Porque hablo fuerte y sin temores, no adulo a los poderosos, soy independiente y solitario, los mediocres, cobardes y envidiosos desprecian mi presencia y mi alegría.
Continuará el tiempo inexorable sobre las nuevas generaciones depredando la tierra que dejamos. Ellas verán con ojo inquisitivo a quienes cruzamos victoriosos el puente de los siglos, pese a la cruda indiferencia actual.