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  • hace 2 meses

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00:00Dos acontecimientos esta semana en Colombia me llevan a reflexionar sobre el poder devastador
00:05de las palabras, palabras elaboradas sobre la mentira o para el insulto, palabras que
00:10cierran los espacios de diálogo. El enfrentamiento entre Trump y Petro fue un espectáculo de
00:16ladridos cargados de acusaciones infundadas o por probar, insultos que muchos consideran
00:21aceptables por la supuesta indignidad de quien los recibe. Trump llamó a Petro líder del
00:27narcotráfico, lunático con problemas mentales y matón, mientras amenazaba a Colombia con
00:32la suspensión inmediata de la ayuda estadounidense, más aranceles e incluso una intervención
00:38ilegal en territorio colombiano. Finalmente incluyó al presidente Petro, a su familia y al ministro
00:44del Interior Armando Benedetti en la lista Clinton. Petro por su parte mordió el anzuelo antiimperialista,
00:50tan útil en época electoral, respondiendo con calificativos como ignorante y grosero. Ya
00:56había llamado a Trump en redes sociales hasta genocida. Lo único destacable pusieron a prueba
01:01la fortaleza institucional ante la estrategia de polarizar y profundizar las diferencias en
01:07lugar de establecer mecanismos que permitan reformar la fallida o al menos infructuosa
01:12estructura de nuestra relación con Estados Unidos en temas fundamentales como la lucha
01:16contra las drogas. Esta estrategia, ya documentada, busca dividir al mundo entre el pueblo y los
01:23enemigos del pueblo, aquí y allá. Y además crean enormes cortinas de humo mientras continúan
01:29las operaciones militares contra el narcotráfico. Caen misiles ahora no solo en aguas del Caribe,
01:35sino también del Pacífico sin el debido proceso. Petro aquí se envuelve en un ropaje pseudo-intelectual
01:42con frases inconectas, citando a Einstein, Bolívar, Galileo, cuando necesita rechazar el dogma y la
01:48sumisión. Allá, Trump, mucho más simplista y violento, se impone para vender su imagen de dueño
01:54del mundo sin reglas. Pero la institucionalidad resiste y esa resistencia la encarnan funcionarios
02:01que honran su responsabilidad, como el embajador Daniel García Peña, el propio vicecanciller Mauricio
02:07Jaramillo Jacir, el marco legal que impide decretar caprichosamente el fin del TLC y el propio
02:13ecosistema económico que actúa como contrapeso. Y ojalá en Estados Unidos también resista y el
02:19Congreso y los tribunales se pronuncien de llegar a violarse la ley de asignaciones.
02:24El segundo caso de la semana es la sentencia absolutoria de la segunda instancia en el
02:28proceso contra Álvaro Uribe. Aquí cobra vida la advertencia del poeta Vicente Huidrobo,
02:33el adjetivo que no da vida mata. La jueza de primera instancia, Sandra Heredia,
02:39emitió un fallo condenatorio lleno de adjetivos, juicios de valor como la justicia ha llegado o
02:44la toga no tiene género pero sí tiene carácter, con lo cual vulneró el principio de la imparcialidad
02:50judicial, más allá de los cuestionamientos de fondo al proceso del cual se encargó el
02:55Tribunal Superior de Bogotá. La institucionalidad judicial funcionó. La Corte Suprema de Justicia
03:01en Casación demostrará al final que la normatividad se impone sobre la emoción para
03:06establecer la legalidad del nuevo fallo, como bien lo reconoció el propio Iván Cepeda.
03:11El problema de fondo es que la fortaleza institucional no siempre está garantizada.
03:16El populismo y la justicia hecha teatro erosionan poco a poco el Estado de Derecho y el diálogo
03:22democrático.
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