo de la tiranía que odiaba?
43:02¿O quizás alguien del servicio, Pía o incluso el enigmático Cristóbal, actuando por motivos que nadie podría sospechar?
43:09El misterio estaba servido.
43:14La destrucción del cuadro no había traído la paz a la promesa.
43:17Solo había abierto una nueva caja de Pandora.
43:23Porque ahora, la pregunta ya no era qué significaba el cuadro, sino quién lo había destruido.
43:31Y, sobre todo, porque, la respuesta, sin duda, sacudiría los cimientos del palacio de una forma que ni la propia marquesa pintada podría haber imaginado.
43:41La noche, ahora sí, podía empezar a respirar, pero el amanecer traería consigo el caos.
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