Luego de mandar hacia las simas tantas embarcaciones de distintas nacionalidades, este mago insuperable del camuflaje marino fue víctima a su vez de los disparos que le hiciera el temerario acorazado inglés.
Pocos minutos bastaron para que este corsario de la flota nazi desapareciera bajo el agua después de una explosión hacia la proa que voló en diez mil pedazos el pañol de municiones.
Era dueño del periplo más largo conocido, si no mienten los anales de la navegación, y tenía como meta doblegar al enemigo sobre los mares del mundo.
Más allá de su final crudo y violento, la historia de sus hazañas, lo mismo que las dotes del valiente capitán, correrán de boca en boca, mientras quede sobre tierra siquiera un hombre de mar.