Héctor Alterio ha muerto com 96 años. Exiliado en España desde 1974 al ser amenazado por paramilitares argentinos, supo convertir la fractura biográfica en una fuerza creativa. Desde entonces, su rostro se volvió familiar en algunas de las películas clave del cine de ambos lados del Atlántico, trabajando con directores fundamentales y participando en títulos que hoy forman parte del canon. Fue protagonista de historias atravesadas por la memoria, la culpa, la política y la intimidad, siempre con una contención que hacía más profundo cada gesto. 'Cría Cuervos' de Carlos Saura, 'Pascual Duarte', de Ricardo Franco, 'Asignatura Pendiente', de José Luis Garci, o 'Mi general', de Jaime de Armiñán, son algunas de las casi cien películas en las que participó.
Alterio no fue un actor de exhibición, sino de fondo. Su interpretación se apoyaba en la palabra justa, en el silencio, en una mirada capaz de sostener una escena entera. Tanto en el cine como en el teatro, dejó una huella ética y artística difícil de igualar. Con su muerte se va un intérprete esencial, pero queda una filmografía inmensa y una forma de entender el oficio que seguirá dialogando con las generaciones futuras.
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