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Avance ‘Valle Salvaje’: El Marqués anuncia la boda entre Leonardo e Irene en el capítulo 265 (29 de septiembre)
'Valle Salvaje' nos prepara el lunes un nuevo giro con el anuncio de la boda de Leonardo e Irene en el capítulo 265 que se emitirá el 29 de septiembre.
El aire de la noche de septiembre comenzaba a teñirse de un frescor que anunciaba el fin del estío, pero dentro de los muros de la mansión de los Marqueses de Guzmán, el ambiente era denso y caldeado, preñado de una tensión tan palpable ...
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Avance ‘Valle Salvaje’: El Marqués anuncia la boda entre Leonardo e Irene en el capítulo 265 (29 de septiembre)
'Valle Salvaje' nos prepara el lunes un nuevo giro con el anuncio de la boda de Leonardo e Irene en el capítulo 265 que se emitirá el 29 de septiembre.
El aire de la noche de septiembre comenzaba a teñirse de un frescor que anunciaba el fin del estío, pero dentro de los muros de la mansión de los Marqueses de Guzmán, el ambiente era denso y caldeado, preñado de una tensión tan palpable ...
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00:00Avance Valle Salvaje, el Marqués anuncia la boda entre Leonardo e Irene en el capítulo 264, 29 de
00:18septiembre. Valle Salvaje nos prepara el lunes un nuevo giro con el anuncio de la boda de Leonardo
00:26e Irene en el capítulo 264 que se emitirá el 29 de septiembre. El aire de la noche de
00:35septiembre comenzaba a teñirse de un frescor que anunciaba el fin del estío, pero dentro
00:40de los muros de la mansión de los marqueses de Guzmán, el ambiente era denso y caldeado,
00:45preñado de una tensión tan palpable como el perfume de las docenas de arreglos florales
00:49que adornaban el gran salón. La fiesta en honor a Amanda, una celebración
00:56que en teoría debía ser un canto a la alegría y la amistad, se estaba convirtiendo, segundo
01:02a segundo, en el escenario de una tragedia silenciosa, en el cadalso donde los sueños
01:07y las esperanzas de más de un alma estaban a punto de ser ejecutados sin piedad.
01:11Leonardo Guzmán caminaba con una rigidez que contradecía la supuesta soltura de su
01:18porte aristocrático.
01:22A su lado, del brazo, Bárbara sentía cada una de sus fibras nerviosas vibrar como las
01:28cuerdas de un violín a punto de romperse.
01:34Llevaba un vestido de seda verde esmeralda que realzaba el fuego de su cabello y el brillo
01:38desafiante de sus ojos, pero ni la más exquisita de las telas podía ocultar la armadura invisible
01:44que había erigido a su alrededor.
01:49Sabía que entrar en aquella casa, el corazón del poder y los prejuicios de la familia de
01:54Leonardo, era como adentrarse voluntariamente en la jaula de los leones.
02:01Desde el instante en que cruzaron el umbral, un muro de hielo los había recibido. No era
02:06un frío ostentoso ni una descortesía evidente, sino algo mucho más cruel, la indiferencia.
02:14El marqués de Guzmán, un hombre cuya espalda parecía tallada en roble y cuyo rostro era
02:20una máscara de severidad patricia, desvió la mirada en el preciso momento en que sus
02:25ojos se encontraron con los de su hijo.
02:30Su gesto fue tan sutil, tan efímero, que un observador casual no lo habría notado.
02:35Pero para Leonardo fue como una bofetada. A su lado, la marquesa, doña Sofía, una mujer
02:44cuya belleza se había conservado en el formol de la amargura y el deber, simplemente continuó
02:49su conversación con una condesa de apellido rimbombante, como si Bárbara no fuera más
02:54que una corriente de aire, una presencia invisible e insignificante.
02:59No nos han visto, murmuró Leonardo, con un hilo de voz que intentaba tejer una mentira
03:07piadosa.
03:11Bárbara apretó su brazo, un gesto que era a la vez un ancla y una advertencia.
03:16Claro que nos han visto, Leonardo.
03:18Nos han visto y han decidido que no existo. Es su especialidad, ¿no es así? El arte de
03:27anular a las personas con el silencio.
03:32Su voz era baja, un susurro cargado de una amargura afilada. Miró a su alrededor. El
03:38salón bulía de gente.
03:39Hombres con bigotes encerados y trajes oscuros, mujeres enjolladas cuyos susurros y risas
03:47se mezclaban con el tintineo de las copas de champán y las notas de un vals que un
03:52pequeño cuarteto de cuerda interpretaba en un rincón.
03:58Todos parecían partícipes de una coreografía perfecta de la que ellos dos estaban excluidos.
04:03Cada saludo que recibía Leonardo era cortés pero breve, y las miradas que se posaban
04:11sobre ella eran una mezcla de curiosidad lasciva y desdén apenas velado.
04:17Se sentía como un espécimen exótico en una vitrina.
04:21Vámonos, suplicó Bárbara, su orgullo comenzando a resquebrajarse.
04:26Esto es un error. No deberíamos haber venido. Es su territorio, sus reglas, su juego.
04:37Y nosotros estamos aquí para ser el entretenimiento, Leonardo la miró. En sus ojos, ella pudo ver
04:44el reflejo de su propio dolor, pero también una terquedad desesperada, una última y patética
04:50abrizna de esperanza. No, no les daremos esa satisfacción. Hemos venido juntos y nos quedaremos
04:58juntos. Tienen que aceptarlo, Bárbara. Tienen que entender que eres tú, y que no hay otra.
05:10Quizás, quizás esta fiesta sea el momento. Quizás Amanda ha intercedido por nosotros.
05:15La ingenuidad en su voz casi le partió el corazón a Bárbara. ¿Cómo podía él, que
05:23había crecido en medio de aquella perfidia y aquella frialdad calculada, albergar todavía
05:28tales ilusiones? Para ella, la esperanza era un lujo que no podía permitirse.
05:36Fue entonces cuando Irene apareció, deslizándose entre los invitados como un cisne navegando en
05:41aguas tranquilas. Vestía de un azul pálido que le confería un aire etéreo, casi angelical. Su
05:50sonrisa era serena, sus ojos, dos pozos de una calma que a Bárbara se le antojó antinatural.
05:58Se detuvo frente a ellos, su presencia creando una pequeña burbuja de silencio a su alrededor.
06:04Leonardo, Bárbara, me alegro tanto de que hayáis venido. La voz de Irene era meliflua,
06:14pero Bárbara pudo detectar un matiz de acero bajo el terciopelo.
06:20No podíamos faltar a la fiesta de Amanda, respondió Leonardo, su tono un poco más firme,
06:26como si la presencia de Irene, por extraña que fuese, le diera una oportunidad de anclarse
06:31a la normalidad de la velada. Por supuesto que no, dijo Irene, y sus ojos se posaron en Bárbara. No
06:41había hostilidad en su mirada, sino algo más complejo, una especie de compasión condescendiente,
06:48como la que se le profesa a un animalillo que está a punto de ser atropellado.
06:54Bárbara, estás radiante, ese color te sienta de maravilla, no dejes que la atmósfera te abrume.
07:01A veces, mis futuros suegros pueden ser intimidantes, pero en el fondo tienen un gran corazón.
07:12Futuros suegros, la frase golpeó a Bárbara con la fuerza de un puñetazo en el estómago.
07:20Irene la había pronunciado con una naturalidad pasmosa, como si estuviera comentando el tiempo.
07:25Era una declaración de intenciones, una forma de marcar territorio, tan sutil y tan devastadora
07:34como la indiferencia de los marqueses.
07:35No tengo intención de irme a ninguna parte, replicó Bárbara, obligándose a sostenerle la mirada, a no retroceder.
07:46Leonardo y yo estamos bien aquí, juntos. Irene sonrió, una sonrisa que no llegó a sus ojos.
07:59Me alegro, de verdad, la familia es lo más importante, ¿no creéis? Y esta noche es una noche para celebrar a la familia.
08:06Ahora, si me disculpáis, creo que el marqués va a decir unas palabras. Deberíais acercaros.
08:18Creo que os interesará. Se alejó con la misma gracia con la que había llegado,
08:23dejando tras de sí una estela de perfume a jazmín y una tensión insoportable.
08:27¿Qué ha querido decir con eso? Preguntó Bárbara, sintiendo un sudor frío recorrerle la espalda.
08:39No lo sé, mintió Leonardo, porque en el fondo de su ser, una semilla de pánico comenzaba a germinar.
08:49Seguramente nada, solo, intenta ser amable a su manera. Vamos, acerquémonos, quizás tenga razón.
08:58Quizás mi padre, la esperanza, esa flor absurda y resistente, volvía a brotar en el corazón de Leonardo.
09:08Tomó la mano de Bárbara, entrelazando sus dedos con los de ella,
09:12y la guió a través de la multitud hacia el pequeño estrado improvisado donde el marqués de Guzmán ya se erigía, copa en mano.
09:19El murmullo de las conversaciones se apagó gradualmente hasta que un silencio expectante llenó el salón.
09:30El marqués carraspeó, un sonido seco y autoritario que reclamó la atención de todos los presentes.
09:36Damas y caballeros, queridos amigos, comenzó, su voz resonando con la confianza de quien está acostumbrado a ser escuchado.
09:47Os agradezco a todos vuestra presencia esta noche.
09:53Nos hemos reunido para celebrar a una persona muy querida por esta familia, la señorita Amanda, cuya compañía y lealtad son un tesoro para nosotros.
10:01Hizo una pausa, permitiendo que un cortés aplauso recorriera la sala.
10:09Leonardo apretó la mano de Bárbara.
10:13Su corazón latía con una fuerza desbocada, un tambor enloquecido en su pecho.
10:18Miró a su padre, buscando en aquel rostro impasible una señal, un indicio de que lo que estaba a punto de suceder era lo que él tanto anhelaba.
10:26Por un instante, un fugaz y delirante instante, se permitió creerlo.
10:34Creyó que su padre, en un gesto de magnanimidad sin precedentes, iba a hablar de la importancia del amor, de la felicidad de un hijo por encima de las convenciones.
10:47Creyó que iba a nombrar a Bárbara, que iba a darle la bienvenida a la familia.
10:51Pero esta noche, continuó el marqués, su voz adquiriendo un tono más solemne.
10:56No es sólo una noche de celebración, sino también una noche de futuro.
11:03Una noche para consolidar alianzas y para asegurar la continuidad de nuestro linaje y nuestro patrimonio.
11:12Las grandes familias, como las grandes naciones, no se construyen sobre los caprichos del corazón, sino sobre los cimientos sólidos de la razón, el deber y la estrategia.
11:22Cada palabra era un clavo más en el ataúd de la esperanza de Leonardo.
11:29El aire se le escapaba de los pulmones.
11:31A su lado, Bárbara se había quedado inmóvil, su rostro pálido como la cera.
11:39Mi hijo, Leonardo, prosiguió el marqués, y por primera vez posó sus ojos en él, pero era una mirada fría, de propietario, no de padre.
11:49Ha alcanzado una edad en la que debe asumir las responsabilidades que le corresponden.
11:53Es un hombre, y como tal, debe entender que su felicidad personal está intrínsecamente ligada al bienestar y la prosperidad de su casa.
12:07Leonardo sintió un vértigo terrible. El mundo a su alrededor parecía distorsionarse.
12:12Las caras de los invitados se volvieron borrosas, el sonido del cuarteto de cuerda le llegó como un eco lejano y distorsionado.
12:22Por ello, declaró el marqués, alzando su copa, es para mí un inmenso honor, y una profunda satisfacción estratégica,
12:33anunciarles el compromiso y la próxima boda entre mi hijo, Leonardo Guzmán, y la distinguida, virtuosa y muy apropiada señorita.
12:45El tiempo se detuvo. En la mente de Leonardo, un universo de posibilidades se abrió y se cerró en una fracción de segundo.
12:52La negación, la súplica silenciosa, la rabia impotente. Irene. El nombre resonó en el silencio del salón como el disparo de un verdugo.
13:07Un instante de quietud total, y luego, el estallido de los aplausos. Entusiastas, unánimes, atronadores.
13:15Eran el sonido de un mundo que se desmoronaba, el requiem por un amor sentenciado a muerte.
13:27Leonardo se quedó paralizado, mudo. El nombre de Irene seguía rebotando en las paredes de su cráneo, una y otra vez.
13:34Irene, Irene, Irene. No era posible. Tenía que ser una pesadilla. Miró a su padre, que ahora sonreía, una sonrisa de triunfo gélido.
13:46Miró a su madre, que asentía con la cabeza, su rostro a una máscara de complacencia aristocrática.
13:59Y luego miró a Irene, que se había acercado a sus futuros suegros, aceptando sus felicitaciones con una modestia perfectamente ensayada.
14:07Pero fue cuando sus ojos se encontraron con los de Bárbara que la realidad lo golpeó con la brutalidad de un tren descarrilado.
14:19El color había desaparecido por completo de su rostro. Sus ojos, antes desafiantes, ahora estaban abiertos de par en par, reflejando una incredulidad tan profunda que bordeaba la locura.
14:30Sus labios estaban entreabiertos, como si quisiera gritar pero ningún sonido pudiera escapar.
14:42La mano que él sostenía se había quedado lacia y fría, como la de una muñeca de porcelana.
14:50El golpe para Bárbara no fue devastador. La palabra devastador implicaba que algo había quedado para ser reconstruido.
14:56Esto era aniquilación. Era la desintegración total de su ser en medio de un salón lleno de extraños que aplaudían su humillación.
15:09Cada aplauso era una palada de tierra sobre su tumba.
15:12Sintió como su alma se desprendía de su cuerpo, flotando por encima de la escena,
15:17observando a aquella mujer de pelo rojo cuyo mundo acababa de ser reducido a cenizas.
15:21Con un movimiento brusco, casi violento, soltó la mano de Leonardo.
15:30El contacto físico le quemaba, le resultaba insoportable.
15:33Dio un paso atrás, luego otro. Necesitaba aire, necesitaba huir de aquel pozo de víboras sonrientes.
15:46Se giró y comenzó a caminar, al principio con rigidez, luego casi corriendo,
15:51abriéndose paso a empujones entre los invitados que se giraban para mirarla con una mezcla de lástima y morbo.
15:57Leonardo salió de su estupor.
16:02Bárbara. Gritó, su voz rota.
16:06Intentó seguirla, pero el brazo de su padre lo detuvo.
16:12La presión de sus dedos era como el acero.
16:15No te muevas.
16:16Siseó el marqués.
16:18Su sonrisa pública no flaqueó ni un instante.
16:20No cometerás un escándalo.
16:25Asumirás tu deber como un Guzmán.
16:27Sonríe y saluda.
16:28Tu vida acaba de ser decidida para ti.
16:33Deberías estar agradecido.
16:35La mirada que Leonardo le devolvió a su padre no era de un hijo, sino de un enemigo.
16:39Estaba cargada de un odio tan puro y tan intenso que, por un segundo, el marqués sintió una punzada de algo parecido al miedo.
16:54Pero fue solo un instante.
16:56Leonardo se zafó del agarre de su padre con una fuerza que lo sorprendió y corrió tras Bárbara,
17:01dejando atrás el sonido de los aplausos y el murmullo de un escándalo que ya comenzaba a fermentar.
17:06Mientras tanto, en la casa pequeña, la tensión era de una naturaleza distinta, menos ostentosa pero igualmente corrosiva.
17:19No había música de vals ni tintineo de copas, solo el pesado silencio de los secretos y el tic-tac de un reloj de pared que parecía medir el pulso de la ansiedad.
17:28Luisa había acorralado a Mercedes en la cocina, un espacio que normalmente era un refugio de calidez y aromas reconfortantes,
17:39pero que ahora se sentía como una sala de interrogatorios.
17:41Las manos de Luisa temblaban mientras retorcía un paño de cocina entre sus dedos.
17:52Mercedes, tienes que escucharme. Tienes que creerme.
17:56Llevo días queriendo decírtelo, pero no encontraba el momento ni las fuerzas.
18:00Es sobre Tomás. Mercedes, que estaba secando un plato con movimientos mecánicos, se detuvo y la miró con preocupación.
18:11El rostro de Luisa estaba demudado, sus ojos anclados por el miedo.
18:18¿Qué ocurre con Tomás, hija? Parece un buen muchacho.
18:25Trabajador, educado. No. La interrumpió Luisa, su voz un susurro urgente y desesperado.
18:32No lo es. Es una fachada, una máscara. Lo conozco, Mercedes. Lo conocí hace tiempo, en el pueblo.
18:45Su nombre no es Tomás. Y no es ningún mozo de cuadra. Es un ladrón, un embaucador.
18:53Se gana la vida engañando a gente de buen corazón, entrando en sus casas y en sus vidas para después desvalijarlas.
19:03Mercedes dejó el plato sobre la mesa con un ruido sordo. La incredulidad luchaba en su rostro con el instinto de confiar en Luisa, a quien quería como a una hija.
19:15Pero, Luisa, ¿estás segura? Un ladrón. Aquí, en nuestra casa. Es, es imposible. El señorito Alejo lo trajo.
19:24Alejo también ha sido engañado. Es lo que él hace. Se presenta como un alma desvalida, se gana la confianza de la gente y luego.
19:38Ataca, te lo juro por lo más sagrado, Mercedes. Lo vi con mis propios ojos en mi pueblo.
19:43Destrozó a una familia. Les quitó todo lo que tenían. Tuvieron que marcharse con lo puesto.
19:54Las palabras de Luisa cayeron sobre Mercedes como un jarro de agua helada.
19:58De repente, pequeños detalles sin importancia cobraron un nuevo y siniestro significado.
20:04La forma en que los ojos de Tomás recorrían las habitaciones, no con curiosidad, sino con una mirada tasadora,
20:11su interés desmedido por los horarios de la casa, las preguntas sutiles sobre los objetos de valor.
20:16El impacto inicial dio paso a un miedo visceral. Miró a su alrededor, a la modesta pero acogedora cocina, el corazón de su hogar.
20:30La idea de que un depredador se moviera entre ellos, compartiendo su pan y su techo, la geló hasta los huesos.
20:36¿Qué? ¿Qué hacemos? Balbuceó Mercedes, su habitual entereza hecha añicos.
20:45Estar atentas. Respondió Luisa, su voz ganando algo de firmeza ahora que había compartido su carga.
20:55No podemos enfrentarnos a él directamente. No sabemos de lo que es capaz. Pero no podemos quitarle el ojo de encima.
21:01Ni un segundo. Tenemos que vigilar cada uno de sus movimientos. Cada palabra. Cada gesto.
21:12Tenemos que proteger a esta familia, Mercedes. Sobre todo a Adriana y al niño que espera.
21:20Mercedes asintió, su rostro endureciéndose con una nueva determinación. El miedo seguía ahí, pero ahora estaba mezclado con la furia protectora de una matriarca.
21:31Tiene razón. No se saldrá con la suya. Vigilaremos. Y encontraremos la manera de echarlo de aquí antes de que sea demasiado tarde.
21:43Se quedaron un momento en silencio, unidas por el secreto y el peligro, dos centinelas en la noche velando por la seguridad de su pequeño y frágil mundo.
21:51En el ala principal de la mansión ducal, en el suntuoso y opresivo despacho de la duquesa Victoria, se libraba una batalla de voluntades mucho más oscura.
22:04Úrsula estaba de rodillas, una posición humillante que no lograba, sin embargo, conmover a la mujer que la observaba desde su imponente escritorio de caoba.
22:16La confesión sobre la muerte de Julio pendía en el aire entre ellas, un gas venenoso que lo contaminaba todo.
22:28Úrsula, arrinconada y desesperada, había jugado su última carta, esperando quizás una brizna de piedad, de complicidad en el crimen.
22:37Pero solo había encontrado un desprecio glacial. Te lo suplico, Victoria. Sollozó Úrsula, las lágrimas surcando su rostro.
22:51No me devuelvas a Madrid. Mi padre, me matará, sabes cómo es, hará de mi vida un infierno peor que la muerte.
23:00Hice lo que hice por, por desesperación. Victoria la miró con un asco infinito. No le importaba el crimen de Úrsula.
23:07No le importaba Julio, solo le importaba el riesgo, la amenaza que aquella mujer débil y estúpida representaba para ella, para su posición, para sus planes.
23:22¿Suplicas? La voz de Victoria era seda y veneno. ¿Creíste que una confesión entre lágrimas te absolvería de tu estupidez, necia?
23:30No me has dado una razón para protegerte, me has dado un arma para destruirte si es necesario.
23:38Tu confesión no te atame, te convierte en mi esclava. Úrsula levantó la cabeza, el terror brillando en sus ojos.
23:48Haré lo que sea, lo que me pidas, pero no me envíes con mi padre. Por favor.
23:53Victoria se levantó y caminó lentamente alrededor de su escritorio, como un felino estudiando a su presa.
23:59Se detuvo detrás de Úrsula, su presencia una sombra amenazante. Lo que sea es una promesa muy grande, Úrsula.
24:09Y yo soy una mujer que se toma las promesas muy en serio. Tu pequeño secreto está a salvo, por ahora.
24:21Pero hay un cabo suelto, una pieza en el tablero que podría desbaratarlo todo, una persona que puede delatarte.
24:27Y si tú caes, el lodo podría salpicarme. Y yo detesto mancharme. ¿Quién? Preguntó Úrsula, su voz apenas un susurro.
24:38Ana, dijo Victoria, pronunciando el nombre como si fuera una maldición. La doncella.
24:50Siempre escuchando, siempre observando con esos ojitos de ratón. Sospecha, no sé qué sabe, ni qué cree que sabe.
24:58Pero su curiosidad es un peligro que no estoy dispuesta a tolerar.
25:01Rafael confía en ella. Y la confianza de Rafael es un arma que no puede estar en manos de una criada.
25:13Se inclinó, su boca muy cerca del oído de Úrsula. Su aliento era frío. Debes deshacerte de ella.
25:22La frase, en su ambigüedad, era aún más aterradora. Úrsula sintió que el suelo se abría bajo sus pies.
25:31¿Deshacerme? ¿De ella? ¿Qué? ¿Qué quieres decir? ¿Que la despida? ¿Que la acuse de algo?
25:39Victoria se enderezó y la miró con una impaciencia cruel. No seas imbécil.
25:44Despedirla solo la convertiría en una mártir y aumentaría las sospechas de todos.
25:52Acusarla de un robo sería complicado y ruidoso. Necesito una solución. Permanente.
25:57Definitiva, silenciosa. El entendimiento golpeó a Úrsula con la fuerza de una revelación blasfema.
26:10El mundo se estrechó hasta convertirse en los ojos gélidos de Victoria. El aire se volvió irrespirable.
26:16¿Quieres? Tragó saliva, el sabor a bilis subiendo por su garganta. ¿Quieres que la mate?
26:24La pregunta quedó suspendida en el aire, grotesca, irreal. Úrsula estaba aterrada.
26:36Se había manchado las manos de sangre una vez, en un acto de pánico y desesperación.
26:40Pero esto era diferente. Esto era un asesinato a sangre fría, una ejecución ordenada por la mujer que ahora la tenía completamente a su merced.
26:52Victoria no respondió de inmediato. Una leve sonrisa, apenas una contracción de los labios, se dibujó en su rostro.
27:02Yo no he dicho eso, querida Úrsula. Yo solo he dicho que te deshagas de ella. El cómo es tu problema.
27:14Eres una mujer de recursos, como ya has demostrado. Pero piensa en esto. Si das un paso en falso, si levantas la más mínima sospecha,
27:23Rafael, que ya desconfía de ti, no descansará hasta encontrar la verdad.
27:27Y entonces, tu confesión sobre Julio y este, pequeño encargo, saldrán a la luz, y yo negaré haberte conocido.
27:41Estarás sola, completamente sola. Se volvió hacia su escritorio, dando la conversación por terminada.
27:51El mensaje era inequívoco. Úrsula se quedó de rodillas en el suelo, temblando incontrolablemente.
27:57Estaba atrapada. Matar a Ana era un riesgo inmenso que podría llevarla a la horca.
28:07No hacerlo significaba ser devuelta a su padre o, peor aún, ser destruida por Victoria.
28:15Se había hundido en un pantano del que ya no había escapatoria, y cada movimiento que hiciera solo la hundiría más profundamente.
28:21En otra parte de la casa, Francisco, el mayordomo, intentaba llevar a cabo su propia y mezquina intriga.
28:35Llevaba tiempo observando a Martín, el nuevo ayuda de cámara de la duquesa, con una mezcla de celos y desconfianza.
28:42Veía en la eficiencia silenciosa y la discreción del joven una amenaza a su propia posición.
28:53Aprovechando que la duquesa revisaba unas cuentas en la biblioteca, Francisco se acercó con una actitud de falsa preocupación.
29:00Mi señora duquesa, si me permite un momento, habla, Francisco. Estoy ocupada. Es sobre el nuevo muchacho, Martín.
29:12No quisiera parecer un entrometido, pero mi deber es velar por la seguridad y el buen funcionamiento de esta casa.
29:24Y tengo mis dudas sobre él. Victoria levantó la vista de sus papeles, sus ojos fríos y penetrantes.
29:30¿Qué tipo de dudas? Sé claro. Es demasiado. Reservado. Demasiado perfecto. Apenas habla, pero lo observa todo.
29:45Y he notado que en ocasiones se le queda la mirada perdida, como si estuviera en otro lugar.
29:53Me temo que podría no ser quien dice ser, o que quizás sus lealtades no están con esta casa.
30:01En estos tiempos, no se puede ser demasiado cuidadoso. Francisco esperaba que sus insinuaciones sembraran la semilla de la duda en la mente de la duquesa.
30:13Esperaba una orden para investigar a Martín, o quizás incluso para despedirlo. Pero consiguió exactamente el efecto contrario.
30:20Victoria cerró el libro de cuentas con un golpe seco. Martín es eficiente, discreto y hace su trabajo sin hacer preguntas ni ofrecer opiniones no solicitadas.
30:36Cualidades, Francisco, que parecen escasear últimamente en este servicio. Su reserva no es motivo de sospecha, sino una virtud.
30:44Se limita a cumplir mis órdenes, que es precisamente para lo que le pago. A diferencia de otros, que parecen disfrutar más del chismorreo y la intriga que de sus propias responsabilidades.
30:58¿He sido clara? La reprimenda fue tan cortante, tan directa, que Francisco sintió como si le hubieran abofeteado.
31:08Palideció y retrocedió un paso. Sí, mi señora duquesa. Perfectamente clara. Mis disculpas.
31:20Ahora, déjame. Y asegúrate de que el resto del servicio se comporte con la misma profesionalidad que Martín.
31:29Quizás podrías aprender algo de él. Humillado y furioso, Francisco se retiró de la biblioteca.
31:35Su intento de desacreditar a Martín no solo había fracasado estrepitosamente, sino que había fortalecido la posición del joven a ojos de la duquesa y había puesto en evidencia sus propias maquinaciones.
31:52Su odio hacia Martín se intensificó, convirtiéndose en una obsesión peligrosa.
31:57De vuelta en la casa pequeña, la atmósfera se volvía cada vez más extraña.
32:05Adriana, cuya sensibilidad parecía verse agudizado con el embarazo, notaba que algo no iba bien.
32:14Percibía la tensión entre Luisa y Mercedes, los susurros que se interrumpían bruscamente cuando ella entraba en una habitación,
32:21las miradas cargadas de un significado que no alcanzaba a comprender.
32:25Y todo parecía girar en torno a la llegada de Tomás. Notaba el comportamiento errático de Luisa cada vez que él estaba cerca.
32:34Se ponía pálida, sus manos temblaban, evitaba su mirada.
32:42Al principio, Adriana pensó que podría tratarse de una atracción nerviosa, de una timidez amorosa.
32:51Pero había algo más, algo que se parecía más al miedo que al amor.
32:55Sus sospechas se convirtieron en una alarma en toda regla esa misma tarde.
32:59Alejo, preocupado por sus propias observaciones, subió a su dormitorio para buscar un libro.
33:11Al acercarse por el pasillo, escuchó voces apagadas que provenían del interior.
33:16Reconoció la voz de Luisa, pero había otra, masculina.
33:20El corazón le dio un vuelco. Abrió la puerta sin llamar y la escena que encontró lo dejó petrificado.
33:31Allí, en medio de su dormitorio, estaba Tomás.
33:34Y junto a él, Luisa, con el rostro desencajado por el pánico.
33:38No estaban haciendo nada indebido, pero la mera presencia de Tomás en aquel espacio privado,
33:47junto a una Luisa visiblemente alterada, era una transgresión inaceptable.
33:55¿Qué demonios está pasando aquí?
33:57Rugió Alejo, su voz resonando en la pequeña habitación.
34:00¿Qué haces tú en mi cuarto?
34:05¿Y tú, Luisa, qué significa esto?
34:08Tomás fue el primero en reaccionar.
34:13Adoptó una expresión de humilde arrepentimiento, una máscara que dominaba a la perfección.
34:21Señorito, mil perdones, ha sido culpa mía.
34:24Estaba buscando a la señorita Luisa para preguntarle por unas herramientas y...
34:30Y me he equivocado de puerta.
34:33No volverá a ocurrir, se lo aseguro.
34:35Pero Alejo no se tragó la excusa.
34:41Su mirada se clavó en Luisa.
34:43¿Es eso cierto, Luisa?
34:46Luisa, atrapada, incapaz de revelar la verdad y aterrorizada por la situación,
34:51solo pudo asentir débilmente, sin atreverse a mirarlo a los ojos.
34:55Fuera, ordenó Alejo a Tomás, señalando la puerta.
35:02Fuera de mi vista ahora mismo, y que no te vuelva a ver merodeando donde no te llaman.
35:09Tomás hizo una pequeña reverencia y se escabulló de la habitación,
35:13no sin antes lanzar una mirada a Luisa que era a la vez una advertencia y una amenaza.
35:17Alejo se volvió hacia Luisa, su rostro una mezcla de ira y decepción.
35:26Luisa, no sé en qué estabas pensando.
35:31No quiero a ese hombre cerca de ti, ¿entiendes?
35:34Y mucho menos en mis habitaciones.
35:38Hay algo en él que no me gusta.
35:40No me fío.
35:40El incidente dejó a Alejo profundamente alarmado y reforzó su convicción de que la presencia de Tomás era una fuente de problemas.
35:51Y para Adriana, que escuchó la discusión desde el piso de abajo,
35:55fue la confirmación definitiva de que un peligro invisible se cernía sobre la casa pequeña.
35:59Esa noche, mientras Mercedes la arropaba en la cama, Adriana tomó una decisión.
36:09La idea de volver a la mansión principal, a su fría y solitaria habitación, le resultaba insoportable.
36:18Pero no era solo por la soledad.
36:20Era una necesidad instintiva de permanecer allí, en el corazón del misterio,
36:24para proteger a la gente que amaba y para entender la naturaleza de la amenaza que se cernía sobre ellos.
36:33Mercedes, dijo en voz baja, su mano aferrándola de la mujer mayor.
36:38¿Qué pasa, mi niña?
36:40¿Te encuentras bien?
36:44Sí, estoy bien.
36:46Pero he estado pensando.
36:47No quiero volver a la casa grande todavía.
36:49No me siento, segura allí, me gustaría quedarme aquí, con vosotros, en la casa pequeña.
37:00Al menos durante una temporada.
37:02Mercedes la miró, sorprendida por la inesperada petición.
37:09Sabía que no era solo por comodidad.
37:11Vio en los ojos de Adriana la misma preocupación que anidaba en su propio corazón.
37:15Vio el deseo de estar cerca, de formar un frente común contra el mal que intuían pero que aún no podían nombrar.
37:27Una oleada de ternura y de feroz instinto protector la invadió.
37:31Acarició la mejilla de Adriana.
37:35Claro que sí, mi vida.
37:37Por supuesto que te quedarás.
37:39Esta es tu casa.
37:40Aquí te cuidaremos.
37:41Aquí estaremos todos juntos.
37:46La decisión de Adriana, nacida de la sospecha y el miedo, sorprendió a Mercedes, pero también la reconfortó.
37:56Significaba que no estaban solas en su lucha.
37:59Significaba que la familia, su pequeña y heterogénea familia, se estaba uniendo para enfrentar la tormenta que, sin duda alguna, estaba a punto de desatarse.
38:11Y en la oscuridad de la noche, mientras el drama de los Guzmán explotaba en un salón lleno de lujo y falsedad, en la humildad de la casa pequeña, se forjaba una alianza silenciosa, una promesa de resistencia ante la inminente oscuridad.
38:26La noche era larga y estaba llena de presagios, y para todos los habitantes de Valle Salvaje, el amanecer del día siguiente traería consigo consecuencias irrevocables y el comienzo de una nueva y terrible batalla.
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