#avance #capítulo #676Catalina
Catalina desafiada por el barón y la jugada oculta de Jacobo
La Promesa arde en tensiones que amenazan con desgarrar a la familia desde dentro. El barón de Valladares regresa con una amenaza implacable: exige a Catalina que abandone la finca, sola y desprotegida, culpándola de todos sus males. Lejos de acobardarse, la hija del marqués le planta cara con la misma firmeza que siempre la ha definido.
Mientras tanto, Leocadia juega una peligrosa partida de mentiras, engañando incluso a su propia hi ...
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#‘LaPromesa’, #avance, #capítulo, #676Catalina, #desafiada, #barón, #jugada, #oculta, #Jacobo
Catalina desafiada por el barón y la jugada oculta de Jacobo
La Promesa arde en tensiones que amenazan con desgarrar a la familia desde dentro. El barón de Valladares regresa con una amenaza implacable: exige a Catalina que abandone la finca, sola y desprotegida, culpándola de todos sus males. Lejos de acobardarse, la hija del marqués le planta cara con la misma firmeza que siempre la ha definido.
Mientras tanto, Leocadia juega una peligrosa partida de mentiras, engañando incluso a su propia hi ...
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#‘LaPromesa’, #avance, #capítulo, #676Catalina, #desafiada, #barón, #jugada, #oculta, #Jacobo
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00:00Catalina desafiada por el varón y la jugada oculta de Jacobo. La promesa arde en tensiones
00:15que amenazan con desgarrar a la familia desde dentro. El varón de Valladares regresa con
00:22una amenaza implacable. Exige a Catalina que abandone la finca, sola y desprotegida,
00:28culpándola de todos sus males. Lejos de acobardarse, la hija del marqués le planta
00:35cara con la misma firmeza que siempre la ha definido. Mientras tanto, Leocadia juega una
00:42peligrosa partida de mentiras, engañando incluso a su propia hija para retrasar el compromiso con
00:48Lorenzo. En las cocinas, la calma también se rompe. La chispa de una discusión explosiva entre Vera y
00:56Lope convierte el ambiente en un polvorín a punto de estallar. Y cuando todo parece sumido en el
01:03caos, una revelación inesperada lo cambia todo. Teresa descubre que Jacobo ha manipulado las piezas
01:09en secreto para alejar a Martina de la gestión de la finca y hundirla en el patronato. Una jugada
01:15maestra que abre un nuevo frente de traiciones. ¿Podrá Catalina resistir las presiones del varón?
01:21¿Qué destino espera Ricardo en medio de las intrigas? Mañana, en la promesa,
01:27cada palabra y cada decisión pueden sellar un adiós definitivo.
01:31El sol de la mañana del martes 16 de septiembre se alzaba sobre la promesa con una indolencia
01:37casi insultante, tiñendo de oro los vastos campos y los muros de piedra de la finca que,
01:43en su interior, albergaba un hervidero de secretos, resentimientos y pasiones a punto
01:48de desbordarse. El aire, habitualmente preñado del aroma a tierra húmeda y jazmín, parecía hoy
01:57cargado de una electricidad palpable, una promesa silenciosa de que los frágiles equilibrios que
02:02sostenían las vidas de sus habitantes estaban a punto de saltar por los aires. Dentro del palacio,
02:10el desayuno había sido un asunto tenso y mayormente silencioso, una tregua precaria antes de que las
02:16batallas del día comenzaran en serio. Cada personaje, desde los señores en el suntuoso
02:23comedor hasta el servicio en las bulliciosas cocinas, se movía con la pesada carga de sus
02:28propias ansiedades, como piezas en un tablero de ajedrez dispuestas para una partida cuyo desenlace
02:33se antojaba catastrófico. La furia del varón. Una amenaza en el corazón de la promesa. Catalina,
02:42marquesa de Luján por matrimonio pero luchadora por naturaleza, había buscado refugio en el despacho,
02:48un santuario de orden y cuentas que contrastaba violentamente con el caos que amenazaba con
02:53devorar su mundo. Se sumergió en los libros de contabilidad, buscando en la lógica fría de los
03:00números un ancla contra la marea de irracionalidad que la rodeaba. Los rumores, como serpientes venenosas,
03:08se habían deslizado por los pasillos del palacio y más allá, susurros que la señalaban como la
03:14instigadora de las revueltas de los trabajadores, una acusación tan absurda como peligrosa.
03:21Sentía el peso de las miradas, la sospecha en el aire y una creciente sensación de aislamiento.
03:28Su marido, Manuel, aunque le ofrecía su apoyo, parecía distraído, sus pensamientos a menudo
03:35perdidos en sus propios dilemas y en la extraña fascinación que sentía por la recién llegada en
03:41hora. La puerta del despacho se abrió sin previo aviso, con una violencia que hizo que Catalina
03:48diera un respingo, la pluma dejando un borrón de tinta sobre el inmaculado papel. La figura que
03:56se recortaba en el umbral era la del varón de Valladares, su tío político, un hombre cuya
04:01presencia era tan bienvenida como una plaga de langosta. Su rostro, habitualmente una
04:08máscara de aristocrática displicencia, estaba contorsionado por una furia que le enrojecía
04:13la piel y le hacía temblar los finos labios.
04:18Tu, Siseo, y la palabra, cargada de veneno, pareció absorber todo el sonido de la habitación.
04:24Avanzó hacia el escritorio, sus pasos pesados y deliberados, como los de un depredador que acorrala
04:32a su presa. Catalina se puso en pie, su corazón latiendo con fuerza contra sus costillas, pero
04:40su barbilla se mantuvo alta. No le daría la satisfacción de verla acobardada. ¿Se le ofrece
04:47algo, varón? Creía haberle dejado claro en su última. Visita, que no es bienvenido aquí sin una
04:53invitación. El varón soltó una risa seca, desprovista de humor. Oh, no necesito invitación para visitar
05:01lo que, en parte, sigue siendo mi esfera de influencia. Y vengo a cobrar una deuda, querida
05:09sobrina. Una deuda de sufrimiento. Se apoyó en el escritorio, sus nudillos blancos por la presión,
05:16invadiendo el espacio personal de Catalina. Desde que pusiste un pie en esta familia, no has traído
05:23más que desgracias. Eres un veneno, una víbora que se arrastra por los cimientos de esta casa,
05:29debilitándolo todo con tus ideas modernas y tu absurda defensa de la chusma.
05:36Si se refiere a tratar a los trabajadores con la dignidad que merecen, entonces sí,
05:41soy culpable, replicó Catalina, su voz firme a pesar del temblor que sentía en su interior.
05:47¿Acaso es eso lo que le ha traído aquí? ¿El miedo a que sus métodos feudales queden
05:53expuestos? No te atrevas a sermonearme, mocosa insolente. Rugió el varón, golpeando la mesa
06:00con el puño. Los tinteros y los papeles saltaron. Mis problemas, mis contratiempos financieros y
06:08sociales, todos empezaron contigo. Has envenenado a Alonso en mi contra, has sembrado la discordia.
06:16Eres la causa de todos mis males, y ha llegado el momento de que pagues.
06:22El aire se espesó, la amenaza ya no era velada, era una daga desenvainada entre ellos.
06:29No sé de qué habla, dijo Catalina, aunque un escalofrío recorrió su espalda. Sabía
06:34perfectamente a qué se refería. Sabía de sus negocios turbios, de su desprecio por la gente
06:42que trabajaba sus tierras, de la red de influencias que ahora se sentía amenazada por su propia
06:47integridad.
06:50Oh, lo sabes, continuó el varón, su voz bajando a un susurro conspirador y aún más amenazante.
06:57Pero no he venido a discutir, he venido a darte una orden. Se inclinó aún más, su aliento
07:04fétido golpeando el rostro de Catalina.
07:09Vas a hacer las maletas, vas a alargarte de la promesa, desaparecerás de nuestras vidas
07:14para siempre.
07:17Catalina sintió una oleada de incredulidad, seguida de una furia helada. ¿Me está echando
07:22de mi propia casa? ¿Considera esto un acto de misericordia? Dijo él, enderezándose y ajustándose
07:30la chaqueta, como si acabara de concluir un negocio desagradable.
07:36Te exijo que te marches. Pero hay una condición. Sus ojos, pequeños y crueles, se clavaron en los
07:42de ella.
07:45Te irás sola, dejarás aquí a tu marido. Y, por supuesto, a tus hijos. Ellos pertenecen al linaje
07:52de los Luján, no a una advenediza como tú.
07:57No permitiré que contamines su futuro. La sangre de Catalina se geló en sus venas.
08:04La amenaza ya no era contra ella, era contra lo que más amaba en el mundo. La imagen de
08:09sus hijos, de sus risas en los jardines, de sus pequeños brazos rodeándola por la noche,
08:15apareció en su mente con una claridad dolorosa.
08:19Era un golpe bajo, calculado, diseñado para destrozarla. Por un instante, el miedo la paralizó.
08:28La vulnerabilidad la inundó, una ola helada que amenazaba con ahogarla. Pero entonces,
08:35desde las profundidades de su ser, surgió una fuerza que ni ella misma sabía que poseía.
08:40La fuerza de una madre leona protegiendo a sus cachorros. Su rostro, antes pálido por la conmoción,
08:49se endureció hasta convertirse en una máscara de desafío. Su mirada, antes asustada, ahora ardía con
08:57una llama de pura determinación. Jamás, dijo, y su voz, aunque no era más que un susurro, resonó en
09:04el silencio del despacho con la fuerza de un trueno. Jamás me separará de mis hijos. Antes
09:11quemaría la promesa hasta los cimientos con usted dentro. Se miraron fijamente, la tensión vibrando
09:19entre ellos como una cuerda de violín a punto de romperse. El varón, acostumbrado a que todos se
09:26doblegaran ante su poder y su ira, se vio sorprendido por la ferocidad de la respuesta.
09:33Vio en los ojos de Catalina no a la sobrina política que siempre había despreciado, sino a
09:38una enemiga formidable. Has sellado tu destino, muchacha, siseó finalmente, retrocediendo hacia
09:46la puerta. Te arrepentirás de tu arrogancia. Haré que tu vida aquí sea un infierno tal que
09:53suplicarás por marcharte, incluso si eso significa arrastrarte sobre cristales rotos.
10:00La puerta se cerró de un portazo, dejando a Catalina sola, temblando, no de miedo, sino
10:06de una rabia tan intensa que la dejó sin aliento. Se derrumbó en su silla, con las manos aferradas
10:14al borde de la mesa, su mente corriendo a mil por hora. Esto ya no era una simple disputa familiar,
10:21era una declaración de guerra, y el campo de batalla era su hogar, su vida, su familia.
10:29Mientras el eco del portazo se desvanecía, otro pensamiento, más insidioso, se abrió paso.
10:37Los rumores, la acusación de ser la culpable de las revueltas, ¿era posible que el varón
10:42estuviera detrás de ellos? ¿Era parte de su plan para destruirla, para aislarla y hacerla
10:47vulnerable? La pieza encajaba con una perfección aterradora. Y entonces, su rabia encontró
10:55un nuevo objetivo. Martina, su prima, mientras ella luchaba contra monstruos como el varón,
11:01¿qué hacía Martina? Se pavoneaba en sus reuniones del Patronato de la Milagrosa, un
11:06comité de damas de la alta sociedad dedicado a obras de caridad que, a ojos de Catalina, era
11:12poco más que una excusa para cotillear y lucir sombreros nuevos. Sentía una punzada de amargo
11:19resentimiento. Martina, que podría ser una aliada, que podría usar su posición para
11:24ayudar a la gente de la finca, se había acomodado, se había dejado seducir por el prestigio vacío
11:30de la filantropía de Salón, dejando de lado los problemas reales, el barro y el sudor de
11:35la promesa. Catalina se levantó, su decisión tomada. No iba a ser una víctima. No iba a esperar
11:43a que el varón moviera su siguiente ficha. Iba a contraatacar. Y su primera batalla no sería en la
11:50oscuridad de los secretos, sino a la luz del día, cara a cara con su propia familia. La jaula dorada
11:58de Ángela. Una mentira comprada. En otra ala del palacio, en las habitaciones que le habían sido
12:04asignadas, Ángela sentía que las paredes se cerraban sobre ella. El encierro, justificado por
12:12su supuesta fragilidad emocional, se había convertido en una prisión. Los días se sucedían
12:19en una monotonía asfixiante, con la única compañía de los libros que ya había leído mil veces y los
12:25pensamientos que daban vueltas en su cabeza como pájaros enjaulados. Estaba cansada. Cansada de
12:33la condescendencia, de las miradas de lástima, de ser tratada como una muñeca de porcelana rota.
12:40Y sobre todo, estaba cansada de esperar. Lorenzo, su prometido, la presionaba. Sus visitas eran una
12:49mezcla de impaciencia y un afecto que Ángela le parecía cada vez más artificial.
12:55Quería la boda, la quería ya, y el supuesto reposo de Ángela era un obstáculo molesto en sus planes.
13:03Cuando su madre, Leocadia, entró en la habitación esa mañana con la bandeja del desayuno, Ángela
13:09decidió que ya había tenido suficiente.
13:13Madre, tenemos que hablar, dijo, su voz más firme de lo que la había sentido en semanas.
13:18Leocadia dejó la bandeja sobre una mesita, su rostro una máscara de solícita preocupación.
13:26¿Qué ocurre, hija mía? ¿No has dormido bien? ¿Te noto pálida? Estoy pálida porque no veo la luz del sol.
13:38Estoy débil porque no hago más que estar tumbada o sentada. No estoy enferma, madre.
13:43Estoy aburrida, replicó Ángela, sentándose en el borde de la cama. Y estoy cansada de que Lorenzo
13:51me trate como si fuera una inválida a punto de expirar. Quiero que esto termine. Quiero que venga
13:58un médico. Un médico de verdad, imparcial. Que me examine y que certifique que estoy perfectamente
14:06recuperada. Quiero que Lorenzo vea que no hay ninguna razón para seguir posponiendo nuestro
14:10compromiso, para seguir alargando esta farsa. El corazón de Leocadia dio un vuelco. El pánico,
14:18frío y afilado, la atenazó. Ganar tiempo. Eso era todo lo que había estado haciendo. Desde que
14:26Lorenzo había aparecido, con su encanto fácil y sus ojos calculadores, Leocadia había sentido una
14:32profunda desconfianza. Bella la ambición en él, no el amor. Bella a un hombre que codiciaba la
14:39posición y la fortuna que un matrimonio con su hija le proporcionaría, no a la propia Ángela.
14:46Y la idea de entregar a su única hija, a su tesoro, a un hombre así, le revolvía las entrañas.
14:54Había fingido estar de acuerdo con el compromiso para no contrariar a su hija, que parecía
14:59encaprichada, pero, en secreto, había estado moviendo los hilos, sembrando dudas, creando retrasos.
15:07La supuesta enfermedad de Ángela era su obra maestra, su excusa perfecta. Pero,
15:14hija, comenzó Leocadia, intentando que su voz sonara tranquilizadora.
15:21¿No crees que es precipitado? El doctor de la familia dijo que necesitaba reposo absoluto.
15:26Un shock emocional como el que sufriste. Deja secuelas. El doctor de la familia es un anciano
15:34que cree que todos los males de una mujer se curan con sales aromáticas y un buen caldo,
15:39espetó Ángela con impaciencia. Quiero una segunda opinión. Exijo una segunda opinión. Si no lo haces
15:47por mí, hazlo para callar a Lorenzo. ¿No ves cómo te presiona a ti también? Trae a un médico,
15:54madre. Demostremos a todos que estoy bien y acabemos con esto.
16:00Leocadia miró el rostro decidido de su hija y supo que no podía seguir negándose. Se le había
16:05acabado el tiempo. Acorralada, vio una única y desesperada salida. Una jugada arriesgada que
16:13podría destruir la confianza de su hija para siempre si salía a la luz. Está bien, cariño,
16:20dijo, forzando una sonrisa. Tienes razón, eres fuerte, lo has demostrado. Llamaré a un médico de
16:28la ciudad. El mejor, vendrá esta misma tarde y pondrá fin a todas las dudas. El alivio inundó
16:35el rostro de Ángela, que abrazó a su madre con gratitud. Gracias, mamá. Sabía que lo entenderías.
16:44Leocadia le devolvió el abrazo, pero por dentro, su corazón era un nudo de hielo y culpa.
16:51Esa tarde, como había prometido, llegó el doctor Ramírez. Era un hombre de mediana edad,
16:57con un maletín de cuero gastado y unos ojos pequeños y astutos que parecían evaluar el valor
17:02de todo lo que miraban. Leocadia lo había recibido en la entrada de servicio y, antes de que viera
17:09Ángela, lo condujo a una pequeña sala de estar. Doctor, comenzó Leocadia en voz baja,
17:17tras asegurarse de que nadie pudiera oírlos. Le echo llamar bajo una circunstancia delicada.
17:25El doctor enarcó una ceja. Usted dirá, señora. Leocadia sacó un sobreabultado de su bolso. Lo
17:34deslizó sobre la mesa. El doctor no lo tocó, pero sus ojos no se apartaron de él.
17:41Mi hija, Ángela, está convencida de que está completamente recuperada de un reciente episodio
17:47de estrés nervioso, explicó Leocadia, eligiendo sus palabras con cuidado. Está ansiosa por contraer
17:55matrimonio con un hombre, su prometido, que yo, que yo considero una influencia perniciosa para su
18:02delicada salud. El nudo en su garganta era tan grande que apenas podía hablar. La presión de una
18:08boda, las responsabilidades de una esposa. Temo que podría provocarle una recaída fatal. El doctor
18:16Ramírez carraspeó. ¿Y qué es lo que espera de mí, exactamente? Necesito que la examine, dijo Leocadia,
18:24su voz apenas un susurro. Y necesito que su diagnóstico confirme mis temores. Necesito que
18:32dictamine que mi hija sigue siendo frágil. Que necesita más tiempo. Mucho más tiempo de reposo
18:39y tranquilidad, lejos de cualquier tipo de estrés. Como el que podría provocarle un matrimonio inminente.
18:47El silencio se instaló en la habitación, pesado y denso. El doctor miró el sobre, luego a los ojos
18:53suplicantes de Leocadia. Era una mujer desesperada, y la desesperación, en su experiencia,
19:01pagaba bien. Lentamente, cogió el sobre y lo guardó en el bolsillo interior de su chaqueta sin mirarlo.
19:10Entiendo perfectamente su preocupación como madre, señora, dijo, su tono ahora untuoso y profesional.
19:19La salud de nuestros pacientes es siempre nuestra máxima prioridad. Puede estar tranquila.
19:25Realizaré un examen exhaustivo y emitiré un dictamen basado en mi más honesto juicio clínico.
19:32Leocadia sintió una mezcla de alivio nauseabundo y profundo autodesprecio. Había cruzado una línea.
19:40Por proteger a su hija, la estaba traicionando de la peor manera posible. El examen fue una farsa.
19:48El doctor Ramírez hizo preguntas vagas, tomó el pulso de Ángela con aire grave y la
19:53auscultó con el estetoscopio mientras murmuraba tecnicismos sin sentido.
19:57Ángela, ansiosa y esperanzada, respondió a todo con sinceridad, convencida de que su
20:05vibrante salud hablaría por sí misma. Cuando el doctor y Leocadia salieron de la
20:11habitación para deliberar, Ángela esperó con el corazón en un puño. Unos minutos después,
20:18su madre regresó sola. Su rostro era una máscara de compasión y tristeza.
20:25—¿Y bien? —preguntó Ángela, poniéndose en pie de un salto.
20:29Leocadia tomó las manos de su hija entre las suyas.
20:32—Estaban heladas. —Oh, cariño mío, lo siento tanto. ¿Qué? ¿Qué ha dicho? —la
20:40urgió Ángela, el miedo comenzando a reemplazar la esperanza.
20:44—El doctor, está muy preocupado —mintió Leocadia, sintiendo cómo cada palabra le quemaba
20:51la garganta.
20:53—Dice que, aunque exteriormente pareces bien, tu sistema nervioso sigue extremadamente débil.
21:00—Tu pulso es irregular, tus reflejos son lentos. Dice que cualquier emoción fuerte,
21:08cualquier cambio drástico en tu rutina, podría ser devastador.
21:13—Recomienda, no, insiste, en al menos tres meses más de reposo absoluto. Y, por supuesto,
21:21posponer el compromiso indefinidamente.
21:25—El mundo de Ángela se vino abajo. Las palabras de su madre resonaron en sus oídos,
21:30vacías y crueles. Miró a Leocadia, buscando un atisbo de duda, una señal de que era una
21:38broma de mal gusto, pero solo encontró una lástima perfectamente ensayada.
21:44—No, no puede ser —susurró Ángela, las lágrimas brotando de sus ojos. Me siento bien,
21:51te juro que me siento bien.
21:54—Lo sé, mi amor, lo sé, la consoló Leocadia, abrazándola mientras el cuerpo de Ángela se
22:00convulsionaba por los sollozos. A veces el cuerpo nos engaña, pero es por tu bien. Solo queremos
22:08protegerte. Mientras sostenía a su hija, que lloraba desconsoladamente por una enfermedad que
22:14no tenía, Leocadia sintió el peso de su mentira aplastándola. Había ganado tiempo, había alejado,
22:23por ahora, la amenaza de Lorenzo. Pero el precio había sido la confianza de su hija y un pedazo
22:28de su propia alma. La jaula dorada de Ángela se había vuelto más pequeña, sus barrotes más fuertes,
22:36y era ella, su propia madre, quien sostenía la llave. Fuego cruzado en las cocinas, resentimiento y
22:45orgullo herido. Las cocinas de la promesa eran el corazón palpitante de la finca, un lugar de calor,
22:52aromas y, casi siempre, de un bullicio controlado. Pero esa mañana, la atmósfera era tan tensa como
23:01la de un polvorín. El mal humor de Lope era una nube de tormenta que se cernía sobre los fogones,
23:07y su osquedad afectaba a todos los que lo rodeaban. Simona y Candela, las veteranas matriarcas de aquel
23:15reino, intercambiaban miradas preocupadas por encima de las verduras que estaban picando.
23:22Conocían a Lope como a la palma de su mano. Sabían que su silencio era más ruidoso que cualquier
23:27grito y que algo grave le estaba carcomiendo por dentro. Está peor que un día de lluvia en pleno
23:34agosto, murmuró Candela, sin apartar la vista de su tabla de cortar. Algo tiene que ver esa muchacha
23:41nueva, verá, respondió Simona en un susurro. Desde que ella está aquí, este chico no levanta cabeza.
23:50Andan como el perro y el gato. Decidieron que no podían seguir ignorando la situación.
23:57Simona, con su habitual franqueza maternal, se secó las manos en el delantal y se acercó
24:03a Lope, que estaba desollando un conejo con una ferocidad innecesaria.
24:09Lope, hijo, ¿se puede saber qué mosca te ha picado? Preguntó suavemente. Llevas días que ni hablas.
24:18Si tienes algún problema, ya sabes que puedes contárnoslo. Somos como tu familia.
24:23Lope se detuvo, pero no levantó la vista del conejo. No es nada, Simona. Solo estoy cansado.
24:33Cansado no, amargado es la palabra, intervino Vera, que estaba fregando unas ollas en el otro extremo
24:39de la cocina. Su voz tenía un filo cortante. Algunos parece que se levantan por la mañana con
24:46el único propósito de amargarle el día a los demás. Lope levantó la cabeza de golpe,
24:53sus ojos lanzando chispas. Dejó el cuchillo sobre la mesa con un golpe seco que hizo que
24:58todos se sobresaltaran.
24:59¿Y a ti quién te ha dado vela en este entierro? Espeto. Ocúpate de tus ollas y deja de meter
25:08las narices donde no te llaman.
25:12Meto las narices donde me da la gana, sobre todo cuando tu mal genio hace que sea imposible
25:17trabajar aquí, replicó Vera, plantándose frente a él, con las manos en las caderas y
25:23una expresión de desafío. Si tienes un problema conmigo, dilo a la cara, no te dediques a arrastrar
25:30los pies y a dar portazos como un niño malcriado. La tensión se disparó. Simona y Candela se
25:38quedaron paralizadas, sin saber cómo intervenir. ¿Mi problema? Tú eres mi problema. Estalló
25:44Lope, su frustración contenida finalmente desbordándose.
25:48Llegas aquí de la nada, no sabes hacerla o con un canuto, y te crees con derecho a opinar
25:55de todo. Eres una engreída y una sabionda. Engreída yo, mira quién fue a hablar. Contra
26:03atacó Vera, su voz subiendo de volumen. El gran chef Lope, el artista de los fogones
26:11al que no se le puede ni mirar por si se le corta la mayonesa. Eres un arrogante y un
26:16orgulloso. Te crees el rey de esta cocina y no soportas que nadie te haga sombra.
26:22Tú no me haces ni sombra. Eres un estorbo, gritó Lope. Y tú eres un amargado insoportable.
26:28Le devolvió Vera a gritos. La discusión había escalado a un punto de no retorno. Las palabras
26:35se convirtieron en armas, lanzadas con la intención de herir. Se echaron en cara cada pequeño error,
26:42cada malentendido, cada gesto mal interpretado de las últimas semanas.
26:49El resentimiento acumulado salió a borbotones, envenenando el aire. Ojalá no hubieras aparecido
26:55nunca. Rugió Lope. Pues a lo mejor te concedo el deseo antes de lo que piensas. Gritó Vera,
27:04con los ojos llenos de lágrimas de rabia. Se quitó el delantal, lo arrojó al suelo y salió de la
27:10cocina a la carrera, dejando tras de sí un silencio atronador, roto únicamente por los
27:16sollozos ahogados de candela. Lope se quedó de pie, jadeando, con el rostro congestionado por
27:23la furia. Vio el delantal en el suelo, y de repente, la rabia se desvaneció, dejando en su
27:30lugar un vacío amargo y desolador. Se dio cuenta de que había ido demasiado lejos. Se pasó las manos
27:37por el pelo, abrumado por la culpa. Simona se acercó a él lentamente. Eso ha estado muy mal,
27:46Lope, dijo, su voz teñida de decepción. Muy mal, sea lo que sea que pase entre vosotros,
27:54esa muchacha no se merecía esto. Y nosotros tampoco, Lope no pudo responder. Se sentía
28:02miserable. El enfrentamiento, lejos de aliviarle, solo había ahondado la herida. Mientras tanto,
28:10en otro rincón más tranquilo de las cocinas, otra conversación tensa estaba teniendo lugar.
28:17Cristóbal había abordado a Ricardo, el nuevo mayordomo, con una expresión de reproche.
28:22Me he enterado de que hablaste con Manuel, dijo Cristóbal sin rodeos. Su tono era acusador.
28:32Ricardo, que estaba revisando unos inventarios, levantó la vista, sorprendido. ¿Disculpa?
28:40Sobre mi situación, sobre mi puesto, le pediste que mediara por mí, que hablara con los marqueses
28:46para que me aceptaran, continuó Cristóbal, su resentimiento evidente. Ricardo frunció el ceño.
28:54Sí, lo hice. Pensé que era lo correcto. Eres un buen trabajador y me pareció injusto que tu pasado
29:00te persiguiera. Quería ayudarte. Yo no te pedí ayuda, replicó Cristóbal, su orgullo herido. Y
29:09mucho menos que fueras a lloriquearle al señorito Manuel. Puedo defenderme solo. Al hacer eso,
29:17me has hecho parecer débil. Un incapaz que necesita que otros luchen sus batallas.
29:23Ricardo suspiró, dejando los papeles sobre la mesa. No podía creer lo que estaba oyendo.
29:30Cristóbal, estás malinterpretando las cosas. No lo hice para humillarte, sino para apoyarte.
29:36A veces, en un lugar como este, un buen contacto vale más que mil esfuerzos. Manuel tiene la
29:44confianza de sus padres. Su palabra tiene peso. Solo intenté usar eso a tu favor. Pues no lo hagas
29:51más, cortó Cristóbal. Agradezco la intención, si es que fue sincera, pero no necesito niñeras. La
30:00próxima vez que tengas un impulso de ayudarme, reprímelo. Ricardo negó con la cabeza, una mezcla
30:09de frustración y decepción en su rostro. No, no lo hice. Mi única intención era asegurar tu puesto,
30:17que te valoro. Pero si así es como me lo pagas. Se encogió de hombros, la tensión creciendo entre
30:24ellos. Como quieras, Cristóbal. A partir de ahora, arréglatelas solo. Se dio la vuelta,
30:32retomando sus inventarios, pero la cordialidad que había comenzado a nacer entre ellos se había roto.
30:40Un muro de desconfianza y orgullo herido se había levantado, y en las cocinas de la promesa,
30:46donde los secretos y las alianzas eran tan importantes como las recetas, una nueva brecha
30:51se había abierto. La humillación de Pía y la impotencia de Samuel. El sonido era inconfundible
30:59y desgarrador para Samuel. El rítmico raspar de un cepillo contra las baldosas de piedra del pasillo.
31:07Se asomó desde la puerta de su taller y la vio. Pía, la que había sido ama de llaves, la mujer que
31:13había gobernado el servicio con dignidad y firmeza, estaba de rodillas, limpiando el suelo.
31:21Su rostro estaba demacrado, sus movimientos eran lentos, mecánicos, como si cada gesto le costara
31:28un esfuerzo sobrehumano. La visión fue como un puñetazo en el estómago para Samuel. Verla así,
31:35humillada, reducida a la más baja de las tareas, le provocaba una rabia sorda e impotente.
31:43Era una crueldad deliberada por parte de los marqueses, un castigo visible para recordar a
31:48todos su caída en desgracia por haber traído a su hijo Dieguito al palacio sin permiso.
31:55Esperó a que el pasillo estuviera vacío y se acercó a ella. Pía, dijo en voz baja.
32:02Ella levantó la vista, y en sus ojos él vio un océano de agotamiento y tristeza. Intentó
32:08esbozar una sonrisa, pero fue un fracaso. Samuel, deberías estar trabajando, dijo. Su voz ronca.
32:17Déjame ayudarte, suplicó él, haciendo ademán de coger el cepillo.
32:23No, dijo ella, apartando la mano con una brusquedad que lo sorprendió. No te atrevas.
32:29Si te ven ayudándome, te buscarás problemas. Ya tienes suficientes. No quiero que te castiguen por
32:37mi culpa. No me importa, insistió Samuel, arrodillándose a su lado. No soporto verte así.
32:46Es injusto, es cruel. La vida es injusta, Samuel. Creía que a estas alturas ya lo habrías aprendido,
32:53respondió ella con un amargo cinismo. Las lágrimas brillaron en sus ojos, pero se negó a dejarlas
33:01caer. Este es mi castigo. Y tengo que cumplirlo. Ahora, por favor, vete. Me humillas más con tu
33:10lástima. Las palabras le dolieron a Samuel más que un golpe. Se levantó, sintiéndose inútil. Se quedó
33:18mirándola un momento más, memorizando la imagen de su espalda encorvada, del esfuerzo en cada
33:24movimiento. La impotencia le quemaba por dentro. Amaba a esa mujer, la amaba con una profundidad
33:31que a veces le asustaba, y no podía hacer nada para aliviar su sufrimiento, excepto observar desde
33:37la distancia. Más tarde, encontró a Petra en la sala de planchado, quejándose de su cuello. El
33:45accidente, aunque leve, le había dejado secuelas. El médico dice que es tortícolis, se lamentaba a
33:54Petra, intentando mover la cabeza con una mueca de dolor. Y mira, añadió, mostrándole a Samuel un
34:02pequeño corte en el brazo que aún no había sanado del todo. Esta herida no se cierra, parece que se me
34:09infectado. Samuel examinó el corte con preocupación. Estaba enrojecido e hinchado. Petra, esto no tiene
34:18buena pinta. Deberías volver a ver al médico. Una infección no es ninguna broma. Va, ya se curará,
34:28dijo ella, aunque su voz carecía de convicción. La preocupación por Petra se sumó a la angustia que
34:35sentía por Pía. Parecía que el sufrimiento se había instalado en la promesa como una niebla
34:40persistente, afectando a todos los que le importaban. Se sentía atrapado, rodeado de dolor, incapaz de
34:48ofrecer un consuelo real. La imagen de Pía de rodillas volvió a su mente, y con ella, un sentimiento
34:55oscuro y peligroso comenzó a tomar forma en su corazón. Un odio profundo hacia los que le
35:02infligían ese dolor. Y juró en silencio que, de alguna manera, encontraría la forma de hacerles
35:08pagar. El velo rasgado. La traición de Jacobo. Teresa se movía por los pasillos del ala noble
35:16con la discreción que le conferían años de servicio. Su tarea era repasar la plata en uno de
35:23los salones, un trabajo meticuloso que le permitía desconectar de las tensiones del servicio. El palacio
35:31estaba en silencio a esa hora de la tarde, la mayoría de los señores descansando en sus
35:35habitaciones. Al pasar cerca de la biblioteca, escuchó voces. Reconoció inmediatamente el tono
35:43untuoso y conspirador de Jacobo, el primo de Martina. La curiosidad, más fuerte que su sentido de la
35:52discreción, la hizo detenerse. La puerta estaba entreabierta, y las palabras llegaban hasta ella
35:58con una claridad alarmante. Y así, con Martina felizmente entretenida en su patronato de la
36:06milagrosa, tenemos el camino despejado, decía Jacobo. Había otra persona con él, un hombre cuya
36:15voz Teresa no reconoció, probablemente algún socio de negocios. Ha sido una jugada maestra,
36:22Jacobo, respondió la otra voz, llena de admiración. Convencerla de que su verdadera vocación era la
36:30caridad y no la gestión de la finca. Brillante. La chica es tan ingenua que se lo ha creído. Teresa
36:37se llevó una mano a la boca para ahogar una exclamación. Se quedó pegada a la pared, el corazón
36:44latiéndole desbocado. La ingenuidad es una herramienta muy útil en las manos adecuadas,
36:49continuó Jacobo con una risa satisfecha. Se pasa los días organizando TE con acento agudo S benéficos
36:58y decidiendo el color de los lazos para los huérfanos, mientras nosotros podemos manejar
37:03los asuntos importantes de la finca sin su molesta interferencia. Su obsesión por el bienestar de los
37:10trabajadores estaba empezando a ser un verdadero problema para nuestros intereses. Era fundamental
37:17alejarla de la gestión, y no se me ocurrió mejor manera que darle un juguete nuevo y brillante para
37:22que se distrajera. Y no sospecha nada, absolutamente nada. Se cree la salvadora de los pobres. Está tan
37:31orgullosa de su nuevo puesto, tan pagada de sí misma. No tiene ni idea de que la hemos colocado en un
37:37pedestal hueco para poder manejar los hilos desde abajo. Mientras ella organiza bailes de caridad,
37:44nosotros cerramos los tratos que de verdad importan. Y cuando se dé cuenta, si es que se da,
37:51ya será demasiado tarde. Tendremos el control total. La sangre se geló en las venas de Teresa. Todo
37:59encajaba. La repentina pasión de Martina por el patronato, su distanciamiento de los problemas
38:04cotidianos de la promesa, la frustración de Catalina. No había sido una elección de Martina.
38:12Había sido una manipulación. Una traición urdida por su propio primo. Jacobo la había utilizado,
38:18había jugado con su buena fe y sus nobles intenciones para apartarla y tener vía libre
38:23para sus propios y oscuros propósitos. Aterrada, Teresa se alejó de la puerta con el sigilo de un
38:30fantasma. La revelación la dejó temblando. ¿Qué debía hacer? ¿A quién podía contárselo? Si se lo
38:38decía a Martina, le rompería el corazón y la pondría en contra de su primo, lo que podría ser
38:43peligroso. Si se lo contaba a Catalina, añadiría más leña a un fuego que ya amenazaba con consumirlo
38:51todo. Si callaba, se convertiría en cómplice de un engaño cruel y calculador. La conversación que
39:00había escuchado por casualidad había rasgado el velo de las apariencias, revelando la podredumbre
39:05que se escondía debajo. Jacobo no era sólo un pariente adulador, era un manipulador sin escrúpulos.
39:12Y Martina, la dulce e idealista Martina, era su marioneta. Teresa se escondió en un hueco de la
39:21escalera, con el paño de la plata olvidado en sus manos, el peso de aquel secreto oprimiéndole el
39:27pecho. En la promesa, el conocimiento era poder, pero también era una carga peligrosa. Y ella,
39:35una simple doncella, acababa de descubrir una verdad que tenía el poder de cambiarlo todo.
39:40La pregunta era si tendría el valor de usarla. El sol comenzaba a descender en el horizonte,
39:48pintando el cielo de tonos naranjas y púrpuras. Pero para los habitantes de la promesa, la noche
39:55que se cernían no prometía descanso, sino la continuación de las batallas iniciadas.
40:02Las mentiras se habían afianzado, las amenazas se habían lanzado, las traiciones se habían revelado
40:08y los corazones estaban más rotos y resentidos que nunca. El capítulo 676 no había sido más que el
40:16prólogo de una tormenta que estaba a punto de desatarse con una furia devastadora. Y en medio
40:23del vendaval, cada personaje se enfrentaba a sus propios demonios, sin saber que sus destinos
40:28estaban entrelazados por hilos invisibles de engaño y desesperación, listos para tensarse hasta el punto
40:34de ruptura. La promesa de paz era, más que nunca, una ilusión lejana. La única certeza era la inminencia del conflicto.
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