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Valle Salvaje capítulo 274: La decisión que cambia el futuro del Valle para siempre
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00:00Avance Valle Salvaje. La decisión que cambia el futuro del valle para siempre. Capítulo 274,
00:17lunes 13 de octubre. Avance del capítulo 274 de Valle Salvaje,
00:25que se emite el lunes 13 de octubre, con vídeo incluido. José Luis toma una decisión inesperada
00:34que sacude el corazón del palacio y acerca a Adriana al poder. El aire en el palacio de los
00:41Galvez de Aguirre se había vuelto gélido, un frío que no tenía relación con la incipiente
00:46llegada del otoño, sino que emanaba directamente del corazón fracturado de sus señores.
00:51El eco de las palabras de José Luis, duque del Valle Salvaje, aún resonaba en los oídos de
00:59Victoria, no como un grito, sino como el silbido de una cuchilla que había cercenado de un tajo
01:04décadas de complicidad, secretos y mentiras compartidas.
01:10No habrá un después para nosotros, Victoria. No mientras la sombra de tu engaño siga profanando
01:16esta casa. Esa había sido su sentencia, pronunciada con una calma terrible, la calma
01:24del hombre que ha visto el abismo y ha decidido saltar.
01:29El viernes había terminado con esa fractura expuesta, con la entrega de una carta que era
01:35más que papel y tinta. Era la prueba irrefutable de la traición, la llave que abría la celda
01:40donde Úrsula, sobrina de Victoria, debía expiar sus culpas. Adriana y Rafael, con el
01:49valor que sólo el amor y la justicia pueden infundir, habían puesto esa llave en manos
01:54del duque. Habían observado cómo el rostro de aquel hombre, siempre un bastión de poder
02:02y control, se desmoronaba como un castillo de arena ante la marea. Vieron la incredulidad,
02:10luego la ira, y finalmente, una desolación tan profunda que pareció envejecerlo en un
02:16instante.
02:20Ahora, el lunes 13 de octubre amanecía sobre el valle con una luz pálida y enfermiza, presagio
02:26de los vientos de cambio que estaban a punto de soplar con la fuerza de un huracán.
02:32Nadie sospechaba que las réplicas de aquel terremoto matrimonial sacudirían los cimientos
02:37mismos del poder en el valle, alterando alianzas, desenterrando odios y forjando destinos de
02:44una manera que nadie habría podido prever.
02:48El futuro del valle salvaje pendía de un hilo, y ese hilo estaba a punto de tensarse hasta
02:54romperse.
02:54Capítulo 274. La oferta del duque y el olor de la traición. El silencio en el despacho
03:05de José Luis era una entidad viva, pesada y opresiva.
03:11El duque no había dormido. Llevaba las mismas ropas del día anterior, arrugadas y sin brillo,
03:16como si el desaliento que sentía se hubiera adherido a la tela. Tenía la carta sobre la
03:24mesa de caoba pulida. La caligrafía de Victoria, tan elegante y refinada, ahora le parecía
03:30la escritura de un demonio.
03:32Cada trazo era una mentira, cada palabra un clavo en el ataúd de su confianza. Había
03:40pasado la noche en un purgatorio personal, reviviendo cada momento, cada conversación,
03:46cada gesto compartido con su esposa.
03:51¿Cuántas veces le había mentido? ¿Cuántas de sus sonrisas habían sido una máscara para
03:55ocultar sus maquinaciones? La protección a Úrsula no era un acto impulsivo de afecto
04:01familiar. Era una estrategia calculada, una pieza más en el intrincado juego de poder
04:06que Victoria siempre había jugado con una maestría aterradora.
04:12Y él, ciego por el amor o la costumbre, se había dejado manejar como una marioneta.
04:20Un sirviente entró de puntillas, anunciando con voz temblorosa la llegada de Adriana Salcedo
04:26de la Cruz. El duque había mandado llamarla al alba, una decisión que había tomado en
04:34la oscuridad de la noche, una jugada tan audaz y desesperada que incluso a él le costaba creerla.
04:43Hágala pasar. Ordenó con voz ronca. Adriana entró con la cabeza alta, pero con una cautela
04:49evidente en su mirada. No sabía qué esperar. ¿Acaso el duque, en su dolor, se volvería contra ella por
04:59haberle traído la verdad? Llevaba un vestido sencillo, de un color azul profundo que resaltaba
05:04la determinación en sus ojos. Rafael la había acompañado hasta la puerta del palacio, su mano
05:13apretando la suya en un gesto de apoyo silencioso. Ten cuidado, Adriana. Un animal herido es siempre
05:22el más peligroso. José Luis la observó mientras se acercaba. Vio en ella la fuerza de su padre,
05:31la misma terquedad, la misma inquebrantable sed de justicia. Pero también vio algo más. Una nobleza
05:40que su propia casa parecía haber perdido. Señorita Salcedo, comenzó, sin invitarla a sentarse.
05:49Le agradezco su valentía. Lo que usted y mi hijo hicieron, requirió un coraje que pocos en este valle
05:55poseen. Solo buscábamos la verdad, duque. La verdad sobre la muerte de Julio y sobre todos los
06:04engaños que han mantenido a nuestras familias enfrentadas. José Luis asintió lentamente sus
06:12ojos fijos en la carta que yacía entre ellos como una serpiente muerta. La verdad, murmuró,
06:20es una medicina amarga. Y a veces, el veneno y la medicina son difíciles de distinguir.
06:25He pasado la noche reflexionando sobre mi vida, sobre el legado de mi familia,
06:34sobre el futuro de este valle.
06:38Y he llegado a una conclusión. El mal que ha envenenado mi hogar tiene un nombre, Victoria.
06:47Adriana contuvo el aliento. Escuchar al duque pronunciar el nombre de su esposa con tanto
06:51desprecio era impactante. Ella ha movido los hilos durante demasiado tiempo. Continuó José Luis,
07:00su voz ganando una nueva y fría intensidad. Ha manipulado, ha mentido y ha protegido a una
07:09asesina solo para mantener su posición, su poder. Ha corrompido todo lo que ha tocado,
07:16incluyéndome a mí. Y eso se ha terminado. Se levantó y caminó hacia la ventana, dándole la
07:23espalda. La luz del amanecer dibujaba su silueta, la de un hombre poderoso que de repente se sentía
07:32impotente. Mi amenaza de expulsarla del valle no fue una bravuconada. La cumpliré, pero eso no es
07:41suficiente. No repara el daño, no devuelve la vida a los muertos ni restaura el honor perdido.
07:51Se necesita algo más, un cambio radical, un nuevo equilibrio de poder. Se giró para encararla,
07:58y en sus ojos Adriana vio una chispa de la astucia que lo había mantenido en la cima durante tanto tiempo.
08:03Por eso la he llamado. Quiero hacerle una propuesta, una oferta que, le advierto, sacudirá este valle
08:13hasta sus cimientos. Adriana lo miraba, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. ¿Qué podría
08:23ofrecerle el hombre que, hasta hacía unas horas, había sido su principal adversario?
08:27Escucho, Duque. Quiero que tome las riendas de la administración de las tierras que legítimamente
08:37le correspondían a su padre. No como un regalo, sino como una restitución. Quiero que sea usted
08:46quien gestione la producción, quien negocie con los arrendatarios, quien se asegure de que la justicia
08:52y la equidad regresen a estas tierras. Le daré el poder y los recursos para hacerlo. Se convertirá,
09:01a todos los efectos, en la administradora principal de una parte significativa del ducado.
09:09Adriana se quedó sin palabras. La propuesta era inconcebible. Era un salto de poder que la
09:14colocaría casi a la par de los galvez de Aguirre. Le estaba entregando un arma, una posición desde
09:23la cual podría, si lo deseaba, desafiar su autoridad. ¿Por qué? Logró preguntar, su voz apenas un susurro.
09:34¿Por qué yo? Porque usted tiene lo que a nosotros nos falta, integridad.
09:38Porque su lucha no ha sido por la ambición, sino por la justicia. Y porque, hizo una pausa,
09:47y por primera vez, Adriana vio una vulnerabilidad genuina en él. Porque es la única forma que
09:53tengo de castigar a Victoria. Le arrebataré lo que más ama. No sus joyas, ni sus vestidos,
10:02ni siquiera su título de duquesa. Le arrebataré el control. Pondré el poder en manos de la mujer a
10:10la que más desprecia. Cada éxito suyo será una daga en su orgullo. Cada gesto de respeto que reciba
10:18de la gente del valle será un recordatorio de su fracaso. La magnitud de la oferta la abrumaba.
10:26Era una oportunidad única para restaurar el nombre de su familia, para ayudar a la gente que había
10:31sufrido bajo el yugo de los gálvez de Aguirre. Pero también era una trampa. Aceptarla colocaría
10:40en el centro de la tormenta, la convertiría en el objetivo principal del odio de Victoria.
10:47Es una oferta, generosa, duque. Pero debo pensarlo. Piénselo, sí. Dijo José Luis, volviendo a sentarse.
10:56Pero no tarde demasiado. La paciencia es una virtud que he perdido recientemente.
11:06Y sepa esto, si acepta, contará con mi protección. Pero también sepa que la guerra que se avecina
11:13será cruel y no tendrá cuartel. Mientras Adriana salía del despacho, con la mente hecha un torbellino
11:22de dudas y esperanzas, no se percató de la figura que se escondía en la sombra del pasillo.
11:30Victoria lo había escuchado todo. Su rostro, habitualmente una máscara de compostura aristocrática,
11:36estaba contraído por una furia tan pura y venenosa que parecía capaz de corroer la piedra.
11:41José Luis no solo la había amenazado, no solo la había humillado. Había cometido la
11:49máxima traición. Había decidido empoderar a su enemiga.
11:55En ese instante, Victoria supo que su marido había dejado de ser su cómplice para convertirse
12:01en su principal obstáculo.
12:02Y ella siempre había sido experta en eliminar obstáculos. El control que creía estar perdiendo,
12:11ahora lucharía por recuperarlo con uñas y dientes, sin importar a quién tuviera que destruir en el
12:17proceso. En la casa pequeña, el ambiente no era menos tenso, aunque las razones eran de una
12:25naturaleza muy diferente. Alejo llevaba días observando a Luisa, su esposa,
12:32con una creciente inquietud. Sus evasivas, sus miradas furtivas, el nerviosismo que se apoderaba
12:39de ella cada vez que su hermano Tomás estaba cerca. Todo apuntaba a que algo oscuro se estaba
12:44tejiendo a sus espaldas.
12:48Su desconfianza, un veneno lento, había ido minando la paz de su hogar. Aquella mañana,
12:55mientras buscaba unos documentos en el arcón de su habitación, sus dedos tropezaron con un rollo
13:00de papel que no debería estar allí. Al desenrollarlo, su corazón se detuvo. Era un plano,
13:09un plano detallado de la planta principal de la Casa Grande, el Palacio de los Galvez de Aguirre.
13:17Estaban marcadas las entradas, las ventanas, las posibles rutas de escape y, con una pequeña cruz,
13:23la ubicación de la biblioteca. Alejo sabía lo que se guardaba en esa biblioteca, además de libros.
13:33La famosa talla de madera de San Jorge, una reliquia familiar de valor incalculable.
13:41Sintió una oleada de frío. La presencia de Tomás en el valle, su pasado delictivo,
13:46las mentiras de Luisa, todo encajaba con una claridad aterradora. Salió de la habitación con
13:55el plano en la mano, buscándola. La encontró en la cocina, fregando unos platos con una energía
14:01febril, como si intentara lavar también su conciencia. Luisa, dijo, su voz era tan afilada
14:11como el cristal roto. Ella se sobresaltó, dejando caer un plato que se hizo añicos en el suelo.
14:19El estruendo pareció amplificar la tensión que llenaba la estancia. Alejo, me has asustado.
14:29No tanto como tú a mí, respondió él, extendiendo el plano sobre la mesa con un golpe seco.
14:35¿Puedes explicarme qué es esto? ¿Y qué hacía escondido entre tus cosas? El color desapareció
14:43del rostro de Luisa. Sus ojos se abrieron de par en par, buscando una mentira que sonara
14:52lo suficientemente convincente. Yo, no lo sé, no sé qué es eso. No me mientas,
15:01Luisa, gritó Alejo, perdiendo la compostura. Es un plano de la casa grande, un plano para
15:10un robo. ¿Es esto lo que trama tu hermano? ¿Y tú eres su cómplice?
15:17No, claro que no, sollozó ella, las lágrimas brotando de sus ojos. Yo no tengo nada que ver.
15:23Debe de ser cosa de Tomás. Él, él debe de haberlo escondido ahí para perjudicarme.
15:34Él sabe que desconfías de mí. La excusa era tan débil, tan desesperada, que sólo sirvió
15:40para avivar las llamas de la sospecha de Alejo. ¿Culpando a Tomás para salvarse ella? ¿O era
15:48una verdad a medias, una forma de desviar la atención de su propia implicación?
15:56¿Así que fue Tomás? inquirió él, acercándose a ella, su mirada penetrante.
16:01Tu hermano, al que has estado defendiendo a capa y espada, ¿ahora resulta que te tiende
16:06trampas? ¿O es que la soga empieza a apretar y buscas un cuello que no sea el tuyo para ponerla?
16:11Es la verdad, insistió Luisa, aunque su voz temblaba. Tomás es, es complicado.
16:22¿Tiene sus propios planes? Yo no sé nada. Te juro por lo más sagrado, Alejo, que no
16:28sabía que ese plano estaba ahí. Pero Alejo ya no la escuchaba. La confianza, una vez rota,
16:37es casi imposible de reparar. Veía en su esposa no a la mujer que amaba, sino a una extraña,
16:46una cómplice de un ladrón que había puesto en peligro no solo su honor, sino la frágil
16:51paz que mantenían con sus vecinos. La explicación de Luisa no había hecho más que confirmar sus
16:59peores temores. Su cuñado era una serpiente y la había metido en su propia casa.
17:07Poco después, Tomás encontró a Luisa llorando en el patio. Su rostro, normalmente jovial y
17:14despreocupado, se endureció al verla.
17:16—¿Qué ocurre ahora? —preguntó con displicencia. Alejo ha encontrado el plano. Susurró ella,
17:26secándose las lágrimas con rabia.
17:30—Le he dicho que fuiste tú, que lo escondiste para incriminarme. Tomás soltó una carcajada,
17:37un sonido cruel y sin alegría.
17:38—Perfecto, que piense lo que quiera. Me da igual, su opinión me importa tanto como
17:47la de esa gallina que picotea en el suelo.
17:52—¿Cómo puede ser tan cínico? —replicó Luisa, incrédula.
17:56—Está a punto de descubrirlo todo. Nos va a echar de aquí.
17:59Tomás se acercó a ella, su sonrisa desapareciendo para dar paso a una mueca de desprecio.
18:10—Escúchame bien, hermanita. Tus conflictos matrimoniales me traen sin cuidado. Puedes
18:15llorar, puedes gritar, puedes culparme de todos los males del mundo.
18:19—Pero nada de eso va a alterar mi objetivo. He venido a este valle a por esa talla, y no me
18:28iré sin ella. Así que más te vale controlar a tu marido y dejar de cometer estupideces. Porque
18:37si por tu culpa fallo, te juro que lo lamentarás. La amenaza quedó flotando en el aire, fría y
18:46cortante. Luisa comprendió en ese momento la verdadera naturaleza de su hermano.
18:53No había afecto, no había lealtad. Solo una ambición egoísta que estaba dispuesto a satisfacer
18:58a cualquier precio, incluso si ese precio era la felicidad y la seguridad de su propia hermana.
19:07Se sentía atrapada entre dos fuegos, la ira de su marido y la crueldad de su hermano.
19:12Y no sabía cuál de los dos la quemaría primero. Mientras tanto, en otra ala del palacio,
19:21la tiranía de la tradición y el deber se cernía sobre Leonardo.
19:27Don Hernando, su padre, era un hombre forjado en la antigua creencia de que los sentimientos
19:32eran una debilidad y los matrimonios, meros contratos comerciales.
19:36Su llegada al valle había tenido un único propósito. Sellar la unión de su hijo con Irene
19:45Gálvez de Aguirre, una alianza que consolidaría la fortuna y el poder de ambas familias.
19:54El amor que Leonardo sentía por Bárbara, una mujer sin título ni fortuna, era para él un
19:59obstáculo insignificante, una molestia que debía ser erradicada.
20:07Esa mañana, padre e hijo se encontraron en los jardines. El sol otoñal no lograba calentar
20:13la frialdad que había entre ellos.
20:18Leonardo había intentado, una vez más, apelar a la razón, al corazón de su padre.
20:23Padre, se lo ruego, no me obligue a esto. Amo a Bárbara. Casarme con Irene sería una
20:33tortura para los tres.
20:37Don Hernando se detuvo junto a un rosal, cortando una flor muerta con un gesto preciso y despiadado.
20:43El amor, dijo con desdén. El amor es para los poetas y los campesinos. Nosotros somos constructores
20:52de legados.
20:56Irene es una buena muchacha, de una familia honorable. Te dará hijos fuertes y una posición
21:01que esa. Mujerzuela jamás podría ofrecerte.
21:04Bárbara no es ninguna mujerzuela, replicó Leonardo, su voz temblando de rabia. Ah, ¿no? ¿Una empleada
21:15de la casa pequeña que ha tenido la audacia de poner sus ojos en el hijo de un duque? Sé
21:19exactamente lo que es. Y no voy a permitir que una advenediza arruine mis planes. Se giró
21:27para mirar a su hijo, y sus ojos, fríos como el acero, no dejaban lugar a la duda.
21:35Escúchame bien, Leonardo. Te casarás con Irene, y lo harás pronto, y quiero que te
21:40quede algo muy claro, para que no te hagas falsas esperanzas.
21:46No voy a permitir que seas feliz con Bárbara. Si tengo que destruirla para apartarla de tu
21:50camino, lo haré sin dudarlo.
21:56Si tengo que arruinar su reputación, exiliarla de este valle y asegurarme de que nunca más
22:01vuelvas a verla, créeme que lo haré. Tu felicidad no está en mis planes. Tu obediencia,
22:09sí. La crueldad de sus palabras dejó a Leonardo sin aliento.
22:16No era sólo una amenaza. Era una declaración de guerra contra su corazón. Desesperado, humillado,
22:23sintió que las paredes se cerraban a su alrededor.
22:25Más tarde, don Hernando tuvo una conversación con Irene. Su tono con ella fue completamente
22:34diferente. Paternal, casi amable, pero con un núcleo de acero bajo el terciopelo.
22:40Querida niña, le dijo, mientras paseaban por la galería, sé que esta situación no es
22:48la ideal. Sé que los matrimonios concertados pueden parecer una imposición arcaica en estos
22:56tiempos. Pero quiero que veas esto no como una carga, sino como una oportunidad. Irene,
23:05con los ojos bajos, escuchaba en silencio. Tu familia no pasa por su mejor momento. Esta
23:14unión con mi hijo no sólo te asegurará un futuro de prosperidad, sino que también será
23:18el salvavidas que los Galvez de Aguirre necesitan.
23:24Serás la artífice de la salvación de tu linaje. Eso, querida, es un deber más grande
23:29y más noble que cualquier capricho romántico. Pero, señor, Leonardo no me ama. Ama a otra.
23:39El amor es un sentimiento que se construye, Irene.
23:45Como se construye una casa, ladrillo a ladrillo. Con el tiempo, aprenderá a respetarte y, quizás,
23:51a quererte. Y tú aprenderás a valorar la seguridad y el estatus que te proporcionará. El deber,
24:01mi niña, es el pilar sobre el que se sostienen las grandes familias.
24:08Los sentimientos son arena movediza. Las palabras de don Hernando, aunque dichas con suavidad,
24:14eran una jaula de oro. Le ofrecía un futuro de riqueza y poder a cambio de su felicidad.
24:23Irene se sentía como un cordero siendo conducido al sacrificio, un sacrificio por el bien de su
24:28familia. Roto por la crueldad de su padre, Leonardo buscó a la única persona que creía que podría
24:37ayudarle. Mercedes, su tía. La encontró en sus aposentos, bordando. Le contó la conversación,
24:47la amenaza explícita contra Bárbara, la desesperación que lo consumía.
24:55Tía, tienes que ayudarme. No puedo permitir que le haga daño a Bárbara. Padre es capaz de todo,
25:01lo sabes. Mercedes escuchaba con el rostro compungido. Leonardo, conoces a tu padre. Cuando
25:11toma una decisión, ni el mismo rey podría hacerle cambiar de opinión. Su orgullo es más grande que
25:19su amor por ti. Pero tiene que haber una manera. Una fuga, un plan. Cualquier cosa, no voy a renunciar
25:26a ella. No lo haré. Lo que Leonardo no sabía era que Bárbara, que había ido a buscar a Mercedes para
25:35entregarle un recado, estaba al otro lado de la puerta, que había quedado entreabierta.
25:44Escuchó cada palabra, la amenaza de don Hernando, la desesperación de Leonardo, y lo más importante,
25:51su firme declaración de no rendirse. Las lágrimas surcaron sus mejillas, pero no eran lágrimas de
25:59tristeza, sino de una extraña mezcla de miedo y amor. El hombre que amaba estaba dispuesto a
26:08desafiar a un monstruo por ella. Su amor no era un capricho pasajero. Era real, y estaba dispuesto
26:17a luchar por él. En ese momento, Bárbara comprendió que ella también debía luchar.
26:25No podía dejar que Leonardo se enfrentara solo a su padre. Aunque no sabía cómo, encontraría la
26:30forma de estar a su lado, de enfrentarse a la tormenta que se cernía sobre ellos.
26:38El miedo no había desaparecido, pero ahora estaba acompañado de una nueva y feroz determinación.
26:43El sufrimiento, mientras tanto, tenía un rostro y un nombre en los establos de la casa grande. Martín.
26:56Desde que Victoria había decidido castigar a Matilde a través de su hermano, la vida de Martín se había
27:01convertido en un infierno. Le asignaba las tareas más duras, las más agotadoras, trabajos que
27:10normalmente requerirían la fuerza de dos hombres. Limpiar los establos, acarrear sacos de grano hasta
27:19el agotamiento, arreglar cercas bajo el sol o la lluvia. Todo sin descanso, desde antes del amanecer
27:26hasta mucho después del anochecer. Francisco, su amigo, lo veía consumirse día a día. Aquella
27:35mañana, encontró a Martín apoyado contra una pared, pálido como la cera, con el pecho
27:41subiendo y bajando con dificultad.
27:46Tenía los ojos hundidos y ojeras oscuras. Martín, por el amor de Dios, tienes que parar.
27:52Te vas a matar, le dijo Francisco, con la voz llena de angustia. No puedo. Jadeó con
28:01acento agudo Martín.
28:05Si me detengo, doña Victoria. Ella, no pudo terminar la frase. Un acceso de tos violenta
28:11lo sacudió, y Francisco tuvo que sostenerlo para que no cayera al suelo.
28:15Atanasio, que pasaba por allí, se detuvo a observar la escena. Su rostro, normalmente
28:24una máscara de rencor, mostró un atisbo de preocupación.
28:31Se acercó y le puso una mano en la frente a Martín. Está ardiendo en fiebre, sentenció
28:36con gravedad.
28:37Este muchacho no puede seguir así. Está al límite de sus fuerzas. Si no descansa,
28:45su cuerpo se va a rendir.
28:49Francisco miró a Atanasio, buscando un aliado en aquel hombre impredecible. Hay que hacer
28:54algo.
28:58Hay que hablar con el duque. ¿El duque? Resopló Atanasio. El duque ahora mismo tiene sus propios
29:04demonios que combatir. Esto es obra de su esposa. Es con ella con quien hay que hablar.
29:12Pero sabían que hablar con Victoria era como hablar con un muro.
29:18Su crueldad era un arma que disfrutaba utilizando, especialmente contra los que consideraba inferiores.
29:27La noticia del estado de Martín no tardó en llegar a oídos de Matilde. Fue como si le
29:32hubieran clavado un puñal en el corazón. La culpa la carcomía. Sabía que todo aquello
29:38era por ella, que su hermano estaba pagando el precio de su desafío.
29:45La rabia, una rabia pura y helada, desplazó al miedo y a la pena. Ya no iba a suplicar.
29:54Ya no iba a llorar. Iba a luchar. Con una determinación que sorprendió a todos los que
29:59la vieron pasar, Matilde marchó directamente hacia la casa grande.
30:06No pidió permiso. Entró como una furia, con los ojos encendidos, buscando al artífice del
30:12sufrimiento de su hermano.
30:16La encontró en el salón principal, dando órdenes a una sirvienta sobre el pulido de la plata,
30:21como si nada ocurriera.
30:26Doña Victoria, dijo Matilde, su voz resonando en la estancia, cargada de una amenaza apenas contenida.
30:36Victoria se giró, arqueando una ceja con arrogancia.
30:40Se puede saber qué haces aquí. ¿Y quién te ha dado permiso para entrar?
30:43He venido a advertirle. Continuó Matilde, acercándose a ella, sin dejarse intimidar por
30:53la mirada gélida de la duquesa.
30:58Sé lo que le está haciendo a mi hermano. Sé que lo está matando de trabajo para castigarme a mí.
31:05Victoria esbozó una sonrisa condescendiente. Tu hermano es un sirviente. Cumple con sus obligaciones.
31:11Si es demasiado débil para el trabajo, quizás éste no sea su lugar. La frialdad de su respuesta fue la chispa que encendió la pólvora.
31:25Mi hermano es un hombre honrado y trabajador. Usted es una víbora cruel y sin alma.
31:29Pero escúchim bien, porque no se lo voy a repetir. Si a mi hermano le pasa algo, si su salud se quiebra por su culpa, se lo juro por la memoria de mi madre que se arrepentirá.
31:45No me detendré ante nada. Le devolveré cada lágrima y cada dolor que le ha hecho pasar a mi hermano.
31:50Lo haré, se lo juro. La intensidad de la amenaza de Matilde dejó a Victoria momentáneamente sin palabras.
32:03No era el ruego de una sirvienta asustada. Era el juramento de una mujer que no tenía nada que perder.
32:08Por primera vez, Victoria vio en aquella muchacha del servicio no a una simple empleada, sino a una enemiga.
32:20Y aunque la despreciaba, una pequeña e incómoda semilla de inquietud se plantó en su mente.
32:29Aquella muchacha, con su mirada de fuego, podría ser más peligrosa de lo que parecía.
32:34La tensión que se había estado acumulando en la casa pequeña finalmente alcanzó su punto de ebullición.
32:45Después de su confrontación con Luisa, Alejo no se quedó de brazos cruzados.
32:50La rabia y la sensación de haber sido traicionado le daban una energía febril.
32:57Sabía que no podía confiar en las palabras de su esposa.
33:00Necesitaba la verdad, y solo había una persona que podía dársela.
33:04Tomás.
33:08Lo buscó por toda la casa y finalmente lo encontró cerca del río, afilando un cuchillo con una calma exasperante, como si estuviera preparándose para una cacería.
33:20El sonido de la piedra contra el metal era el único ruido que rompía el silencio.
33:27Alejo se plantó frente a él, con el plano de la casa grande todavía en la mano.
33:31Lo arrojó a los pies de Tomás.
33:36Tu hermana dice que esto es tuyo.
33:38Dijo Alejo, su voz era un gruñido bajo y peligroso.
33:45Dice que lo escondiste en su cuarto para tenderle una trampa.
33:49Tomás ni siquiera se molestó en mirar el plano.
33:51Continuó afilando su cuchillo.
33:56Una sonrisa burlona dibujada en sus labios.
33:59Mi hermana dice muchas cosas.
34:04Últimamente, la mayoría son estupideces.
34:07Voy a preguntártelo una sola vez.
34:09Tomás.
34:10Continuó Alejo, acercándose un paso más, su cuerpo tenso como la cuerda de un arco.
34:16¿Qué demonios estás tramando?
34:21Tomás finalmente levantó la vista.
34:23Sus ojos se encontraron con los de Alejo, y en ellos no había miedo, solo un desafío insolente.
34:32¿Y a ti qué te importa?
34:33Ocúpate de tus asuntos, cuñado.
34:36De tu esposa, de tus tierras.
34:38Deja los asuntos de hombres para los hombres.
34:40Ese fue el insulto final.
34:45La condescendencia, el desprecio.
34:47Alejo explotó.
34:48En un movimiento rápido, agarró a Tomás por el cuello de la camisa, estampándolo contra el tronco de un árbol cercano.
34:58El cuchillo y la piedra cayeron al suelo.
35:01Escúchame bien, ladrón de poca monta.
35:04Siseó Alejo, su rostro a centímetros del de Tomás.
35:07Esta es mi casa, Luisa es mi esposa, y no voy a permitir que un miserable como tú ponga en peligro a mi familia.
35:20Tomás intentó zafarse, pero la furia le había dado a Alejo una fuerza que no sabía que poseía.
35:25No sabes con quién te estás metiendo, amenazó Tomás, con la respiración entrecortada.
35:37No, el que no sabe con quién se está metiendo eres tú.
35:41Replicó Alejo, apretando con más fuerza.
35:43Me da igual lo que robes, me da igual si acabas en la horca, pero te voy a advertir una cosa.
35:54Una sola cosa, si por tus sucios planes le ocurre algo a Luisa, o a cualquiera de mi familia.
36:00Si una sola de tus acciones les causa el más mínimo daño, te buscaré.
36:04Y te juro por mi vida que te mataré.
36:09No será la justicia del duque, ni la de ningún guardia.
36:15Será la mía.
36:16¿Me has entendido?
36:17La amenaza era tan cruda, tan visceral, que por un instante, la arrogancia de Tomás vaciló.
36:27Vio en los ojos de Alejo una determinación asesina que no esperaba.
36:30Comprendió que había subestimado al hombre tranquilo y trabajador que era su cuñado.
36:38Había despertado a una fiera.
36:40Alejo lo soltó con un empujón, y Tomás cayó al suelo.
36:47Se quedó allí, mirando a su cuñado alejarse, con una mezcla de sorpresa y un nuevo y amargo respeto.
36:56La partida que estaba jugando en el Valle Salvaje acababa de volverse mucho más peligrosa.
37:00Ya no solo se enfrentaba a la seguridad de un palacio, sino también a la furia de un hombre dispuesto a todo por proteger a los suyos.
37:14Y así, mientras el sol del mediodía se alzaba sobre el Valle Salvaje, las semillas de la rebelión, la venganza, el amor y la traición habían sido plantadas.
37:24En el palacio, una duquesa despojada de su poder planeaba su contraataque.
37:32Una joven, Adriana, sopesaba una oferta que podría darle la justicia que tanto anhelaba o destruirla para siempre.
37:39En los campos, un amor prohibido se negaba a morir a pesar de las amenazas.
37:47En los establos, una hermana juraba vengar la sangre y el sudor de su hermano.
37:51Y a la orilla del río, dos hombres sellaban un pacto de odio que solo podía terminar en violencia.
37:59El futuro del valle, incierto y tormentoso, estaba a punto de desatarse.
38:08Y nadie saldría indemne.
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