El brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, con medio siglo de carrera política a la espalda, tiene una enorme confianza en sus dotes negociadoras y en su encanto personal. Por eso ansiaba la ocasión de reunirse en persona el imprevisible Donald Trump. El primer encuentro entre los presidentes de Estados Unidos y Brasil, el domingo, en Malasia, en el marco de una cumbre internacional, ha desatado la euforia de Lula, como dejó claro este lunes al repasar la reunión ante la prensa: “Estoy convencido de que en pocos días tendremos una solución. No estoy pidiendo nada que no sea justo para Brasil”, recalcó en referencia a la demanda de que Washington anule el arancel extra del 50% que le impuso en agosto. “Sé cuándo ceder y cuándo no”, apuntó el antiguo sindicalista, que cumple 80 años y en un año buscará la reelección.
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