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#LaPromesa #avance #capítulo
Curro contra Lorenzo: Ángela desaparece y Manuel despega
Ángela no pasó la noche en el palacio y el pánico estalla en La Promesa. Cristóbal organiza la búsqueda… pero aparta a Curro, encendiendo su rabia. Mientras Manuel decide jugarse el todo por el todo y sobrevolar la zona en aeroplano con Enora, los nobles cierran filas y se niegan a negociar, dejando a los Luján al borde del abismo. Catalina endurece su postura y Alonso intenta un nuevo acercamiento con el barón de Valladares. Entre tanto, ...
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#LaPromesa, #avance, #capítulo, #666Curro, #contraLorenzoÁngela, #desaparece, #Manuel, #despega
Transcripción
00:00Curro contra Lorenzo. Ángela desaparece y Manuel despega. Ángela no pasó la noche en
00:11el palacio y el pánico estalla en la promesa. Cristóbal organiza la búsqueda, pero aparta
00:17a Curro, encendiendo su rabia. Mientras Manuel decide jugarse el todo por el todo y sobrevolar
00:23la zona en aeroplano con Enora, los nobles cierran filas y se niegan a negociar, dejando
00:29a los Luján al borde del abismo. Catalina endurece su postura y Alonso intenta un nuevo
00:35acercamiento con el varón de Valladares. Entretanto, Toño y Simona se reconcilian,
00:42complicando aún más a Enora, que exige claridad. Curro, al límite, encara a Lorenzo. Él lo niega,
00:51pero ante Leocadia ya no es tan tajante. ¿Fue Lorenzo quien hizo desaparecer a Ángela? ¿Qué
00:58verá Manuel desde el cielo? Martes 2 de septiembre. Un capítulo donde cada silencio puede delatar a un
01:04culpable. El alba del 2 de septiembre se derramó sobre los tejados de la promesa como una acuarela
01:11pálida, teñida de grises y malvas. Era una de esas mañanas en las que el silencio parece tener
01:19peso. Una quietud que precede no a la paz, sino a la tormenta. En los pasillos del servicio,
01:27el primer murmullo de actividad comenzó como siempre. Un ritual coreografiado por décadas
01:32de servidumbre. El chasquido de la leña en el fogón de las cocinas, el tintineo de la loza,
01:39el suave roce de los uniformes almidonados. Pero en esa sinfonía matutina faltaba una nota. Una
01:47ausencia tan sutil al principio que nadie la percibió conscientemente. Era un vacío que,
01:54como una grieta en un cristal, estaba destinado a expandirse hasta quebrar la frágil normalidad
01:59del palacio. Fue Leocadia, la doncella de más edad, cuyos ojos habían visto pasar generaciones
02:07de señores y sirvientes, la primera en sentir la discordancia. Su rutina la llevaba al amanecer
02:14al pequeño cuarto que compartía Ángela, no por obligación, sino por un afecto casi maternal que
02:20había desarrollado por la joven. Ángela, con su espíritu vivaz y su risa fácil, era un pequeño
02:28faro de luz en la a menudo sombría existencia del servicio. Leocadia llamó suavemente a la puerta,
02:35una costumbre para no sobresaltarla. Ángela, hija. Es hora de levantarse, el sol no espera a nadie,
02:44ni siquiera a las más bellas. No hubo respuesta. El silencio que le devolvió la puerta de madera
02:51era más profundo de lo normal. No era el silencio de una joven dormida, sino el silencio de la ausencia.
02:59Leocadia frunció el ceño, volvió a llamar, esta vez con un toque más firme en la madera.
03:06Ángela, ¿estás despierta? El silencio persistió, una hebra de inquietud, fina pero helada, se deslizó
03:13por la espina dorsal de Leocadia. Con la familiaridad que le daban los años, giró el pomo y abrió la
03:19puerta. La habitación estaba inmaculada, ordenada con la pulcritud característica de Ángela.
03:25Pero la cama, con sus sábanas estiradas y su colcha perfectamente doblada a los pies,
03:32estaba intacta. No había sido usada, el lecho estaba tan frío y liso como si nadie hubiera
03:39dormido en él. El corazón de Leocadia dio un vuelco. Recorrió la pequeña estancia con la mirada. El
03:47modesto vestido de Ángela para el día anterior estaba colgado en el armario. Pero su chal, el que
03:52siempre usaba para salir al jardín en las noches frescas, no estaba. Tampoco sus botas
03:59más resistentes, un mal presentimiento, denso y oscuro como la melaza, comenzó a ahogarla.
04:05Salió de la habitación a paso rápido, su rostro, normalmente sereno, ahora una máscara de preocupación.
04:16Encontró a Pía en el pasillo principal del servicio, revisando una lista de tareas.
04:23Señora Pía, la voz de Leocadia sonó extraña, más aguda de lo habitual. Disculpe que la moleste
04:30tan temprano. ¿Qué ocurre, Leocadia? Pareces haber visto un fantasma. Es Ángela. No ha pasado
04:37la noche en su cuarto. Su cama está sin tocar. Pía Adarre, el ama de llaves, levantó la vista de
04:45sus papeles, y la eficiencia profesional en su mirada fue reemplazada por una alarma instantánea.
04:52Conocía a su personal. Conocía a Ángela. La muchacha no era de las que rompían las reglas,
04:57y mucho menos de las que desaparecían sin decir una palabra. ¿Estás segura? Preguntó Pía,
05:04aunque ella sabía la respuesta. Leocadia no era mujer de alarmismos.
05:10Completamente, señora. Fui a despertarla como cada mañana. La cama está hecha. Es como si nunca
05:16hubiera vuelto anoche. La noticia se extendió por las entrañas de la promesa con la velocidad del
05:22fuego en un pájar. Primero fue un susurro entre doncellas, luego un murmullo preocupado en las
05:30cocinas, donde Simona y Toño detuvieron su preparación del desayuno, intercambiando miradas
05:36cargadas de temor. En cuestión de minutos, el rumor ascendió por las escaleras, cruzando la
05:43invisible pero infranqueable barrera que separaba al servicio de los señores. Cuando Pía, con el rostro
05:50grave, informó a los marqueses de Luján durante su desayuno. La reacción fue una mezcla de
05:55incredulidad y creciente ansiedad. Alonso, el marqués, dejó su taza de café en el platillo
06:02con un golpe seco. ¿Desaparecida? ¿Qué quieres decir con desaparecida, Pía? La gente no se desvanece
06:09sin más. No lo sabemos, señor marqués. Simplemente no está. Nadie la ha visto desde la cena de anoche.
06:16Hemos buscado en cada rincón del área de servicio, en los jardines cercanos. Nada.
06:25La preocupación era un virus que infectaba a todos. Para algunos, como Yana, era la angustia
06:30por una amiga. Para Manuel, el joven marqués, era una punzada de responsabilidad y afecto
06:37por alguien a quien consideraba parte de la familia extendida del palacio. Para Curro,
06:43sin embargo, la noticia no fue una punzada. Fue una daga de hielo que se le clavó directamente
06:49en el pecho, dejándolo sin aire.
06:54Curro se enteró mientras cruzaba el gran salón. Escuchó a su hermana Catalina hablando
06:58en voz baja y urgente con su padre.
07:03La palabra Ángela y desaparecida flotaron en el aire y lo golpearon con la fuerza de un
07:07puño. Se quedó paralizado, el color drenándose de su rostro. Ángela, su Ángela, la chica
07:15con la que compartía risas robadas en el jardín, cuyas miradas le prometían un mundo
07:20lejos de la rigidez de su propia vida. Un torbellino de pánico y furia se desató
07:26en su interior. No podía ser, tenía que haber una explicación.
07:30Mientras el caos comenzaba a organizarse, una nueva figura se adelantó para tomar el
07:37control. Cristóbal, el mayordomo recientemente contratado, cuya presencia era tan imponente
07:44como su eficiencia, apareció en el salón principal. Su rostro era una máscara de calma
07:51profesional, pero sus ojos evaluaban la situación con una frialdad calculadora.
07:55Señores, si me lo permiten, dijo con voz firme y clara, acallando los murmullos.
08:04Lo primero es la organización. No podemos correr en círculos. Dividiremos el palacio
08:10y los terrenos en sectores. Cada grupo tendrá un líder y una zona asignada. Revisaremos cada
08:17habitación, cada cobertizo, cada rincón del bosque cercano.
08:20Alonso asintió, agradecido de que alguien tomara las riendas con tal autoridad. Proceda,
08:28Cristóbal. Movilice a todo el personal disponible. Cada segundo cuenta. Cristóbal comenzó a dar
08:36órdenes con la precisión de un general de campo. Asignó a Rómulo un grupo para el
08:42ala este, a pía el ala oeste, y a varios lacayos y guardias los terrenos del norte y del
08:47sur. Los nombres y las tareas salían de su boca con una fluidez impresionante. Curro
08:54se acercó, con el corazón martilleándole en las sienes, la adrenalina corriendo por
08:59sus venas.
09:02Cristóbal, yo iré con el grupo que registrará el bosque del río. Conozco esa zona mejor que
09:07nadie.
09:08Sé dónde podría haberse refugiado si, si tuvo un accidente. La mirada que Cristóbal
09:15le dirigió fue gélida, desprovista de cualquier empatía. Lo midió de arriba abajo, como si
09:22evaluara una pieza de mobiliario defectuosa. Usted no irá a ninguna parte, señorito Curro.
09:27La frase cayó como una losa de granito en el salón. Curro parpadeó, incrédulo, como
09:35dice, ¿de qué está hablando? Ángela ha desaparecido. Tengo que ayudar a buscarla. Mi decisión
09:42es firme. Replicó Cristóbal, su tono tan cortante como el filo de una navaja. Su estado
09:49emocional no es el adecuado para una búsqueda sistemática. Sería un estorbo, no una ayuda.
09:55Se quedará en el palacio. La incredulidad de Curro se transformó en una rabia incandescente.
10:03¿Un estorbo, él, cuando cada fibra de su ser gritaba la necesidad de encontrarla?
10:10Usted no tiene ningún derecho a apartarme. Espetó, dando un paso al frente, su cuerpo
10:15tenso como un resorte.
10:19Soy el sobrino del marqués. Y me importa lo que le haya pasado a Ángela más de lo que
10:23usted pueda imaginar. Precisamente por eso, dijo Cristóbal, sin alzar la voz, lo que hacía
10:32sus palabras aún más hirientes. Su implicación personal nubla su juicio. La búsqueda requiere
10:39cabezas frías. Usted permanecerá aquí. Es mi última palabra. Se giró, dejando a Curro
10:47plantado en medio del salón, humillado y furioso, mientras el resto del mundo se movilizaba.
10:54Vio a Manuel ponerle una mano en el hombro a Cristóbal, discutiendo en voz baja, pero
10:59el mayordomo simplemente negó con la cabeza, inamovible.
11:04La decisión era drástica, ilógica, cruel. Y para Curro, era la primera señal de que
11:09algo mucho más siniestro se escondía detrás de la desaparición de Ángela. Se sentía como
11:16un león enjaulado, obligado a observar desde la distancia mientras la persona que más le
11:20importaba estaba en peligro. La frustración era un veneno que le quemaba por dentro, y
11:27su impotencia se solidificó en una sospecha fría y dura, dirigida hacia la única persona
11:32en la promesa capaz de una crueldad tan calculada. Lorenzo, el capitán de la mata.
11:37Mientras tanto, en las cocinas, el epicentro emocional del servicio, la noticia había
11:44caído como una bomba. El trabajo continuaba por pura inercia, pero el aire estaba cargado
11:50de una tensión casi insoportable. Simona, con los ojos enrojecidos, pelaba patatas con
11:58una ferocidad mecánica, cada golpe del cuchillo una pequeña explosión de su angustia. Toño,
12:05el nuevo cocinero, la observaba desde el otro lado de la gran mesa de madera, su corazón
12:11encogido por verla sufrir. En los últimos tiempos, un frágil puente se había reconstruido
12:17entre ellos. Después de meses de desconfianza y rencores, habían encontrado un terreno común
12:23en la soledad compartida y el afecto latente que se negaba a morir. Esa misma mañana, antes
12:30de que la noticia estallara, habían compartido un momento de paz inusual.
12:37Toño le había preparado un café exactamente como a ella le gustaba, con una pizca de canela,
12:42un detalle que recordaba de antaño.
12:44Gracias, Toño. Había dicho ella, su voz suave, casi un susurro. No es nada, Simona.
12:55Me gusta verte, bueno, me gusta verte. Se habían mirado, y en ese instante, las murallas que
13:01ambos habían levantado parecieron desmoronarse un poco. Fue una reconciliación silenciosa,
13:08no de amantes, sino de almas gemelas que se habían perdido y por fin encontraban el camino
13:13de vuelta. Pero esa paz recién descubierta estaba a punto de ser puesta a prueba. En
13:20hora, la joven y apasionada ayudante de cocina, entró como un torbellino, con el rostro encendido
13:26por una mezcla de preocupación por Ángela y una tormenta personal que llevaba gestándose
13:30días. Su relación con Toño era un complejo baile de atracción y frustración. Ella veía
13:38en él a un hombre bueno, pero un hombre herido, cuya lealtad a Simona era un muro que ella
13:43no sabía cómo escalar. Al verlos juntos, tan cerca, compartiendo una mirada que ella
13:50no podía descifrar pero que sentía excluyente, su propia inseguridad se encendió.
13:57Ignorando la crisis que los envolvía, se dirigió directamente a Toño, su voz un siseo bajo y
14:03urgente. ¿Podemos hablar? A solas. Toño, sorprendido por su intensidad, miró a Simona,
14:11quien simplemente asintió y se concentró de nuevo en su trabajo, dándoles una falsa privacidad.
14:18Salieron al patio trasero, donde el aire de la mañana era fresco y olía a tierra húmeda.
14:23¿Qué pasa, Enora? ¿Son noticias de Ángela? No, Toño, no es sobre Ángela. Aunque también
14:31me muero de miedo por ella. Dijo, cruzándose de brazos.
14:37Es sobre nosotros, sobre ti, te vi ahí dentro con ella. ¿Con Simona? Estábamos hablando,
14:43eso es todo. Estamos todos preocupados. No me mientas, Toño. No me trates como si fuera
14:49tonta. Replicó ella, su voz temblando de emoción contenida.
14:56No era solo preocupación, había algo más, lo mismo que hay siempre entre vosotros.
15:02Un lenguaje secreto que yo no entiendo. Toño suspiró, pasándose una mano por el pelo.
15:09Se sentía atrapado, dividido entre el afecto profundo y complicado que sentía por Simona y la
15:14nueva y excitante conexión que tenía con Enora. Simona y yo hemos pasado por mucho. Es complicado.
15:22Pues déjalo de complicar. Exclamó Enora, golpeando la pared de piedra con el puño.
15:29Si de verdad quieres que lo nuestro funcione, si de verdad sientes algo por mí, necesito más que esto.
15:37Necesito que seas sincero. Necesito que seas transparente. No quiero ser la mujer que espera
15:42que resuelvas tus fantasmas. Quiero que los enfrentes conmigo, o que la elijas a ella de
15:49una vez por todas y me dejes en paz. La crudeza de sus palabras lo golpeó. Enora le estaba presentando
15:56un ultimátum, uno que él no estaba seguro de poder afrontar, especialmente no en ese momento.
16:04La desaparición de Ángela había magnificado todas las emociones en el palacio, y su propio drama
16:09personal se sentía a la vez insignificante y abrumadoramente pesado.
16:15Enora, yo, te aprecio. De verdad, pero ahora no es el momento. Ángela, siempre habrá una excusa,
16:22¿verdad, Toño? Le interrumpió ella, con lágrimas de frustración brillando en sus ojos.
16:30Primero era tu pasado, ahora es esto. Piénsalo bien, porque no voy a esperar eternamente.
16:35Se dio la vuelta y volvió a entrar en las cocinas, dejando a Toño solo en el patio,
16:42con el corazón hecho un nudo. La reconciliación con Simona le había traído una pizca de paz,
16:49pero ahora esa misma paz había provocado una guerra en otro frente. Su vida sentimental era
16:55un campo de minas, y no sabía cómo dar el siguiente paso sin que todo le explotara en la cara.
17:00En el hangar, el olor a aceite y a combustible era un bálsamo para Manuel. El aeroplano,
17:08su magnífica máquina de libertad, era su único refugio en un mundo que a menudo lo asfixiaba.
17:15Las batidas a pie por los inmensos terrenos de la promesa se estaban revelando inútiles.
17:19Los guardias y el servicio peinaban el bosque, los campos y las orillas del río,
17:27pero no encontraban ni rastro, ni una huella, ni un trozo de tela.
17:33La desesperación era un monstruo que crecía con cada hora que pasaba. Manuel observaba los
17:38mapas extendidos sobre una mesa de trabajo, sintiendo la misma impotencia que consumía
17:43curro. Desde el suelo, la búsqueda era como buscar una aguja en un pájar. Pero desde el aire,
17:51desde el aire, la perspectiva era diferente. Podría cubrir kilómetros en minutos. Podría
17:58ver patrones que eran invisibles desde abajo. Una idea audaz y desesperada comenzó a tomar forma
18:05en su mente. Regresó al palacio a grandes zancadas. Encontró a sus padres y a Catalina en el despacho,
18:13la atmósfera cargada por una tensión que iba más allá de la desaparición de Ángela.
18:19Padre, las batidas no están funcionando. Quiero coger el aeroplano. Puedo sobrevolar toda la finca y
18:25las tierras colindantes. Si Ángela está herida en algún campo abierto o cerca del río, la veré desde el cielo.
18:35Alonso lo miró, su rostro demacrado por la preocupación. La idea era arriesgada,
18:40pero se estaban quedando sin opciones. Es peligroso, Manuel, y necesitas a alguien que
18:47te ayude a otear el terreno. No puedes pilotar y buscar al mismo tiempo. Antes de que nadie pudiera
18:53sugerir un nombre, una voz se alzó desde la puerta. Era en hora. Había subido a llevar un poco de té y
19:01había escuchado la conversación. Yo iré con usted, señorito Manuel.
19:07Todos se giraron para mirarla. La joven ayudante de cocina, con su delantal todavía puesto,
19:12parecía pequeña e insignificante en el imponente despacho, pero su mirada era firme y decidida.
19:18Tengo buena vista. Continuó, adelantándose. Y no tengo miedo a las alturas. Quiero ayudar.
19:28Ángela es mi amiga. Manuel la miró, sorprendido y agradecido. Había algo en su determinación que le
19:34inspiraba confianza. Está decidido, entonces, dijo Manuel, antes de que su padre pudiera oponerse.
19:42Prepara el avión. En hora, ven conmigo. El vuelo fue una experiencia sobrecogedora. El motor del aeroplano
19:51rugía, ahogando cualquier posibilidad de conversación trivial. Abajo, el paisaje de la promesa se extendía
19:59como un tapiz de verdes y marrones. Desde esa altura, el palacio parecía una casa de muñecas, y las
20:06pequeñas figuras de los buscadores que peinaban el bosque eran hormigas en una misión imposible.
20:13Manuel mantenía el avión estable, volando en círculos amplios y lentos, mientras en hora,
20:18sentada a su lado, escudriñaba el terreno con una intensidad feroz. Sus ojos, agudos y entrenados
20:26para detectar los detalles más pequeños en la cocina, ahora buscaban una anomalía en el paisaje.
20:32Un trozo de color que no perteneciera allí. El azul del vestido de Ángela contra el verde de la
20:37hierba, la forma de un cuerpo inmóvil. Allí, gritó de repente en hora, señalando hacia una
20:44zona densa de árboles cerca del viejo puente de piedra. Creo que he visto algo. El corazón de
20:51Manuel dio un salto. Inclinó el avión, descendiendo en una espiral vertiginosa hacia el punto que ella
20:57indicaba. El viento azotaba sus rostros. Se acercaron tanto como se atrevieron. Durante un
21:05segundo, contuvieron la respiración. Pero lo que habían visto era sólo una lona azul,
21:12abandonada por algún agricultor, enredada en las ramas de un arbusto.
21:16La decepción fue un golpe físico. Continuaron durante más de una hora, sobrevolando cada
21:23rincón de la propiedad, siguiendo el curso serpenteante del río, explorando los bordes
21:28de los campos de cultivo. Pero no encontraron nada, absolutamente nada. El paisaje permanecía
21:36hermoso, vasto e indiferente. Era como si Ángela se hubiera desvanecido, tragada por la tierra sin
21:44dejar rastro. Cuando finalmente aterrizaron, el silencio en el hangar fue más pesado que el
21:51rugido del motor. La esperanza que los había impulsado se había evaporado, dejando un residuo
21:58amargo de desesperación. Lo siento, Manuel. Dijo Enora, su voz ronca por el grito y la emoción. Creí
22:08que funcionaría. No es culpa tuya, Enora, respondió él, quitándose las gafas de aviador. Sus ojos
22:16reflejaban una profunda tristeza. Gracias por tu ayuda, eres valiente. Se quedaron allí un momento,
22:24unidos por el fracaso de su misión. La búsqueda aérea, la última gran esperanza, había fallado. Y con
22:32la caída de la tarde, el miedo en la promesa comenzó a transformarse en una certeza aterradora. A Ángela
22:38no le había ocurrido un simple accidente. Algo o alguien se la había llevado. Lejos del drama
22:46humano de la búsqueda, en los salones nobles del palacio, se libraba otra batalla, una de orgullo,
22:52dinero y poder. La familia Luján se encontraba en una posición financiera precaria, una verdad que
23:00intentaban ocultar bajo una fachada de opulencia. Habían intentado negociar con un consorcio de
23:06nobles vecinos, buscando alianzas y préstamos para salvar sus tierras, pero la respuesta había
23:12llegado esa misma mañana, en una carta con un lacre arrogante. La negativa era tajante,
23:19no sólo se negaban a ayudar, sino que lo hacían con un desdén apenas disimulado. La carta, leída en
23:26voz alta por un Alonso lívido, era una bofetada a la cara del orgullo de los Luján.
23:33Se niegan, dijo Alonso, dejando caer la carta sobre la mesa de su despacho como si le quemara.
23:41Se niegan a negociar absolutamente nada. Nos dan la espalda, después de generaciones de alianzas.
23:48Catalina, su hija mayor, que siempre había tenido una mente más práctica y menos atada a las
23:53tradiciones, caminaba por la habitación como una tigresa enjaulada.
23:59Por supuesto que se niegan, padre, exclamó, su voz vibrando con una pasión frustrada.
24:06Hemos ido a ellos con el sombrero en la mano, como mendigos. Les hemos mostrado nuestra debilidad.
24:13¿Esperabas que te ofrecieran caridad, y te sorprendes de que te ofrezcan desprecio?
24:17Catalina, modera tu tono. Intervino su madre, la Marquesa Cruz, aunque su propia expresión era de pura furia.
24:28No, madre, ya basta de moderación, replicó Catalina, deteniéndose frente a su padre.
24:35La diplomacia ha fracasado. El viejo mundo, con sus códigos de honor y sus promesas vacías, se está muriendo.
24:41Tenemos que adoptar una postura más radical. Tenemos que luchar con sus mismas armas. La ambición, la astucia.
24:53Deberíamos buscar otros inversores, gente nueva, industriales de la ciudad. Gente que entienda que el futuro no se basa en apellidos, sino en capital.
25:02Alonso se masajeó las sienes. La audacia de su hija a veces lo agotaba. Él era un hombre del pasado. Un hombre para quien el honor y la palabra dada lo eran todo.
25:15La idea de tratar con nuevos ricos sin linaje le repugnaba. Eso sería un escándalo.
25:20Nos convertiríamos en el admerreír de la nobleza. Ya somos el admerreír de la nobleza. Gritó Catalina.
25:30Solo que aún no nos hemos dado cuenta. Estamos al borde del abismo. Y tú te preocupas por lo que dirán los mismos buitres que nos empujan hacia él.
25:40La tensión en la habitación era palpable. La crisis de la desaparición de Ángela había dejado al descubierto las grietas en los cimientos de la propia familia.
25:50Presionado por la lógica implacable de su hija y el fracaso humillante de sus propias negociaciones, Alonso se sintió acorralado.
25:59Solo quedaba una carta, una que odiaba tener que jugar. Hay una opción más. Dijo, su voz apenas un murmullo.
26:08El varón de Valladares. El nombre cayó en el silencio del despacho con el peso de la historia.
26:13El varón era un hombre de la vieja guardia, inmensamente rico, pero también despota y rencoroso.
26:23Había una vieja afrenta entre él y Alonso, un asunto de honor de hacía décadas que nunca se había resuelto.
26:29Acudir a él sería la máxima humillación. No puedes estar hablando en serio, Alonso, dijo Cruz, horrorizada.
26:40Es nuestra única esperanza. Admitió él, derrotado. Catalina tiene razón en una cosa.
26:46Estamos desesperados, y un hombre desesperado debe tragarse su orgullo.
26:52Acepto, intentaré un nuevo acercamiento con el varón de Valladares.
26:58Catalina lo miró, y por primera vez ese día, su expresión se suavizó.
27:03No era la victoria que ella quería, pero era un movimiento.
27:06Era una admisión de que los viejos métodos ya no servían.
27:11Vio a su padre, no como el marqués de Luján, sino como un hombre acorralado, dispuesto a sacrificarse por su familia.
27:20Y en ese momento, a pesar de sus diferencias, sintió una oleada de respeto por él.
27:27La promesa estaba luchando por su supervivencia en más de un frente, y cada batalla requería su propio tipo de coraje.
27:33Curro no podía soportarlo más.
27:37La tarde caía, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y sangrientos, y cada minuto que pasaba era una tortura.
27:45La prohibición de Cristóbal de unirse a la búsqueda no había hecho más que alimentar su paranoia.
27:52Se sentía inútil, atrapado entre los muros de piedra del palacio mientras la vida de Ángela pendía de un hilo.
27:58Su mente, febril, repasaba una y otra vez las posibilidades, y todas ellas terminaban en un único nombre, Lorenzo.
28:09El capitán de la mata, su supuesto padre, era un hombre que disfrutaba con el sufrimiento ajeno.
28:17Era cruel, manipulador y carente de escrúpulos.
28:20Curro sabía, con una certeza que le helaba la sangre, que Lorenzo había notado su cercanía con Ángela.
28:26Y Lorenzo no era hombre que tolerara la felicidad de otros, especialmente la de aquel a quien consideraba un estorbo en sus planes.
28:37La sospecha se convirtió en una necesidad imperiosa de confrontación.
28:41No podía esperar más.
28:44Lo encontró en la biblioteca, cómodamente instalado en un sillón de cuero, con un vaso de brandy en una mano y un libro en la otra.
28:51La imagen era tan insultantemente serena que a Curro le hirvió la sangre.
28:57Lorenzo parecía el único hombre en toda la promesa que no estaba afectado por la crisis.
29:04¿Dónde está?
29:05La voz de Curro fue un gruñido bajo y peligroso, desprovisto de cualquier formalidad.
29:12Lorenzo levantó la vista del libro lentamente, una ceja arqueada en una expresión de fingida sorpresa.
29:18Vaya, qué modales, se puede saber de qué estás hablando, muchacho, y aprende a llamar a la puerta.
29:28No me llames muchacho.
29:30Espetó Curro, acercándose a él hasta quedar a escasos centímetros de su sillón.
29:34Sabes perfectamente de quién hablo.
29:38¿Dónde está Ángela?
29:39¿Qué le has hecho?
29:41Lorenzo soltó una risa corta y despectiva.
29:45Dejó el libro a un lado y se tomó su tiempo para dar un sorbo al brandy, observando a Curro por encima del borde del vaso con ojos burlones.
29:52Ah, la doncella desaparecida.
29:56¡Qué tragedia!
29:57Pero me temo que diriges tu histeria a la persona equivocada.
30:02No tengo la menor idea de dónde está esa pobre chica.
30:05Probablemente se ha fugado con algún mozo de cuadra.
30:09Es lo que suelen hacer.
30:11La condescendencia de su tono fue como echar gasolina al fuego de la ira de Curro.
30:14Mientes, gritó, su control finalmente roto.
30:21Tú tienes algo que ver.
30:22Estabas celoso.
30:23Te molestaba vernos juntos.
30:25No soportas que nadie sea feliz.
30:27Dime qué le has hecho o juro qué.
30:31¿Qué juras qué, eh?
30:32Lorenzo se levantó de repente.
30:35Su metro ochenta de arrogancia militar eclipsando a Curro.
30:40Su voz, antes burlona, se tornó dura como el acero.
30:43¿Me vas a amenazar a mí?
30:45Tú, no eres más que un niño malcriado que juega a ser un hombre.
30:51Estás fuera de control.
30:53Consumido por un encaprichamiento absurdo con una sirvienta.
30:58Ahora, sal de mi vista antes de que pierda la paciencia y te dé una lección de respeto que no olvides jamás.
31:06Se miraron fijamente.
31:08La tensión en la biblioteca era tan densa que podía cortarse con un cuchillo.
31:13Curro temblaba de rabia.
31:16Pero en el fondo de los ojos fríos de Lorenzo no encontró ni una pizca de culpa.
31:22Solo encontró desprecio y un poder oscuro y absoluto.
31:25Sabía que no le sacaría nada.
31:29Lorenzo era un maestro de la mentira.
31:31Un actor consumado.
31:33Su negación era perfecta.
31:34Sin fisuras.
31:35Derrotado por el momento, Curro retrocedió.
31:40No tenía pruebas, solo una convicción visceral que lo devoraba por dentro.
31:46Salió de la biblioteca, dejando a Lorenzo solo con su brandy y su victoria.
31:51Pero mientras se alejaba por el pasillo, la imagen de la sonrisa socarrona del capitán se grabó a fuego en su mente.
31:57No, no tenía pruebas, pero juró por lo más sagrado que las encontraría.
32:03Y cuando lo hiciera, Lorenzo de la Mata pagaría por lo que le había hecho a Ángela.
32:07El día se desvaneció en la noche, y con la oscuridad llegó una nueva oleada de desesperanza a la promesa.
32:18Las partidas de búsqueda regresaron, exhaustas, embarradas y con las manos vacías.
32:25El palacio, normalmente un hervidero de actividad, se sumió en un silencio lúgubre,
32:30roto solo por sollozos ahogados en el ala del servicio y conversaciones en susurros en los salones de los señores.
32:38Ángela no aparecía. Lorenzo, creyéndose a salvo tras su confrontación con Curro, se retiró a sus aposentos.
32:47Se sirvió otra copa, felicitándose por su compostura. El muchacho era predecible, impulsivo.
32:55Fácil de manejar, se sentía intocable, el titiritero moviendo los hilos de todos en aquel estúpido palacio.
33:01Estaba a punto de desvestirse cuando unos suaves golpes sonaron en su puerta. Frunció el ceño.
33:10Esperaba no tener que lidiar con más dramas por esa noche.
33:13¿Quién es? Preguntó con fastidio.
33:17Soy Leocadia, señor capitán. ¿Me permite un momento? La voz era tranquila, respetuosa, pero firme.
33:24Lorenzo, intrigado, abrió la puerta. La doncella mayor estaba allí, de pie en el pasillo, con su uniforme impecable y su moño gris perfectamente recogido.
33:35Su rostro era una máscara serena, pero sus ojos, oscuros y penetrantes, lo observaban con una inteligencia que lo descolocó.
33:48No había en ella ni el miedo ni la histeria de los demás.
33:51¿Qué quieres, Leocadia? Es tarde.
33:55Lo sé, señor, y le pido disculpas por la intromisión. Dijo ella, sin moverse del umbral.
34:01Solo tengo una pregunta, si no es molestia.
34:06Lorenzo se cruzó de brazos, apoyándose en el marco de la puerta, adoptando una postura de impaciencia condescendiente.
34:15Habla, pues, pero sé breve.
34:17Leocadia lo miró directamente a los ojos.
34:20Su pregunta no fue una acusación, sino una simple y llana declaración de un hecho, lo que la hizo infinitamente más perturbadora.
34:27Anoche, después de la cena, usted salió a los jardines a fumar un cigarro.
34:34Como hace a menudo.
34:37Pero anoche no volvió por la terraza, como es su costumbre.
34:41Lo vi regresar mucho más tarde, por la entrada de servicio del Este, la que da al camino del viejo molino.
34:49Sus botas estaban cubiertas de un barro rojizo, el mismo barro que hay en las riberas del Arroyo Guadaira, a más de dos kilómetros de aquí.
34:56Ángela solía pasear por allí.
35:01Le encantaban las flores silvestres que crecen en esa zona.
35:06El capitán se quedó inmóvil.
35:08Cada palabra de Leocadia era un clavo que lo fijaba en su sitio.
35:13No era la acusación directa de Curro, que podía desestimar como un berrinche juvenil.
35:17Esto era diferente.
35:21Era una red de hechos, de observaciones precisas, presentadas con una calma escalofriante.
35:29Su mente, normalmente rápida y astuta, buscó una respuesta, una negación plausible, una excusa.
35:36Pero, por primera vez, las palabras no acudieron.
35:41Se dio cuenta de que su fachada de indiferencia se estaba resquebrajando bajo la mirada incisiva de aquella sirvienta.
35:47Tragó saliva, la boca de repente seca.
35:52Yo, di un paseo más largo de lo habitual.
35:55Necesitaba despejar la mente.
35:57Logró decir, pero su voz carecía de la contundencia de antes.
36:02Sonaba hueca, forzada.
36:04Leocadia no parpadeó.
36:06Su expresión no cambió.
36:07Simplemente asintió.
36:09Muy lentamente.
36:10Comprendo, señor capitán.
36:14Un paseo para despejar la mente.
36:16Y entonces, en lugar de seguir presionando, hizo algo mucho más devastador.
36:22Se quedó en silencio, observándolo.
36:26Era un silencio expectante.
36:27Un vacío que Lorenzo se sintió obligado a llenar.
36:30Pero no supo cómo.
36:33El sudor comenzó a perlar su frente.
36:35La mirada de aquella mujer lo estaba desnudando.
36:38Viendo más allá de sus mentiras.
36:40Llegando al núcleo oscuro de su secreto.
36:44¿Era eso todo?
36:45Preguntó él.
36:46Su tono ahora a la defensiva.
36:48Sí, capitán.
36:49Eso era todo.
36:51Respondió Leocadia suavemente.
36:54Que descanse usted bien.
36:56Se dio la vuelta con una dignidad silenciosa y se alejó por el pasillo.
37:00Sus pasos apenas audibles sobre la alfombra.
37:04Lorenzo se quedó en la puerta.
37:06Observándola desaparecer.
37:07Cerró la puerta de un portazo y se apoyó en ella.
37:10Su corazón latiendo con fuerza contra sus costillas.
37:15La negación que había funcionado tan bien con Curro se había desmoronado ante la tranquila
37:19certeza de Leocadia.
37:23No había respondido con la misma contundencia.
37:26No había podido.
37:27Una sola gota de sudor frío recorrió su sien.
37:29El capitán de la mata, el hombre que controlaba todo y a todos, se dio cuenta de que había cometido un error.
37:38Había subestimado a la servidumbre y en los ojos sabios de una anciana doncella, había visto el reflejo de su propia culpa.
37:47La desaparición de Ángela era obra suya, un acto de crueldad calculado para herir a Curro y eliminar un obstáculo.
37:55Pero ahora, esa acción amenazaba con desenredarse, y el capitán supo, con un pánico que no había sentido en años, que Leocadia sabía mucho más de lo que aparentaba.
38:06Y ella no se detendría hasta que la verdad saliera a la luz.
38:12Afuera, la noche envolvía la promesa en su manto oscuro.
38:17Ángela seguía desaparecida, y un asesino dormía, o intentaba dormir, entre sus muros.
38:25El alba del día siguiente prometía no traer consuelo, sino la continuación de una pesadilla que apenas acababa de comenzar.
38:36El alba del día siguiente prometía no traer consuelo, sino la continuación de una pesadilla que apenas acababa de comenzar.
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