Los representantes del Consejo de Desarrollo Río Verde Arriba habían preparado un discurso para denunciar los graves crímenes medioambientales que afectan a este afluente. Sin embargo, nada los preparó para el impacto de encontrarse con que aquel cuerpo de agua, que habían visitado apenas un mes antes, había desaparecido por completo en un tramo por donde pasa. José Tejada y Fulvio Sánchez esperaban que la inclusión del río Verde en su cruzada ayudara a visibilizar la problemática ambiental. No obstante, el silencio que guardaron al llegar al lugar la mañana del 27 de agosto del 2025 fue más elocuente que cualquier pronunciamiento. Durante años, los comunitarios advirtieron a las autoridades y a la población sobre el impacto de la deforestación, los desechos ganaderos y la extracción continua de arena en la zona. Pese a ello, la ayuda nunca llegó. El paisaje árido donde se encontraba la confluencia de los ríos Verde y Jimayaco recordaba los escenarios distópicos del cine: un cauce convertido en un lecho seco de arena y grava. Al recorrer varios metros, podían apreciarse las capas de tierra y las formaciones geológicas de lo que alguna vez fue un curso de agua, semejante a la exposición de un cadáver en una clase de anatomía.
Sé la primera persona en añadir un comentario