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Valle Salvaje Capitulo-275
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Transcript
00:00No puedo más. Tengo que dejar de pensar en él. Tengo que perder cualquier tipo de esperanza. Aceptar de una vez la verdad, por muy dolorosa que sea.
00:14El capítulo 275 de Valle Salvaje se convierte en uno de los más intensos de la saga, donde cada personaje enfrenta su propio destino entre la culpa, el poder y el amor perdido.
00:29Matilde desafía la tiranía de Victoria y enciende una chispa de rebelión en la servidumbre. Rafael se debate entre la lealtad y la sospecha.
00:38José Luis impone su autoridad sobre una esposa envenenada por el rencor, sellando un futuro incierto para el ducado.
00:47Alejo y Luisa viven el dolor de un amor amenazado por secretos, mientras Tomás representa la sombra del pasado que nunca muere.
00:56Leonardo e Irene, símbolos de una nueva generación, rompen las cadenas del miedo y se enfrentan a las estructuras del poder.
01:05Aunque el precio sea la pérdida, pero es Bárbara quien da el paso más humano y desgarrador.
01:13Renunciar al amor que la consumió para recuperar su libertad.
01:17Su partida deja un vacío que ningún título ni fortuna podrá llenar.
01:22En Valle Salvaje los vientos cambian y las pasiones hierven bajo la calma aparente.
01:28La historia continúa, y tras la marcha de Bárbara, el valle entero parece contener el aliento,
01:36esperando el próximo amanecer, donde los pecados y las verdades volverán a encontrarse.
01:43Bárbara se quedó en silencio después de leer la carta.
01:46El papel temblaba entre sus dedos, no por el frío, sino por el peso de los recuerdos.
01:53Hernando, el hombre que la había humillado, que la había usado y abandonado, ahora le pedía ayuda.
02:01Cerró los ojos y recordó su rostro, aquel orgullo altivo que alguna vez la hizo creer en un amor imposible.
02:08Pero lo que más dolía era que, a pesar de todo, aún le quedaba un rincón del alma donde seguía queriéndolo.
02:18Irene llegó minutos después, preocupada.
02:22Me han dicho que el mensajero venía del marqués, dijo, con ansiedad.
02:27¿Qué te pide?
02:28Bárbara suspiró y dejó la carta sobre la mesa.
02:32Lo mismo que siempre piden los hombres cuando ya es tarde, que repare lo que ellos rompieron.
02:39¿Quiere que yo bendiga el matrimonio entre tú y Leonardo, para forzar a los Guzmán a aceptarlo?
02:47Irene la miró, incrédula.
02:50¿Y lo harás?
02:51No respondió con calma, aunque su voz tembló ligeramente.
02:56He luchado tanto por amor, Irene, tanto, pero el amor que se arrastra no merece sobrevivir.
03:05Estoy cansada.
03:08Irene la tomó de las manos.
03:10Suplicante.
03:12Bárbara, si no aceptas, él los destruirá.
03:16Hernando, recurrirá a cualquier medio, incluso a ti.
03:21Bárbara la miró con ternura.
03:22Bárbara, yo ya no tengo fuerza para seguir en guerras que no me pertenecen.
03:28He vivido esperando un milagro que nunca llegó, y ahora lo único que quiero es paz.
03:34La joven se echó a llorar.
03:37¿Vas a irte, verdad?
03:39Sí, respondió con una sonrisa triste.
03:42¿Partiré al amanecer?
03:45Lejos de valle salvaje, lejos de este dolor.
03:48No puedo seguir respirando el mismo aire que me recuerda lo que perdí.
03:54Irene intentó detenerla, pero Bárbara la abrazó con suavidad.
03:59Prométeme que serás feliz, que no cometerás mis errores.
04:04Ama sin miedo, aunque el mundo te juzgue.
04:08No quiero perderte, murmuró Irene entre sollozos.
04:11Nadie me pierde, Irene susurró Bárbara.
04:16Solo me dejo encontrar por el silencio.
04:19Horas después, el carruaje estaba listo.
04:23Llevaba consigo solo una maleta y una carta dirigida a Leonardo,
04:27que Irene debía entregarle.
04:30Dentro, solo unas pocas líneas.
04:33Te amé con toda mi alma.
04:34Pero mi amor ya no es fuego, sino ceniza.
04:40No busques mi regreso.
04:42Me ausencías, era mi último acto de amor.
04:45El sol comenzaba a levantarse cuando el carruaje cruzó los límites de valle salvaje.
04:51El viento agitaba su cabello mientras el paisaje quedaba atrás.
04:56Por primera vez en años, Bárbara respiró sin miedo.
05:00En su mente resonaban las palabras de Irene.
05:03El amor no muere, se transforma.
05:07Tal vez era verdad.
05:09Tal vez, en algún rincón del tiempo,
05:12ella y Leonardo seguirían amándose,
05:15libres de culpa y de dolor.
05:17Detrás, en la casa de los Guzmán,
05:20Leonardo abrió la carta.
05:23Al leerla, su rostro se endureció.
05:25Pero una lágrima escapó sin permiso.
05:29Sabía que nunca volvería a verla.
05:31Y sin embargo, sentía que ella seguía ahí,
05:34invisible, en el aire del valle que los había unido y condenado a la vez.
05:40Matilde llevaba días sintiendo el peso de la injusticia clavado en el pecho.
05:45Cada palabra, cada gesto de Victoria hacia su hermano Martín era una herida más.
05:51Aquella mañana, el silencio del palacio era tan denso que parecía augurar tragedia.
05:59Victoria caminaba por el gran salón, envuelta en su vestido de terciopelo oscuro,
06:05con la cabeza erguida como si el mundo entero le debiera obediencia.
06:09Entonces, la puerta se abrió bruscamente.
06:13Matilde entró sin anunciarse, con el rostro pálido y los ojos encendidos de indignación.
06:20—¡Basta, señora! —dijo, su voz temblando, pero firme.
06:27—No soportaré que siga castigando a mi hermano por simple capricho.
06:32Las criadas que se encontraban cerca dejaron caer lo que tenían entre las manos.
06:38Victoria se giró despacio, sorprendida por la osadía.
06:41—¿Qué has dicho? —preguntó con un tono venenoso.
06:46—He dicho que lo deje en paz —repitió Matilde.
06:50—Usted le ha quitado todo, pero no le arrebatará su dignidad.
06:54El silencio que siguió fue casi insoportable.
06:58Victoria avanzó lentamente, el sonido de sus tacones golpeando el mármol como una amenaza.
07:05—Yo vi desde tu lugar, Moushasha.
07:08—Nadie me desafía en esta casa.
07:10—Entonces castígueme a mí —replicó Matilde con valentía—,
07:15pero si vuelve a hacerle daño a Martín, se lo devolveré.
07:19La duquesa soltó una carcajada seca.
07:23Aquella risa, tan fría, heló la sangre de las sirvientas.
07:28—¿Tú, una criada? —murmuró con desprecio.
07:32—No tienes idea de lo que estás diciendo.
07:35—Tengo más idea de justicia que usted respondió, Matilde.
07:38Y sin esperar réplica, dio media vuelta y salió del salón.
07:43Victoria se quedó inmóvil, los labios tensos.
07:47Por primera vez en mucho tiempo, alguien la había hecho sentir pequeña.
07:53Su orgullo ardía como hierro al rojo vivo.
07:57Detrás de la puerta, las criadas cuchicheaban aterradas.
08:01¿Sabían que la furia de Victoria no tardaría en caer sobre alguien?
08:05En el establo, Martín trabajaba sin saber lo que su hermana acababa de provocar.
08:12Atanasio y Pepa se acercaron a Matilde, que temblaba aún por el atrevimiento.
08:18—Has firmado tu sentencia —niña le dijo Atanasio.
08:22—Esa mujer no perdona.
08:25Matilde levantó la vista, con lágrimas contenidas,
08:28y una determinación que nunca antes había mostrado.
08:33No importa susurro, alguien tenía que enfrentarse a ella.
08:38Desde la ventana del piso superior, Victoria las observaba.
08:43Su expresión era la de una fiera herida.
08:47—Me desafiarás —una vez pensó—, pero no dos.
08:50El eco de sus pasos resonó en el corredor.
08:54El castigo ya se estaba gestando.
08:57Victoria bajó a las cocinas, con una furia que apenas podía contener.
09:03El eco de sus pasos en las escaleras de piedra heló el aire.
09:08Los criados interrumpieron sus labores al verla entrar.
09:12Las cucharas cayeron, las ollas dejaron de hervir.
09:16La duquesa caminó despacio.
09:18Con la mirada fija en cada rostro,
09:21como si buscara al culpable de un crimen invisible.
09:25—¿Dónde está Francisco? —preguntó.
09:28Y su voz, aunque baja, llevaba un filo cortante.
09:32Francisco, el mozo de confianza de Martín,
09:36dio un paso al frente, limpiándose las manos con el delantal.
09:40—¿Aquí, señora?
09:42Victoria se acercó tanto que casi podía sentir su respiración.
09:46—¿Dicen que ayudas al rebelde? —susurró.
09:49—¿Que lo proteges?
09:51—¿Acaso te ha prometido algo a cambio?
09:54—Sólo cumplo mis tareas.
09:57—Excelencia —respondió él, evitando su mirada.
10:00—El bastón de la duquesa golpeó la mesa con violencia.
10:04—Mientes —gritó— y las cocineras se estremecieron.
10:09—Todos vosotros lo hacéis.
10:12Os he dado techo, comida, y me pagáis con traición.
10:16El miedo se extendió por la estancia, como un incendio.
10:21Algunos se arrodillaron, otros retrocedieron.
10:24—Victoria ordenó que nadie hablara con Martín, que revisaran cada rincón del servicio.
10:31El aire se llenó del olor a humo y del llanto reprimido de los sirvientes.
10:37Francisco intentó defenderse, pero fue inútil.
10:41—Tu silencio te condena —dijo ella con una sonrisa cruel.
10:45—Esta noche limpiarás los establos tú solo.
10:50—Y si encuentro una sola mancha, ¿dormirás fuera de la hacienda?
10:55—Matilde apareció en la entrada, conteniendo la ira.
10:59—Pepa la sujetó del brazo para impedir que interviniera.
11:04—No lo hagas —híja le susurró.
11:07—La matona solo busca una excusa para castigarte también.
11:12Pero Matilde no podía soportarlo.
11:15Avanzó hasta quedar frente a Victoria.
11:18—No tiene derecho —exclamó.
11:22—Él no ha hecho nada malo.
11:24Victoria giró lentamente, su rostro pálido de rabia.
11:29—Ya veo que no aprendiste la lección —matilde dijo con una calma aterradora.
11:35—¿Tanto deseas seguir el ejemplo de tu hermano?
11:38Las lágrimas brillaron en los ojos de la joven, pero su voz no vaciló.
11:42—Prefiero ser como él que vivir con miedo.
11:46—Un silencio espeso cayó sobre todos.
11:49Victoria dio media vuelta y salió sin decir más.
11:54Aunque todos comprendieron que no había terminado, su castigo llegaría.
11:59Solo necesitaba tiempo para hacerlo más cruel.
12:02—Horas después, Francisco trabajaba solo bajo la lluvia, mientras Matilde lo observaba desde la distancia.
12:09—Impotente.
12:11—Atanasio se acercó, colocando una mano sobre su hombro.
12:15—Hija, a veces los valientes no viven mucho, pero son los únicos que cambian algo.
12:22En lo alto, desde su balcón, Victoria los miraba con el corazón encendido de rencor.
12:29—Los haré arrodillarse —pensó.
12:32—Uno por uno.
12:33—La noche del valle cayó silenciosa, pero todos sabían que la tormenta aún no había terminado.
12:41Rafael observaba el horizonte desde la galería del palacio, con el semblante sereno, solo en apariencia.
12:49En el fondo de su alma, algo lo atormentaba.
12:53José Luis, su padre, lo había reconocido públicamente como heredero del ducado
12:58y le había prometido su bendición para casarse con Adriana.
13:03Era, sin duda, uno de los días más importantes de su vida.
13:07Pero la alegría que debería llenar su pecho se desvanecía ante un presentimiento oscuro.
13:14Victoria no aceptaría su derrota tan fácilmente.
13:18El eco de las conversaciones en el salón aún resonaba en su mente.
13:24Adriana había llorado de felicidad.
13:26Mercedes había sonreído con orgullo, e incluso Irene y Rafael habían creído, por un instante,
13:33que la paz regresaba a Valle Salvaje.
13:36Pero la mirada ausente de Victoria, al entrar en la habitación,
13:41ignorante de todo lo que se había decidido, era una promesa muda de venganza.
13:47Adriana lo encontró pensativo, recostado en el ventanal.
13:51Rafael, ¿aún no crees en la buena fortuna?, preguntó con una dulzura que apenas lograba disfrazar su propia inquietud.
14:00Rafael le tomó la mano, entrelazando sus dedos.
14:04«He aprendido que en esta casa la fortuna siempre tiene un precio», respondió.
14:10«Mi padre está feliz. Sí, pero no sé cuánto durará.
14:16Victoria no se quedará callada».
14:18«No puede hacer nada», dijo Adriana, intentando convencerlo, más a sí misma que a él.
14:25José Luis fue claro.
14:27«Tú serás el futuro duque, y nosotros tendremos su bendición».
14:32Rafael suspiró.
14:35«Victoria ha sobrevivido a todo».
14:38«No, la subestimes. ¿Sabe cómo usar las emociones de mi padre? ¿Cómo manipular su culpa?
14:45Un suspiro, una lágrima suya. ¿Y todo podría cambiar?
14:51¿Ella lo miró con ternura?
14:53Entonces, no dejemos que nos separe.
14:57Pase lo que pase, enfrentaremos esto juntos».
15:01Él asintió, pero su mirada seguía fija en el horizonte.
15:05En ese momento, escucharon pasos firmes acercándose por el corredor.
15:11Era Mercedes, con expresión grave.
15:14«José Luis ha pedido verlos», dijo en voz baja.
15:18«¿Y… Victoria también está allí?»
15:22El rostro de Adriana palideció.
15:25Rafael se levantó de inmediato.
15:28«¿Ya ha empezado?», preguntó.
15:31Aún no respondió Mercedes, pero no tardará.
15:35Rafael apretó la mano de Adriana antes de salir.
15:39En su pecho, ardía una mezcla de temor y determinación.
15:44No permitiría que la manipulación ni el odio de Victoria destruyeran lo que su padre había prometido.
15:51Al llegar al despacho, vio al duque de pie, con los documentos del reparto de tierras en la mano.
15:57A un lado, Victoria lo observaba con una sonrisa fría.
16:02Rafael entendió al instante que la paz había terminado antes de comenzar.
16:07La tormenta, aquella que había presagiado en el silencio del amanecer, estaba a punto de estallar dentro de aquellas paredes.
16:17Victoria estaba de pie frente al escritorio de José Luis, con el porte de una reina destronada.
16:23Sus ojos destellaban cólera y el abanico que sostenía en la mano temblaba por la fuerza con que lo apretaba.
16:33Rafael y Adriana entraron justo a tiempo para presenciar la escena.
16:37El duque, sereno pero firme, mantenía su mirada fija en ella.
16:44—¿Así que es cierto? —dijo Victoria, con una sonrisa amarga.
16:49—Has decidido repartir las tierras y otorgar tu bendición a esos dos sin siquiera consultarme.
16:57José Luis alzó la cabeza lentamente.
17:00—No tengo por qué hacerlo.
17:01—Las decisiones sobre Valle Salvaje me pertenecen a mí, y solo a mí.
17:08—Soy tu esposa —replicó Victoria, alzando la voz.
17:13—No una extraña.
17:15—He estado a tu lado cuando todos te dieron la espalda,
17:18y ahora me tratas como si fuera una intrusa en mi propia casa.
17:23—Te equivocas —respondió el duque con calma helada.
17:27—Esta casa nunca ha sido tuya.
17:29—Fuiste bienvenida mientras supiste respetar mi nombre y el de mis hijos.
17:34—Pero hace tiempo que perdiste esa honra.
17:38—Adriana bajó la vista, nerviosa, mientras Rafael daba un paso al frente.
17:44—Padre, tal vez sea mejor.
17:47—No intervengas.
17:49—Hijo interrumpió José Luis, sin apartar los ojos de Victoria.
17:54—Esta conversación debía llegar tarde o temprano.
17:57—Victoria, lo miró con una mezcla de furia y desesperación.
18:03—¿Y qué esperas lograr?
18:05—¿Redimirte nombrando heredero al hijo que no criaste?
18:09—¿A ese muchacho que solo busca tu favor para quedarse con todo?
18:13—Rafael sintió cómo la sangre le hervía.
18:16—No permitiré que me insulte más.
18:20—José Luis levantó la mano, imponiendo silencio.
18:24—Victoria, tus palabras ya no tienen peso aquí.
18:28—Rafael es mi sangre, mi primogénito, y será el próximo duque.
18:34—Adriana será su esposa con mi bendición.
18:37—Y tú, su voz se volvió más grave.
18:42—¿Tú dejarás de entrometerte en los asuntos del ducado?
18:45—Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Victoria.
18:50—Su rostro se contrajo, como si aquella declaración le arrancara el alma.
18:55—No puedes hacerme esto, susurró.
18:58—Ya lo hice, respondió él, volviendo a su escritorio.
19:03—El sonido del abanico rompiéndose llenó la estancia.
19:08—Victoria se quedó inmóvil, los trozos de marfil cayendo al suelo.
19:12—Adriana dio un paso atrás, asustada por la mirada vacía de la mujer.
19:19Rafael quiso decir algo, pero José Luis lo detuvo con un gesto.
19:24La duquesa se giró lentamente hacia ellos.
19:27—Creéis haber ganado, dijo con una sonrisa helada.
19:31—Pero esto no ha terminado.
19:33—El amor de un padre se apaga, pero el rencor de una esposa nunca.
19:39Y salió, dejando tras de sí un silencio que pesaba como plomo.
19:44José Luis permaneció de pie, exhausto.
19:48Rafael comprendió que aquella victoria tenía un precio.
19:51Afuera, en el corredor, el eco de los pasos de Victoria sonaba como un presagio oscuro
19:58que se extendería por todo Valle Salvaje.
20:02Alejo vagaba por los jardines del palacio con el alma encogida.
20:06Las últimas horas habían sido un torbellino.
20:10Los rumores sobre su hermano Rafael, la tensión entre José Luis y Victoria,
20:14y sobre todo, la distancia creciente con Luisa,
20:19desde hacía días, ella se mostraba evasiva,
20:22con una tristeza que intentaba ocultar.
20:26Y cuando él descubrió a Tomás, merodeando cerca de las dependencias del servicio,
20:31algo en su interior se quebró.
20:33El recuerdo de aquella conversación lo perseguía.
20:37Había amenazado a Tomás con matarlo si se atrevía a hacerle daño a Luisa.
20:42Pero las palabras del joven ladrón seguían resonando en su mente.
20:48Ten cuidado con ella.
20:50No es quien crees.
20:52Aquella insinuación bastó para sembrar la duda.
20:56Encontró a Luisa junto a la fuente del patio, recogiendo flores.
21:01Su figura, tan delicada, parecía parte del paisaje.
21:06Sin embargo, al verla, la ira mezclada con el amor lo empujó a hablar.
21:11—¿Necesito que me digas la verdad? —Luisa dijo, su voz temblando.
21:17—¿Qué tienes que ver con Tomás?
21:20Ella lo miró, sorprendida, y trató de sonreír.
21:24—Nada, alejo.
21:27—No hay nada entre nosotros.
21:30—Entonces, ¿por qué te teme tanto? —replicó con dureza.
21:34—Lo vi, lo escuché.
21:37—¿Dijo que podía arruinarte?
21:38—Luisa guardó silencio.
21:42Su mente buscaba una respuesta, una mentira piadosa, que pudiera salvarlos a ambos, pero nada parecía suficiente.
21:51—Tomás solo quiere hacer daño.
21:54—Inventa cosas —dijo finalmente, con los ojos humedecidos.
21:58—No lo escuches.
21:59—Alejo la tomó del brazo, desesperado.
22:04—Dime la verdad.
22:06—No soporto más el silencio.
22:09—Te amo, Luisa.
22:10—Pero no puedo vivir en la duda.
22:13Ella se soltó, dando un paso atrás.
22:16—No me pidas lo imposible.
22:18—Susurró.
22:19—Hay cosas de mi pasado que no comprenderías.
22:21—Cosas que preferiría olvidar.
22:24—Él retrocedió, herido.
22:28—¿Entonces es cierto?
22:30—¿Hay algo que ocultas?
22:32—Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro.
22:36—No es lo que piensas.
22:39—Sólo prométeme que no enfrentarás a Tomás otra vez.
22:43—Es peligroso.
22:45—¿Por quién temes?
22:47—¿Por mí o por él?
22:49—preguntó con amargura.
22:50—Luisa bajó la mirada, incapaz de responder.
22:55—Alejo sintió que el suelo se le abría bajo los pies.
22:59—Sin decir palabra, se alejó, dejándola sola bajo la fuente.
23:04—Cuando él desapareció entre los rosales, Luisa cayó de rodillas,
23:09abrazando el pañuelo que él le había regalado.
23:12Sabía que el secreto que la unía a Tomás era una bomba a punto de estallar.
23:17—Y cuando el viento trajo a sus oídos una risa burlona proveniente del portón del servicio,
23:24comprendió que Tomás había estado escuchando.
23:28—Desde las sombras, él sonrió con malicia.
23:31—Ya empieza a romperse, bonita.
23:35—Y cuando todo salga a la luz, ni su amor ni tu vergüenza te salvarán.
23:40—La noche había caído sobre Valle Salvaje.
23:44Envolviendo la hacienda en un silencio inquietante,
23:48Luisa caminaba con paso ligero por el pasillo que conducía a los almacenes,
23:52donde Tomás la había citado en secreto.
23:56Llevaba un chal sobre los hombros, temblando no solo por el frío, sino por el miedo.
24:02Sabía que enfrentarlo era arriesgado, pero dejar que siguiera manipulándolos era peor.
24:09Al entrar, lo encontró esperándola, apoyado contra un barril de vino,
24:15con una sonrisa que destilaba soberbia.
24:19—Sabía que vendrías —dijo sin apartarse.
24:22—Siempre tan faliente, siempre tan tonta.
24:27—Tienes que detenerte —Tomás dijo ella con voz firme.
24:32—Ya has hecho suficiente daño.
24:35Si sigues amenazando a Alejo, te arrepentirás.
24:39Él soltó una carcajada.
24:42—¿Amenazarme?
24:43—No, Luisa.
24:46Solo estoy siendo justo.
24:47—¿Tú y yo compartimos un pasado que no debería olvidarse tan fácilmente?
24:53—¿O ya te avergüenzas de lo que fuiste?
24:57Luisa lo miró con desprecio.
24:59—No tienes derecho a hablar de eso.
25:02Era una niña, y tú, tú te aprovechaste.
25:07Tomás se acercó con el brillo de la crueldad en los ojos.
25:11—Yo solo te mostré cómo sobrevivir.
25:14—Pero mira qué bien te ha salido el papel de doncella inocente.
25:19Si el joven duque supiera la verdad, sonrió, saboreando la amenaza, seguro te miraría de otro modo.
25:28—Si hablas, lo perderé todo —susurró ella.
25:32—Entonces, cállalo —replicó él, bajando la voz.
25:36—Convéncelo de que me deje en paz, o le contaré a todos quién eres realmente.
25:43Luisa retrocedió, sintiendo como el miedo la asfixiaba, pero algo dentro de ella, quizás la dignidad que tanto había callado, despertó.
25:53—No voy a seguir tus órdenes —dijo con firmeza.
25:58—Si intentas hacerme daño, ¿lo pagarás?
26:02Tomás sonrió con desdén.
26:04—Eres valiente cuando hablas, pero cobarde cuando amas.
26:09—No me hagas probarte lo contrario.
26:12El golpe llegó antes de que él pudiera reaccionar.
26:16Luisa lo abofeteó con fuerza, la mano ardiéndole por la rabia contenida.
26:21—Jamás volverás a tocarme, ni a nombrar mi nombre —escupió.
26:26—Con lágrimas en los ojos, Tomás se llevó la mano al rostro, sorprendido, y su expresión cambió una sonrisa oscura.
26:36—Eso te costará caro, preciosa.
26:39—Muy caro.
26:41Ella corrió hacia la salida, con el corazón desbocado.
26:45En el pasillo se topó con Mercedes, que la sujetó antes de que cayera.
26:50—¿Qué ocurre, hija? —preguntó la mujer con preocupación.
26:55Luisa rompió a llorar en silencio, incapaz de hablar.
27:00Mercedes, con la sabiduría de quien conoce el dolor ajeno, la llevó a su habitación y le ofreció refugio.
27:08—Guarda la calma —le susurró.
27:10—Ningún secreto merece destruir tu alma.
27:14—Mañana hablaremos con José Luis.
27:16—Pero en el fondo, ambas sabían que el amanecer traería más tormenta.
27:22—En los establos, Tomás, con el labio ensangrentado, juraba para sí que no olvidaría aquella bufetada.
27:29—Su venganza sería su redención.
27:32—El amanecer llegó con un cielo gris que parecía presagiar desgracia.
27:37—En la mansión del marqués de Guzmán, el ambiente era tan tenso que ni los criados se atrevían a respirar.
27:45Leonardo e Irene habían sido citados a primera hora bajo la excusa de aclarar ciertos malentendidos,
27:52pero ambos sabían que no se trataba de una simple conversación.
27:57Era una trampa.
27:59Entraron tomados de la mano, firmes, con el semblante de quienes han decidido su destino.
28:06En el centro del gran salón, el marqués los esperaba de pie,
28:10acompañado de don Hernando, que no sabía si mirara a su hijo o al suelo.
28:15—Así que al fin se dignan a parecer —dijo el marqués con voz fría.
28:20—¿Qué explicación darán esta vez por su desobediencia?
28:25—¿Leonardo lo enfrentó sin vacilar?
28:27—No hay desobediencia.
28:30—¿Sólo una elección?
28:31—No nos casaremos, marqués.
28:34—Ni hoy ni nunca.
28:37El silencio se hizo espeso.
28:41Irene sintió la mano de Leonardo apretarla con fuerza.
28:45—Dándole valor.
28:47—No puedo fingir amor donde solo hay miedo —dijo ella, con voz trémula pero firme.
28:53—¿No soy un trofeo para adornar su apellido?
28:56El marqués entrecerró los ojos.
28:59Su rostro se volvió una máscara de piedra.
29:02—¿Sabes lo que estás diciendo, niña?
29:05¿Tienes idea de la vergüenza que arrojas sobre mi nombre?
29:08—Mi vergüenza sería vivir sin amor —respondió Irene.
29:12—Prefiero morir antes que vender mi alma.
29:16—Don Hernando intentó intervenir.
29:19—Marqués, por favor, déjalos hablar con calma.
29:23—Quizás podamos buscar otra solución.
29:27—¿Silencio? —rogió el marqués, golpeando el suelo con su bastón.
29:32—No hay más soluciones que las que yo imponga.
29:35—Este matrimonio se llevará a cabo, aunque deba arrastrarlos al altar.
29:41—Leonardo dio un paso al frente, su voz firme y serena.
29:46—No lo hará.
29:48—No seré parte de su ambición.
29:51—Y si intenta forzarnos, huiremos del valle.
29:54—El marqués lo miró con odio.
29:57—Te atreves a desafiarme, hijo de un insolente.
30:01—No durarás ni un día fuera de mi sombra.
30:05—Hernando sintió el peso de la humillación.
30:09—Aquellas palabras lo hirieron tanto como el desprecio hacia su hijo.
30:13—Cuando el marqués se retiró, furioso, él se quedó en pie, sin saber qué hacer.
30:20—Entonces, por primera vez en su vida, admitió su derrota.
30:24—¿He perdido el control sobre todo? —murmuró.
30:28—Ni tú, Leonardo, ni yo volveremos a ser los mismos.
30:34Más tarde, en su despacho, Hernando escribió una carta.
30:39Su pluma temblaba mientras redactaba unas pocas líneas destinadas a una mujer que había prometido no volver a ver.
30:46—Bárbara, ¿te necesito?
30:49—Sólo tú puedes detener esto.
30:51—Al caer la tarde, un mensajero partió hacia la casa de la joven.
30:57Cuando ella recibió la carta, la sostuvo entre las manos por largo rato, sin abrirla.
31:03Sabía que dentro no había súplica, sino rendición.
31:08Así que al fin me busca, susurró con amargura.
31:12—Pero es tarde, Hernando.
31:14—Muy tarde.
31:15—Sin embargo, en su mirada brilló una sombra de ternura.
31:20Sabía que no podría ignorarlo.
31:24Tal vez, una última vez, debía enfrentar el pasado.
31:27—Gracias.
31:28—Gracias.
31:30—Gracias.
31:31—Gracias.
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