💞 Valle Salvaje Capítulo 284 – El amor vuelve a brillar en medio del caos.
Rafael, decidido a no perder más tiempo, le propone matrimonio a Adriana frente a todos.
🌹 Entre lágrimas, promesas y recuerdos del pasado, el valle se detiene por un instante para presenciar uno de los momentos más hermosos de la historia.
👑 Personajes principales: Rafael, Adriana, José Luis, Victoria, Úrsula, Mercedes y Julio.
💍 Un episodio lleno de emoción, ternura y esperanza en medio del dolor.
📺 Sigue la historia completa en nuestro canal TVN Revisar
👉 Suscríbete, comenta y activa la campanita para no perderte ningún capítulo.
#ValleSalvaje #Rafael #Adriana #PropuestaDeMatrimonio #AvanceValleSalvaje #TVNRevisar #Telenovela #Drama #Avance284 #AmorVerdadero
Rafael, decidido a no perder más tiempo, le propone matrimonio a Adriana frente a todos.
🌹 Entre lágrimas, promesas y recuerdos del pasado, el valle se detiene por un instante para presenciar uno de los momentos más hermosos de la historia.
👑 Personajes principales: Rafael, Adriana, José Luis, Victoria, Úrsula, Mercedes y Julio.
💍 Un episodio lleno de emoción, ternura y esperanza en medio del dolor.
📺 Sigue la historia completa en nuestro canal TVN Revisar
👉 Suscríbete, comenta y activa la campanita para no perderte ningún capítulo.
#ValleSalvaje #Rafael #Adriana #PropuestaDeMatrimonio #AvanceValleSalvaje #TVNRevisar #Telenovela #Drama #Avance284 #AmorVerdadero
Category
🎥
Short filmTranscript
00:00En la casa pequeña, Alejo y Luisa se quedaban dormidos tomados de la mano, soñando con un
00:06futuro imposible. Mercedes los observaba desde la puerta entreabierta, recordando su propia
00:14juventud y la amarga certeza de que en Valle Salvaje ningún amor sobrevive sin sacrificio.
00:21Bárbara, en su habitación, rezaba en silencio, agradeciendo por estar viva y temiendo lo
00:27que aún podía venir. Pedrito dormía a sus pies, protegiéndola como un pequeño guardián. Adriana,
00:35desde la ventana, miraba las estrellas, deseando que el cielo guardara los secretos que el valle
00:41no perdonaría. Mientras tanto, en el palacio, Victoria seguía despierta, sus manos temblaban
00:50sobre la copa vacía. La presencia de Damaso la atormentaba. Su sombra, su voz, la amenaza de que
00:59todo lo que había construido se derrumbara. José Luis dormía en el despacho, ajeno al abismo que
01:06se abría bajo sus pies, y en algún lugar, entre la oscuridad y el polvo del camino, Tomás cabalgaba
01:13sin rumbo, con la talla robada aún en su alforja, convencido de que podía escapar del destino. Pero
01:20el valle tiene memoria, y las deudas siempre vuelven a cobrarse. Cuando el amanecer tocó las montañas,
01:28un nuevo día comenzó en Valle Salvaje. Las campanas repicaron, pero no por celebración. Anunciaban un
01:35cambio, un despertar, una tormenta que se avecinaba. Porque en ese lugar, donde la culpa y el amor
01:42convivían, la verdad siempre encontraba su camino. Incluso entre las mentiras más hermosas, el amanecer
01:50se extendió sobre el valle como un lienzo de fuego. Los primeros rayos del sol apenas lograban disipar la
01:58neblina que cubría los campos. Presagio de un día pesado, cargado de silencios y verdades, a punto de
02:04estallar. En la casa pequeña, Mercedes preparaba café con las manos temblorosas. No había dormido.
02:13Cada crujido de la madera, cada ladrido lejano, le recordaba que el tiempo se agotaba. El secreto
02:21de Bárbara, que había jurado proteger, ya estaba fuera de control. Irene entró en la cocina, con el
02:29rostro desencajado. Tía, el marqués mandó un mensajero, dijo, entregándole una carta. ¿Quiere
02:37hablar con usted esta tarde? Dice que tiene asuntos urgentes que discutir. Mercedes apretó el sobre sin
02:46abrirlo. No es difícil adivinar cuál es. ¿Y qué va a ser? preguntó Irene, con voz temblorosa. Lo mismo que
02:55llevo haciendo toda mi vida, respondió Mercedes, con amargura. ¿Resistir? En ese instante, Adriana
03:02bajó las escaleras, sosteniendo a Bárbara del brazo. La joven, aún débil, caminaba despacio, pero su
03:11mirada había recuperado algo de fuerza. No quiero esconderme más, dijo con voz suave, aunque firme.
03:19Si todos van a hablar que hablen. No puedo vivir entre sombras. Mercedes la observó, conmovida por su
03:27valentía, pero también aterrada. No sabes lo que dices, hija. Si el valle descubre tu estado, te
03:36condenarán sin juicio. Bárbara se detuvo frente a ella. ¿Y qué diferencia hay? ¿Ya me condenaron cuando
03:44me negaron el derecho a amar? Las palabras quedaron flotando en el aire. Irene rompió a llorar, abrazando
03:52a su hermana. Adriana las miraba a ambas, sintiendo una mezcla de orgullo y miedo. Entonces enfrentemos,
04:02lo dijo con decisión. Juntas. Mientras tanto, en el palacio, José Luis hablaba con Hernando frente
04:11al ventanal. No me gusta el tono de tu carta al consejo, dijo el duque. Estás jugando con fuego.
04:19El fuego purifica, respondió el marqués, con una sonrisa cruel. Y este valle necesita una purga.
04:28José Luis lo miró fijamente. ¿Te estás metiendo con mujeres que no pueden defenderse?
04:34Oh, vamos, replicó Hernando, alzando su copa. Siempre supiste que el poder no distingue género.
04:44José Luis se acercó, bajando la voz. ¿No eres más que un carroñero? Y tú un cobarde,
04:51replicó el marqués. Al menos, yo no me escondo tras el escudo de la moral. Antes de que la discusión
04:59pasara a mayores, Atanasio entró con prisa. Señores, un mensaje urgente de la casa pequeña.
05:07La señorita Bárbara ha pedido verlos. Ambos hombres se miraron, desconcertados. José Luis fue
05:16el primero en reaccionar. ¿Qué demonios planea Mercedes? Horas después, el salón de la casa
05:24pequeña se llenó de un silencio solemne. Mercedes estaba de pie junto a la chimenea. A su lado,
05:32Bárbara, frágil pero serena. José Luis y Hernando entraron acompañados de Irene y Adriana.
05:40Gracias por venir, dijo Mercedes. ¿Lo que se diga aquí no saldrá de estas paredes?
05:46Hernando sonrió, irónico. Eso depende de lo que digan. Basta de insinuaciones,
05:54interrumpió José Luis. Hablemos claro. Bárbara dio un paso adelante.
06:01No necesito defensores, dijo con firmeza. Lo que voy a decir puede destruirme,
06:07pero también liberarme. El silencio fue absoluto. Estoy esperando. Un hijo continuó.
06:16No por pecado, ni por engaño, sino por amor. Hernando soltó una carcajada,
06:23pero Mercedes lo detuvo con una mirada fulminante. Si te atreves a decir una palabra más,
06:30juro que te saco de mi casa a golpes. José Luis permaneció inmóvil,
06:35sin saber si admirar o temer la valentía de aquella muchacha. Irene rompió a llorar,
06:43mientras Adriana sostenía a su hermana, orgullosa. No hay más que decir, añadió Mercedes. El valle
06:51podrá juzgar, pero aquí, bajo este techo, solo hay una ley. La del amor. José Luis bajó la cabeza.
06:59Hernando, sin palabras, se marchó. Y cuando el portón se cerró tras él, un rayo de sol entró
07:08por la ventana, iluminando el rostro de Bárbara. El valle había escuchado su verdad, y nada volvería
07:16a ser igual. La noticia del compromiso entre Irene y Leonardo cayó sobre Bárbara como un golpe mortal.
07:23Aquella noche, mientras el palacio se llenaba de música y copas alzadas, ella permanecía en silencio,
07:31con la mirada perdida entre las luces del salón. Cada palabra de felicitación, cada sonrisa fingida,
07:38se le clavaba como una espina en el corazón. Su respiración se volvió errática, y cuando las
07:45risas se desvanecieron en la distancia ya no pudo soportar más, salió sin que nadie lo notara. La luna,
07:54alta y fría, iluminaba el camino que conducía al bosque. Caminó sin rumbo, descalza, sin abrigo,
08:03arrastrando su dolor como una condena. Su mente repetía una sola idea. Leonardo me ha olvidado.
08:11El viento golpeaba su rostro, y entre los árboles el eco de su llanto se confundía con el murmullo de
08:18las hojas. En su pecho se mezclaban la tristeza y el miedo, pero también una extraña sensación de
08:26alivio. Por fin podía llorar sin testigos. Las palabras del marqués Hernando resonaban en su memoria.
08:34Leonardo se casará con quien yo elija, no con una bastarda sin nombre. Cada sílaba la empujaba más
08:43lejos del palacio, más cerca del abismo. Cuando el amanecer tiñó el cielo de gris, su cuerpo ya no
08:51resistía. Tropezó y cayó junto a un arroyo. Sin fuerzas para levantarse, el frío comenzó a apoderarse
09:00de ella. Su mente se llenó de imágenes. La sonrisa de Leonardo, las caricias que compartieron en secreto,
09:09la voz de Mercedes advirtiéndole que aquel amor traería desgracia. Y por último, un pensamiento
09:16fugaz, una certeza que la atravesó como una llama. Ya no estoy sola dentro de mí. Horas después,
09:23los campesinos vieron a Martín y Francisco cabalgando desesperados, siguiendo huellas entre
09:29la maleza. Cuando la encontraron, Bárbara apenas respiraba. Martín la alzó entre sus brazos, notando
09:39el calor extraño en su piel. Ese pulso débil pero firme que le habló de vida. Tranquila, Bárbara,
09:46ya estás a salvo, le susurró, aunque ella no podía oírlo. No te dejaré morir. Mientras cabalgaban de
09:54regreso al valle, el silencio los envolvía. Francisco, al mirar el rostro de la joven,
10:01comprendió que aquella no era solo una víctima de un desmayo, sino de un dolor más profundo. Lo que
10:08había ocurrido esa noche no era simple desesperación. Había algo que Bárbara aún guardaba
10:16adentro. Un secreto que podría cambiarlo todo. En la casa pequeña, Mercedes esperaba junto a Adriana.
10:25Cuando vio llegar a Martín con la muchacha en brazos, sintió que el alma se le detenía. Por el
10:31amor de Dios, tráiganla adentro, ordenó. El cuerpo de Bárbara fue depositado sobre la cama. Su respiración
10:40era débil, su piel fría. Adriana la tomó de la mano y lloró sin poder contenerse. No nos dejes,
10:48hermana. Pero en medio del caos, Mercedes notó algo que los demás no vieron. Una palidez distinta,
10:57un temblor en el vientre, una vida que latía débil, pero segura. La madre de la casa comprendió que
11:04aquella muchacha no solo estaba herida en el alma, sino también unida a un secreto que el valle aún no
11:12estaba listo para soportar. El amanecer trajo consigo el caos. La casa pequeña se convirtió en un ir y
11:20venir de voces, paños húmedos y rezos desesperados. Mercedes daba órdenes con la serenidad que solo el
11:29dolor disciplinado puede mantener. Odriono, tráeme más o guó. Pepa, prepara una infusión de tila.
11:39Francisco, ve por el galeno. Bárbara seguía inconsciente, su rostro pálido contrastando con
11:47los mechones de cabello pegados a la frente. Adriana se arrodilló junto a la cama, sosteniendo su mano
11:54con fuerza. No me dejes, hermana, susurraba entre lágrimas. No puedes abandonarme ahora. Martín permanecía
12:03a un lado, sin moverse, con la camisa manchada de barro. Observaba a Bárbara con un respeto que rozaba
12:11la devoción. Pepa lo vio temblar. Muchacho, ve alabarte, le dijo suavemente. Has hecho lo imposible por
12:21traerla viva, pero él no se movió. No puedo dejarla sola. El galeno llegó poco después, con su maletín de
12:31cuero y su semblante grave. Se acercó, examinó el pulso, miró los ojos de la joven y permaneció un
12:39largo rato en silencio. ¿Cómo la encontró? preguntó a Martín. En el bosque, cerca del arroyo. Estaba
12:48inconsciente, parecía haber pasado la noche entera allí. Eso explica la fiebre, dijo el médico. Pero
12:57hay algo más. Sus dedos se posaron sobre el vientre de Bárbara con cautela. Mercedes lo observó
13:04fijamente, buscando respuestas. El hombre levantó la mirada, sorprendido, y luego la apartó con
13:12incomodidad. Necesita reposo absoluto, dijo, esquivando la pregunta que nadie se atrevía a
13:19formular. Y discreción. Adriana, confundida, insistió. ¿Qué le pasa, doctor? No puedo decir más sin estar
13:29seguro, respondió él, cerrando su maletín. Pero le ruego, señora Mercedes, que mantenga a esta muchacha,
13:37alejada de cualquier emoción fuerte. Lo que ha vivido, podría haberla matado, y aún puede hacerlo.
13:47Cuando el médico se fue, Mercedes lo siguió hasta la puerta. Dígame. La verdad le exigió en voz baja.
13:55¿Qué ha visto? El galeno respiró hondo. Solo diré esto. Hay signos que no mienten. Si estoy en lo
14:05cierto, la joven espera un hijo. Mercedes sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies. Cerró los
14:14ojos y apoyó una mano en la pared para no caer. Dios mío. El médico bajó la voz. Si la noticia se
14:22difunde, será su ruina. Nadie perdonará ese pecado, y menos en este valle. Mercedes asintió,
14:31sin levantar la vista. No se preocupe, doctor. Nadie sabrá nada. Ni siquiera sus hermanas.
14:40Regresó al cuarto con el rostro sereno, aunque por dentro ardía de miedo. Adriana la miró con ojos
14:46interrogantes, pero Mercedes fingió calma. Esta débil no dommage. ¿Se recuperará? Irene,
14:55que acababa de llegar tras enterarse del accidente, escuchó esas palabras, pero algo en el tono de
15:02Mercedes la inquietó. Cuando más tarde pasó junto al cuarto, oyó a su tía hablar en voz baja con Pepa.
15:10Que no se corra la voz. Si alguien pregunta, diremos que fue una fiebre. Irene se detuvo en seco.
15:18Un presentimiento la atravesó como un cuchillo. Abrió la puerta con lentitud y miró a Bárbara
15:26dormida. Su respiración era irregular, pero serena. ¿Qué estás ocultando, tía? Pensó,
15:34con el corazón latiendo con fuerza. En su interior, algo le decía que ese secreto sería el principio
15:42del fin para todos. La mañana siguiente amaneció envuelta en un silencio denso. Nadie en la casa
15:51pequeña se atrevía a mencionar el estado de Bárbara. Mercedes había dado una sola orden. No se habla de
16:00esto. Pero el silencio pesaba más que las palabras. Irene, incapaz de dormir, decidió enfrentar la verdad.
16:09Había pasado la noche escuchando cada ruido, cada suspiro, atormentada por lo que había oído entre las
16:18paredes. Cruzó el pasillo y se detuvo frente a la habitación donde dormía su hermana. La puerta
16:25estaba entreabierta y dentro Adriana cuidaba a Bárbara con ternura inquebrantable. Mercedes,
16:32de pie junto a la ventana, parecía una estatua. ¿Cómo está? Preguntó Irene, apenas un susurro.
16:42Mercedes giró despacio. Descansa. No necesita más preguntas, sino paz. No puedo quedarme tranquila,
16:52replicó Irene, dando un paso adelante. Anosh escuché al medico. Algo no encaja.
17:01Mercedes la miró fijamente. Con una mezcla de cansancio y severidad. Hay cosas que es mejor no
17:09saber, Irene. ¿Y si ese silencio la mata? Respondió ella, con lágrimas contenidas. No puedo soportar
17:18verla así sin entender qué ocurre. Adriana se levantó, intentando apaciguar la tensión.
17:26Irene, por favor. No es momento para discutir. Pero Irene ya no podía callar. La escuché,
17:36tía. Usted le dijo a Pepa que nadie debía saberlo. ¿Qué es lo que le pasa a Bárbara?
17:43Mercedes respiró hondo. ¿No es asunto tuyo?
17:47Claro que lo es, exclamó. ¿Es mi hermana? El intercambio fue tan intenso que Bárbara se movió
17:55levemente en la cama, murmurando un nombre entre sueños. Leonardo. El silencio cayó de nuevo. Irene
18:04tembló. Él tiene que saberlo, dijo en voz baja. Mercedes negó con firmeza. No, Irene. Si Leonardo se
18:15entera, será su perdición. Y la de ella, este valle no perdona los errores del amor. Pero Irene no
18:24escuchó. Salió de la habitación con paso decidido, su mente girando en espiral. Caminó hasta el jardín,
18:32donde encontró a Leonardo sentado en el banco de piedra, con el rostro pálido y la mirada fija en
18:39el horizonte. Necesito hablar contigo, dijo sin preámbulos. Leonardo la observó, preocupado. ¿Ha
18:48pasado algo más? Sí, susurró ella. Pero antes, prométeme que lo que te diga quedará entre nosotros.
18:57Él frunció el ceño, confundido. Lo prometo. Irene respiró hondo. Sentía que cada palabra que iba a
19:06pronunciar destruiría algo dentro de ella. Bárbara empezó con la voz quebrada. Está embarazada.
19:16Leonardo palideció. Por un instante, el mundo pareció detenerse. ¿Qué has dicho? murmuró. El
19:24médico lo descubrió. Mercedes lo sabe, pero quiere ocultarlo. Dice que si la gente se entera,
19:32la destruirán. Leonardo se levantó de golpe, tambaleándose. No puede ser, susurró. No,
19:42no puede ser verdad. Irene lo tomó de la mano. Leonardo, prométeme que no harás una locura. ¿Y
19:51cómo quieres que me quede quieto? gritó, con la voz rota. Si es mío, si ese niño es mío. Irene lo miró con
20:01los ojos llenos de lágrimas. Por eso te pedí que guardaras el secreto. Naughty Peter Soberlough.
20:10Leonardo dio unos pasos hacia atrás, respirando con dificultad. En su mente se mezclaban el amor,
20:18la culpa y un miedo insoportable. Dios mío, ¿qué hemos hecho? Irene lo miró irse, sabiendo que acababa
20:27de desencadenar una tormenta que nadie podría detener. Leonardo caminaba sin rumbo por el jardín,
20:34con el rostro desencajado y el alma desgarrada. El eco de las palabras de Irene lo perseguía como un
20:41latido. Bárbara está embarazada. Aquella frase se repetía en su mente una y otra vez,
20:49hasta volverse insoportable. Se sentó en el borde de la fuente, hundiendo las manos en el agua helada.
20:59Su respiración era errática y cada intento por calmarse solo avivaba la angustia. Recordó los
21:07días con Bárbara, los encuentros furtivos, los besos robados entre los viñedos. Habían sido felices,
21:15sí, pero también imprudentes. Ahora comprendía que su amor, condenado por todos, había dejado una
21:23marca irreversible. Dios mío, murmuró, alzando la vista hacia el cielo nublado, ¿por qué nos castigas
21:32así? De pronto sintió una mano sobre su hombro. Era Mercedes. Irene me contó lo que le dijiste,
21:41dijo con voz grave. Leonardo se giró con los ojos húmedos. No puedo callar esto, doña Mercedes.
21:51¿Es mi hijo? No digas eso ni siquiera en voz baja, lo interrumpió ella. Aquí las paredes escuchan. Él se
22:00levantó bruscamente. ¿Y quiere que finja que no pasa nada? ¿Que la deje sufrir sola mientras todos la
22:07señalan? Lo que quiero, respondió Mercedes con firmeza, es que la protejas desde el silencio. Si
22:14el valle se entera, destruirán a tu hermana, a tu madre y a ella. Leonardo bajó la mirada. ¿Y el
22:23niño? ¿También debo esconderlo? Mercedes lo observó en silencio. En su rostro se mezclaban la
22:31compasión y la tristeza. No hay respuestas justas, hijo. ¿Sólo caminos menos crueles? En ese instante,
22:41Adriana apareció en el umbral, con el rostro desencajado. ¿Qué ocurre? Los vi discutiendo
22:49desde la ventana. Nada que deba saber, respondió Mercedes, intentando alejarla. No me mientas,
22:57replicó Adriana. ¿Llevas todo el día evitando mis preguntas? Leonardo se apartó, sin atreverse a
23:05mirarla. Adriana comenzó, pero su voz se quebró. ¿Prometí no hablar? La joven lo miró fijamente. ¿Tiene
23:17que ver con Bárbara, verdad? ¿Con su estado? El silencio confirmó lo que las palabras no podían.
23:25Adriana retrocedió, pálida. Dios santo, exclamó. ¿Qué le han hecho? Mercedes se acercó,
23:36sujetándola por los hombros. ¿No llegas nada? ¿Te lo ruego? ¿Y cómo puedo callar cuando mi hermana carga
23:45sola con una vergüenza que no merece? Mercedes la miró con dureza. ¿No es vergüenza lo que pesa sobre
23:53ella, sino amor? Y el amor, hija, no se grita. ¡Se potiga! Adriana rompió en llanto, cubriéndose el
24:04rostro con las manos. Mercedes la abrazó, sabiendo que ninguna palabra bastaría para apaciguar el dolor.
24:13Mientras tanto, en el despacho del palacio, Hernando Guzmán conversaba con José Luis.
24:19La pequeña Bárbara sigue enferma, ¿verdad? Preguntó el marqués, con una sonrisa sutil.
24:27José Luis asintió. Eso dicho en. Curioso. Las jóvenes de esa casa siempre terminan en
24:35desgracia. Primero Irene, luego Adriana, y ahora ella. Quizá el valle no perdona tanta inocencia
24:43junta. José Luis lo miró con desconfianza. ¿Qué insinúa? Nada, replicó Hernando,
24:51apurando su copa. ¿Sólo que las apariencias pueden engañar? Y a veces, los pecados florecen
24:58donde menos se esperan. Mientras el marqués reía, José Luis fruncía el ceño. Algo en su tono le hizo
25:07sospechar que sabía más de lo que debía. Esa noche, Leonardo entró a la habitación de Bárbara.
25:15Ella dormía, respirando con dificultad. Se arrodilló junto a su cama y tomó su mano.
25:23Te juro que no te abandonaré, susurró. Nadie sabrá la verdad, pero nuestro hijo conocerá mi nombre.
25:29Bárbara se movió apenas. Sus labios esbozaron una sonrisa frágil, como si lo hubiera escuchado.
25:38Leonardo, con los ojos llenos de lágrimas, supo que acababa de sellar su destino. El sol se filtraba
25:46débil entre las cortinas del palacio, pero el ambiente era más frío que la bruma de la mañana.
25:52Los rumores empezaban a deslizarse por los pasillos, como serpientes entre la hierba. Nadie hablaba
26:01abiertamente, pero todos sabían que algo ocurría con la joven Bárbara. La versión oficial era la de
26:08una enfermedad repentina, una fiebre nerviosa provocada por la tensión del compromiso de su
26:14hermana. Sin embargo, el valle nunca fue terreno fértil para los secretos. En la cocina, Pepa
26:22intentaba aparentar normalidad, sirviendo pan caliente y café, pero sus manos temblaban. Alejo
26:30entró con paso cauteloso. Te he visto callada desde hace días, le dijo. ¿Qué está pasando Pepa? Ella lo
26:39miró vacilante. No me pidas respuestas, que no puedo dar. No quiero hacerle daño a nadie,
26:47replicó él. Pero si lo que sospecho es cierto, todo esto puede acabar muy mal. Pepa suspiró. Alejo,
26:57hay verdades que no traen alivio, sino ruina. Y esta es una de ellas. Entonces no lo niegas,
27:05respondió él, bajando la voz. ¿Es cierto, verdad? Ella se llevó una mano al pecho, con los ojos
27:14húmedos. Sí, pero prométeme que no lo repetirás. Por tu vida no lo digas a nadie. Alejo se apartó
27:23unos pasos, con el rostro desencajado y el padre. No lo preguntes, respondió Pepa. ¿Ya sabes quién es?
27:33El silencio fue más elocuente que cualquier palabra. Alejo golpeó la mesa con rabia contenida.
27:42Entonces el valle arderá. En ese momento, Isabel apareció en la puerta. ¿De qué hablaban? Preguntó
27:51con voz fría. De nada, respondió Pepa con rapidez. Cosas de cocina. Isabel la observó unos segundos antes
28:00de marcharse, pero su mirada decía que no se creía una palabra. En cuanto se fue, Alejo susurró.
28:08Si la duquesa se entera, no tendrá piedad. Por eso debemos protegerla, dijo Pepa con determinación.
28:17Si el pecado existe, también existe el perdón. Mientras tanto, en el pueblo, la noticia ya había
28:25empezado a deformarse. Algunos decían que Bárbara había intentado quitarse la vida. Otros,
28:32que había sido víctima de una enfermedad vergonzosa. La gente murmuraba en los mercados. Las mujeres
28:39fingían rezar mientras lanzaban juicios. Y los hombres discutían en las tabernas, convencidos de que
28:47el escándalo pronto estallaría. En la casa pequeña, Mercedes intentaba contener el daño. Ordenó que nadie
28:56saliera, que las puertas permanecieran cerradas. Pero su corazón sabía que el silencio no era
29:02suficiente para detener a la lengua del valle. Esa tarde, Irene regresó del palacio con el rostro
29:09desencajado. José Luis y el marqués están hablando de Bárbara, anunció con voz temblorosa. Dicen que su
29:18enfermedad no es lo que parece. ¿Cómo lo saben? Preguntó Mercedes, alarmada. No lo sé, respondió Irene,
29:28pero si el marqués lo sospecha, no tardará en usarlo contra nosotros. Adriana apretó los puños.
29:34Ese hombre no descansará hasta vernos destruidas. Mercedes las miró a ambas. Entonces, no le daremos
29:44el gusto. Nadie más hablará de esto, ¿me oyeron? A partir de hoy, Bárbara está en reposo por agotamiento
29:53nervioso. Ni una palabra más. Pepa asintió, aunque su mirada reflejaba angustia. Alejo,
30:01desde la ventana, observó el horizonte. El valle huele a tormenta, murmuró. Y cuando estalle, no habrá
30:11casa que quede en pie. Las mujeres se miraron entre sí, sabiendo que la verdad, por muy oculta que
30:17estuviera, ya había comenzado a respirar. El marqués Hernando de Guzmán no necesitaba pruebas para sentirse
30:25poderoso. Bastaba con una sospecha para usarla como arma. Aquella tarde, en su despacho, recibía a José
30:34Luis con un aire de falsa cordialidad. El duque, cansado de intrigas, había acudido para hablar de
30:41negocios, pero Hernando ya tenía otro tema en mente. He oído que la pequeña Bárbara no mejora,
30:48dijo con una sonrisa venenosa, sirviendo dos copas de vino. José Luis lo miró con recelo.
30:55No te preocupes por eso. ¿No es asunto tuyo?
31:00Oh, claro que lo es, replicó el marqués. Todo lo que ocurra en este valle termina siéndolo.
31:08José Luis frunció el ceño. Hablas como si supieras más de lo que dices.
31:14Hernando se acercó, bajando la voz. Digamos que los rumores vuelan. Y cuando el río suena,
31:23ya sabes, el duque lo observó en silencio. No era hombre de dejarse manipular, pero sabía que
31:31Hernando no hablaba al azar. No pongas en riesgo lo poco que te queda de reputación,
31:37advirtió José Luis. Este asunto es delicado. Delicado, sí, pero también útil, respondió el
31:47marqués, con su tono más afilado. Hay alianzas que podrían reforzarse si se maneja bien. José
31:55Luis apretó los dientes. ¿Estás insinuando que quieres usar el sufrimiento de esa muchacha para
32:02ganar poder? No lo insinúo, lo afirmo, dijo Hernando, sin inmutarse. ¿Tú sabes tan bien como yo que el
32:12escándalo puede hundir o elevar a cualquiera? ¿Y ahora mismo el nombre de Salcedo está en boca de
32:19todos? José Luis se levantó con brusquedad. ¿Tú eres un miserable? ¿Y tú, un ingenuo, replicó el
32:27marqués? Piensa en el rey. Piensa en tu futuro. Si juegas bien tus cartas, ese apellido maldito
32:36podría servirte. El duque salió sin despedirse, dejando la puerta abierta tras de sí. Hernando
32:44lo siguió con la mirada. Satisfecho, tomó un sorbo de vino y murmuró. En este valle no hay santos,
32:53solo pecadores con mejor fortuna. Mientras tanto, en la casa pequeña, Mercedes discutía con Adriana.
33:02¿No podemos quedarnos de brazos cruzados? Decía la joven. Si esos hombres usan el nombre de Bárbara,
33:10¿la destruirán? Y si salimos a defenderla, la expondremos, respondió Mercedes.
33:17A veces el silencio es la única defensa. Irene, que escuchaba desde la puerta, intervino. ¿Y
33:26Leonardo? ¿Él podría hablar con su padre? ¿Detenerlo? No dijo Mercedes con dureza. Leonardo ya ha hecho
33:34bastante. Si el marqués sospecha de su hijo, lo arrastrará con él. Adriana se llevó las manos a la
33:42cabeza. Entonces, ¿qué hacemos? Esperar, respondió Mercedes, con un temblor apenas perceptible. Y rezar
33:52para que el mal se canse antes que nosotras. En el palacio, Hernando escribía una carta. Cada
33:59palabra era un golpe maestro de su juego político. Al consejo de la corona, en Valle Salvaje, se ha
34:07cometido un acto de deshonor que amenaza el nombre de las familias nobles. Pido discreción, pero también
34:15intervención. Selló el sobre con cera roja y lo dejó sobre el escritorio. Afuera, el viento soplaba
34:24con fuerza, arrastrando polvo y hojas secas. Que empiece la purga, dijo en voz baja, encendiendo un
34:31cigarro. Esa noche, José Luis volvió a su despacho con el alma dividida. Sabía que el marqués planeaba
34:40algo oscuro, pero también comprendía que, si el rumor del embarazo era cierto, la vergüenza alcanzaría
34:46a todos, incluso a su propio linaje. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a mentir? murmuró, mirando el
34:54retrato de su difunta esposa. Quizá el valle no se pudre. Quizá siempre fue así. El reloj marcó la
35:02medianoche. La guerra silenciosa acababa de empezar. Adriana despertó sobresaltada por el sonido de un
35:11llanto. Era débil, pero persistente. Se levantó de inmediato, caminando por el pasillo oscuro hasta
35:20llegar a la habitación de su hermana. Bárbara estaba sentada en la cama, con la mirada perdida y el
35:27rostro bañado en lágrimas. —Hermana —susurró Adriana, corriendo hacia ella—. ¿Qué haces levantada?
35:36—Tienes que descansar. Bárbara la miró con los ojos rojos. —¿Ya no puedo seguir fingiendo,
35:43Adriana? —No puedo. —Fingiendo que—. Preguntó, aunque ya sabía la respuesta. Bárbara bajó la vista
35:53hacia su vientre, acariciándolo con delicadeza. —Lo sé desde un duvier. Lo sentí una noche,
36:02cuando todo se derrumbó. Y ahora está aquí, dentro de mí. Adriana contuvo el aliento, sintiendo
36:10un nudo en la garganta. —¿Por qué no me lo dijiste antes? —Porque tenía miedo —respondió
36:17Bárbara. —Miedo y él, y papá, y todos. En ese momento, Irene entró, con el rostro pálido y los
36:27ojos hinchados por el llanto. —Ya no tienes que esconderte, hermana. —Lo sé todo. Bárbara la
36:35observó, temerosa. —¿Tú se lo dijiste a Leonardo? El silencio fue respuesta suficiente.
36:44Adriana se volvió hacia Irene, furiosa. —¿Cómo pudiste? Era su secreto.
36:52—¿Tenía que hacerlo? —replicó Irene entre sollozos. —¿No podía cargar sola con esto?
36:58—Además, él tenía derecho a saberlo. Bárbara se tapó el rostro con las manos. —Ahora todos lo
37:06sabrán y me destruirán. Adriana la abrazó con fuerza. —No dejaré que eso pase. Te lo juro. Pero
37:16Irene, desesperada, insistió. —¿No entienden, hermanas? Esto ya se salió de nuestras manos. El
37:27marqués lo sabe. —Y si no lo detiene Mercedes, lo hará público para arruinarnos. Bárbara se
37:34estremeció. —¿Entonces ya es demasiado tarde? —no dijo Adriana con determinación. —No mientras
37:43respire. La tensión crecía con cada palabra. Mercedes entró en ese instante, con el rostro
37:51tenso. —¿Qué está pasando aquí? —¿Ya lo sabe todo? —respondió Irene, temblando.
37:59Mercedes la fulminó con la mirada. —¿Qué hiciste, niña? —No podía más —replicó ella.
38:07—No puedo seguir viviendo con mentiras. Mercedes se acercó a Bárbara, tomándole el rostro entre las
38:14manos. —Hija, escúchame bien. A veces la verdad no salva, solo destruye. Tienes que ser fuerte.
38:24—¿Ya no puedo ser fuerte? —tía, respondió Bárbara con voz quebrada. —Estoy cansada de vivir
38:31escondida. Entonces Mercedes, en un gesto de ternura desesperada, la abrazó. —¿No estás sola?
38:39—Nayé volverá, ató carcheñi, ayúz garche. —Pero prométeme una cosa. ¿No dirás ni una palabra
38:49fuera de esta casa? Bárbara asintió, aunque sabía que el silencio ya no bastaría. Esa noche,
38:57mientras las hermanas dormían abrazadas, Mercedes se quedó despierta junto al fuego. Sus pensamientos
39:04la consumían. El valle nunca perdona, pero a veces el amor es más fuerte que el castigo. Afuera,
39:12el viento soplaba como un presagio. Desde el bosque, el ulular de un búho rompía la quietud. Era como si
39:20la naturaleza misma anunciara el desastre que se acercaba. Bárbara, en medio de su sueño, murmuró
39:27una frase apenas audible. —No quiero que sufra, ni él ni el niño. Adriana, medio dormida, la escuchó y
39:38lloró en silencio. A lo lejos, entre las sombras del jardín, alguien observaba la casa pequeña. Era
39:46Alejo. Su rostro reflejaba preocupación y miedo. Había escuchado demasiado. Y sabía que si Hernando,
39:55José Luis se enteraban, el valle se teñiría de sangre antes del amanecer.
Recommended
1:38
52:34
44:33
47:34
1:23:33
1:01:37
1:58
1:33
2:00
1:47
58:04
1:55
43:26
58:23
3:13
Be the first to comment