#LaPromesa #avance #capítulo
Curro desafía a Lorenzo y Petra agoniza
En el capítulo 689 de La Promesa, que se emite este viernes 3 de octubre, la tensión alcanza un punto de no retorno. Mientras el estado de Petra se deteriora dramáticamente, sumiendo a todo el servicio en el miedo a perderla para siempre, Curro toma una decisión extrema: enfrentarse cara a cara con el capitán Lorenzo en un intento desesperado por impedir la boda de Ángela.
Pero el precio será altísimo: humillaciones, amenazas y un futuro incierto que pond ...
-------------------------------------------------------------------------
#LaPromesa, #avance, #capítulo, #689Curro, #desafía, #Lorenzo, #Petra, #agoniza
Curro desafía a Lorenzo y Petra agoniza
En el capítulo 689 de La Promesa, que se emite este viernes 3 de octubre, la tensión alcanza un punto de no retorno. Mientras el estado de Petra se deteriora dramáticamente, sumiendo a todo el servicio en el miedo a perderla para siempre, Curro toma una decisión extrema: enfrentarse cara a cara con el capitán Lorenzo en un intento desesperado por impedir la boda de Ángela.
Pero el precio será altísimo: humillaciones, amenazas y un futuro incierto que pond ...
-------------------------------------------------------------------------
#LaPromesa, #avance, #capítulo, #689Curro, #desafía, #Lorenzo, #Petra, #agoniza
Categoría
🎥
CortometrajesTranscripción
00:00Curro desafía a Lorenzo y Petra agoniza. En el capítulo 689 de La Promesa, que se emite este
00:17viernes 3 de octubre, la tensión alcanza un punto de no retorno. Mientras el estado de Petra se
00:24deteriora dramáticamente, sumiendo a todo el servicio en el miedo a perderla para siempre,
00:30Curro toma una decisión extrema. Enfrentarse cara a cara con el capitán Lorenzo en un intento
00:35desesperado por impedir la boda de Ángela. Pero el precio será altísimo. Humillaciones,
00:43amenazas y un futuro incierto que pondrá a prueba el valor del joven. Al mismo tiempo, Martina lucha
00:51por evitar la partida de Adriano, Vera se revela contra un destino impuesto y Manuel pone a Enora
00:56contra las cuerdas tras confesarle que la investiga. Un episodio cargado de emociones,
01:04donde cada decisión puede ser definitiva. ¿Sobrevivirá Petra? ¿Logrará Curro salvar a Ángela? ¿Qué
01:10secretos ocultos saldrán a la luz en La Promesa? El alba del viernes 3 de octubre se filtraba por
01:16los ventanales de La Promesa con una lentitud perezosa, casi reacia a despertar al mundo.
01:21Los primeros rayos de sol, de un color pálido y enfermizo como la cera de una vela a punto de
01:29extinguirse, no traían consigo la promesa de un nuevo día, sino el presagio de un final.
01:36El aire mismo dentro del palacio parecía más denso, cargado con el peso de las conversaciones
01:42no dichas, de las decisiones imposibles y, sobre todo, del aliento frágil y entrecortado que escapaba
01:49de una habitación en la zona del servicio. En esa habitación, el tiempo se había detenido. Samuel no
01:57había dormido. Sentado en una silla de madera desvencijada junto al lecho de Petra, había contado
02:02cada una de sus respiraciones, cada estertor, cada imperceptible movimiento bajo las sábanas.
02:09La noche había sido un océano de silencio, roto únicamente por el tic-tac implacable de un reloj en
02:15el pasillo, un sonido que se había convertido en el martillo de un verdugo contando los segundos que
02:21le quedaban a la mujer que, para bien o para mal, había sido una constante inamovible en su vida.
02:28La miraba, y el rostro que veía ya no era el de la Petra Arcos que todos conocían.
02:35La severidad de sus rasgos se había disuelto, reemplazada por una fragilidad casi infantil.
02:41Sus mejillas, antes altivas, estaban hundidas, sus labios, que tantas veces habían proferido
02:50órdenes tajantes y juicios severos, ahora estaban secos, agrietados y teñidos de un pálido azul.
02:58El cabello, habitualmente recogido en un moño impecable que era la envidia y el terror del
03:04servicio, yacía esparcido sobre la almohada, revelando hebras grises que la vanidad de Petra
03:09siempre se había esforzado en ocultar. Parecía una extraña, una versión despojada de toda su
03:16armadura, y era esa vulnerabilidad, esa desnudez ante la muerte, lo que desgarraba el alma de Samuel.
03:24Se inclinó, acercando su oído a la boca de ella, buscando el calor de su aliento. Era débil,
03:31un susurro de vida apenas perceptible. Le acarició la frente, apartando un mechón de
03:39pelo húmedo por el sudor febril. Su piel ardía. El doctor, en su última visita, había sido un
03:47profeta de la fatalidad. Preparen el alma, había dicho con una solemnidad que no dejaba lugar a la
03:53esperanza. La medicina ha hecho todo lo que estaba en su mano. Ahora solo queda esperar,
04:00que sea en paz. Paz, repitió Samuel en un susurro amargo para sí mismo. ¿Qué paz podía haber para
04:07una mujer como Petra? Su vida había sido una guerra constante. Una batalla contra la injusticia de su
04:14destino, contra los secretos que la carcomían, contra el amor que nunca pudo profesar abiertamente.
04:19Una guerra librada con las armas de la lealtad inquebrantable a la marquesa,
04:26una lealtad que a menudo se había transformado en crueldad hacia los demás.
04:32Samuel lo sabía, había sido testigo y, a veces, cómplice silencioso de sus intrigas.
04:39Pero ahora, viendo su cuerpo consumirse, todo aquello parecía trivial, un eco lejano de un mundo
04:46que estaba a punto de perderla para siempre. Petra, musitó, su voz rota, lucha, por favor,
04:54un poco más, no te rindas así. Pero sus palabras se perdieron en el silencio de la habitación,
05:00absorbidas por la certeza de que estaba pidiendo un imposible.
05:06La vida se estaba despidiendo de Petra Arcos, y todo lo que él podía hacer era ser testigo de esa
05:11partida silenciosa. El despertar de los desesperados. En otra ala del palacio,
05:18Curro se despertó mucho antes de que sonara la primera campana.
05:23Lo hizo de golpe, con el corazón martilleándole en el pecho y el sabor amargo de la impotencia en la boca.
05:31Había soñado con la boda, con Ángela, vestida de un blanco que parecía un sudario,
05:35caminando hacia el altar donde un Lorenzo sonriente y depredador la esperaba. En el sueño,
05:43él intentaba gritar, correr, detener la ceremonia, pero sus pies estaban pegados al suelo y de su
05:49garganta no salía ningún sonido. Se sentó en la cama, pasándose las manos por el pelo. El sudor frío
05:57le perlaba la frente. La pesadilla no era más que un reflejo de la realidad. La boda era inminente,
06:04y él se sentía exactamente así. Mudo, paralizado, inútil. Su conversación con Leocadia a la noche
06:13anterior había sido un clavo más en su ataúd. Le había ofrecido marcharse él, desaparecer, cargar
06:20con cualquier culpa si eso liberaba a Ángela de las garras de su padre. Pero Leocadia, con los ojos
06:28anegados en una desesperación que reflejaba la suya, le había explicado la naturaleza del chantaje
06:33de Lorenzo. No bastaba con que él se fuera. El capitán quería la boda, quería la unión de las
06:40familias, quería la humillación de tenerlo todo bajo su control. Un torrente de rabia, pura e hirviente,
06:48recorrió las venas de Curro. Rabia contra Lorenzo, contra su crueldad y su sadismo.
06:57Rabia contra sí mismo, por su incapacidad para proteger a la mujer que amaba. Rabia contra un
07:03mundo que permitía que tiranos como su padre ganaran siempre. Se levantó y se vistió con
07:09movimientos mecánicos y furiosos. No podía seguir así, no podía esperar a que un milagro ocurriera.
07:15Si no había un camino, tendría que abrirlo él mismo, aunque fuera con las manos desnudas y a
07:22costa de su propia sangre. Solo había una opción, una última y terrible opción,
07:30enfrentarse al monstruo en su guarida. Iría a ver a Lorenzo, le suplicaría, le ofrecería cualquier
07:38cosa, su herencia, su nombre, su propia vida así era necesario. Sabía que era un movimiento
07:46desesperado, como un ratón intentando negociar con una serpiente. Pero la inacción era una
07:54tortura peor que cualquier humillación que Lorenzo pudiera infligirle. Hoy, de una forma u otra,
08:01todo terminaría. Mientras tanto, en la cocina, el día comenzaba con una ausencia que pesaba más que
08:08cualquier presencia. La silla de Petra en la mesa del servicio estaba vacía. Su taza de café, sin usar.
08:18El silencio en su lugar era un grito. Los murmullos eran inevitables, furtivos, cargados de temor.
08:25¿Alguien ha subido a verla? Preguntó Candela en voz baja, mirando de reojo a Simona.
08:34Simona negó con la cabeza, sus manos amasando el pan con una fuerza innecesaria. Samuel ha pasado
08:40la noche allí. Dijo que no nos preocupáramos, que él avisaría si, si había algún cambio. La pausa fue
08:49elocuente. Cambio era un eufemismo amable para la palabra que todos temían pronunciar.
08:55Muerte. Lope, que servía el café con el rostro sombrío, intervino. El doctor ayer no dio ninguna
09:04esperanza. Dijo que su corazón está muy débil, que los pulmones apenas funcionan. Un escalofrío
09:11colectivo recorrió al pequeño grupo. Por mucho que Petra hubiera sido una figura autoritaria y a
09:19menudo déspota, la idea de su final inminente lo sobrecogía. Era el fin de una era en la promesa.
09:27Cristóbal entró en ese momento. Su semblante tan rígido como siempre, pero sus ojos delataban una
09:33preocupación profunda. ¿Alguna noticia de la señora Arcos? Todos negaron en silencio. El mayordomo
09:41asintió lentamente, su mandíbula apretada. Continúen con sus tareas. El palacio no se
09:48detiene. Hoy más que nunca, debemos demostrar nuestra profesionalidad. Sus palabras pretendían
09:56ser un ancla de normalidad en un mar de incertidumbre, pero sonaron huecas. ¿Cómo podían
10:03fregar plata o desempolvar muebles cuando, a pocos metros de distancia, una de ellos libraba
10:09su última batalla y nadie se atrevía a subir para comprobar si aún respiraba? El miedo a ser el que
10:15encontrara el cuerpo sin vida de Petra Arcos los mantenía a todos paralizados, prisioneros en la
10:20planta baja. La súplica de una hija, la realidad de un padre. En el ala noble, la tensión era de otra
10:29naturaleza, pero igualmente palpable. Martina encontró a Adriano en la biblioteca, supervisando
10:37cómo un mozo empaquetaba cuidadosamente unos libros en un baúl de viaje. La escena le geló la sangre.
10:46Era real. Se marchaba. Adriano, por favor, tenemos que hablar, dijo, su voz temblorosa pero firme.
10:56Él se giró, su rostro una máscara de cortesía forzada. Martina, buenos días. Como ves, estoy algo
11:03ocupado. Veo que sigues adelante con esta locura, replicó ella, acercándose. Adriano, no puedes irte.
11:14No ahora. ¿Y por qué no? Preguntó él, cruzándose de brazos. Mi deber está con mis hijos.
11:24Necesitan un hogar estable, lejos de... de todo esto. Su gesto abarcó la opulencia de la biblioteca,
11:30pero también la tristeza que impregnaba sus paredes.
11:35¿Y crees que arrancarlos de aquí, del único hogar que han conocido últimamente,
11:40es lo mejor para ellos? Contraatacó Martina, su desesperación afilando sus palabras.
11:48Piensa en ellos, por el amor de Dios. Piensa en el daño que esto les hará. Y piensa en nosotros.
11:54¿Acaso no te importa el dolor que causarás? Adriano desvió la mirada. Mi compromiso es con
12:02ellos. Tu compromiso como padre, exclamó Martina, dando un paso más. Y un padre no huye.
12:12Un padre se queda y lucha por el bienestar de sus hijos. ¿Crees que no sé que esto es por lo que
12:17pasó con Catalina? Su desaparición nos ha roto a todos, a mí la primera. Era mi prima, mi amiga.
12:26Pero huir no es la respuesta. Huir es una cobardía. Es abandonar a los que te necesitan aquí.
12:33Sus palabras dieron en el blanco. Pudo ver un destello de dolor, de culpa, en los ojos de Adriano.
12:39Se ablandó, cambiando de táctica. Le tocó suavemente el brazo. Escúchame, le susurró.
12:49Nos necesitamos los unos a los otros. Ahora más que nunca, la promesa está herida.
12:55La familia está rota. Si te vas, abrirás una herida aún más profunda. Por favor, por tus hijos,
13:01por la memoria de Catalina, por lo que una vez sentiste por este lugar.
13:05Quédate, al menos, danos un poco más de tiempo. No tomes una decisión tan drástica en medio de
13:13tanto dolor. Adriano la miró, su resolución visiblemente tambaleante. La mención de Catalina,
13:20la sinceridad en la voz de Martina, su lógica irrefutable sobre el bienestar de los niños.
13:28Todo ello estaba erosionando el muro que había construido a su alrededor. Martina, yo.
13:33Comenzó, pero no supo cómo continuar. Solo piénsalo, imploró ella. No te pido que te
13:41quedes para siempre. Solo que no te vayas hoy. No nos abandones en nuestro peor momento. Le soltó
13:49el brazo y se retiró, dejándolo solo con sus baúles y el peso de una decisión que ya no parecía
13:54tan sencilla. Casi al mismo tiempo, en el despacho del marqués, se libraba otra batalla de voluntades.
14:03Ricardo se encontraba frente a Alonso, con la humildad de un suplicante pero la determinación
14:10de un hombre desesperado. Señor marqués, le ruego que reconsidere su decisión. Comenzó
14:18Ricardo, su voz cargada de una emoción contenida. Pía está desolada. La promesa es su hogar. Su hijo
14:26la necesita, y ella a él. Mantenerla alejada es una crueldad innecesaria. Alonso, de pie junto a la
14:34ventana, contemplaba los jardines sin verlos realmente. Su postura era rígida, su rostro
14:41impasible. Ricardo, sabes tan bien como yo por qué se tomó esa decisión. No es por crueldad,
14:48sino por necesidad. ¿Necesidad? ¿Qué necesidad puede justificar separar a una madre de su hijo?
14:56Replicó Ricardo, su tono subiendo un poco de volumen antes de controlarse.
15:02Señor, lo que hubo entre nosotros, ya es parte del pasado. Le doy mi palabra de honor de que no
15:08volverá a ocurrir. Pero permítale volver. Permítale ser la madre que su hijo merece.
15:14Alonso se giró lentamente, sus ojos clavándose en los del mayordomo. Había en su mirada una tristeza
15:22profunda, una fatiga que iba más allá del cansancio físico. Tu palabra de honor, Ricardo. ¿Qué valor
15:30tiene cuando hablamos de los caprichos del corazón? Ambos somos hombres adultos. Sabemos que hay fuegos
15:38que, por mucho que intentemos sofocar, vuelven a encenderse con una sola brisa.
15:45Entonces, ¿qué propone? ¿Que viva en el exilio para siempre? Preguntó Ricardo con amargura.
15:53Propongo lo que es mejor para el buen nombre de esta casa y para la estabilidad de todos los que
15:57viven en ella, sentenció Alonso, su voz adquiriendo el tono firme y definitivo del marqués de Luján.
16:03La relación entre ustedes era prohibida, inaceptable, y la única forma de asegurar que esa relación se
16:12rompa de raíz, que no queden ni las cenizas de las que pueda resurgir, es la distancia.
16:19Mantenerla lejos es la única garantía. Ricardo se quedó sin palabras. La lógica de Alonso era fría,
16:26implacable y, en cierto modo, irrefutable desde su perspectiva clasista y conservadora.
16:33Se dio cuenta de que no estaba hablando con un amigo, ni siquiera con un patrón comprensivo.
16:41Estaba hablando con un aristócrata dispuesto a sacrificar la felicidad de dos personas por
16:45mantener las apariencias y el orden establecido. Con su permiso, señor marqués, dijo Ricardo,
16:54su voz apenas un susurro. Hizo una reverencia y se retiró, sintiendo el peso de un muro de granito
17:00que no podía derribar. La dura realidad lo había golpeado. Para Alonso, el amor prohibido entre él
17:08y Pía era una enfermedad que solo se curaba con la amputación. El callejón sin salida y la promesa
17:15de lucha. Para Vera, la mañana también trajo una dosis de cruda realidad. La alianza entre Lope y su
17:23padre, Federico, se había materializado en una reunión breve pero brutalmente clara en la cocina.
17:31Federico, con su habitual aire de superioridad, y Lope, con una mirada de disculpa pero firme,
17:37le habían comunicado la decisión.
17:41Vera, lo hemos hablado, comenzó Federico, sin rodeos. Lope ha sido persuadido para entender lo
17:48que es mejor para todos. Tu idea de regresar con tu familia, debe ser abandonada. Vera miró a Lope,
17:56buscando una traición en sus ojos, pero solo encontró una profunda tristeza.
18:03Lope, ¿tú estás de acuerdo con esto? Lope asintió, evitando su mirada. Vera, tu padre.
18:10No es un hombre con el que se pueda razonar. Federico me ha ofrecido su protección, para ambos,
18:17aquí en la promesa. Si intentas volver, las consecuencias serán terribles, para ti y para
18:25cualquiera que intente ayudarte. Es por tu bien, por mi bien, repitió ella, incrédula, una risa
18:34amarga escapando de sus labios. Estar atrapada aquí, viviendo con miedo, dependiendo de la
18:41caridad de otros. Es por mi bien, mi bien es ser libre. Recuperar mi vida. Tu vida anterior ya no
18:50existe, dijo Federico con frialdad. Acéptalo, tu lugar ahora está aquí, y harías bien en ser
18:58agradecida. Vera sintió que se ahogaba. Estaba atrapada en un callejón sin salida. La puerta
19:06que representaba Lope, su única esperanza de escape, se había cerrado de golpe. Se sintió traicionada,
19:15abandonada, pero mientras los dos hombres la miraban, esperando su sumisión, algo dentro de
19:20ella se endureció. La desesperación se transformó en una llama fría y decidida. No dijo nada más.
19:29Simplemente asintió, bajando la cabeza para ocultar el fuego en sus ojos. Dejó que creyeran que la
19:36habían vencido. Pero en su interior, una promesa silenciosa tomaba forma. No se rendiría. Si Lope
19:43ya no era su aliado, encontraría otro. Si no había puertas abiertas, derribaría un muro. No sabían con
19:52quién estaban tratando. La habían subestimado, y ese sería su mayor error. Vera no era una damisela
19:59en apuros esperando a ser rescatada. Era una superviviente, y lucharía por su libertad con
20:05uñas y dientes, aunque tuviera que hacerlo sola. La visita del ángel negro. A media mañana, el murmullo
20:14de un carruaje en la gravilla del camino principal, anunció la llegada del doctor. Su visita era
20:21esperada con una mezcla de pavor y una minúscula, irracional brizna de esperanza.
20:25Samuel lo recibió en la puerta del servicio y lo acompañó escaleras arriba en un silencio
20:32solemne. La habitación de Petra olía a enfermedad y a resignación. El doctor entró, dejó su
20:40maletín y se acercó a la cama. Su rostro profesional no traicionó ninguna emoción mientras tomaba
20:48el pulso de Petra, auscultaba su pecho con el estetoscopio y levantaba uno de sus párpados
20:53para examinar sus pupilas. Samuel observaba cada movimiento, cada gesto, buscando una
21:01señal, un indicio de que el diagnóstico anterior había sido demasiado pesimista.
21:07El examen duró varios minutos que a Samuel le parecieron una eternidad. Finalmente, el doctor
21:13se hirguió, su expresión más sombría si cabe que la del día anterior. Se giró hacia Samuel y negó
21:21lentamente con la cabeza. Lo siento, hijo, dijo con una voz suave pero firme. No hay cambio, o si lo hay,
21:31pero no para bien. El pulso es más débil, casi filiforme. La respiración es más superficial. Los
21:39pulmones se están encharcando. Es el proceso natural de la enfermedad llegando a su fin.
21:44No, no hay nada que se pueda hacer, balbuceó Samuel, aferrándose al último clavo ardiendo.
21:54¿Algún otro tratamiento? ¿Alguna medicina nueva? El doctor puso una mano compasiva en el hombro de
22:00Samuel. Hemos agotado todos los recursos. Darle más medicinas ahora solo prolongaría su agonía,
22:07no su vida. Lo único que podemos hacer es asegurarnos de que no sufra, que esté cómoda.
22:14Miró a la mujer inmóvil en la cama. Parece tranquila, no tiene dolor. Las palabras cayeron
22:22sobre Samuel como losas de una tumba. Entonces, ¿cuánto? El doctor suspiró. Es imposible decirlo
22:30con exactitud. Pueden ser horas. Quizás un día, como mucho. Pero, por la rapidez con la que ha
22:38empeorado, me inclino a pensar que será más pronto que tarde. Su cuerpo se está rindiendo. Hizo una
22:46pausa, dándole a Samuel un momento para asimilar el golpe. Lo que parece claro es que estas son sus
22:54últimas horas. Quédese con ella. Háblele. A veces, aunque no puedan responder, el oído es lo último
23:01que se pierde. Que sienta que no está sola. El doctor recogió su maletín, dio unas últimas
23:09instrucciones sobre cómo mantenerla hidratada con un paño húmedo en los labios y se marchó,
23:14dejando tras de sí una sentencia de muerte irrevocable. Samuel se derrumbó en la silla,
23:20el rostro entre las manos. Las lágrimas que había contenido durante días finalmente brotaron,
23:27silenciosas y amargas. Se acabó. Ya no había lugar para la negación ni para la falsa esperanza.
23:35Petra se moría. Se moría allí, en esa cama, y el mundo seguía girando indiferente. Se acercó a ella,
23:44le tomó la mano, una mano que se sentía extrañamente fría a pesar de la fiebre que consumía su cuerpo.
23:50Entrelazó sus dedos con los de ella, sintiendo la fragilidad de sus huesos.
23:57Estoy aquí, Petra, susurró, su voz quebrada por el llanto.
24:04Estoy aquí, no te voy a dejar sola, te lo prometo. Y en ese momento, volcó todo su ser en cuidarla.
24:10Le humedeció los labios, le alisó el pelo, le ajustó las mantas. Le hablaba en voz baja,
24:20contándole cosas triviales del día, recuerdos de cuando llegaron juntos a la promesa, anécdotas
24:25que había olvidado. Le habló de sus miedos, de sus remordimientos. Le pidió perdón por todas las
24:32veces que no la había entendido, por todas las veces que había juzgado su dureza sin ver el dolor
24:37que la motivaba. Fue un monólogo íntimo y desgarrador, una confesión a un alma que ya
24:44emprendía su viaje. Se estaba despidiendo, y al hacerlo, sentía que una parte de sí mismo
24:51también se preparaba para morir con ella. El sacrificio de Curro. La noticia de la visita
24:59del doctor y su pronóstico fatal corrió como la pólvora por el palacio, desde las cocinas hasta
25:04los salones. El ambiente se volvió aún más lúgubre, y fue esa atmósfera de finalidad,
25:11esa certeza de que la muerte rondaba los pasillos, lo que actuó como el catalizador final para Curro.
25:17Si la vida era tan frágil, tan efímera, no podía permitirse perder un segundo más en la inacción.
25:26Se dirigió al despacho de Lorenzo con el paso firme de quien marcha hacia el patíbulo.
25:33No llamó, abrió la puerta y entró. El capitán estaba sentado detrás de su escritorio,
25:38puliendo una de sus pistolas con una parsimonia casi obscena.
25:41Levantó la vista, y una sonrisa lenta y cruel se dibujó en sus labios al ver a Curro.
25:51Vaya, vaya, el hijo pródigo, dijo con su voz sedosa y venenosa. ¿A qué debemos el honor de
25:57esta visita tan abrupta? Espero que no vengas a molestarme con más lloriqueos sobre tu amada
26:02prometida.
26:02Curro cerró la puerta a su espalda. Se plantó en medio de la habitación, con los puños apretados
26:09a los costados.
26:12Vengo a hacerle una propuesta. Lorenzo dejó la pistola sobre el escritorio y se recostó
26:17en su silla, entrelazando los dedos sobre su estómago.
26:20Su expresión era la de un gato a punto de jugar con un ratón. Soy todo oídos, me encanta
26:28tu espíritu emprendedor.
26:32Cancele la boda, dijo Curro, su voz sonando más fuerte y segura de lo que se sentía.
26:40Déjela en paz, a cambio, le daré lo que quiera. Lorenzo soltó una carcajada, un sonido seco
26:46y desagradable. Lo que quiera, qué generoso, y qué podrías ofrecerme tú, muchacho, que
26:54yo no pueda tomar por mí mismo. Tu pequeña herencia ya está, en esencia, bajo mi control
26:59a través de esta unión.
27:03Tu futuro está en mis manos. Le ofrezco mi sumisión total, dijo Curro, y cada palabra
27:09le costaba un pedazo de su alma. Haré lo que usted me pida. Me convertiré en el hijo
27:15que siempre quiso y nunca tuvo. Obedeceré todas sus órdenes, sin rechistar. Me uniré
27:22al ejército, iré a donde me mande, me casaré con quien usted disponga en el futuro. Seré
27:29su marioneta, pero deje a Ángela fuera de esto. La sonrisa de Lorenzo se desvaneció,
27:35reemplazada por una expresión de fría curiosidad.
27:37Se levantó y caminó lentamente alrededor de su escritorio, rodeando a Curro como un
27:45depredador que examina a su presa.
27:48Una oferta interesante, musitó, deteniéndose detrás de él. Curro sintió un escalofrío
27:55recorrer su espalda.
27:56Su misión total, es una palabra muy grande, Curro. Implica, una completa anulación de
28:04la voluntad.
28:06¿Estás realmente dispuesto a eso?
28:08Sí, respondió Curro, sin dudar. Bien. Bien, dijo Lorenzo, y su voz sonaba peligrosamente
28:16suave.
28:18Se paró de nuevo frente a él, mirándolo fijamente a los ojos. Me gusta la idea, pero las palabras
28:24son baratas. Necesito una prueba, una demostración de esa, su misión. Aquí y ahora, Curro tragó
28:33saliva.
28:35¿Qué quiere que haga? La sonrisa volvió al rostro de Lorenzo, más amplia y más sádica
28:40que antes.
28:43Quiero que te arrodilles. El mundo pareció detenerse. La humillación de la petición era
28:48tan brutal, tan directa, que por un momento Curro se quedó sin aire.
28:54Su orgullo, su amor propio, todo su ser se rebeló contra esa orden. Miró a Lorenzo,
29:01buscando una pizca de humanidad, pero solo encontró un abismo de desprecio.
29:05Curro cerró los ojos. Vio el rostro de Ángela, su sonrisa, el miedo en sus ojos. Pensó en
29:23ella, atada de por vida a este monstruo. Y supo que no había elección. El orgullo era
29:29un lujo que no podía permitirse. Lentamente, con una rigidez que delataba la batalla interna
29:35que se libraba en su interior, dobló las rodillas.
29:40El sonido de sus pantalones rozando la alfombra fue atronador en el silencio de la habitación.
29:47Se arrodilló ante su padre, ante su torturador. Mantuvo la cabeza alta, la mandíbula apretada,
29:53negándose a mostrar la derrota total en su rostro. Lorenzo lo observó con una satisfacción manifiesta.
30:01Muy bien, es un buen comienzo. Pero no es suficiente. Se sentó en el borde de su escritorio,
30:09mirando a Curro desde arriba. Ahora, quiero que me pidas perdón. Quiero que te disculpes por ser
30:16una decepción. Por tu debilidad, por desafiarme, quiero oírte decirlo. Las lágrimas picaban en
30:23los ojos de Curro, lágrimas de rabia y de una humillación tan profunda que sentía que lo estaba
30:28quemando por dentro. Su voz fue un susurro ronco. Le pido, perdón. ¿Perdón por qué? Dilo. Ordenó
30:38Lorenzo, golpeando el escritorio con la palma de la mano. Le pido perdón, por ser una decepción,
30:46por ser débil, por desafiarle, recitó Curro, las palabras como ceniza en su boca.
30:54Lorenzo saboreó el momento, deleitándose en la completa subyugación de su hijo. Se inclinó
31:00hacia adelante. Y ahora, bésame la mano, como un siervo a su señor. Extendió su mano, la que llevaba
31:08el anillo de sello de la familia. Ese fue el punto de quiebre. Curro levantó la vista,
31:15y en sus ojos ya no había solo dolor, sino un odio tan puro y concentrado que por un instante
31:20Lorenzo pareció desconcertado. Pero no se negó, con un movimiento que le costó hasta la última
31:27onza de su dignidad, Curro se inclinó y rozó con sus labios el frío metal del anillo. Se levantó con
31:35lentitud, su cuerpo temblando por el esfuerzo de contener sus emociones.
31:41¿Es suficiente? Preguntó, su voz desprovista de toda inflexión. ¿Cancelará la boda?
31:48Lorenzo se echó a reír. Una risa genuina, cruel y triunfante. Oh, muchacho, qué ingenuo eres.
31:55Se secó una lágrima de risa del ojo. Por supuesto que no, esto no era una negociación.
32:04Era una lección, una lección sobre tu lugar en el mundo. Y tu lugar está bajo mi bota.
32:11El color desapareció del rostro de Curro. La comprensión, fría y terrible, lo inundó.
32:17Usted, nunca tuvo la intención. Nunca, confirmó Lorenzo, disfrutando de cada sílaba.
32:27La boda sigue en pie. De hecho, después de esta conmovedora muestra de devoción filial,
32:32me aseguraré de que sea un evento magnífico. Y tú estarás allí, en primera fila, sonriendo
32:40como el hijo obediente que acabas de demostrar que puedes ser. Has pagado un precio altísimo,
32:47sí, pero no has comprado nada. Solo has demostrado lo lejos que estás dispuesto a llegar. Y eso,
32:54querido hijo, me da un poder sobre ti que nunca soñé tener. Señaló la puerta.
33:01Ahora, fuera de mi vista. Tienes mucho que preparar. Y procura ponerte tu mejor traje.
33:06No querrás avergonzar a la familia. Curro se quedó paralizado, su mente incapaz de procesar
33:14la magnitud de la crueldad y la traición. Había entregado su alma, se había arrastrado por el
33:21fango, y a cambio no había recibido nada más que burla y un dolor más profundo. Salió del despacho
33:28como un autómata, ciego y sordo al mundo que lo rodeaba. La humillación no había sido un precio a
33:34pagar. Había sido el objetivo en sí mismo, y había caído en la trampa con una facilidad patética.
33:43No solo había fracasado en salvar a Ángela. Le había entregado a Lorenzo el arma definitiva
33:48para torturarlos a ambos por el resto de sus vidas. El desmoronamiento de una madre. Leocadia lo
33:56vio salir del despacho de Lorenzo. No necesitaba preguntar qué había pasado. El rostro de Curro era un
34:03poema de devastación. La ausencia total de emoción, la mirada perdida, la palidez mortal de su piel.
34:12Todo le gritaba la verdad. Curro se había enfrentado al diablo y había perdido de la peor
34:16manera posible. Lo siguió a una distancia prudencial, viéndolo caminar sin rumbo por los pasillos,
34:25hasta que finalmente se apoyó contra una pared en un corredor solitario y se deslizó hasta el suelo,
34:30escondiendo la cara entre las rodillas, su cuerpo sacudido por sollozos silenciosos y agónicos.
34:38El corazón de Leocadia se partió en mil pedazos. El sacrificio de aquel muchacho, su valentía,
34:44su amor por Ángela. Todo había sido en vano. Y ella era cómplice de ese dolor, prisionera del mismo
34:52chantaje que estaba destruyendo a sus hijos. No pudo soportarlo más. El peso de su secreto,
35:00de su impotencia, de ver el sufrimiento de Curro y de imaginar el de Ángela, se volvió una carga
35:06insoportable. Se dio la vuelta y corrió, sin saber muy bien a dónde iba, solo necesitando encontrar a
35:14alguien, a cualquiera, antes de que su corazón estallara de angustia. Se topó con Cristóbal en
35:21la entrada de la zona de servicio. El mayordomo, al verla, frunció el ceño, alarmado por su estado.
35:30Leocadia estaba pálida. Temblaba de pies a cabeza y sus ojos estaban desorbitados por el pánico y el
35:36dolor. Leocadia, ¿qué ocurre? ¿Es por la señora Arcos? Preguntó él, su mente yendo inmediatamente
35:45a la tragedia que todos esperaban. Ella negó con la cabeza, incapaz de articular palabra. Abrió la
35:53boca para hablar, pero solo un sollozo ahogado salió de ella. Y entonces, se derrumbó. Literalmente,
36:01sus rodillas cedieron y cayó al suelo, rompiendo a llorar de una forma desgarradora,
36:06un llanto que no era de tristeza, sino de pura y absoluta desesperación.
36:13Cristóbal, sorprendido, se arrodilló a su lado, intentando calmarla. Leocadia, por el amor de Dios,
36:21respire. ¿Qué ha pasado? ¿Le ha ocurrido algo a Ángela? El nombre de su hija solo intensificó el
36:28llanto. Mi niña, gemía entre sollozos. Mi pobre niña, y curro, oh, Dios mío,
36:36curro. Estaba rota por dentro, completamente deshecha. Cristóbal, un hombre acostumbrado al
36:43orden y al control, se vio superado por la crudeza de su dolor. La sujetó por los hombros,
36:51intentando infundirle algo de calma. Leocadia, escúchim. No puedo ayudarla si no me dice qué
36:58sucede. ¿Es por la boda? ¿Es por el capitán? Al mencionar a Lorenzo, Leocadia se encogió como
37:06si la hubieran golpeado. Levantó la vista hacia Cristóbal, sus ojos suplicantes, llenos de un
37:12terror que él no podía comprender. Las palabras pugnaban por salir. Quería contárselo todo. Quería
37:20gritar la verdad, desnudar el chantaje, la crueldad de Lorenzo, el sacrificio inútil de curro. Quería
37:28descargar ese peso venenoso que la estaba matando. Él, él los está. Comenzó, su voz un hilo tembloroso.
37:38Nos tiene. Pero el miedo era un guardián demasiado poderoso. El rostro de Lorenzo apareció en su mente,
37:44su sonrisa fría, sus amenazas veladas. ¿Qué pasaría si hablaba? ¿Qué represalias tomaría
37:52contra Ángela, contra Curro, contra ella misma? El terror la paralizó, le atenazó la garganta y le
38:00robó las palabras. Sacudió la cabeza, incapaz de continuar. Se limitó a llorar, a esconder el
38:08rostro entre las manos, dejando a Cristóbal a su lado, más preocupado y confundido que nunca.
38:16Estuvo a punto de saberlo, a punto de descubrir la verdad que se escondía detrás de la inexplicable
38:21boda. Pero el muro de silencio, construido con el miedo más primario, había resistido. Al menos, por ahora.
38:31La sombra de la duda. En medio del drama y la tragedia, otro tipo de tensión, más sutil pero
38:39igualmente intensa, se estaba gestando. Manuel había decidido que ya no podía ignorar las
38:46extrañas inconsistencias que rodeaban a Enora. Su historia, sus reacciones, la forma en que evitaba
38:54ciertas preguntas. Todo ello había sembrado en él una semilla de duda que no dejaba de crecer.
39:01Aprovechando un momento de calma en el hangar, la abordó directamente. Enora,
39:07puedo hablar contigo un momento. Dijo, su tono casual desmentido por la seriedad de su mirada.
39:15Ella se giró, sorprendida. Claro, Manuel, ¿pasa algo? Es solo que, hay algo que no entiendo,
39:22comenzó él, apoyándose en el fuselaje de su avión.
39:25Has estado aquí un tiempo, y apenas has hablado de tu pasado, de tu familia. Cada vez que pregunto,
39:33cambias de tema. Me ha resultado, curioso. La sonrisa de Enora se tensó ligeramente en los
39:41bordes. No hay mucho que contar. Una vida sencilla, sin grandes historias. Manuel la miró fijamente.
39:49He estado haciendo algunas preguntas, discretamente, por supuesto, sobre el lugar del que dijiste que
39:57venías, sobre las referencias que diste. Hizo una pausa, dejando que el peso de sus palabras
40:04se asentara. Y las cosas no cuadran, Enora. La familia para la que supuestamente trabajabas
40:11no recuerda a nadie con tu nombre. El pueblo del que hablas. La gente no te conoce. El cambio en
40:19ella fue instantáneo y dramático. La máscara de amabilidad se resquebrajó, revelando un atisbo
40:27de pánico en sus ojos. Dio un paso atrás, su postura volviéndose defensiva. No sé de qué me
40:35hablas, dijo, su voz un poco más aguda de lo normal. ¿Por qué has estado investigándome? ¿Quién te
40:43crees que eres? Soy alguien que vive bajo el mismo techo que tú, y que empieza a pensar que no eres
40:49quien dices ser, replicó Manuel, su tono tranquilo pero implacable. No te estoy acusando de nada. Solo
40:58quiero la verdad. ¿Quién eres, Enora? ¿Y por qué mientes? Su reacción fue exactamente la que él
41:05esperaba y temía. En lugar de ofrecer una explicación lógica, se puso a la defensiva,
41:10contraatacando con indignación. Esto es un ultraje. No tienes ningún derecho. He trabajado duro,
41:18he sido leal a esta casa. Y así es como me lo pagas, espiándome a mis espaldas. Si no tuvieras
41:25nada que ocultar, no estarías tan alterada, observó Manuel con calma. Una simple pregunta
41:33se ha convertido en una acusación, pero solo en tu mente. Eso, Enora, es lo que aumenta mis sospechas.
41:42Ella lo fulminó con la mirada, una mirada en la que la ira se mezclaba con un miedo palpable.
41:49Sin decir una palabra más, se dio la vuelta y se marchó a paso rápido, casi huyendo.
41:56Manuel la vio alejarse, su mandíbula apretada. La confesión de su investigación no había aclarado
42:02nada, pero la irada y asustada reacción de Enora lo había confirmado todo.
42:09Estaba ocultando algo, algo importante. Y él, ahora más que nunca, estaba decidido a descubrir qué era.
42:17La misteriosa joven ya no era solo una curiosidad. Se había convertido en un enigma que sentía la
42:23necesidad imperiosa de resolver, por la seguridad de su familia y de la promesa.
42:30Las últimas horas, la tarde cayó sobre la promesa como un sudario. El sol, que había comenzado el día
42:36pálido y enfermizo, se hundía en el horizonte tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpuras,
42:42colores de un hematoma.
42:43Dentro del palacio, la vida continuaba en un susurro. Las comidas se servían en un silencio
42:51casi absoluto, las tareas se realizaban con una eficiencia sombría.
42:55La atención de todos, tanto arriba como abajo, estaba centrada en esa pequeña habitación del
43:03servicio donde la vida se apagaba. Samuel no se había movido del lado de Petra. El mundo exterior
43:10había dejado de existir para él. Solo existía el ritmo cada vez más lento de la respiración de la
43:17mujer, el tacto de su mano fría, el contorno de su rostro a la luz de la lámpara de aceite que
43:23había encendido al caer la noche. Le hablaba, seguía hablándole. Le contaba cómo Curro había
43:31salido destrozado del despacho de Lorenzo, cómo Leocadia se había desmoronado. Le hablaba de la
43:38ausencia de Pía, del dolor de Ricardo. Compartía con ella los secretos y las penas del palacio, como
43:44si ella fuera un confesor en su lecho de muerte. Era su forma de mantenerla conectada al mundo que
43:51estaba a punto de dejar. En un momento, creyó ver un parpadeo en sus párpados. Se inclinó,
44:00su corazón dando un vuelco. ¿Petra, me oyes? Los labios de ella se movieron, un gesto casi
44:06imperceptible. Un sonido gutural, un susurro ininteligible, escapó de su garganta. Estoy aquí,
44:15dijo él, acercando su oído. ¿Qué dices, Petra? Intenta decírmelo. Ella lo intentó de nuevo. Y
44:25esta vez, él creyó entender una palabra, o al menos el fantasma de una. Feliciano. El nombre de
44:33su hijo muerto. Las lágrimas volvieron a los ojos de Samuel. Ella no estaba allí con él. Estaba en otro
44:41lugar, en otro tiempo, reuniéndose con el hijo que había sido la causa de su mayor alegría y su más
44:47profundo dolor. Quizás, después de todo, si estaba encontrando la paz. Le apretó la mano con más fuerza.
44:58Él te está esperando, Petra. Ve con él. Ya has sufrido bastante. Y con esas palabras,
45:03le dio el permiso que no sabía que necesitaba. Le dio el permiso para soltar, para dejarse ir.
45:12Afuera, la noche era completa. Las estrellas brillaban en un cielo indiferente. Curro estaba
45:20en su habitación, mirando su reflejo en el cristal de la ventana. No veía a un joven, sino a un hombre
45:26roto, humillado, cuya alma había sido vendada al diablo sin recibir nada a cambio. La boda se
45:33celebraría, y él sonreiría. Esa era su condena. Leocadia rezaba en la capilla, susurrando Avemarías
45:41por el alma de su hija, por el alma de Curro, por la de Petra, y por la suya propia, que sentía
45:47manchada por el silencio. Martina observaba desde su ventana cómo los baúles de Adriano
45:53permanecían en el vestíbulo, sin moverse. Quizás sus palabras habían surtido efecto,
46:01quizás había ganado un día más, pero la incertidumbre era un peso en su corazón.
46:06Y en la habitación del servicio, bajo la luz parpadeante de la lámpara, Samuel sintió un cambio.
46:12Un último y suave suspiro escapó de los labios de Petra. Un suspiro tan ligero como el ala de una
46:20mariposa. Y luego, el silencio. Un silencio absoluto, profundo, definitivo. La mano que él
46:29sostenía perdió el último vestigio de calor. El pecho bajo las sábanas dejó de moverse. Petra
46:37Arcos, el ama de llaves, la guardiana de los secretos, la leona herida, había muerto.
46:46Samuel se quedó inmóvil, sosteniendo su mano en la oscuridad. No lloró. En ese momento,
46:52solo sintió un vacío inmenso. El reloj del pasillo dio la hora. La vida en la promesa
46:58continuaba. Pero para él, y para muchos otros, nada volvería a ser igual.
47:03El final de Petra no era solo una muerte, era un presagio. Un oscuro telón que caía sobre
47:11un acto del drama, anunciando que el siguiente sería aún más terrible.
Recomendada
1:40
|
Próximamente
44:40
38:16
51:05
34:50
1:50
0:54
Sé la primera persona en añadir un comentario