- há 2 dias
Categoria
📺
TVTranscrição
00:00Petra enferma y Martina sospecha del varón. El capítulo 683 de La Promesa, jueves, 25
00:12de septiembre, pone al palacio en tensión creciente. La desaparición de Catalina sigue
00:20marcando a todos, mientras Martina sospecha que el varón de Valladares guarda un oscuro
00:24secreto, aunque Jacobo le ruega olvidar. Lope y Vera temen las consecuencias del desayuno
00:32fallido cuando Cristóbal descubre lo ocurrido, y el marqués insiste en romper el compromiso
00:37de Ángela con Lorenzo, agotando la paciencia de Leocadia. En medio de todo, Petra empeora
00:46visiblemente, sus síntomas avanzan y la preocupación por su salud se convierte en un nuevo motivo
00:51de alarma. El sol del jueves 25 de septiembre se alzaba sobre La Promesa con una indiferencia
00:59cruel, pintando de oro los tejados y los vastos campos que se extendían hasta donde la vista
01:04se perdía. Pero dentro de los muros de piedra del palacio, la luz parecía incapaz de disipar
01:12las sombras que se habían anclado en los corazones de sus habitantes. El aire mismo parecía más
01:20pesado, denso con palabras no dichas y con el eco persistente de una ausencia que lo impregnaba todo,
01:26la de Catalina. Su marcha no había sido una simple partida, había sido un seísmo que había
01:34agrietado los cimientos de la familia Luján, y las réplicas seguían sintiéndose en cada pasillo,
01:39en cada conversación furtiva, en cada mirada perdida. Para algunos, como el marqués, era una
01:48herida abierta, un fracaso personal que le roía el alma. Para otros, como Cruz, era una victoria
01:57silenciosa, una espina menos en su costado. Pero para todos, sin excepción, era un recordatorio
02:06constante de que la promesa ya no era el refugio que una vez pretendió ser, sino una jaula de oro
02:12cuyas barras se estrechaban día a día. En el servicio, el trabajo continuaba con su ritmo
02:20monótono y exigente. Pero la energía había cambiado. Las risas eran más escasas, las conversaciones
02:29más cautelosas. El nombre de Catalina flotaba en el ambiente como un fantasma, una sílaba a punto
02:34de ser pronunciada que moría en los labios por miedo a avivar el dolor o, peor aún,
02:39a atraer la atención equivocada.
02:44La disciplina impuesta por el señorito Cristóbal se había vuelto férrea, un yugo de acero que no
02:49permitía el más mínimo desvío, y todos sentían su gélida presencia incluso cuando no estaba a la
02:54vista. Y en medio de este tapiz de tensiones y tristezas, nuevos hilos de inquietud comenzaban
03:03a tejer, enredándose unos con otros, creando un patrón de fatalidad que nadie, ni el más astuto
03:09ni el más inocente, podía prever en su totalidad. La duda de Martina y la calma del varón. Martina
03:18se encontraba frente al espejo de su habitación, pero no se veía a sí misma. No realmente,
03:26sus ojos, normalmente llenos de una chispa vivaz y desafiante, estaban velados por una
03:31niebla de confusión. Se pasaba una y otra vez la mano por la frente, como si intentara
03:40borrar un recuerdo borroso, una sensación escurridiza que se negaba a tomar forma.
03:44Su último encuentro con el varón de Valladares, Jacobo, antes de la partida de Catalina, era una
03:53mancha en su memoria, un fragmento de tiempo que no encajaba. Recordaba la conversación, o al menos
04:01partes de ella. Recordaba su tono afable, casi paternal. Recordaba el té que le había ofrecido,
04:10insistiendo en que le sentaría bien para calmar los nervios. Pero después, después todo se volvía
04:18difuso. No era un olvido completo, sino algo más siniestro. Una sensación de irrealidad, de haber
04:24estado presente en cuerpo pero no en mente. Había una laguna, un vacío inquietante justo en el corazón
04:33del recuerdo, y su instinto, esa voz interior que tantas veces había ignorado para su desgracia,
04:39le gritaba que algo andaba terriblemente mal.
04:44Se vistió con movimientos automáticos, eligiendo un vestido sin prestarle atención,
04:50y bajó a los jardines, buscando el aire fresco para aclarar sus pensamientos.
04:54El aroma de las rosas y la lavanda, que normalmente la calmaba, hoy parecía agudizar su ansiedad.
05:06Fue allí donde Jacobo la encontró, como si hubiera anticipado su tormento. Martina, querida.
05:15Paseando tan temprano, su voz era un bálsamo, suave y tranquilizadora. Se acercó a ella con esa
05:21sonrisa perfectamente calibrada que parecía disipar cualquier preocupación.
05:28Ella se giró, estudiándolo. A la luz de la mañana, parecía el perfecto caballero. Elegante,
05:34sereno, con una mirada que transmitía una profunda comprensión.
05:41Pero Martina ya no podía confiar en las apariencias.
05:44Varón, Jacobo, necesito hablar con usted. Dijo, su voz más firme de lo que se sentía.
05:51Por supuesto, niña, lo que desees. ¿Te preocupa algo? Pareces, distante.
05:59Lo estoy. Admitió ella, cruzándose de brazos.
06:05No puedo dejar de pensar en nuestra última conversación. En la biblioteca, antes de que
06:10Catalina
06:10se fuera. Jacobo ladeó la cabeza, su expresión era la de la más pura inocencia.
06:18¿Nuestra conversación? Sí, la recuerdo.
06:24Intentaba consolarte. Pobre criatura. Estabas destrozada por la decisión de tu prima.
06:29Es natural que te sientas así. No es eso. O no solo eso. Insistió Martina, frunciendo el ceño.
06:42Hay algo que no, que no recuerdo bien. Me siento como si una parte de esa tarde se hubiera borrado.
06:47Después de tomar el té que me sirvió, el varón soltó una risita suave y paternalista.
06:58Ah, el té, un simple té de manzanilla con un poco de miel. Te vi tan alterada que pensé que te
07:03ayudaría a relajarte. Quizás te relajó demasiado. Estabas agotada. Martina, emocionalmente exhausta.
07:12Es completamente normal que la mente, para protegerse, deje algunas cosas en la penumbra.
07:17En la penumbra, repitió ella, escéptica, Jacobo, yo no soy una niña asustadiza.
07:29Conozco mi propia mente, y le digo que algo ocurrió. Su mirada, había algo en su mirada que no era de consuelo.
07:38Y después, me sentí tan extrañamente somnolienta, tan, dócil, no es propio de mí.
07:44Jacobo dio un paso más cerca. Su voz bajó a un susurro confidencial, casi hipnótico.
07:54Martina, escúchame con atención. Estás pasando por un momento muy difícil.
07:59La partida de Catalina ha sido un golpe terrible para ti. Quizás más que para nadie.
08:06Estabas muy unida a ella. Es lógico que busques explicaciones, que intentes encontrar un culpable,
08:11algo tangible a lo que aferrarte en medio de este caos.
08:18Y como hablamos justo antes, tu mente, de forma inconsciente, está creando un misterio donde no lo hay.
08:28Puso una mano sobre su hombro, un gesto que pretendía ser reconfortante pero que a Martina le provocó un escalofrío.
08:33Estás proyectando tu angustia en un recuerdo insignificante. Un té, una conversación amable.
08:45¿Qué mal podría haber en eso? Continuó él, su pulgar dibujando pequeños círculos sobre la tela del vestido de ella.
08:51Te estás torturando sin motivo. Lo mejor que puedes hacer, por tu propio bien, es olvidar.
09:03Olvidar ese momento y centrarte en el presente. En cómo sobrellevar esta pérdida.
09:07Olvidar, la palabra sonó agria en la boca de Martina.
09:13¿Cómo puedo olvidar algo que mi propio cuerpo me dice que fue real?
09:17Siento que me falta una pieza del puzle, y no descansaré hasta encontrarla.
09:24A veces, querida, la pieza que falta es una que nunca existió.
09:28Dijo Jacobo, su sonrisa no vaciló, pero sus ojos se endurecieron por una fracción de segundo.
09:33Un destello gélido que confirmó, en lo más profundo del ser de Martina, que sus sospechas no eran infundadas.
09:43Él le estaba ocultando algo, y su insistencia en que olvidara no era un consejo, era una orden velada.
09:52Quizás tenga razón, mintió ella, bajando la mirada para que él no viera la resolución que acababa de nacer en sus ojos.
09:59Quizás solo estoy cansada y confundida.
10:05Esa es mi niña sensata.
10:06Dijo él, apretándole el hombro con una familiaridad que a ella le revolvió el estómago.
10:14Ahora, respira hundo el aire de la mañana y deja que estas ideas oscuras se las lleve el viento.
10:19Es lo mejor para todos.
10:24Se alejó, dejándola sola con el aroma de las rosas y el peso de una certeza aterradora.
10:32No, no lo olvidaría.
10:34No podía, porque presentía que lo que había ocurrido en esa biblioteca no solo la afectaba a ella,
10:39sino que era una clave, una pieza fundamental para entender la red de intrigas que ahogaba a la promesa.
10:44Y Jacobo, el afable varón de Valladares, estaba en el centro de todo.
10:52La tormenta se cierne sobre la cocina.
10:58Mientras tanto, en las entrañas del palacio, en el ajetreado y normalmente cálido mundo de las cocinas,
11:04la temperatura había descendido varios grados.
11:06El desastre del desayuno de la mañana anterior era un fantasma que se negaba a desaparecer.
11:18No había sido un error catastrófico, no un incendio ni un envenenamiento,
11:22pero en el nuevo régimen de Cristóbal, los pequeños fallos se magnificaban hasta convertirse en crímenes capitales.
11:28Lope y Vera se movían por el espacio con una tensión palpable.
11:35Cada ruido de una cacerola al caer, cada portazo en la lejanía, les hacía dar un respingo.
11:43Habían intentado servir el desayuno con la precisión de un relojero suizo,
11:47pero todo lo que podía salir mal, salió mal.
11:49El café, por un descuido, se había quemado ligeramente, dejando un regusto amargo y acre.
12:02Las tostadas, bajo la atenta pero nerviosa supervisión de Vera,
12:06habían salido con un dorado desigual, unas pálidas y otras con los bordes carbonizados.
12:11Y para colmo, a Lope, en un momento de distracción mientras pensaba en la injusticia de la situación de Ricardo,
12:20se le había resbalado la jarra de la leche,
12:23derramando un pequeño pero escandaloso charco blanco sobre la inmaculada bandeja de plata.
12:31Habían limpiado el desastre a toda prisa,
12:33habían rehecho el café y seleccionado las tostadas menos ofensivas,
12:37rezando para que el señorito no lo notara.
12:42Pero la suerte no estaba de su lado, ¿crees que se habrá dado cuenta?
12:46Susurró Vera mientras pelaba patatas con una concentración febril.
12:52Lope suspiró, pasando un paño por una superficie ya impoluta.
12:56Su rostro, normalmente animado y lleno de pasión por su oficio, estaba sombrío.
13:04Con nuestra suerte, Vera, no solo se habrá dado cuenta,
13:07sino que habrá mandado analizar el regusto del café a un laboratorio de París.
13:12Respondió con un humor negro que no logró ocultar su nerviosismo.
13:15Ese hombre lo ve todo, tiene ojos en la nuca.
13:21No deberíamos haberle servido eso, Lope.
13:23¿Deberíamos haber empezado de cero, aunque tardáramos más?
13:31¿Y que se quejara por el retraso?
13:33Replicó él.
13:34Con Cristóbal no hay forma de ganar.
13:38Hagas lo que hagas, está mal.
13:40Es como intentar apagar un fuego con gasolina.
13:45Solo busca una excusa, un motivo para, para demostrar que él manda.
13:50La conversación quedó suspendida en el aire cuando la puerta de la cocina se abrió con un chirrido lento y deliberado.
13:55No fue el entrar apresurado de un lacayo ni el paso cansado de la señora Simona.
14:04Era un paso mesurado, pesado, un paso que anunciaba poder.
14:10Cristóbal apareció en el umbral.
14:12No vestía su uniforme militar, sino un traje de día impecable,
14:16pero su porte era tan marcial y autoritario como siempre.
14:19Se quedó allí un momento, en silencio, dejando que su presencia llenara la estancia y aplastara el ánimo de los presentes.
14:32Sus ojos fríos recorrieron cada rincón de la cocina antes de posarse,
14:36como dos trozos de hielo, primero en López y luego en Vera.
14:42Buenos días, dijo, y las dos palabras sonaron como una sentencia.
14:46Señorito, murmuraron ambos a la vez, casi sin aliento.
14:53Cristóbal avanzó lentamente hacia la mesa central.
14:56Pasó un dedo enguantado por la superficie de madera,
14:59lo inspeccionó en busca de polvo y, al no encontrarlo,
15:03emitió un sonido de desaprobación, como si la limpieza le ofendiera.
15:09Me ha llegado una queja.
15:11Comenzó, su voz era baja pero cortante, diseñada para obligarles a aguzar el oído.
15:16Una queja sobre el servicio de desayuno de esta casa.
15:22Curioso, ¿no es así? Siempre presumieron de la excelencia de la promesa.
15:29Parece que los estándares han...
15:31Decaído. López tragó saliva.
15:33Señorito, si ha habido algún problema, le pido disculpas.
15:37¿Fue un pequeño, pequeño? Le interrumpió Cristóbal, alzando una ceja.
15:45¿Llama usted pequeño a un café que sabe a carbón?
15:48¿A unas tostadas que podrían servir de arma arrojadiza?
15:51¿A una presentación que delataba prisa y descuido?
15:56Vera sintió que las piernas le temblaban.
15:58Quería hablar, defenderse, pero el miedo le había sellado los labios.
16:02Yo, yo fui la responsable de las tostadas, señorito.
16:10Logró decir finalmente, su voz un hilo tembloroso.
16:13La culpa es mía. Cristóbal giró su cabeza lentamente hacia ella.
16:21La miró de arriba abajo con un desdén que la hizo sentirse diminuta.
16:27Ah, sí, la culpa es suya, qué valiente.
16:30¿Y el café, cocinero? ¿También fue culpa de la doncella?
16:34¿O quizás la jarra de leche decidió suicidarse espontáneamente sobre la bandeja?
16:38No, señorito. La responsabilidad es mía. Soy el jefe de cocina.
16:46Dijo Lope, dando un paso al frente para proteger a Vera.
16:52Cualquier error que salga de esta cocina es, en última instancia, culpa mía.
16:57Admiro su sentido del honor, Lope.
16:59De verdad que sí. Dijo Cristóbal con un sarcasmo venenoso.
17:06Pero el honor no llena el estómago de mi padre ni mantiene la reputación de esta casa.
17:13Lo que yo exijo es competencia, disciplina, perfección.
17:17Y ustedes dos, ayer, me demostraron que carecen de las tres.
17:21El silencio que siguió fue atronador.
17:26Lope y Vera esperaban el grito, el castigo inmediato.
17:32Pero Cristóbal era más cruel.
17:34Disfrutaba del suspense, de ver el terror crecer en los ojos de sus víctimas.
17:41Esto no puede volver a ocurrir.
17:43Continuó, su voz ahora un siseo peligroso.
17:46La promesa está bajo mi supervisión ahora, y no toleraré la mediocridad.
17:51Ni la incompetencia, ni el más mínimo fallo.
17:56Cada plato, cada taza de café, cada miga de pan que salga de esta cocina debe ser un ejemplo de perfección.
18:05¿Está claro?
18:06Sí, señorito.
18:08Respondieron al unísono.
18:09Bien.
18:10¿Por qué si vuelve a ocurrir un incidente como el de ayer?
18:16Las consecuencias no serán una simple reprimenda.
18:19Serán, ejemplares.
18:21Para que todos en esta casa, desde el mayordomo hasta el último mozo, entiendan cuál es el nuevo orden.
18:30Se dio la vuelta con la misma lentitud deliberada con la que había entrado.
18:34En la puerta, se detuvo y, sin girarse, añadió.
18:37Y para que empiecen a entenderlo, hoy comerán lo que sobró del desayuno de ayer.
18:46El café quemado y las tostadas carbonizadas.
18:48No se tirará nada.
18:52En esta casa no hay lugar para el despilfarro.
18:55Ni de comida, ni de confianza.
18:57Y con eso, se fue.
19:02Lope y Vera se quedaron inmóviles.
19:04El eco de sus palabras resonando en la cocina.
19:06No era un castigo físico, pero era algo peor.
19:12Una humillación profunda, un recordatorio constante de su precariedad y de la tiranía bajo la que ahora vivían.
19:18La calma que habían intentado mantener se había hecho añicos.
19:24Y en su lugar solo quedaba un miedo frío y la certeza de que las consecuencias, las verdaderas consecuencias, solo acababan de empezar a vislumbrarse.
19:36La terquedad de Leocadia y la desesperación del marqués.
19:39En el ala noble del palacio, otra batalla se libraba.
19:43Una de voluntades tan antiguas y sólidas como los muros que los rodeaban.
19:48Alonso, el marqués de Luján, se sentía un extranjero en su propia casa.
19:55Despojado de su autoridad por su propio hijo y ahora enfrentado a un muro de intransigencia por parte de una invitada,
20:02sentía que el control de su vida y de su familia se le escapaba como arena entre los dedos.
20:09Su objetivo era claro y, a su juicio, justo, anular el compromiso entre su sobrino Lorenzo y la joven Ángela, la hija de Leocadia.
20:18Consideraba a Lorenzo un hombre sin escrúpulos, un cazafortunas capaz de cualquier cosa por dinero,
20:26y la idea de que una joven inocente como Ángela cayera en sus redes le resultaba insoportable.
20:30Pero Leocadia, una mujer de carácter recio y convicciones inamovibles, no estaba dispuesta a ceder.
20:43Los encontró a solas en el salón de fumar, donde Leocadia revisaba unas cuentas con una concentración feroz.
20:49Alonso entró con una determinación renovada, habiendo pasado la noche en vela buscando nuevos argumentos, nuevas formas de persuadirla.
20:59Leocadia, por favor, concédeme cinco minutos.
21:07Comenzó, su tono era una mezcla de súplica y autoridad.
21:13Ella levantó la vista de sus papeles, sus ojos pequeños y astutos lo evaluaron con frialdad.
21:18Alonso, creo que ya hemos hablado de este tema hasta la saciedad. Mi decisión está tomada.
21:29Ángela se casará con Lorenzo. Es un buen partido para ella y para nuestra familia.
21:36Un buen partido, replicó Alonso, acercándose a ella.
21:40Leocadia, por el amor de Dios, abre los ojos.
21:43Lorenzo no quiere a tu hija. Solo quiere su dote, su fortuna. ¿No lo ves? Es un buitre que rodea a su presa.
21:55Veo a un capitán del ejército, un hombre con un título y una posición, que ha mostrado interés en mi hija.
22:01Contestó ella, su voz imperturbable.
22:07En estos tiempos, eso es más de lo que muchas jóvenes pueden esperar.
22:11El amor es un lujo, Alonso.
22:16La seguridad y el estatus son una necesidad, pero está sacrificando su felicidad.
22:21La voz de Alonso se elevó, cargada de frustración.
22:27He visto como la mira Lorenzo. No hay afecto en sus ojos, solo cálculo.
22:32Y he visto como Ángela lo mira a él, con miedo.
22:34¿Es eso lo que quieres para tu única hija?
22:39¿Una vida de temor y desdicha al lado de un hombre que solo la ve como una cuenta bancaria?
22:44Tú no sabes nada de lo que mi hija necesita.
22:50Espetó Leocadia, golpeando la mesa con la palma de la mano.
22:56Yo la he criado sola, la he protegido de todo y de todos.
23:00Y sé que este matrimonio es lo mejor para ella.
23:05Lorenzo le dará un nombre, una posición social que yo, con todo mi esfuerzo, nunca podré darle.
23:11La protegerá, la devorará, gritó Alonso, desesperado.
23:18Te lo ruego, Leocadia, como amigo, como anfitrión, como hombre que se preocupa por el bienestar de esa niña.
23:28Rompe este compromiso, aún estás a tiempo.
23:31Podemos encontrarle a Ángela un pretendiente mucho mejor, un hombre de bien que la quiera y la respete.
23:36La insistencia del marqués, lejos de ablandar a Leocadia, estaba empezando a erosionar su paciencia,
23:45a raspar una capa de cortesía ya muy delgada para revelar la roca obstinada que había debajo.
23:50Un hombre de bien, como tú, Alonso, dijo ella con un deje de veneno en la voz.
24:00Un hombre que no ha sido capaz de mantener el control de su propia casa,
24:04que ha permitido que su hijo le usurpe y que su hija se marche.
24:07No estoy segura de que estés en posición de dar lecciones a nadie sobre cómo proteger a su familia.
24:18El golpe fue bajo y certero, Alonso palideció,
24:21la mención de Catalina y Cristóbal le dolió más que una bofetada.
24:25Eso no es justo, Leocadia, la vida no es justa, Alonso.
24:33Y estoy cansada de esta conversación.
24:38Cansada de tu insistencia, de tus dramas y de tus advertencias apocalípticas,
24:43se levantó su menuda figura irradiando una autoridad inflexible.
24:47El compromiso sigue en pie, la boda se celebrará,
24:53y te agradecería, por el bien de nuestra convivencia en esta casa,
24:57que no volvieras a mencionar este asunto.
25:02Estoy harta de escucharte.
25:04Salió del salón con un portazo que retumbó en el corazón de Alonso.
25:10Él se quedó allí, de pie, en medio de la habitación silenciosa,
25:14sintiendo el amargo sabor de la derrota.
25:17No era sólo la terquedad de Leocadia lo que le dolía, era la impotencia.
25:23La terrible sensación de ver una injusticia a punto de cometerse
25:27y ser incapaz de detenerla.
25:31Y con cada puerta que se le cerraba,
25:33el marqués de Luján se sentía un poco más pequeño,
25:36un poco más irrelevante en el gran teatro de la promesa.
25:42El purgatorio de Ricardo.
25:44Lejos de las intrigas de los nobles,
25:46en el mundo del servicio,
25:48Ricardo vivía su propio infierno personal.
25:53La caída había sido vertiginosa y brutal.
25:56De ser el respetado mayordomo,
25:58el hombre que movía los hilos del servicio
25:59con una eficiencia implacable,
26:02había pasado a ser un simple mozo.
26:03Un fantasma con librea que realizaba las tareas más ingratas bajo la mirada vigilante
26:10y a menudo despectiva de sus antiguos subordinados.
26:13Aquella mañana le había tocado limpiar y abrillantar las botas de los señores.
26:20Estaba arrodillado en el suelo de piedra de la sala de botas,
26:24un lugar frío y húmedo,
26:25con el olor a cuero y betún impregnando el aire.
26:28Sostenía en su mano una de las botas de montar del capitán de Luján,
26:35y mientras aplicaba la cera con movimientos circulares y mecánicos,
26:39su mente era un torbellino de culpa y arrepentimiento.
26:41Cada gesto, cada tarea humillante, era un recordatorio de sus errores.
26:49Se culpaba por todo.
26:53Por su ambición desmedida,
26:55por haber confiado en el inglés que le prometió una vida mejor para él y para Pía.
27:02Por haber traicionado la confianza del marqués.
27:05Pero, sobre todo, se culpaba por la marcha de Pía.
27:08Su ausencia era un dolor físico,
27:13una presión constante en el pecho que a veces le dificultaba respirar.
27:20La echaba de menos con una intensidad que lo consumía.
27:23Echaba de menos su sonrisa, su sensatez, el calor de su mano,
27:27la forma en que su sola presencia lograba anclarlo y darle un propósito.
27:34Sin ella, se sentía a la deriva,
27:36un barco sin timón en medio de una tormenta perfecta.
27:42Miró su reflejo distorsionado en el cuero brillante de la bota.
27:45Vio a un hombre derrotado.
27:50Las líneas de preocupación en su frente se habían acentuado.
27:54Sus hombros estaban encorvados por el peso de la vergüenza.
27:57Y en sus ojos había una tristeza profunda, casi insondable.
28:00Se había convertido en aquello que siempre había despreciado, un fracasado, un don nadie.
28:11Recordaba sus conversaciones con Pía, sus sueños de una vida juntos, lejos de la promesa, con su pequeño hijo.
28:18Un futuro que él mismo había destrozado.
28:23¿Dónde estaría ella ahora?
28:25¿Estaría a salvo?
28:26¿Pensaría en él?
28:27La idea de que pudiera odiarlo era una daga que se le clavaba en el corazón una y otra vez.
28:35Salvador entró en la sala y se detuvo al ver a Ricardo en el suelo.
28:39Hubo un momento de silencio incómodo entre los dos hombres.
28:42A pesar de sus pasadas rencillas, ver al antiguo mayordomo en esa posición era algo que a Salvador le resultaba violento.
28:55Ricardo, comenzó, sin saber muy bien qué decir.
28:59Ricardo no levantó la vista.
29:01Solo estoy haciendo mi trabajo, Salvador.
29:03Es lo que me corresponde.
29:08Esto no está bien.
29:09Dijo Salvador, su voz era queda.
29:11Usted no debería estar haciendo esto.
29:16El señorito Cristóbal opina lo contrario.
29:19Respondió Ricardo con un deje de amargura.
29:24Y ahora mismo, su opinión es la única que cuenta.
29:27Todos echamos de menos a la señora Pía.
29:29Dijo Salvador, intentando torpemente ofrecer algo de consuelo.
29:36Era, era el corazón del servicio.
29:38Al oír su nombre, Ricardo se detuvo.
29:41Cerró los ojos con fuerza, como si el mero sonido le causara dolor.
29:48Fue por mi culpa.
29:49Susurró, su voz rota.
29:51Todo esto es por mi culpa.
29:53Si no hubiera sido tan ciego, tan estúpido.
29:55Ella seguiría aquí.
29:59Estaríamos juntos.
30:01Salvador se agachó a su lado.
30:03Algo que nunca habría imaginado hacer.
30:07No puede culparse de todo, Ricardo.
30:09Las cosas, se complicaron, para todos.
30:13Pero fui yo quien tomó las decisiones equivocadas.
30:16Insistió Ricardo, abriendo los ojos.
30:18Y en ellos había una desesperación desnuda.
30:20Fui yo quien lo arruinó todo.
30:25Y ahora, ahora no tengo nada.
30:27Ni a ella, ni mi dignidad, ni un futuro.
30:32Solo tengo estas botas y el recuerdo de lo que perdí.
30:35Se quedó mirando la bota en su mano como si contuviera el peso de todos sus fracasos.
30:39Se sentía completamente derrotado, un hombre vaciado por dentro, cuya única compañía era el eco incesante de sus errores y la profunda, abrumadora nostalgia por la mujer que amaba y que había perdido por su propia mano.
30:57Su castigo no era limpiar botas.
30:59Su castigo era vivir.
31:01La sombra que crece en Petra.
31:02Y mientras las intrigas, los miedos y los arrepentimientos se arremolinaban en el palacio, una sombra más personal y silenciosa comenzaba a extenderse sobre Petra Arcos.
31:17Lo que había empezado como un simple malestar, una molestia pasajera que había atribuido al cansancio o a la tensión acumulada, estaba evolucionando hacia algo más persistente y preocupante.
31:27Petra, una mujer forjada en la disciplina y la resistencia, siempre había presumido de una salud de hierro.
31:40Rara vez se quejaba, considerando cualquier dolencia como una debilidad inaceptable.
31:48Pero ahora, su propio cuerpo la estaba traicionando de formas que no podía ignorar.
31:52Todo comenzó con una fatiga extraña, una pesadez en los huesos que no desaparecían y con una noche de sueño.
32:05Luego vinieron los mareos, olas repentinas de vértigo que la asaltaban sin previo aviso, obligándola a apoyarse en una pared o en un mueble para no caer, esperando con los ojos cerrados a que el mundo dejara de dar vueltas.
32:17Aquella mañana, mientras supervisaba la limpieza del gran salón, sintió una punzada aguda en el costado, tan intensa que le robó el aliento.
32:31Se dobló por la mitad, ahogando un gemido de dolor, y se apretó la zona con la mano.
32:36¿Se encuentra bien, señora Arcos? Le preguntó una de las doncellas más jóvenes, mirándola con preocupación.
32:48Petra se enderezó de golpe. Su rostro una máscara de severidad para ocultar el pánico que había sentido.
32:54¿Y a ti qué te importa? Espetó, su voz más áspera de lo habitual. Deja de holgazanear y sigue con ese polvo. La plata no se va a brillantar sola.
33:08La doncella, asustada, volvió a su tarea a toda prisa. Petra se quedó inmóvil un instante, respirando hondo, tratando de dominar el dolor y el temblor que le recorría el cuerpo.
33:19Se miró las manos y notó que un ligero temblor agitaba sus dedos. Intentó detenerlo, pero el temblor persistía, un signo visible de que algo dentro de ella estaba fundamentalmente roto.
33:36Más tarde, mientras subía la gran escalinata, tuvo que detenerse a mitad de camino, jadeando en busca de aire.
33:42Le dolía el pecho, y un sudor frío le perlaba la frente. Se sentía increíblemente débil, como si toda su energía vital se estuviera escapando de su cuerpo.
33:55Se aferró a la barandilla de caoba, su respiración agitada resonando en el silencio del vestíbulo.
34:03Cruz, que bajaba en ese momento, la vio y frunció el ceño.
34:11Petra, ¿qué te ocurre? Tienes un aspecto horrible.
34:17Estás pálida como un muerto. No es nada, señora marquesa.
34:21Mintió Petra, intentando esbozar una sonrisa que se convirtió en una mueca.
34:25Solo un pequeño mareo, el calor, quizás. Pues sea lo que sea, solucionalo.
34:35No puedo permitirme tener a mi doncella personal desmayándose por los rincones.
34:42Eres el pilar de esta casa, Petra. Se espera de ti que seas fuerte. Lo soy, señora.
34:47Siempre lo he sido, respondió Petra, con una lealtad que rayaba en lo fanático.
34:56Pero mientras veía a la marquesa alejarse, las palabras resonaron en su cabeza.
35:03Fuerte, siempre había sido fuerte. Había soportado humillaciones, intrigas, pérdidas.
35:09Siempre había permanecido de pie, implacable, inquebrantable.
35:15Pero esta nueva amenaza no venía de un enemigo externo.
35:18No era un rival al que pudiera derrotar con astucia o malicia.
35:24Era un enemigo interno, un traidor que crecía en sus propias entrañas.
35:28Y contra él, por primera vez en su vida, Petra Arcos no sabía cómo luchar.
35:32El malestar físico iba en aumento, y los síntomas comenzaban a hacer estragos visibles en su día a día.
35:45Su legendaria energía estaba mermando.
35:48Su tez había adquirido un tono cetrino y bajo sus ojos se dibujaban unas ojeras oscuras que ni el maquillaje podía ocultar.
35:54Intentaba disimularlo, apretar los dientes y seguir adelante.
36:01Pero el dolor, la fatiga y el miedo se estaban convirtiendo en compañeros constantes.
36:09Y en la soledad de su habitación, cuando la noche caía sobre la promesa,
36:13Petra se enfrentaba a un terror que nunca antes había conocido.
36:17El terror a su propia fragilidad.
36:18La sombra en su interior crecía, y ella sentía, con una certeza helada, que estaba empezando a consumirla.
Recomendado
1:59
|
A Seguir
1:43
35:32
58:47
53:49
58:47
35:32
55:40
34:47
1:59
35:32
1:49
2:03
57:28
43:34
45:37
44:03
40:44
1:44
36:40
35:32
40:51
42:31
Seja a primeira pessoa a comentar