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Avance semanal de ‘Valle Salvaje’: La Santa Hermandad busca a Úrsula, del 6 al 10 de octubre
La Santa Hermandad aparece para detener a Úrsula. Avance semanal de 'Valle Salvaje' del 6 al 10 de octubre.
El sol de octubre se cernía sobre Valle Salvaje con una luz engañosa, dorando los campos y los viñedos mientras las sombras se alargaban en los corazones de sus habitantes. La calma aparente de la comarca era una fina capa de cristal a punto de estallar, y la semana que comenzaba sería la encargada ...
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#‘ValleSalvaje’, #avance, #semanalLaSantaHermandad, #busca, #Úrsula
Avance semanal de ‘Valle Salvaje’: La Santa Hermandad busca a Úrsula, del 6 al 10 de octubre
La Santa Hermandad aparece para detener a Úrsula. Avance semanal de 'Valle Salvaje' del 6 al 10 de octubre.
El sol de octubre se cernía sobre Valle Salvaje con una luz engañosa, dorando los campos y los viñedos mientras las sombras se alargaban en los corazones de sus habitantes. La calma aparente de la comarca era una fina capa de cristal a punto de estallar, y la semana que comenzaba sería la encargada ...
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00:00Avance semanal de Valle Salvaje. La Santa Hermandad busca a Úrsula, del 6 al 10 de octubre.
00:18La Santa Hermandad aparece para detener a Úrsula. Avance semanal de Valle Salvaje del 6 al 10 de
00:25octubre. El sol de octubre se cernía sobre Valle Salvaje con una luz engañosa, dorando los campos
00:32y los viñedos mientras las sombras se alargaban en los corazones de sus habitantes. La calma aparente
00:39de la comarca era una fina capa de cristal a punto de estallar, y la semana que comenzaba sería la
00:44encargada de asestar el golpe definitivo. Los secretos, como ríos subterráneos, habían
00:52horadado los cimientos de la casa grande y la casa pequeña, y ahora amenazaban con arrastrarlo
00:57todo en su corriente de destrucción y verdad. Lunes, 6 de octubre. El abismo de los secretos.
01:06La mañana en la casa pequeña amaneció con una quietud impropia. Alejo, cuyas manos conocían
01:14el lenguaje de la tierra y el trabajo, sentía en el aire una vibración distinta, un desasosiego
01:20que no provenía del clima ni de las cosechas, sino del alma de la mujer que amaba. Luisa
01:27se movía como un fantasma por las estancias, con la mirada perdida y un temblor en las
01:32manos que intentaba ocultar inútilmente. Desde la aparición de Tomás, esa reliquia
01:39ponzoñosa de un pasado que ella creía enterrado, una nube oscura se había instalado sobre su
01:45cabeza. Alejo la observaba desde el umbral de la cocina. La veía frotar una y otra vez una taza
01:51de cerámica, con un gesto mecánico, ausente. Su preocupación, que había comenzado como una
01:59pequeña semilla de duda, era ya un árbol robusto y espinoso que le oprimía el pecho.
02:07No entendía qué poder tenía ese hombre sobre ella, qué lazos invisibles la ataban a un individuo
02:12que a todas luces sólo traía problemas. Cansado de conjeturas, de noches en vela escuchando sus
02:20susurros ahogados en sueños, decidió que no podía seguir cargando con esa incertidumbre a solas.
02:28Buscó a Pepa en el patio, donde tendía la ropa con la eficiencia de siempre. El sol le daba de lleno
02:34en el rostro, pero su expresión era seria, como si también ella presintiera la tormenta.
02:41Pepa, comenzó Alejo, con la voz más grave de lo habitual. Necesito hablar contigo.
02:49Es sobre Luisa. Pepa dejó una sábana a medio tender y se giró, limpiándose las manos en el delantal.
02:55Sus ojos, sabios y penetrantes, se clavaron en él. La he notado extraña. Más que extraña,
03:05asustada. Dijo ella, adelantándose a sus palabras.
03:11Asustada es poco, respondió Alejo, pasando una mano por su cabello. Es como si caminara sobre brasas.
03:18Desde que ese Tomás apareció, no es ella misma. Se sobresalta por cualquier ruido, apenas come,
03:26y por las noches. Por las noches la oigo hablar en sueños, dice cosas sin sentido, pide perdón.
03:34¿Qué está pasando, Pepa? ¿Qué le hizo ese hombre en el pasado para tenerla así? No lo sé con certeza,
03:41Alejo. Luisa es un cofre cerrado con siete llaves cuando se trata de su vida anterior.
03:48Pero te digo una cosa. Ese Tomás no es trigo limpio. Sus ojos son los de un depredador que
03:56conoce bien a su presa. Quiero ayudarla, pero no me deja entrar. Levanta un muro cada vez que
04:03pregunto. Siento que la estoy perdiendo, Pepa. Siento que se hunde en un pozo y yo no encuentro
04:08la cuerda para sacarla. Mientras Alejo desnudaba su alma ante Pepa, Luisa se enfrentaba a su demonio
04:16personal. Había citado a Tomás en un claro apartado del bosque, un lugar donde las copas
04:23de los árboles filtraban la luz y creaban un ambiente de confesionario natural. Tomás la
04:30esperaba apoyado en un roble centenario, con una sonrisa torcida y esa suficiencia que a ella le
04:36revolvía las entrañas.
04:37—Sabía que vendrías, Luisita —dijo él, arrastrando las palabras con familiaridad.
04:44—Siempre vuelves. He venido a decirte que te detengas —replicó Luisa, con la voz temblorosa
04:53pero firme. La había ensayado mil veces en su cabeza. No voy a ayudarte. Olvídate de robar en
05:00la casa grande. Olvídate de mí. Tomás soltó una carcajada seca, un sonido que pareció asustar a los
05:08pájaros. —¿Olvidarme de ti, y de todo lo que compartimos? Eres muy ingenua. ¿Crees que porque
05:16ahora juegas a ser la esposa del capataz has dejado de ser quien eras?
05:21—Pero yo te conozco, Luisa. Conozco la oscuridad que llevas dentro. La misma que te llevó a... Bueno,
05:28ya sabes. El rostro de Luisa palideció. Las palabras de Tomás eran ganchos afilados que se
05:36clavaban en su pasado, reabriendo heridas que nunca habían cicatrizado. Eso fue un accidente.
05:43Éramos jóvenes, no sabíamos lo que hacíamos. Oh, no, no. No fue un accidente. Fue una decisión. Y
05:53ahora tienes que tomar otra. O me ayudas a conseguir esa talla de la capilla, que vale una fortuna,
05:59o Alejo y toda esta gente maravillosa de Valle Salvaje se enterarán de qué clase de mujer metieron
06:04en su casa. Imagina la cara de tu marido cuando sepa que está casado con una. ¡Basta! Gritó Luisa,
06:13con lágrimas de rabia y desesperación en los ojos. No te atrevas a decirlo. Entonces,
06:21sé una chica lista. Entra en esa casa, coge lo que te pido y todo esto terminará.
06:28Podrás volver a tu vida de mentira. Es un pequeño precio por mantener tu paraíso a salvo, ¿no crees?
06:33Luisa se sintió atrapada, como un animal en una jaula. Proteger a su nueva familia,
06:41proteger a Alejo, era lo único que le importaba. Y si para ello debía volver a mancharse las manos,
06:50enfrentándose a ese pasado que la devoraba, lo haría. Con el alma rota, asintió levemente,
06:57una concesión que fue una victoria para Tomás y una sentencia para ella. Mientras tanto, en la
07:05opulencia de la casa grande, el ambiente no era menos tenso, aunque por razones muy distintas.
07:13El duque José Luis de Viana reunió a su familia en el gran salón. Su porte era más regio que nunca,
07:19sus ojos brillaban con la luz de la ambición satisfecha. Familia, anunció con voz resonante.
07:27Me complace comunicaros que he recibido una misiva de la corte.
07:33Su majestad el rey Carlos III ha tenido a bien considerarme para formar parte de su consejo real.
07:38Victoria, su esposa, fue la primera en reaccionar con una sonrisa radiante, aunque calculada.
07:47Un ascenso para su marido era un ascenso para ella. Rafael, su hijo, asintió con un respeto distante,
07:55sus pensamientos siempre en otro lugar. Pero fue Adriana, la viuda de su primogénito Julio,
08:02quien mantuvo una expresión indescifrable. El poder de su suegro crecía, y con él,
08:10la presión sobre ella y sobre el futuro de Valle Salvaje. Esa presión se materializó poco después,
08:18en la biblioteca. Rafael, actuando como intermediario de su padre, se reunió con
08:23Adriana para discutir los términos del pacto sobre las tierras.
08:26Adriana, mi padre ha sido claro. Dijo Rafael, con su habitual mezcla de seriedad y un deje
08:34de empatía. Él gestionará la totalidad de Valle Salvaje. A cambio, asegurará tu futuro
08:42y el de Pedrito de por vida. No os faltará nada. No me falta nada, Rafael. Lo que me falta
08:49es mi marido. Replicó Adriana, su voz cortante como el hielo. Y estas tierras eran su legado.
08:58No pienso entregar hasta el último palmo. Quiero reservar las tierras del sur, las que lindan con
09:03el río. Son las más fértiles, es cierto, pero quiero que sean para mi hijo. Un futuro que él
09:11pueda labrar, no uno que le venga dado como una limosna. Mi padre no aceptará. Conoces su carácter.
09:20Para él, es todo o nada. Quiere precisamente esas tierras para expandir los viñedos.
09:27Pues entonces no hay pacto. Sentenció Adriana, poniéndose en pie. Su figura, aunque menuda,
09:34se agigantaba por su determinación. Tu padre cree que, por ser mujer y estar sola, puede doblegarme.
09:43Se equivoca. Protegeré el legado de Julio y el futuro de mi hijo, aunque tenga que enfrentarme
09:48al mismísimo rey. La conversación se cerró en un punto muerto, un nuevo frente de batalla en la
09:56guerra silenciosa que se libraba dentro de esos muros. En otro rincón de la casa, Isabel interceptaba
10:04a Matilde en un pasillo. Su rostro, habitualmente sereno, estaba marcado por la urgencia.
10:12Matilde, tenemos que hablar. He guardado tu secreto con Martín, he mentido a la duquesa
10:17por protegeros, pero esto no puede seguir así. Isabel, por favor, yo le amo. Susurró Matilde,
10:26mirando a ambos lados del pasillo. El amor no servirá de escudo cuando doña Victoria se entere.
10:33Y se enterará. Siempre lo hace. Y cuando eso ocurra, no habrá piedad. Ni para ti, ni para Martín,
10:42y desde luego, no para mí por haberos encubierto.
10:47Piensa bien lo que haces. La duquesa es implacable cuando se siente traicionada. Pero Matilde, o quizás
10:54era Pepa en ese momento de su doble vida, estaba decidida.
10:57El amor por Martín, o lo que ella creía que era amor, se había convertido en su única
11:04bandera, en su única vía de escape. Estaba dispuesta a arriesgarlo todo, a dejar atrás
11:11su identidad y su pasado por un futuro incierto a su lado.
11:17Una decisión audaz, o quizás, una locura desesperada. La espiral de tensión alcanzó
11:23su punto álgido en las habitaciones de Úrsula. Rafael, harto de sus manipulaciones y mentiras,
11:31la había acorralado. La acusaba veladamente de la muerte de Julio, de su implicación en
11:37el ataque a Ana, la doncella que sabía demasiado.
11:40No sé de qué me hablas, gritaba Úrsula, con los ojos desorbitados, recorriendo la habitación
11:48como una fiera enjaulada. Estás obsesionado conmigo. Me odias porque Julio me prefería
11:54a mí. Julio está muerto, Úrsula. Y tú tuviste algo que ver. La voz de Rafael era un
12:02látigo. Y no descansaré hasta que pagues por ello. La presión fue demasiada. El precario
12:09equilibrio mental de Úrsula se hizo añicos. En un arrebato de furia y pánico, cogió
12:14un pesado candelabro de plata y lo arrojó contra un espejo, que estalló en mil pedazos.
12:22El estruendo fue brutal. Os odio a todos. Me habéis destruido la vida. Ojalá estuvierais
12:28todos muertos. En ese preciso instante, la puerta se entreabrió. Pedrito, el pequeño
12:35hijo de Adriana y Julio, se asomó, atraído por los gritos.
12:41Su rostro infantil se contrajo en una mueca de puro terror al ver a su tía Úrsula, despeinada,
12:47con la mirada perdida en la locura, rodeada de cristales rotos. La escena se le grabó
12:54a fuego en la retina. Más tarde, temblando, buscó a su madre. Se aferró a su vestido,
13:03con los ojos llenos de lágrimas que no se atrevía a derramar.
13:08Mamá, susurró con un hilo de voz, la tía Úrsula, estaba muy enfadada, gritaba que quería
13:14morir. Adriana lo abrazó con fuerza, sintiendo un escalofrío helado recorrerle la espalda.
13:21La preocupación de su hijo era genuina, pero ella intuyó algo más. Y si, y si se hace
13:29daño de verdad, mamá. Y si se quita la vida. Adriana consoló a su hijo, pero en su interior,
13:37una idea mucho más oscura comenzó a tomar forma. El arrebato de Úrsula no era solo el
13:44de una mujer desesperada. Era el de alguien acorralado, alguien capaz de cualquier cosa.
13:51Y quizás, antes de quitarse la vida, tuviera en mente llevarse a alguien más por delante.
13:58Y ese alguien, no tenía ninguna duda, era Rafael. Un último encuentro, un acto final y sangriento que
14:05nadie, si no actuaban rápido, podría detener. Mientras el drama se cocía en la casa grande,
14:12en los terrenos de los Guzmán, Bárbara sentía que sus fuerzas flaqueaban.
14:19La presión de su padre y del duque para que se casara con Irene, la hija de José Luis, era insoportable.
14:27Se sentía una simple moneda de cambio en un acuerdo de poder. Leonardo, su amado,
14:33el capataz de Valle Salvaje, era su único anclaje, pero él también estaba siendo arrastrado por la corriente.
14:39Su padre, don Hernando de Guzmán, ya había comenzado a organizar la boda. Le exigía a Leonardo que
14:47dejara su trabajo, que abandonara sus botas y su caballo para calzarse los zapatos de un noble y asumir
14:53su lugar como yerno del duque.
14:55No lo haré, padre. No me casaré con una mujer a la que no amo. Le había dicho Leonardo esa misma
15:03mañana, en una discusión que retumbó por toda la hacienda.
15:08Harás lo que te ordeno, replicó el marqués. Este matrimonio es el futuro de nuestra familia. No
15:14permitiré que un amorío con una campesina lo arruine todo.
15:16Pero Leonardo, aunque sentía el peso del deber familiar, se resistía. Miraba a Bárbara y veía
15:24en sus ojos el reflejo de su propia alma. No estaba dispuesto a aceptar un destino escrito
15:31por otros. La lucha no había hecho más que empezar. El día terminaba, dejando un reguero
15:38de conflictos abiertos y almas en vilo. La noche cayó sobre Valle Salvaje, pero no trajo consigo
15:44el descanso, sino la incubación de las pesadillas que estaban a punto de desatarse.
15:51Martes, 7 de octubre. La última cena. El martes amaneció envuelto en una niebla baja y densa
15:58que parecía un presagio. En la casa grande, la tensión entre Adriana y el duque José Luis
16:05se podía cortar con un cuchillo. Tras el fracaso de la negociación del día anterior, ambos se movían
16:13por la casa con una cortesía helada, estudiándose como dos duelistas antes de desenvainar.
16:20Adriana, viuda de Julio, había aprendido a la fuerza que en esa familia no había lugar para la
16:25debilidad. Su suegro era un hombre calculador, un estratega que movía a las personas como piezas
16:33en un tablero, y ella no estaba dispuesta a ser un peón sacrificado. Se encontraron de nuevo en la
16:40biblioteca, un escenario que se estaba convirtiendo en su particular campo de batalla.
16:47José Luis, con la arrogancia de quien se sabe poderoso, esperaba una rendición.
16:53Adriana, confío en que hayas reconsiderado tu postura.
16:58Mi oferta es más que generosa. Dijo, sin levantar la vista de unos documentos.
17:03Lo he reconsiderado, sí. Respondió ella, y su voz, serena y firme, captó su atención.
17:13Y he llegado a la conclusión de que mis exigencias no eran suficientes. José Luis
17:18levantó la vista, una ceja arqueada en señal de incredulidad.
17:21¿Cómo dices? Además de las tierras del sur para mi hijo, exijo la propiedad completa de la casa
17:30pequeña y sus terrenos aledaños. Quiero que sean para Alejo y su familia, en reconocimiento a su
17:38lealtad durante todos estos años. Una lealtad que, me temo, no siempre ha sido correspondida por parte
17:45de esta casa. El rostro del duque se endureció. Aquello era un desafío directo, un movimiento
17:53inesperado que desbarataba por completo sus planes. No solo se negaba a ceder, sino que redoblaba la
18:01apuesta. La consideraba una viuda desvalida, pero Adriana le estaba demostrando que poseía la astucia
18:07y la fuerza de una reina defendiendo su territorio. El pacto, que parecía una mera formalidad, estaba
18:15ahora más lejos que nunca. La hora del almuerzo llegó, y con ella, una convocatoria de José Luis
18:21a toda la familia. La gran mesa del comedor fue dispuesta con la mejor vajilla y la platería
18:28más reluciente. La escena era de una normalidad casi insultante, un cuadro perfecto que ocultaba
18:36las grietas y la podredumbre que se extendían por debajo. Allí estaban todos, José Luis, presidiendo
18:44la mesa, con un aire de solemnidad que presagiaba un anuncio importante. A su lado, Victoria, con una
18:52sonrisa tensa, intentando mantener las apariencias. Rafael, silencioso y observador, con la mente puesta
19:00en desenmascarar a Úrsula. La propia Úrsula, pálida y con ojeras, removiendo la comida en su plato sin
19:08probar bocado, su nerviosismo palpable como una corriente eléctrica. Y Adriana, con su porte digno
19:16y desafiante, sosteniendo la mirada de su suegro sin pestañear. El aire estaba cargado de palabras no
19:24dichas, de acusaciones silenciosas y de miedos inconfesables. Cada tintineo de un cubierto contra
19:32un plato resonaba como un martillazo en el silencio tenso. José Luis se aclaró la garganta, y todos los
19:40ojos se volvieron hacia él. Os he reunido hoy, comenzó, su voz grave llenando el comedor, porque,
19:47además de mi nombramiento en el Consejo Real, hay otro asunto que debemos resolver.
19:54Un asunto que ha traído una sombra de dolor y sospecha sobre esta casa. La muerte de mi hijo
19:59Julio. Un escalofrío recorrió la mesa. Úrsula dejó caer su tenedor, que produjo un ruido metálico
20:07y estridente. Victoria la miró con una mezcla de pánico y advertencia. Rafael se inclinó ligeramente
20:15hacia adelante, expectante. Durante mucho tiempo, continuó el duque. Hemos vivido con la incertidumbre.
20:24Pero la verdad, por muy dolorosa que sea, siempre encuentra la forma de salir a la luz.
20:31Y hoy, pero no pudo terminar la frase. En ese preciso instante,
20:36las grandes puertas del comedor se abrieron de par en par.
20:38Atanasio, el mayordomo, apareció en el umbral, con el rostro pálido y la expresión desconcertada.
20:50Señor duque, hay visita. Insisten en entrar. Detrás de él, apareció una figura que geló la sangre de
20:57varios de los presentes. Era Ana, la joven doncella que había sido dada por muerta, la testigo clave que
21:05Úrsula y Victoria creían haber silenciado para siempre. Estaba más delgada, con una cicatriz apenas
21:13visible en su cuello, pero sus ojos ardían con una determinación inquebrantable. Y no venía sola.
21:21Flanqueándola, entraron dos hombres de aspecto severo, vestidos con los uniformes oscuros y las
21:26insignias de la Santa Hermandad. Su presencia en el comedor de la Casa Grande era una profanación,
21:34una intrusión de la ley en un mundo que se regía por sus propias reglas.
21:40El silencio fue sepulcral. Todos se quedaron paralizados, como estatuas de cera. Úrsula sintió que
21:46el suelo se abría bajo sus pies. Victoria se aferró al brazo de su silla, con los nudillos blancos.
21:53Ana avanzó unos pasos, su mirada fija, implacable, en una sola persona. Se detuvo a unos metros de la
22:02mesa y, con una voz clara y resonante que no admitía duda, señaló a Úrsula con el dedo.
22:10Yo, Ana García, acuso formalmente a esa mujer, Úrsula de la Vega, del intento de asesinato contra mi
22:17persona. Y del asesinato de don Julio de Viana. La acusación cayó en el comedor con el peso de
22:25una losa de granito. El mundo pareció detenerse. José Luis se puso en pie de un salto, su rostro
22:32una máscara de incredulidad y furia. ¿Qué disparate es este? ¿Quién sois vos para irrumpir en mi casa y
22:40lanzar semejantes calumnias? Uno de los oficiales de la Santa Hermandad dio un paso al frente. Con su
22:48permiso, Duque. Tenemos una orden para interrogar a doña Úrsula de la Vega. La doncella ha presentado
22:56un testimonio jurado y pruebas que sustentan su acusación. La mirada de José Luis voló de Ana a
23:03Úrsula, que temblaba como una hoja, incapaz de articular palabra. Luego, sus ojos se encontraron
23:11con los de su hijo Rafael. En ellos no vio sorpresa, sino una sombría confirmación. ¿Estaba él detrás de
23:19todo esto? ¿Había movido los hilos para que la justicia, la oficial, irrumpiera en su hogar de
23:25esa manera tan brutal? ¿O había sido una decisión exclusiva de Ana, una venganza servida en el momento
23:31más inesperado? La pregunta más importante, sin embargo, se formó en la mente de todos. ¿Cómo
23:39reaccionaría el Duque al escuchar que la sobrina de su propia esposa, la mujer que se sentaba a su
23:44mesa, era la asesina de su heredero? La comida, que había comenzado con una tensión latente, se había
23:53convertido en un juicio sumarísimo. Aquella era, en efecto, la última vez que uno de los comensales
24:01se sentaría en esa mesa. El giro del destino había sido implacable. Para Úrsula, el final de la partida
24:09parecía haber llegado. A menos que, en su desesperación, le quedara una última jugada, una
24:17última carta envenenada para arrastrar a todos con ella al abismo. El clima en Valle Salvaje ya no
24:24estaba cargado. Había explotado. Miércoles, 8 de octubre, el carruaje del pasado.
24:32La onda expansiva de la acusación de Ana devastó la frágil paz de la Casa Grande. El comedor, antes un
24:38símbolo de poder y unidad familiar, se había transformado en la antesala de un tribunal.
24:43Los oficiales de la Santa Hermandad, impasibles ante el rango y la fortuna, procedieron con una
24:51eficiencia implacable. Doña Úrsula, deberá acompañarnos. Dijo el oficial al mando, con una
24:59voz que no admitía réplica. Úrsula, finalmente, reaccionó. Un grito agudo, casi animal, escapó de su
25:09garganta. Es mentira, todo es mentira, esa mujer miente. Tía, dile algo, tío José Luis, no puede
25:17permitir esto. Pero José Luis estaba petrificado. La revelación lo había golpeado como un rayo,
25:25dejándolo sordo y ciego. La asesina de su hijo, la sobrina de su mujer, la joven a la que había
25:33cogido bajo su techo. Las piezas no encajaban, o peor aún, encajaban de una forma tan monstruosa
25:41que su mente se negaba a aceptarlo. Su mirada vagaba de Úrsula, histérica, a Ana, serena en su
25:49acusación, y a Rafael, cuyo rostro confirmaba la terrible verdad. Victoria, por su parte, se sentía
25:59como si caminara sobre una delgada capa de hielo. El pánico la atenazaba. La caída de Úrsula era su
26:06propia caída. Su sobrina sabía demasiado, sabía de su complicidad, de su silencio, de sus planes para
26:13silenciar a Ana. Si Úrsula hablaba, si la desesperación la llevaba a confesar toda la verdad, no sólo
26:21perdería su posición, sino que podría enfrentarse a la misma justicia que ahora se llevaba a su sobrina.
26:29Se levantó, intentando interceder. Señores, debe haber un error. Mi sobrina es una joven nerviosa,
26:37delicada. No sería capaz de... Siéntese, señora. La interrumpió el oficial con frialdad. Será
26:45interrogada en su debido momento. Ahora, lleváosla. Los guardias tomaron a Úrsula por los brazos. Ella
26:53se debatió, lloró, suplicó, pero su resistencia fue inútil. Mientras la sacaban a rastras del
27:02comedor, sus ojos se clavaron en los de Victoria, una mirada cargada de traición y una amenaza
27:07silenciosa. El mensaje era claro. No me hundiré sola. El impacto en la relación entre Victoria y José
27:16Luis fue inmediato y devastador. Él ni siquiera la miró. El hombre que acababa de descubrir la más
27:23atroz de las traiciones se replegó en un silencio glacial, un abismo que se abrió entre ellos en ese
27:29mismo instante. Más tarde, en el despacho, Rafael se encontró con su padre. El duque estaba sentado
27:38en su gran sillón de cuero, con la mirada perdida en la chimenea apagada. Parecía haber envejecido
27:45diez años en una hora. ¿Tú lo sabías? Preguntó José Luis, sin mirarlo. Tenía sospechas fundadas.
27:54Ana me lo confirmó todo. Sobrevivió al ataque que Úrsula ordenó para callarla. Rafael le relató
28:01entonces la historia completa. La valentía de Ana, cómo había logrado escapar malherida, cómo se había
28:07ocultado y recuperado con la ayuda de gente leal, esperando el momento justo para volver y hacer
28:12justicia. No fue una venganza, le explicó, sino una necesidad de que la verdad sobre la muerte de
28:20Julio saliera a la luz. Mientras hablaban, Rafael no pudo evitar admirar el coraje de esa doncella. En
28:29un mundo donde los poderosos aplastaban a los débiles, Ana se había levantado y había hablado,
28:34arriesgándolo todo. En la casa pequeña, ajenos al terremoto que sacudía la casa grande, Luisa
28:43libraba su propia batalla contra la desesperación. La sombra de Tomás era cada vez más larga y
28:50opresiva. El chantaje continuaba y ella se sentía completamente atrapada. Su miedo al pasado era el
28:58arma que él esgrimía sin piedad. Ya sabes lo que tienes que hacer, le dijo Tomás en otro de sus
29:04encuentros clandestinos. Esta noche, la familia estará alterada por sus propios asuntos. Nadie se dará
29:13cuenta. Entra en la capilla y coge la talla de San Miguel. Es pequeña pero de madera noble y con
29:20incrustaciones. Nos dará dinero para empezar de nuevo, lejos de aquí, nos. Repitió Luisa, con un
29:29nudo en la garganta. No hay un nosotros, Tomás. Siempre lo habrá, Luisita. Siempre. Ahora, haz lo que
29:39te digo. Si no lo haces, juro que mañana mismo tu querido Alejo sabrá con quien comparte su cama.
29:48Desesperada, Luisa supo que tenía que ceder. Pero no podía entrar en la casa grande sin levantar
29:54sospechas. Necesitaba una excusa, una puerta de entrada. Y su mente, acorralada, encontró la
30:02herramienta perfecta. Atanasio, el mayordomo. Buscó al hombre en los jardines, con una estudiada
30:11expresión de angustia. Don Atanasio, discúlpeme que le moleste. Comenzó, con la voz quebrada.
30:19Es que, he perdido un pequeño broche de mi madre. Creo que pudo caerse la última vez que estuve en la
30:24casa grande, cerca de la capilla. Tiene un valor sentimental incalculable. Sería
30:32posible que me permitiera entrar un momento a buscarlo? No quisiera molestar a los señores con
30:36esto. Atanasio, un hombre de buen corazón y ajeno a las intrigas, no vio malicia en su petición.
30:47Claro, mujer, no te preocupes. Con el lío que hay hoy en la casa, nadie se percatará.
30:55Pasa cuando quieras. Te dejaré la puerta de servicio entornada. Luisa le agradeció con una
31:00gratitud que le quemó la garganta. Estaba utilizando la bondad de un hombre inocente
31:06para cometer un delito, para alimentar al monstruo de su pasado. La culpa la carcomía,
31:14pero el miedo era aún más fuerte. La tensión la estaba llevando al límite.
31:20Mientras la noche caía sobre valle salvaje, los hilos del destino seguían tejiéndose de forma
31:25caprichosa. Leonardo y Bárbara, ajenos también al arresto de Úrsula, seguían luchando contra el
31:33compromiso forzado que pendía sobre ellos como una espada de Damocles. Su amor era un fuego que
31:40se negaban a extinguir, una rebelión silenciosa contra los intereses de sus familias. Pero sabían
31:48que el tiempo se agotaba. Y entonces, cuando parecía que el día no podía traer más sobresaltos,
31:54el sonido de un carruaje irrumpió en el camino principal que llevaba a la finca.
32:00No era un carruaje cualquiera. Era pesado, oscuro, tirado por cuatro caballos negros como la noche,
32:07y ostentaba un escudo de armas que pocos reconocieron, pero que anunciaba la llegada
32:11de alguien importante. El carruaje no se detuvo en la casa grande. Pasó de largo, majestuoso y ominoso,
32:19dirigiéndose hacia las tierras de los Guzmán. Su llegada no era casual. Marcaba el regreso de
32:27una figura del pasado, un personaje poderoso cuya presencia estaba a punto de remover aún más los
32:33cimientos de un valle ya convulso. El pasado nunca moría en valle salvaje, simplemente esperaba el
32:41momento adecuado para volver a cabalgar. Jueves, 9 de octubre. La distancia y la gratitud. El amanecer
32:50del jueves trajo consigo una atmósfera gélida a la casa grande. Un frío que no tenía que ver con el
32:56tiempo, sino con las emociones congeladas en el interior de sus muros. El arresto de Úrsula había
33:03abierto una brecha insalvable en el matrimonio de los duques. José Luis, destrozado por la verdad,
33:12trataba a Victoria con una distancia que era peor que cualquier grito o acusación.
33:18El descubrimiento de que la sobrina de su esposa, una extensión de su propia familia política,
33:24era el artífice de la muerte de su heredero, constituía una traición imperdonable. Se cruzaban
33:31en los pasillos como dos extraños. Él ni siquiera la miraba. Sus gestos, sus palabras,
33:37todo en él denotaba una profunda conmoción y un desprecio creciente.
33:43Victoria intentó acercarse a él en la biblioteca. José Luis, mi amor, tienes que creerme.
33:51Yo no sabía nada de esto. Estoy tan desolada como tú. Úrsula me ha engañado a mí también.
33:56No me hables, Victoria. La cortó él, su voz era un témpano. No ahora, cada vez que te miro,
34:05veo su rostro. Veo la mentira en la que hemos vivido. Déjame solo. Victoria se retiró con el
34:13corazón encogido. Sentía como su mundo, construido con tanto esmero y cálculo, se desmoronaba. El amor
34:22de José Luis, o al menos su favor, era el pilar de su posición. Sin él, no era nada. En un agudo
34:31contraste, la actitud del duque hacia su hijo Rafael cambió de la noche a la mañana.
34:38El muro de distancia y reproches que a menudo los separaba se derrumbó. José Luis, en su inmenso
34:44dolor, vio por fin en Rafael no al hijo rebelde, sino al único que había luchado por la verdad,
34:49al vengador de la memoria de Julio. Rafael, le dijo el duque, llamándolo a su despacho.
34:58Acércate. Rafael entró con cautela, sin saber qué esperar.
35:04Quiero darte las gracias. Continuó José Luis, y la emoción ahogó ligeramente su voz, algo insólito en él.
35:11Sé que has sido tú quien ha movido todo para que la verdad saliera a la luz. Tu determinación,
35:18tu negativa a aceptar las mentiras, has honrado a tu hermano. Sin ti, su asesinato habría quedado
35:25impune para siempre, sepultado bajo los secretos de esta casa. Te lo agradezco, hijo, profundamente.
35:34Para Rafael, aquellas palabras fueron un bálsamo inesperado. Por primera vez en mucho tiempo,
35:42sintió el reconocimiento de su padre, un atisbo de conexión que creía perdida para siempre.
35:49La estancia de Ana en la casa grande llegó a su fin esa misma mañana. Con la verdad revelada
35:54y Úrsula en manos de la justicia, su misión había concluido. Rafael y Adriana la acompañaron
36:02a la entrada, donde un coche la esperaba para llevarla a un nuevo comienzo, lejos de Valle Salvaje.
36:10Nunca podremos pagarte lo que has hecho, Ana. Dijo Adriana, abrazándola con genuino afecto.
36:18Has sido increíblemente valiente. Solo hice lo que era justo, señora. Por don Julio,
36:24respondió Ana, con una dignidad humilde. Rafael le estrechó la mano. Que tengas una
36:31buena vida, Ana. Te la mereces más que nadie. Ella asintió, una pequeña sonrisa dibujada en
36:39su rostro. Se marchó como había llegado, en silencio, sin buscar gloria ni reconocimiento.
36:47Una heroína anónima cuya valentía había cambiado el curso de la historia de la familia.
36:53Victoria observaba la escena desde una ventana del piso superior. Veía cómo José Luis se alejaba
36:58de ella. Cómo Rafael se convertía en el héroe. Cómo Adriana consolidaba su posición como la viuda
37:04intachable. Se sentía sola, acorralada. El alejamiento de su marido era un tormento,
37:12pero no había tiempo para lamentarse. El mundo exterior y sus obligaciones no se detenían. Y la
37:20obligación más inminente llegó en forma de visita.
37:22El carruaje que había llegado la víspera a las tierras vecinas traía consigo a su dueño. Don
37:30Hernando de Guzmán, el padre de Leonardo, un marqués de la vieja escuela, autoritario e implacable.
37:39Su llegada a la casa grande fue anunciada con la pompa que su rango merecía. Don Hernando no había
37:45venido a dar el pésame ni a interesarse por los dramas de la familia. Tenía un único y claro objetivo.
37:52Se ya arde una vez por todas el compromiso de su hijo Leonardo con Irene, la hija del duque.
38:00Duque, dijo don Hernando, tras los saludos de rigor, sentados ambos en el gran salón.
38:08Lamento la terrible noticia sobre su sobrina. Una verdadera tragedia. Pero la vida debe continuar,
38:14y los compromisos de familia son la base sobre la que se sustenta nuestra sociedad.
38:18José Luis, aunque sumido en su duelo, entendió perfectamente el mensaje. Los negocios y las
38:26alianzas no esperaban a que las heridas sanaran.
38:29Mi hija Irene está preparada para cumplir con su deber. Respondió el duque. Me alegro de oírlo.
38:39Porque mi hijo, me temo, sigue con la cabeza llena de pájaros por esa campesina, Bárbara.
38:45Por eso quiero celebrar la boda cuanto antes. Poner fecha, firmar los acuerdos y zanjar el asunto
38:53antes de que Leonardo cometa alguna locura que pueda arruinar este magnífico acuerdo para ambas
38:58familias. Don Hernando era un hombre que no se fiaba de nadie, y menos de su propio hijo. Conocía el
39:06carácter impetuoso de Leonardo, su profundo amor por Bárbara, y temía que fuera capaz de cualquier
39:11cosa. Una fuga, un escándalo, para evitar casarse con Irene. Y eso pondría en jaque los intereses
39:20económicos y de poder que cimentaban esa unión. La maquinaria de la boda se puso en marcha,
39:27implacable, ajena a los deseos de sus protagonistas. Mientras tanto, en la casa pequeña, el infierno
39:36personal de Luisa no le daba tregua. Había cumplido con la exigencia de Tomás, había robado la talla de
39:44la capilla en la oscuridad de la noche, con el corazón latiéndole en la garganta y la culpa
39:49corroyéndola por dentro. Pero lejos de liberarla, el acto solo la había hundido más en el fango. Tomás
39:57volvió a buscarla, insaciable. La talla no era suficiente. Esto nos dará para unos meses,
40:05Luisita. Pero necesito más. Hay joyas en esa casa, dinero. No, Tomás, por favor. No puedo más.
40:16Suplicó ella, sintiéndose al borde del colapso. Puede si lo harás. Ahora me perteneces,
40:23¿entiendes? Eres mi llave para entrar en ese mundo. Y si te niegas, la amenaza era siempre la
40:31misma, el fantasma de su pasado listo para devorar su presente. Luisa se sentía cada vez más sola,
40:39más presionada, caminando por una cuerda floja sobre un abismo sin fondo, sin ver ninguna salida
40:45posible. Viernes, 10 de octubre. El rostro de la inocencia rota. El viernes llegó con una luz
40:54cruda que parecía querer exponer todos los secretos que aún se escondían en las sombras
40:59de Valle Salvaje. Para Luisa, mantener la calma se había convertido en un ejercicio de supervivencia.
41:07Hacía todo lo posible por disimular, por sonreír a Alejo, por continuar con sus tareas en la casa
41:15pequeña como si nada ocurriera. Pero por dentro, era un manojo de nervios. Sentía que jugaba con
41:23fuego y que en cualquier momento las llamas la consumirían por completo. Alejo no era tonto,
41:30la observaba, cada vez más preocupado. Notaba su palidez, los círculos oscuros bajo sus ojos,
41:37la forma en que su mano temblaba al servirle el café. Desde la reaparición de Tomás, la mujer alegre
41:45y llena de vida que amaba se había desvanecido, reemplazada por un espectro asustado.
41:52Luisa, ¿estás bien? Le preguntó esa mañana, tomando su mano. No has dormido nada.
41:57Te he oído dar vueltas en la cama toda la noche. Solo es un mal sueño. Alejo,
42:04no te preocupes. Mintió ella, forzando una sonrisa que no llegó a sus ojos.
42:11Estoy bien, pero Alejo ya no la creía. Una espina de sospecha se había clavado en su corazón.
42:19Sentía que ella le ocultaba algo grave, algo que tenía que ver con ese hombre del pasado que
42:24había vuelto para atormentarla. En la casa grande, la presencia de Don Hernando de Guzmán
42:31había descolocado por completo la ya frágil dinámica familiar. Su personalidad imponente y
42:39su obsesión por la boda de Leonardo e Irene lo revolvían todo. Los más afectados, por supuesto,
42:46eran el propio Leonardo, Bárbara e Irene, atrapados en el centro de un huracán de intereses familiares.
42:55La tensión entre Don Hernando y su hijo alcanzó un punto de ebullición. El marqués no le perdonaba
43:01a Leonardo que se hubiera interpuesto en sus planes de secuestrar a Pedrito tiempo atrás,
43:06un acto que consideraba una traición a sus intereses.
43:08Siempre ha sido un idealista estúpido, le espetó Don Hernando durante una acalorada discusión en los
43:16jardines. Poniendo en riesgo el futuro de nuestra casa por defender al hijo de nuestros rivales. Y
43:24ahora esto, tu negativa a casarte con Irene por una rústica sin nombre. Esa rústica es la mujer
43:31que amo, padre. Replicó Leonardo, con la mandíbula apretada. Y prefiero ser un idealista que un hombre
43:39sin escrúpulos como tú. Jamás te perdonaré lo que intentaste hacerle a ese niño. La reconciliación
43:46entre padre e hijo parecía imposible. Estaban en dos bandos opuestos de una guerra que iba más allá
43:51del amor o el deber. Era un choque de visiones del mundo, de honor contra ambición, mientras el drama
44:00de los Guzmán se desarrollaba, Pepa, con su instinto agudo, notó algo extraño.
44:08Vio a Luisa escabullirse hacia el bosque y, movida por una corazonada, la siguió a distancia.
44:16Lo que vio confirmó sus peores temores. Oculta tras unos matorrales, fue testigo de un
44:21encuentro secreto entre Luisa y Tomás. No pudo oír lo que decían, pero la tensión era evidente.
44:30Vio a Tomás agarrar a Luisa del brazo con violencia, vio el miedo en el rostro de ella
44:35y cómo le entregaba un pequeño objeto envuelto en un paño. Era obvio que algo oscuro estaban
44:42tramando. Pepa se retiró sin hacer ruido, con el corazón encogido. Amaba a Luisa como
44:49a una hija, pero lo que acababa de ver la llenaba de dudas. ¿Debía contárselo a lejos,
44:54o debía enfrentar a Luisa primero? El destino, sin embargo, se adelantó a su decisión de
45:01la forma más cruel posible. Tomás, en su torpeza o en su arrogancia, había dejado caer
45:08algo durante su encuentro con Luisa. Era un trozo de papel, una nota. Más tarde, Alejo,
45:16que paseaba por esa misma zona del bosque buscando calmar su ansiedad, lo encontró en el suelo.
45:21Lo recogió, intrigado. Al desdoblarlo, su mundo se vino abajo. No era una nota cualquiera.
45:32Era un recibo de un prestamista de la ciudad, un pagaré por una suma considerable.
45:39Y en él, figuraba la venta de una talla religiosa de San Miguel, siglo XVII. Ató cabos de inmediato.
45:46La capilla de la casa grande. La desaparición de la talla que Atanasio había comentado con pesar esa
45:53misma mañana. La actitud extraña de Luisa. Su encuentro con Tomás. Todo encajó en su mente
46:00como las piezas de un rompecabezas macabro. La prueba de la implicación de Luisa, de su traición,
46:09estaba ahora en sus manos. El dolor que sintió fue agudo, físico, como si le hubieran apuñalado
46:15por la espalda. La mujer que amaba, la mujer por la que habría dado la vida, le había mentido y le
46:23había robado no solo a sus patrones, sino a él, su confianza. No sabía qué hacer. El descubrimiento
46:31lo había dejado paralizado, con el corazón hecho pedazos. Mientras el drama de la casa pequeña alcanzaba
46:38su clímax, en la casa grande, Rafael y Adriana comenzaban a albergar una nueva y terrible sospecha.
46:47La detención de Úrsula había sido un paso crucial, pero algo no cuadraba. La forma en que Victoria había
46:53reaccionado, su pánico apenas disimulado, su insistencia inicial en la inocencia de su sobrina,
47:00todo les parecía sospechoso. No es posible que no supiera nada, Rafael, dijo Adriana,
47:08mientras conversaban en la terraza. Victoria es muchas cosas, pero no es tonta. Úrsula vivía
47:16bajo su techo, era su sobrina, su confidente. Es imposible que no notara su comportamiento,
47:23sus planes. Pienso lo mismo. Combino Rafael con el ceño fruncido.
47:31Mi madre es una experta en ver y oír todo lo que pasa en esta casa. Su ignorancia en este asunto es
47:37demasiado conveniente. Creo que, como mínimo, sospechaba. Y si sospechaba y cayó, es cómplice,
47:46cómplice del asesinato de mi hermano. La idea era monstruosa, casi impensable. Pero a medida
47:52que repasaban los acontecimientos, las piezas encajaban. El intento de Victoria de restar
48:00importancia a las sospechas iniciales, su defensa a ultranza de Úrsula, no eran actos de lealtad
48:06familiar, sino de pura autoconservación. Creían que Victoria sabía mucho más de lo que aparentaba,
48:13que su inocencia era una farsa cuidadosamente construida. Y no estaban dispuestos a permitir
48:19que esa mentira continuara. Mi padre está destrozado. Dijo Rafael, con una nueva determinación
48:26en su voz.
48:29Pero merece saber toda la verdad, por muy dolorosa que sea. Merece saber con quién ha compartido
48:35su vida todos estos años.
48:38¿Estás diciendo que debemos enfrentarnos a ella? ¿Y a tu padre? Preguntó Adriana, consciente
48:43de la magnitud de lo que proponían.
48:47Estoy diciendo que debemos abrirle los ojos al duque, sentenció Rafael. Le mostraremos
48:53la verdadera cara de su esposa, aunque eso suponga destruir lo que queda de esta familia.
48:59La justicia para Julio no estará completa hasta que todos los culpables, ya sea por acción
49:04o por omisión, paguen por lo que hicieron.
49:07La decisión estaba tomada. Mientras la semana llegaba a su fin, una nueva tormenta, quizás
49:15la más devastadora de todas, se estaba formando en el horizonte de Valle Salvaje. El enfrentamiento
49:22final estaba a punto de comenzar, y sus consecuencias serían, sin duda, imprevisibles.
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