NO SERÁ UN ROYAL PROPIO DE VANIDAD, QUERIENDO AVASALLAR COMO NAVÍO SOBRE CHALUPA, VOLAR COMO ÁGUILA IMPERIOSA O SURCAR COMO VELOCÍPEDA SAETA QUE CORTA EL AIRE. Vemos a la funcionaria royal Letizia La Fiztizia provocando un incidente con el presidente de la República de Portugal, al importunarle durante una recepción en el palacio real de Madrid, al obligarle a retroceder en el proceso de avance de la ceremonia, con el fin de que el jefe del Estado portugués se adapte al ritmo de la funcionaria royal. La situación provoca una estampa muy deslucida por la ruptura de la elegancia en la conducción de la ceremonia, pues a un jefe de Estado no se le puede interumpir en sus avances, sino que siempre debe alabarse su nombre, glorificar todas sus maravillas gubernativas fuera de rapiña y del yerro corrupcional, publicando siempre las grandezas de sus obras.
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