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#capítulo256 #TomásRequena
Avance ‘Valle Salvaje’: ¿Quién es Tomás Requena? en el capítulo 256 (17 de septiembre)
Un nuevo personaje llega a 'Valle Salvaje' en el capítulo 256 que se emite este miércoles 17 de septiembre.
El sol de la tarde del diecisiete de septiembre caía sobre Valle Salvaje con una languidez melancólica, tiñendo de oro y ámbar los tejados de las casas y las copas de los árboles que se aferraban a las laderas. Era una belleza apacible, casi indiferente al torbellino de pasiones, secretos y temores que s ...
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#‘ValleSalvaje’, #capítulo256¿Quién, #TomásRequena
Transcript
00:00Avance Valle Salvaje. ¿Quién es Tomás Requena? En el capítulo 256, 17 de septiembre.
00:18Un nuevo personaje llega a Valle Salvaje en el capítulo 256 que se emite este miércoles 17
00:25de septiembre. El sol de la tarde del 17 de septiembre caía sobre Valle Salvaje con una
00:32languidez melancólica, tiñendo de oro y ámbar los tejados de las casas y las copas de los árboles
00:38que se aferraban a las laderas. Era una belleza apacible, casi indiferente al torbellino de
00:44pasiones, secretos y temores que se agitaba en el corazón de sus habitantes. El aire, preñado del
00:52aroma a tierra húmeda y pino, llevaba consigo los susurros de confesiones inminentes y venganzas
00:58que comenzaban a tejerse en la penumbra. Dentro de los muros de la hacienda de los Galvez de Aguirre,
01:05el tiempo parecía verse detenido, suspendido en la tensión palpable que emanaba de cada rincón.
01:13Era una casa de susurros, donde el eco de la muerte de Julio aún rebotaba en los pasillos y
01:18envenenaba el presente. Rafael, con el alma carcomida por el duelo y la sospecha, había
01:26decidido que ese día, el silencio se rompería. Encontró a Ana en el salón de costura, con los
01:34dedos inertes sobre un bordado a medio terminal. La luz que entraba por el ventanal iluminaba las
01:40motas de polvo que danzaban en el aire y el pálido rostro de la joven, un lienzo de angustia
01:45contenida. Ana, la voz de Rafael fue suave, pero con un filo de acero que la hizo sobresaltarse.
01:55Necesitamos hablar, otra vez. Ella levantó la vista, sus ojos grandes y asustados buscando
02:01una vía de escape inexistente. Señor Rafael, yo ya le he dicho todo lo que sé. No hay nada más.
02:10Rafael se acercó lentamente, rodeando la mesa de costura como un depredador que acorrala a su
02:15presa. No había violencia en sus movimientos, sino una inmensa y pesada congoja que era,
02:23de alguna manera, más intimidante.
02:27No, Ana, no me has dicho nada. Me has recitado una historia, la misma historia que Úrsula te ha
02:33enseñado a recitar. Se detuvo frente a ella, sus sombras mezclándose en el suelo de madera.
02:38Ana, mírame a los ojos y dime que no sabes nada más sobre la muerte de mi hermano. Mírame y júrame
02:45que no hay un secreto que te está consumiendo por dentro. Las manos de Ana temblaban, abandonando el
02:52bastidor. Señor, por favor, no me atormente. ¿Te atormento yo? Rafael casi río, un sonido amargo y
03:01hueco. El tormento, Ana, es levantarse cada mañana sabiendo que el asesino de Julio respira este mismo
03:08aire, quizás come en esta misma mesa. El tormento es ver cómo la mentira se ha instalado en esta casa
03:15como una plaga. Tú tienes el antídoto. Lo veo en tus ojos cada vez que me miras. Se inclinó, apoyando
03:24las manos en los brazos del sillón donde ella se sentaba, atrapándola. Su voz bajó a un susurro
03:32desesperado. ¿Fue un accidente? ¿Ana? ¿Tropezó? ¿Se cayó? Si es así, dímelo. Lo entenderé, pero este
03:41silencio, este pacto con la oscuridad que has hecho con Úrsula, nos está matando a todos. A mí, Adriana,
03:50y te está matando a ti. Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Ana, silenciosas y calientes.
03:59Cada palabra de Rafael era una llave que intentaba forzar la cerradura de su miedo.
04:05Recordó la noche, el grito ahogado de Julio, el rostro impasible de Úrsula en la penumbra,
04:11su mano fría sobre la de ella, sellando un pacto de silencio con una amenaza velada.
04:16Yo, no puedo, sollozó, negando con la cabeza, el movimiento frenético y desvalido.
04:26No puedes o no quieres, insistió Rafael, su paciencia deshilachándose. ¿Qué te prometió
04:32Úrsula? ¿Protección? ¿Dinero? ¿O te amenazó? Dímelo, Ana, por el amor de Dios.
04:38Déjame ayudarte, juntos podemos enfrentarla, pero solo, estoy ciego. Eres mis ojos.
04:48La puerta del salón se abrió con un suave crujido, y la figura imponente de Úrsula se
04:53recortó en el umbral. Su rostro era una máscara de serena preocupación, pero sus ojos, dos esquirlas
05:01de hielo, se clavaron primero en Rafael y luego en la deshecha Ana. Rafael, ¿qué estás
05:08haciendo? Su voz era un reproche envuelto en seda. ¿No ves que estás asustando a la
05:13pobre muchacha? Ya te ha dicho que no sabe nada. Tu dolor te está volviendo cruel. Rafael
05:20se enderezó, girándose para enfrentarla. La atmósfera en la habitación se volvió
05:25gélida. Mi dolor, Úrsula, me está volviendo perspicaz, y veo tu mano en cada una de sus
05:32palabras, en cada uno de sus silencios.
05:37Estás desvariando, replicó ella, avanzando hacia la habitación. Se detuvo junto a Ana y
05:43le puso una mano reconfortante en el hombro. El gesto era protector, pero Ana sintió un
05:50escalofrío. La presión de los dedos de Úrsula era una advertencia. Un recordatorio. Deja
05:57en paz a la chica. Continuó Úrsula. Si quieres buscar culpables, búscalos fuera de esta casa.
06:05No atormentes a los que te son leales. Rafael la miró, una larga y dura mirada cargada de desprecio.
06:13Sabía que había perdido esa batalla. Por ahora, se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo en el
06:18umbral y miró por encima del hombro a Ana. La verdad siempre encuentra la forma de salir a la
06:25luz, Ana. Siempre, y cuando lo haga, espero por tu bien que estés del lado correcto.
06:33Salió, dejando tras de sí un silencio denso y cargado. Úrsula esperó a que el sonido de sus
06:38pasos se desvaneciera. Luego, se inclinó hacia Ana, su aliento frío cerca de la oreja de la joven.
06:45Niña estúpida. Siseó, su voz despojada de toda falsedad.
06:52¿Creyas que podías hablar? ¿Creyas que sus palabras bonitas te iban a salvar? Él solo busca
06:57un culpable para calmar su conciencia. Si abres la boca, la primera en caer serás tú. Te acusarán
07:05de cómplice. Te encerrarán en un lugar donde no volverás a ver la luz del día.
07:09¿Es eso lo que quieres? Ana negó con la cabeza, las lágrimas ahora fluyendo por el terror.
07:19Yo no he hecho nada. Has callado. La corrigió Úrsula, su voz cortante. Y eso te hace tan
07:26culpable como el que empuñó el arma. Nuestra historia es la única que existe. Julio resbaló.
07:33Fue una tragedia, un accidente. Grábatelo en la mente hasta que te lo creas. Porque si dudas,
07:41si tan solo una palabra equivocada sale de tus labios, te juro por lo más sagrado que
07:45desearás no haber nacido.
07:46Rafael no puede protegerte de mí. Nadie puede. Se enderezó, su compostura perfectamente
07:55restaurada. Alisó una arruga inexistente en su vestido y miró a Ana con una falsa piedad. Ahora,
08:04sécate esas lágrimas. No le dé más motivos para sospechar. El luto ya ha durado suficiente. Salió de
08:12la habitación, dejando a Ana temblando en el sillón, atrapada en una red de miedo tan espesa
08:17que apenas podía respirar. El bordado a sus pies parecía una burla, un intento de tejer belleza en
08:25un mundo que se había vuelto irrevocablemente feo y peligroso. Lejos de la opresiva atmósfera de la
08:33hacienda principal, en la calidez de su hogar, Adriana y Rafael encontraron un breve respiro,
08:39un oasis en medio de su desierto de dolor. Estaban sentados en el porche, viendo cómo el sol descendía,
08:47en un silencio cómodo que no necesitaba palabras. Rafael había regresado de su infructuoso intento
08:55con Ana, el rostro sombrío, el alma cargada de frustración. Adriana, percibiendo su angustia,
09:03simplemente le tomó la mano, entrelazando sus dedos. No has conseguido nada, ¿verdad? Preguntó
09:12ella suavemente. Rafael suspiró, un sonido que pareció arrastrar todo el peso del mundo.
09:19Nada, Úrsula la tiene aterrorizada, es como hablar con un muro. Pero sé que sabe algo, Adriana.
09:25Lo sé, ten cuidado, mi amor, le susurró ella. Úrsula es peligrosa, no la subestimes.
09:36No lo hago, es precisamente por eso que no puedo rendirme. Dejar que se salga con la
09:41suya sería como dejar que mataran a Julio dos veces. Adriana se acurrucó contra él,
09:48apoyando la cabeza en su hombro. El silencio volvió a instalarse entre ellos, pero esta vez
09:53era un silencio de mutuo consuelo. Llevaban semanas navegando en un mar de incertidumbre
10:00sobre su futuro, sobre el frágil milagro que crecía en el vientre de Adriana. El médico había
10:07sido cauto, sus palabras llenas de advertencias sobre los riesgos, dejando una sombra de temor
10:12sobre la alegría del embarazo. Y entonces, ocurrió. Adriana se hirvió de repente, sus ojos abiertos
10:21de par en par. Una exclamación ahogada escapó de sus labios. ¿Qué pasa? ¿Estás bien? Preguntó
10:29Rafael, la alarma tiñendo su voz. Ella no respondió. Simplemente tomó la mano de Rafael y la guió hacia
10:37su vientre, su rostro una mezcla de asombro, incredulidad y una alegría tan pura que iluminó
10:43sus facciones. Siente, susurró. Rafael esperó, conteniendo la respiración. Al principio, no sintió
10:53nada. Sólo la calidez de la piel de su esposa a través de la fina tela del vestido. Y entonces,
11:00un aleteo. Una pequeña y definitiva patada. Un mensaje desde el interior, una afirmación de vida
11:08que desafiaba toda la muerte y la tristeza que los rodeaba. Los ojos de Rafael se encontraron con
11:15los de Adriana, y en ellos vio el reflejo de su propia emoción abrumadora. Una lágrima solitaria
11:22rodó por la mejilla de Rafael. No era una lágrima de tristeza, sino de una gratitud tan profunda que
11:28dolía. Se ha movido, dijo él, su voz quebrada. Lo he sentido, Adriana río entre lágrimas.
11:36Está aquí, Rafael. Está vivo. Nos está diciendo que luchemos. En ese instante,
11:44el mundo exterior, con sus intrigas y sus sombras, desapareció. Sólo existían ellos tres. Un hombre,
11:53una mujer y la promesa de una nueva vida que se abría paso con una fuerza inesperada.
11:57La esperanza, que había sido una brasa moribunda, se reavivó de golpe, convirtiéndose en una llama
12:06brillante y cálida. Tenemos que ir a ver al galeno, dijo Rafael, su voz firme, llena de una nueva
12:14determinación. Mañana mismo, necesitamos saber si esto cambia algo, si significa que, que todo irá bien.
12:23Adriana asintió, su mano aún sobre la de él, ambas protegiendo el lugar donde la vida acababa
12:31de anunciar su presencia con un poder innegable. Por primera vez en mucho tiempo, el futuro no
12:39parecía un abismo oscuro, sino un horizonte incierto donde, quizás, una pequeña luz comenzaba
12:45a brillar. Mientras la esperanza renacía para unos, para otros, las relaciones se desmoronaban con la
12:54violencia de un castillo de naipes en una tormenta. La amistad entre Bárbara e Irene, que alguna vez
13:01pareció un pilar inamovible en sus vidas, se había fracturado hasta el punto de no retorno.
13:08La confrontación final tuvo lugar en el jardín de Irene, un lugar que había sido testigo de tantas
13:13confidencias y risas compartidas. Ahora, el aire estaba cargado de una tensión eléctrica,
13:22las flores de colores vibrantes parecían una burla a la oscuridad que se había instalado entre ellas.
13:29No puedo creerlo, Irene. La voz de Bárbara era un susurro roto, cargado de un dolor que la consumía.
13:35Después de todo lo que hemos pasado juntas, ¿eres mi hermana, o eso creía yo? ¿Cómo has podido
13:44hacerme esto? Irene, pálida y con los ojos enrojecidos de tanto llorar, no reguía la mirada
13:51de su amiga. Sabía que merecía cada gramo de su furia. Bárbara, yo no lo planee. Sucedió,
13:59no puedo controlar lo que siento. ¿Que no puedes controlarlo? Bárbara estalló,
14:06su voz subiendo de volumen, temblando de rabia y traición. No me hables de sentimientos. Háblame
14:14de lealtad, de respeto. Sabías lo que Leonardo significaba para mí. Lo sabías y no te importó.
14:20Te acercaste a él a mis espaldas, seduciéndolo con tu falsa dulzura, con tu aire de víctima.
14:26Eso no es justo, replicó Irene, dando un paso hacia ella. Leonardo y tú,
14:33vuestra relación estaba rota mucho antes de que yo. Antes de que tú te metieras en medio,
14:39la interrumpió Bárbara con crueldad. No te atrevas a culparme a mí. Tú eres la traidora,
14:45me has clavado un puñal por la espalda. Has destruido lo único bueno que me quedaba en la vida.
14:50Cada palabra era un golpe, y Bárbara las lanzaba con la intención de herir, de hacer que Irene sintiera
14:58una fracción del dolor que la estaba desgarrando por dentro. Ver a Leonardo e Irene juntos, la forma
15:06en que él la miraba, la ternura que antes le dedicaba a ella y que ahora era para su mejor
15:11amiga. Era una tortura insoportable. Lo siento, murmuró Irene, las lágrimas corriendo libremente
15:19por su rostro. Bárbara, te juro que lo siento más de lo que puedas imaginar. Perderte a ti es...
15:28Ya me has perdido. La cortó Bárbara, su voz volviéndose fría como el hielo,
15:33una calma aterradora reemplazando a la histeria. Y ahora quiero que te alejes. No quiero volver a
15:41verte. No te acerques a mí. Y, sobre todo, su mirada se endureció hasta convertirse en puro
15:47odio. No vuelvas a acercarte a Leonardo. Aléjate de nuestras vidas. Bárbara, por favor. He dicho que
15:57te alejes. Repitió ella, su voz un siseo mortal. Para mí, has muerto, Irene. La amiga que tenía,
16:07la hermana que quería, murió el día que decidió traicionarme con el hombre que amo.
16:13Sin esperar respuesta, Bárbara se dio la vuelta y se marchó, cada paso rígido y deliberado,
16:19como si temiera derrumbarse si se detenía. Dejó a Irene sola en el jardín, sollozando
16:27desconsoladamente, rodeada de una belleza que ya no podía ver, el corazón hecho añicos no sólo por
16:33la pérdida de su amiga, sino por el peso de una culpa que sabía que la acompañaría para siempre.
16:40Bárbara caminó sin rumbo, las lágrimas cegándola, el pecho a punto de estallar. El mundo se había
16:47vuelto un lugar hostil y solitario. La traición de Irene era un veneno que corría por sus venas,
16:54y el dolor era tan físico, tan agudo, que le costaba respirar. Se sentía vacía, rota, y en esa
17:03desolación, sólo un pensamiento persistía. Había perdido a su amiga, y quizás, también a Leonardo.
17:09Para siempre, la tensión entre Irene y Leonardo, por su parte, había llegado a un punto de ebullición.
17:21Tras la devastadora confrontación con Bárbara, Irene buscó a Leonardo, encontrándolo en la biblioteca.
17:29Necesitaba claridad, necesitaba saber si el sacrificio de su amistad más preciada había
17:34servido de algo. Leonardo estaba de espaldas a la puerta, mirando por la ventana la noche que caía.
17:44Sintió su presencia antes de verla. Irene, dijo sin volverse. Tenemos que hablar, Leonardo. Su voz
17:52era temblorosa pero firme. No puedo más con esto. Con las miradas furtivas, con las palabras no dichas,
18:00con el miedo. Bárbara lo sabe todo. Me odia. Leonardo se giró lentamente. Su rostro, habitualmente
18:09sereno, estaba marcado por la preocupación y el conflicto. ¿Qué ha pasado? Ha pasado que me ha
18:17acusado de traición. Y tiene razón. Irene se acercó, sus manos apretadas en puños a los costados.
18:24Tiene razón porque me he enamorado de ti, Leonardo, y ya no puedo ni quiero ocultarlo.
18:33El silencio que siguió a su confesión fue absoluto. Irene sintió que su corazón latía
18:38con tanta fuerza que amenazaba con salirse de su pecho. Había puesto todas sus cartas sobre la mesa,
18:46se había expuesto por completo, y ahora solo podía esperar su reacción.
18:50Leonardo la miró, y en sus ojos no había juicio ni rechazo, sino una profunda y abrumadora tristeza.
19:00Dio un paso hacia ella, acortando la distancia que los separaba, Irene. Susurró, su voz cargada
19:07de una emoción que ella no pudo descifrar. Dime algo, por favor. Le suplicó ella, al borde del
19:15colapso. Dime que no he destruido mi vida por nada. Dime que sientes algo, cualquier cosa. Él no
19:23habló. En su lugar, levantó una mano y, con una ternura infinita, le apartó un mechón de pelo que
19:30le había caído sobre el rostro. Su pulgar rozó su mejilla, limpiando una lágrima solitaria. El gesto
19:38fue tan íntimo, tan lleno de un cariño contenido, que a Irene se le cortó la respiración.
19:45Las cosas son, complicadas. Dijo él finalmente, su voz apenas un murmullo. Bárbara. Bárbara ya no
19:54está en la ecuación. Le interrumpió Irene con una vehemencia desesperada. Ella misma ha puesto el
20:01punto y final. Ahora solo quedamos tú y yo. Y necesito saber. Leonardo la miró a los ojos, y por un
20:09instante, Irene vio en ellos un anhelo que reflejaba el suyo. Vio la promesa de algo que podría ser, un
20:18futuro que ambos deseaban pero que estaba rodeado de escombros. No sé qué nos depara el futuro, Irene.
20:25Admitió él con una sinceridad dolorosa. Todo está roto. Pero, hizo una pausa, su mirada
20:34intensificándose. No eres indiferente para mí. Ni mucho menos. No era la declaración de amor apasionada
20:42que ella había soñado, pero era suficiente. Era una semilla de esperanza. Su gesto cariñoso,
20:50la ternura en sus ojos, sus palabras, todo le decía que sus sentimientos no eran unilaterales.
20:59El futuro era incierto, sí, y el camino estaría lleno de dolor y de los fantasmas de la traición,
21:05pero en ese momento, en la quietud de la biblioteca, sintió que quizás, solo quizás,
21:11había una posibilidad para ellos.
21:13Leonardo no se apartó. Su mano seguía en el rostro de ella, un ancla en la tormenta.
21:22El espacio entre ellos vibraba con una electricidad que prometía un beso, una confesión más profunda,
21:28un nuevo comienzo. Pero ambos sabían que el tiempo para eso aún no había llegado. Primero,
21:36debían navegar por las ruinas que ellos mismos habían creado.
21:39En las altas esferas de Valle Salvaje, otras batallas se libraban, no con lágrimas y confesiones,
21:48sino con el frío acero de la política y el poder.
21:52En el suntuoso salón de la duquesa Victoria, el aire estaba tan tenso que podría verse cortado con un cuchillo.
22:00La matriarca, vestida con un impecable traje oscuro que reflejaba su estado de ánimo,
22:06paseaba frente a la chimenea apagada.
22:09Frente a ella, sentados en rígidos sillones de brocado, se encontraban su leal consejero,
22:15Atanasio, y un visiblemente incómodo José Luis.
22:20Esa, mujerzuela, siseó Victoria, la palabra cargada de un veneno glacial, ha osado desafiarme.
22:29En público, ha cuestionado mi autoridad y ha manchado mi nombre con sus insidiosas mentiras.
22:34La ofensa de Matilde había sido una herida directa a su orgullo.
22:40Durante una reunión del consejo del pueblo, Matilde, defendiendo a unos campesinos despojados
22:46de sus tierras, había insinuado públicamente que ciertos nobles, con la mirada claramente
22:51puesta en victoria, se enriquecían a costa de la miseria ajena, utilizando métodos que
22:57bordeaban la ilegalidad.
23:00La humillación para la duquesa había sido mayúscula.
23:03Duquesa, tal vez fue un exceso de celo por su parte, intentó mediar José Luis.
23:08No creo que Matilde midiera el alcance de sus palabras.
23:13Victoria se detuvo en seco y le lanzó una mirada que habría congelado el infierno.
23:20No me interesa su intención, José Luis, me interesa el resultado, y el resultado es
23:25que mi honor ha sido mancillado.
23:28Esto no quedará así.
23:30Atanasio, que había permanecido en silencio, con el rostro impasible, finalmente habló.
23:35Su voz era grave y mesurada.
23:39¿Qué tiene en mente, señora?
23:41Victoria se acercó a la ventana, observando sus dominios con una mirada depredadora.
23:48Matilde se ha erigido en la defensora de los débiles.
23:51Es hora de que aprenda lo que significa ser verdaderamente débil.
23:56No la enfrentaré directamente.
23:58Eso sería ponerme a su nivel.
24:00No, tomaré medidas por mi cuenta.
24:02Medidas que la aislarán, que la despojarán de todo su apoyo.
24:07Cuando termine, será una paria en este valle.
24:12Nadie se atreverá a dirigirle la palabra, y mucho menos a ayudarla.
24:17Le quitaremos el agua a su molino, metafórica y, si es necesario, literalmente.
24:22José Luis palideció, señora, eso es, extremo, podría arruinarla.
24:30Esa es precisamente la idea.
24:32Replicó Victoria sin atisbo de duda.
24:36Ha cometido el error de confundir mi civismo con debilidad.
24:39Le recordaré quién ostenta el verdadero poder en Valle Salvaje.
24:42Se giró hacia Atanasio, su mano derecha, el ejecutor de sus designios más oscuros.
24:52Atanasio, quiero que empieces a mover los hilos.
24:55Habla con los terratenientes, con los comerciantes.
25:00Recuérdales a quién le deben lealtad.
25:02Hazles entender que cualquier trato con Matilde o sus protegidos será considerado un acto de hostilidad hacia mí.
25:08Quiero que se le cierren todas las puertas.
25:13Atanasio asintió lentamente, una única y solemne inclinación de cabeza.
25:19Como ordene, duquesa.
25:21Más tarde esa noche, Atanasio buscó a Matilde.
25:25La encontró cerrando su pequeña oficina, un modesto local desde donde ayudaba a la gente del pueblo con sus problemas legales y administrativos.
25:32La calle estaba casi desierta, y la luz de un farol arrojaba largas sombras.
25:39Matilde la llamó, su voz resonando en el silencio.
25:45Ella se sobresaltó al verlo emerger de la oscuridad.
25:48¿Atanasio, qué haces aquí?
25:51Él se acercó, su rostro inescrutable.
25:54No había amenaza en su postura, sino una extraña y sombría solemnidad.
25:58Vengo a darte un consejo, aunque no me lo hayas pedido.
26:04Y te sugiero que lo escuches con atención.
26:07¿Un consejo tuyo?
26:08Replicó ella, desconfiada.
26:11Retira tus acusaciones.
26:13Pide disculpas públicas a la duquesa.
26:16Humíllate si es necesario.
26:18Es tu única salida.
26:19Matilde lo miró, indignada.
26:22¿Disculparme por decir la verdad?
26:23Jamás.
26:24Atanasio suspiró, un gesto casi imperceptible de pesar.
26:30Entonces no entiendes la gravedad de tu situación.
26:34Has despertado a un leviatán.
26:36Has enfurecido a una fuerza que no puedes comprender ni controlar.
26:41Lo que se avecina, Matilde, puede ser muy grave.
26:45No le tengo miedo.
26:47Declaró ella, aunque un escalofrío recorrió su espalda.
26:50¿Deberías?
26:53Dijo Atanasio, su voz bajando a un susurro ominoso.
26:57No se trata de miedo.
27:00Se trata de supervivencia.
27:02Has firmado tu propia sentencia.
27:04Solo he venido a decírtelo para que no digas que nadie te lo advirtió.
27:09Se dio la vuelta y desapareció en la oscuridad tan silenciosamente como había aparecido,
27:14dejando a Matilde sola en la calle vacía, con el eco de sus palabras resonando en su mente.
27:19Por primera vez, sintió una punzada de verdadero miedo.
27:25Había desafiado a la duquesa Victoria, y ahora, la sombra de las consecuencias se cernía sobre ella, larga y amenazante.
27:34En la taberna del pueblo, el ambiente era más melancólico.
27:38Francisco apuraba su copa de vino, mirando a su mejor amigo, Martín, con una tristeza que no podía disimular.
27:45La noticia de la partida de Martín había caído como una losa sobre él.
27:51Todavía no puedo creer que te vayas.
27:54Dijo Francisco, su voz ronca.
27:58Este lugar no será lo mismo sin ti, hermano.
28:02Martín forzó una sonrisa que no llegó a sus ojos.
28:04La vida sigue, Francisco, y la mía debe seguir en otro lugar. Ya no pinto nada aquí.
28:14Claro que pintas. Eres mi amigo. Eres parte de este pueblo.
28:18¿Es por un trabajo? ¿Dinero? Si es por eso, sabes que puedo.
28:22No es por eso. Lo interrumpió Martín suavemente. Dejó su vaso sobre la mesa de madera y miró a su amigo con una seriedad que geló a Francisco.
28:33Hay cosas que debo dejar atrás. Fantasmas, fantasmas, repitió Francisco, confundido.
28:41¿De qué hablas? Martín respiró hondo, reuniendo el valor que le había faltado durante tanto tiempo.
28:47Sabía que no podía irse sin confesar la verdad, sin limpiar su conciencia, aunque eso significara destruir la imagen que su amigo tenía de él.
28:59Hablo de Pepa, Francisco. El nombre de su difunta esposa en los labios de su amigo lo golpeó con la fuerza de un puñetazo.
29:09Francisco se quedó inmóvil, el color abandonando su rostro.
29:13¿Pepa? ¿Qué tiene que ver ella con esto?
29:17Todo, admitió Martín, la culpa grabada en cada línea de su rostro. Hay algo que nunca te conté.
29:25Algo que pasó entre ella y yo. No puedo irme de aquí llevándome este secreto. Te lo debo a ti, a vuestra memoria.
29:33Francisco lo miró, una mezcla de confusión y un miedo incipiente creciendo en su interior.
29:40¿Qué pasó, Martín? Dímelo de una vez. Martín bajó la mirada, incapaz de sostenerla de su amigo.
29:47Su voz, cuando finalmente habló, fue apenas un susurro cargado de años de arrepentimiento.
29:54La noche antes del accidente, la noche en que ella murió, estuvimos juntos. El silencio en la taberna pareció volverse ensordecedor.
30:04El murmullo de los otros clientes, el crepitar del fuego en la chimenea, todo se desvaneció.
30:13Francisco solo podía oír el zumbido de la sangre en sus oídos, ¿juntos? Articuló finalmente, la palabra áspera y extraña en su boca.
30:24¿Qué quieres decir, conjuntos? No es lo que estás pensando. Se apresuró a decir Martín, levantando la vista, sus ojos suplicando comprensión.
30:34No de esa manera. Discutimos, Francisco. Tuvimos una discusión terrible. Ella, ella me confesó que no era feliz, que se sentía atrapada.
30:48Y yo, yo le dije cosas horribles. Le dije que era una egoísta, que te estaba haciendo daño.
30:54Fui cruel. Estaba fuera de sí cuando se fue. Se subió al caballo, galopando a ciegas en la oscuridad.
31:04La confesión quedó suspendida en el aire, pesada e irrevocable. Francisco lo miraba fijamente, procesando la información.
31:13La imagen de la última noche de su esposa, que él recordaba con una dulzura teñida de tristeza, se estaba resquebrajando, reemplazada por una escena violenta y dolorosa.
31:24¿Por qué discutíais? Preguntó Francisco, su voz peligrosamente tranquila. Porque ella, Martín vaciló, sabiendo que la siguiente revelación sería la peor de todas.
31:36Ella estaba enamorada de mí, Francisco. O eso creía ella. Y yo la rechacé. Le dije que nunca traicionaría a mi mejor amigo.
31:47Pero lo hice de la peor manera posible. Con rabia, con desprecio. Y esa rabia, creo que esa rabia la mató.
31:54Si no hubiera discutido con ella, si hubiera sido más amable, quizás no habría cabalgado de esa manera, quizás.
32:05No pudo terminar. La emoción lo ahogó. Francisco permaneció en silencio durante un largo rato, su rostro una máscara de piedra.
32:13La traición era de una naturaleza diferente a la que había imaginado, pero no menos dolorosa.
32:22Era la traición del secreto, de la omisión. Su mejor amigo y su esposa habían compartido un secreto que lo excluía.
32:30Un drama del que él no había sido más que un espectador inconsciente.
32:33Todos estos años, susurró Francisco, su voz temblando. Todos estos años has guardado silencio.
32:43Me has visto llorar su muerte. Me has consolado. Sabiendo esto, tenía miedo. Confesó Martín, su propia voz rota.
32:53Miedo de perderte. Miedo de hacerte más daño. Fui un cobarde. Y he vivido con esta culpa cada día de mi vida.
32:59Por eso me voy. No puedo seguir mirándote a la cara, sabiendo que te he mentido.
33:06Francisco se levantó lentamente, la silla chirriando contra el suelo de madera.
33:13No miró a Martín. Su mirada estaba perdida en algún punto del pasado, en un recuerdo ahora contaminado.
33:21No sé qué decirte, Martín. Dijo finalmente, su voz vacía de toda emoción. No sé si puedo perdonarte.
33:29Y sin más, se dio la vuelta y salió de la taberna, dejando a Martín solo con su confesión y la demoledora certeza de que, al intentar aliviar su culpa, acababa de destruir la amistad más importante de su vida.
33:45Mientras viejas amistades se rompían, una nueva presencia llegaba a Valle Salvaje, trayendo consigo el misterio y el eco de un pasado desconocido.
33:54En la casa pequeña, la rutina se vio interrumpida por el sonido de un carruaje deteniéndose en la entrada.
34:04Luisa, que estaba en el jardín, se giró con curiosidad, seguida por las miradas de los otros habitantes de la casa.
34:11Del carruaje descendió un joven deporte elegante y sonrisa fácil. Era alto, de cabello oscuro y ojos inteligentes que parecían observarlo todo con una mezcla de interés y diversión.
34:24Vestía con un estilo que denotaba viajes y una cierta sofisticación que no era común en el valle.
34:33Cuando sus ojos se posaron en Luisa, su sonrisa se ensanchó.
34:37Luisa, ¿eres tú? Por todos los cielos, no has cambiado nada.
34:43Luisa se quedó paralizada por un instante, el rostro del joven desatando una avalancha de recuerdos lejanos.
34:49Y entonces, el reconocimiento la golpeó, seguido de una oleada de incredulidad y alegría pura.
34:59Tomás, Tomás Requena, exclamó, corriendo hacia él. Se encontraron en un abrazo espontáneo y afectuoso, riendo como si los años no hubieran pasado.
35:11No puedo creer que estés aquí. ¿Qué haces en Valle Salvaje? Pensé que estabas en las Américas.
35:16¿Larga historia? Dijo él, separándose pero sin soltar sus manos.
35:23Digamos que el nuevo mundo ya no tenía nada nuevo que ofrecerme.
35:29Decidí volver a la tierra que me vio nacer. Y mi primera parada tenía que ser para ver a mi vieja amiga.
35:36La llegada de Tomás Requena fue una sorpresa para todos.
35:39Se presentó como un amigo de la infancia de Luisa, y su encanto natural no tardó en disipar la desconfianza inicial.
35:48Sin embargo, había algo en su mirada, una agudeza, una forma de observar a la gente y los lugares, que sugería que su visita no era meramente social.
35:57Durante la cena, demostró ser un conversador brillante, entreteniendo a todos con historias de sus viajes.
36:07Pero fue cuando la conversación derivó hacia los asuntos del valle cuando su interés se agudizó.
36:12Así que esta tierra pertenece a los Galvez de Aguirre. Comentó, como de pasada, mientras cortaba un trozo de pan.
36:23Un apellido con mucha historia. Los conocí, a los de la generación anterior, claro.
36:30En mis tiempos mozos, la afirmación flotó en el aire, cargada de implicaciones.
36:36Luisa lo miró, sorprendida.
36:38¿Conociste a los Galvez de Aguirre?
36:42Muy bien, respondió Tomás, y sus ojos brillaron con un destello enigmático.
36:49Especialmente al viejo duque, un hombre, complicado, lleno de secretos, como estas tierras.
36:57Estoy seguro de que estas paredes, si pudieran hablar, contarían historias fascinantes.
37:02Su mirada recorrió el comedor, deteniéndose por un instante en cada rostro, como si estuviera calibrando, evaluando.
37:13Había una confianza en él, una seguridad que parecía provenir de un conocimiento oculto.
37:20No era solo un viajero de paso, era un hombre con un propósito.
37:24La alegría de Luisa al reencontrarse con él era palpable.
37:27Reía con una libertad que no se le había visto en mucho tiempo, compartiendo con Tomás recuerdos de una juventud lejana y más sencilla.
37:38Para ella, su llegada era un soplo de aire fresco, una conexión con un pasado feliz.
37:43Pero para un observador agudo, la llegada de Tomás Requena a la casa pequeña, justo en ese momento de agitación y secretos en Valle Salvaje, parecía demasiado oportuna para ser una coincidencia.
37:59Afirmaba ser un amigo de Luisa, pero su conocimiento de los Galvez de Aguirre insinuaba una conexión mucho más profunda y, quizás, mucho más peligrosa con el corazón oscuro del valle.
38:10El joven de la sonrisa fácil y los ojos observadores era una incógnita, una pieza nueva en un tablero ya de por sí complicado, y nadie podía prever si su llegada sería una bendición o el presagio de una nueva tormenta.
38:27Su sombra se proyectaba ya sobre el futuro de todos, tan incierta y alargada como la de los cipreses bajo la luna.
38:33El capítulo 256 de Valle Salvaje llegaba a su fin, no con respuestas, sino con nuevas y más profundas preguntas, dejando los corazones de sus personajes y de su audiencia en un vilo insoportable, esperando el amanecer de un nuevo día que prometía ser aún más dramático que el anterior.
38:52El capítulo 24 de Valle Salvaje
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