Colchones expuestos a los débiles rayos del sol, estantes, ropa tendida y personas sacando agua de sus viviendas, era el panorama que se observaba ayer al llegar a La Ciénaga, un día después de que las torrenciales lluvias provocaran graves daños en el Gran Santo Domingo.
Las lluvias y el aumento repentino del caudal no le dieron tiempo a sacar sus ajuares, que quedaron en estado deplorable.
“Lo perdimos todo, ya no tenemos nada”, exclamó Cándida Pineda, una de las afectadas.
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