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#ValleSalvajeLuisa #AlejoEl #precio
Luisa y Alejo: El precio de la inocencia
En Valle Salvaje, la pasión y la injusticia se entrelazan en una historia que desafía los límites del amor y el poder. Luisa, una joven inocente acusada de robar una talla sagrada, lucha por mantener la esperanza desde una fría celda, mientras Alejo, el hombre que la ama, se enfrenta al desafío más humillante de su vida: suplicar ayuda a su implacable padre, Don Genaro de Valdepeñas, y negociar con el despiadado Duque José Luis de Guzmán.

Pero el precio ...
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Transcript
00:00Luisa y Alejo. El precio de la inocencia. En Valle Salvaje, la pasión y la injusticia
00:11se entrelazan en una historia que desafía los límites del amor y el poder.
00:18Luisa, una joven inocente acusada de robar una talla sagrada, lucha por mantener la esperanza
00:24desde una fría celda, mientras Alejo, el hombre que la ama, se enfrenta al desafío
00:29más humillante de su vida. Suplicar ayuda a su implacable padre, don Genaro de Valdepeñas,
00:35y negociar con el despiadado duque José Luis de Guzmán.
00:40Pero el precio de la libertad de Luisa será alto. En el palacio, los hilos del poder,
00:46la venganza y los secretos mortales se tensan. Damasó regresa con un oscuro plan que amenaza
00:52con destruirlo todo. Victoria, atrapada entre el miedo y la astucia, decide tomar el control
00:58de su destino, y Bárbara, al borde del abismo, convierte la fiesta del duque en una tragedia
01:04a punto de estallar.
01:07En medio de traiciones, revelaciones y redenciones, Alejo y Luisa deberán desafiar al destino
01:14y a los hombres que gobiernan el valle.
01:16¿Podrá el amor sobrevivir cuando todo el poder conspira contra él? Una historia de
01:24orgullo, sacrificio y esperanza, donde cada promesa tiene un precio. Y cada corazón, una
01:30cicatriz.
01:31El aire en la celda era un sudario helado que se pegaba a la piel de Luisa. Cada piedra
01:39de los muros parecía exudar la desesperación de los que la habían precedido, un eco silencioso
01:44de vidas rotas y esperanzas perdidas.
01:49Llevaba horas, o quizás días, sentada en el jergón de paja, con la mirada perdida en
01:54la única y diminuta ventana enrejada que ofrecía una cruel porción de cielo azul, una libertad
02:00que le parecía tan lejana como las estrellas.
02:06El delito del que se la acusaba era un absurdo, una pesadilla tejida con hilos de malicia por
02:11alguien a quien no podía poner rostro.
02:16El robo de la talla de la ermita. Ella, que apenas se atrevía a alzar la voz, acusada
02:21de un sacrilegio.
02:24El miedo era un nudo en su garganta, pero la injusticia era un fuego que ardía en su
02:29estómago, una rabia impotente que luchaba por no consumirla.
02:36Pensaba en Pepa, sola en la casa pequeña, en el vacío dejado por Martín y ahora agrandado
02:41por su ausencia.
02:46Y pensaba en Alejo. Su nombre era un ancla y una herida. El amor que sentía por él era
02:51la única luz en esa oscuridad, pero también la fuente de un dolor agudo, imaginando su
02:56sufrimiento, su lucha desesperada contra un gigante invisible.
03:03Mientras tanto, a leguas de esa celda fría, Alejo se encontraba de rodillas. No ante un
03:09altar, sino ante el hombre cuyo poder y desprecio habían definido gran parte de su vida. Su padre,
03:15don Genaro de Valdepeñas, un terrateniente cuya influencia se extendía como la sombra
03:20de un roble centenario sobre toda la comarca.
03:25El despacho olía a cuero viejo, a tabaco caro y a una autoridad que no admitía réplica.
03:31Padre, se lo suplico, la voz de Alejo era un susurro ronco, quebrado por la angustia.
03:42Luisa es inocente, es una mujer buena, incapaz de cometer un acto tan vil. La están usando,
03:49la han señalado para ocultar a otro.
03:50Don Genaro lo miraba desde su imponente sillón de roble tallado, sus ojos grises, fríos como el
03:59acero, no mostraban ni un ápice de compasión. Su relación siempre había sido una tormenta de
04:07expectativas no cumplidas y resentimientos silenciosos. Alejo, con su espíritu libre y su
04:16amor por una mujer humilde, era la antítesis de todo lo que don Genaro valoraba, el linaje,
04:22el poder y las apariencias.
04:27¿Inocente? La voz de su padre era grave, cortante. ¿Y qué me importa a mí la inocencia de una
04:32campesina? Te lo advertí, Alejo.
04:38Te dije que esa mujer solo te traería desdicha y deshonra. Has manchado nuestro apellido
04:43arrastrándote por el fango por ella, y ahora vienes a mí, a suplicar.
04:50¿Qué esperas que haga, que mueva los hilos que tanto he tardado en tejer para salvar a una ladrona?
04:58No es una ladrona, gritó Alejo, golpeando el suelo con el puño, la frustración desbordándolo.
05:04Es la mujer que amo, y si el precio de amarla es suplicarle, lo haré mil veces. Le ruego,
05:13olvide por un momento su orgullo, su linaje, y véame como a un hijo que le pide ayuda.
05:22Ayúdeme a demostrar su inocencia. Usted tiene los medios, conoce a la gente adecuada en la santa
05:27hermandad. Un largo silencio se apoderó de la estancia. Don Genaro se levantó, sus pasos
05:36resonando sobre la madera púlida mientras se acercaba a la ventana. Miró sus vastas tierras,
05:44el origen de su poder. Para él, todo era una transacción, un juego de poder y deudas.
05:49Tu amor te ha vuelto débil y ciego, dijo, sin volverse. Pero eres mi sangre, para mi desgracia.
06:01Y un baldepeñas no puede ser el hazmerreír de la comarca. La gente murmura,
06:06se ríen de mi hijo, el que perdió la cabeza por una ratera.
06:12Eso sí me importa, se giró lentamente, su mirada calculadora. Haré lo que me pides.
06:20Hablaré con quien deba hablar. Pero nada es gratis, Alejo. Todo tiene un precio. Pagaré el que sea,
06:26respondió Alejo sin dudar, poniéndose en pie.
06:32No tan rápido le cortó su padre, levantando una mano. El precio no es para mí, es para ti.
06:40Quiero que demuestres que todavía corre por tus venas la sangre de un baldepeñas y no la
06:44agua chirle de un poeta enamorado. Las tierras del lindero norte, las que colindan con las del
06:52duque, llevan años en disputa. El duque se niega a reconocer nuestros antiguos mapas. Quiero ese
07:01reconocimiento. Quiero que vayas al palacio, te presentes ante José Luis de Guzmán y le arranques
07:09la firma en un nuevo acuerdo. Sin excusas, sin fracasos, consíguelo y moveré el mundo para sacar
07:18a tu amada de ese agujero. Fracasa y no volverás a dirigirme la palabra jamás. Ella se pudrirá en
07:28la cárcel y tú vivirás con ello. El corazón de Alejo se hundió. Pedirle ayuda a José Luis era casi
07:37tan humillante como pedírsela a su padre, y además, sabía que el duque no cedería fácilmente, menos aún
07:43con la tensión que su presencia en el palacio generaba. Pero la libertad de Luisa pendía de un
07:51hilo. No tenía elección. Lo haré, dijo con una determinación forjada en la desesperación.
08:00Tendrá esa firma. En el palacio ducal, la atmósfera era igualmente gélida, pero por razones muy distintas.
08:10Victoria, la duquesa, se sentía como una funambulista sobre un abismo. La llegada de
08:16Damaso, un fantasma de su pasado, había hecho temblar los cimientos de su precaria estabilidad.
08:25Su confesión nevuelto para recuperarte resonaba en su mente como una sentencia.
08:32Sabía que Damaso no era un hombre que aceptara un no por respuesta. Era un depredador paciente,
08:38y ahora había olido la debilidad en su matrimonio con José Luis, un matrimonio que era más un acuerdo
08:43comercial que una unión de corazones. Buscó a su marido, encontrándolo en la biblioteca,
08:51absorto en unos documentos. Su rostro estaba tenso, preocupado por cómo la presencia de Damaso
08:58afectaría su imagen, su meticulosamente planeado ascenso social.
09:02José Luis, tenemos que hablar, dijo Victoria, su voz firme a pesar del temblor de sus manos.
09:14Damaso es un peligro, para mí, para ti, para todo esto. No se detendrá ante nada.
09:22Tienes que ayudarme a que se vaya.
09:24José Luis levantó la vista de sus papeles, su expresión era de puro fastidio.
09:32Tu problema, Victoria, o el nuestro. Fue tu amante, no el mío. Ocúpate tú de tus fantasmas.
09:42Bastante tengo con intentar mantener las apariencias después de que ese hombre osara
09:46presentarse aquí y poner en duda mi juicio por haberme casado con alguien de tan baja cuna como
09:51Pilar. Delante de media corte, mi reputación está en juego. La frialdad de sus palabras fue como una
10:00bofetada. Victoria sintió como la última brizna de esperanza en su matrimonio se desvanecía.
10:11Estaba sola, completamente sola. Entiendo, dijo ella, una calma glacial apoderándose de su ser.
10:17Me ocuparé yo, pero no me subestimes, José Luis, ni a mí, ni al peligro que representa Damaso.
10:30Cuando todo esto estalle, y lo hará, no vengas a decir que no te lo advertí. Victoria salió de la
10:36biblioteca con una nueva resolución.
10:38Si nadie iba a luchar por ella, lucharía por sí misma. Decidió jugar el juego de Damaso, pero con sus
10:47propias reglas. Se acercaría a él, fingiría dudar, le daría falsas esperanzas para poder descubrir que
10:56se ocultaba realmente tras su obsesión. Sabía que no era solo amor o deseo. Con Damaso, siempre había
11:06algo más, un plan oculto, una ambición desmedida. Mientras tanto, Damaso no perdía el tiempo. Su
11:15conversación con la joven Matilde, la protegida de Atanasio, no había sido casual. Le había preguntado
11:25por Gaspar, un nombre que hizo que la muchacha se pusiera pálida. Gaspar era el antiguo capataz de
11:34las tierras del duque, un hombre que había desaparecido hacía años en circunstancias
11:38misteriosas. Matilde, asustada por la insistencia y la mirada depredadora de aquel hombre, corrió a
11:47contárselo a Atanasio. Señor Atanasio, dijo, sin aliento, encontrándolo en las caballerizas. Ese
11:58hombre, el señor Damaso. Me ha preguntado por Gaspar. Quería saber si yo sabía algo, si Gaspar le
12:07había contado algún secreto antes de... Desaparecer. Atanasio frunció el ceño, una profunda inquietud
12:16reflejada en su rostro. Él era uno de los pocos que conocía la verdad sobre la desaparición de Gaspar,
12:25una verdad peligrosa que implicaba directamente al duque José Luis. Que Damaso estuviera escarbando
12:33en ese asunto era una pésima señal. No vuelvas a hablar con él, Matilde. Evítalo a toda costa.
12:42Ese hombre es veneno le advirtió Atanasio. Luego, añadió, más para sí mismo que para ella. ¿Qué
12:48demonios pretende? Atanasio sabía que su testimonio sobre Tomás, el delincuente habitual,
12:58podría sembrar dudas sobre la culpabilidad de Luisa. Ya había hablado con un sargento de la
13:05Santa Hermandad, un hombre llamado Velasco, que parecía más razonable que sus superiores.
13:10Quizás era el momento de volver a hablar con él, de insinuarle que el robo de la talla podía ser una
13:18cortina de humo para algo mucho más grande y oscuro que estaba sucediendo en el valle.
13:26En la corte, los preparativos para la fiesta de Don Hernando estaban en pleno apogeo.
13:31Quería presentar oficialmente a Leonardo y Bárbara como pareja, consolidando así una
13:39alianza familiar y económica. Sin embargo, ni Leonardo ni Bárbara compartían su entusiasmo.
13:48Se sentían como dos piezas en un tablero que no controlaban.
13:53No estoy cómoda con esto, Leonardo confesó Bárbara una tarde, mientras paseaban por los
13:59jardines. Siento que tu padre nos está exhibiendo como un trofeo. No es así como imaginaba nuestro
14:07compromiso. Lo sé, respondió Leonardo, tomando su mano. Pero conoces a mi padre. Oponerse
14:16directamente solo empeoraría las cosas. Debemos ser inteligentes, ganar tiempo. Adriana,
14:25la hermana de Bárbara, observaba sus interacciones con creciente pavor. La actitud de Bárbara era
14:33errática, sus ojos a menudo perdidos en un vacío que Adriana reconocía demasiado bien.
14:41El recuerdo del último intento de suicidio de su hermana era una herida siempre abierta.
14:46Y aunque Rafael, su marido, intentaba calmarla diciendo que eran imaginaciones suyas, Pedrito,
14:56el joven mozo, compartía su inquietud.
15:00La señora Bárbara no está bien. Señora Adriana le dijo Pedrito en voz baja un día.
15:06El otro día la encontré junto al pozo, mirando al fondo. No me gustó su mirada. El miedo de Adriana
15:15se convirtió en un terror helado. Tenía que vigilar a su hermana de cerca, especialmente
15:23durante la fiesta, un evento que, presentía, podría ser el detonador de una nueva tragedia.
15:29La investigación de Isabel sobre Eva y Amadeo también se intensificaba. La sospecha de que
15:37eran hermanos, hijos ilegítimos de un noble fallecido, y no primos como afirmaban, se había
15:43convertido en una certeza. Un reciente error que cometieron, llamándose hermano y hermana en un
15:52momento de descuido creyendo que nadie los oía, había sido la confirmación que necesitaba.
15:59Se enfrentó a Francisco, su fiel confidente, exigiéndole la verdad. Sé que lo sabes, Francisco.
16:10Llevas años sirviendo a esta casa. Confirma mis sospechas. ¿Son hermanos? ¿Por qué lo ocultan?
16:18Francisco, un hombre leal pero atrapado entre dos fuegos, suspiró, derrotado. Sí, señora Isabel.
16:29Son hermanos. Lo ocultaron para poder heredar ambos una pequeña fortuna que su padre les dejó,
16:35estipulando que debía ser para un único heredero legítimo.
16:41Si se descubría que eran dos, y además bastardos, no recibirían nada. La revelación no sorprendió a
16:48Isabel, pero sí las posibles consecuencias.
16:50Esa mentira podría tener implicaciones legales y sociales devastadoras para los dos jóvenes.
17:02Alejo llegó al palacio ducal con el corazón encogido. Solicitar una audiencia con José Luis fue una prueba de fuego.
17:08El duque lo recibió con una sonrisa condescendiente, disfrutando visiblemente de su posición de poder.
17:20Vaya, vaya, don Alejo de Valdepeñas. ¿Qué te trae por mis dominios? ¿Has venido a escribir un poema sobre mis jardines?
17:30Alejo ignoró la puya, su rostro una máscara de seriedad. Vengo a hablar de negocios, duque.
17:38Sobre las tierras del lindero norte. Mi padre desea zanjar la disputa de una vez por todas.
17:48Aquí traigo una propuesta y los mapas antiguos que certifican nuestra propiedad.
17:53José Luis examinó los documentos con fingido interés.
17:59La petición era una oportunidad de oro para humillar a los valdepeñas. ¿Y por qué debería yo ceder ahora lo que he defendido durante años?
18:06Tu padre es un hombre arrogante.
18:11No me gusta su tono. Mi padre está dispuesto a ser.
18:15Razonable, dijo Alejo, eligiendo sus palabras con cuidado.
18:21Y yo, yo necesito esa firma más de lo que imagina.
18:25La desesperación en la voz de Alejo no pasó desapercibida para el duque.
18:28Una idea cruel y brillante cruzó su mente.
18:35De acuerdo, Valdepeñas.
18:37Firmaré tu acuerdo.
18:41Pero, como tu padre bien sabe, todo tiene un precio.
18:45Se reclinó en su silla, saboreando el momento.
18:48Quiero que hagas algo por mí.
18:53Damaso, el visitante que tenemos en el palacio, me incomoda.
19:00Quiero que lo provoques.
19:01Quiero que lo humilles públicamente.
19:03Que le hagas perder los estribos y me dé una excusa para echarlo de aquí sin que parezca que es por un asunto personal con mi esposa.
19:10Hazlo, y tendrás tu firma.
19:15Alejo se quedó petrificado.
19:17El duque le estaba pidiendo que se convirtiera en su matón, que atacara a un hombre que no conocía para resolver los problemas matrimoniales del propio duque.
19:28Era una humillación insoportable.
19:30Pero pensó en Luisa, en su rostro pálido entre los barrotes.
19:37Tragó saliva y orgullo.
19:38Considere lo hecho.
19:41Mientras tanto, Victoria había puesto en marcha su plan.
19:47Buscó a Damaso, encontrándolo en la sala de armas, admirando una colección de espadas antiguas.
19:56Damaso dijo, su voz suave, calculada.
19:59He estado pensando en lo que dijiste.
20:02Él se giró, una sonrisa triunfante asomando en sus labios.
20:08Ah, sí, ¿y a qué conclusión has llegado, mi querida Victoria?
20:13Que quizás, quizás tengas razón.
20:16Mi vida aquí no es lo que parece.
20:21José Luis solo se preocupa por su posición, por su nombre.
20:27Me siento sola.
20:29Era un cebo, y Damaso lo mordió sin dudarlo.
20:32Se acercó a ella, su presencia era abrumadora.
20:35Yo nunca te dejaría sola, Victoria.
20:41Juntos, podríamos tenerlo todo.
20:43El poder de José Luis no es nada comparado con lo que podríamos construir.
20:47Solo necesito una cosa para derribarlo para siempre.
20:53¿Una cosa?
20:54¿Qué cosa?
20:55Preguntó ella, manteniendo la calma a duras penas.
21:01Una prueba.
21:02Una prueba de que el duque no es quien dice ser.
21:04Un secreto que lo destruiría.
21:09Y sé que ese secreto lo tenía un hombre llamado Gaspar.
21:12Él desapareció.
21:13Pero sé que le confió la prueba a alguien.
21:15Y voy a encontrarla.
21:20Una vez la tenga, José Luis caerá, y tú y yo.
21:24Reinaremos.
21:26La sangre de Victoria se geló.
21:30Damaso no solo quería recuperarla,
21:33quería destruir a José Luis y usurpar su lugar.
21:38Y el misterio de Gaspar era la llave.
21:40De repente, comprendió la magnitud del peligro.
21:45No era solo una amenaza para su matrimonio, era una amenaza de muerte para su marido.
21:54A pesar de su frialdad, José Luis seguía siendo el hombre con el que se había casado,
21:59y la idea de que Damaso lo destruyera de una forma tan ruin la horrorizó.
22:03Tenía que advertirle, quisiera él escucharla o no.
22:10La noche de la fiesta llegó, envolviendo el palacio en un brillo febril de antorchas y candelabros.
22:15La música de la orquesta flotaba en el aire,
22:21pero no podía ocultar las corrientes de tensión que recorrían los salones abarrotados de nobles vestidos con sus mejores galas.
22:30Don Hernando, radiante, tomó a Leonardo y a Bárbara de la mano y los condujo al centro del salón.
22:36Mis queridos amigos, su voz resonó con orgullo.
22:42Esta noche tengo el inmenso placer de anunciar el compromiso oficial de mi hijo, Leonardo, con la bellísima señorita Bárbara.
22:52Un aplauso educado recorrió la sala.
22:54Bárbara forzó una sonrisa que no le llegó a los ojos.
22:57Se sentía como una muñeca en un escaparate.
23:03Adriana la observaba desde la distancia, el corazón en un puño.
23:09Alejo llegó a la fiesta con un nudo en el estómago.
23:12Buscó a Damaso con la mirada, encontrándolo cerca de la mesa de bebidas, charlando animadamente con un grupo de nobles.
23:22A su lado, José Luis le lanzó una mirada significativa.
23:25Era el momento. Respirando hondo, Alejo se acercó.
23:32Señor Damaso dijo, su voz más alta de lo necesario, atrayendo la atención de los que estaban cerca.
23:41He oído hablar mucho de usted. Dicen que es un hombre de grandes ambiciones, pero de escasos escrúpulos.
23:47Damaso se giró, enarcando una ceja.
23:53¿Y quién es usted para juzgar mis escrúpulos?
23:59Alguien que desprecia a los que trepan pisando a los demás, respondió Alejo, su voz cargada de un desprecio que no era del todo fingido.
24:06Hombres como usted son una plaga, carroñeros que se alimentan de la desgracia ajena.
24:14La tensión se podía cortar con un cuchillo. La música pareció desvanecerse. Damaso sonrió, una sonrisa gélida y peligrosa.
24:28Cuida tus palabras, muchacho. No sabes con quién estás hablando.
24:33Sé perfectamente con quién hablo, replicó Alejo, dando un paso más.
24:36Con un cobarde que amenaza a mujeres y hurga en el pasado para destruir a sus rivales.
24:48Fue la gota que colmó el vaso. Damaso, su rostro contraído por la furia, lanzó un puñetazo.
24:57Alejo lo esquivó a duras penas, y el salón estalló en un caos de gritos y empujones.
25:02José Luis sonreía satisfecho. Era la excusa perfecta.
25:09¡Guardias! Gritó el duque.
25:14Saquen a este hombre de mi casa. No toleraré semejante comportamiento.
25:19Mientras los guardias se llevaban a un damaso que gritaba amenazas, Victoria corrió hacia José Luis.
25:24Tienes que escucharme. Le espetó. Esto no es lo que parece. Damaso busca algo contra ti, algo relacionado con la desaparición de Gaspar.
25:38Quiere destruirte, pero José Luis, eufórico por su pequeña victoria, no la escuchó.
25:44Tranquila, querida. El problema ya está resuelto. Me he deshecho de él. En medio del tumulto, nadie se percató de que Bárbara había desaparecido.
25:59Adriana, con un pánico creciente, empezó a buscarla frenéticamente. Pedrito la encontró.
26:05Señora Adriana, la señora Bárbara, la vi salir hacia la terraza del ala oeste.
26:14Corrieron hacia allí, el corazón de Adriana martilleándole en el pecho. La encontraron al borde de la balaustrada, mirando el abismo oscuro del patio interior, a muchos metros más abajo.
26:28Las lágrimas surcaban su rostro. Bárbara, no. Gritó Adriana.
26:33Bárbara se giró, sus ojos llenos de una desesperación insondable.
26:41No puedo más, Adriana. No puedo vivir esta mentira. No puedo casarme con un hombre al que no amo.
26:49No puedo seguir fingiendo. Hablaremos compadre, encontraremos una solución, suplicó Adriana, acercándose lentamente.
26:56Pero por favor, aléjate del borde. En ese preciso instante, el sargento Velasco de la Santa Hermandad entró en el salón principal, seguido por dos de sus hombres.
27:10Se abrió paso entre la multitud hasta llegar a Atanasio. Señor Atanasio, su testimonio sobre Tomás nos ha hecho reconsiderar el caso de la joven Luisa, dijo en voz alta, para que todos lo oyeran.
27:25Hemos encontrado al verdadero ladrón. Tomás confesó. Dijo que alguien le pagó una buena suma para robar la talla y dejar una prueba falsa, un pañuelo, en la casa de la muchacha.
27:38Un murmullo de asombro recorrió la sala. Alejo, que acababa de asegurarse de que Damaso había sido expulsado, escuchó las palabras del sargento y sintió que el mundo dejaba de girar.
27:53¿Quién? Preguntó a Atanasio. ¿Quién le pagó? Al principio no quería decirlo, pero logramos que confesara continuó Velasco, y su mirada se posó en una figura que se encogía en una esquina del salón.
28:11Fue él, el capataz de Don Genaro. Quería vengarse de Alejo por un antiguo agravio y pensó que incriminar a su amada sería la mejor manera.
28:19El capataz, al verse descubierto, intentó huir, pero los guardias lo apresaron de inmediato.
28:31Don Genaro, el padre de Alejo, palideció. La deshonra que tanto temía no venía de una campesina, sino de su propia casa, de su propia gente.
28:40Alejo no esperó más. Salió corriendo del palacio, sin importarle las miradas, sin importarle el acuerdo, su padre o el duque.
28:51Solo le importaba una cosa. Llegar a la cárcel, llegar a Luisa. De vuelta en la terraza, Adriana había logrado acercarse a Bárbara.
29:06Dame la mano, hermana le dijo con voz suave. Juntas somos más fuertes. Superaremos esto.
29:12Te lo prometo. Bárbara vaciló, y finalmente, su mano encontró la de Adriana. Se abrazaron, llorando, unidas en el dolor y en la promesa de un nuevo comienzo.
29:29Leonardo, que las había seguido, lo vio todo desde la puerta. Su rostro no mostraba enfado, sino una profunda tristeza y comprensión.
29:38Supo en ese momento que jamás podría obligar a aquella mujer a amarlo. En el salón, el escándalo era mayúsculo.
29:51José Luis, al ver a Damas humillado y expulsado y el asunto del robo resuelto de una forma que no lo salpicaba, se creyó el vencedor de la noche.
30:00Pero entonces, Victoria se le acercó. Su mirada más fría y decidida que nunca. Te advertí que no me subestimarás, José Luis.
30:14Acabo de salvarte la vida, aunque no lo merezcas. Damas o sabe lo de Gaspar. Y ahora, yo también.
30:21Su voz era un susurro letal. A partir de esta noche, las cosas van a cambiar en este palacio.
30:32Ya no soy tu peón. Soy la duquesa. Y vas a empezar a tratarme como tal. O te juro que el secreto de Gaspar será el menor de tus problemas.
30:43José Luis la miró, por primera vez, no como a un adorno, sino como a una igual, como a una amenaza.
30:51El miedo se reflejó en sus ojos. Alejo galopó como si le persiguiera el mismo diablo.
31:01Llegó a las mazmorras de la Santa Hermandad justo cuando el sargento Velasco llegaba con la orden de liberación.
31:10La puerta de la celda se abrió con un chirrido que sonó a gloria. Luisa levantó la vista. Sus ojos se abrieron como platos al ver a Alejo en el umbral.
31:21Se puso en pie, temblando. Alejo, él no dijo nada. Simplemente corrió hacia ella y la envolvió en sus brazos, apretándola contra su pecho como si temiera que fuera a desvanecerse.
31:34La besó con toda la desesperación, el miedo y el amor que había acumulado. Se acabó, mi amor, susurró él contra su pelo.
31:45Eres libre, se acabó todo. Las lágrimas de Luisa no eran de tristeza, sino de un alivio tan profundo que dolía.
31:58Lloró por el miedo pasado, por la injusticia sufrida, pero sobre todo, por la felicidad de estar de nuevo en los brazos del hombre que amaba.
32:06Salieron de aquel lugar oscuro y respiraron el aire fresco de la noche. La luna llena bañaba el valle en una luz plateada, como una promesa de paz.
32:18Al día siguiente, regresaron a la casa pequeña. Pepa los recibió con un grito de alegría que se oyó en todo el pueblo.
32:31Se abrazaron los tres, una familia rota y ahora recompuesta. Poco después, don Genaro se presentó en la puerta.
32:38Su rostro era un mapa de emociones contradictorias, orgullo herido, ira, pero también un atisbo de algo que parecía respeto.
32:53Miró a Alejo y luego a Luisa. El capataz pagará por su traición, dijo con voz grave.
32:58En cuanto a ti, muchacho. Miró a su hijo. Conseguiste lo que querías. No de la forma que yo esperaba, pero lo hiciste.
33:12Has demostrado tener más agallas de las que te atribuía. Luego, para asombro de todos, se dirigió a Luisa.
33:21Señorita, lamento la injusticia que ha sufrido. Mi casa le ha causado un gran mal.
33:28Espero que pueda perdonarnos. Era lo más parecido a una disculpa que don Genaro pronunciaría jamás, y para Alejo, significó el mundo.
33:40Los días que siguieron fueron de calma y sanación. En el palacio, Victoria había tomado las riendas, estableciendo una nueva dinámica de poder con un temeroso José Luis.
33:50Bárbara, con el apoyo de Adriana y la sorprendente comprensión de Leonardo, rompió su compromiso y empezó a buscar su propio camino, libre de las imposiciones de su padre.
34:03Isabel decidió ayudar a Eva y Amadeo a regularizar su situación, usando su influencia para protegerlos.
34:15El valle, poco a poco, encontraba un nuevo equilibrio. Una tarde, mientras el sol se ponía tiñendo el cielo de naranja y púrpura, Alejo y Luisa paseaban por la colina que dominaba el valle.
34:27El mundo parecía estar en paz por primera vez en mucho tiempo. ¿Crees que de verdad se ha acabado todo? Preguntó Luisa, apoyando la cabeza en su hombro.
34:42Siempre habrá sombras, Luisa. Siempre habrá gente ambiciosa y corazones oscuros, respondió él, besando su frente.
34:49Pero mientras nos tengamos el uno al otro, mientras tengamos esta luz, podremos enfrentarnos a cualquier oscuridad.
35:01Se quedaron en silencio, mirando el paisaje, sintiendo el calor del otro. La pesadilla había terminado.
35:08Habían luchado contra el destino, contra el poder y la malicia, y habían ganado. Su amor no sólo había sobrevivido, sino que se había fortalecido, forjado en el fuego de la adversidad.
35:25Y en la quietud de aquel atardecer, en el corazón del valle salvaje, su futuro se extendía ante ellos, brillante, esperanzador y lleno de promesas.
35:34Tenían un final feliz, uno que ellos mismos habían construido.
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