Valle Salvaje cappitulo 271
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00:00The chapter 270 and 1 of Valle Salvage mark the end of the justice cycle
00:14initiated after the crimes of Ursula.
00:17Su condemnation, dictated by the Holy Hermann,
00:20not only symbolizes the end of an era of violence,
00:23but also the beginning of a reconciliation process within the family Guzmán,
00:28while Ursula paga sus culpas en el convento,
00:32Rafael asume su papel de líder justo y compasivo,
00:36guiado por la memoria de su hermano Julio.
00:39José Luis inicia su redención al renunciar al poder
00:42y Mercedes, como conciencia moral del Valle, impulsa el perdón familiar.
00:47El Valle recupera lentamente su equilibrio
00:50y la noticia del embarazo de Adriana representa la continuidad de la vida
00:54y la esperanza de un futuro sin rencor.
00:57Así, este episodio no cierra la historia,
01:00pero sí abre una nueva etapa donde la justicia y la paz
01:04comienzan, por fin, a florecer en el Valle Salvaje.
01:08La sala de la Santa Hermandad estaba repleta.
01:12El rumor del público se mezclaba con el sonido de las botas de los soldados
01:16y el repiqueteo de las cadenas que sujetaban a Ursula de Guzmán.
01:20Su rostro, antaño altivo y perfecto, ahora era una máscara de locura.
01:27El cabello despeinado caía sobre su frente
01:30y sus ojos, enrojecidos por las noches sin dormir,
01:33miraban con desprecio a todos los presentes.
01:36Doña Úrsula de Guzmán pronunció con solemnidad el capitán Ramiro de Lara.
01:42Se le acusa de intento de homicidio contra don Rafael de Guzmán
01:45y del asesinato premeditado de don Julio de Guzmán.
01:49Hoy responderá ante la justicia divina y terrenal.
01:53Úrsula sonrió con ironía.
01:56¿Justicia? ¿De qué justicia me hablan?
01:59¿En este valle nadie es inocente?
02:01Todos han manchado sus manos con algo.
02:05¡Ecopitano Zulavus!
02:07Silencio en la sala.
02:08Pero Úrsula continuó, sin miedo.
02:11Rafael me arrebató lo que era mío.
02:14Julio me humilló y me traicionó.
02:16Y ahora me juzgan por defender mi honor.
02:19Malditos sean todos.
02:21Adriana, sentada entre los testigos,
02:24bajó la mirada,
02:25conmovida por la descomposición mental de su prima.
02:29A su lado, Ana se aferraba a un rosario,
02:31temblando al recordar los días en que Úrsula la persiguió y trató de matarla.
02:37Rafael, en cambio, permanecía inmóvil,
02:40el rostro sereno pero los ojos cargados de tristeza.
02:43El marqués Hernando observaba la escena desde el estrado con gesto severo.
02:48He visto pecadores arrepentidos y criminales sin alma, dijo.
02:53Pero usted, señora, ha traspasado todos los límites.
02:58No solo mató a un hombre inocente, sino que intentó asesinar a su propio primo.
03:03Úrsula rió con amargura.
03:05Inochente, Julio no lo era.
03:08Era un hipócrita.
03:10Fingía amar, pero solo buscaba dominarme.
03:12¿Y Rafael? Rafael es peor.
03:16Se cree santo, pero es la serpiente que me robó todo.
03:19—Basta —gritó Ana, poniéndose de pie.
03:23Usted destruyó todo lo que tocó.
03:26¿A Don Julio?
03:27¿A Rafael?
03:28¿A mí?
03:29¿Incluso a sí misma?
03:31¿No fue el amor quien la llevó a esto, sino su odio?
03:35El capitán Ramiro ordenó que Ana se calmara y pidió silencio nuevamente.
03:41—Procederemos con las declaraciones finales, dijo.
03:44El escribano leyó los cargos mientras Úrsula se removía inquieta, murmurando frases incoherentes.
03:51En un rincón, Mercedes cruzaba los brazos, mirando la escena con mezcla de pena y desprecio.
03:58—Así termina quien vive solo para sí misma, murmuró.
04:01Cuando llegó el turno de Rafael, todos guardaron silencio.
04:06El joven se levantó con serenidad y se acercó al estrado.
04:10Miró a Úrsula con una compasión que nadie esperaba.
04:14—Sí —dijo con voz firme—, ella intentó matarme.
04:19Y sí, sé que asesinó a mi hermano, pero también sé que el castigo más grande que puede sufrir ya lo lleva dentro.
04:27Un murmullo recorrió la sala.
04:30Rafael continuó.
04:31No pido su muerte.
04:33Pido que la confinen lejos, donde su locura no pueda seguir haciendo daño.
04:39No quiero venganza, quiero paz.
04:42La justicia no siempre necesita sangre.
04:46El marqués Hernando lo miró con respeto.
04:49Hablas como un verdadero Guzmán.
04:51Úrsula, en cambio, lanzó una carcajada desgarradora.
04:56Hipócrita, me compadeces para sentirte superior.
04:59Eres igual que tu padre Rafael, un hombre que se alimenta de la culpa ajena.
05:04Los soldados tuvieron que sujetarla mientras gritaba, agitando las cadenas.
05:09No he terminado.
05:10No he terminado.
05:11Yo soy la única Guzmán verdadera.
05:14Todos los demás soy sombras de mi grandeza.
05:16El capitán golpeó la mesa.
05:19Orden en la sala.
05:21La acusada ha tenido su oportunidad de hablar.
05:25La hermandad deliberará sobre su destino.
05:28La llevaron fuera mientras seguía riendo.
05:30Su voz resonando por el pasillo como un eco maldito.
05:34Adriana se cubrió el rostro, incapaz de contener el llanto.
05:39Rafael cerró los ojos, sabiendo que, aunque la justicia estaba en marcha, el dolor no se borraría fácilmente.
05:46Mercedes se acercó al marqués y murmuró.
05:50Esta familia ha visto demasiada oscuridad.
05:53Ojalá este juicio sirva para cerrarla para siempre.
05:56El marqués asintió lentamente.
06:00No habrá paz mientras queden secretos, Mercedes.
06:03Y todavía hay muchos.
06:06Afuera, los aldeanos se agolpaban para ver cómo escoltaban a Úrsula entre cadenas.
06:11Algunos la insultaban.
06:13Otros simplemente la observaban en silencio, con miedo o compasión.
06:18Ella, en un último arranque de orgullo, levantó la cabeza y gritó.
06:23Podéis encerrarme, pero el valle seguirá maldito.
06:26Pero esta vez, nadie respondió.
06:29¿El silencio fue su única respuesta?
06:32¿La sala del tribunal quedó en un silencio denso tras la salida de Úrsula?
06:37El eco de sus gritos resonaba aún en las paredes, como un presagio de desgracia.
06:43Rafael permanecía de pie, inmóvil, con el rostro sereno, pero dentro de él, el alma se debatía entre la justicia y el perdón.
06:51Adriana lo observaba desde su asiento, sintiendo un profundo respeto por su fortaleza y, al mismo tiempo, un miedo sutil.
07:00El miedo de que la bondad de Rafael lo llevara a cargar con un peso que no le correspondía.
07:05El capitán Ramiro rompió el silencio.
07:09La hermandad ha escuchado los testimonios y revisará las pruebas.
07:14Mientras tanto, la acusada permanecerá bajo custodia en la celda del convento.
07:19Se dictará sentencia en tres días.
07:22Rafael asintió y se volvió hacia el marqués Hernando, quien lo observaba con una mezcla de orgullo y preocupación.
07:28—Has mostrado una nobleza que pocos entienden —le dijo el marqués en voz baja—, pero a veces la clemencia es un lujo que la justicia no puede permitirse.
07:39—Lo sé —respondió Rafael, con los ojos fijos en el suelo—, pero no quiero que la historia de los Guzmán se escriba solo con sangre.
07:48Quiero que el valle recuerde que alguna vez supimos perdonar.
07:51Mercedes, que había escuchado la conversación, intervino con dureza.
07:57—Perdonar no borra el mal —Rafael.
08:00—Úrsula mató a Julio.
08:02—Intentó matarte y destruyó vidas.
08:05—La compasión hacia ella puede parecer virtud, pero también puede ser debilidad.
08:10—Tal vez —replicó él con calma—, pero el rencor no traerá la paz que todos necesitamos.
08:16En ese instante, Ana se acercó, temblando.
08:20—Don Rafael —dijo—, gracias por no pedir su muerte.
08:25No sé si podría soportar verla morir, aunque lo merezca.
08:30Fui su víctima, pero también sé que su alma está perdida.
08:34Rafael tomó su mano con suavidad.
08:36—Dios juzgará su alma.
08:39—Ana, nosotros solo debemos asegurar que no vuelva a dañar a nadie.
08:44Mientras tanto, José Luis de Guzmán caminaba nervioso por el corredor del tribunal,
08:49acompañado de su asistente.
08:51—Esto no puede salir de aquí —murmuraba.
08:54—El apellido Guzmán no puede quedar manchado por la locura de una mujer.
08:59—Pero señor —respondió su ayudante—, el pueblo ya lo comenta todo.
09:05—El marqués mismo ha ordenado que el juicio sea público.
09:08José Luis se detuvo, con el rostro crispado.
09:12—Mi hermano siempre fue un idealista.
09:15No entiende que la nobleza debe mantenerse por apariencia, no por virtud.
09:20Si este escándalo llega al consejo real, perderé mi posición.
09:25En ese momento, el marqués Hernando apareció detrás de él.
09:29—¿Temes perder el poder, José Luis, o temes enfrentar la verdad?
09:34—El duque se volvió sobresaltado.
09:37—No tienes derecho a sermonearme.
09:40—Esta es mi casa.
09:41—Fue tu casa —respondió el marqués con voz fría.
09:45—Y la arruinaste con tu soberbia.
09:47—¿Qué honor queda en un hombre que protege su nombre, mientras su familia se desmorona?
09:53José Luis apretó los dientes.
09:55—No me insultes en público.
09:58—Entonces deja de darme motivos —replicó el marqués.
10:02—¿Tú permitiste que Úrsula actuara impunemente?
10:06—Te advertí de su desequilibrio, pero preferiste mirar hacia otro lado para mantener las apariencias.
10:12Rafael, que se había acercado al oír la discusión, intervino.
10:17—Pasta.
10:18—¿No necesitamos más divisiones?
10:21—El marqués lo miró con gravedad.
10:23—Tu padre debe escuchar la verdad, Rafael.
10:27—Si seguimos callando, la maldición de los Guzmán seguirá viva.
10:32José Luis soltó una carcajada amarga.
10:35—¿Maldición?
10:36—Lo que tú llamas maldición, yo lo llamo poder.
10:40—Y mientras yo viva, este apellido seguirá siendo respetado.
10:44Mercedes, desde la distancia, murmuró para sí misma.
10:49—Respetado por miedo, no por honor.
10:51—Esa tarde, cuando el tribunal se disolvió, Adriana y Ana acompañaron a Rafael hasta la capilla.
10:58El ambiente era sereno y los rayos del sol se filtraban a través de los vitrales, tiñendo de colores el suelo.
11:06Rafael se arrodilló frente al altar.
11:08—Mientras las dos mujeres permanecían en silencio, Adriana se acercó y le habló en voz baja.
11:14—Tu decisión ha sorprendido a todos.
11:18—Has salvado a Úrsula de la horca, aunque ella nunca te habría mostrado piedad.
11:23—Rafael suspiró.
11:24—No lo hice por ella, Adriana.
11:27—Lo hice por nosotros.
11:29—Por este valle que necesita sanar, no quiero que mi hermano descanse entre gritos de venganza, sino en silencio y paz.
11:38Adriana lo miró con ternura.
11:41En su interior, algo se encendió.
11:44Una mezcla de admiración, amor y certeza.
11:47—Supo, sin decirlo, que Rafael sería un hombre capaz de transformar el destino del valle.
11:54Fuera de la capilla, el cielo comenzaba a oscurecer.
11:58En la celda del convento, Úrsula se balanceaba sobre el suelo, riendo y llorando al mismo tiempo.
12:04Murmuraban hombres Julio, Rafael, Ana, mientras su mente se hundía en una espiral sin regreso.
12:11—No me vencerán —repetía.
12:13Los Guzmán siempre renacen, pero por primera vez su voz sonó vacía, como un eco sin alma perdido entre los muros de piedra.
12:24El amanecer siguiente trajo consigo el rumor de nuevas tormentas.
12:28En la casa grande, la tensión era casi insoportable.
12:33Los criados se movían en silencio, conscientes de que el juicio de Úrsula no solo había deshonrado a la familia,
12:39sino que también había abierto heridas que muchos preferían mantener cerradas.
12:45José Luis, recluido en su despacho, revisaba documentos con el rostro pálido y los labios apretados.
12:52Victoria, de pie junto a la ventana, observaba el jardín sin pronunciar palabra.
12:59Desde el día anterior, apenas había hablado con nadie.
13:02¿Su orgullo, alguna vez indestructible, se encontraba quebrado?
13:07—¿Cuánto tiempo crees que tardará en olvidarse este escándalo? —preguntó con voz débil.
13:13José Luis no respondió de inmediato.
13:16—El pueblo tiene memoria corta —dijo finalmente.
13:20—Pero el consejo real —no.
13:23—Si Hernando lleva este asunto más lejos, ¿lo perderemos todo?
13:26—Victoria, ¿lo miró con amargura?
13:30—Tú solo piensas en tus títulos, en tus alianzas.
13:33—Pero, ¿y tu familia, José Luis?
13:36—¿Úrsula era sangre de tu sangre?
13:39—¿La dejaste sola hasta que se volvió loca?
13:43—Él apretó los puños.
13:45—No me culpes a mí de su demencia.
13:48—Si se hubiera comportado como debía, nada de esto habría ocurrido.
13:52—Victoria se giró hacia él con una frialdad glacial.
13:55—Siempre encuentras a quién culpar, menos a ti mismo.
14:01—¿Y qué dirás cuando sea tu turno de rendir cuentas?
14:04—La puerta se abrió de golpe.
14:07Mercedes entró sin anunciarse, acompañada por Rafael.
14:11—Ese turno ha llegado —dijo la mujer con voz firme.
14:16José Luis se levantó bruscamente.
14:18—¿Qué significa esta intromisión?
14:20—Nadie me interrumpe sin permiso.
14:22—El marqués quiere verte —respondió Mercedes, sin inmutarse.
14:28—Está en el salón principal.
14:30—Ipslum no aceptará excusas.
14:33José Luis miró a su hijo con desconfianza.
14:36—¿Tú también has venido a sermonearme?
14:39—Rafael sostuvo su mirada, tranquilo, pero firme.
14:43—¿He venido a poner fin a esta guerra, padre?
14:46—No contra ti, sino contra todo lo que este apellido se ha convertido.
14:51—El duque soltó una carcajada amarga.
14:54—¿Guerra? ¿No tienes idea de lo que es el poder, hijo?
14:57—¿Has vivido bajo mi sombra, protegido por mi nombre,
15:01y ahora pretendes darme lecciones de moral?
15:04—El poder que se impone con miedo no es poder, es esclavitud —replicó Rafael.
15:10Mercedes cruzó los brazos.
15:12—Y tu sombra, José Luis, ha ahogado hasta la última chispa de bondad en esta casa.
15:18—¿Julio murió intentando salvarte de ti mismo?
15:22—¿Y qué hiciste?
15:23—¿Callar, proteger tu reputación?
15:26—¿José Luis la miró con rabia?
15:29—¿Tú siempre tan insolente, Mercedes?
15:33—¿Acaso crees que Hernando te escuchará?
15:36—¿Eres una sirvienta que se cree noble por estar cerca de nosotros?
15:39—¿Soy más noble que tú? —respondió ella sin titubear.
15:43—¿Por qué al menos no me escondo tras un título para justificar mi cobardía?
15:49Victoria dio un paso al frente, intentando imponer calma.
15:53—Basta, esto no resolverá nada.
15:57Mercedes la miró con desprecio.
15:59—Tú también eres culpable, duquesa.
16:02Sabías lo que hacía Úrsula y lo encubriste.
16:06—Fingiste compasión mientras mirabas hacia otro lado.
16:09—Yo solo quise proteger a mi familia —murmuró Victoria.
16:13—¿Protegiéndola del castigo o de la verdad?
16:17El silencio que siguió fue insoportable.
16:20Rafael intervino antes de que las palabras se convirtieran en dagas.
16:24—El marqués está aquí para juzgar, no para discutir.
16:28—Padre, tienes la oportunidad de enmendar algo.
16:32—Acompáñanos.
16:33—José Luis miró a su hijo con ojos cansados.
16:37—No necesito redención.
16:39—Sólo respeto.
16:41—Y el respeto se gana con poder, no con confesiones.
16:46—Entonces ya lo has perdido —dijo Rafael con serenidad.
16:50—Salieron del despacho.
16:51—Al llegar al salón principal, el marqués Hernando los esperaba de pie, junto al capitán
16:58Ramiro y varios representantes de la hermandad.
17:01—José Luis de Guzmán comenzó el marqués.
17:04—Como cabeza de esta casa y miembro del Consejo Real, has permitido que la corrupción y el
17:10deshonor se apoderen de tu linaje, ¿qué tienes que decir en tu defensa?
17:15—El duque mantuvo el mentón en alto.
17:18—He servido al reino y a mi familia con lealtad.
17:22—Si algunos de mis parientes han caído en desgracia, no es mi culpa.
17:26—Tu silencio te hace cómplice —replicó el marqués.
17:29—Úrsula actuó con impunidad porque tú lo permitiste.
17:34—¿Y si no asumes tu responsabilidad, el Consejo lo hará por ti?
17:39—José Luis intentó replicar, pero la mirada severa de Hernando lo detuvo.
17:44En ese instante comprendió que su poder se desmoronaba.
17:48—¿Qué quieres que haga? —preguntó finalmente, con voz apagada.
17:53—Renuncia a tus cargos en el Consejo y entrega a la administración del Valle a Rafael —dijo
17:59el marqués, sin vacilar. Victoria se llevó una mano al pecho, horrorizada.
18:05Eso sería deshonrarlo ante toda la nobleza. Hernando la miró sin piedad.
18:11—El deshonor ya está hecho. Ahora buscamos justicia.
18:17José Luis miró a Rafael y por primera vez, en mucho tiempo, en sus ojos se reflejó algo
18:23parecido al cansancio. —¿Esto es lo que quieres, hijo?
18:26—No —respondió Rafael. —Esto es lo que el valle necesita.
18:32El duque asintió lentamente. ¿Derrotado? —Entonces, que así sea.
18:38El marqués levantó la mano. A partir de hoy, Rafael de Guzmán será el nuevo administrador
18:43del Valle Salvaje. Con autoridad plena bajo mi supervisión, que se restablezca el orden
18:49y se limpia el nombre de esta familia. El público, compuesto por criados y aldeanos,
18:55estalló en aplausos. José Luis, en cambio, bajó la cabeza. En ese momento, comprendió
19:02que su reinado había terminado. Las noticias del juicio y de la destitución de José Luis
19:09se extendieron por el valle como un vendaval. En las calles, los campesinos hablaban en voz
19:15baja, con una mezcla de asombro y alivio. Por fin, alguien puso fin a la tiranía de los
19:21Guzmán, decían algunos, mientras otros, más prudentes, temían las represalias de los pocos
19:27fieles que aún quedaban al duque. En la casa grande, el ambiente era de ruina moral. Victoria
19:35permanecía encerrada en su habitación, negándose a comer o a recibir visitas. Los espejos estaban
19:41cubiertos con sábanas, como si no soportara ver su propio reflejo. Aquella mujer, que una vez había
19:48impuesto su autoridad con una sola mirada ahora, parecía una sombra, arrastrando los pasos entre sus
19:54recuerdos. Mercedes entró sin anunciarse. Debes comer algo, duquesa, dijo con tono firme. No ganas
20:03nada escondiéndote. Victoria no levantó la vista. ¿Vienes a compadecerme o a disfrutar de mi caída?
20:12Mercedes dejó la bandeja sobre la mesa. No siento placer en ver a nadie destruido, pero tal vez era
20:19hora de que aprendieras lo que es la humillación. Victoria soltó una risa amarga. ¿Y quién eres tú
20:26para hablar de humillación? ¿Una sirvienta que se cree juez? Mercedes la miró con serenidad. No soy
20:34juez, pero sé reconocer la diferencia entre el orgullo y la dignidad. ¿Tú confundiste una con la
20:40otra? Yo solo defendía a mi familia, murmuró Victoria. ¿Y a quién protegiste realmente? replicó
20:48Mercedes. A Úrsula, una asesina. A José Luis, un cobarde. Y mientras lo hacías, destruiste lo poco
20:57que quedaba de honor en este valle. Victoria se levantó de golpe. Cállate. No permitiré que me
21:04hables así en mi propia casa. Mercedes dio un paso adelante. Sin miedo, esta casa ya no es tuya. ¿Es
21:13de quienes aún conservan el alma limpia? Por un instante, Victoria sintió la tentación de abofetearla,
21:20pero la fuerza la abandonó. Cayó en el sillón, derrotada. ¿Qué será de mí ahora, Mercedes? La otra
21:28mujer la observó en silencio. Eso depende de ti. ¿Podrías marcharte y empezar de nuevo, o quedarte y
21:36convertirte en el fantasma de lo que fuiste? Victoria la miró con lágrimas contenidas. ¿Tú no
21:43entiendes lo que es perderlo todo? Sí, lo entiendo, respondió Mercedes con voz suave. Pero yo aprendí a
21:52reconstruirme sin pisotear a nadie. Dejó la habitación en silencio, y cuando la puerta se cerró, Victoria
21:59rompió a llorar. Por primera vez, no lloraba de rabia, sino de vergüenza. Mientras tanto, en el
22:07salón principal, Rafael se reunía con el marqués Hernando. La sentencia de Úrsula será dictada
22:14mañana, dijo el marqués. ¿Ha confesado todo, incluso la muerte de Julio? ¿Pero su mente ya no le
22:22pertenece? Entonces, ¿la condenarán a muerte? Preguntó Rafael con el corazón encogido. No,
22:30respondió Hernando. ¿La llevarán al convento de Santa Gracia? Allí permanecerá el resto de sus días,
22:37bajo cuidado de las monjas. Su locura es castigo suficiente. Rafael asintió lentamente. Quizás así
22:46encuentre un poco de paz, aunque no sé si aún puede alcanzarla. El marqués lo miró con afecto.
22:53Has actuado con una nobleza que honra el nombre Guzmán. Tu hermano estaría orgulloso. Solo quiero
23:01que su alma descanse, dijo Rafael. Julio fue víctima del odio y de la ambición, y este valle casi muere con
23:08él. En ese momento entró Adriana con una carta en la mano. Rafael dijo en voz baja. Esto llegó del
23:16convento. Rafael la abrió y leyó en silencio. Era un mensaje de la hermandad confirmando la reclusión
23:24perpetua de Úrsula. Al final, había una nota escrita por la abadesa. La señora de Guzmán ha pedido
23:32una confesión. Dice que quiere ver a su primo antes de morir. Enzahem. Adriana lo observó con
23:39preocupación. ¿Vas a ir? Rafael guardó silencio unos segundos. Sí. No por ella, sino por mí. ¿Necesito
23:50cerrar este círculo? Adriana asintió, sabiendo que nada podría detenerlo. Horas después, Rafael llegó al
23:58convento. Las campanas repicaban con un sonido apagado. En una celda fría, Úrsula yacía en una
24:06cama, pálida. Los ojos hundidos. Al verlo, sonrió debilamente. Sabía que vendrías. Rafael se acercó
24:15despacio. No vine por compasión, Úrsula. Vine para perdonarte. Ella rió, aunque su voz era apenas un
24:24suspiro. Perdonarme no lo necesito. Yo ya me condené hace tiempo. Entonces, que Dios tenga
24:33piedad de ti, dijo Rafael, y se arrodilló, rezando en silencio. Úrsula lo observó con una mezcla de
24:40desprecio y tristeza. Siempre tan puro, tan perfecto. No sabes lo que es vivir devorada por el odio. Yo
24:49amé demasiado, Rafael. Y el amor, cuando se pudre, se convierte en veneno. Rafael se levantó. No fue
24:58amor, Úrsula. Fue posesión. Y ese veneno casi destruye todo lo que amábamos. Ella cerró los ojos.
25:08Quizás tengo razón. Pero al menos, yo no fingí ser buena. Rafael dio un paso atrás. Descansa. Tal vez el
25:17silencio del convento te dé lo que nunca tuviste. Paz. Cuando salió, el aire frío lo envolvió. Por
25:25primera vez, desde la muerte de Julio, sintió que el peso en su pecho se aligeraba. La historia de Úrsula
25:32terminaba allí, entre muros de piedra y rezos. Y con ella, la oscuridad que había dominado la casa
25:39grande durante tanto tiempo. La mañana del día siguiente, amaneció gris y silenciosa. El valle parecía
25:46contener el aliento, como si también esperara el veredicto final de los destinos pendientes. En la
25:53plaza principal, la Santa Hermandad se reunió para dictar la sentencia de Tomás, el ladrón y
25:59conspirador cuya sombra había ensuciado a muchos en la casa grande. Luisa llegó acompañada por Pepa y
26:05Alejo. Sus pasos eran pesados, su mirada serena, aunque por dentro una tormenta rugía. Había pasado la
26:14noche en vela, orando y enfrentando los recuerdos de su pasado. Había confesado todo ante Mercedes y
26:21el marqués, y aunque eso significaba exponerse al juicio del valle, sentía que por primera vez en
26:27muchos años respiraba sin miedo. Tomás, en cambio, permanecía esposado en el centro del tribunal,
26:34su rostro endurecido por la rabia. Todo esto es una farsa, gritaba. Me condenan porque no tengo
26:42título ni fortuna. Si yo fuera un Guzmán, me habrían perdonado. El marqués Hernando lo observaba
26:50con calma desde su asiento. Te condenamos, Tomás, no por tu origen, sino por tus actos. Robaste,
26:57mentiste y chantajeaste a inocentes. Y lo peor, traicionaste a quienes te ofrecieron una segunda
27:04oportunidad. Tomás hascupió a Shugaló. Todos aquí son hipócritas. Luisa es tan culpable como yo.
27:13Ella robó conmigo. Pero claro, ella es la pobrecita redimida. Un murmullo recorrió la sala. Luisa dio un
27:23paso adelante, con la voz temblorosa pero firme. Sí, robé contigo hace muchos años. Y lo pagué con mi
27:32vergüenza y mi silencio. Pero tú no conoces el arrepentimiento. Usaste mi miedo para seguir
27:39destruyendo vidas. Esa es tu verdadera condena. El capitán Ramiro levantó la mano, imponiendo orden.
27:48Basta. El tribunal ha escuchado suficiente. Se dirigió al marqués, que asintió con solemnidad.
27:56Tomás de Aranda, pronunció. Serás enviado a los trabajos forzados en las minas del norte.
28:02Tu castigo durará el resto de tus días. Un silencio absoluto llenó la sala. Tomás palideció,
28:10incapaz de responder. Solo alcanzó a murmurar. El norte es una tumba. Los guardias lo sujetaron
28:19y lo arrastraron fuera. Mientras su mirada se perdía entre la multitud, Luisa cerró los ojos. Una
28:26lágrima resbalando por su mejilla. No lloraba por él, sino por la mujer que había sido en otro tiempo.
28:34Mercedes se acercó y le tomó la mano. Ya está, hija. Se acabó. El marqués se levantó, dirigiéndose a
28:43Luisa. Tu confesión y tu ayuda fueron decisivas. La hermandad ha decidido absolverte. No hay deuda
28:51que pagar. Gracias, señor, respondió ella, inclinando la cabeza. Pero aún así debo marcharme. No puedo
29:01seguir viviendo entre estos muros. Cada rincón me recuerda lo que fui. ¿Y a dónde irás? Preguntó
29:08Rafael, que había estado observando en silencio. Donde la vida me permita empezar de nuevo, dijo
29:14con una débil sonrisa. Con Pepa y Alejo. El valle me dio dolor, pero también me enseñó a no rendirme.
29:23Mercedes la abrazó con fuerza. Que Dios te acompañe, hermana. Antes de irse, Luisa se volvió a ser
29:30Rafael. Prométame algo, señor. No permita que este valle vuelva a caer en manos de la soberbia. Si
29:37alguna vez olvida lo que sufrió, todo volverá a repetirse. Rafael asintió. Lo prometo. Mientras yo
29:46viva, el valle salvaje no conocerá más tiranía. Pepa, que había permanecido en silencio, se persignó.
29:55Nos vamos, Luisa. Ya no queda nada para nosotras aquí. Las tres figuras se alejaron despacio,
30:02cruzando la plaza, bañada por la luz gris del amanecer. Los aldeanos las observaban marchar con
30:09respeto. Nadie las juzgaba ya. Todos comprendían que no había castigo más grande que cargar con
30:16los propios errores. Cuando desaparecieron en el camino hacia las colinas, Rafael se volvió hacia
30:22Mercedes. ¿Crees que encontrarán paz? Sí, respondió ella con suavidad. Porque la merecen
30:30más que nadie. El marqués Hernando se acercó a Rafael y le puso una mano en el hombro. Has hecho
30:36justicia, sobrino. Pero recuerda que la justicia sin compasión puede volverse crueldad. Este valle
30:44necesita ambas. Rafael asintió, contemplando el horizonte. El sol comenzaba a abrirse paso entre
30:52las nubes. Tal vez este sea el inicio de algo nuevo. Pero para eso debemos aprender a perdonar,
30:59incluso a los que más nos hirieron. En ese momento, un jinete llegó con una carta sellada con el escudo
31:06real. Es para usted, don Rafael, dijo. Rafael rompió el sello y leyó rápidamente. Luego sonrió,
31:16aliviado. El consejo real ha reconocido oficialmente mi nombramiento como administrador del valle. Y
31:23también miró al marqués. Mi padre ha renunciado por completo a sus títulos. Mercedes suspiró. Al fin
31:32lo hizo. Quizá aún haya redención para él. Quizá, murmuró Rafael. Esa noche, mientras las campanas del
31:41convento repicaban a lo lejos, Luisa, Pepa y Alejo cruzaban los límites del valle salvaje. Dejaban
31:49atrás el dolor, las culpas y los secretos, llevando consigo solo la esperanza. El viento soplaba suave,
31:56como si el valle mismo las despidiera en paz. El valle amaneció con un aire diferente. Por primera
32:03vez en años, los campos no parecían cargados de sombras, sino bañados en una luz cálida que
32:10anunciaba el inicio de una nueva era. En la casa grande, los sirvientes abrían las ventanas y
32:16retiraban las sábanas que cubrían los muebles. Como si con ese gesto se desterraran los recuerdos
32:22del pasado, Rafael se encontraba en el despacho del marqués, revisando los documentos de
32:28administración. Había pasado la noche sin dormir, consciente del peso que ahora reposaba sobre sus
32:34hombros. La responsabilidad de reconstruir lo destruido no se limitaba a los campos y las
32:40propiedades. Debía sanar también las almas del valle. Mercedes entró con una sonrisa cansada,
32:47pero sincera. El marqués te espera en el jardín, dijo. ¿Y Bárbara también? Parece que Leonardo ha
32:56tomado una decisión. Rafael asintió. Era hora de que lo hiciera. En el jardín, el aire olía a flores
33:04frescas y a promesas nuevas. Leonardo, de pie junto a Bárbara, sostenía la mano de la joven con una mezcla
33:11de determinación y ternura. El marqués Hernando los observaba con benevolencia, mientras Adriana
33:16permanecía a un costado, sonriendo con serenidad. Señor marqués, comenzó Leonardo, vengo a pedir su
33:24bendición. No puedo seguir viviendo en la mentira. Mi compromiso con Irene fue una imposición, no un
33:31acto de amor. Bárbara y yo nos amamos, y quiero que este amor se viva a la luz del día, sin culpa ni
33:39engaño. El marqués lo observó en silencio durante unos segundos. Luego asintió. Has aprendido lo que
33:47muchos hombres olvidan. El amor sin verdad es una cadena. Si Bárbara acepta tu palabra, yo no me opondré.
33:55Bárbara, emocionada, se inclinó con respeto. Gracias, señor. Prometo honrar su confianza.
34:04Rafael se acercó y puso una mano en el hombro de su amigo. Has tardado en decir la verdad, pero lo
34:10importante es que lo hiciste. Irene merece sinceridad y tú, libertad. Leonardo bajó la cabeza. Aún debo
34:19enfrentarla, Adriana intervino suavemente. Irene lo sabe. Me lo confesó esta mañana. Está herida,
34:28pero no es en chida. Dice que prefiere vivir sola que ser parte de un matrimonio sin amor. Leonardo
34:35cerró los ojos un instante, como si una carga se desvaneciera. Entonces iré a verla antes de que
34:42parta. Horas después, Leonardo entró en la pequeña sala donde Irene empacaba sus cosas. Ella lo recibió con
34:50una sonrisa triste. Sabía que vendrías. Irene, comenzó hoy. No tengo derecho a pedir perdón, pero lo hago
35:00igualmente. ¿Te falí? No, respondió ella con calma. Fallamos todos al dejarnos arrastrar por las
35:09decisiones de otros. Pero no guardo en cor. Quiero recordar lo bueno, no lo que nunca fue. Él le tomó
35:17las manos. Eres más noble que todos nosotros. Solo aprendí a aceptar lo que no se puede forzar. Dijo
35:24ella, con una mirada de madurez serena. Cuide y barbara. Y sé feliz por los dos. Leonardo asintió,
35:33conteniendo las lágrimas. Irene terminó de guardar su velo y lo miró una última vez. No me despidas en
35:40la puerta. No quiero lágrimas. Solo prométeme que algún día, cuando mires al valle, pensarás que hay
35:48paz en él. Te lo prometo, respondió. Cuando Irene subió al carruaje que la llevaría lejos del valle
35:55salvaje, Rafael y Adriana la vieron partir desde la galería. ¿Crees que volverá? Preguntó Adriana.
36:02Quizás, respondió Rafael. Cuando el valle esté curado, Irene no huye. Solo necesita respirar lejos
36:12de las ruinas. Adriana apoyó la cabeza sobre su hombro. Entonces, ¿que el valle sane pronto? En el mismo
36:21momento, Mercedes se encontraba con José Luis en la biblioteca. El duque, más envejecido de lo que
36:27realmente era, se hallaba sentado frente al fuego, con la mirada perdida. ¿A qué has venido? Preguntó
36:33con tono cansado. Vine a despedirme, respondió ella. No soy mujer de quedarse a contemplar ruinas. Pero
36:42antes, quiero decirte algo. ¿Todavía puedes redimirte? José Luis soltó una risa amarga. ¿Redimirme?
36:51Soy un hombre muerto en vida. Mi poder, mis tierras, mi nombre, todo se ha ido. ¿Te queda algo más
36:59valioso? Replicó Mercedes. ¿Tu conciencia? ¿Puedes usar lo que te queda de tiempo para pedir perdón a
37:06quienes heriste? Tal vez entonces el apellido Guzmán signifique algo más que soberbia. El duque la miró en
37:13silencio. Siempre fuiste más fuerte que todos nosotros. No, dijo Mercedes, con una sonrisa suave.
37:21Solo más cansada de fingir. Cuando ella salió de la habitación, José Luis se quedó mirando el fuego.
37:29Por primera vez en muchos años, sintió una lágrima rodar por su mejilla. Esa noche, el marqués reunió a
37:35todos los miembros de la familia y los criados en el comedor principal. Hoy cerramos un ciclo,
37:42dijo con solemnidad. El valle ha sufrido demasiado por los pecados de los Guzmán, pero con humildad y
37:49trabajo la luz volverá. Rafael miró a Adriana, que sonreía discretamente. En sus ojos había una
37:57promesa, la del renacer. Mercedes levantó su copa. Por los que cayeron y por los que aprendieron a
38:05levantarse. Las copas chocaron suavemente. Afuera, el viento soplaba entre los árboles,
38:12llevando consigo el eco de una era que, al fin, comenzaba a morir. Los días siguientes trajeron
38:18una calma desconocida al valle salvaje. El aire ya no olía a miedo, sino a tierra húmeda y trigo
38:26maduro. Los jornaleros, que antes trabajaban bajo la mirada altiva de los Guzmán, ahora lo hacían
38:32con esperanza, sabiendo que el nuevo administrador no impondría castigos, sino justicia. Rafael recorría
38:40los campos cada mañana, saludando a todos por su nombre. Los campesinos lo respetaban, no por su
38:47linaje, sino por su humanidad. Mercedes lo acompañaba en silencio durante aquellas caminatas.
38:53Julio estaría orgulloso de ti. Le dijo una vez. Rafael sonrió con tristeza. Julio fue el mejor de
39:02nosotros. Yo solo intento cumplir lo que él empezó. Al regresar a la casa grande, los dos se encontraron
39:09con José Luis sentado en la galería, leyendo un viejo misal. Su rostro había cambiado, la arrogancia
39:16había dado paso al cansancio. ¿Vienes a recordarme mis errores, Mercedes? Preguntó sin levantar la
39:23vista. No, respondió ella con serenidad. Vengo a recordarte que todavía puedes hacer algo bueno.
39:30Él suspiró. ¿Y qué podría hacer un hombre al que todos odian? Pedir perdón, replicó ella. No con
39:39palabras, sino con hechos. José Luis lo miró fiamenta. Hablas como si creyeras que aún tengo
39:47alma. Mercedes se sentó frente a él. Todos tenemos alma. José Luis. Algunos solo la esconden demasiado
39:56tiempo. Hubo un largo silencio entre ellos, roto únicamente por el canto de los pájaros. Finalmente,
40:04José Luis murmuró. Te debo una disculpa. Fui cruel contigo. Te desprecié por no tener apellido,
40:13cuando en realidad eras más digna que todos nosotros. Mercedes sonrió levemente. Eso ya no
40:20importa. Lo que sí importa es que pidas perdón a Rafael. No por mí, sino por ti. Aquella misma tarde,
40:30José Luis llamó a su hijo al despacho. Rafael entró, con la distancia respetuosa de quien no
40:36olvida, pero tampoco odia. Padre. José Luis lo observó con una mezcla de orgullo y remordimiento.
40:44No sé por dónde empezar, dijo. Tú fali. A ti, a Julio, al vale. Pensé que mantener el poder era
40:53proteger nuestra herencia, pero solo logré destruirla. Rafael no respondió al principio.
40:59Luego, se acercó lentamente. Aún estás a tiempo. ¿De reparar lo que queda? Este valle necesita
41:08reconciliación. No castigo. El duque bajó la cabeza. No sé si merezco tu perdón. Quizás no,
41:16respondió Rafael con suavidad. Pero mi hermano sí lo habría dado. Y yo lo hago en su nombre. José Luis
41:24lo miró con lágrimas en los ojos. Eres mejor hombre de lo que yo jamás fui. Rafael negó con
41:30la cabeza. Solo aprendí de tus errores. Ambos se abrazaron por primera vez en años. No fue un abrazo
41:38de padre e hijo, sino de dos hombres que, después de haberlo perdido todo, se reconocían al fin.
41:44Mientras tanto, en el convento, Úrsula vivía sus últimos días. Las monjas decían que pasaba las
41:52horas mirando por la ventana, hablando con sombras que solo ella veía. En las noches murmuraba el
41:59nombre de Julio y a veces el de Rafael, pero sin odio, con una tristeza infantil. Un amanecer,
42:06la hermana abadesa encontró su celda vacía. Úrsula yacía en el pequeño jardín, rodeada de flores
42:13silvestres, con una sonrisa serena en el rostro. Había muerto en silencio, como si su alma por fin
42:21hubiera encontrado descanso. Cuando la noticia llegó al valle, Rafael guardó silencio largo rato.
42:28Murió como vivió, dijo al fin, entre la belleza y la oscuridad. Adriana, que lo acompañaba,
42:34le tomó la mano. Quizás ahora el pasado pueda enterrarse de verdad. Rafael la miró con ternura.
42:42Sí, es hora de vivir para lo que viene. Esa misma noche, el marqués convocó a una cena en honor a la
42:50paz restablecida. El comedor volvió a llenarse de voces y risas. Leonardo y Bárbara, recién
42:58comprometidos, se miraban con ilusión. Irene, desde la distancia, había enviado una carta
43:04bendiciendo su unión. Mercedes levantó su copa. Por los que partieron y por los que quedaron para
43:11sanar, el marqués la secundó. Y por este valle, que renace de sus cenizas como el ave fénix,
43:19entre los invitados, José Luis permanecía callado, pero en su silencio ya no había orgullo, sino
43:25humildad. Adriana radiante, caminaba entre los presentes, ayudando a los sirvientes y compartiendo
43:32sonrisas. Había recuperado la alegría que tanto tiempo le fue negada. Más tarde, cuando
43:38todos se dispersaron, Rafael y Adriana quedaron solos en el jardín. La luna iluminaba los rosales
43:45recién florecidos. —¿Sabes? —dijo él, tomándola de la mano. —A veces pienso que el valle respira
43:52diferente. Cuando tú estás cerca. Ella sonrió. —Tal vez porque ahora hay vida aquí. Rafael la miró con
44:01ternura y asombro. —¿Virá? —Adriana asintió. —Sí, Rafael. Vamos a tener un hijo. Por un instante,
44:11él no dijo nada. El tiempo pareció detenerse y luego la abrazó con una emoción que no pudo contener.
44:18—Nuestro hijo será la nueva esperanza de este lugar. —Otrianoriu entra lágrimos. —Entonces
44:26prométeme que crecerá viendo un valle libre de rencores. —Te lo juro —susurró Rafael,
44:32besándola en la frente. —Este niño nacerá en paz. —La paz que tanto nos costó conquistar.
44:39Las campanas del convento sonaron a lo lejos, anunciando la muerte de Úrsula y, al mismo tiempo,
44:45la promesa de una nueva vida. Era el fin de un ciclo y el comienzo de otro. El valle salvaje por
44:53fin respiraba. El amanecer siguiente bañó el valle salvaje con una luz dorada, tibia y clara,
45:01como si el cielo mismo celebrara el fin de la oscuridad. Desde lo alto de la colina, Rafael observaba
45:07las tierras recién aradas extendiéndose hasta el horizonte. El viento movía las espigas tiernas y,
45:13por primera vez en años, el valle parecía vivo. Respirando sin miedo, a su lado, Adriana se apoyaba
45:21suavemente sobre su hombro, su mano, reposando sobre el vientre, donde crecía la promesa de
45:27una nueva generación. —Todo parece distinto —murmuró ella. —Incluso el aire.
45:33—Nos V.
45:35—Cantos el aire. —Hebrado. —Todo parece distinto —murmuró ella.
45:39—No, no, no, no, no. —No, no, no, no. —No, no, no. —No, no, no, no. —No, no, no, no. —No, no, no. —No, no.
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