¡Querido mío, realmente has soñado cosas muy extrañas! Las Mil Noches y Una Noche
Veo en sueños el sofá. La casa decorada con alfombras y cortinas rojas. Del fondo de las habitaciones las chicas salen para dar la bienvenida al único cliente de la noche, que soy yo.
Son cuarenta y tres. Corren hacia mí dulcemente, semidesnudas, como gacelas de una primavera sin fin. Mueven sus caderas deliciosas, jóvenes y tiernas, untuosamente perfumadas y adornadas con diminutas cadenas de oro.
Versadas en el buen hablar, con palabras graciosas y reluciente sonrisa cantan y bailan, poseedoras de todos los secretos que hacen vibrar mi corazón y mi apetente bálano.
Me lavan las manos y los pies, me ungen con aceites olorosos y me tratan en todo como a un inteligente y acaudalado Señor.
Luego... Los sueños son los más encantadores de todos los engaños. Sea por eso y por todo, glorificado Alá, porque Él, y sólo Él, es grande y misericordioso.