#avance #semanal #agosto
Una muerte y una grave acusación contra José Luis, avance semanal de ‘Valle Salvaje’ (del 25 al 29 de agosto):
'Valle Salvaje' inicia nueva temporada esta semana con la muerte de uno de sus protagonistas y varias despedidas.
El sol de finales de agosto se cernía sobre Valle Salvaje, pero sus rayos dorados no lograban disipar la gélida tensión que se había instalado en el aire, una neblina invisible pero asfixiante que se adhería a los muros de la Casa Grande y se enredaba en los árboles centenar ...
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#‘ValleSalvaje’, #avance, #semanal(del25, #29, #agosto), #Tragedia, #acusación, #para, #JoséLuis
Una muerte y una grave acusación contra José Luis, avance semanal de ‘Valle Salvaje’ (del 25 al 29 de agosto):
'Valle Salvaje' inicia nueva temporada esta semana con la muerte de uno de sus protagonistas y varias despedidas.
El sol de finales de agosto se cernía sobre Valle Salvaje, pero sus rayos dorados no lograban disipar la gélida tensión que se había instalado en el aire, una neblina invisible pero asfixiante que se adhería a los muros de la Casa Grande y se enredaba en los árboles centenar ...
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#‘ValleSalvaje’, #avance, #semanal(del25, #29, #agosto), #Tragedia, #acusación, #para, #JoséLuis
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00:00Una muerte y una grave acusación contra José Luis, avance semanal de Valle Salvaje, del 25 al 29 de
00:17agosto. Valle Salvaje inicia nueva temporada esta semana con la muerte de uno de sus protagonistas
00:24y varias despedidas. El sol de finales de agosto se cernía sobre Valle Salvaje, pero sus rayos
00:32dorados no lograban disipar la gélida tensión que se había instalado en el aire, una neblina
00:37invisible pero asfixiante que se adhería a los muros de la Casa Grande y se enredaba
00:42en los árboles centenarios del bosque. Era el presagio de una tormenta, no de agua, sino
00:49de sangre y lágrimas. Una nueva temporada de la vida comenzaba, pero lo haría sobre los
00:55cimientos de una muerte que lo cambiaría todo para siempre.
01:00Lunes, 25 de agosto. El eco de las despedidas. La mañana del lunes nació con una calma engañosa.
01:09El rocío aún temblaba sobre las hojas de los rosales del jardín cuando Julio Gálvez
01:13de Aguirre buscó a su hermano. No lo encontró en sus aposentos, ni en el comedor. Lo halló
01:20donde sabía que estaría, en los establos, cepillando el lomo de un magnífico corcel
01:25negro, el único ser en toda la finca que parecía ofrecerle a Rafael un consuelo sincero.
01:33Tenemos que hablar, la voz de Julio fue un corte seco en el rítmico sonido del cepillo.
01:38Rafael no se detuvo. No tenemos nada de qué hablar, Julio. Ya te lo he dicho. No me iré.
01:47Por el amor de Dios, Rafael. ¿No entiendes la gravedad de la situación? Julio se acercó,
01:53su rostro una máscara de frustración. El duque no lo tolerará. No tolerará esta
01:59afrenta. Te quiere lejos de aquí, lejos de Adriana.
02:02Es por tu bien. Rafael finalmente dejó el cepillo y se giró para encarar a su hermano.
02:10Sus ojos, normalmente llenos de una serena determinación, ahora ardían con una furia
02:16contenida. ¿Por mi bien, o por el tuyo, para que puedas seguir siendo el perro faldero de José
02:23Luis, cumpliendo sus órdenes sin rechistar? No me iré, Julio.
02:28Amo a Adriana y ella me ama a mí. Lucharemos por lo nuestro. No seas ingenuo. Estalló Julio.
02:37No se puede luchar contra él. Te destruirá. Nos destruirá a todos. La discusión subió de tono.
02:44Un torbellino de reproches y advertencias que atrajo a Alejo, el capataz, cuya lealtad se dividía
02:50entre la casa grande y la pequeña, pero cuyo sentido común permanecía intacto.
02:55Señorito Julio, intervino con su voz grave y respetuosa, con su permiso, pero el señorito
03:03Rafael tiene razón en una cosa. Huir y esconderse no es la solución. Quizás, quizás ha llegado el
03:11momento de que usted mismo dé la cara ante el duque. Deje de actuar a su compás, de ser una
03:17marioneta. Hable con él como un igual, no como un subordinado. Julio lo miró, primero con ira por la
03:25intromisión, luego con una vacilante consideración. Las palabras de Alejo, tan sencillas y directas,
03:34habían dado en el clavo de su propia vergüenza. Pero el miedo era un veneno más potente que el
03:41orgullo. Sacudió la cabeza y se marchó, dejando a Rafael y a Alejo en un silencio cargado de incertidumbre.
03:50Mientras los hermanos Galvez de Aguirre libraban su propia batalla, en las entrañas de la casa grande
03:55se gestaba una mucho más letal. Úrsula, sentada frente al tocador de su habitación, observaba su
04:03propio reflejo con una frialdad que helaba la sangre. Había visto la mirada de Adriana, la determinación
04:11en los ojos de Rafael. Sabía que no se rendirían. Las palabras de su tía, la duquesa Victoria, resonaban
04:20en su mente como un mandato divino. Esa relación no puede ser. Hay que pararla, cueste lo que cueste.
04:28Y Úrsula, desesperada por ganarse el favor de su tía, por asegurar su lugar en aquel mundo de
04:34poder y riqueza, había decidido que el coste sería una vida. Hizo llamar a Ana, una de las doncellas
04:42más nuevas y asustadizas. La joven entró en la estancia haciendo una torpe reverencia, con los ojos
04:48fijos en el suelo. Ana, necesito que hagas un recado por mí. Dijo Úrsula, su voz un susurro
04:57meloso que no lograba ocultar el acero que había debajo. Irás al pueblo, a la botica, pero no a la
05:05principal, sino a la que está en el callejón trasero, la del viejo Elías. Le darás esta nota y
05:13este dinero. Te entregará un paquete. No hagas preguntas, no mires dentro. Y sobre todo, no hables
05:20de esto con nadie. ¿Con nadie, me has entendido? Ana asintió, temblando, al tomar la nota y el fajo
05:28de billetes. Sí, señorita Úrsula. Bien. Úrsula se levantó y se acercó a ella, posando una mano en
05:38su hombro. La caricia se sintió como el contacto de una araña. Pero para que entiendas la importancia
05:44de tu silencio. Quiero que sepas para qué es. Es un veneno, muy potente, para acabar con una plaga
05:52que amenaza a esta casa. Los ojos de Ana se abrieron de par en par, el terror puro y absoluto borrando
05:59cualquier otra expresión. B veneno, P pero O. Es para la señorita Adriana. Sentenció Úrsula,
06:08disfrutando del pánico de la doncella. Ella es la plaga. Y tú, mi querida Ana, me ayudarás a
06:16exterminarla. Si hablas, si cometes un solo error, te juro que la primera en probar un veneno similar
06:22serás tú. Y nadie encontrará jamás tu cuerpo. Ahora, vete. Ana salió de la habitación casi corriendo,
06:30con el alma helada y la certeza de que acababa de caer en una trampa mortal. El veneno no era la única
06:37arma que se preparaba aquel día. Julio, carcomido por la impotencia y el miedo, también decidió que
06:44la única salida era un golpe drástico. Envió un mensaje a Adriana y a Rafael. Una cita. Los tres,
06:52cara a cara. Iba a terminar con aquello de una vez por todas, y en su mirada desesperada se reflejaba
06:58la misma peligrosidad que en la de su prima Úrsula. El valle estaba a punto de convertirse en un coto de
07:05caza, y ellos eran las presas. Lejos de aquella red de intrigas, en la casa pequeña, la tristeza
07:14tenía un matiz diferente, más melancólico y profundo. Bernardo, el hombre cuya vida había sido
07:22un constante servicio a los Galvez de Aguirre, se sinceraba con su hija Irene en la quietud de su
07:28pequeño salón. No puedo más, hija. Confesó, su voz rota. Vivir tan cerca de ella, de Bárbara,
07:38y saber que nuestro amor es un imposible. Me está matando por dentro. Cada día es un tormento. Quizá
07:46lo mejor sea que me marche. Que me vaya lejos de valle salvaje, para siempre. Irene lo abrazó,
07:53sintiendo el temblor del cuerpo de su padre. Papá, no digas eso. No puedes irte. Este es
08:01tu hogar. ¿Qué hogar, Irene? Replicó él con amargura. Un hogar donde no puedo ser feliz. Un
08:09hogar donde el hombre al que serví me desprecia y la mujer a la que amo está fuera de mi alcance.
08:15La noticia de la posible partida de Bernardo cayó como una losa sobre Mercedes. Rota de dolor,
08:21buscó refugio en Matilde, la única persona que parecía comprender la profundidad de su sufrimiento.
08:29Se va a ir, Matilde. Sollozó en la cocina, mientras la cocinera le preparaba una tila.
08:38Bernardo se quiere ir, y todo es por mi culpa. Por no haber sido suficiente para él.
08:42No digas eso, Mercedes. La consoló Matilde, rodeándola con sus brazos robustos. No es tu
08:52culpa. El corazón es caprichoso y a veces nos lleva por caminos llenos de espinas. Bernardo te
08:59quiere, a su manera. Pero el amor que siente por la señorita Bárbara es una enfermedad del alma.
09:05Dale tiempo. Pero el tiempo era un lujo que no todos tenían. Victoria, al enterarse de la decisión
09:14de su marido, irrumpió en la casa pequeña como una furia desatada. Encontró a Mercedes en el jardín y
09:22la atacó sin piedad. Eres tú. Le espetó, con el rostro desfigurado por el odio. Tú y tu maldita
09:30incapacidad para retener a un hombre. Bernardo se va por tu culpa. Porque eres una mujer débil e
09:35insignificante. Mercedes, aunque herida, la enfrentó con una dignidad forjada en años de humillaciones.
09:46Se equivoca, señora. Bernardo no se va por mí. Se va por usted. Por su amargura, por su desprecio,
09:52por haber convertido su vida en un infierno. Mírese al espejo, Victoria. De verdad cree que
10:00la única razón que tiene su marido para huir. Es el amor por otra. En la casa grande,
10:08las conversaciones, aunque menos dramáticas, no eran menos importantes. Pedrito, con una
10:16madurez impropia de su edad, abordó a su hermana Bárbara. Hermana, he estado pensando.
10:22En ti y en Leonardo. Sé que lo que pasó fue terrible, pero, si de verdad hay algo entre
10:29vosotros, si crees que tiene alguna posibilidad de arreglarse, tienes que hacerlo ya. Tienes que
10:36hablar con él, solucionar las cosas. De lo contrario, tendrás que olvidarlo para siempre.
10:44No puedes vivir en este limbo, te está consumiendo. Bárbara lo escuchó en silencio,
10:49conmovida por la preocupación de su hermano pequeño. Sus palabras eran un eco de sus propios
10:56pensamientos. ¿Podría perdonar a Leonardo? ¿Podría haber un futuro para ellos? Mientras,
11:03en la zona del servicio, Isabel seguía mirando a Martín con recelo. Su relación con su hermana
11:09Matilde, de la casa pequeña, lo convertía en un elemento sospechoso a los ojos de la estricta
11:14gobernanta. No me fío de ti, Martín. Le dijo, mientras revisaba la platería. Tus lealtades
11:23están divididas. Señora Isabel, le juro que mi única lealtad es a esta casa y a mi trabajo,
11:30suplicó él. Deme una oportunidad para demostrárselo. Por favor, no me despida. La jornada terminaba,
11:40y las piezas del tablero se movían, inexorables, hacia una colisión fatal.
11:47El sol se hundía en el horizonte, tiñendo el cielo de un rojo sangriento, un funesto presagio
11:54de la oscuridad que estaba a punto de devorar valle salvaje. Martes, 26 de agosto. El brindis de la
12:02muerte. El martes amaneció con una atmósfera eléctrica. El aire crepitaba con una tensión
12:10casi palpable. Úrsula y Julio estaban al límite. La farsa, el miedo, la constante presión. Todo había
12:19llegado a un punto de no retorno. Se encontraron en la biblioteca, lejos de oídos indiscretos.
12:26¿Está todo listo? Preguntó Julio, incapaz de mantenerse quieto. Todo listo, confirmó Úrsula,
12:36su calma aterradora en contraste con el nerviosismo de su primo. Los he citado en la casa de caza del
12:43lago, con la excusa de una conversación para poner fin a las hostilidades. Para encontrar
12:50una solución pacífica. ¿Y creerán esa mentira? Dudó Julio. ¿Creerán lo que necesitan creer?
12:56Respondió Úrsula con una sonrisa torcida. Necesitan creer que hay una salida, una esperanza.
13:04Y nosotros se la daremos. Les ofreceremos un brindis. Un brindis por la paz. Julio tragó saliva.
13:12¿Qué? ¿Qué hay exactamente en las copas, Úrsula? Ella lo miró, sus ojos oscuros como pozos sin fondo.
13:21Lo suficiente para solucionar el problema. No necesitas saber más. Solo tienes que seguir el
13:27plan. Asegúrate de que beban. Una duda terrible asaltó a Julio. ¿Hasta dónde llegaban los planes
13:35de su aliada? Habían hablado de asustarlos, de forzarlos a marcharse. Pero la mirada de Úrsula
13:43hablaba de algo mucho más definitivo. Sin embargo, ya era demasiado tarde para echarse atrás. Estaba
13:50atrapado en la telaraña que él mismo había ayudado a tejer. En la cocina, Ana, la doncella,
13:57sentía que el corazón se le iba a salir por el pecho. El pequeño frasco que había comprado en la
14:04botica del viejo Elías pesaba en el bolsillo de su delantal como si contuviera todo el mal del
14:09mundo. Vio a Úrsula deslizarse hacia la bodega y regresar con una botella de vino y cuatro copas de
14:16cristal. La vio manipular una de ellas con una destreza escalofriante. El miedo se convirtió en
14:24pánico. Sabía lo que Úrsula pretendía, y la certeza era una tortura insoportable. Ajeno a todo,
14:32en un rincón apartado del jardín, Rafael y Adriana aceleraban sus propios planes.
14:39Esta noche, mi amor, susurró Rafael, tomando las manos de Adriana entre las suyas.
14:46En cuanto la casa esté en silencio, tengo los caballos listos. Un amigo nos espera al otro
14:52lado de las montañas. Seremos libres, Adriana. Lejos de aquí, nadie podrá hacernos daño. Tengo
15:00tanto miedo, Rafael. Confesó ella, aunque sus ojos brillaban de esperanza.
15:08No temas, mientras estemos juntos, nada malo puede pasar. Nuestro futuro está lejos de
15:13valle salvaje, lejos de todas estas intrigas.
15:19Antes de que llegara la hora de la fatídica cita, Adriana buscó a Luisa, la mujer que había
15:24sido su ancla, su confidente y su figura materna desde que llegó al palacio.
15:31La encontró en el cuarto de costura. Luisa, tengo que despedirme. Dijo con la voz quebrada.
15:39Luisa la miró, y en su sabia mirada no había sorpresa, solo una profunda tristeza.
15:44Lo sabía, tu corazón no pertenece a este lugar, niña, me voy con Rafael. Esta misma noche.
15:55Se abrazaron con fuerza, un abrazo que contenía años de afecto y confidencias.
16:00Ten mucho cuidado, Adriana, le susurró Luisa al oído.
16:04Este lugar, esta familia, están malditos. No te fíes de nadie. Especialmente hoy.
16:13Lo sé, me duele tanto dejarte. No te preocupes por mí. Tú busca tu felicidad. Te la mereces más que
16:19nadie. Ahora vete, antes de que alguien te vea. La tensión también escalaba en otros frentes.
16:28Martín, convencido por las frías palabras de Isabel de que su hermana era la causa de sus
16:33problemas, buscó a Matilde. Por tu culpa me van a echar. La acusó, su voz temblando de rabia y
16:41decepción. Por hablar de más, por tu lealtad a la gente de la casa pequeña. Eres mi hermana,
16:47Matilde. Deberías haberme protegido. Yo no he hecho nada, Martín. Se defendió ella,
16:55dolida. Isabel te tiene entre ceja y ceja porque eres un cabeza loca, no por mí.
17:00La discusión fue agria y dolorosa, abriendo una brecha entre dos hermanos que hasta entonces lo
17:07habían compartido todo. Y entonces, llegó el momento. El sol comenzaba a descender,
17:15pintando el cielo de tonos anaranjados y violetas. La casa de caza junto al lago era un lugar idílico,
17:23un escenario perversamente hermoso para la tragedia que estaba a punto de desatarse.
17:30Úrsula los recibió con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Julio permanecía a su lado,
17:36pálido y tenso. Adriana y Rafael llegaron juntos, cautelosos pero aferrados a la mínima esperanza de
17:44una tregua. Gracias por venir, dijo Úrsula con una voz suave y conciliadora. Sé que las cosas han sido
17:53difíciles, pero somos familia, y creo que es hora de dejar atrás los rencores. Julio y yo hemos hablado,
18:02y entendemos que vuestro amor es inevitable. Adriana y Rafael intercambiaron una mirada de asombro.
18:09¿Era posible? Queremos proponer un brindis. Continuó Úrsula, levantando una bandeja donde
18:16reposaban cuatro copas llenas de un vino tinto, casi negro. Por un nuevo comienzo. Por la paz en
18:23Valle Salvaje. Cogió dos copas y se las ofreció a Adriana y a Rafael. Luego le dio una a Julio y
18:32tomó la última para ella. Este brindis, dijo, alzando su copa, pondrá fin a todo.
18:39Lo prometo. Se miraron unos a otros. La tensión era insoportable. Rafael, queriendo creer en aquella
18:47repentina paz, queriendo sellar el fin de la guerra para poder marcharse con Adriana sin más enemigos
18:52a sus espaldas, fue el primero en levantar la copa. Por la paz, dijo, su voz resonando en el silencio.
19:02Adriana lo imitó, con el corazón encogido por un mal presentimiento que no podía explicar.
19:07Julio levantó su copa con mano temblorosa. Úrsula sonreía. Salud, dijo ella. El cristal
19:16tintineó con acento agudo. Bebieron, o, al menos, tres de ellos lo hicieron. Rafael
19:25bebió un largo sorbo, sediento de esperanza. Adriana apenas mojó sus labios, su instinto
19:33gritándole que algo iba terriblemente mal. Julio imitó el gesto, pero apenas tragó. Y entonces,
19:41todo explotó. Rafael abrió los ojos de par en par.
19:47Una expresión de terrible sorpresa cruzó su rostro. Se llevó la mano al pecho, su garganta
19:52emitiendo un sonido ahogado, incomprensible. La copa se le resbaló de los dedos y se hizo
19:59añicos contra el suelo de piedra. Rafael. ¿Qué te pasa? Gritó Adriana, corriendo hacia él. Él la
20:08miró, sus ojos ya vidriosos, intentando decir su nombre. Se tambaleó, su cuerpo convulsionando
20:16violentamente. Y luego, se desplomó. Cayó al suelo como un árbol talado, su cuerpo inerte y sin vida.
20:23El silencio que siguió fue más atronador que cualquier grito. Adriana se arrodilló junto a
20:30él, sacudiéndolo, gritando su nombre una y otra vez, con el rostro bañado en lágrimas.
20:38Julio miraba la escena, paralizado por el horror, comprendiendo al fin la verdadera dimensión del
20:43plan de Úrsula. Y Úrsula. Úrsula observaba el cuerpo de Rafael con una expresión imperturbable,
20:52la copa aún en su mano, como una sacerdotisa contemplando su sacrificio.
20:59El brindis había puesto fin a todo, tal y como había prometido. Y con esa muerte fulminante,
21:05el destino de Valle Salvaje se había quebrado para siempre.
21:10Miércoles, 27 de agosto. El manto del luto. Valle Salvaje se tiñó de luto. La noticia de la
21:18muerte de Rafael Gálvez de Aguirre cayó como una guillotina sobre la finca, segando la normalidad
21:23y dejando en su lugar un páramo de conmoción y dolor. La tercera temporada de sus vidas arrancaba
21:30con un golpe brutal, una herida abierta que supuraba incredulidad. La casa grande se convirtió en un
21:38mausoleo. El cuerpo de Rafael fue trasladado a su habitación, y desde allí, una ola de pesar se
21:44extendió por cada pasillo, cada estancia. El duque José Luis recibió la noticia en su despacho. No
21:51lloró, su dolor se manifestó como una furia helada, un endurecimiento de sus facciones que
21:56lo convirtió en una estatua de granito. Victoria, por su parte, se derrumbó en un llanto histérico,
22:04un torrente de gritos y lamentos que resonaban por la planta noble, aunque en su dolor había más
22:09de rabia por la afrenta a su familia que de amor genuino por el sobrino caído. El eco de la tragedia
22:16llegó a la casa pequeña, a los campos, a la cocina. Desde los señores hasta el último mozo
22:22de cuadra, todos compartían el mismo sentimiento, un desconcierto absoluto. Nadie entendía qué había
22:30pasado. Se hablaba de un ataque al corazón, de un mal súbito, pero en los susurros de los
22:36criados flotaba una palabra más oscura, veneno. El ambiente en el palacio era más sombrío que
22:43nunca. Adriana estaba catatónica. La habían llevado a su cuarto, donde permanecía sentada
22:49en el borde de la cama, con la mirada perdida en el vacío, las lágrimas secas en sus mejillas
22:54pálidas. Había gritado hasta quedarse sin voz, había luchado hasta que le fallaron las fuerzas.
23:04Ahora solo quedaba un silencio desolador, el silencio de un futuro aniquilado. Pero no todos
23:10estaban a oscuras. No todos estaban sumidos en la ignorancia. Ana, la doncella, se encerró en su
23:19diminuto cuarto del ático. Temblaba de pies a cabeza, vomitando el poco alimento que había
23:25probado en el almuerzo. Ella sabía lo que había pasado. Ella había comprado el arma. Conocía los
23:33detalles, el rostro del verdugo. Úrsula y Julio, cómplice con su silencio y su presencia, la joven se
23:42enfrentaba a la decisión más importante de su vida. Un abismo se abría ante ella. A un lado,
23:50el silencio. Callar, obedecer la amenaza de Úrsula, y vivir para siempre con el peso de un
23:56muerto en su conciencia, con el miedo constante a ser la siguiente. Al otro lado, la verdad. Atreverse
24:04a contar todo lo que sabía, a señalar a los culpables. Pero, ¿quién le creería a una simple
24:12criada contra la sobrina de la duquesa? Sería su palabra contra la de ellos. Y sabía, con una
24:20certeza aterradora, que si hablaba, su vida no valdría nada. Cueste lo que cueste, había dicho
24:27Úrsula. Y Ana sabía que el coste de la verdad podría ser su propia vida. En medio de tanta
24:34oscuridad, un pequeño e inesperado rayo de luz intentaba abrirse paso. La tragedia, como a menudo
24:42sucede, actuó como un catalizador, removiendo conciencias y ablandando corazones endurecidos.
24:50Bárbara, la hermana de Adriana, que había visto el estado de absoluta devastación en el que había
24:55quedado su hermana, sintió como algo se rompía dentro de ella. El odio, la envidia, los celos,
25:04todo parecía insignificante ante la brutalidad de la muerte. Quizás fueron las palabras de su hermano
25:11Pedrito, o quizás el crudo espectáculo del dolor ajeno, pero algo empezó a cambiar en su interior.
25:19Buscó a Irene, la hija de Bernardo, a quien siempre había tratado con una mezcla de desdén y
25:24condescendencia. Irene, comenzó, su voz inusualmente suave. Siento mucho lo que ha pasado. Sé que
25:33Rafael. Que él era, bueno. Irene la miró, sorprendida por aquella aproximación. Gracias,
25:41señorita Bárbara. Es una tragedia para todos. No fue una conversación larga, pero fue un comienzo.
25:49Un puente tendido sobre un abismo de resentimiento. Más tarde, Bárbara vio a Leonardo a lo lejos. Él
25:57estaba supervisando a los jornaleros, con el rostro sombrío y la mirada perdida. Por primera
26:04vez en mucho tiempo, no sintió ir al verlo, sino una punzada de algo parecido a la empatía.
26:10Se acercó a él, un gesto que habría sido impensable el día anterior. Leonardo. Él se
26:18giró, su expresión de sorpresa mezclada con cautela.
26:24Bárbara. Solo quería decirte que lo siento, por todo, por lo de Rafael, y por lo nuestro.
26:32Quizás, quizás mi hermano tenía razón. Quizás es hora de dejar de pelear. Leonardo la observó,
26:38intentando descifrar si aquello era una tregua genuina o una nueva trampa de su carácter
26:43impredecible. Pero en los ojos de Bárbara vio una vulnerabilidad que no había visto antes. La
26:51muerte había sacudido los cimientos de su mundo, y en las grietas, algo nuevo y frágil comenzaba a
26:56brotar. El inicio de una nueva etapa, quizás, nacida de las cenizas de una vida perdida. Jueves,
27:0528 de agosto. El funeral y las acusaciones. La tragedia de la casa grande seguía supurando,
27:14infectando cada rincón de valle salvaje. Con el cuerpo de Rafael aún de cuerpo presente,
27:21las preguntas comenzaron a surgir, primero en susurros, luego en conversaciones abiertas.
27:26¿Qué había pasado en realidad? ¿Un simple desvanecimiento? Imposible en un hombre tan joven
27:33y fuerte. ¿Un accidente? ¿O había sido un asesinato? La última pregunta flotaba en el aire,
27:40venenosa y persistente. ¿Y si era un asesinato, quién era el culpable? José Luis, el duque, lo tenía
27:49claro. O, al menos, creía tenerlo. En su mente, enturbiada por el odio y los prejuicios,
27:58solo había un culpable posible. Reunió a Julio y a Victoria en su despacho. Su voz era un témpano
28:06de hielo. Fue él. Sentenció, sin preámbulos. ¿Él? ¿Quién? José Luis. Preguntó Victoria,
28:15enjugándose una lágrima inexistente. Bernardo. Escupió el duque el nombre como si fuera una
28:21maldición. ¿O la gente de la casa pequeña? Mercedes. Alejo. Siempre han odiado a nuestra
28:29familia. Siempre han codiciado lo que es nuestro. Rafael era fuerte, un galvez de aguirre de verdad.
28:36Y lo han quitado de en medio. Padre, eso es una locura. Intervino Julio, con el rostro pálido de
28:44pavor. La acusación era tan descabellada que por un momento olvidó su propia culpa. Bernardo no haría
28:53algo así. Cállate. Rugió el duque. Tú no sabes nada, no ves la maldad que nos rodea. Pero yo sí,
29:01y juro por la memoria de mi sobrino que pagarán por esto. La acusación, infundada y cruel,
29:09encendió aún más la tensión entre las dos casas. Y el duque no tardó en materializar su odio.
29:16Llegó el momento del funeral. Un evento sombrío y opresivo celebrado en el gran salón de la Casa
29:21Grande, convertido en una capilla ardiente improvisada. El ataúd de caoba reposaba en el
29:29centro, rodeado de coronas de flores que no lograban ocultar el hedor a muerte y a injusticia.
29:36Mercedes y Alejo, representando a la casa pequeña y a todos los trabajadores que apreciaban a Rafael,
29:42se acercaron a la entrada principal. Pero el duque en persona les cerró el paso.
29:49Ustedes no son bienvenidos aquí. Dijo, su voz baja y amenazante.
29:53No permitiré que manchen la memoria de mi sobrino con su hipócrita presencia. Fuera de mi casa.
30:02Don José Luis, por favor, suplicó Mercedes, con los ojos llenos de lágrimas. Solo queremos
30:09presentar nuestros respetos. Rafael era un buen hombre. Fuera. Repitió él, con una ferocidad que
30:17los hizo retroceder. Y que esto les sirva de advertencia. La humillación pública fue devastadora.
30:25Mercedes y Alejo se retiraron con el corazón encogido, mientras en el interior, la ceremonia
30:31continuaba, cargada de una tristeza teñida de resentimiento y falsedad. En medio de este
30:38ambiente irrespirable, doña Amanda, la madre de Leonardo, tomó una decisión. Reunió a su hijo,
30:46a Bárbara y a Irene en la salita. Hijos míos. Anunció con su característica serenidad, aunque sus
30:53ojos reflejaban el dolor de los últimos días. He decidido marcharme de Valle Salvaje. Mi tiempo
31:00aquí ha terminado. Siento que ya no pinto nada en este lugar, y más ahora, con la familia atravesando
31:06un momento tan delicado. Su anuncio fue una sorpresa. Leonardo intentó disuadirla, pero la
31:14decisión de su madre era firme. Su partida, en cierto modo, era un símbolo. La marcha de la
31:22sensatez en un mundo que se precipitaba hacia la locura. Y quizás, también, una señal de que era
31:30hora de que la nueva generación, Bárbara, Leonardo e Irene, comenzaran a limar sus asperezas por sí
31:37mismos, sin su influencia mediadora. Mientras tanto, en las cocinas, la vida, o al menos sus
31:45pequeñas intrigas, seguía su curso. Francisco, uno de los lacayos, vio en la tragedia una
31:54oportunidad. Con Martín distraído y deprimido por la pelea con su hermana y el ambiente general,
31:59Francisco intensificó sus esfuerzos por ganarse el favor de Pepa, la pizpireta ayudante de cocina.
32:07No te preocupes por Martín, Pepa, le decía con zalamería. Últimamente está muy raro,
32:14siempre metido en líos. No es un hombre en el que se pueda confiar. Martín, que pasaba por allí,
32:21lo escuchó. La traición de su amigo fue la gota que colmó el vaso. Se enfrentaron allí mismo,
32:30entre los fogones, un choque de empujones y palabras airadas que amenazó con romper la
32:35única amistad verdadera que Martín creía tener en la casa grande. El veneno no solo mataba,
32:43también corrompía todo lo que tocaba. Viernes, 29 de agosto, el desmoronamiento del duque.
32:49La semana se despedía de valle salvaje, dejando tras de sí una estela de muerte y desolación.
32:58Pero la tormenta no había meinado. El viernes trajo consigo un nuevo relámpago,
33:03uno que apuntaba directamente al corazón del poder, José Luis Gálvez de Aguirre.
33:10El hombre que se creía intocable, el duque y señor de todo cuanto abarcaba la vista,
33:15vio como el imperio que había levantado con mano de hierro comenzaba a tambalearse.
33:19Todo comenzó con la llegada del sargento de la guardia civil. No vino solo,
33:25lo acompañaban dos agentes, y su presencia en la puerta de la casa grande no era de cortesía.
33:33Pidieron hablar con el duque a solas. La reunión en el despacho fue breve,
33:37pero sus consecuencias fueron sísmicas.
33:42José Luis recibió una acusación, una muy grave, no era una sospecha, sino una denuncia formal.
33:49Y aunque los detalles no trascendieron de inmediato, el rostro ceniciento del duque al salir del despacho lo decía todo.
33:56Por primera vez en muchos años, José Luis tenía miedo. ¿Estaba relacionada la acusación con la reciente tragedia?
34:06Era posible.
34:09Pero los motivos no faltaban, los frentes abiertos eran demasiados.
34:13El pasado del duque era un campo minado de venganzas pendientes.
34:16Podría ser Adriana, que nunca había dejado de acusarlo en privado por la muerte de su padre, Evaristo.
34:26Quizás había encontrado una prueba.
34:28Podría ser la guerra sucia que mantenía contra Bernardo y Mercedes,
34:32que podría haberle llevado a cometer una imprudencia fatal.
34:37O quizás tenía que ver con la oscura y violenta relación que lo unía a Atanasio, el matón del pueblo.
34:42O, peor aún, con uno de los grandes y terribles secretos que compartía con su propia esposa, Victoria.
34:54Cualquiera de sus enemigos podría haber movido ficha.
34:57Y esa ficha amenazaba con un jaque mate.
35:01Se avecinaban malos tiempos para los Galvez de Aguirre.
35:04El patriarca estaba herido, y los tiburones empezaban a oler la sangre en el agua.
35:08Mientras el mundo del duque se desmoronaba, en un rincón más tranquilo de la casa, Amanda preparaba su equipaje.
35:20Antes de marcharse, buscó a su hijo Leonardo para tener una última conversación.
35:25Lo encontró en los jardines, precisamente cerca de Bárbara,
35:29que parecía buscar su compañía con una timidez nueva en ella.
35:32Amanda los observó un instante.
35:36Aunque la actitud de la joven parecía estar cambiando, una madre siempre alberga dudas.
35:43—Leonardo, hijo, ¿podemos hablar un momento? —pidió.
35:47Se apartaron unos pasos.
35:49—Sé que las cosas entre vosotros están mejorando.
35:52Comenzó Amanda con delicadeza.
35:54—Y me alegro, pero sigo preocupada.
35:58El carácter de Bárbara es... volátil.
36:01Temo que pueda traerte más dolor que felicidad a largo plazo.
36:06Leonardo suspiró.
36:07Sabía que su madre tenía razón en preocuparse.
36:10Había guardado demasiados secretos,
36:12y esos secretos habían alimentado la desconfianza y el conflicto entre él y Bárbara.
36:17Por primera vez, sintió la necesidad de sincerarse,
36:22de descargar el peso que llevaba dentro.
36:27—Madre, hay cosas que no te he contado.
36:29Cosas que explican por qué actué como lo hice.
36:34¿Por qué me alejé de ella cuando más me necesitaba?
36:37Y entonces, Leonardo se abrió.
36:39Le confesó el duro enfrentamiento que tuvo con don Hernando,
36:43el padre de Bárbara, semanas antes de su muerte.
36:48Le contó cómo descubrió los planes del marqués de secuestrar a su propio nieto,
36:52a Pedrito, para alejarlo de la influencia de la casa grande.
36:58—Me enfrenté a él, madre.
37:00Dijo Leonardo, su voz cargada de la angustia del recuerdo.
37:06Lo amenacé.
37:07Le dije que no permitiría que le hiciera daño al niño.
37:10Y él, él me amenazó a mí.
37:13Me dijo que si abría la boca, me destruiría.
37:16Que usaría todo su poder para arruinarme,
37:18para asegurarse de que nunca más pudiera levantar cabeza en este valle.
37:24Amanda escuchaba, horrorizada y conmovida.
37:27—Oh, hijo mío.
37:29¿Por qué no me lo dijiste?
37:32Por miedo, por orgullo, tomé decisiones equivocadas.
37:36Creí que la mejor forma de proteger a Bárbara y a Pedrito era alejarme,
37:40convertirme en alguien que ella no pudiera amar.
37:42Pero solo conseguí hacerle daño.
37:46Ese último choque con el marqués.
37:48Me rompió, y me llevó a cometer errores que casi nos separan para siempre.
37:54Confesar aquello fue un alivio inmenso.
37:56Pero mientras hablaba, Leonardo se dio cuenta de que solo había contado una parte.
38:00El enfrentamiento con Hernando había tenido consecuencias aún más graves,
38:07secretos más oscuros que aún guardaba bajo llave en su alma.
38:12Amanda lo miró, sus ojos de madre intuyendo que todavía había más.
38:16Leonardo.
38:18¿Eso es todo?
38:18¿Hay algo más que deba saber?
38:22Él la miró.
38:23El sol de la tarde se filtraba entre las hojas,
38:26iluminando las motas de polvo en el aire.
38:27A lo lejos, vio a Bárbara esperándolo.
38:33Por un lado, ansiaba contarle toda la verdad a su madre,
38:36liberar el último de sus demonios.
38:40Por otro, temía que esa verdad fuera demasiado terrible,
38:44que lo destruyera todo de una vez por todas.
38:48Abrió la boca para hablar,
38:50para confesar el último y más oscuro de sus secretos.
38:53Pero el sonido de la campana llamando a la cena interrumpió el momento.
38:56El secreto quedó suspendido en el aire.
39:00Una bomba de relojería esperando el momento justo para estallar y arrasar
39:04con lo poco que quedaba en pie en el devastado paisaje de Valle Salvaje.
39:10La semana terminaba,
39:11pero la verdadera oscuridad no había hecho más que...
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