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La Promesa CapíTulo 683 Completo
Transcript
00:00Avance Halpromess. Secuestro, boda y más sospechas sobre Enora en el capítulo 680, 22 de septiembre.
00:15Catalina intenta huir con sus hijos, pero el varón la detiene. Mientras tanto, Leocadia
00:21sorprende a todos anunciando el compromiso de Ángela con Lorenzo y Manuel empieza a tirar del
00:25hilo sobre el oscuro pasado de Enora en el capítulo 680 del lunes 22 de septiembre.
00:33El aire de la madrugada del 22 de septiembre era una cuchilla helada que se clavaba en los
00:38pulmones. No había luna, solo un manto de estrellas indiferentes sobre el vasto y silencioso dominio
00:45de la promesa. El silencio era un ente vivo, denso y premonitorio, roto únicamente por el
00:53susurro del viento entre los cipreses y el levísimo crujido de la grava bajo unos pies
00:57que apenas se atrevían a tocar el suelo. Catalina Luján, la otrora indomable gestora de la finca,
01:05avanzaba como una sombra furtiva, con el corazón martilleándole en la garganta con la fuerza
01:09de un tambor de guerra. En sus brazos, el peso combinado de sus dos hijos, los mellizos,
01:17era a la vez un ancla y una bendición. Sus pequeños cuerpos, laxos y confiados en el sueño
01:24profundo, desprendían un calor que contrastaba violentamente con el frío que calaba los huesos
01:29de su madre. Cada bocanada de aire que tomaban, cada suspiro inocente, era una puñalada de amor
01:37y terror en el alma de Catalina. Huía, huía de su propio hogar, de su legado, de un nido que se había
01:45convertido en una jaula de oro llena de serpientes. La carta oficial que había llegado el día anterior
01:52no había sido una advertencia, sino una sentencia. Una notificación fría y burocrática que, en su
02:01lenguaje impersonal, le arrebataba la última pizca de control, la última hebra de esperanza.
02:08Era la culminación de semanas de un asedio silencioso, de una guerra de desgaste que la
02:13había dejado vacía, sin fuerzas para luchar. Solo un poco más, se susurraba a sí misma,
02:20un mantra inaudible. Solo hasta el camino principal. Allí nos esperará el coche, lejos de aquí,
02:28lejos de todo esto. Sus ojos, acostumbrados a escudriñar libros de cuentas y a supervisar
02:33cosechas, ahora rastreaban las sombras con la desesperación de un animal acosado.
02:38Conocía cada rincón de aquellos jardines, cada atajo, cada árbol bajo el cual había jugado de
02:45niña. Pero esa noche, todo le parecía ajeno, hostil. Las estatuas de mármol parecían espectros
02:54vigilantes, y las siluetas de los árboles se retorcían como garras dispuestas a atraparla.
03:01Llevaba solo lo puesto y una pequeña bolsa de cuero donde había metido unas pocas joyas,
03:05el dinero que había podido reunir y las partidas de nacimiento de sus hijos.
03:12Un exilio en miniatura. El plan era simple, nacido de la desesperación más pura. Un viejo
03:18amigo de su padre, un hombre discreto que le debía un favor, había accedido a enviar un
03:23vehículo a la linde del bosque, lejos de la entrada principal. Desde allí, viajarían hacia el norte,
03:30a un pequeño pueblo costero donde nadie la conocía, donde podría empezar de nuevo, ser simplemente
03:36una madre. Una madre anónima, una madre libre. Casi había llegado al final del laberinto de setos
03:44que conducía a la verja trasera cuando una figura emergió de la oscuridad, tan sólida e imponente
03:50como un mausoleo. El corazón de Catalina se detuvo en seco, el aire se solidificó en sus
03:57pulmones, el varón de Valladares estaba allí, de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho y
04:03una sonrisa que no llegaba a sus ojos fríos y calculadores. La leve brisa nocturna agitaba
04:10los faldones de su abrigo, pero él permanecía inmóvil, como si fuera parte del paisaje inmutable
04:15y cruel de la promesa. Vaya, vaya, Catalina, ¿un paseo nocturno con los niños? Es tarde
04:24para que estén fuera de sus cunas, ¿no crees? Su voz era suave, casi melosa, pero cortaba como el
04:30cristal. Catalina retrocedió instintivamente, apretando a sus hijos con una fuerza que amenazaba
04:38con despertarlos. Su mente, antes paralizada por el pánico, ahora corría a una velocidad
04:45vertiginosa, buscando una salida, una excusa, una mentira que pudiera salvarla. No encontró
04:54ninguna, varón, yo, solo tomaba el aire, los niños estaban inquietos. La sonrisa del varón
05:02se ensanchó, revelando una hilera de dientes perfectos que en la penumbra parecían los de
05:07un depredador. No me tomes por idiota, querida, sé perfectamente lo que estabas haciendo. La
05:15pregunta no es qué haces, sino por qué has pensado, ni por un solo segundo, que podrías
05:20conseguirlo. Avanzó un paso, y el olor a su cara a loción de sándalo y a tabaco caro invadió
05:27el espacio, asfixiante. Catalina se sintió pequeña, insignificante, el poder que emanaba
05:35de aquel hombre era palpable, una fuerza gravitacional que la aplastaba.
05:41Déjeme en paz, suplicó, y odió el temblor en su propia voz. Déjenos marchar, no queremos
05:47nada de usted, nada de nadie. Solo vivir tranquilos. El varón soltó una carcajada corta
05:55y seca, desprovista de cualquier alegría. Tranquilos, y privarme de mi entretenimiento,
06:02eres la pieza más interesante de este tablero, Catalina. Terca, orgullosa, y ahora, rota,
06:10es fascinante observarte, pero el juego aún no ha terminado. Extendió una mano, no hacia
06:17ella, sino hacia el bulto que era su hijo en su brazo derecho. Catalina se encogió, girando
06:24su cuerpo para protegerlos. No los toque, tranquila. Dijo él, bajando la mano lentamente.
06:32No voy a hacerles daño. Son Luján, después de todo. Llevan sangre noble, pero tú y yo
06:38tenemos que llegar a un acuerdo. El terror de Catalina se mezcló con una confusión helada.
06:44¿Un acuerdo? Sí, verás, he estado pensando en tu situación, en tu obstinación, y he llegado a la
06:52conclusión de que quizás un cambio de aires te vendría bien. Un tiempo para reflexionar,
06:59para darte cuenta de quiénes son tus amigos y quiénes tus enemigos. Los ojos de Catalina se
07:05abrieron de par en par. Un hilo de esperanza, delgada y frágil, comenzó a tejerse en su pecho.
07:13Me, ¿me dejará ir? El varón de Valladares inclinó la cabeza, un gesto de falsa benevolencia.
07:21Sí, Catalina, te permitiré marcharte. Puedes irte ahora mismo. El camino está despejado.
07:27Nadie te detendrá. Era demasiado fácil. Demasiado bueno para ser verdad. La trampa estaba ahí. Podía
07:34olerla. Pero la desesperación era un velo que nublaba su juicio. Miró hacia el camino oscuro
07:41que prometía la libertad. Luego de nuevo al rostro del varón. ¿Y los niños? Fue entonces cuando la
07:49sonrisa del varón se transformó en una mueca de triunfo absoluto. Un gesto de una crueldad tan pura
07:55y refinada que dejó a Catalina sin aliento. Ah, los niños. Dijo, su voz ahora un susurro gélido.
08:04Los niños se quedan, se quedan aquí, en la promesa. Conmigo, serán mis, invitados, estarán
08:12perfectamente cuidados, te lo aseguro. Tendrán las mejores niñeras, los mejores juguetes. Crecerán
08:20como príncipes, pero crecerán sin su madre. El mundo de Catalina se desmoronó.
08:26El suelo pareció desaparecer bajo sus pies. El peso de sus hijos en brazos se volvió
08:31insoportable. No era una oferta, era una tortura. Una elección imposible diseñada por un demonio.
08:40No, jadeó con acento agudo, el sonido ahogado por la incredulidad y el horror. No puede hacerme esto.
08:47Son mis hijos, son todo lo que tengo. Exacto. Confirmó el varón, saboreando cada palabra.
08:56Y por eso es la palanca perfecta. Así que, elige, Catalina. Tu libertad, esa que tanto anhelas,
09:03a cambio de ellos. O puedes quedarte, volver a tu habitación como si nada hubiera pasado,
09:10y seguir viéndolos crecer. Pero bajo mis reglas, siempre bajo mis reglas, la decisión es tuya,
09:17tómate tu tiempo. Se dio la vuelta, dándole la espalda, y comenzó a caminar lentamente de
09:24regreso hacia el palacio, cuyas luces lejanas parecían ahora las fauces de un monstruo.
09:31Catalina se quedó allí, sola en la oscuridad, con el corazón hecho añicos. El llanto que había
09:37estado conteniendo finalmente brotó, un sollozo silencioso y desgarrador que sacudió todo su
09:42cuerpo. Miró los rostros dormidos de sus hijos, sus pestañas largas, sus bocas entreabiertas.
09:49Eran su mundo, su universo entero. La libertad sin ellos no era libertad, era un infierno vacío.
09:59La elección ya estaba hecha. Derrotada, aplastada, se dio la vuelta y, con pasos de
10:04autómata, siguió el camino de regreso a su prisión. El primer atisbo del alba encontró a la promesa sumida
10:12en una calma tensa. Sin embargo, esa calma se rompió en mil pedazos cuando una de las doncellas
10:17subió a despertar a Catalina y encontró la habitación vacía. La cama estaba intacta, fría y lo más
10:26alarmante, las cunas de los mellizos también estaban vacías. La noticia corrió por los pasillos del
10:34servicio como la pólvora. En cuestión de minutos, el pánico se había instalado. Simona y Candela se
10:41llevaron las manos a la boca, intercambiando miradas de puro espanto. Lope dejó caer un cazo
10:48con un estruendo metálico que resonó en la cocina silenciosa. Teresa, pálida como el papel, corrió a
10:57avisar a los señores. Cuando la noticia llegó a oídos de Adriano, el mundo se le vino encima.
11:02El hombre, que había intentado mantener una fachada de compostura y control durante semanas,
11:09se desmoronó. ¿Cómo que no está? ¿Cómo que los niños no están? Gritaba, recorriendo el pasillo
11:16de arriba abajo como un león enjaulado, sin importarle que su voz resonara por toda la planta
11:22noble. Rómulo, el mayordomo, intentaba mantener la calma, aunque su rostro adusto reflejaba una
11:30profunda preocupación. Señor, hemos buscado en sus aposentos, en el salón, en la biblioteca. No hay
11:38rastro. Pues busquen mejor, bramó Adriano. Miren en cada maldita habitación, en cada armario. Quiero
11:47que registren los jardines, las caballerizas, todo. No pueden haberse desvanecido. Se pasó las manos por
11:54el pelo, la desesperación grabada en cada línea de su rostro. La imagen de Catalina, cada vez más
12:02retraída y asustadiza, acudió a su mente. La había visto marchitarse día a día, consumida por una
12:09angustia que no compartía con nadie. Y él, ciego y ocupado en sus propios asuntos, no había sabido
12:17ver la profundidad de su abismo. Es mi culpa, murmuró, deteniéndose frente a un gran ventanal
12:25que daba al jardín. Debería haberla escuchado, debería haberla sacado de aquí cuando tuve la
12:32oportunidad. Manuel se acercó a él, posando una mano en su hombro. A pesar de sus propias
12:39tribulaciones y sospechas, la desaparición de su cuñada y sobrinos era una emergencia que
12:44eclipsaba todo lo demás. No es momento para culpas, Adriano. Es momento para actuar. Organizaremos
12:51grupos de búsqueda. Peinaremos cada centímetro de la propiedad. La encontraremos. Pero mientras
12:58Adriano se dejaba consumir por una búsqueda frenética y visible, el varón de Valladares
13:03observaba la escena desde la distancia con una serenidad escalofriante. Desayunaba tranquilamente
13:10en el pequeño salón, leyendo el periódico como si el caos que reinaba en el palacio
13:15no fuera más que el zumbido de una mosca lejana. Cuando Rómulo entró para informarle
13:21formalmente de la situación, él ni siquiera levantó la vista de las noticias financieras.
13:28¿Qué contratiempo tan desafortunado? Comentó con desgana. Espero que aparezcan pronto.
13:33Asegúrese de que la búsqueda no interfiera con las labores esenciales del servicio.
13:41El día debe continuar. Rómulo asintió, aunque una sensación de profundo malestar se instaló
13:47en su estómago. Había algo antinatural en la calma del varón, algo que helaba la sangre.
13:54Más tarde esa mañana, cuando la búsqueda estaba en su punto álgido y la desesperación
13:58de Adriano alcanzaba cotas insoportables. El varón se excusó diciendo que tenía un
14:03asunto urgente que atender en el pueblo. Nadie le prestó demasiada atención. Su chofer
14:10lo llevó por un camino secundario hasta una pequeña ermita abandonada a varios kilómetros
14:14de la promesa. Allí, entre los muros de piedra derruidos y el olor a humedad y a tiempo detenido,
14:21lo esperaba una figura. La figura permanecía en la penumbra del interior, de espaldas a
14:28la entrada. Era imposible distinguir sus rasgos, sólo una silueta esbelta envuelta en un abrigo
14:34oscuro.
14:36«Has tardado», dijo la figura, su voz distorsionada por el eco del lugar. Una voz que no pertenecía
14:43a nadie conocido en el palacio. «La paciencia es una virtud, mi querido amigo, sobre todo
14:50cuando se está a punto de cosechar los frutos», respondió el varón, acercándose con paso
14:55seguro.
14:58El polvo del suelo no parecía atreverse a manchar sus relucientes zapatos. «El pájaro
15:03ha vuelto a la jaula». Voluntariamente, la figura se giró lentamente, pero su rostro seguía
15:10oculto por la sombra que proyectaba una viga del techo.
15:15«¿Y está roto? Oh, sí, completamente. El intento de fuga ha sido el golpe de gracia.
15:22Le he ofrecido la libertad a cambio de lo único que le importa. Ahora sabe que no tiene
15:27escapatoria. Está atrapada, aislada, justo como queríamos. El resto de la familia está
15:33demasiado ocupado buscándola como para prestar atención a otra cosa.
15:37«El caos es el mejor de los camuflajes». «Bien», dijo la figura. «Ahora es el momento
15:45de pasar a la siguiente fase». «Asegúrate de que nadie pueda llegar a ella. Ni Adriano,
15:51ni su hermano, nadie. Debe sentir que está completamente sola en el mundo». «Solo entonces
15:58será, maleable». «Descuida», aseguró el varón, y una sonrisa fugaz y cruel iluminó
16:04su rostro. Catalina Luján ya no existe. «Sólo queda una cáscara vacía. Y esa cáscara,
16:11muy pronto, nos pertenecerá por completo». Se quedaron en silencio por un momento,
16:17dos depredadores saboreando una victoria compartida. El siniestro plan para destruir
16:23a Catalina y apoderarse de su voluntad avanzaba con una precisión diabólica. Y el Palacio de
16:29la Promesa, con su frenesí y su angustia, no era más que el escenario inconsciente de
16:34su macabra obra. Mientras el drama de la desaparición se desarrollaba en las plantas
16:40nobles, la vida en las cocinas intentaba aferrarse a una apariencia de normalidad.
16:47El aroma del pan recién horneado se mezclaba con el murmullo de las conversaciones y el tintineo
16:52de la loza. Pero bajo la superficie, la preocupación era una corriente subterránea que lo impregnaba
16:57todo. En un rincón, cerca del fogón, Teresa y Simona habían acorralado amistosamente a Enora.
17:07La joven doncella, cuyo rostro solía ser un libro abierto de emociones, se mostraba
17:13extrañamente reservada, con la mirada perdida en la taza de café que sostenía entre sus manos.
17:20«Vamos, Enora, anímate un poco», dijo Teresa con su habitual optimismo, dándole un suave codazo.
17:27«Con todo este revuelo, necesitamos una buena noticia para alegrarnos el día. Y no se me ocurre
17:35ninguna mejor que la tuya y la de Toño». Enora esbozó una sonrisa débil, casi forzada. «No sé
17:42de qué hablas, Teresa». «Oh, vamos», intervino Simona, secándose las manos en el delantal con un
17:49gesto enérgico. «No te hagas la tonta, se os ve a la legua. Toño anda por ahí como un pavo real,
17:57no le cabe el orgullo en el pecho». «Y tú, cuando crees que nadie te mira, se te ilumina la cara.
18:05Ese muchacho te quiere de verdad, hija». «Y en estos tiempos, encontrar un hombre bueno y
18:12trabajador es como encontrar una aguja en un pájar». «Es un buen hombre, sí», admitió Enora en voz
18:19baja. «¿Entonces a qué esperas?», insistió Teresa, juntando las manos con entusiasmo.
18:25«Deberías darle el sí, imagínatelo, una boda en la promesa. Sería precioso, flores, música. Nos
18:35daría a todos un respiro de tanta desgracia. Dale el paso definitivo, mujer, lánzate». Enora levantó
18:44la vista, y por un momento, una emoción extraña, casi indescifrable, cruzó por sus ojos. Era una
18:52mezcla de anhelo y miedo. «Es que, no es tan sencillo, hay cosas de mi pasado. Cosas que
18:59él no sabe». Simona, cuya sabiduría iba más allá de las recetas de cocina, suavizó su tono.
19:08«Todos tenemos un pasado, Enora, fantasmas en el armario y cicatrices en el alma. Lo que importa
19:16es el presente, y el futuro que queréis construir juntos. Si Toño es el hombre que creo que es,
19:21te querrá con todo lo que traigas a cuestas. Pero tienes que ser sincera con él, y contigo
19:27misma». La conversación fue interrumpida por la llegada de Manuel. El joven marqués tenía
19:34el semblante serio, y unas profundas ojeras delataban una noche de insomnio. Se acercó
19:41a la mesa, ignorando las tazas y el pan, y se dirigió directamente a Simona. «Simona,
19:48puedo hablar con usted un momento, en privado». La cocinera, sorprendida por la solemnidad de su
19:54petición, asintió y lo guió hacia la despensa. Un pequeño cuarto fresco y silencioso que olía a
20:00especias y a legumbres secas. «¿Ocurre algo, señorito Manuel? ¿Es sobre la señorita Catalina?».
20:08Manuel negó con la cabeza, pasándose una mano por el rostro con cansancio.
20:12«No, no es sobre Catalina. Es, es sobre Enora». Simona frunció el ceño. «¿Enora? ¿Qué pasa con esa
20:21muchacha?». Manuel dudaba, buscando las palabras adecuadas. No quería parecer un chismoso o un
20:29entrometido. Pero la conversación que había tenido con Enora el día anterior le había dejado un pozo de
20:34profunda inquietud. «Las piezas no encajaban. Ayer HABLE con acento agudo con ella». Comenzó
20:43finalmente. Le pregunté directamente por su pasado, por las historias que me había contado.
20:51Sobre su familia, el incendio, su vida antes de llegar aquí. Y bien, y bien, sus respuestas.
20:57Eran extrañas, vagas, se contradecía. Me contó una historia completamente diferente a la que le
21:05había contado a Yana. Y cuando la presioné con acento agudo un poco, se puso a la defensiva,
21:12casi agresiva. «Hay algo que no cuadra, Simona. Siento que todo lo que nos ha dicho es una elaborada
21:19mentira». Simona lo escuchaba con atención, su expresión tornándose cada vez más grave.
21:27Ella, que tenía un instinto casi infalible para las personas, había sentido desde el
21:32principio una nota discordante en Enora, una fragilidad que parecía demasiado estudiada,
21:37demasiado perfecta. Pero lo había achacado a los traumas que la joven decía haber sufrido,
21:44¿mentiras? ¿Por qué iba a mentir sobre algo tan terrible como la muerte de su familia?
21:51«No lo sé», admitió Manuel, su voz cargada de frustración. «Y eso es lo que más me preocupa.
21:57Me contó detalles del incendio que son imposibles». Habló de olores, de sonidos,
22:04con una distancia emocional que me geló la sangre. Era como si estuviera recitando un papel que había
22:11ensayado mil veces. Y luego está su relación con Toño. Parece que lo está utilizando, que lo está
22:19llevando a su terreno para asegurarse un futuro aquí, en La Promesa. La preocupación en el rostro de
22:26Simona se hizo más profunda. Pensó en Toño, en su corazón honesto y su ilusión desbordante.
22:34«Sería una crueldad sin nombre que alguien jugara con él de esa manera. Dios mío. Pobre muchacho.
22:40Por eso he venido a hablar con usted, Simona. Confío en su juicio más que en el de nadie en
22:47esta casa», dijo Manuel, y su mirada era intensa, decidida. «No puedo dejarlo pasar. No puedo quedarme
22:55de brazos cruzados mientras esa mujer podría estar engañándonos a todos, y quizás con fines que ni
23:00siquiera imaginamos. He decidido investigar su pasado. ¿De verdad? ¿Investigar? ¿Cómo? Me dio el
23:09nombre de su pueblo, un pequeño lugar en Asturias. Dijo que se llamaba Valdecuervos. Voy a escribir al
23:17párroco de allí, al alcalde, a quien sea necesario. Preguntaré por la familia Moró, por un incendio que
23:25supuestamente ocurrió hace unos años. «Estoy seguro. No, estoy convencido de que no encontraré
23:32nada. Porque creo que todas y cada una de las historias que nos ha contado son mentira».
23:39Simona asintió lentamente, el peso de las palabras de Manuel asentándose sobre ella. «Haga lo que tenga
23:47que hacer, señorito. Pero con cuidado, si esa muchacha está mintiendo, es porque tiene algo que ocultar».
23:55Y la gente que oculta cosas puede ser peligrosa cuando se siente acorralada. Manuel le agradeció
24:00con un gesto y salió de la despensa, con una nueva y sombría determinación. Ya no se trataba
24:07solo de una corazonada. Era una misión. Tenía que descubrir la verdad sobre Enora, por el bien de
24:12Toño, por la seguridad de la promesa, y por su propia conciencia. Se sentía responsable. Había sido
24:20él quien la había traído, quien la había defendido. Si había introducido a un lobo con
24:27piel de cordero en su hogar, era su deber desenmascararlo. En otro rincón de la vasta
24:33finca, lejos del bullicio de la búsqueda y de las intrigas de la cocina, Vera se encontró con su
24:38hermano Federico. No fue un encuentro casual. Él la había estado esperando cerca del viejo invernadero
24:46abandonado, un lugar donde rara vez iba nadie. Su aspecto era muy diferente al de la última vez
24:53que se vieron. La ropa elegante que solía llevar estaba arrugada. Tenía la barba de varios días y
24:59sus ojos, normalmente llenos de una arrogancia despreocupada, ahora estaban ensombrecidos por
25:05el agotamiento y el miedo. Federico, ¿qué haces aquí? Es peligroso. Susurró Vera, mirando a su
25:13alrededor con nerviosismo. Teníamos que hablar. Dijo él, su voz ronca. Las cosas, las cosas han
25:22cambiado, Vera. Se han complicado. Vera sintió un nudo de hielo en el estómago. Había estado viviendo
25:30con la esperanza de que Federico encontrara una solución. Una forma de sacarla de su aprieto y
25:35permitirle volver a casa, a su vida. ¿Qué quieres decir? ¿Has hablado con padre? Federico soltó una
25:44risa amarga, sin humor. ¿Hablar con padre? Padre es el problema. Está fuera de control. Desde que te
25:52fuiste, su furia ha ido en aumento. Ha puesto a gente a buscarte. Gente, poco recomendable. No son
25:59policías, Vera. Son matones. Si te encuentran, no te llevarán a casa para darte un tirón de orejas.
26:07El color desapareció del rostro de Vera. ¿Qué estás diciendo? Digo que volver a casa ya no es
26:14una opción. Al menos no por ahora. Federico se frotó los ojos, como si el simple hecho de hablar lo
26:20agotara. Creí que podría manejarlo, que se le pasaría el enfado. Me equivoqué, ha perdido el juicio.
26:30Está obsesionado. Dice que has manchado el honor de la familia, que eres una desagradecida.
26:37Y cuando padre se obsesiona con algo. No terminó la frase, pero no era necesario. Vera conocía la ira
26:43de su padre, su temperamento volátil y su orgullo desmedido. Pero nunca había imaginado que llegaría
26:51tanto. Entonces, ¿qué hago? Preguntó, su voz apenas un hilo. Quedarte aquí, respondió Federico,
26:59y la seriedad en su rostro era absoluta. Por irónico que parezca, este lugar, sirviendo a esta
27:05gente, es el sitio más seguro del mundo para ti ahora mismo. Nadie buscaría a la hija de nuestro
27:12padre trabajando de doncella en un palacio perdido. Es el escondite perfecto. Pero, Federico, no puedo
27:20quedarme aquí para siempre. Esta no es mi vida. Lo sé, y te juro que encontraré una solución. La
27:28tomó por los hombros, y por primera vez Vera vio en sus ojos al hermano mayor que la había protegido
27:33de niña. Pero necesito tiempo, tengo que calmar a padre, desviarlo, hacerle creer que estás en el
27:41extranjero, cualquier cosa. Mientras tanto, tú tienes que ser invisible, sé una buena doncella,
27:49agacha la cabeza, no llames la atención. ¿Entendido? Vera asintió, aunque sentía que el
27:57suelo se abría bajo sus pies. La esperanza que la había mantenido a flote se había desvanecido,
28:03reemplazada por una realidad mucho más oscura y peligrosa de lo que jamás había imaginado.
28:10Su jaula dorada se había convertido en una amenaza mortal, y su refugio improvisado,
28:15el servicio de la promesa, era ahora su única tabla de salvación. El reencuentro con su hermano,
28:22que debía ser un alivio, se había convertido en una confirmación de sus peores temores.
28:27Estaba más atrapada que nunca. Para Pía Adarre, el día había amanecido con el color de la ceniza.
28:37La intervención de Manuel, su última y desesperada esperanza, no había servido de nada.
28:44La orden de don Cristóbal era irrevocable, tan inflexible como el granito. Debía marcharse a
28:50Aranjuez. El destierro era un hecho. Pasó la mañana en una especie de trance, moviéndose por
28:57sus habitaciones con la lentitud de una sonámbula. Empacó sus pocas pertenencias en una maleta de
29:03cuero gastado. Cada objeto que tocaba era un recuerdo. Un pequeño libro de poemas que le regaló
29:10su difunto marido, un pañuelo bordado por su madre. Doblaba la ropa con un cuidado meticuloso,
29:18un acto mecánico que le permitía no pensar, no sentir la bola de dolor que crecía en su pecho
29:22hasta amenazar con ahogarla. Lo más difícil fue la cuna de Dieguito. Su pequeño hijo dormía
29:30plácidamente, ajeno al cataclismo que estaba a punto de engullir su pequeño mundo. Pía se arrodilló
29:37junto a la cuna, acariciando su mejilla suave y sonrosada. Memorizó el olor de su pelo,
29:43la forma de sus labios, el sonido de su respiración acompasada. Las lágrimas caían silenciosamente
29:50sobre sus manos, gotas de sal y desesperación. Mi niño, mi pequeño, susurró, con la voz rota,
29:59mamá tiene que irse por un tiempo. Pero volveré, te lo juro por mi vida, volveré a por ti. Sé un niño
30:06bueno, sé fuerte. Le dio un beso en la frente, un beso que intentaba contener todo el amor,
30:13toda la angustia y toda la promesa de un futuro que ahora parecía incierto.
30:19La despedida del resto del servicio fue un calvario silencioso. Se reunieron en el pasillo
30:24principal, sus rostros compungidos formando una guardia de honor fúnebre. Simona la abrazó con
30:31fuerza, murmurando palabras de consuelo en su oído. Lope le apretó la mano, incapaz de hablar.
30:39Teresa lloraba abiertamente, sin pudor. Volverá pronto, señora Pía. Ya lo verá,
30:46dijo la joven doncella entre sollozos. Pía intentó sonreír, pero el gesto se convirtió
30:52en una mueca de dolor. Su mirada buscó a una persona entre la multitud.
30:56Curro, el joven estaba de pie, un poco apartado del resto, con Dieguito en brazos.
31:04El bebé, ahora despierto, lo miraba con curiosidad, ajeno a la tragedia. Se acercó a él y el resto
31:12del servicio, entendiendo que aquel era un momento privado, retrocedió discretamente.
31:16Curro, comenzó Pía, y tuvo que tragar saliva para poder continuar. No tiene que decir nada,
31:25Pía, respondió él, su voz grave y cargada de una emoción contenida. Sostenía a Dieguito con
31:32una naturalidad y una ternura que le encogieron el corazón a Pía. Sí que tengo que hacerlo,
31:39tengo que pedirte algo, algo que no tendría derecho a pedirle a nadie. Sus ojos se clavaron
31:46en los de él, una súplica muda y desesperada. Cuida de él, Curro. Por favor, cuida de mi hijo
31:54como si fuera tuyo. No sé cuánto tiempo estaré fuera. No sé si, si podré volver. Cristóbal es
32:02un hombre vengativo. Pero, Dieguito, él es inocente. No dejes que nadie le haga daño. Protégelo,
32:10háblale de mí para que no me olvide. Curro asintió, sus ojos brillantes por las lágrimas que se
32:15negaba a derramar. Lo haré, Pía. Le doy mi palabra. Cuidaré de Dieguito. Nadie le tocará un pelo
32:23mientras yo esté aquí. Será mi prioridad. Gracias, susurró Pía. Extendió una mano temblorosa y
32:31acarició por última vez la cabecita de su hijo. Luego, con un esfuerzo sobrehumano, se apartó. No
32:39podía soportar más. Cada segundo que pasaba era una nueva tortura. Se dio la vuelta sin mirar atrás,
32:47porque sabía que si lo hacía, si veía una vez más el rostro de su hijo en los brazos de otro hombre,
32:52sus fuerzas la abandonarían y se derrumbaría allí mismo. Caminó con la cabeza alta, aunque por dentro
33:00destrozada, hacia el carruaje que la esperaba en la entrada. Subió, las puertas se cerraron con un
33:07sonido sordo y definitivo, y el vehículo comenzó a moverse, llevándosela lejos de su hogar, de su hijo,
33:14de todo lo que amaba. Y mientras la promesa se hacía cada vez más pequeña en la distancia,
33:21Pía Adarre lloró. Lloró por todo lo que había perdido, y por el miedo atroz a no poder recuperarlo
33:28jamás. La atmósfera en la promesa era cada vez más irrespirable, una mezcla tóxica de angustia,
33:36sospecha y maquinaciones ocultas. En medio de este torbellino, Leocadia se había convertido en
33:43una observadora silenciosa y aguda. La repentina y ostentosa devoción de Lorenzo por Ángela no la
33:50había engañado ni por un instante. Conocía demasiado bien al marqués de Luján, sabía de su egoísmo,
33:58de su crueldad y de su infinita capacidad para la manipulación. Amor era la última palabra que
34:04asociaría con él. Lo observaba en la mesa, durante las cenas. Veía la forma en que sus ojos, fríos como
34:12el acero, se desviaban constantemente hacia Curro cada vez que le dirigía una palabra amable a Ángela.
34:20Veía la sonrisa satisfecha, casi sádica, que se dibujaba en sus labios cuando notaba la
34:25incomodidad y el dolor del joven. No era afecto lo que Lorenzo sentía, era un placer perverso. Estaba
34:33utilizando a Ángela, una mujer frágil y vulnerable, como un arma. Un arma para herir a Curro de la
34:41manera más profunda y retorcida posible. La sospecha se convirtió en certeza, y la certeza en
34:47una rabia fría que se asentó en su pecho. No podía permitirlo, no podía quedarse de brazos
34:53cruzados mientras ese hombre jugaba con los sentimientos de dos personas de una forma tan
34:58vil. Decidió enfrentarlo, lo esperó en la biblioteca, un lugar que él solía frecuentar
35:05después de la cena para fumar un cigarro y beber una copa de brandy. Cuando Lorenzo entró y la vio de
35:11pie junto a la chimenea, enarcó una ceja con sorpresa. Leocadia, qué inesperada visita,
35:19¿deseas algo? Deseo la verdad, Lorenzo. Dijo ella, su voz firme, sin titubeos.
35:28Fue directa al grano, sin rodeos. ¿Qué pretendes con Ángela? Lorenzo soltó una bocanada de humo y la
35:34miró con una sonrisa condescendiente. ¿A qué te refieres, querida? Pretendo lo que cualquier hombre
35:41pretende con una mujer a la que corteja. Hacerla mi esposa, darle mi nombre, cuidar de ella. No me
35:49mientas. Espetó Leocadia, avanzando un paso. No te atrevas a insultar mi inteligencia. A ti Ángela
35:57te importa un bledo. Nunca te ha importado. Esto es por curro, ¿verdad? Todo este teatro,
36:04todo este cortejo ridículo, es para hacerle daño a él. La sonrisa de Lorenzo se desvaneció.
36:11Reemplazada por una expresión de fría diversión. Apagó el cigarro en el cenicero con un movimiento
36:18lento y deliberado. No había sorpresa en su rostro, solo el aburrimiento de quien ha sido
36:23descubierto en un juego demasiado simple. Eres más lista de lo que pensaba, Leocadia. Siempre lo has
36:31sido. Y entonces, sin el más mínimo atisbo de pudor o de vergüenza, se lo confirmó.
36:37Sí, tienes razón, es por curro. Su voz era un susurro venenoso. Ese muchacho necesita una lección.
36:48Necesita entender cuál es su lugar. Se ha vuelto insolente, arrogante. Se cree con derechos que no
36:54le corresponden. Y he descubierto que la mejor manera de herir a alguien no es atacarlo directamente,
37:00sino arrebatarle lo que más quiere. O, en este caso, a quien más quiere. Leocadia lo miraba,
37:08horrorizada por la crudeza de su confesión.
37:10Pero, ¿y Ángela? ¿Te has parado a pensar en ella? Es una mujer que ha sufrido mucho.
37:20Vas a destrozarle la vida solo para satisfacer tu sed de venganza. Lorenzo se encogió de hombros,
37:26un gesto de indiferencia absoluta que la dejó helada.
37:31Ángela obtendrá un título, una posición, seguridad económica. Es un intercambio justo,
37:36diría yo. Muchas mujeres matarían por una oportunidad así, si en el proceso el pequeño
37:43curro sufre un poco. Lo considero un daño colateral aceptable, o mejor aún, una bonificación.
37:51El desprecio que Leocadia sintió en ese momento fue tan intenso que casi la ahoga.
37:58Aquel hombre no tenía alma. Era un monstruo vestido con ropas de caballero. Y ella,
38:03de alguna manera, había sido su cómplice durante años. Pero ya no. Salió de la biblioteca sin
38:10decir una palabra más, con el corazón latiéndole con furia y una nueva y terrible determinación
38:15formándose en su mente. Si Lorenzo quería jugar, jugarían. Pero ella iba a cambiar las reglas. Iba
38:24a poner todas las cartas sobre la mesa, delante de todos. Iba a forzarlo a representar su papel ante
38:31una audiencia mucho más amplia. Más tarde esa misma noche, la familia estaba reunida en el salón
38:36principal. El ambiente era sombrío. La búsqueda de Catalina y los niños no había arrojado ningún
38:43resultado. Y la desesperación de Adriano era una nube negra que se cernía sobre todos. Había un silencio
38:51denso, cargado de palabras no dichas y de miedos compartidos. Fue en ese preciso instante cuando
38:56Leocadia decidió actuar. Se puso en pie, su figura erguida y solemne captando la atención
39:03de todos. Lorenzo, que estaba sirviéndose una copa, se detuvo y la miró, una chispa de
39:10advertencia en sus ojos. Pero Leocadia lo ignoró. Perdonen que interrumpa este momento
39:16tan difícil. Comenzó, su voz clara y resonante en el silencio de la estancia. Pero tengo una
39:25noticia que no puede esperar más. Una noticia que, espero, nos traiga a todos un motivo de
39:30celebración en medio de tanta incertidumbre. Todos los ojos se volvieron hacia ella. Curro
39:36y Ángela, sentados juntos en un sofá, la miraban con una mezcla de curiosidad y aprensión.
39:42Leocadia sonrió, una sonrisa tensa y antinatural, y miró directamente a Lorenzo, desafiándolo.
39:52Luego, sin previo aviso, sin consultar a nadie, soltó la bomba. Me complace enormemente anunciarles
39:59el compromiso matrimonial entre mi querida Ángela y el marqués de Luján, don Lorenzo.
40:05El silencio que siguió a sus palabras fue absoluto, sepulcral, fue como si una onda de choque
40:11invisible hubiera barrido la habitación, dejando a todos paralizados, petrificados.
40:18Ángela se quedó boquiabierta, el color drenándose de su rostro. Miró a Lorenzo,
40:23luego a Leocadia, su mente incapaz de procesar lo que acababa de oír.
40:29Lorenzo, por su parte, fue sorprendido con la guardia baja. Una mueca de furia cruzó su
40:35rostro por una fracción de segundo antes de que lograra recomponerse y esbozar una sonrisa
40:39forzada. Leocadia lo había acorralado, haciendo público un compromiso que él había estado
40:46manejando en las sombras. Pero la reacción más devastadora fue la de Curro. El joven
40:53se quedó inmóvil, como si le hubieran atravesado el corazón con una lanza de hielo. Su mirada
41:00fue de la de Ángela, llena de una incredulidad suplicante, a la de Lorenzo, donde vio el triunfo
41:06cruel y manifiesto. Y lo entendió todo. Entendió la farsa, la manipulación, el propósito último
41:15de aquella cruel pantomima. El anuncio no fue una noticia feliz. Fue una declaración
41:21de guerra, una sentencia de muerte para su amor. El shock inicial dio paso a un murmullo
41:28de sorpresa entre los marqueses y Manuel. Pero nadie supo qué decir. Leocadia había
41:35detonado una bomba en el corazón de la familia, y ahora todos estaban allí, aturdidos, en medio
41:40de los escombros de un momento que cambiaría sus vidas para siempre. El aire del salón
41:47se volvió pesado, irrespirable, cargado con el veneno de la traición y el dolor de un corazón
41:52roto. En un rincón más tranquilo y apartado del palacio, ajeno a los grandes dramas que
41:59se desarrollaban, una preocupación más silenciosa pero igualmente profunda comenzaba a tomar
42:04forma. Samuel llevaba días observando a Petra, y lo que veía le inquietaba cada vez más.
42:13La que fuera la doncella personal de la marquesa, siempre enérgica, afilada y llena de una vitalidad
42:20casi agresiva, parecía estar desvaneciéndose ante sus ojos. Al principio, eran cosas pequeñas,
42:27detalles que cualquiera podría pasar por alto. Un cansancio persistente que la hacía apoyarse
42:34en los muebles con más frecuencia. Una palidez cerúlea en su piel, que antes tenía el color
42:41saludable del campo. Pero en los últimos días, los síntomas se habían vuelto más evidentes,
42:46más alarmantes. La vio tropezar en las escaleras, algo impensable en la siempre ágil y segura Petra.
42:56La sorprendió varias veces llevándose una mano a la cabeza, con una mueca de dolor,
43:02como si sufriera jaquecas repentinas y punzantes. Su apetito, antes voraz, había desaparecido casi
43:10por completo. Apenas probaba bocado en las comidas del servicio, apartando el plato con una expresión
43:16de náusea. Esa tarde, Samuel la encontró sentada en un banco del patio de servicio, con la mirada
43:24perdida en el vacío. Tenía un ligero temblor en las manos, y cuando se dio cuenta de que él la estaba
43:31observando. Intentó ocultarlas torpemente bajo el delantal.
43:37¿Petra, se encuentra bien? Preguntó Samuel, su voz suave y llena de una genuina preocupación.
43:45Petra se sobresaltó, como si la hubieran sacado de una pesadilla. Forzó una sonrisa que no llegó a sus
43:51ojos. Yo, perfectamente, Samuel, ¿por qué lo preguntas? No lo sé, últimamente la veo.
44:01Ausente, cansada, y está muy pálida. Quizás debería ver a un médico. La reacción de Petra
44:07fue instantánea y desproporcionada. Se puso a la defensiva, casi con hostilidad. ¿Un médico? ¿Para
44:15qué? No tengo nada. Es solo el estrés, con todo lo que está pasando en esta casa. La desaparición de
44:23la señorita Catalina, la partida de la señora Pía. Es normal estar un poco revuelto. No te preocupes
44:31por mí y métete en tus asuntos. Se levantó bruscamente y se alejó, dejando a Samuel con
44:37la palabra en la boca. Pero su brusquedad no lo engañó. Al contrario, solo sirvió para confirmar
44:45sus sospechas. Petra no estaba bien, estaba enferma, y por alguna razón, intentaba ocultarlo
44:51con todas sus fuerzas. Samuel se quedó allí, observando su figura mientras se alejaba con
44:57un paso que le pareció extrañamente inestable. Una nueva sombra de inquietud se sumó a las muchas
45:04que ya planeaban sobre la promesa. La enfermedad de Petra era un misterio silencioso, una bomba
45:11de relojería que avanzaba sin hacer ruido en medio del estruendo de las pasiones, las traiciones
45:16y las desesperadas luchas de poder que consumían a los habitantes del palacio. Y Samuel tuvo
45:24el terrible presentimiento de que, cuando finalmente estallara, sus consecuencias serían tan devastadoras
45:30como las de cualquier otra crisis que asolaba su hogar. El día terminaba, pero la noche
45:36en la promesa no hacía más.
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