EL DESENGUANTADO PARA SALUDO A UN ROYAL SIGNIFICA EL DESAPODERAMIENTO DE LA MANO, COMO QUE ES APÉNDICE DE PODER. Nos estamos refiriendo al guante de gala propio de las uniformidades oficiales (incluso de las académicas propias de los doctorados), no al guante de sociedad, ni menos al de trabajo. En este egregio channel nos hemos ocupado, desde hace tiempo, del grave error protocolario consistente en ofrecer saludo a los funcionarios royales en ocasiones solemnes con gala, sin desenguantarse. Este es un vicio por ignorancia que debe corregirse, pues ataca a los más sólidos fundamentos de la simbolización del poder que encarna la monarquía. Se debe desenguantar siempre la mano derecha, que es la que ofrece el saludo, gesto que se prepara instantes antes de llegar la real figurilla, sujetando el complemento con la mano izquierda en tanto se ejecuta la salutación para, una vez finida esta, recuperar la pieza que vuelve a enfundarse en la manecilla derecha. Gesto sencillo pero prestoso de elegancia y magnificencia, que muchos no realizan por ignorancia o por vagamundia. Que es signo de poder lo acredita que, de antiguo, los caballeros de corte como los hidalgos de campo cubrían el desnudo de sus manos con guantes, salvada la noble actividad de cetrería que requería el resguardo protector de manos y brazos con guantes frente a la fiereza de las rapaces. Es indistinto que el royal vaya o no enguantado en el momento del saludo, pues siempre ha de llevarse a efecto el desenguantado para saludarle y se aplica siempre a hombres como a mujeres, sin que importe que el guante sea de un color u otro, sea de cuero, de piel de cabritilla o de punto, aunque de suyo el guante de gala ha de ser, por naturaleza, de níveo blancor. La videola que presentamos es especialmente didáctica pues, en el mismo acto, podemos ver a dos oficiales militares pertenecientes a la Real Casa y Hacienda de la Monarquía hispánica, uno de los cuales se desenguanta y el otro no, con lo que las imágenes son suficientemente expresivas por sí mismas. Además, se observa el correcto desenguantado de otro oficial militar, perteneciente al Ejército de la república de Portugal, aunque porta guantes oscuros, que no son propiamente de gala sino parte de la uniformidad castrense de oficio, como lo son los guantes de los aviadores o los guantes de los chóferes de vehículos, pero que valen como gala si lo es el uniforme que se viste en ese momento.
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