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#ValleSalvaje #capítulo276 #descubre
Avance ‘Valle Salvaje’: ¿Quién descubre a Tomás? (capítulo 276, miércoles 15 de octubre)
Avance del capítulo 276 de ‘Valle Salvaje’, que se emite el miércoles 15 de octubre, con vídeo incluido. Tomás se acerca al golpe final mientras su plan corre peligro de ser descubierto. La tensión entre Leonardo, Irene y Bárbara crece y un enfrentamiento inesperado lo cambia todo.
El aire en el palacio del duque de Villalobos se había vuelto denso, casi irrespirable, cargado con el peso de secretos inconfes ...
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#ValleSalvaje, #capítulo276¿Quién, #descubre, #Tomás
Transcripción
00:00Avance Valle Salvaje. ¿Quién descubre a Tomás? Capítulo 276. Miércoles 15 de octubre.
00:18Avance del capítulo 276 de Valle Salvaje, que se emite el miércoles 15 de octubre,
00:25con vídeo incluido. Tomás se acerca al golpe final mientras su plan corre peligro de ser
00:31descubierto. La tensión entre Leonardo, Irene y Bárbara crece y un enfrentamiento inesperado
00:38lo cambia todo. El aire en el palacio del duque de Villalobos se había vuelto denso,
00:46casi irrespirable, cargado con el peso de secretos inconfesables y ambiciones desmedidas.
00:51Cada pasillo, cada salón suntuosamente decorado, parecía susurrar historias de traición y desamor,
00:59y en el corazón de esta tormenta silenciosa, las almas de sus habitantes se retorcían bajo
01:04la presión de decisiones que cambiarían sus destinos para siempre. La noche anterior había
01:11dejado una estela de amargura y confrontación. La conversación de Bárbara con don Hernando,
01:16el marqués de Berlanga, no había sido una simple charla, sino una rendición.
01:23Había entrado en su estudio con la intención de desafiarlo, de proteger a Leonardo, el hombre
01:28que amaba en silencio, de la red de manipulación del viejo marqués. Pero don Hernando poseía un
01:35talento casi sobrenatural para encontrar las grietas en el alma de una persona y verter en
01:40ellas el veneno de la duda y la desesperación. Le había hablado de la ruina, del honor perdido,
01:48del sufrimiento inevitable de Leonardo si persistía en su obstinada lejanía de Irene, la única
01:54mujer cuya dote podría salvarlos del abismo. Bárbara había luchado, sus argumentos se habían
02:01desvanecido como humo ante la lógica fría y cortante del marqués. Salió de allí no como una
02:08guerrera, sino como un instrumento más de su voluntad, con una nueva y terrible misión grabada
02:13en su corazón. Ahora, con la primera luz del alba tiñendo de gris los ventanales, Bárbara sentía el
02:22frío del mármol bajo sus pies mientras esperaba frente a la puerta de los aposentos de Irene.
02:26El corazón le martilleaba en el pecho un tambor fúnebre que anunciaba el sacrificio que estaba
02:34a punto de pedir. Cada fibra de su ser gritaba contra la traición que estaba cometiendo, no
02:41sólo contra sí misma, sino contra el amor puro y atormentado que Leonardo e Irene compartían,
02:47un amor que ni ellos mismos se atrevían ya a nombrar. Cuando la puerta finalmente se abrió,
02:54Irene apareció con los ojos hinchados por una noche de insomnio. Su belleza,
03:01normalmente serena, estaba empañada por una tristeza profunda. Al ver a Bárbara,
03:07una sombra de sorpresa cruzó su rostro.
03:11¿Bárbara, ocurre algo? Es muy temprano. Perdóname, Irene. No podía esperar más. La voz de Bárbara era un
03:18susurro quebrado. Necesito hablar contigo. Es de vital importancia. Irene la dejó pasar,
03:27cerrando la puerta tras ella. La habitación estaba en penumbra, el aire cargado de una
03:34melancolía que parecía emanar de las propias paredes. Bárbara se giró, sus ojos fijos en los
03:41de Irene, y las palabras que había ensayado toda la noche se agolparon en su garganta, amargas como la
03:47hiel. Vengo a suplicarte algo. Comenzó, sus manos retorciéndose nerviosamente. Algo que quizás te
03:56parezca una locura, una traición a todo lo que sientes. Pero te juro por lo más sagrado que lo
04:04hago por el bien de ambos. Por tu bien, y por el de Leonardo. Irene frunció el ceño, la confusión
04:11tiñendo sus facciones. ¿De qué hablas? No te entiendo. Bárbara respiró hondo, reuniendo el
04:18coraje que le quedaba. Irene, tienes que casarte con Leonardo. El silencio que siguió a sus palabras
04:26fue tan absoluto, tan pesado, que pareció absorber todo el sonido de la habitación.
04:30Irene la miró como si le hubiera brotado una segunda cabeza. Una risa corta y amarga escapó
04:38de sus labios. ¿Casarme con Leonardo? ¿Es una broma? ¿Después de todo lo que ha pasado?
04:45¿Después de cómo me trata? ¿De cómo desconfía de cada palabra que digo? Bárbara, él me odia.
04:53No te odia. Replicó Bárbara, acercándose y tomando las manos frías de Irene entre las suyas.
05:01Está sufriendo, igual que tú. Está atrapado, Irene. Don Hernando, su situación económica.
05:08Todo se está desmoronando a su alrededor. Se está ahogando y su orgullo no le permite pedir ayuda.
05:15Te aleja porque cree que es la única manera de protegerte de su propia caída.
05:19¿Y casarme con él sería la solución? Preguntó Irene, la ironía agoteando de cada palabra.
05:28¿Unir mi vida a un hombre que me desprecia para salvar su fortuna? ¿Qué clase de vida sería esa
05:33para mí? Y para él, una jaula dorada para ambos.
05:36Sería el fin de vuestro sufrimiento. Insistió Bárbara, sus ojos llenándose de lágrimas que
05:44luchaba por contener.
05:45Esta guerra silenciosa que os está destrozando día a día, terminaría. Podríais empezar de nuevo.
05:54Quizás, con el tiempo, el amor que una vez sentisteis. El amor no se construye sobre cimientos
06:00de desconfianza y obligación. La interrumpió Irene, soltando sus manos con brusquedad.
06:08La propuesta la había descolocado, la había enfurecido. Venía de Bárbara, la persona que
06:13creía su amiga, su confidente. Se sentía traicionada. No sé qué te ha dicho don Hernando
06:21para que vengas a mí con esta. Esta propuesta indecente. Pero dile que no seré su peón. No
06:28sacrificaré mi vida para salvar el apellido de nadie. Bárbara vio el muro que Irene había
06:34levantado y supo que no podría derribarlo con súplicas. Las palabras del marqués resonaron
06:41en su mente, frías y calculadoras. Apela a su compasión, pero también a su culpa.
06:48No es solo por él, Irene. Dijo Bárbara, su tono cambiando, volviéndose más grave.
06:55Es por ti, ¿o acaso eres feliz así, viéndolo cada día, sintiendo esa distancia insalvable,
07:03ese abismo de reproches? ¿No te das cuenta de que esta situación
07:08os está consumiendo a los dos como un veneno lento? El matrimonio sería un final.
07:15Doloroso, quizás, al principio, pero un final, os daría la oportunidad de encontrar la paz.
07:21¿Juntos o separados, pero en paz? Piénsalo, te lo ruego. Sin esperar respuesta, Bárbara
07:29se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a Irene sola con una tormenta de emociones
07:34contradictorias. La propuesta era absurda, humillante. Pero, en el fondo de su corazón,
07:43una pequeña y traicionera voz le susurraba que Bárbara tenía razón.
07:47El sufrimiento diario era una tortura. ¿Y si el matrimonio, esa jaula que tanto temía,
07:55fuera en realidad la única llave para liberarse de ella?
08:00Incapaz de soportar el torbellino en su mente, Irene salió de sus aposentos, movida por un
08:05impulso irrefrenable. Necesitaba respuestas. Necesitaba mirar a Leonardo a los ojos y escuchar
08:13de sus propios labios que pensaba de toda aquella locura. Lo encontró en la biblioteca,
08:20de espaldas a la puerta, contemplando un mapa antiguo extendido sobre la mesa.
08:26La luz de la mañana dibujaba su silueta, una figura solitaria y tensa. Leonardo, dijo ella,
08:33su voz más firme de lo que se sentía.
08:35Él se giró lentamente. Al verla, su expresión no se suavizó. Al contrario,
08:42una máscara de fría cautela cubrió sus facciones.
08:47Irene, ¿qué deseas? Bárbara ha venido a verme. Fue directa al grano. Me ha hecho una proposición.
08:54Una proposición que, según ella, acabaría con el sufrimiento de ambos. Leonardo enarcó una ceja,
09:03una sonrisa cínica curvando sus labios.
09:07Ah, ¿sí? ¿Y cuál es esa mágica solución? Me ha pedido que me case contigo. La sonrisa de
09:14Leonardo se desvaneció, reemplazada por una expresión de incredulidad y desdén.
09:19Se acercó a ella, sus pasos lentos y deliberados, como un depredador que acorrala a su presa.
09:29Por supuesto, dijo, su voz baja y cargada de veneno. Era de esperar, una nueva estratagema.
09:38¿De quién ha sido la idea esta vez, tuya, o directamente del artífice de todas nuestras
09:43desgracias, don Hernando? No es ninguna estratagema, replicó Irene,
09:49herida por la acusación. He venido a preguntarte a ti. ¿A saber qué piensas? ¿Es esto lo que
09:56quieres? ¿Un matrimonio de conveniencia para salvar tus tierras y tu título?
10:02Él se detuvo a un palmo de ella, su mirada recorriéndola con una intensidad que la hizo
10:07estremecer. Por un instante, fugaz como un relámpago, creyó ver en sus ojos el dolor y el
10:15anhelo del hombre del que se había enamorado. Pero desapareció tan rápido como había llegado,
10:22reemplazado por el acero de la desconfianza.
10:26¿Qué es lo que quiero yo? Repitió, su tono burlón. ¿Acaso importa? Lo único que importa aquí
10:32son las intenciones. Y las tuyas, Irene, nunca han sido claras. Siempre hay un doble juego,
10:40una verdad oculta. Dime, ¿qué ganas tú con todo esto? ¿El título de marquesa? ¿El control
10:47definitivo sobre mi vida y mi patrimonio? Cada palabra era una bofetada. Las lágrimas
10:54picaban en los ojos de Irene, pero se negó a derramarlas.
10:57No le daría esa satisfacción. Gano la paz. Dijo, su voz temblando a pesar de sus esfuerzos.
11:08La misma paz que anhelo desde el día que todo se rompió entre nosotros. Pero veo que para ti es
11:13más fácil creer que soy una conspiradora sin escrúpulos que aceptar que quizás, solo quizás,
11:19yo también estoy sufriendo. El sufrimiento no te da derecho a manipular a los demás. Replicó él,
11:26implacable. No te estoy manipulando. Explotó ella, su control finalmente quebrado.
11:34He venido a buscar una respuesta sincera y solo encuentro más acusaciones, más desprecio. Olvídalo,
11:41Leonardo. Olvida que he venido. Olvida la estúpida proposición de Bárbara. Cásate con tu orgullo,
11:48ya que parece ser lo único que amas de verdad.
11:50Se dio la vuelta, ahogando un sollozo, y huyó de la biblioteca, dejando a Leonardo solo con el eco
11:59de sus palabras. Él se quedó inmóvil, mirando la puerta por la que ella había desaparecido. La
12:07brecha entre ellos, lejos de cerrarse, se había convertido en un abismo aún más profundo y oscuro,
12:13un abismo que parecía imposible de cruzar. Mientras tanto, en otra ala del palacio,
12:21el nuevo poder adquirido por Adriana y Rafael comenzaba a manifestarse.
12:27Celebraban en privado, en el pequeño salón que se les había asignado, brindando con una copa de
12:32Jerez. El acuerdo con José Luis, el duque, les había otorgado no solo una participación en los
12:40negocios de la finca, sino también una influencia sobre él que ninguno de los dos había previsto.
12:48El duque, un hombre de carácter afable pero fácilmente sugestionable, veía en su sobrina
12:53Adriana y en su marido una energía y una visión de futuro que sentía que le faltaban.
13:00Ha sido más fácil de lo que pensaba. Dijo Rafael, con una sonrisa de suficiencia.
13:05Tu tío come de tu mano, querida. Adriana sonrió, pero su mirada era calculadora. Tío José Luis es
13:14un buen hombre, pero ingenuo. Confía en la sangre, y eso nos da una ventaja que Victoria nunca tendrá.
13:23Ella es la esposa, la duquesa, pero yo soy la familia. Y ahora que tenemos su confianza,
13:30es el momento de usarla. Continuó Rafael, su mente ella trazando el siguiente movimiento.
13:37Hay que consolidar nuestra posición. Debemos reconciliarlo con Alejo. Adriana lo miró, sorprendida.
13:46¿Con Alejo? Pero si se odian. El duque no puede ni oír su nombre. Exactamente. Un duque enfrentado
13:52a su capataz es un duque debilitado. Si nosotros logramos lo que nadie ha conseguido, si unimos esas
13:59dos piezas, nos volveremos indispensables para él. Demostraremos que no solo pensamos en el negocio,
14:08sino en la estabilidad de todo su mundo. La idea era brillante. Adriana asintió lentamente,
14:15admirando una vez más la mente estratégica de su marido. Poco después, Rafael buscó al duque. Lo
14:24encontró paseando por los jardines, con un aire de satisfacción que no se le había visto en mucho
14:29tiempo. Duque, perdona que te moleste. Comenzó Rafael con un tono respetuoso. Quería felicitarte
14:37de nuevo por tu visión de futuro. El acuerdo que hemos firmado traerá una nueva era de prosperidad
14:44a Valle Salvaje. José Luis sonrió, hinchando el pecho. Gracias, Rafael. Gracias a vosotros. Vuestra
14:53juventud y vuestras ideas son un soplo de aire fresco. Hablando de estabilidad y futuro. Continuó
15:01Rafael, eligiendo sus palabras con cuidado. Creo que hay un asunto pendiente que, de resolverse,
15:08fortalecería aún más tu posición. Un asunto que concierne a Alejo. La sonrisa del duque se borró al
15:16instante. Su rostro se endureció. Alejo, ¿qué pasa con él? Creo que ha llegado el momento de
15:23hacer las paces. Es un hombre leal y un trabajador incansable. Vuestra disputa está dañando la moral
15:31de los trabajadores y, a la larga, la productividad de la finca. José Luis se detuvo y se giró para
15:39mirar a Rafael fijamente. Sus ojos, normalmente amables, eran dos trozos de hielo.
15:47Ese tema está zanjado. Dijo, su voz cortante y definitiva. Alejo me traicionó de la peor manera
15:54posible. Cuestionó mi autoridad y mi honor frente a mis hombres. No hay perdón para eso. Te agradezco
16:01el consejo, Rafael, pero te ruego que no vuelvas a mencionar su nombre en mi presencia.
16:06Es el capataz, y nada más. Y si vuelve a cruzar la línea, se irá de aquí para no volver.
16:16¿Entendido? Rafael, sorprendido por la vehemencia de la reacción, solo pudo asentir.
16:24Entendido, duque, mis disculpas. Se retiró, dándose cuenta de que la herida entre el duque
16:30y su capataz era mucho más profunda de lo que había imaginado. Había subestimado el orgullo
16:37del viejo aristócrata. La frustración de Rafael, sin embargo, no era nada comparada
16:43con la de Victoria. Se sentía como una extraña en su propia casa. Desde la llegada de Adriana
16:50y Rafael, había visto cómo la influencia que tenía sobre su marido se desvanecía día
16:55a día. El nuevo acuerdo, negociado a sus espaldas, había sido la humillación final. Veía a José
17:03Luis reír con su sobrina, escuchar atentamente los consejos de Rafael, y sentía una mezcla
17:09de celos y rabia que la consumía por dentro. Se sentía desplazada, ignorada, reducida a
17:16una simple figura decorativa. No lo entiendo, José Luis. Le dijo esa misma mañana, incapaz
17:23de contenerse más. ¿Cómo has podido ceder tanto ante ellos? Le has dado a tu sobrina
17:29el control de nuestras finanzas, de nuestro futuro.
17:34No seas dramática, Victoria. Respondió él, con un tono cansado que la enfureció aún más.
17:42Es mi familia, y sus ideas son buenas. Necesitamos modernizarnos, y yo, ¿acaso mi opinión no
17:48cuenta? Replicó ella, su voz elevándose. Soy tu esposa, la duquesa. Este palacio,
17:56estas tierras, son mi responsabilidad tanto como tuya.
18:02Me has excluido, me has humillado. Basta ya, gritó él, harto de la discusión.
18:07La decisión está tomada, y te prohíbo que vuelvas a cuestionarla. Victoria se quedó
18:15en silencio, con las palabras de su marido resonando en sus oídos.
18:20Se sentía impotente, y esa impotencia se estaba transformando en un veneno amargo y resentido.
18:27Si no podía controlar a su marido, controlaría lo que pudiera. Y su ira encontró un blanco fácil,
18:35las cocinas. Y más concretamente, Martín, el joven y audaz ayudante de cocina, a quien
18:43había tomado ojeriza por su carácter desafiante y su cercanía con Adriana.
18:47En el corazón del pueblo, lejos de las intrigas palaciegas, otro enfrentamiento estaba a punto
18:56de ocurrir. Pedrito, el joven protegido de don Hernando, había visto la tristeza en los ojos
19:03de su madre y la preocupación en el rostro de su padre. Sabía que el marqués estaba presionando
19:10a su familia, utilizando viejas deudas y favores para acorralarlos. El carácter que tanto había
19:17impresionado al marqués en el pasado, esa mezcla de inocencia y valentía, resurgió con una fuerza
19:23inesperada. Decidió enfrentarse a él. Lo esperó en la plaza del pueblo, sabiendo que el marqués
19:31pasaría por allí en su paseo matutino. Cuando lo vio acercarse, con su porte altivo y su bastón
19:38de empuñadura de plata, Pedrito sintió un nudo de miedo en el estómago, pero no retrocedió.
19:44Señor marqués, dijo, su voz de niño sonando sorprendentemente firme. Don Hernando se detuvo,
19:53sorprendido de ver al muchacho plantado frente a él.
19:58Pedrito, ¿qué haces aquí? Deberías estar en la escuela. He venido a pedirle que deje en paz a mi
20:03familia, dijo el niño, mirándolo directamente a los ojos. Sé que los está presionando. Sé que quiere
20:12algo de ellos y les está haciendo daño. No se lo voy a permitir. Una sonrisa divertida,
20:19pero teñida de admiración, se dibujó en el rostro del marqués. Vaya, vaya, el cachorro ha sacado las
20:28garras. Tienes el mismo espíritu que tu abuelo. Él también tuvo el valor de desafiarme una vez.
20:35Mi abuelo era un hombre honrado, replicó Pedrito. Y mi padre también lo es. No les obligue a hacer
20:43algo que no quieren. Por favor, la vida no se trata de lo que uno quiere, muchacho, dijo el marqués,
20:49su tono volviéndose serio. Se trata de deberes y obligaciones. Tu familia tiene una deuda conmigo,
20:57y ha llegado el momento de pagarla. Ahora, apártate de mi camino. Pero Pedrito no se movió. Si les hace
21:06daño, se las verá conmigo. Don Hernando lo miró fijamente durante un largo instante. La audacia del
21:14niño le había descolocado. Vio en él un reflejo de sí mismo, una voluntad de hierro que no se
21:21doblegaba. Eres valiente, Pedrito. Muy valiente, dijo finalmente, con un tono que no dejaba traslucir
21:30si era una amenaza o un cumplido. Pero la valentía sin poder es solo una forma estúpida de buscarse
21:38problemas. No lo olvides. El marqués lo rodeó y siguió su camino, dejando a Pedrito solo en la
21:46plaza, temblando pero con la cabeza alta. No había conseguido nada, pero había plantado cara. Y por
21:54alguna razón, sentía que eso era una pequeña victoria. Don Hernando, por su parte, caminaba
22:02pensativo. El inesperado desafío de aquel niño le había hecho reflexionar. Quizás estaba subestimando
22:10a las piezas más pequeñas de su tablero de ajedrez. Mientras tanto, la red tejida por Tomás
22:16alrededor de Luisa se cerraba inexorablemente. La había presionado, amenazado veladamente con revelar
22:24secretos que la destruirían, hasta que no le quedó más remedio que aceptar. Su plan para robar la
22:32talla, una pieza de un valor incalculable que se guardaba en la capilla del palacio, estaba a punto
22:38de ejecutarse. Tomás había localizado la pieza. Era una escultura de madera del siglo XV, el corazón
22:46de los montes, que según la leyenda contenía el primer mapa de las tierras de Valle Salvaje. Su valor no
22:54era solo artístico, sino histórico y estratégico. Quien la poseyera, tendría un poder inmenso.
23:02Todo está listo, le dijo Tomás en un encuentro clandestino en los establos. Esta noche, durante
23:08la cena, será el momento. La mayoría del servicio estará ocupado. Necesito que hagas tu parte. Luisa
23:17temblaba, sus ojos moviéndose nerviosamente a su alrededor. No puedo hacerlo, Tomás. Tengo miedo.
23:26Alejo sospecha algo. No deja de vigilarme. Alejo no es tu problema. Tu problema soy yo si no haces lo
23:34que te digo. Replicó Tomás, su voz fría y afilada como un cuchillo. Tu tarea es sencilla. Isabel, la vieja
23:44ama de llaves, es la única que tiene acceso a la capilla por la noche para encender las velas.
23:51Tienes que distraerla. Llévala al otro extremo del palacio, invéntate una emergencia, una mancha
23:57en un vestido, una cerradura atascada. Necesito solo 10 minutos. 10 minutos, Luisa, y todo habrá
24:06terminado. Serás libre. Y si algo sale mal, susurró ella, aterrorizada. Nada saldrá mal si haces
24:15exactamente lo que te digo. No tienes margen para negarte, Luisa. Ya estás demasiado implicada. Justo
24:24en ese momento, la figura de Alejo apareció en la puerta del establo. Se detuvo en seco al verlos
24:31juntos, susurrando en la penumbra. La expresión de su rostro era una mezcla de rabia y dolor.
24:39¿Interrumpo algo? Preguntó, su voz cargada de un sarcasmo helado. Luisa se sobresaltó,
24:45apartándose de Tomás como si quemara. Alejo, no. No es lo que parece. Tomás solo me estaba
24:54preguntando por uno de los caballos. Ah, sí, dijo Alejo, acercándose lentamente,
25:02su mirada fija en Tomás, desafiante. Pues a mí me parecía una conversación mucho más
25:09interesante. Parecíais muy preocupados. Tomás mantuvo la calma, una sonrisa cínica jugando
25:17en sus labios. Solo asuntos de trabajo, capataz. No todo el mundo tiene tiempo para dejarse llevar
25:25por los celos. Ten cuidado con lo que dices, forastero. Advirtió Alejo, su mano cerrándose
25:32en un puño. Alejo, por favor, vámonos. Suplicó Luisa, tirando de su brazo. Alejo la miró,
25:42y lo que vio en sus ojos no fue inocencia, sino pánico. El pánico de quien ha sido descubierto,
25:50sin decir una palabra más, se dio la vuelta y se marchó, dejando a Luisa con el corazón encogido.
25:58Sabía que acababa de destruir el último resquicio de confianza que Alejo tenía en ella. La relación,
26:05ya deteriorada por las sospechas y los secretos, se había desmoronado por completo.
26:12Ahora estaba sola, atrapada entre el miedo a Tomás y la pérdida del hombre que amaba.
26:19La tensión en las cocinas del palacio había alcanzado su punto de ebullición. El castigo
26:24que Victoria había impuesto a Martín era a todas luces injusto. Lo había acusado de robar una botella
26:32de vino caro, algo que nadie que conociera al joven podía creer. La verdad era que el vino se había
26:40roto por un descuido de la propia duquesa, pero su orgullo le impidió admitirlo. Como castigo,
26:47había ordenado que Martín hiciera el trabajo más duro y sucio durante una semana, sin descanso.
26:55El resto del servicio murmuraba, indignado. Nadie estaba dispuesto a seguir tolerando los
27:00caprichos y la crueldad de la duquesa. Pero era Martín quien estaba decidido a no soportarlo más.
27:07Se sentía humillado, y la injusticia le quemaba por dentro. Esa tarde, mientras Victoria supervisaba
27:16los preparativos para la cena con un aire de desprecio, Martín se secó el sudor de la frente
27:21con el dorso de la mano y se plantó delante de ella. Señora duquesa, dijo, su voz resonando en
27:28el silencio tenso de la cocina. Esto se ha acabado. Victoria se giró, enarcando una ceja. ¿Qué has
27:36dicho, insolente? He dicho que se ha acabado. Repitió Martín, más fuerte esta vez.
27:42No voy a seguir cumpliendo un castigo por algo que no he hecho. Usted sabe perfectamente que yo no
27:50robé ese vino. Los otros sirvientes contuvieron la respiración. Nunca nadie se había atrevido a
27:57hablarle así a la duquesa. El rostro de Victoria se contrajo en una máscara de furia. ¿Cómo te atreves
28:04a hablarme en ese tono? No eres más que un criado. Harás lo que yo te ordene, o te echaré de este palacio
28:10a patadas. Pues tendrá que echarme. Respondió Martín, impasible. Porque prefiero irme con la
28:18cabeza alta que seguir aguantando sus humillaciones. No le tengo miedo. La furia de Victoria se desbordó.
28:26En un arrebato de ira, levantó la mano para abofetearlo. Martín, en un acto reflejo, levantó
28:34el brazo para protegerse y, sin querer, la empujó.
28:40El empujón no fue fuerte, pero Victoria, desequilibrada y sorprendida, tropezó hacia
28:46atrás y cayó al suelo aparatosamente. Un grito ahogado recorrió la cocina. Martín
28:53se quedó paralizado, mirando sus propias manos con horror. No había querido hacerle daño.
29:00Victoria levantó la vista desde el suelo, sus ojos brillando con una mezcla de conmoción
29:05y malicia triunfante. Había encontrado su arma. Me ha agredido. Gritó, su voz llenando
29:14el palacio. El criado me ha puesto la mano encima. Guardias.
29:19Martín supo en ese instante que estaba perdido. La palabra de un sirviente contra la de una
29:24duquesa no valía nada. El pánico se apoderó de él. No podía esperar a los guardias. No podía
29:31acabar en un calabozo por un crimen que no había cometido. Sin pensarlo dos veces, echó
29:38a correr. Salió de las cocinas, empujando a quien se interponía en su camino, con los
29:43gritos de la duquesa persiguiéndolo. Sabía que no podía salir del palacio, estarían
29:50vigilando las puertas. Necesitaba un lugar donde esconderse, un lugar donde nadie pensaría
29:56en buscarlo. Y en su huida desesperada, solo se le ocurrió un sitio. La vieja capilla,
30:04siempre silenciosa, siempre vacía a esas horas. Corrió por los pasillos de servicio, subió
30:12una escalera de caracol y se deslizó por la pesada puerta de roble, sumergiéndose en
30:16la penumbra y el silencio del lugar sagrado. Su corazón latía con la fuerza de un animal atrapado.
30:24No imaginaba que las consecuencias de su acto recaerían, sobre todo, sobre Adriana, a quien
30:30Victoria no tardaría en acusar de haber instigado la rebelión del joven. Y mucho menos podía imaginar
30:37que no estaba solo en aquel lugar. La noche había caído sobre Valle Salvaje. La cena se servía en el
30:45Gran Comedor, un evento lleno de tensiones no expresadas y miradas furtivas. Leonardo e Irene
30:53apenas se dirigían la palabra. José Luis intentaba mantener una conversación jovial, ignorando las
30:59miradas asesinas que su esposa Victoria le lanzaba de vez en cuando. Adriana y Rafael actuaban como los
31:07anfitriones perfectos, ocultando su ambición tras una máscara de amabilidad. Y mientras ellos jugaban
31:15su particular partida de ajedrez, en las sombras del palacio, otras dos partidas mucho más peligrosas
31:22estaban a punto de llegar a su fin. Luisa sentía que el corazón se le iba a salir por la boca. Había
31:29llegado el momento. Con las manos temblorosas, se acercó a Isabel, que estaba repasando la platería
31:36en una pequeña sala contigua al comedor. Isabel, perdona que te moleste. Dijo, intentando que su voz
31:44sonara natural. Creo que ha ocurrido una desgracia. El vestido de la duquesa, el que tiene que ponerse
31:52para la recepción de mañana. He visto una mancha terrible de vino en el bajo. Isabel levantó la vista,
31:59alarmada, vino, imposible, si lo guardé yo misma noche. Lo sé, no sé cómo ha podido pasar, mintió
32:08Luisa. Pero la mancha es enorme, y está en el brocado de oro. Si no la tratamos ahora mismo,
32:16me temo que será imposible de quitar. La vieja ama de llaves se levantó de un salto,
32:21con el rostro lleno de preocupación. Santo cielo, vamos, muchacha, llévame ahora mismo. La duquesa
32:30me matará si su vestido se estropea. Luisa la guió, alejándola de la zona de la capilla,
32:37llevándola por pasillos y escaleras hacia el ala de los dormitorios. Cada paso era una tortura. Sentía
32:44los ojos de todo el mundo clavados en su espalda. Cuando finalmente llegaron a los aposentos de la
32:50duquesa, fingió buscar el vestido, revolviendo el armario con una lentitud desesperante.
32:58Qué extraño, juraría que lo dejé aquí, murmuraba, mientras el reloj en su mente avanzaba a una
33:04velocidad vertiginosa. Mientras tanto, al otro lado del palacio, Tomás se deslizaba por las sombras. La
33:12distracción había funcionado. Con las herramientas que llevaba ocultas bajo la chaqueta, forzó con
33:20delicadeza la cerradura de la sacristía, que comunicaba directamente con la capilla.
33:27Conocía el palacio como la palma de su mano, fruto de semanas de estudio y observación.
33:34Entró en la capilla. El silencio era sepulcral, solo roto por el crepitar de algunas velas lejanas.
33:40La luz de la luna que se filtraba por las vidrieras creaba patrones fantasmales en el
33:46suelo de mármol. Sus ojos se adaptaron rápidamente a la oscuridad y se dirigieron al pequeño altar
33:53lateral donde, dentro de una urna de cristal y forja, descansaba el corazón de los montes.
33:59Trabajó con rapidez y precisión. Con una pequeña palanca, forzó los goznes de la cerradura de la
34:07urna. El metal chirrió levemente, un sonido que le pareció atronador en el silencio absoluto.
34:16Contuvo la respiración, esperando. No oyó nada. Con cuidado, abrió la portezuela y sus manos,
34:22cubiertas por guantes de cuero fino, se cerraron sobre la talla de madera. La sintió pesada,
34:31cargada de historia. Una sonrisa de triunfo se dibujó en su rostro. Lo había conseguido. Pero
34:38Alejo no era estúpido. La escena en el establo, el pánico en los ojos de Luisa, la presencia ominosa
34:44de ese forastero, todo encajaba. Sabía que algo tramaban. Impulsado por una mezcla de celos
34:52y un profundo sentido del deber, había decidido no perder de vista a Luisa. La vio hablar con
35:00Isabel, vio cómo se llevaban a la anciana con una excusa claramente inventada. Y notó la dirección
35:08que tomaban, la contraria a la capilla. El lugar que Isabel nunca dejaba desatendido a estas horas.
35:16Una terrible sospecha se apoderó de él. Si Luisa estaba distrayendo a Isabel, significaba que alguien
35:22más estaba actuando en otro lugar. Y solo había una cosa en todo el palacio que requiriera la ausencia
35:29específica de la vieja ama de llaves, la talla. Corrió hacia la capilla, su corazón martilleando
35:37contra sus costillas. No hizo ruido. Entró por la puerta principal, que siempre estaba entornada,
35:44y se quedó en la oscuridad del fondo, dejando que sus ojos se acostumbraran. Y entonces lo vio,
35:52la silueta de un hombre frente a la urna del corazón de los montes. La urna, abierta, y la talla,
36:00en sus manos. Tomás estaba a punto de guardar la escultura en una bolsa de lona cuando un ruido a
36:06sus espaldas lo hizo girarse de golpe. Alejo salió de las sombras, su rostro una máscara de furia
36:14contenida. Ladrón, dijo Alejo, su voz un gruñido bajo pero cargado de amenaza. Sabía que no eras
36:23trigo limpio. Suelta eso. Tomás, sorprendido, se recuperó rápidamente. No soltó la talla, sino que
36:33la aferró con más fuerza. Una sonrisa desafiante apareció en su rostro. Vaya, vaya, el capataz
36:41jugando a ser el héroe. Te aconsejo que te dé la vuelta y finjas que no has visto nada. No te metas
36:49donde no te llaman si sabes lo que te conviene. Lo que me conviene es romperte los huesos y entregarte
36:54a la guardia. Replicó Alejo, avanzando lentamente hacia él. No eres tan rápido. Se burló Tomás.
37:03En ese instante, se lanzó hacia una de las salidas laterales. Pero Alejo fue más rápido.
37:11Se interpuso en su camino y lo placó con la fuerza de un toro. Ambos cayeron al suelo en
37:17un estruendo de muebles de madera astillada. La talla salió despedida de las manos de Tomás,
37:23deslizándose por el suelo de mármol y deteniéndose a pocos centímetros de las escaleras del altar
37:28mayor. Comenzó una lucha brutal y silenciosa. Puñetazos, agarres, el sonido ahogado de los
37:36cuerpos golpeando contra la piedra. Eran dos hombres fuertes, movidos por motivaciones
37:43poderosas. Uno por la codicia, el otro por el honor y el corazón roto. Y en el silencio que siguió a un
37:51golpe seco, mientras ambos hombres recuperaban el aliento antes de lanzarse de nuevo el uno contra
37:57el otro, un sonido casi imperceptible llegó desde la penumbra de un rincón oscuro de la capilla.
38:02Un sollozo ahogado. Tomás y Alejo se quedaron helados. Giraron la cabeza hacia el lugar de
38:10donde provenía el sonido. El viejo confesionario de roble que se alzaba contra la pared norte.
38:17La pequeña rejilla de madera estaba entreabierta, pero no fueron ellos quienes descubrieron al testigo.
38:25Fue el testigo quien los descubrió a ellos. Oculto en el interior del confesionario,
38:30encogido y temblando de puro terror, Martín lo había visto todo. Había huido de las cocinas,
38:38buscando refugio, y se había topado con un crimen mucho mayor. Había visto a Tomás forzar la urna,
38:46había visto la llegada de Alejo, había presenciado la pelea. Y ahora, en su pánico,
38:54un sollozo se le había escapado, delatando su presencia, pero la tragedia del destino quiso
39:00que no fuera el único. Justo cuando Alejo y Tomás se giraban hacia el confesionario,
39:07la puerta principal de la capilla se abrió de nuevo, esta vez con un chirrido que resonó como
39:12una sentencia. En el umbral, recortada contra la luz del pasillo, se encontraba una figura. No era un
39:21guardia. No era Luisa, carcomida por la culpa. Era Leonardo. Tras su brutal discusión con Irene,
39:30había salido a caminar por los pasillos del palacio, buscando un remanso de paz para su
39:34atormentada alma. La capilla, con su silencio solemne, siempre había sido su refugio. Al acercarse,
39:43había oído el ruido sordo de la pelea y había entrado, esperando encontrar a dos sirvientes borrachos.
39:49Lo que encontró lo dejó sin aliento. A la pálida luz de la luna, vio a su capataz, Alejo,
39:57enzarzado en una pelea con un desconocido. Y en el suelo, a medio camino entre ellos y el altar,
40:06la reliquia más preciada de su familia, el corazón de los montes.
40:09La pregunta ya no era quién descubre a Tomás. La pregunta era qué sucedería ahora que la red de
40:17secretos y mentiras había atrapado a cuatro hombres en el mismo lugar sagrado. Un ladrón,
40:23un héroe traicionado, un testigo aterrorizado y el señor de todo aquello, que acababa de contemplar
40:29la profanación de su legado. El plan de Tomás no sólo había sido descubierto. Acababa de desatar
40:36un infierno que amenazaba con consumirlos a todos.
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