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  • hace 2 días
La Revolución Industrial había encendido la imaginación: los ferrocarriles prometían conectar ciudades, acelerar el comercio y multiplicar fortunas. ¡Invertir era casi obligatorio!

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Aprendizaje
Transcripción
00:00En los años 1840, el Reino Unido vivió una fiebre, no de oro, sino de rieles.
00:05La revolución industrial había encendido la imaginación.
00:07Los ferrocarriles prometían conectar ciudades, acelerar el comercio y multiplicar fortunas.
00:12Invertir era casi obligatorio.
00:14Entre 1844 y 1846, más de mil compañías ferroviarias surgieron como hongos.
00:19El Parlamento, liderado por figuras como William Gladstone, aprobó proyectos sin freno.
00:24En 1846 se autorizaron más de 9.500 kilómetros de vías, pero muchas nunca se construyeron.
00:30Los periódicos como The Railway Times alimentaban el entusiasmo.
00:33Banqueros, obreros, aristócratas, todos apostaban por el tren.
00:37Las acciones se disparaban antes de que los rieles tocaran el suelo, pero era una burbuja.
00:41Cuando los costos reales, los fraudes y la saturación del mercado salieron a la luz, el sistema colapsó.
00:47Miles de inversores quedaron en bancarrota.
00:49Algunos ferrocarriles sí se construyeron, pero muchos fueron solo líneas en papel.
00:52La burbuja ferroviaria británica fue una lección brutal.
00:56Incluso el progreso puede descarrilarse si se mezcla con especulación.
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