La Diablada de Oruro, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (UNESCO 2001), es más que folclore: es un complejo ritual y espiritualidad profunda.
Su esencia es un sincretismo donde la devoción a la Virgen del Socavón se fusiona con cultos prehispánicos. La danza, con sus fastuosos trajes y máscaras que simbolizan la lucha entre el bien y el mal, es el eje de la celebración.
La tradición, históricamente inclusiva, ha visto a la mujer pasar a un rol protagónico. Para los danzantes, es un acto de fe y peregrinación que culmina al quitarse la máscara ante la Virgen, simbolizando la redención y un "renacer" espiritual, manteniendo viva esta tradición milenaria a pesar de la llegada del turismo.
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