💔 Valle Salvaje Capítulos 287 – 291 – En el silencio frío de la prisión, Adriana visita a Luisa, su antigua amiga y confidente.
Entre lágrimas, ambas enfrentan el peso del pasado: la traición, el dolor y una verdad que todavía las separa.
🕯️ En este avance exclusivo, veremos a dos mujeres marcadas por el destino, intentando perdonarse en un lugar donde ya no hay esperanza.
👑 Personajes principales: Adriana, Luisa, José Luis, Victoria, Mercedes, Úrsula, Rafael y Julio.
😢 Una secuencia llena de emociones, confesiones y heridas que todavía sangran.
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#ValleSalvaje #Adriana #Luisa #AvanceValleSalvaje #TVNRevisar #Telenovela #Drama #Avance289 #Avance290 #Avance291 #Prisión #Perdón
Entre lágrimas, ambas enfrentan el peso del pasado: la traición, el dolor y una verdad que todavía las separa.
🕯️ En este avance exclusivo, veremos a dos mujeres marcadas por el destino, intentando perdonarse en un lugar donde ya no hay esperanza.
👑 Personajes principales: Adriana, Luisa, José Luis, Victoria, Mercedes, Úrsula, Rafael y Julio.
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00:00Nada podía ocultarse ya. La carta de Isabel circuló entre los habitantes como un rayo,
00:07desmoronando en pocas horas lo que décadas de miedo habían construido. La Casa Casillas perdió
00:14su corona invisible y por primera vez el pueblo se atrevió a pronunciar el nombre de José Luis
00:20no con reverencia sino con compasión. Mercedes, con el corazón dividido entre el deber y el amor
00:27fraternal, guardó la carta en el altar de su casa sabiendo que la historia debía preservarse aunque
00:34doliera. Adriana lloró por Luisa que seguía presa víctima de los pecados ajenos mientras Pepa
00:42rezaba por Atanasio aún desaparecido en el palacio. Victoria vagaba como un fantasma entre las ruinas
00:51de su propio orgullo. Cada espejo reflejaba una mujer que ya no reconocía. El poder se le escapaba
00:59de las manos y su último aliado el silencio había muerto con Isabel. José Luis, en cambio, sintió por
01:07fin una paz que no conocía. Había perdido todo, su nombre, su fortuna, su respeto, pero por primera
01:16vez en años se sintió libre de la mentira. Al caer la tarde las campanas sonaron una vez más,
01:24pero esta vez no anunciaban condena sino redención. En el valle, donde los secretos habían germinado como
01:32malas hierbas, comenzaba a florecer una verdad nueva, nacida del dolor y la fe. El perdón no había
01:39llegado aún, pero al menos, por fin, alguien se había atrevido a pedirlo. Las campanas del convento
01:47repicaban suavemente cuando Adriana descendió del carruaje, cubierta con una capa oscura.
01:53Rafaela esperaba junto a la puerta lateral del claustro, donde una monja anciana la observaba con
01:59recelo. «Está prohibido recibir visitas», dijo la religiosa con tono severo. «Esta joven está bajo
02:08penitencia». Adriana bajó la cabeza con humildad. «Solo necesito verla unos minutos». «Es mi amiga» y su
02:18alma se apaga en silencio. Rafael se adelantó, mostrando un sello. «Vengo en nombre de la familia
02:26Casillas». «El duque ha dado su consentimiento». «La monja dodó», pero finalmente asintió. «Cinco
02:36minutos». «No dommage». El sonido de las llaves resonó en el pasillo húmedo del convento. Adriana
02:45avanzó entre las sombras, mientras las velas proyectaban figuras inquietantes sobre los muros
02:51de piedra. Cuando llegó a la celda de Luisa, su corazón se encogió. La muchacha estaba arrodillada
02:59frente al crucifijo, pálida, con los ojos hundidos por el cansancio. Luisa susurró a Adriana, arrodillándose
03:07junto a ella. «Soy yo». La joven levantó lentamente la mirada. Por un instante no pareció reconocerla.
03:18Luego una débil sonrisa cruzó su rostro. «Pensé que no volvería a ver un rostro», amigo murmuró.
03:25«¿Por qué has venido?». «¿Por qué no puedo permitir que mueras aquí?», respondió Adriana,
03:32conteniendo las lágrimas. «Sabemos que no robaste nada. Vamos a sacarte de este lugar».
03:40Luisa negó con la cabeza. «No, Adriana. No deben hacerlo. Si me liberan, alguien más sufrirá».
03:49«¿Quién?», preguntó Adriana con urgencia. Luisa respiró hondo, mirando hacia la cruz. «Tomás. Él lo hizo
04:00todo, pero yo lo ayudé». Adriana la tomó por los hombros. «Eso no es cierto. Fuiste manipulada». «Sí,
04:09pero eso no me absuelve», dijo Luisa, temblando. Sabía que mentía. Lo presentí y aún así callé.
04:18Cuando colocó la talla en mi baúl, no lo detuve. Me juró que era parte de un plan para protegernos. Y yo
04:27le creí. Adriana bajó la mirada. «Entonces cargas con una culpa que no te pertenece». «No importa»,
04:37susurró Luisa. «Tal vez Dios me perdone por haber amado a quien no debía». El silencio llenó la
04:44celda. Afuera, el sonido del viento parecía un lamento. Adriana apretó las manos de su amiga.
04:52«No te dejaré aquí». «Mercedes, Alejo y yo encontraremos pruebas». «Ya nadie cree en las mentiras
05:01de victoria». «Luis hachón río de diamante». «Tú siempre fuiste más valiente que yo». No respondió
05:10Adriana. Solo aprendí que, cuando el mal se disfraza de poder, el silencio se vuelve un pecado. La puerta
05:18se abrió bruscamente. La monja anciana asomó la cabeza. «El tiempo ha terminado». Adriana se levantó.
05:28Solo un minuto más. La mujer la ignoró. «Debe irse ahora». Adriana abrazó a Luisa con fuerza. «Resiste».
05:40«Lo juro, saldrás de aquí». Cuando la puerta se cerró, Luisa volvió a arrodillarse. Su mirada se alzó
05:49hacia el Cristo del muro y sus labios repitieron una oración apenas audible. «Si mi dolor sirve para
05:57limpiar los pecados del valle, acéptalo, Señor». «¿Pero no dejes que los inocentes paguen por mí?»
06:05Mientras tanto, Rafael esperaba en el carruaje, observando la entrada del convento. Cuando Adriana
06:12subió, su rostro estaba cubierto de lágrimas. «¿Qué dijo?» preguntó él. «¿Preocupado?» «¿Qué lo hizo por amor?»
06:21respondió ella con voz rota. «¿Pero no entiende que el amor maldito no redime?» «¿Destruye?»
06:29Rafael asintió. «Sombrío». «Entonces el duque debe saberlo. Si Tomás fue el responsable,
06:38todo cambiará». Adriana miró por la ventana mientras el valle se deslizaba en la distancia.
06:45«El duque ya lo sabe», murmuró. «¿Solo que no tiene el valor de confesarlo?»
06:52Rafael la observó, sorprendido. «¿Qué quieres decir?» Ella lo miró directamente,
06:59con una determinación gélida. José Luis estaba detrás del robo. No lo hizo por dinero,
07:06sino por orgullo. Rafael no pudo responder. El carruaje avanzó bajo la lluvia, alejándose del
07:15convento, mientras la culpa del duque comenzaba a tomar forma en la mente de Adriana como una verdad
07:21imposible de ocultar. En la celda, Luisa seguía rezando, y entre sus lágrimas, una frase se escapó
07:29en un susurro. «Perdónalo, señor, porque él también fue engañado». El viento del amanecer soplaba
07:38entre los árboles cuando Atanasio cruzó el portón trasero del palacio. Sus botas estaban cubiertas de
07:45barro, y su rostro mostraba un cansancio profundo. Había pasado la noche entera siguiendo una pista que
07:52no debía existir. El vínculo secreto entre Tomás y el propio duque José Luis, lo que descubrió le
08:00había helado la sangre, se detuvo frente a la puerta del establo, donde Pepa lo esperaba con una lámpara
08:08en la mano. Por el amor de Dios, Atanasio susurró a ella, «¿Dónde has estado? Pensamos que te había
08:16pasado algo?». Él se limpió el sudor del rostro. «He estado buscando la verdad, y ojalá no la hubiera
08:25encontrado». Pepa lo miró con preocupación. «¿Qué descubriste?». Atanasio tragó saliva. «José Luis,
08:35el duque, fue quien planeó el robo de la talla». Pepa dio un paso atrás, horrorizada. «Eso no puede ser».
08:45El mismo ordenó la investigación. «Por eso nadie sospechó», respondió él, con amargura. «¿Lo hizo
08:54para cubrir una deuda de honor?». Tomás fue su intermediario, el que ejecutó el plan. Pepa se
09:02persignó, temblando. «Dios mío, ¿y ahora qué harás?». «Debo decírselo a Mercedes». «Ella es la única que puede
09:12enfrentarlo», dijo Atanasio, decidido. Pero antes de que pudieran moverse, un ruido metálico los
09:20interrumpió. Desde la sombra del granero, una voz grave y conocida resonó con frialdad. «No irás a
09:28ninguna parte», Atanasio. Los dos se volvieron. Era Hernando, acompañado de dos guardias armados.
09:37Su expresión era una mezcla de desprecio y triunfo. «Así que husmeabas donde no debías»,
09:44dijo el marqués. «Ya me lo imaginaba». Atanasio lo enfrentó, con la mirada firme. «No tienes autoridad
09:54para detenerme». Yo no replicó Hernando con una sonrisa torcida, pero la duquesa sí. Y por desgracia
10:02para ti, ¿sigues siendo la dueña de esta tierra?». Pepa se interpuso, extendiendo los brazos. «No
10:10pueden llevárselo. No ha hecho nada malo». Hernando levantó una ceja. «¿Nada malo? Está conspirando
10:18contra el duque y la duquesa. Eso, en mi libro, se llama traición». Atanasio avanzó un paso. Sin
10:27miedo, la traición fue esconder la verdad. Y cuando todo esto salga a la luz, ni tú ni Victoria podrán
10:36seguir manipulando al valle. Los guardias lo sujetaron con fuerza, pero él no dejó de hablar. «Dile a
10:44Mercedes, que el secreto del duque está en las cartas de Tomás, en la taberna del Camino Viejo».
10:51Hernando se acercó y le dio una bofetada que resonó en el establo. «¿Nadie oirá tus mentiras,
10:59viejo?». «No son mentiras», respondió Atanasio. «¿Escupiendo sangre? ¿Son la justicia que tú nunca
11:08conociste?». Hernando lo observó un momento. Luego hizo un gesto a los guardias. «Llévenselo al
11:16calabozo del molino. Nadie debe saber que está aquí». Pepa intentó correr tras ellos, pero uno de los
11:24hombres la empujó al suelo. El marqués se inclinó sobre ella. «¿Y tú, mujer, si abres la boca,
11:32terminarás como él?». Cuando se marcharon, Pepa se quedó llorando, con la lámpara tirada junto a
11:39ella. El viento soplaba fuerte y las hojas secas parecían susurrar los nombres de los que aún podían
11:46salvar al valle. Horas después, en la casa pequeña, Mercedes caminaba de un lado a otro, inquieta. ¿Algo
11:55dentro de ella le decía que algo andaba mal? Francisco entró de golpe, empapado. Doña Mercedes,
12:03Pepa vino a buscarla. Dice que Atanasio fue arrestado. Mercedes se quedó helada. «¿Arrestado? ¿Por quién?
12:14Por orden del marqués». «¡Maldito Hernando!», exclamó ella, furiosa. «¿Sabía que tramaba algo?».
12:23Francisco intentó detenerla. «Espere, no vaya sola». Pero Mercedes ya había tomado su capa. «No me
12:32quedaré de brazos cruzados mientras los inocentes pagan por las culpas de los poderosos». Esa misma
12:39noche, en su despacho, José Luis leía una carta bajo la luz tenue de una lámpara. Era de Tomás.
12:47No se preocupe, duque. Cumplí y me parté. Pero si algo me pasa, he dejado pruebas de todo. El duque se dejó
12:59caer en la silla, pálido. ¿Sabía que el cerco se cerraba? Su secreto ya no estaba a salvo. En el silencio
13:09del palacio, su voz apenas fue un susurro. «Dios mío, perdóname. Todo lo que hice fue por mi nombre». Pero
13:19en el fondo, sabía que el nombre Casillas ya estaba manchado para siempre. El amanecer llegó teñido de
13:26rojo sobre las montañas. En el corazón del valle, el rumor de un nuevo escándalo corría como fuego.
13:34Nadie sabía de dónde había salido la noticia, pero todos hablaban de lo mismo. Una carta, una
13:42confesión, un pecado oculto que alcanzaba incluso al duque José Luis. En la casa pequeña, Adriana y
13:49Mercedes se encontraban junto a Pepa, que aún temblaba tras la detención de Atanasio. Sobre la
13:56mesa reposaba una carta sellada con cera roja, traída por un mensajero anónimo al amanecer. Dijo que
14:04venía de parte de Isabel, explicó Pepa con la voz entrecortada. «Y que si no la abríamos antes del
14:11mediodía, el valle sabría la verdad por su cuenta». Mercedes respiró hondo. «Entonces la leeremos
14:19ahora». Rompió el sello con manos temblorosas y desplegó el papel. Su rostro se fue transformando a
14:28medida que avanzaba en la lectura. Primero sorpresa, luego horror y finalmente una calma fría. «¿Qué
14:35dice?», preguntó Adriana, desesperada. Mercedes levantó la vista. Isabel lo sabía todo. El robo,
14:45las mentiras, los tratos con Tomás, incluso menciona el nombre del duque. Pepa se tapó la boca.
14:53«Dios nos ampare». Mercedes continuó, con voz grove. José Luis fue quien ordenó el robo de la
15:03talla, no para enriquecerse, sino para pagar una deuda con la iglesia. Victoria lo encubrió y yo
15:11ayudé a ocultar las pruebas. «Si alguien debe pagar por todo, que sea yo». El silencio fue absoluto.
15:19Adriana se dejó caer en una silla, sin poder creerlo. «Entonces Luisa fue encarcelada por un
15:28pecado que nació en la propia casa grande. Mercedes asintió, con los ojos nublados, y ahora el valle
15:36lo sabrá». «¿Qué haremos?», preguntó Pepa. «Si esto sale a la luz, no solo caerá el duque,
15:44caeremos todos». Mercedes dobló la carta y la guardó contra el pecho. «La verdad no se elige,
15:53Pepa. Solo se enfrenta». En ese momento, Francisco entró corriendo, jadeando. «Doña Mercedes,
16:03traigo noticias». Atanasio logró enviar un mensaje antes de que lo encerraran. «¿Qué mensaje?»,
16:11preguntó ella con urgencia. «¿Que las pruebas del robo están en la taberna del camino viejo,
16:17en manos de Tomás?». Mercedes apretó los dientes. «Entonces iremos por ellas». «Es peligroso»,
16:26advirtió Francisco. «Los hombres de Hernando patrullan el camino». «He enfrentado peligros
16:32mayores», respondió ella con determinación. «No dejaré que la historia se repita con otra
16:39inocente sacrificada por los pecados de los poderosos». Mientras tanto, en el palacio José
16:46Luis caminaba por el pasillo principal. Su rostro estaba pálido, sus pasos, vacilantes. Llevaba
16:54consigo la carta que había recibido de Isabel unas horas antes, la misma que ahora ardía en sus manos
17:01como una sentencia. Entró en la capilla privada, se arrodilló y dejó caer la carta a los pies del
17:09crucifijo. «He pecado», señor murmuró. «No por robar, sino por callar. Por pensar que podía comprar
17:17el perdón con oro y silencio. Sus lágrimas cayeron sobre el suelo. Por primera vez, el hombre que había
17:25sostenido el peso del valle se veía derrotado, no por un enemigo, sino por su propia conciencia.
17:33Detrás de él, Victoria apareció, silenciosa. Lo observó con una mezcla de desprecio y tristeza.
17:41«Así que al fin decidiste confesarte», dijo ella con voz baja. «Él no se volvió». «No contigo,
17:49Victoria». Con Dios. «Dios no escucha a los cobardes», replicó ella. «¿Y tú lo fuiste desde
17:58el primer día?» José Luis se incorporó, mirándola con serenidad. «Puede ser, pero al menos ya no
18:06miento». Ella lo miró, desafiante. «¿Y qué harás ahora? ¿Irás al pueblo a decir que eres un ladrón?»
18:15Él sonrió con amargura. «¿No necesito hacerlo?» «¿El valle ya lo sabe?» Victoria retrocedió
18:24un paso. «¿Qué?» El duque la observó con una paz extraña. «¿Y Chabelle Hublou?» Su carta llegó
18:33a Mercedes al amanecer, y cuando las campanas suenen al mediodía, el nombre Casillas dejará
18:39de significar poder. Victoria sintió que el suelo se abría bajo sus pies. «No, no puedes
18:47permitirlo». «¿José Luis bajó la mirada?» «No puedo impedirlo». Ella intentó acercarse,
18:55pero él la detuvo con la mirada. «Ture no termino hoy». «Victoria». «Que Dios tenga piedad
19:03de nosotros».» Salió lentamente, dejando a la duquesa sola en la capilla. Ella se desplomó
19:10ante el altar, con la respiración entrecortada. «Perdóneme, Padre», susurró. «Pero no sé
19:18rezar sin mentir». Afuera, el sol del mediodía comenzó a elevarse. En el campanario, el sonido
19:26de las campanas retumbó por todo el valle, anunciando que la verdad había sido revelada.
19:33Y mientras el eco se extendía por los campos, José Luis, de pie frente al balcón, observaba
19:39en silencio el final de su mundo. La lluvia caía con fuerza sobre el valle, cuando Alejo
19:46cruzó las puertas del palacio. Su rostro, cubierto de barro y cansancio, revelaba noche
19:52sin dormir. Cada paso que daba por el corredor resonaba como un eco de desesperación. Los
20:00sirvientes se apartaban en silencio. Sabían que no debía estar allí, pero ninguno se atrevía
20:07a detenerlo. José Luis lo esperaba en el despacho, de pie, frente al fuego, con el semblante endurecido
20:15por la culpa. Llevaba el mismo rosario antiguo entre los dedos, como si buscara respuestas en
20:21sus cuentas gastadas. Cuando escuchó la puerta abrirse, levantó la mirada y habló sin girarse.
20:30Sabía que vendrías. Alejo se detuvo en el umbral, empapado hasta los huesos.
20:36—No vengo a desafiarlo, señor. Vengo a suplicarle.
20:41El duque giró lentamente, su voz grave y medida.
20:44—¿Por qué sigues defendiendo a esa muchacha? ¿No puedes salvarla?
20:49—No es culpable —exclamó Alejo, acercándose con un impulso de rabia y fe.
20:56—Lo juro por mi vida. Luisa no robó nada.
21:00Fue usada, manipulada por otros, por gente que solo piensa en mantener su poder.
21:05José Luis apretó el rosario con fuerza. El valle la condenó.
21:12—No hay marcha atrás. Alejo cayó de rodillas frente a él.
21:18—Entonces hago lo usted.
21:20—Use su palabra. Su voz aún pesa más que cualquier sentencia.
21:26Si no lo hace, ella morirá en ese convento,
21:29acusada de un crimen que usted mismo sabe que no cometió.
21:32El duque sintió que esas palabras lo atravesaban.
21:37Lo miró con incredulidad.
21:40—¿Qué estás diciendo?
21:42—Que usted también tiene culpa —dijo Alejo con valentía.
21:47—No de robo, sino de silencio.
21:50Porque si hubiera hablado a tiempo,
21:52el valle habría sabido quién movió los hilos de todo esto.
21:56José Luis dio un paso atrás, turbado.
22:00—No sabes lo que dices, muchacho.
22:02—¿Sé más de lo que cree? —respondió Alejo.
22:06—Sé que el dinero de la casa grande no desapareció por casualidad.
22:10—Que hubo tratos con Tomás y que ese hombre aún está libre porque alguien lo protege.
22:17El silencio se volvió insoportable.
22:20José Luis, por un instante, se vio a sí mismo años atrás,
22:25cuando aún tenía el coraje de mirar la verdad sin miedo.
22:28—Luego, su voz se quebró.
22:31—¿Quién te habló de eso?
22:33—Nadie dijo Alejo.
22:36—Lo entendí.
22:37—Sólo un hombre con poder podía hacer desaparecer los registros del robo.
22:43—¿Y sólo un hombre desesperado por salvar su honor sería capaz de algo así?
22:48—¿El duque cerró los ojos?
22:51—¿No entiendes, hijo?
22:53—Yo lo hice por esta casa.
22:56—Por mantener la fe del valle en un hombre que ya estaba podrido desde dentro,
23:01Alejo se incorporó despacio.
23:04—¿Y cuánta gente más tendrá que sufrir por su silencio?
23:09—¿Luisa?
23:10—¿Mercedes?
23:11—¿Usted mismo?
23:12—José Luis lo miró con un cansancio infinito.
23:16—Ya no soy el hombre que creí ser.
23:18—El joven respiró hondo, con lágrimas contenidas.
23:23—Entonces hágalo por ella.
23:25—Por una vez, hágalo correcto.
23:28—El duque lo observó, y algo dentro de él se dio.
23:33—Caminó hacia Alejo, apoyó una mano sobre su hombro y habló con voz quebrada.
23:39—Tienes el valor que yo perdí hace años.
23:42—Alejo, confundido, lo miró.
23:46—He cargado con demasiados pecados, continuó el duque.
23:50—Pero si puedo redimirme, ayudándote a salvar a esa muchacha, lo haré.
23:56—El joven cayó nuevamente de rodillas, abrumado.
24:00—José Luis lo sostuvo por los brazos, impidiéndole inclinarse más.
24:05—No te arrodilles.
24:07—Ante mí, dijo con una mezcla de orgullo y tristeza.
24:12—Si alguien debe pedir perdón aquí, soy yo.
24:16—Por primera vez, el duque lo miró a los ojos sin distancia.
24:21—Levántate, yo.
24:23—Alejo alzó la vista, sorprendido.
24:27—El título resonó en su corazón con una mezcla de dolor y esperanza.
24:31—José Luis se giró hacia la chimenea y murmuró.
24:35—¿Ire a buscarla?
24:37—No por justicia, sino por misericordia.
24:41—El fuego crepitó, como si confirmaran la decisión.
24:46—Afuera, la tormenta comenzaba a amainar, pero el valle aún dormía bajo un cielo cargado de culpas.
24:53—El cielo amaneció despejado, pero el aire aún cargaba el peso de la tormenta de la noche anterior.
25:01En la casa Guzmán, Hernando caminaba por el corredor central con paso calculado, su bastón golpeando el mármol en un ritmo que anunciaba intriga.
25:10—Frente a la ventana, Irene lo esperaba, vestida con un elegante traje celeste que no lograba ocultar su incomodidad.
25:19—¿Por qué me citaste tan temprano? —preguntó ella, sin disimular su impaciencia.
25:25Hernando sonrió con esa calma envenenada que lo caracterizaba.
25:30—Porque el tiempo apremia.
25:32—Querida, hay una oportunidad que no podemos desperdiciar.
25:37—¿Otra de tus alianzas políticas? —replicó Irene, con ironía.
25:43—Ya me usaste bastante en ese juego de poder.
25:46—El marqués se acercó, bajando la voz.
25:50—¿No es un juego? —Es una estrategia.
25:54—La familia Casillas se tambalea.
25:57—Victoria está sola.
25:59—El duque está debilitado.
26:01—¿Y el valle se prepara para elegir nuevos aliados?
26:04—Irene lo miró con escepticismo.
26:08—¿Y qué tiene eso que ver conmigo?
26:11—Todo respondió él.
26:13—Serás la invitada de honor en la recepción de esta noche.
26:17—Debes estar a su lado.
26:19—Sonreír.
26:20—Mostrarse unida a ellos.
26:23—Así el valle creerá que los Guzmán seguimos controlando el destino de esta tierra.
26:29—Ella frunció el ceño.
26:30—¿No pienso fingir algo que no siento?
26:33—Hernando sonrió con fingida ternura.
26:37—Claro que lo harás.
26:39—No por mí, sino por tu madre.
26:42—¿Quieres que pierda su casa, que vuelva a la miseria?
26:46—El golpe fue certero.
26:49—Irene bajó la mirada.
26:50—Vencida por la culpa.
26:52—Eres un monstruo —murmuró.
26:55—No, hija mía.
26:57—Soy un estratega.
26:59—¿Los monstruos son los que no saben cuándo mentir?
27:03—Antes de que pudiera responder, Leonardo apareció en la puerta.
27:08Su semblante serio y la determinación en su voz hicieron que el aire del salón se volviera tenso.
27:15—No lo obligarás a nada, padre.
27:17—Hernando giró lentamente, fingiendo sorpresa.
27:22—Ah, el hijo rebelde.
27:25Pensé que ya habías abandonado el valle.
27:28—No respondió Leonardo.
27:30—Todavía no he terminado aquí.
27:32—El marqués lo observó con desprecio.
27:35—¿Y qué piensas hacer?
27:37—¿Enseñarme moral?
27:38—¿Defender a esa familia de hipócritas que te corrompió?
27:42—Leonardo se acercó hasta quedar frente a él.
27:45—No.
27:47—Sólo quiero que dejes de usar a Irene como moneda de cambio.
27:51Irene se interpuso con voz temblorosa.
27:55—Leonardo, por favor.
27:58—Pero el joven no se detuvo.
28:01—Ella no irá a esa fiesta.
28:03—No servirá de títer en tus tratos con los casillas.
28:07—El rostro del marqués se endureció.
28:09—¿Y tú qué harás para impedirlo?
28:12—Lo que haga falta, replicó Leonardo.
28:16Durante unos segundos, ambos se enfrentaron en silencio.
28:21Dos generaciones de un mismo linaje mirándose con odio.
28:25—Finalmente, Hernando soltó una risa seca.
28:29—Eres igual de patechco que tu madre.
28:33—Idealista, débil y sin sentido de poder.
28:36—Leonardo apretó los puños, pero se contuvo.
28:40—¿Prefiero ser débil antes que vivir con tu vergüenza?
28:44—Hernando lo observó un momento más.
28:47—Luego se giró hacia Irene.
28:49—Ve a prepararte.
28:51—No quiero volver a discutir este asunto.
28:55—Irene lo miró con ojos llorosos.
28:58—No me obliques.
29:00—El marqués no respondió.
29:02—Se marchó dejando, tras de sí, el eco de su bastón y una amenaza muda.
29:09—Leonardo se volvió hacia Irene y la tomó de las manos.
29:13—No vayas.
29:15—No permitas que te usen.
29:17—Ella respiró hondo, intentando mantener la calma.
29:22—Si no voy, lo perderemos todo, Leonardo.
29:27—Él tiene razón.
29:29—Mi Mela, tu madre te querría libre, no humillada.
29:33—Dijo él con suavidad.
29:35—No cometas el error de seguir el camino de los casillas.
29:40—Irene lo miró con dolor.
29:42—Tú también fuiste uno de ellos.
29:45—Leonardo bajó la cabeza.
29:49—¿Y por eso hablo con conocimiento de causa?
29:52—Ella se apartó lentamente.
29:55—Esta noche iré.
29:58—No por él, sino para ver con mis propios ojos lo que están tramando.
30:02—Leonardo quiso detenerla, pero comprendió que ya no podía protegerla.
30:08—Entonces, prométeme una cosa.
30:11—Dijo finalmente.
30:11—Si algo pasa, si ves que el peligro se acerca, no dudes en buscarme.
30:18—Irene asintió, aunque en sus ojos brillaba la incertidumbre.
30:23—Cuando él salió, Hernando, desde el pasillo, lo observó marcharse con una sonrisa sombría.
30:30—Perfecto murmuró para sí.
30:32—Que el hijo de un Guzmán defienda a una casillas.
30:37—Así el valle acabará de devorarse a sí mismo.
30:41—El sol comenzaba a ocultarse cuando José Luis abandonó la casa grande.
30:46—Llevaba un abrigo oscuro y el rostro cubierto por un sombrero que le daba un aire sombrío, casi espectral.
30:52—Nadie lo vio partir, salvo un mozo de cuadra que observó, curioso, como el carruaje se alejaba hacia los límites del valle, en dirección al camino viejo de las minas.
31:04—Durante horas, el duque viajó en silencio, solo con el rumor del viento y el sonido de los cascos contra el barro.
31:13En su mente se repetía la misma frase, si no lo detengo, todo se derrumbará.
31:20Al caer la noche, llegó a una taberna perdida en el camino, un lugar donde los forasteros evitaban hacer preguntas.
31:28Bajó del carruaje, pidió una jarra de vino y esperó en una mesa apartada.
31:32Poco después, una figura se acercó desde las sombras.
31:37—Ero Tomás.
31:39Llevaba la barba crecida, la ropa sucia y los ojos llenos de codicia.
31:45—Pensé que no tendrías el valor de venir, dijo Tomás, dejando caer una bolsa sobre la mesa.
31:52José Luis lo miró sin mover un músculo.
31:55—¿No tengo elección?
31:58El hombre sonrió con malicia.
32:00—Nagila Tien-Duc.
32:03—Y menos cuando los secretos pesan más que el oro.
32:07José Luis bebió un sorbo de vino y bajó la voz.
32:11—¿Tienes el dinero que pediste?
32:14—Pero esto termina hoy.
32:17—Te irás del valle y nunca volverás.
32:21Tomás soltó una carcajada.
32:23—¿Y qué me impediría regresar?
32:25—¿Tu palabra?
32:27—Ya no eres el hombre poderoso que todos temían.
32:30—Tu nombre está podrido.
32:32—José Luis.
32:34—El duque apretó el puño, conteniendo la ira.
32:37—Te lo advierto, Tomás.
32:39—Si hablas, arrastrarás a todos contigo.
32:44Tomás se inclinó sobre la mesa.
32:46—Ya lo sé.
32:48—Pero quizás eso sea justo.
32:50—Tú robaste la talla, ¿no?
32:52—¿Yo solo hice el trabajo sucio?
32:55José Luis levantó la mirada.
32:58—El hada.
32:59—No te atrevas a repetirlo.
33:02—¿Por qué no?
33:03—dijo Tomás, burlón.
33:06—Todos creen que fue Victoria quien ideó el robo,
33:09pero fuiste tú quien lo ordenó.
33:11—¿Tú necesitabas dinero para pagar tus deudas con el arzobispo?
33:16—José Luis se puso de pie, pero Tomás lo detuvo con una sonrisa venenosa.
33:23—Tranquilo, no diré nada, siempre y cuando el precio siga subiendo.
33:28—El duque lo miró con asco.
33:30—Eres un gusano.
33:32—¿Y tú, un santo caído?
33:34—respondió Tomás.
33:36—Ambos sabemos que el valle está construido sobre mentiras.
33:41—Yo solo cobro por mantenerlas en pie.
33:43—José Luis se volvió hacia la puerta, pero antes de irse, dejó una última advertencia.
33:51—Si te atreves a pronunciar mi nombre otra vez, no habrá lugar donde puedas esconderte.
33:58—Cuando el duque salió, Tomás tomó la bolsa, la abrió y contó las monedas una a una.
34:04—Luego sonrió.
34:06—¿Esto es solo el comienzo?
34:09—Horas después, José Luis regresó al carruaje.
34:12—La lluvia había comenzado de nuevo.
34:15—Se quitó los guantes y miró sus manos temblorosas.
34:20—Soy el ladrón de mi propia casa, pensó.
34:24—El duque que robó para salvar su honor.
34:27—En el trayecto de vuelta, el conductor lo observó por el espejo y notó algo extraño en sus ojos.
34:33—No eran los de un hombre poderoso, sino los de un penitente.
34:39—Al llegar al palacio, Mercedes lo esperaba en el vestíbulo.
34:44—¿Dónde has estado? —preguntó, preocupada.
34:48—José Luis la esquivó.
34:50—En un lugar donde no hay redención.
34:53—Ella lo tomó del brazo.
34:56—Hermano, dime la verdad.
34:58—¿Qué estás ocultando?
35:00—Él la miró, cansado.
35:03—No me pidas de eso, Mercedes.
35:06—Hay verdades que no deben salir a la luz.
35:09—Entonces será el valle quien las descubra, dijo ella con tristeza.
35:14—El duque apartó la mirada y subió las escaleras sin responder.
35:20—En su escritorio lo esperaba una carta sellada con cera roja, el símbolo de la Santa Hermandad.
35:27—La abrió con manos temblorosas.
35:29—El tribunal solicita su presencia.
35:33—Nuevas pruebas han surgido sobre el robo de la talla.
35:37—José Luis dejó caer la carta y se apoyó contra la mesa, con el rostro pálido.
35:43—La tormenta afuera rugía como un presagio.
35:47—Sabía que ya no podía detener lo que venía.
35:51—Victoria aguardaba sola en su habitación, mirando por la ventana el amanecer gris.
35:58—Había pasado toda la noche sin dormir, dando vueltas entre pensamientos que la devoraban.
36:04—En su tocador, una copa de vino intacta yacía junto a un retrato antiguo de José Luis.
36:10—Lo tomó entre las manos, lo observó con tristeza y rencor.
36:16—Te di mi nombre, mi cuerpo y mi silencio —susurró.
36:21—¿Y tú me pagas con desprecio?
36:24—El sonido de la puerta interrumpió su desahogo.
36:28—José Luis entró sin llamar, con el rostro endurecido.
36:33—Ella lo miró con una sonrisa amarga.
36:36—¡Qué milagro verte aquí!
36:39—Pensé que preferías pasar las noches en tu capilla, confesando los pecados que tú mismo cometiste.
36:45—El duque la ignoró.
36:48—Damasu ha vuelto a rondar el valle.
36:52—Lo vi en el camino viejo.
36:54—Si realmente temes por tu seguridad, abandona la casa.
36:59—Victoria se rió con sarcasmo.
37:01—¿Y cederte mi lugar?
37:03—No, José Luis.
37:05—¿Antes muerta?
37:07—Ya lo estás, respondió él con frialdad.
37:11—Sólo que aún no te has dado cuenta.
37:14Ella dio un paso hacia él, con los ojos encendidos.
37:18—No me hables así.
37:20—Todo lo que soy, lo que tengo, lo construí para ti.
37:24—Te protegí de los escándalos, de tus deudas, de tus enemigos.
37:30—Me protegiste para esclavizarme, replicó él, alzando la voz.
37:36—Me mentiste durante años, Victoria.
37:39—Hiciste de nuestra casa un teatro de sombras.
37:43—Y tú no hiciste nada para impedirlo, gritó ella.
37:47—Siempre supiste quién era yo, pero te convenía mantenerme a tu lado.
37:51—El silencio cayó entre ellos, solo roto por el tic.
37:57—Tac del reloj.
38:00—Finalmente, José Luis habló con vos conchado.
38:04—No vine a discutir.
38:06—Vine a advertirte.
38:08—Damazon no se detendrá.
38:11—Quierre destruir ti no tendré parte en esa guerra.
38:14—Victoria entrecerró los ojos.
38:17—¿Así que me dejas sola frente a él?
38:20—Te dejaste sola, respondió él.
38:22—No confundas mi indiferencia con traición.
38:26—Victoria lo miró, con lágrimas de rabia.
38:30—¿Y qué hay del hijo que juraste proteger?
38:33—¿De Gaspar también lo abandonarás?
38:36—José Luis se volvió bruscamente.
38:38—No uses a mi hijo para manipularme.
38:41—Ella lo desafió.
38:44—¿Tu hijo estás tan seguro de eso?
38:47—El duque se detuvo, pálido.
38:50—¿Qué estás diciendo?
38:52—Victoria sonrió con crueldad.
38:56—Sólo que en esta casa hay más bastardos de los que imaginas.
39:00—José Luis la observó en silencio,
39:03comprendiendo que no obtendría más respuestas.
39:06—Dios te juzgará.
39:09—Victoria dijo con voz grave.
39:10—Pero ya no lo haré yo.
39:13—Salió de la habitación sin mirar atrás.
39:17—Ella permaneció quieta, respirando con dificultad.
39:21—Su reflejo en el espejo mostraba a una mujer derrotada,
39:26pero aún peligrosa.
39:28—Golpearon la puerta nuevamente.
39:31—Era Hernando, que entró sin esperar permiso.
39:34—Te ves peor que de costumbre, comentó con ironía.
39:38—¿Todo bien con tu marido?
39:40—¿Desde cuándo te interesa mi vida doméstica?
39:44—replicó ella, seca.
39:46—Él se acercó con una sonrisa.
39:49—Desde que supe que tu matrimonio está muerto
39:52y que tus enemigos te rodean,
39:55Victoria lo miró con desdén.
39:58—¿Vienes a ofrecerme tu ayuda o a disfrutar de mi desgracia?
40:02—Ambas cosas, respondió el marqués.
40:06—Si el duque cae, el valle necesitará una figura fuerte
40:10y tú podrías ser esa figura.
40:13—Con mi respaldo.
40:16Ella arqueó una ceja.
40:18—¿Y qué quieres a cambio?
40:20—Hernando la miró con descaro.
40:23—Lealtad.
40:24—¿Y un lugar en tu cama?
40:25—Victoria le dio una bofetada tan fuerte
40:29que el sonido resonó en la habitación.
40:32—Nun saceretuea, Hernando.
40:35—Ni com aliada, ni com amanche.
40:38—El marqués se tocó la mejilla,
40:40sonriendo con cinismo.
40:42—Veremos.
40:44—El poder y el deseo terminan uniéndose siempre.
40:48—Cuando se fue,
40:49Victoria cerró la puerta
40:51y se dejó caer en una silla.
40:53—¿El retrato de José Luis
40:55aún estaba sobre la mesa?
40:57—Lo observó unos segundos
40:59y lo arrojó al suelo,
41:01donde se rompió en mil pedazos.
41:03—Si todos van a condenarme,
41:06murmuró con una mezcla de furia y resignación.
41:09—Al menos que lo hagan por lo que realmente soy.
41:13Afuera, el sonido de los truenos regresaba.
41:16Era como si el valle entero
41:18anunciara el inicio de una nueva tempestad.
41:20—La noche cubría el valle
41:23con un silencio espeso.
41:25Solo las campanas lejanas del convento
41:27rompían la calma.
41:30En la casa grande,
41:31Isabel se encontraba en su habitación,
41:34sentada junto a una vela
41:35que parpadeaba débilmente.
41:37Sus manos temblaban
41:39mientras escribía,
41:41una y otra vez,
41:42la misma frase.
41:44—He pecado contra todos,
41:46pero no quiero morir
41:47sin decir la verdad.
41:48Las lágrimas le corrían por las mejillas.
41:52Desde hacía días,
41:54el remordimiento la consumía.
41:56Había sido cómplice de demasiadas cosas.
42:00El robo de la talla,
42:01la desaparición de Baristo,
42:03las mentiras que Victoria sembró en el valle.
42:06Ya no podía más.
42:08Se levantó y miró su reflejo en el espejo.
42:10—¡Ya es hora! —murmuró.
42:14—¡Que la verdad me acompañe!
42:16Aunque me condene.
42:18Empacó la carta en un sobre
42:19y lo selló con un pedazo de cera.
42:23En la portada,
42:24escribió el nombre de Mercedes.
42:27Luego se cubrió con un chalo oscuro,
42:29apagó la vela
42:30y salió por la puerta trasera,
42:32decidida a huir antes del amanecer.
42:36En el pasillo,
42:37Pepa,
42:37que se dirigía al patio,
42:39la vio de reojo.
42:41—¿A dónde vas tan tarde, Isabel?
42:44—preguntó,
42:45intrigada.
42:47Isabel se sobresaltó.
42:49—No puedo explicarlo.
42:51Solo prométeme que,
42:53si algo me pasa,
42:54le entregarás esto a doña Mercedes.
42:57Le tendió el sobre.
43:00Pepa la miró,
43:01alarmada.
43:02—¿Qué estás diciendo?
43:03—¿Qué has hecho?
43:05—Lo que debía hacer hace mucho,
43:08respondió Isabel,
43:09conteniendo el llanto.
43:11—¿Y ahora?
43:12—¿Debo irme antes de que la duquesa despierte?
43:16Pepa intentó detenerla,
43:18pero Isabel se alejó a paso firme,
43:21desapareciendo entre las sombras del jardín.
43:25Esa misma noche,
43:26Atanasio regresaba del establo
43:28cuando vio una figura cruzar el portón
43:30hacia el camino de la montaña.
43:31Reconoció su silueta de inmediato.
43:35Isabel susurró.
43:37—¿A dónde demonios vas?
43:40La siguió a distancia,
43:42hasta que la perdió de vista en el bosque.
43:45Cuando regresó al palacio,
43:47fue directo a la cocina,
43:48donde encontró a Pepa pálida,
43:51aún con el sobre en la mano.
43:53—¿Qué pasó?
43:54—preguntó él.
43:56—Se fue.
43:57—Dijo que debía confesar algo a Mercedes.
44:01Atanasio la miró con preocupación.
44:04—Si esa mujer habla,
44:06el valle arderá.
44:08Mientras tanto,
44:09en el despacho de Victoria,
44:11la duquesa revisaba documentos
44:13con gesto nervioso.
44:15Cada tanto,
44:16se levantaba,
44:17caminaba de un lado a otro
44:19y bebía un sorbo de vino.
44:22Algo le inquietaba.
44:24Isabel debería haber traído los informes.
44:28Hace una hora murmuró.
44:30De pronto,
44:31la puerta se abrió sin previo aviso.
44:34Era Hernando.
44:37—¿Qué sucede, Victoria?
44:38¿Tienes el rostro
44:39de quien teme perderlo todo?
44:42Ella lo observó con irritación.
44:44—No es de tu incumbencia.
44:47Él sonrió.
44:49—Claro que lo es.
44:51—Somos aliados.
44:53—¿Recuerdas?
44:54Si algo amenaza tu posición,
44:56también amenaza la mía.
44:59Victoria guardó silencio.
45:01Intentando ocultar su inquietud,
45:04Isabel desapareció.
45:05—¿Y eso te preocupa?
45:07—preguntó Hernando con una carcajada.
45:09—Era solo una sirvienta.
45:13Victoria lo miró con dureza.
45:15—No, era algo más.
45:18—¿Sabía demasiado?
45:20—El marqués dejó de reír.
45:22—¿Qué sabía?
45:24—Ella dudó.
45:26—Participó en el robo de la talla,
45:28pero también conocía mis acuerdos
45:30con Tomás y otras cosas.
45:33—Si habla,
45:34el valle entero me linchará.
45:37Hernando la miró
45:38con una mezcla de burla
45:39y alarma.
45:41—Entonces,
45:42asegúrate de que no hable.
45:44Victoria apretó los labios.
45:47—¿Ya es tarde?
45:48—Si se marchó,
45:50es porque alguien
45:51la convenció de confesar.
45:53Mientras tanto,
45:54Pepa y Atanasio
45:55se dirigían a la casa pequeña.
45:58Llamaron a la puerta
45:59con urgencia.
46:01Mercedes,
46:02aún vestida con su bata
46:03de dormir,
46:04los recibió sobresaltada.
46:06—¿Qué ocurre?
46:07—Pepa le entregó
46:09el sobre.
46:11—Isabel,
46:12lo dejó para usted.
46:14Dijo que era importante.
46:17Mercedes,
46:18lo abrió con manos temblorosas
46:19y comenzó a leer.
46:22Su rostro cambió de color
46:23a medida que las palabras
46:25salían a la luz.
46:27La talla no fue robada
46:28por Luisa.
46:29Yo la coloqué en su baúl
46:31por orden de la duquesa Victoria.
46:33También oculté la verdad
46:36sobre la muerte de Evaristo
46:37que fue mandado a desaparecer.
46:40Mercedes dejó caer el papel
46:42horrorizada.
46:44—¡Dios mío!
46:46Esta carta lo cambia todo.
46:48Atanasio la miró con seriedad.
46:51Entonces el valle conocerá la verdad.
46:54Pero si Victoria lo descubre antes,
46:57¿nos matará a todos?
46:58A lo lejos,
47:00el reloj del campanario
47:01marcó la medianoche,
47:04la tormenta empezaba a rugir otra vez
47:06y en el bosque,
47:08muy lejos ya del palacio,
47:10Isabel caminaba sin mirar atrás,
47:12sin saber que,
47:13con cada paso,
47:14sellaba su destino.
47:15¡Gracias!
47:16¡Gracias!
47:17¡Gracias!
47:18¡Gracias!
47:19¡Gracias!
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