Podrás quedarte calva, perder labios y dientes, una pierna, un ojo, la nariz y hasta las dos orejas, ser como una bola de billar o escaparate viejo, tener marcado el rostro, quedar manca o paralítica, gaga o muda totalmente, perder tu sonrisa de Gioconda y esa gracia que te dio la vida.
Nada importa si vuelves a mi lado como una golondrina juguetona o un destello de luz en plena noche.
Esperaré, con este corazón abierto tu regreso, para seguirte amando con un amor tan puro y permanente como nunca lo dijeron mis palabras en los momentos de mayor incendio.