Cualquier especie animal, menos la humana, comprende que es hija de la naturaleza, y no al contrario. Hasta las plantas y los minerales nos dan lecciones de vida con una sapiencia que anonada; vergonzosa realidad para unos seres crueles, mezquinos y orgullosos, avaros, inconscientes y cambiantes.
No obstante mi profundo desencanto, mi escepticismo y mi tristeza juntos, me apoyo en unas cuantas excepciones que me impulsan a seguir hacia adelante, iluminando las noches tenebrosas de mi eterna y febril desesperanza.