El consumo continuado de alcohol, incluso en cantidades que muchos consideran moderadas, puede adelantar en más de una década la aparición de un ictus hemorrágico y aumentar significativamente su gravedad. Un nuevo estudio, realizado en el Massachusetts General Hospital y publicado en la revista Neurology, ha cuantificado esta relación, demostrando que quienes beben de forma habitual tres o más bebidas alcohólicas al día sufren esta lesión a los 64 años de media, frente a los 75 años de los no bebedores o bebedores ocasionales. Esta diferencia crítica se traduce en 11 años de vida saludable perdidos.
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