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Valle Salvaje Capítulo 267
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00:00El capítulo 267 de Valle Salvaje se convierte en un mosaico de tensiones donde cada personaje
00:18enfrenta sus dilemas más profundos. José Luis, cegado por su ambición, confía en Victoria para
00:25calmar los conflictos mientras sueña con el Consejo Real, sin advertir que sus propios
00:31movimientos lo acercan a la ruina. Adriana, en un acto de valentía, acepta el trato pero lo
00:38condiciona a la libertad de Irene y el amor de Bárbara, enfrentando a José Luis con un dilema
00:45imposible. La tragedia personal de Bárbara y la incertidumbre de Leonardo reflejan cómo el amor
00:52verdadero se estrella contra los muros del poder. Al mismo tiempo, el secreto de Matilde y Martín se
01:00tambalea tras ser descubierto por Pedrito, cuyo hallazgo inocente amenaza con desatar un escándalo
01:07que Victoria ansía explotar. Tomás, símbolo del pasado oscuro, vuelve a arrastrar a Luisa al filo
01:15del precipicio con su chantaje y sus planes de robo, poniendo en peligro la relación con Alejo y la
01:21estabilidad de la casa pequeña. La sombra del crimen se intensifica cuando Úrsula activa su plan
01:28mortal, la emboscada contra Ana. La joven, única testigo capaz de hundirla, camina hacia un destino
01:35incierto. Mientras Rafael lucha contra Reloj por protegerla y honrar la memoria de Julio, el episodio
01:43nos muestra cómo cada hilo de la trama se entrelaza en un nudo de secretos, traiciones y decisiones
01:50fatales. Nadie está a salvo. La ambición, el amor y la justicia chocan con una violencia contenida
01:59que promete estallar. El futuro del valle depende de quienes se atrevan a enfrentar la verdad, aunque
02:06hacerlo pueda costarles la vida. Adriana caminaba por el pasillo principal de la casa grande con paso
02:13firme. Había tomado su decisión y no pensaba retractarse. El recuerdo de las palabras de
02:19Mercedes resonaba en su mente. Si vas a aceptar el trato de José Luis, ponle condiciones. No regales
02:29tu libertad ni tus tierras sin asegurarte de que tu familia también reciba justicia. Ahora había llegado
02:37el momento de enfrentarse al hombre que tantas veces la había manipulado. José Luis la recibió en su
02:44despacho con una sonrisa satisfecha. Convencido de que Adriana estaba a punto de rendirse a su voluntad,
02:52me alegra que hayas venido, hija mía. Comenzó con tono paternalista, acomodándose en su sillón.
03:00Sabía que terminarías comprendiendo que mi propuesta era lo mejor para todos. Adriana se mantuvo
03:07erguida sin dejarse intimidar por su presencia. Aceptó el trato, dijo con voz clara. José Luis
03:15entrecerró los ojos, sorprendido por la frialdad con que lo dijo. Acepto entregarte las tierras y
03:23perdonar la deuda, pero tengo una condición. Tu hija Irene romperá el compromiso con Leonardo. El
03:31rostro de José Luis se transformó en un instante. La sonrisa desapareció, sustituida por un gesto de
03:39incredulidad. —¿Qué estás diciendo? —exclamó. —Ese compromiso es lo que nos garantiza la entrada al
03:47consejo real. No puedes pedirme que lo destruya. Adriana lo miró fijamente, con determinación.
03:55Es mi única condición. Si quieres mis tierras, tendrás que sacrificar ese compromiso. Irene no
04:03ama a Leonardo y no permitiré que mi hermana Bárbara pierda lo único que la hace feliz por
04:08tu ambición. José Luis golpeó la mesa con fuerza. Enfurecido. —No entiendes nada. Esto no se trata de
04:18amor. Se trata de poder. Con el matrimonio de Irene y Leonardo, yo me convierto en consejero del rey Carlos
04:26I. ¿Sabes lo que significa eso? Riquezas, influencia, respeto. ¿Y me pides que renuncie a todo por un
04:35capricho juvenil? Adriana no se inmutó. No es un capricho. Es justicia. Bárbara no merece ser sacrificada
04:46en el altar de tus ambiciones. E Irene no debería cargar con un destino que no eligió. Si de verdad
04:53quieres mis tierras, paga el precio de la libertad de tus hijas. Hubo un silencio denso. José Luis la
05:02observaba con rabia, pero también con cierta admiración por su audacia. Sabía que Adriana era
05:09una mujer fuerte, distinta a muchas otras que había doblegado. Y si me niego, preguntó con voz grave.
05:17Adriana sostuvo su mirada. Entonces no tendrás nada. Ni tierras, ni deuda saldada, ni la tranquilidad
05:27de que yo me quede en silencio. El desafío quedó flotando en el aire. José Luis se reclinó en su
05:34sillón, respirando hondo, tratando de calmar su ira. En el fondo, sabía que Adriana tenía razón. Si
05:43renunciaba al pacto, perdería la oportunidad de asegurar las tierras. Pero ceder a su condición
05:49significaba renunciar al consejo real, un sueño que lo obsesionaba más que cualquier otra cosa.
05:56Mientras tanto, Victoria, que escuchaba la conversación desde el pasillo, no pudo evitar
06:02sonreír con malicia. Para ella, todo era un juego de poder. Y observar cómo Adriana plantaba cara a
06:10José Luis era un espectáculo fascinante. Sin embargo, también entendía que aquella osadía
06:16podía costarle caro a la joven. Adriana salió del despacho con la frente en alto, dejando a José Luis
06:23sumido en un mar de dudas. Mercedes la esperaba en el corredor y, al verla, comprendió que había dado
06:31el paso. ¿Le pusiste condiciones, verdad? Preguntó con un leve orgullo en la voz. Adriana asintió.
06:39Aunque sabía que la batalla apenas comenzaba, en su interior, José Luis repasaba una y otra vez
06:47la balanza de opciones, recuperar las tierras y la deuda, o aferrarse al consejo real. Su ambición
06:54le gritaba que eligiera lo segundo, pero una parte de él temía perder la oportunidad de asegurar un futuro
07:00económico estable. Esa noche, mientras todos dormían, Adriana rezó en silencio. Pidió fuerza para resistir
07:09las represalias de José Luis y valor para proteger a sus hermanas. Sabía que se había expuesto demasiado,
07:17pero también que era la única forma de salvar a Bárbara de una vida sin amor y a Irene de un
07:22matrimonio impuesto. La decisión estaba tomada. Adriana no iba a retroceder. Y aunque José Luis se
07:32negara a cumplir su condición, al menos habría dejado claro que no se dejaría someter sin luchar,
07:40José Luis recorría los pasillos de la Casa Grande con aire solemne, como si ya se sintiera parte del
07:47consejo real. La propuesta de don Hernando lo había embriagado de orgullo y en su mente no había más que
07:55proyectos de grandeza. Sin embargo, era consciente de que la situación en la casa estaba lejos de ser
08:02tranquila. Entre las intrigas de Úrsula, las disputas con Mercedes y la creciente tensión con Adriana,
08:09el ambiente se volvía cada día más hostil. Por eso, José Luis tomó una decisión que consideró
08:17estratégica, confiar en Victoria para apaciguar los conflictos. La duquesa, pese a su carácter altivo y
08:25sus tendencias a malmeter, era una figura de peso en la casa y podía, si quería, poner orden.
08:32«Victoria, te necesito serena, controlando los frentes abiertos», le dijo con voz grave. «Nada de
08:41escándalos ni disputas. Si voy a convertirme en consejero, no puedo permitirme que la casa se vea
08:49envuelta en más líos». Victoria sonrió con ironía, aunque la idea de que José Luis confiar en ella le
08:57halagaba, también le divertía. «Sabes que yo siempre he sabido manejarme entre pleitos», respondió. «Si
09:05quieres que calme las aguas, lo haré, pero ya sabes que no siempre controlo lo que los demás
09:13siembran». José Luis, que conocía su carácter, insistió con un gesto serio. «No es un juego,
09:21victoria. Mi futuro está en la corte, y necesito que todo permanezca en calma. De ti depende».
09:30Mientras tanto, en la casa pequeña, Mercedes percibía con inquietud las maniobras de José
09:37Luis. Ella intuía que aquel nombramiento era más un farol del Marqués de Guzmán que una certeza.
09:44Pero lo preocupante era que José Luis lo tomaba como una realidad innegable. Su obsesión por la
09:51corte lo estaba llevando a ignorar los verdaderos problemas, la división de la familia, el dolor de
09:57Irene y la sombra del crimen de Julio, que aún no había sido desvelado. Los criados también notaban
10:05la tensión. José Luis caminaba con aires de grandeza, hablando de cuando esté en el consejo y
10:13exigiendo más respeto. Algunos murmuraban a sus espaldas, burlándose de su ambición desmedida,
10:20mientras otros temían que su arrogancia terminara costándoles caro a todos. En una conversación
10:26privada, Mercedes se enfrentó a José Luis. «¿De verdad crees que tu entrada al consejo
10:33será la solución? La corte es un nido de serpientes. José Luis, si no puedes manejar la
10:41casa, ¿cómo piensas manejarte allá?» Él la miró con desdén, convencido de que sus críticas
10:48eran pura envidia. «Mercedes, tú nunca entendiste de poder. Yo sí, y sé que esta oportunidad
10:58no puedo dejarla pasar». Victoria, por su parte, comenzó a moverse entre bambalinas.
11:05Aunque José Luis le había pedido calma, ella no podía resistirse a la tentación de observar
11:12y controlar lo que sucedía. Su mirada se posó sobre Matilde y Martín, cuyas conductas ya le
11:19parecían sospechosas. También seguía de cerca a Adriana, cuya cercanía con Rafael podía desbaratar
11:27algunos de los planes que se tejían en la casa. El papel de conciliador que José Luis se había
11:33adjudicado, en realidad, dependía enteramente de que Victoria cumpliera su palabra. Pero la duquesa
11:40no era una mujer fácil de manejar. Su carácter intrigante y su lengua afilada la convertían en
11:47un arma de doble filo. Podía calmar las aguas o agitarlas aún más. Y aunque José Luis confiaba
11:55en ella, Mercedes temía que lo que buscaba era exactamente lo contrario. Aprovechar la situación
12:02para afianzar su propio poder, la noche cayó sobre el valle y en la casa grande se respiraba un silencio
12:10tenso. José Luis, en su despacho, repasaba una y otra vez las palabras de don Hernando, imaginando
12:18cómo sería su vida en la corte. Consejero del rey Carlos I murmuraba, como saboreando el título. No se
12:27daba cuenta de que, mientras soñaba con grandezas, las intrigas que había pedido a Victoria controlar
12:34estaban creciendo como un fuego oculto que tarde o temprano terminaría por devorar a todos. Bárbara
12:41se encontraba sola en su habitación, contemplando el reflejo de la luna a través de la ventana. Sus ojos
12:48estaban enrojecidos de tanto llorar. El recuerdo de la fiesta de los varones era como una herida
12:55fresca. Don Hernando y doña Amanda habían unido públicamente las manos de Leonardo e Irene,
13:02sellando un compromiso que la dejaba a ella sin esperanza. Aquella imagen se repetía en su mente
13:09como una pesadilla. Adriana, al verla tan abatida, acudió a consolarla. Se sentó a su lado en la cama y le
13:19acarició el cabello con ternura. Hermana, no llores más, susurró. Quizá todavía haya algo que podamos
13:27hacer. Bárbara levantó la vista, inscrídula. ¿Qué podría cambiar esta situación? Irene es ahora la
13:36prometida de Leonardo y yo no soy nadie frente a la voluntad de los Guzmán. Adriana insistió. Le contó
13:44que José Luis le había propuesto un pacto. Ella debía cederle las tierras y perdonarle la deuda,
13:51a cambio de gozar de libertad para amar a Rafael sin impedimentos. Mercedes me aconsejó que, si aceptaba,
13:58lo hiciera con condiciones, explicó. Y ahora tengo la oportunidad perfecta. Le diré que acepto. Pero con
14:07la condición de que rompa el compromiso entre Irene y Leonardo, Bárbara abrió los ojos de par en par.
14:14Aquella idea era tan inesperada como peligrosa. ¿Harías eso? Preguntó con un hilo de voz. Adriana
14:22asintió con firmeza. Sí, es la única manera de salvarte, hermana. Si él quiere mis tierras, tendrá que
14:33pagar el precio de tu felicidad. El corazón de Bárbara se agitó entre la esperanza y el miedo.
14:40Pero José Luis yo más aceptará, murmuró. Ese compromiso lo acerca al consejo real. No lo romperá por
14:49mí. Adriana sonrió con un toque de ironía. Eso lo veremos. Si de verdad ansía el poder, tendrá que elegir
14:59entre la corte y su propia hija. Irene no ama a Leonardo. Y tú no mereces perderlo sin luchar.
15:08Mientras hablaban, Bárbara recordó cada instante vivido junto a Leonardo. Sus paseos furtivos, las
15:15promesas de amor eterno, los besos escondidos entre los muros del palacio. La idea de perderlo
15:21definitivamente le resultaba insoportable. Sin embargo, su carácter resignado la llevaba a pensar
15:28que todo estaba ya escrito. No quiero que arriesgues tanto por mí, Adriana, susurró. Yo no soy tan valiente
15:36como tú. Adriana le apretó las manos. No digas eso. Si no luchamos, seremos siempre prisioneras de la
15:45voluntad de otros. Tú mereces ser feliz y yo no permitiré que tu historia de amor se apague sin más.
15:52Esa misma noche, Bárbara tomó una decisión amarga. Se reunió con Leonardo en los jardines bajo el
16:01manto de las estrellas. Con lágrimas en los ojos, le dijo que había llegado el final. Ha sido hermoso
16:08lo que vivimos, pero no podemos luchar contra el destino impuesto por nuestros padres. Eres ahora el
16:15prometido de Irene y yo debo apartarme. Leonardo la miró con dolor y furia. No, no me hechazaré con
16:25Irene. Te lo juro, Bárbara, no me obligarán. Te amo y lucharé por ti. Ella negó con la cabeza,
16:35con la voz quebrada. No quiero que sufras por mí. Es inútil, Leonardo. Los marqueses de Guzmán y el
16:44duque de Valle Salvaje son demasiado poderosos. No hay salida. Él la tomó entre sus brazos,
16:51apretándola con desesperación. Ya rompí un compromiso por ti. Lo volveré a hacer. No me
16:59importa la ira de mi padre ni la ambición de José Luis. No me importa nada si no estás tú a mi lado.
17:06Bárbara sollozó en su pecho, debatiéndose entre la fe en sus palabras y la certeza de que el peso de
17:14las familias terminaría por aplastarlos. Adriana, desde la distancia, observaba el encuentro. Sabía
17:23que su hermana necesitaba esa fuerza, ese compromiso de Leonardo, para no rendirse. Y también sabía que la
17:31verdadera batalla estaba por comenzar enfrentar a José Luis y obligarlo a elegir entre sus ambiciones
17:38políticas y la felicidad de su propia sangre. En el fondo, Bárbara seguía convencida de que todo
17:46estaba perdido, pero en los ojos de Adriana brillaba la convicción de que aún había un camino y esa chispa
17:54de esperanza era lo único que mantenía vivo el sueño de un amor que se negaba a morir. Victoria estaba
18:01sentada junto a la ventana de la casa grande cuando sus ojos se posaron en una escena que despertó todas
18:08sus sospechas. En los jardines, Matilde y Martín caminaban juntos, conversando en voz baja y sonriendo
18:16con complicidad. Para cualquiera habría parecido un encuentro inocente, pero la mirada inquisitiva de la
18:23duquesa captó algo distinto. El parentesco oculto que los unía ya era un rumor que circulaba, y ahora
18:31sus sospechas crecían como fuego en la maleza. «Esto no me gusta nada», murmuró para sí, mientras apretaba
18:40el abanico contra su pecho. Decidida a no dejar pasar lo que había visto, llamó a Isabel, la gobernanta.
18:48«Quiero que averigües qué ocurre entre esos dos», ordenó con un tono que no admitía réplica. «Hay algo
18:56que me ocultan y no pienso tolerarlo». Isabel, que conocía bien el temperamento de Victoria, intentó
19:04templar los ánimos. «Tal vez se trate de un simple paseo, mi señora», dijo con cautela. Pero la duquesa
19:13la fulminó con la mirada. «No me consertiques, Isabel, haz lo que te digo. Si hay secretos,
19:22los quiero sobre la mesa. Y si alguien piensa engañarme, pagará las consecuencias». La gobernanta
19:30salió con el alma encogida. No le gustaba convertirse en la portadora de malas noticias,
19:36pero sabía que desobedecer a Victoria sería aún peor. Decidió entonces dirigirse a la casa pequeña,
19:44donde encontraría a Matilde. La halló en la cocina, ayudando a Pepa con las labores diarias.
19:51Isabel pidió hablar a solas con ella, y la joven, aunque nerviosa, accedió. Matilde comenzó Isabel con
20:00voz grave. «La señora Victoria sospecha de ti y de tu hermano. No puedo seguir ocultando lo que
20:08pasa. ¿Ha llegado el momento de decir la verdad?». Matilde temblando, ¿sabía que Isabel tenía razón?
20:17Ocultar un secreto tan delicado podía costarle caro, no solo a ella, sino también a Martín. Lo último
20:25que deseaba era arrastrar a su hermano al desastre. «Con vos temblores respondió. Hablarí con él.
20:34Debes saber que el peligro es mayor que nunca». Aquella noche, Matilde buscó a Martín en los
20:41establos. Lo encontró cepillando un caballo, distraído, ajeno a la tormenta que se cernía sobre
20:48ellos. «Hermano», dijo en voz baja, asegurándose de que nadie los escuchara. «Victoria nos ha visto
20:56juntos». «Isabel me ha advertido que quiere saber la verdad. No podemos seguir ocultándonos». Martín dejó
21:05de cepillar y la miró con seriedad. «Lo sé, Matilda. Pero si se enteran de quiénes somos,
21:13podrían usarlo en nuestra contra. Y Victoria, Victoria es capaz de cualquier cosa». Matilde lo
21:21tomó de la mano. «Prefiero enfrentarme a la verdad que vivir en constante miedo. Si ella
21:28nos desenmascara, será peor. Tenemos que decidir si revelarlo o seguir mintiendo. Aún a riesgo de
21:36todo, Martín apretó los labios. La idea de confesar su parentesco lo aterraba, pero también
21:44comprendía que la situación era insostenible. La mirada de Victoria siempre estaba sobre ellos,
21:52y cada día era un nuevo peligro. Mientras tanto, Victoria planeaba sus próximos movimientos. No se
22:00contentaba con sospechas. Quería certezas. Estaba convencida de que Matilde escondía algo. Y la sola
22:08idea de que alguien en su casa le mintiera la llenaba de furia. Esa obsesión la mantenía despierta
22:15por las noches, rumiando estrategias para desenmascarar a los hermanos. La calma aparente
22:22del palacio escondía así una nueva intriga. La verdad sobre Matilde y Martín pendía de un hilo,
22:29y el descubrimiento podía significar no solo el fin de su tranquilidad, sino también el inicio de
22:36una nueva tormenta en el Valle Salvaje. Pedrito correteaba como de costumbre por los pasillos y
22:42jardines de la Casa Grande, buscando cualquier rincón donde satisfacer su curiosidad. Nadie lo tomaba
22:49demasiado en serio, pero sus oídos estaban siempre atentos a lo que los adultos no querían que
22:55escuchara. Esa tarde, el destino quiso que se topara con una conversación entre Matilde y Martín,
23:03lejos de las miradas indiscretas. Los hermanos creían estar solos, pero Pedrito se había escondido
23:10detrás de un seto, jugando a los espías. «Martín, debemos tener cuidado», decía Matilde con voz angustiada.
23:18«Victoria sospecha de nosotros». Isabel me lo ha advertido. No podemos seguir exponiéndonos. Martín,
23:28con gesto serio, intentaba tranquilizarla. «Lo sé, hermana, pero no podemos vivir escondiéndonos
23:35siempre. Tarde o temprano, la verdad saldrá a la luz». La palabra hermana golpeó a Pedrito como un
23:43trueno. Su corazón infantil se aceleró y abrió los ojos como platos. No podía creer lo que había
23:51escuchado. «Matilde y Martín, hermanos». El niño se llevó la mano a la boca para no gritar y salió
23:59corriendo en silencio. Sabiendo que guardaba un secreto enorme, «Ezanos y Pedrito no pudo dormir». El peso de
24:09lo que había descubierto lo mantenía despierto, dando vueltas en la cama. Quería contarlo, pero
24:17también temía las consecuencias. Y si nadie le creía, y si Matilde y Martín sufrían un castigo
24:25terrible por culpa de él, el niño, a pesar de su corta edad, comprendía que estaba en medio de algo
24:31muy peligroso. En la casa pequeña, Matilde también estaba en vela. Tras la advertencia de Isabel,
24:39comprendía que debían prepararse para lo peor. Habló de nuevo con Martín, insistiendo en que su
24:46secreto estaba a punto de salir a la luz. Martín se mostró reacio. «Si lo revelamos, perderemos todo.
24:55Pero si seguimos ocultándolo, ¿alguien podría usarlo en nuestra contra?» Ambos se miraron con
25:02la certeza de que no tenían una salida fácil. Mientras tanto, en la casa grande, Victoria se
25:08sentía más determinada que nunca. Aquella tarde había vuelto a ver a los hermanos paseando juntos,
25:15y su intuición se había confirmado. Escondían algo. Convocó a Isabel y le ordenó que no descansara
25:23hasta obtener pruebas. «No me sirven rumores», dijo la duquesa con severidad. «Quiero la verdad y la
25:32quiero ya». Isabel, atrapada entre la lealtad a sus subordinados y el deber hacia Victoria, decidió
25:40que debía presionar más a Matilde. Aunque en su interior le dolía, sabía que desobedecer a la
25:46duquesa significaba arriesgar su propio lugar en la casa. Pedrito, por su parte, comenzó a dejar
25:54escapar insinuaciones. En una charla con un criado, murmuró «Yo sé algo de Matilde y Martín, algo muy
26:02grande». El criado lo miró intrigado, pero el niño no reveló más. Disfrutando del misterio que había
26:10creado. Sin embargo, aquel juego inocente pronto se convirtió en un peligro real. Los rumores corrieron
26:18y en menos de un día, varios sirvientes susurraban que algo extraño unía a los dos jóvenes. Mercedes,
26:27al enterarse de los rumores, buscó a Matilde para advertirla. «Ten cuidado, hija. Los secretos en esta
26:34casa no duran mucho. Y si Pedrito ha escuchado algo, todos lo sabrán tarde o temprano», Matilde rompió
26:43en llanto. No quise arrastrar a Martín a esto. Solo quería que pudiéramos vivir en paz sin ser
26:51juzgados por lo que somos. Mercedes la abrazó con ternura. A veces la verdad, aunque dolorosa,
26:59es la única salida. Pero si decides revelarla, hazlo con inteligencia, no dejándote arrinconar.
27:08En paralelo, Adrián escuchaba a Rafael hablar del plan contra Úrsula. Su corazón se heló al
27:14enterarse de que la víctima pensada originalmente había sido ella, y no Julio. Esa revelación la llenó
27:22de miedo y de rabia. «¡Quiso matarme!», murmuró, estremecida. Y ahora busca acabar con Ana. Adriana
27:32comprendía que la red de secretos y mentiras crecía cada vez más y que todos corrían peligro.
27:40En el centro de todo este torbellino, Pedrito seguía siendo una pieza inesperada. Con su inocencia,
27:47había descubierto la verdad que podía arruinar la vida de Matilde y Martín. Y aunque aún no se
27:53atrevía a decirlo abiertamente, era cuestión de tiempo antes de que su hallazgo se transformara
27:59en el golpe final que derrumbaría el frágil muro de silencios levantado en la casa pequeña.
28:06El ambiente en la casa pequeña se había vuelto sofocante desde que Tomás reapareció en la vida
28:12de Luisa. Su presencia despertaba viejas heridas y generaba nuevas tensiones. Alejo,
28:19que no confiaba en él desde el primer momento, no entendía cómo Luisa podía mostrarse tan indulgente
28:26con un hombre de pasado turbio. Cada encuentro entre los tres terminaba en discusiones cargadas
28:33de reproches. Una mañana, Tomás decidió mostrar una faceta distinta. Se acercó a Atanasio fingiendo
28:42interés por la casa grande. Siempre he querido ver por dentro este lugar tan imponente. Comentó con
28:50un tono inocente. Atanasio, sin sospechar demasiado, aceptó guiarlo. Recorrieron pasillos, salones y
29:00galerías. Mientras Tomás observaba cada detalle con mirada calculadora, no se le escapaba nada. Cuadros,
29:09tapices, objetos de valor. Pero fue una talla en particular, escondida en una esquina del salón
29:17principal. Lo que atrajo su atención, cuando regresó a la casa pequeña, buscó a Luisa con urgencia.
29:24He visto algo que podría cambiar nuestra suerte, le dijo en voz baja. Luisa lo miró desconfiada,
29:32pero él insistió. Una talla de gran valor. Si me ayudas a sacarla, tendremos suficiente dinero para
29:40dejar atrás este valle y empezar una nueva vida. Luisa palideció. Recordó de golpe los días oscuros
29:48en que había planeado hurtos junto a Tomás. ¿Sabía bien que cada vez que él le proponía un último golpe,
29:56en realidad era el inicio de una cadena interminable de delitos? No, Tomás, respondió con firma. Ya no
30:05soy esa mujer. No pienso arriesgar lo que tengo por tus locuras. Pero Tomás no se dio por vencido. Se
30:15acercó más, bajando la voz. Si no me ayudas, hablaré. Diré que tú también robabas conmigo,
30:23que fuiste mi cómplice. Y entonces, verás cómo Alejo deja de mirarte con esos ojos de devoción.
30:32¿Quieres que tu sobrino sepa la verdad? ¿Las palabras la atravesaron como un cuchillo? El chantaje
30:39estaba sobre la mesa. Tan claro como en el pasado, Luisa apretó los puños, temblando de rabia y miedo.
30:48«Eres un cobarde», murmuró. Tomás sonrió con frialdad. «Llámalo como quieras. Pero si me ayudas,
30:57nadie sabrá nada. Si no, lo perderás todo». Mientras tanto, Alejo comenzaba a notar la distancia
31:05creciente de Luisa. Su desconfianza hacia Tomás se transformaba en celos enfermizos. Una noche,
31:14enfrentó a su tía. «No entiendo por qué lo defiendes. Ese hombre no ha cambiado. ¿Y tú lo sabes?».
31:23«¿Qué chiataeo?» Luisa no supo qué responder. No podía revelarle el chantaje,
31:29pero tampoco podía seguir cargando con el silencio. Mercedes, atenta a todo lo que ocurría.
31:37Intentaba mantener la calma en la familia. Percibía que Tomás traía consigo problemas mayores de los
31:44que aparentaba. En más de una ocasión, le advirtió a Luisa, «Ten cuidado. Ese hombre te
31:52arrastrará a la ruina. Y no solo a ti, sino también a Alejo». Luisa bajaba la mirada, incapaz de
32:02confesarle lo que realmente ocurría. Mientras tanto, Tomás planeaba sus movimientos con paciencia.
32:10Estaba convencido de que, con suficiente presión, Luisa terminaría cediendo. La talla que había visto
32:18en la casa grande se convirtió en una obsesión. Cada noche, en su mente, repetía la misma fantasía.
32:26Sacar el objeto, venderlo y escapar con una fortuna. Alejo, sin embargo, no iba a quedarse de brazos
32:34cruzados. Decidió vigilar de cerca los pasos de Tomás, dispuesto a desenmascararlo si intentaba
32:41algo. Su desconfianza lo llevaba a actuar impulsivamente, y eso lo ponía en peligro de
32:49caer en la misma red de intrigas que se estaba tejiendo alrededor de Luisa. La situación se
32:55volvía insostenible. Luisa estaba atrapada entre el amor de Alejo y el chantaje de Tomás. Cada día que
33:03pasaba, la tensión crecía, y la amenaza de que su secreto saliera a la luz se hacía más real.
33:10Una vez más, el pasado regresaba para atormentar a los habitantes del valle, recordándoles que las
33:17viejas culpas nunca mueren, solo esperan el momento oportuno para resurgir. Luisa pasó la noche en vela,
33:25sentada al borde de la cama, con las manos entrelazadas y los ojos fijos en la oscuridad.
33:32Las palabras de Tomás resonaban en su cabeza como un martillo. Si no me ayudas, lo contaré todo.
33:38Alejo sabrá quién eres de verdad. El miedo y la culpa la ahogaban. Había intentado rehacer su vida,
33:48dejar atrás los errores del pasado, pero ahora veía cómo todo podía desmoronarse en un instante.
33:55Al amanecer, Alejo la encontró en la cocina, con el rostro pálido y cansado.
34:01Tía, ¿qué te pasa? Últimamente estás distante. ¿Es por Tomás? Porque si es así, no voy a permitir que
34:11ese hombre te manipule. Luisa evitó su mirada, removiendo un caso vacío, solo para tener las
34:18manos ocupadas. No es nada, Alejo. ¿No te preocupes por mí? Pero el joven no se conformó. Claro que me
34:28preocupo. Ese hombre no es trigo limpio, y tú lo sabes. Si sigues a su lado, terminarás arrastrada a su
34:38miseria. La voz de Alejo, cargada de furia, contrastaba con el silencio de Luisa. Ella deseaba
34:45contarle todo, confesarle cómo Tomás la chantajeaba, pero el miedo a perder su confianza era más fuerte.
34:53«Eres muy joven todavía para entender ciertas cosas», murmuró con amargura. Esa frase encendió
35:00aún más la rabia de Alejo. «¿Joven? No soy un niño, tía. ¿No me trates como si no pudiera ver la
35:08verdad? Ese hombre quiere destruirnos. ¿Y tú lo estás dejando entrar?» Las discusiones se repitieron
35:16durante varios días, cada vez más tensas. Alejo la acusaba de proteger a Tomás sin motivo, mientras Luisa,
35:24incapaz de explicarse, lo atacaba para defenderse. «Eres un niñato celoso y malcriado», le espetó en una
35:33ocasión, hiriéndolo profundamente. Alejo salió dando un portazo, sintiendo que la mujer que más había
35:41respetado lo estaba traicionando. En medio de esa tormenta emocional, Tomás seguía presionando. Una tarde,
35:50la buscó en el patio trasero y le repitió la propuesta. «Lo que vi en la casa grande vale una
35:57fortuna. Si me ayudara a robarlo, no volveré a molestarte. Tendrás mi silencio y podrás seguir con tu vida
36:06tranquila». Luisa lo miró con los ojos enrojecidos y, si me niego, Tomás sonrió con cinismo. «Entonces
36:15todos sabrán que fuiste tan ladrona como yo». Luisa sintió que el suelo se hundía bajo sus pies. Su mente
36:24oscilaba entre dos abismos, traicionar la confianza de Alejo ayudando a Tomás, o arriesgarlo todo
36:32enfrentándose a él y soportando la vergüenza pública. Mercedes notó la angustia de Luisa y
36:40trató de acercarse. «Cuerida, te veo consumida. Si hay algo que esconder, dímelo. Juntas podemos
36:49buscar una solución». Pero Luisa solo respondió con evasivas, temiendo que incluso Mercedes la juzgara.
36:57Mientras tanto, Alejo no soportaba más el peso de la incertidumbre. Comenzó a seguir discretamente
37:04a Tomás, convencido de que en cualquier momento intentaría algo contra la familia. Su instinto
37:12le decía que debía proteger a Luisa, incluso de sí misma. Cada paso que daba lo acercaba más al
37:19corazón del peligro. La atención se extendía a toda la casa pequeña. Los criados comentaban las
37:27disputas, y algunos comenzaban a sospechar que Tomás arrastraba a Luisa a un terreno oscuro. El
37:35rumor de un posible robo se esparcía como pólvora, aunque nadie tenía pruebas concretas. Luisa,
37:43atrapada en el centro, se sentía cada vez más sola. En sus oraciones pedía fuerzas para resistir,
37:50pero la voz de Tomás volvía a resonar. «Siempre pediré algo más, Luisa. Nunca será suficiente
37:59hasta que me ayudes». Esa certeza la llenaba de desesperación. Sabía que, aunque aceptara una vez,
38:08nunca terminaría de pagar el precio de su silencio. La presión era insoportable. Alejo,
38:16herido por los reproches de su tía, se alejaba más cada día. Tomás, decidido a conseguir su objetivo,
38:23no aflojaba en su chantaje. Y Mercedes, aunque intuía el peligro, aún no conocía toda la magnitud
38:31de lo que ocurría. La red se cerraba lentamente alrededor de Luisa, y el menor movimiento en falso
38:37podía hacerla caer en la ruina. Ana avanzaba por el sendero que conducía al pueblo, con el corazón
38:44latiendo desbocado y la bolsa de dinero colgada de su brazo. Úrsula le había ordenado ir a recoger
38:51un vestido del sastre, y aunque la tarea parecía sencilla, algo en su interior le advertía que
38:57estaba caminando hacia una trampa. Cada crujido de las ramas, cada sombra entre los árboles le
39:04parecía una amenaza oculta. Horas antes, en la casa grande, Úrsula había entregado la bolsa a la
39:11doncella con palabras suaves, casi maternales. «Es para tu familia», tal como prometí, le dijo,
39:19«acariciando su rostro». Ana, ingenua, quiso creer en esa bondad tardía, pero lo que no sabía era
39:26que la bolsa contenía la recompensa para los bandoleros que aguardaban su llegada. Una trampa
39:32calculada hasta el más mínimo detalle. Victoria había sido testigo del plan y lo había aprobado
39:39con fría satisfacción. «Es lo mejor», comentó sin remordimiento. «Una testigo muerta es un problema
39:48menos». Úrsula sintió, aunque en su interior bullía la tensión. Rafael ya conocía la verdad,
39:57y mientras Ana respirara, el peligro era demasiado grande. En paralelo, Rafael se encontraba en el
40:04pueblo, preparando su declaración ante la Santa Hermandad. Había prometido llevar las pruebas
40:10contra Úrsula, pero sabía que la palabra de un noble debía ser reforzada con un testimonio directo.
40:18Ana era su esperanza, y por eso cada minuto que ella tardaba en regresar, aumentaba su inquietud.
40:25«Si algo le ocurre, se nos acaba la única posibilidad de justicia», pensaba con angustia.
40:31Adriana, enterada por Rafael, compartió la noticia con Luisa. Ambas comprendieron que el
40:39tiempo era esencial. «Úrsula no se quedará tranquila mientras Ana viva», dijo Adriana con
40:46el rostro desencajado. Luisa, temblando, añadió, «Si desaparece, Rafael quedará sin testigo y nosotros,
40:56a merced de su palabra contra la de la duquesa, el sendero se volvió más estrecho». Ana apretó contra
41:04su pecho la bolsa de monedas, como si aquel objeto pudiera protegerla, pero lo que no sabía era que
41:11ese mismo peso era la señal de su condena. Desde la espesura, unos ojos la observaban con atención.
41:19Los bandoleros, pagados por Úrsula, aguardaban el momento oportuno para abalanzarse sobre ella. En la
41:27casa grande, Mercedes percibía la tormenta que se acercaba. Consciente del peligro, se preguntaba
41:35si podría intervenir a tiempo. Había visto demasiadas veces cómo Úrsula se libraba de las
41:41acusaciones gracias al miedo y la manipulación, pero ahora, con Ana de por medio, sentía que la
41:48línea entre la verdad y la muerte se volvía más delgada que nunca. Rafael, en su desesperación,
41:56pidió a un criado que se adelantara a buscar a Ana en el camino. La espera se hacía insoportable,
42:03y el presentimiento de que algo terrible ocurriría no lo dejaba respirar. En su mente, la figura de su
42:10hermano Julio se mezclaba con la de la doncella. Si no lograba salvarla, sentía que traicionaría la
42:18memoria del primero y la confianza de la segunda. Ana, por su parte, comenzó a rezar en silencio.
42:26Cada paso la acercaba al pueblo, pero también al destino trazado por sus enemigas.
42:32—Señor, protégeme. Dame fuerzas para enfrentar lo que venga —murmuró, sin dejar de caminar.
42:40El sonido de un caballo rompió el silencio. Un grupo de hombres salió de entre los árboles,
42:48bloqueándole el paso. Sus rostros estaban cubiertos con pañuelos, y sus ojos brillaban
42:54con codicia. —¿Qué llevas ahí, muchacha? —preguntó uno de ellos, señalando la bolsa.
43:02Ana retrocedió, comprendiendo al instante que había caído en una emboscada. La escena quedó suspendida,
43:10en un instante de terror. El futuro de la joven, la justicia para Julio y la seguridad de Rafael
43:17pendían de un hilo. El plan de Úrsula estaba en marcha, y el desenlace se decidiría en aquel
43:25solitario sendero donde la traición se vestía de muerte.
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